20 marzo 2021

La niña M., el cómico M. y la ideología de M.

 

Por  Eduardo de la Serna

 


Quizás el país entero (aunque no me atrevería a firmar lo último) se conmocionó y hasta paralizó a raíz de la situación de M., una niña ausente o ausentada. Un adulto, marginal e indocumentado, con – quizás – los peores antecedentes, se la había llevado y por días nada se supo de ella. El final fue feliz (o casi, todavía no se sabe todo). Y a partir de eso empezaron a aflorar las lacras. Un canal, remedando lo que hace para cronometrar los días que faltan para la primavera, o para fin de año, medía los días, horas, minutos y segundos de la desaparición de M. Otros, fieles a su perversión, responsabilizaban a la madre, a la familia o hasta al “intendente de Lugano”. Un negocio de Fast Food o shit food, no recuerdo, mandó bolsas de regalo a M. reaparecida, la misma a la que echará a patadas la semana que viene si la ven pidiendo en la puerta, eso sí con un payasito sonriente a su lado. Un intendente, con ansias de gobernador, explicó que tienen tantos hijos de padres distintos que ya no saben quien engendró a quién.

Lo cierto es que la ciudad más rica de la Argentina (la que, si fuera un país independiente, como desean tantos, sería el segundo país del mundo en contagios y muertes por Covid, y quizás campeona mundial en destrato a los adultos mayores para la vacunación) no hay una planificación seria, ni siquiera humana, para las personas que hacen de la calle o los puentes su hogar. La misma ciudad de la que forman parte los in-humanos que prenden fuego a indigentes y se filman riendo, la misma que tiene contenedores de basura electrónicos, para que los pobres no los abran, la misma que tiene asientos “anti” pobres… Esa ciudad, ese alcalde, el anterior alcalde (el que decía que los cartoneros robaban la basura a la empresa encargada…) nada han hecho, no por encontrar a M. que sí lo hicieron en conjunto con la Provincia y Nación, sino para que tenga una infancia. Los pobres deben ser o bien invisibles (escondidos, expulsados, tapados, encarcelados…) o bien estigmatizados, una y otra vez. Mientras tanto, otro hace como que publica un libro donde explica que esas políticas, las que provocaron miles y miles de M. son sólo el primer tiempo de la aniquilación total de las M. de la patria. Y muchos de los que hacían como si M. les preocupara, correrán a comprarlo, allí donde hay libros robados.

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