El gobierno está sumergido en una
ciénaga económica, en donde a medida que se mueve, más se hunde. Por debajo, el
periodismo de guerra y el poder judicial como aliado de aquel, desciende a las
cloacas con el estímulo gubernamental que ha abierto una caja de Pandora. Si la
caja está en las cloacas, es lógico que el mal olor de los detritus suba
atravesando el maloliente vaho de la ciénaga: jueces de la servilleta; un
presidente que conoce una amplia gama de los delitos del código penal por
haberla transitado; un periodismo hegemónico que ha sido socio del terrorismo
de estado, entre algunos de sus innumerables desvaríos, se muestran
“sorprendidos” que la política se financia con sobreprecios de la obra pública
desde muchísimas décadas y más recientemente también con retornos de los
subsidios. Sería ingenuo suponer que en ese mundo clandestino un porcentaje no
quede en bolsillos particulares. El
kirchnerismo no inventó esta matriz, sino que la usó y en muchos casos la
potenció.
El financiamiento de la política con
costos multimillonarios es otras de las argucias con las que el poder económico
secuestra a la política y la sumerge en la cloaca.
Basta recordar que aún no han sido
aprobados las rendiciones de cuenta de los tres partidos principales en las
elecciones presidenciales del 2015.
Declaran haber gastado, cada uno, alrededor de 10 millones de dólares y
el egreso real rondó los 100 millones de dólares.
La corrupción no puede ser
justificada, aunque sí explicada, pero los acusadores están lejos de poder
asumirse como fiscales morales.
La corrupción es implícita en las
organizaciones sociales. Lo padeció el socialismo real en forma creciente y el
capitalismo tiene sus cimientos en la corrupción. Nadie lo describió con más
precisión que Carlos Marx, el que mejor lo analizó, cuando escribió en “El
Capital”: “En
la historia como en la naturaleza, la podredumbre es el laboratorio de la vida”. O “el capital viene al mundo chorreando
sangre y lodo por todos los poros, desde los pies hasta la cabeza”.
León Trotsky en “Su moral y la
nuestra” escribió: “Cuando un pequeñoburgués habla de moral hay que echar
mano al bolsillo, porque la cartera está en peligro”
En el mismo sentido escribía Jorge
Enea Spilimbergo, referente histórico de la izquierda nacional, en 1956, en
“Nacionalismo oligárquico y nacionalismo revolucionario”: “El
contubernio oligárquico ha encontrado su tema: la moral. No hay político
«democrático» ni usufructuario en general del 16 de septiembre que no presente
al gobierno caído como a una banda de facinerosos que logró mantenerse diez
años en el poder, gracias a la ignorancia de los más y al silencio impuesto
sobre las minorías «ilustradas». Si
antes del pronunciamiento militar la campaña servía para socavar las bases del
gobierno peronista, derrocado éste, las comisiones investigadoras y la prensa
se apresuran a publicar los escándalos para justificar la dictadura y obtener
el apoyo de la opinión pública.
Pero ¿Quiénes han ejecutado el golpe de septiembre?
¿El pueblo? No: la oligarquía; y cómo la oligarquía, la venal y corrupta
oligarquía, se erige en custodio de la austeridad republicana y en censora
atrabiliaria de sus enemigos, los gobiernos populares. ¿Porque necesita
aliados, un mínimo de pueblo, en suma, para poder triunfar? Va a buscarlos a la
clase media, cuya debilidad y confusión explota, ocultando sus propios fines
tras el canto de sirena de dos otras consignas eficaces.
La «moral» es una de ellas; vale decir, la lucha
contra la «corrupción» del peronismo: gobierno y sindicatos. Que se trata de un
pretexto destinado a legitimar el alzamiento en armas contra un gobierno de
mayoría popular, lo dice quien lo esgrime: el grupo social más comprometido por
sus fraudes, peculados y entregas.
No
obstante, el recurso obtiene resultados inmediatos e inflama el corazón de
ciertos sectores de la pequeño-burguesía: tienen éstos su lista de agravios
contra el movimiento de las masas, justos algunos, hijos de la miopía o el
resentimiento los más. La propaganda oligárquica moviliza este sector social a
modo de fuerza de choque, tras banderas especiosas como «moralizar», «restaurar
las libertades», etc. El resultado está a la vista:
conquistado el poder, luchan en el conglomerado heterogéneo clases y sectores
para copar la situación. Y, por lógica inflexible, ella cae en manos de quienes
laboraron para sí, mientras se desplazan al llano las fuerzas que practicaron
la enajenación como conducta sistemática. Así, el nacionalismo católico
desemboca en el plan Prébisch; la democracia de Frondizi, en las ejecuciones de
junio; la pulcritud moral de unos y otros, en el gobierno controlado por los
agiotistas de la «década infame».”
Arturo Frondizi en
“Estrategia y táctica del movimiento nacional” publicado en 1964 escribió en el
capítulo “La corrupción, pretexto para derribar gobiernos populares”: “No ha habido hazaña -militar, política, económica,
cultural- de trascendencia para el afianzamiento de nuestra nacionalidad y el
acrecentamiento de su patrimonio material y espiritual, que no haya sido objeto
de las más irresponsables campañas de difamación tendientes a invalidarlas,
menospreciarlas o postergarlas.”
La corrupción debe
y tiene que ser denunciada y juzgada. Resulta tan obvia como improcedente la
moralina reemplazando hipócritamente lo conocido por “la sorpresa y la
estupefacción”, como si alguien ingresara a un prostíbulo y se mostrara
perplejo que ahí se consuman relaciones sexuales o que un militante de la
izquierda trotskista entrara a una fábrica y ahí descubriera que el empresario
construye su ganancia en base a la plusvalía.
EL PODER ECONÓMICO CANTA
Lo llamativo es que por primera vez
el poder económico en forma direccionada y selectiva, integrado por miembros
fundamentales del empresariado, han pasado por tribunales y algunos, los menos,
una semana detrás de las rejas. No lo ha hecho un gobierno populista sino el
primer gobierno pro-empresario y promercado, llegado por elecciones, apoyado
electoralmente por el “círculo rojo” y el más pequeño “círculo negro” quien
protagoniza este acontecimiento insólito que degrada el valor de sus empresas.
Hay dos hipótesis al respecto: un origen poco claro como los famosos cuadernos
de Centeno, finalmente quemados por el chofer, presunto autor de los mismos,
del que quedan fotocopias y a los que accedió el presidente 10 días antes del
conocimiento público por “la gentileza” de un juez y de un fiscal, calificados
de independientes, que se apropiaron de la causa con el fin premeditado en
primera instancia, no de hacer justicia sino de meter tras las rejas a la
expresidente. Se abrió una caja de
Pandora que salpica a todos los contratistas de obras públicas, del que las
empresas del presidente y la familia presidencial son protagonistas importantes
y como coprotagonistas funcionarios del kirchnerismo. Como este poder judicial
es históricamente funcional al poder económico resulta llamativo lo que pasa y
entonces entra a tallar una hipótesis conspirativa ya que al producirse una
desvalorización del valor de las empresas nacionales con importantes daños
económicos y fiscales, se acentúa la posibilidad de extranjerización, con un
gobierno de rodillas ante EE.UU, lo que allanará posiblemente el camino para que empresas
yanquis sustituyan a las empresas argentinas en el “Club de la Obra
Pública”.
Premeditadamente o fruto de su
proverbial ineptitud, el gobierno de Mauricio Macri estaría sustituyendo la
endeble y cobarde burguesía nacional por una extranjera.
Los empresarios, en general,
autoritarios y soberbios ante los subordinados, se convirtieron en niños
cantores cuando sólo le mostraron la fotografía de una celda. Como el sistema
Bonadío-Stornelli consiste en que el interrogado deben confesar delitos
coprotagonizados exclusivamente con el gobierno kirchnerista para recuperar su
libertad o en caso contrario quedar preso, los arrepentidos se
multiplican. Acá no hay picana como en
épocas nefastas, pero la amenaza de prisión actúa como poderoso disuasivo. En
el campo de concentración El Atlético había un cartel que decía: “Si lo sabe
cante, o sino aguante”. Irónicamente no fue necesario pegarles para que hablen;
casi lo contrario: debían pegarle para que se callen.
Pero tal vez dentro de algunos años,
muchos de los arrepentidos de hoy se transformen en los nuevos arrepentidos del
mañana, acusando de haberlos torturado psicológicamente el juez y el fiscal.
Todo indica que en algún momento, este proceso sujeto a enormes vicios puede
seguir el camino del juicio por encubrimiento del atentado a la AMIA, donde el
juez y los dos fiscales están ahora sentados en el banquillo de los acusados.
En ese espejo, pueden llegar a mirarse Bonadío y Stornelli, cuyas
irregularidades se cuentan por decenas, empezando por haberse apropiado
indebidamente de la causa.
El abogado Mariano Cúneo Libarona,
hombre del establishment, abogado del empresario Sergio Taselli advirtió en una
declaración que refleja lo patético de la situación: “Si no sale en libertad,
va a mentir y a involucrar a alguno. ¿Qué querés que haga? ¿Se va a quedar
preso un hombre de 74 años que tiene un hijo de 4 años?
No es llamativo sino perfectamente
coherente con en este poder judicial que Paolo Rocca el empresario económico
más poderoso de la Argentina haya reconocido haber pagado una coima y no fuera
detenido ni se haya arrepentido. Tampoco el primo del presidente Ángelo
Calcaterra que mintió, no ha conocido el interior de ninguna celda.
El corte del período investigado
determinado por un juez de la servilleta a partir del 2008, a pesar de que las
fotocopias de los cuadernos se inician en el 2005, tiene el claro propósito de
despegar al presidente Macri y su familia cuando manejaban directamente las
empresas, no necesitaban testaferros como a posteriori, y eran miembros
conspicuos del Club de la Obra Pública.
Las crónicas del diario empresarial
Ámbito Financiero sobre los pajarracos cantores son las más pintorescas. Una de
ellas cuenta: “El empresario septuagenario fue uno de los primeros quebrados
psicológicamente ante el fiscal Carlos Stornelli. Habiendo pasado el peor fin
de semana de su vida (preso en una celda de 5x4 en la división Drogas
Peligrosas con un vendedor de paco del oeste del conurbano bonaerense como
vecino) ya le había anunciado al fiscal que quería ser un nuevo arrepentido. El
fiscal habló con el juez Claudio Bonadío y este le dio el visto bueno para
abrir una negociación. El empresario se sentó ante ambos el lunes a primera
hora y comenzó a proporcionar datos bastantes débiles y, lo peor sin
posibilidades de ser comprobados. Stornelli le aclaró que con ese nivel de
declaración su situación no cambiaría y que, en consecuencia, no podría acceder
al status de “ arrepentido”, con lo que continuaría en prisión “por mucho
tiempo”. “Piense que tengo nietos” rogó el constructor. “Yo también tengo nietos.
Y tampoco los vi este fin de semana. Tiene una hora para pensar” fue la
respuesta. El empresario se unió con su abogado durante 45 minutos, armó sus
papeles y pidió un nuevo round con el fiscal. Su declaración fue un giro
definitivo a la causa al denunciar la cartera total de empresas constructoras
que se beneficiaron con mecanismos como los que el mismo había utilizado. Antes
de despedirse pidió dos atribuciones finales al fiscal: que nunca más se lo
deje filmar como un reo en vivo y en directo para todo el país; y que puede
tomarse un tiempo libre de condicionantes judiciales para salvar su empresa.
Luego, le aseguró, se retiraría. Recibió la aprobación por lo primero, pero el
gesto adusto de ambas autoridades lo asustó….”
CIÉNAGAS
Y CLOACAS
El gobierno ha consumado una obra
maestra del terror bajándole el telón a cualquier futuro vivible. Treinta y dos
meses fueron más que suficientes para que el futuro quedara estacionado en el
peor pasado. “Cambiemos”, su slogan electoral exitoso, significa el diseño de
una colonia donde lo más exportable sean argentinos. Ezeiza vuelve a ser un
camino para los científicos sin presupuesto, para el Conicet arrinconado, para
los profesionales y técnicos de ese orgullo nacional que es el INVAP, para la
desintegración del INTA, del INTI, del SENASA. La falsa pesada herencia no
sirve ni como falaz excusa para el estrangulamiento de las universidades
públicas, para el apuñalamiento ladino de las universidades del conurbano.
Rápidamente se desindustrializa el país, se cierran comercios por miles, se
transfieren ingresos de abajo hacia arriba, se perpetra un suicidio ideológico
en un país con tremendos faltantes de dólares, abriendo irresponsablemente la
importación, eliminando todos los controles sobre la entrada y salida de capitales
en un planeta asolado por la especulación financiera, se elimina toda
limitación temporaria para la liquidación de divisas, se modifica un sistema
impositivo regresivo en uno superlativamente regresivo ampliando la disminución
impositiva al capital y disminuyendo los beneficios a los trabajadores. Se abre irresponsablemente la economía en un
mundo que se cierra, se fugan los capitales, se van dólares en atesoramiento,
en turismo y en importaciones superfluas que se obtienen por endeudamiento,
mientras el bien más escaso que es el dólar se lo despilfarra y en consecuencia
vuela; la inflación se descontrola, hay déficits superlativos comercial y de
balanza de pagos. Aparece después de muchos años el FMI, con sus ajustes
gigantescos y retornó del riesgo país. El endeudamiento sin límites conduce
hacia un nuevo default. Tanto el gobierno habló que el kirchnerismo conducía el
país a Venezuela, para que el macrismo termine identificándose con Grecia. Todo
ello bajo la etiqueta dogmática que es “el único camino”. Ignorantes de cómo
llegaron los países desarrollados a serlo, con proteccionismo y no librecambio,
intoxicados de un ideologismo caduco, la Argentina retrocede velozmente
intentando conformar un país para menos de la mitad de la población actual, imponiendo
un modelo agro-extractivo-exportador atravesado por el de rentabilidad
financiera.
Esta es la ciénaga que el gobierno
construyó. En su intento de rescatarse, bajó hacia las cloacas que lo embadurna
de pies a cabeza, pero tratando de acotar la corrupción sólo al período
kirchnerista, que por cierto tuvo manchones de corrupción imposibles de
soslayar con cajas en Obras Públicas, Transporte, Energía, Venezuela, y
campañas electorales, entre otras.
Es posible afirmar que el
kirchnerismo sin corrupción hubiera sido mejor, y que el macrismo con su
corrupción estructural, en el caso que careciera de ella, no sería menos
devastador. Lo mismo sucedió con el menemismo, donde el periodismo entretenía
con la corrupción mientras se remataba el país. Eso implica, que para este o
cualquier otro análisis, la corrupción no es la mirilla a través de la cual se
analiza un modelo. Al mismo tiempo, dialécticamente, la corrupción debe ser
acotada a su mínima expresión, para mejorar un modelo y para acotar las
demoledoras críticas que el periodismo militante del poder económico realiza no
por aborrecer la corrupción en la que siempre están inmersos, sino por las
políticas económicas que lo afectan.
Ciénagas y cloacas. Shakespeare, un
autor clásico y por eso siempre contemporáneo puso en boca de uno de sus
personajes: "Una noche negra,
que no habrá de aclararse sin un gran temporal"
Publicado en la Tecla Ñ
30-08-2018
br />
Excelente artículo, Hugo.
ResponderEliminar