En 30 meses chocaron la calesita.
Vinieron a refundar la Argentina y con una ideología trasnochada y nefasta
terminan acudiendo al FMI; y como hay que justificar la derrota se afirma ahora
“que es lo mejor que nos podía ocurrir”. Es la sucesión de mentiras que nos
vienen arrojando: “los brotes verdes”, “el segundo semestre”, “la lluvia de
inversiones”, “lo peor ya pasó”, “cada día vamos a estar un poquito mejor”, “el
mundo nos mira con optimismo”, “en mi gobierno el dólar no será un problema”,
“la inflación es fácil de resolver, es la consecuencia de un mal gobierno”.
Amputación de derechos, modelo
extractivo-exportador, especulación financiera extrema, desindustrialización,
endeudamiento externo sideral, genuflexión máxima en política exterior,
gigantesca transferencia de ingresos hacia los beneficiarios del modelo agrario
extractivo y las empresas petroleras y eléctricas mediante devaluación,
supresión de las retenciones y tarifazos, todo etiquetado bajo la denominación
de gradualismo.
El
gobierno está en una encrucijada: si no acepta las leoninas condiciones del
FMI, por debilidad económica pavorosa con todos los números en rojo, su
gobernabilidad tiene el sustento de la llama de un fósforo. Si aplica las
imposiciones del FMI, la convulsión social puede acortar su mandato.
En esa divisoria de aguas el gobierno
celebra el acuerdo con la supina argumentación que la culpa será cargada a las
espaldas del Fondo.
En ese contexto, Pymes, industrias,
obreros, y en menor proporción comercios, han parado el país contra un gobierno
que en el largo invierno que se viene va a ir deteniendo progresivamente su
economía. Sobre una situación muy
crítica, se van a aplicar los ajustes que impone el Fondo Monetario.
El dirigente de la CGT, Juan Carlos
Schmid, uno de los sindicalistas de mayor envergadura intelectual, afirmó: “Fue un paro para poder seguir trabajando….Yo
les digo que los trabajadores hacemos patria hasta el día que paramos el país
porque no nos resignamos al ajuste y planteamos correcciones al modelo y lo
haremos hasta que se cambie porque lleva al pueblo al desastre”
Al ministro Nicolas Dujovne le
preocupan los presuntamente $ 29.000 millones que según su estimación le cuesta
el paro de hoy. Ni una palabra de los U$S 14.000 millones que se han evaporado en la corrida cambiaria,
en buena parte de la que es responsable pero fundamentalmente fruto de la
ineptitud del ex presidente del Banco Central Federico Sturzenegger (o quizás
por su notable aptitud para favorecer al JP MORGAN). Una ironía de esto tiempos
crueles: de la “Gloriosa” JP a la JP “MORGAN”.
La lista de inequidades y crueldades
de estos 30 meses es incalculable. En estas horas se han conocido otras dos: la
empresa Edesur que le corta el suministro a una familia que tiene una factura
de luz impagable de más de sesenta mil pesos, terminando con la muerte de
Valentino, su hijo electrodependiente.
La otra es el Hospital del Cruce,
cuyo nombre es Presidente Néstor Carlos Kirchner, un hospital para resolución
de casos complejos, al que le reducen el presupuesto en un 40%, que sumado a
una inflación del 30% es una virtual condenan a su inoperatividad. Es bueno
recordar que este notable hospital de excelencoia, forma parte de la pesada
herencia y asiste a una población de 2.000.000 de personas.
El estado ausente en un caso; y como
inspirador y ejecutor de la inequidad en el segundo.
En lo nefasto, Mauricio Macri cumple.
En la campaña electoral había dicho: "El gobierno tiene que ser como un
canchero de fútbol: tiene que cortar el pasto, marcar la cancha y es la gente (en
realidad las empresas) las que tienen que jugar."
El gobierno elegido por argentinos
que creyeron en el CAMBIO y/o aborrecían al kirchnerismo, no tiene la sensibilidad
hacia su pueblo que sí manifiesta hacia “el mercado” (esa figura abstracta a
través de la cual se esconden empresarios inescrupulosos, tahúres que sólo
tienen como religión la tasa de ganancia, especuladores, lavadores, evasores, y
bancos. En otras épocas se las denominaba las fuerzas vivas a las que Perón
llamaba irónicamente los vivos de la fuerza).
Y eso es casi lo único en que el
gobierno no mintió; claro que lo hizo en el lugar en donde se confiesa o rinde
cuentas, que no es ante sus seguidores, sino en la embajada norteamericana. Ahí
en el 2007 Mauricio Macri afirmó, según la embajadora yanqui: “Somos el primer partido pro mercado y pro
negocios en cerca de ochenta años de historia argentina que está listo para
asumir el poder” (página 197)
Un solo dato para demostrar la
irracionalidad presentada como saber económico: de enero a mayo la fuga de
divisas fue de U$S 13.602 millones, o sea un promedio de U$S 2.720 millones
mensuales. El Fondo presta U$S 15.000 millones de los cuales la mitad se va a
destinar a anclar el dólar y facilitar la fuga. Parafraseando a Atahualpa
Yupanqui: “Las deudas nos quedan a nosotros, los dólares son ajenos.”
Al respecto, con su habitual claridad el ensayista
uruguayo Eduardo Galeano escribió: “Según la voz de mando, nuestros países deben creer
en la libertad de comercio (aunque no exista), honrar la deuda (aunque sea
deshonrosa), atraer inversiones (aunque sean indignas) y entrar al mundo
(aunque sea por la puerta de servicio). Entrar al mundo: el mundo es el mercado.
El mercado mundial, donde se compran países. Nada de nuevo. América latina
nació para obedecerlo, cuando el mercado mundial todavía no se llamaba así, y
mal que bien seguimos atados al deber de obediencia.”
Después de treinta meses en que se
afirmó haber evitado una crisis, Macri es el virrey a las órdenes de Cristine
Lagarde y el Banco Central queda en
manos del sector financiero, local e internacional.
Después de esto, apenas un escuálido
y precario muestrario, todavía el gobierno increíblemente puede preguntar ¿Por
qué se para?
Shakespeare hubiera contestado, como
habiendo imaginado este escenario: “Una
noche negra, que no habrá de aclararse sin un gran temporal”
25-06-2018
- Publicado en la Tecla Ñ
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