El voluntarismo atraviesa al
macrismo, el partido que actúa como patrón de la coalición Cambiemos en el
gobierno. Imaginó que por el solo hecho de llegar por los votos, el primer
partido pro-negocios y pro-mercado, como solía presentarse Mauricio Macri en la
Embajada Norteamericana, implicaría una “puerta 12” al revés, donde los inversores se aplastarían unos a
otros para invertir en la Argentina: se demostró que era un espejismo. En
cambio, sí llegaron capitales golondrinas para aprovechar el oasis de la
especulación financiera, donde se pueden disfrutar las mayores tasas en dólares
del planeta, invirtiendo en LEBAC, transformando los dólares en pesos y
especulando con la divisa norteamericana semifija hasta octubre. Antes de las
elecciones de octubre transformarán los pesos en dólares y el país con su
frondoso endeudamiento (en quince meses se contrajo deuda por un monto similar
a la refinanciada con quita por Néstor Kirchner) financiará el regreso de las
golondrinas a sus lugares de origen. Si una crisis internacional o local
azotara a la Argentina, la fuga de los capitales golondrinas y de los
inversores locales transformando los pesos en dólares, provocarían un remedo de
la auténtica puerta 12.
El denominado “retorno del país al
mundo” no es más que la apertura de las puertas de los bancos internacionales,
es decir la capacidad de endeudarse. El voluntarismo de haber supuesto que en
el segundo semestre del 2016 se abrirían las puertas del paraíso, era algo más
que una torpeza, una deficiencia de análisis gigantesca porque se confundía un
Edén imaginario con una cercanía al Purgatorio.
La caída de los índices económicos
que debían subir y el ascenso de los que tenían que bajar, se constituyeron en la
realidad que fue pulverizando los vaticinios y las ilusiones despertadas. Ahora
bien, muchas de las presuntas equivocaciones son efectos deseados,
consecuencias inevitables de un proyecto refundacional de la Argentina que
implica el intento de implantar un modelo agro-extractivo-exportador mixturado
con el de rentabilidad financiera basado en el campo, la minería y el casino
financiero, con industrias vinculadas a los dos primeros sectores. Una Argentina
con mucha población excedente.
Para sustentar su gobernabilidad, el
gobierno incrementó el déficit fiscal, aumentando planes y extendiendo la
asignación universal por hijo a los monotributistas, al tiempo que redujeron
los ingresos por eliminación o reducción de las retenciones. Violaron uno de
sus dogmas para poder concretar una transferencia regresiva y brutal del
ingreso, por lo que redujeron un ajuste superlativo por uno intenso pero muy
por debajo del planificado y deseado por el gobierno, con la intención de
mantener buena parte de su base electoral.
Al empezar marzo, el macrismo, en
términos boxísticos, estaba contra las cuerdas, dejando expuestas sus torpezas
en declaraciones brutales y en hechos insensibles, mientras la economía llevaba
a que una porción de sus votantes lamentaran o empezaran a dudar de haberle
dado su apoyo en octubre del 2015. Cuatro marchas multitudinarias fuertemente
opositoras vapulearon al gobierno y lo arrinconaron. Algunas declaraciones
desafortunadas provocaron la reacción del núcleo duro del macrismo,
fundamentalmente en la Ciudad de Buenos Aires, lugar de su nacimiento y donde
en la mayoría de las elecciones ganó en todos los distritos, llegando en las
zonas donde se asientan las clases altas y medias altas a porcentajes de apoyo
muy elevados.
Un gobierno que asumió sin calor
popular, que tiene que acudir a los actos gubernamentales con fuertes medidas
de seguridad, que acudió a la inauguración del año legislativo con muchos más
policías que la presencia de adherentes, decidió desestimar oficialmente la
marcha convocada en su apoyo en las redes sociales, aunque la fogoneó a través
de sus punteros mediáticos, los trolls,
en la convicción que el contraste con las marchas opositoras aumentaría el
aislamiento.
El macrismo (excluyo a su pata
peronista que hace trabajo territorial tradicional y en buena medida a María
Eugenia Vidal), entiende a la política como un producto del marketing, una
militancia en las redes sociales, un escenario montado artificialmente, un
timbreo cinematográfico planificado y digitado hasta sus mínimos detalles; por
lo que desconoce el calor de la calle y la potencia de las multitudes tomando
las avenidas, a las que desprecia y
estigmatiza como “la vieja política”. Por eso se sorprendió cuando una
cantidad importante de personas acudió a Plaza de Mayo el 1 de abril. La cifra
estimada por la policía de la ciudad fue de aproximadamente 25.000 ciudadanos.
Es muy posible que la concurrencia fuera más importante y haya llegado al doble
de lo estimado. En las principales ciudades de las provincias el apoyo fue escuálido,
por lo que se movilizaron en todo el país a favor del gobierno, en el más
optimista de los cálculos, unas 75.000 personas, muy lejos de los más de 300.000
personas estimado por la volátil Patricia Bullrich. Esta cantidad para las
marchas de la oposición hubiera resultado un resultado exiguo y preocupante. En
cambio para el gobierno fue un maná que hizo llorar de emoción al Ministro de
Educación Estaban Bullrich, conmovió a la gobernadora de la provincia de Buenos
Aires y sacudió al gélido presidente Mauricio Macri.
Si
antes del 1 de abril el macrismo subestimaba la presencia de la gente en la
calle, ahora sobrestima el apoyo
recibido.
LA
MARCHA DE APOYO AL GOBIERNO
Toda expresión colectiva debe merecer
el análisis político. La del primero de abril fue considerablemente menor en
cantidad y heterogeneidad a las marchas caceroleras, fundamentalmente la del 8
de noviembre del 2012, que en su magnitud anticipaban aspectos de las elección del 2013 y las de octubre y noviembre del
2015.
Con predominio manifiesto de un corte
generacional de cincuenta años para arriba, los concurrentes expresaban desde
un apoyo a una democracia presuntamente amenazada, a un respaldo a la
presidencia de Mauricio Macri. Unos y otros tienen un denominador común: un rechazo visceral al kirchnerismo en
particular, al peronismo en general, un odio concentrado hacia la ex presidente
Cristina Fernández. El periodista y escritor Jorge Asís, con su manejo
de la ironía, fue categórico: “Había más
gorilas que en Kenia”
Las pancartas y estribillos permiten
aproximarse al corazón de la marcha y
explicar algunas de sus consecuencias posteriores: “Democracia si, Macondo no”;
“Ud. no está sólo Presidente”; “Ahora, ahora, la gobernadora”; “No vuelven
más”; “Vinimos con la SUBE”; “Basta de piquetes”; “Baradel, déjate de joder”;
“Los chicos en la escuela”; “Hay que
cantar, hay que cantar, los piqueteros a laburar”; “Voté a Macri, porque no quiero más mafias” “Si los dejamos avanzar
a los kirchneristas, la democracia está en peligro”; “Argentina sin Cristina”:
“Justicia por Nisman”; “Macri querido, el pueblo está contigo”.
Desde su columna editorial en el
diario Clarín, el ex montonero Ricardo Roa, desde hace muchos años, soldado de Magnetto
alentaba: “Aparecieron los votantes de Macri para recordarle que Cambiemos
viene de cambiar”
EL
CAMBIO DEL GOBIERNO
Invadido por la emoción, el
Presidente grabó un video en donde llegó a expresar: “Qué emocionante lo que acaba de pasar en todo el país. Qué
lindo que tantos creamos que tenemos un futuro por construir, que juntos vamos
a generar las oportunidades de progreso para nuestros hijos a poner cada día lo
mejor de cada uno de nosotros. Lo expresamos desde el corazón, espontáneamente, sin que haya habido
colectivos, ni choripán. Solamente decir "sí, se puede” y
juntos. Felicitaciones. El lunes a empezar desde temprano a trabajar por esa
Argentina que tiene un enorme futuro por delante".
A partir de ese lunes el gobierno
trató de implementar lo que las pancartas y estribillos exigían: endureció su
posición en el conflicto docente, atacó a los sindicalistas, proclamó la lucha
contra las mafias de un gobierno que se apoya y es respaldado por varias de
ellas, sostuvo que no hay plan B, reprimió para la televisión el piquete en la
Panamericana, levantaron violentamente la carpa itinerante de los docentes que
se estaba levantando frente al Congreso, la policía se sintió habilitada para protagonizar
varios hechos violentos e intimidatorios contra sectores populares, el Poder
Judicial avanzó sobre Cristina Fernández y su familia, mientras el Presidente
verbalizaba casi textualmente uno de los leitmotiv centrales de la marcha: “Lo expresamos desde el corazón, espontáneamente, sin que haya habido
colectivos, ni choripán.” Una de las tantas contradicciones y cinismo de un Presidente que
reitera “que viene a unir a los argentinos”. La misma hipocresía que le lleva a
repetir “Estamos abiertos al diálogo”, mientras se desaloja con un operativo
impresionante a los obreros de AGR ( Arte Gráficas Rioplatense) del grupo
Clarín, a los que el Ministro de Trabajo ignoró.
Como bien afirma el profesor de
historia Martín Obregón, “el choripán ha venido a ocupar el lugar que dejaron
vacante la alpargata y el bombo en el vocabulario político de una derecha que
profundiza los rasgos xenófobos y racistas”
La idea de las marchas de
primera protagonizadas por ciudadanos autoconvocados y
la de los argentinos de segunda llevados en manada por un chori y una coca,
parece un sonsonete que a los sectores medios y al gobierno le es imposible de
extirpar, y se afanan en reiterar. Bastaría para desnudarla un ejemplo
elemental: ¿cuántos de los capitalinos irían con la SUBE o caminando a un acto
de Cambiemos en Florencio Varela o Ituzaingó?
¿O el PRO no les pondría colectivos para acercarlos como hizo Ramiro
Tagliaferro, ex esposo de la gobernadora, intendente de Morón, quien fletó
micros para llevar militantes a Plaza de Mayo?
El presidente que levantó como
bandera la unión de los argentinos, todos los días enarbola muros virtuales que
compite a los que físicamente piensa construir Trump.
EVALUACIÓN
Sobre la base de una manifestación
importante pero exigua en las comparaciones, el gobierno ha salido de las
cuerdas en las que se encontraba en marzo y se posesiona del centro del ring.
Ha logrado un importante triunfo, doblegando a los docentes que no evaluaron la
alternativa de un Plan B. Es como aquellas personas que descubren el sexo
tardíamente, y sin experiencia empiezan a dar charlas sobre metodologías y
posiciones como expertos.
El actual dirigente deportivo Hugo
Moyano lo sintetizó con precisión: “Se le subió la marcha a la cabeza.”
En nombre de decirle la verdad a los
argentinos, siempre prólogo de una mentira, Macri le dijo a la agencia alemana
Deutsche Welle”: “la mayoría
que salió a la calle el sábado pasado, espontáneamente”
Incluso el gobierno jugó fuerte para
desactivar o circunscribir el paro general y encontró militantes contra la
medida. El discurso de las buenas ondas, entrecruzado con las meditaciones zen
y los libros de autoayuda, sostenidos por Durán Barba y Alejandro Rozichner, parece
haber dado paso a un relato apoyado en los detritus de Baby Echecopar y
Fernando Iglesias, este último, lejos de las pasiones de la época, parece el
heredero de Ernesto Sanmartino y su
inolvidable descalificación del peronismo como ”aluvión zoológico” y de Américo
Ghioldi. celebrando el fusilamiento de peronistas con la frase “se
acabó la leche de la clemencia” .
El periodista Roberto García en
Perfil ubica a Macri entre los halcones del renovado relato y considera que la
marcha ha operado como “…un anabólico
para el halcón que aprende el arte de la cetrería.”
El gobierno no modificará su proyecto
económico porque vino a aplicar un plan refundacional. A lo sumo lo que puede conseguirse
es disminuir la velocidad de su aplicación. Por eso son ingenuas las declaraciones
del triunviro cegetista Héctor Daer, después del paro: “A lo que aspiramos
nosotros es que el gobierno tenga una foto de lo que pasa en la Argentina.” Esa
foto fuera de foco es la buscada y conseguida como objetivo por el gobierno y
luego, un poco a destiempo afirma: “El
gobierno anterior nunca fue contra los que menos tienen”. Coincide en ese
punto con un analista lúcido del establishment como Eduardo Fidanza que con
cierta sorpresa, escribió en La Nación “¿Cómo pudo mantenerse tantos años la posverdad
kirchnerista? Sin duda, por la mejora
material relativa de amplias franjas de la población, desde condiciones
críticas. Eso explica por qué
todavía hoy uno de cada 3 argentinos la sigue suscribiendo.”
Mientras
la huelga inmovilizaba a buena parte del país, Macri gozaba en el Foro
Económico Mundial de los elogios del poder económico internacional, que lo
alentaba a profundizar su plan, y donde según el periodista Francisco Olivera
“El espanto al pasado tuvo allí más fuerza que las objeciones al presente”.
Para los que suscriben la teoría del derrame, a la que adhiere el oficialismo,
la periodista Hinde Pomeraniecz escribió en el prólogo del libro “Los Estados
Unidos de Trump” de Paula Lugones: “Antes
de asumir Reagan, en 1978, el 1% más rico de la población estadounidense ganaba
el 8% del ingreso nacional mientras
que hoy ese mismo 1% gana el 25% del ingreso nacional”
El
único plan del gobierno va en esa dirección. Es cierto que el gobierno no tiene un plan B.
Por eso lo del dialogo y el consenso es una puesta en escena amable sin
resultados, que termina necesariamente en crispación y luego en enfrentamiento.
Y ya que se habla de mafia, hay una frase aplicable al actual escenario, de una
escena de la película “El Padrino” pronunciada por el personaje interpretado por
Marlon Brando: “Cuando quiera conocer
tu opinión, te la daré”
DESEOS,
VOLUNTARISMO, ILUSIONES Y REALIDAD
Los deseos fundacionales chocan con
la resistencia de sectores importantes de la sociedad argentina. El
voluntarismo y las ilusiones tienen el límite de la realidad. “En política no
hay que reír ni llorar, sólo comprender”, sostenía el filósofo Baruj Spinoza. El gobierno al iniciarse marzo estaba cerca
del llanto y ahora no puede disimular la alegría, aunque su revolución en ese
sentido es para pocos. Marcos Peña, el joven provocador que oficia de Jefe de
Ministros, ha declarado después del “háganse cargo” en el Congreso: “La
manifestación fue la marcha de la esperanza y una ratificación del proceso de
cambio que inició la mayoría de los argentinos”. Incluso algunos analistas que
tienen la jactancia de los perezosos,
han asimilado el 1 de abril del macrismo
al 17 de octubre del peronismo, sin las patas en la fuente, una imagen
plebeya que repele a su estética. La comparación es una forma grosera de violar
a la historia.
Ni siquiera es dable aplicar la
remanida frase de Carlos Marx en “El 18 brumario”: ”La historia se repite
primero como tragedia y luego como farsa”
10-04-2017
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