27 enero 2013

DOMICILIO DEL INFIERNO



Hacía muchos años que tenía el deseo de visitar Polonia. El 18 agosto del 2012 llegamos con mi mujer a Varsovia. Buscamos las calles donde un grupo de jóvenes protagonizó una batalla heroica, El Levantamiento del Ghetto  de Varsovia, sin ninguna posibilidad de triunfo, sólo para dejar un testimonio de resistencia y coraje. Sólo queda en el piso la señalización por donde pasaba el muro que encerraba en 400 hectáreas a 500.000 personas, transitoriamente como escala previa a los campos de concentración. Visitamos la calle Mila 18, un terreno baldío con algunos reconocimientos recientes, donde estaba el comando de la insurrección.


 En el 2003 escribí sobre el tema bajo el título “Un grito de dignidad”, y en un párrafo sostenía:
“El 8 de mayo 1943, después de diecinueve días de batalla, más que la resistencia de países como Bélgica, Yugoslavia o Grecia, los invasores llegaron a la calle Mila 18 donde estaba emplazada la comandancia general de la Resistencia. Mordejai Anilevich y Ringel Blum, símbolos de la gesta, con los pocos amigos sobrevivientes, se suicidaron antes de entregarse a los asesinos de su pueblo. Poco antes, Anilevich había escrito: “pude ver la defensa judía del ghetto, en toda su gloria y su grandeza.” El filosofo Michel Foucault ha dicho “El Levantamiento del Ghetto de Varsovia reivindica  la dignidad humana. Varsovia siempre tendrá su ghetto sublevado y sus cloacas pobladas de insurgentes”. Paradojas de las miserias humanas. Hubo que descender a esas cloacas para forjar esta historia de coraje, porque  la superficie estaba inundada por los detritos de la intolerancia, el racismo, el odio al diferente. En ese escenario, tan parecido al infierno tan temido, doscientos veinte seres humanos honraron a la vida, en nombre de los millones que no pudieron hacerlo con las armas en las manos,  en un estruendoso grito de dignidad.”
En la capital de Polonia visitamos el museo de la insurrección del pueblo polaco iniciada  el 1º de agosto de 1944 y finalmente derrotada al costo de la destrucción de un 75% de la ciudad capital.
Días después visitamos la hermosísima Cracovia, como paso previo a los campos de concentración emblemáticos. Tengo la fortuna de no tener familiares muertos en el genocidio. He visto y leído centenares de libros y películas, especialmente desde que nuestro país fue asolado por el terrorismo de estado y sus más de tres centenares de campos de concentración, de manera que culturalmente estaba preparado. Había visitado el Museo del Holocausto en Jerusalem y Berlín. Había estado en la ESMA. Pero cuando pasé la entrada de Auschwitz  bajo el arco emblemático de “El trabajo libera”, el impacto fue potente. Eso fue sobrepasado por la magnitud de Birkenau, donde la vista se pierde en esa inmensa  fábrica de la muerte.
Los hornos crematorios, los pequeños vagones donde hombres mujeres y niños viajaban hasta 8 días sin agua ni alimento, conviviendo con los muertos que se iban produciendo en medio de las deposiciones que tan bien narró el escritor español Jorge Semprún en “El largo viaje”.
No hay película que pueda dar testimonio de la amplitud de ese territorio donde se consumó una tragedia que avergüenza a la humanidad.
El 27 de enero del 2005 escribí el siguiente artículo, a 60 años de la entrada del ejército rojo en Auschwitz. Lo reproduzco textualmente.

A 60 años del ingreso del ejército rojo en Auschwitz

EL INFIERNO TERRENAL

El hombre no ha podido construir el paraíso social pero ha sido capaz de mejorar superlativamente los planos del infierno bíblico. Su instrumentación superó holgadamente la imaginación  de Dante Alighieri en la Divina Comedia. Su nombre fue Auschwitz en alemán y Oswiecim en polaco. Bajo esta denominación funcionaron otros lager (campos) como Birkenau o Auschwitz II, donde estaban cuatro cámaras de gas, Monowitz o Auschwitz III que explotaba a los prisioneros como mano de obra esclava en fábricas de la industria alemana.  Apenas tres nombres en ese  complejo del horror que bajo esa denominación genérica comprendía a más de cuarenta campos situados en territorio polaco.
El 27 de enero de 1945, cuando el ejército rojo entró en el infierno terrenal “el horror que se dibujó en los rostros de esos soldados cuando nos vieron, tampoco he de olvidarlos mientras viva. Era un horror que no tenía nombre cuenta la sobreviviente Mira Kniaziew, residente en nuestro país. “Nosotros no éramos conscientes de nuestro estado: allí no había espejos. Aunque mirábamos a los demás, cada uno pensaba que él, a lo mejor, aún no estaba así. Pero la cara de los rusos fueron el más atroz de los espejos".
Los calificativos son insuficientes para describir el grado de profundidad de la crueldad humana. Una vez detenidos, eran transportados en trenes cuyos vagones sellados encerraban parados a hombres, mujeres, niños a lo largo de cuatro o cinco días de viaje debiendo hacer sus necesidades básicas en ese lugar. Cuenta Primo Levi en su impresionante libro “Si esto es un hombre”: “Entre las cuarenta y cinco personas  de mi vagón tan sólo cuatro han vuelto a ver su hogar, y fue con mucho el vagón más afortunado. Sufríamos sed y frío: a cada parada pedíamos agua a grandes voces. O por lo menos un puñado de nieve, pero en pocas ocasiones nos hicieron caso…. Dos jóvenes madres, con sus hijos todavía colgados del pecho, gemían noche y día pidiendo agua. Menos terrible era para todos el hambre, el cansancio y el insomnio que la tensión y los nervios hacían menos penosos: pero las noches eran una pesadilla interminable…en la noche del cuarto día el frío se hizo intenso”.


La llegada a Auschwitz. El tren entrando al campo. La inscripción hipócrita en la recepción: “El trabajo libera”. Los soldados alemanes y sus perros. La selección. Los viejos y los niños enviados de inmediato a la muerte. Cuenta Primo Levi: “Hoy sabemos que con aquella selección rápida y sumaria se había decidido de todos y cada uno  de nosotros si podía o no trabajar útilmente para el Reich; sabemos que en los campos de Buna – Monowitz y Birkenau no entraron, de nuestro convoy, más de noventa y siete hombres y veintinueve mujeres  y que todos los demás, que eran más de quinientos, ninguno estaba vivo dos días más tarde”, iban a las cámaras de gas.
Despojados de todas sus pertenencias, rapados, con ropas entregadas al azar, incapaces de protegerlos del frío intenso, con zapatones de madera, sometidos a un régimen de trabajos forzados, con una comida única constituida por unas rodajas de pan y una sopa donde era difícil encontrar en el agua algo que no sea nabos, coliflores y excepcionalmente alguna papa. Primo Levi lo sintetiza así: “Entonces por primera vez nos damos cuenta que nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un hombre. En un instante, con intuición profética, se nos ha revelado la realidad: hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse, una condición humana más miserable no existe y no puede imaginarse….Nos quitarán hasta el nombre”. El número tatuado en el brazo izquierdo reemplazará la identidad.
La ignominia se perpetra en ese territorio cercado por doble hilera de alambres electrificados. Con sus casamatas y miradores. Y en algunos campos con sus crematorios. En Buchenwald, cerca de Weimar, el campo donde estuvo prisionero el escritor español Jorge Semprún, los pájaros del bosque de Ettersberg desaparecieron ahuyentados por el olor de carne quemada que salía por la chimenea del crematorio.
La brutalización, el instinto animal de supervivencia, se trasladaba a la relación de las víctimas.
El campo, escribiría André Malraux, “es la región crucial del alma donde el Mal absoluto se opone a la fraternidad.” Describe Primo Levi: “La confusión de las lenguas es un componente fundamental del modo de vivir aquí abajo; se está rodeado por una perpetua Babel en la que todos gritan órdenes  y amenazas en lenguas que nunca se han oído  y ¡ay  de quién no las coge al vuelo! Aquí nadie tiene tiempo, nadie tiene paciencia, nadie te escucha; los que hemos llegado últimos nos reunimos instintivamente en los rincones, contra las paredes, para sentirnos con la espalda materialmente resguardada…..Todos son aquí enemigos o rivales….EL lager es el hambre: nosotros somos el hambre, un hambre viviente…..la distribución del pan, el sagrado pedacito gris que parece gigantesco en manos de tu vecino y pequeño en las tuyas……Muchos chasquean los labios y baten las mandíbulas. Sueñan que están comiendo, esto es también un sueño colectivo. Es un sueño despiadado…no sólo se ven los alimentos, sino que se sienten en la mano distintos y concretos, se percibe su olor rico y violento, hay quien se los lleva a los labios…..Enciérrense tras las alambradas de púas a millares de individuos de diferentes edades, estado, origen, lengua, cultura y costumbres y sean sometidos aquí a un régimen de vida constante, controlable, idéntico para todos y por debajo de todas las necesidades: es cuanto de más riguroso habría podido organizar un estudioso para establecer qué es esencial y qué es accesorio en el comportamiento del animal – hombre frente a la lucha por la vida”.
En el interior del campo se crea un mercado con las rodajas de pan como moneda fundamental de cambio que se canjean por cucharas, fundamentales para ingerir la comida exclusivamente líquida o por alguna camisa o un calzado. Incluso hay intermediarios que comercian al exterior del campo  los robos de objetos de la enfermería.
La sustracción entre las víctimas hace a la ley darwiniana de la sobrevivencia del más fuerte. Si se pierde el plato o la cuchara hay que sacrificar las vitales rodajas de pan para obtener otras. Las chinches y las pulgas arrasan con los cautivos. La difteria, la disentería, la escarlatina arrebatan parcialmente materia prima a las cámaras de gas. Los enfermos tienen unos días en la enfermería para recuperarse. Pero si no se restablecen rápidamente en la próxima selección saldrán de Auschwitz a través del humo del crematorio.
Se intenta evitar la ducha porque es el momento que las pertenencias vitales quedan fuera de la vista. A la noche, en las cuchetas, la cara de un detenido queda pegada a los pies del compañero.
La brutalización en un contexto límite no conoce graduaciones. “Añadiendo a las cucharas de los curados las de los muertos y las de los seleccionados, los enfermeros llegan a percibir a diario las ganancias de las venta de una cincuenta cucharas……Todos saben que son los mismos enfermeros los que reincorporan al mercado, a bajo precio, la ropa y los zapatos de los muertos y de los seleccionados que parten desnudos para  Birkenau. Por el contrario, los enfermos dados de alta se ven obligados a reanudar el trabajo con la desventaja inicial de media ración de pan asignada a la adquisición de una nueva cuchara”
La estructura interna se ordena dando a algunos prisioneros el poder de decisión sobre los otros. Son los Kapos. Sobre esto dice Primo Levi: “Ofrézcase a algunos individuos en estado de esclavitud una posición privilegiada, cierta  comodidad y una buena probabilidad de sobrevivir; exigiéndole a cambio la traición a la solidaridad natural con sus compañeros y seguro que habrá quien acepte…..Cuando le sea confiado el mando de una cuadrilla de desgraciados, con derecho de vida  y muerte sobre ellos, será cruel y tiránico porque entenderá que si no fuese bastante, otro, considerado más idóneo, ocuparía su puesto. Sucederá  además que su capacidad de odiar, que se mantenía viva en dirección  a sus opresores, se volverá, irracionalmente, contra los oprimidos, y él se considerará satisfecho cuando haya descargado en sus subordinados la ofensa recibida de los de arriba…..Los Kapos, algunos nos golpean por pura bestialidad y violencia, pero hay otros que nos golpean cuando estamos ya bajo la carga, casi amorosamente, acompañando los golpes con palabras de exhortación y de ánimo, como hacen los carreteros con los buenos caballos.”

APENAS AYER
El 27 de enero de 1945 los espectros que recibieron al ejército soviético eran los enfermos que los nazis consideraban que no llegarían a sobrevivir al período entre su huida y la llegada de los ejércitos enemigos. Los que no estaban en la enfermería, fueron obligados  a emprender el 18 de enero la marcha de la muerte. Rumbo a los campos de concentración distribuidos en la geografía alemana. Caminando sobre la nieve, el hambre, la sed, el agotamiento produjo que quince mil de los sesenta y seis mil prisioneros perecieran antes de salir del territorio polaco.
Fue apenas ayer. Hace sólo sesenta años. Parece apropiada la frase de Federico Nietzsche: “Los monos son demasiados buenos para que el hombre pueda descender de ellos”. El escritor Elie Wiesel afirmó: “En Auschwitz murió el hombre y la idea del hombre”. El filósofo Theodor Wiesengrund Adorno de la escuela de Francfort, se preguntó “¿Como seguir escribiendo poesía después de Auschwitz?”
En estos sesenta años el horror volvió en un trágico replay. A mero título enunciativo, en las bombas atómicas arrojadas sobre dos ciudades japonesas, en los gulags soviéticos, en las bombas tiradas por la aviación norteamericana sobre Vietnam, superiores en número y potencia a las arrojadas sobre territorio europeo durante la Segunda Guerra Mundial,  las masacres de Pol Pot en Camboya, las torturas de los paracaidistas franceses en Argelia,  el Plan Cóndor en América Latina,  las atrocidades en los Balcanes, la invasión de Afganistán e Irak, la guerra entre los tutsis y los hutus en Ruanda, el derrumbe de las torres gemelas, la periodicidad de los actos de barbarie en Palestina, los campos de concentración en la Argentina.
Alemania y Argentina eran las dos sociedades de mayor desarrollo cultural en sus respectivos continentes, cuando la esquizofrenia se apoderó de su historia. La pregunta es ¿Cómo fue posible?
Primo Levi  reflexiona: “Es cierto que el terrorismo de Estado es un arma muy fuerte a la que es muy difícil resistir. Pero también es cierto que el pueblo alemán, globalmente, ni siquiera intentó resistir. En la Alemania de Hitler se había difundido una singular forma de urbanidad: “quien sabía no hablaba, quien no sabía no preguntaba, quien preguntaba no obtenía respuesta.”
Pilar Calveiro en su notable ensayo “Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina” sostiene: “Ya desposeído de su nombre y con un número de identificación, el detenido pasaba a ser uno más de los cuerpos que el aparato de vigilancia y mantenimiento del campo debía controlar….Es interesante observar que todos ellos necesitaban creer que los chupados eran subversivos, es decir menos que hombres. Según palabras del general Camps “no desaparecieron personas sino subversivos……Los mecanismos para despojar a las víctimas de sus atributos humanos facilitaban la ejecución mecánica y rutinaria de las ordenes. En suma, un dispositivo montado para  acallar conciencias, previamente entrenadas para el silencio, la obediencia y la muerte…..El campo está perfectamente instalado en el centro de la sociedad, se nutre de ella y se derrama sobre ella. Quizás el hecho de permanecer tan apartado, al mismo tiempo que está en el medio, lo que más enloquecedor resulta para el prisionero, lo que produce la sensación de irrealidad.”
La ESMA está ubicada sobre una de las avenidas de mayor circulación de la Capital. Con La Perla en Córdoba, sucede igual, según el testimonio de  Graciela Geuna: “Yo creía en principio que estaba ubicada en algún paraje remoto….Casi enfrente nuestro se levantaba la fábrica de cemento Corcemar, a solo 14 kilómetros de la ciudad de Córdoba, a unos cien metros de unas de las principales rutas de la provincia, que tiene una densidad de tránsito importante. Vi pasar varios coches y pensé si no nos verían. Estábamos tan cerca y sin embargo tan lejos”.
El hecho de que el campo es una realidad aparte constituye una ilusión. Es cierto que formó una red propia, pero esa red estuvo entretejida con el entramado social.
El infierno fue ejecutado por individuos comunes, no por monstruos, que sí realizaban actos monstruosos. Que acariciaban a sus hijos, amaban a su mujer, o sacaban a pasear al perro después de sus “jornadas” de trabajo. Franz Stangl, comandante del campo de concentración de Treblinka señalaba: “No podía vivir si no compartimentaba mi pensamiento”. O los capellanes que santificaban las torturas y asesinatos en los campos de concentración argentinos y luego celebraban misas y leían cada domingo los evangelios. Cuenta Pilar Calveiro: “El capitán Acosta, después  de exhibir frente a los prisioneros el cadáver acribillado de Maggio, seleccionó a  un grupo y los obligó a cenar con él como si nada hubiera ocurrido. El comandante Quijano que amaba a los animales, después de secuestrar a Graciela Geuna y participar en el asesinato de su esposo le dijo que ya se había encargado de colocar el gato y el perro, así que se quedara tranquila por los animales. ¿Actos de reparación? Bondad y maldad, superpuestas y separadas, sin posibilidad de una mínima congruencia.”

EL INFIERNO TERRENAL
Giuliana Tedeschi, sobreviviente de Birkenau, cuenta que desde la ventana de su barraca veía las llamas que salían por la chimenea. Apenas ingresada al campo preguntó a las veteranas “¿Qué es ese fuego? La respuesta fue lapidaria: Somos nosotras, que nos quemamos.
Más de un millón seiscientas mil personas murieron en Auschwitz. Cuando el final se acercaba, en agosto de 1944, en un solo día asesinaron a veinticuatro mil detenidos.
Apenas pasaron sesenta años. Los hechos son tan siniestros que cobran la dimensión de inverosímiles. Los sobrevivientes quedaron marcados definitivamente. Incluso un escritor con un testimonio tan elaborado y medular como el de Primo Levi  terminó suicidándose  en 1987.
Jack Fuchs, sobreviviente de varios campos de concentración, habitual columnista de Página 12 afirma con su habitual crudeza: “En el ’45 yo estaba en Dachau, providencialmente me habían llevado ahí desde Auschwitz, y ningún soldado americano vino a rescatarme, los alemanes nos metieron en un tren que después abandonaron a mitad de camino; literalmente, a mí me encontraron en el cobertizo de una casa de campo en Baviera. Cuando terminó la guerra me gustaba decir que los aliados me habían liberado de Dachau. La juventud es más épica. Tardé años en comprender que no había sido así. No hubo ninguna intención de terminar con los campos. Los sobrevivientes fuimos encontrados en la ruta de los distintos ejércitos, mientras cumplían el único objetivo que se habían propuesto: derrotar a Alemania. La prioridad, la única finalidad, diría, fue la de derrotar al nazismo, y nunca la de rescatar a las víctimas. Los aliados permitieron que durante toda la guerra la matanza se ejecutara sin obstáculos.”
Los fantasmas que salieron aquél 27 de enero de 1945, los que sobrevivieron para testimoniar sobre aquél infierno, aún nos siguen interrogando. Esas fotografías donde los ojos desmesurados y apagados  sobresalen en un esqueleto vivo, son el testimonio más espeluznante de hasta dónde pueden llegar a los seres humanos cuando dejan de serlo. Esos ojos son el fiscal más elocuente que acusan eternamente a una pesadilla  histórica. En palabras de Primo Levi: Cuánto en Auschwitz ha sido el hombre capaz de hacer con el hombre”.

Testimonio del sargento Yakov Vinnichenko, uno de los cinco sobrevivientes que quedan hoy de las divisiones soviéticas que liberaron el campo de concentración.
Fue entrevistado por Rubén Sergeyev. Gentileza de Julio Fernández. Lista Reconquista Popular.
“Cuando entramos al campo, dimos un grito: alambradas de púas por todas partes, todos con ropas a rayas y gorras. Los prisioneros apenas podían caminar: parecían sombras o fantasmas, de tan delgados que estaban. Algunos ni siquiera se podían mover, otros caminaban sostenidos por sus amigos. Trataron de hablar con nosotros, pero no los podíamos entender: era gente de diferentes países, incluyendo muchos judíos de Francia, Polonia e incluso Palestina. Al momento de nuestro asalto había entre 7.000 y 10.000 personas en el campo. Supe, después de la Guerra, que los alemanes habían embarcado cientos de miles de prisioneros para Alemania y continuaron usándolos como trabajo forzado. Pero los que quedaron atrás apenas estaban con vida. Al principio, cuando nos vieron, no podían creer que estaban libres. Pero cuando entendieron, algunos empezaron a reír, otros rompieron en llanto. Muchos trataban de besarnos, pero se veían tan horribles que nosotros los evitábamos para que no nos pasasen algún bicho. Muchos pidieron comida, pero no teníamos. Nuestras unidades de apoyo llegaron al día siguiente y estuvieron ocupadas con los prisioneros, alimentándolos y lavándolos. Pero nosotros nos quedamos tan solo un par de horas. Hubo una escena horrible. Entramos en una mugrienta barraca de mujeres, con camastros tipo marinero y cubiertos de manchas de sangre.
Los alemanes no se habían esperado que todo sucediese tan rápido: nosotros llevábamos adelante la operación muy velozmente. No tuvieron tiempo de hacer volar todo o plantar minas personales. Había una gran construcción al lado del campo: los prisioneros estaban construyendo una planta química. Había no sólo internados del campo trabajando en ella, sino también decenas de miles de civiles transportados desde la URSS.
Las lúgubres barracas estaban en hileras y, desde la distancia, parecían una fábrica, y en realidad era una fábrica de muerte. Yo he visto muchas cosas en la guerra, pero nada tan horrible o alucinante como este campo. La experiencia nos dio una nueva energía y determinación para poner fin a la abominación del nazismo. Nuestros hombres no ahorraron sus vidas, sabíamos que nuestra causa era justa. En unos pocos días nos movilizamos hacia el oeste y fui de nuevo gravemente herido, ahora en territorio alemán, en un lugar llamado Lonau.
No volví a Auschwitz hasta el año 2000, a invitación del presidente de Polonia Kwasniewski. Esta semana he vuelto por tercera vez. No creo que la humanidad pueda olvidar el sufrimiento de las víctimas de Auschwitz, ni la sangre derramada por sus liberadores. Todos los que hayan visto semejante pesadilla harán todo lo posible para prevenir de que vuelva a ocurrir.”
(27-01-2005) 






27-01-2013
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente.

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6 comentarios:

  1. Estimado señor Presman, es la primera vez que visito su blog. Esto se debe a que lo escuche mencionado en el programa de 678 que usted participò (desgraciada participaciòn). Me pareció de poca ética ir a un medio público que se caracteriza por pluralidad de opiniones y participación (como no hay otro en la Argentina) como ser el mencionado programa e intentar basurear a un panel que lo único que hace es expresar sus opiniones desde el punto de vista más honesto que se maneja en el periodismo actual, sosteniendo su total adhesión a un proyecto político que hoy la voluntad popular decidio consagrar en el Gobierno nacional. Yo me pregunto ¿Es un pecado defender una postura política? Lo que usted solapadmente trato de definir como alcahuetería o genuflexión, es solo entendible desde la virtual ausencia de su persona frente la pantalla de la TV PUBLICA de 21;00Hs a 22:30Hs durante un período prolongado de tiempo. Da cuenta de ello el risible (mas bien patético) argumento de justificar los 17 puntos de raiting de Lanata a la carencia del programa 678. Enterese que jamás en mi vida ví el programa de una cucaracha como Lanata, porque ya se que lo único que va a ser es insultar y mentir. Los que lo ven son los enemigos de esta propuesta porque ven en el fantoche una proyección de sus deseos golpistas insatisfechos.Tampoco me trago el mencionado raiting de tal personaje. Creo que estó denota su condiciniomiento intelectual si parte de tal premisa. Tampoco citar a Jauretche sirve de nada sino se lo sabe interpretar, ni menos hacer alaraca de una trayectoría autocalificada como intanchable(lo que importa es el aquí y ahora, San Martín también tenía una incuestionable trayectoría como patriota español, espero que el procer me disculpe por tal atrevimiento). Si a esta altura de la vida no sabe distinguir de que lado se miente y en cual se dice la verdad, no es un problema de 678, sino de autonomía de conciencia. Como dijo el familiar de las victimas de la AMIA, de nada sirve la palmada por la espalda en privado, cuando en público injurias abiertamente.
    Gustavo Farías DNI 25017585

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    1. Hay mucho de intolerante en lo que escribís y, por qué no decirlo, de facho. Resulta que si Presman dice lo que piensa en 678 está mal??? No embromemos, por favor.

      Además me juego las guindas que la mayor parte de la teleaudiencia de 678 le encantó lo que dijo Presman cuando se metió con el lobby israelita. Es que es una cosa que nadie o muy pocos señalan, pero que todo el mundo percibe.

      Saludos cordiales.

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    2. Estimado Juan Alvar
      ¿A qué jugamos? Los supuestos adalides de la libertad de expresión son los primeros que califican como fachos a los que no concuerdan con sus opiniones. Si el Sr. Presman tiene la plena libertad de opinar en el programa MAS HONESTO Y DEMOCRATICO de la República Argentina diciendo en mi "opinión"(lo aclaro de nuevo en mi ESTRICTA opinión) incongruencias, no es culpa mía. Ir a querer dar catedra de como hacer periodismo sobre una falacia que es la de sostener que en 678 no se admite la crítica, es una tomadura de pelo. Sostengo que el Sr. Presman mira con mas asiduidad el programa de Lanata que la TV pública sino no puedo entender lo que dijo (lo digo de nuevo es mi opinión). Ahora por eso se tiene que usar tan alegremente el termino de "FACHO" para calificarme. En que quedamos, la calidad bien entendida empieza por casa. Si en el Blog del Sr Presman no puedo emitir una opinión contraria a su accionar, sin recibir insultos,entonces con que autoridad critica a 678.
      Otra cosa el recurso recurrente de justificar que la mayor parte de la Teleaudiencia de 678 le encanto lo que dijo el Sr Presman es el tipico discurso de barricada de la tilingueria de derecha de la que hace uso y abuso la gorilona de Mirtha Legrand y afines (jamas se hacen cargo de lo que dicen, vomitando cualquier barbaridad con la excusa de lo "dice la gente" o doña Rosa, etc). Querer auto endilgarse la representación del pueblo, demuestra un argumentación pobre, para mas no decir patética.
      Dejo por sentado que si no me hubiera sentido tan sorprendido por la participación tan deslucida (EN MI OPINION) en el mencionado programa del Sr Presman, no me hubiera motivado escribir esta misiva. Si el Sr Presman sostiene que de la crítica puede surgir una visión más enriquecedora para las partes tendra por bienvenidas estas palabras (aclaro EN MI OPINION se admite la crítica sobre el principio de la "buena leche", si ya partimos sobre la base de una chicana "clarinista" que en 678 no se admite el disenso, que me queda por decir "si estos son mis amigos, como serán mis enemigos")
      Saludos cordiales
      Gustavo DNI 25.017.585

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    3. Gustavo, recordá que puse esto: "Hay mucho de intolerante en lo que escribís y, por qué no decirlo, de facho."
      No te dije facho a vos sino a lo que escribiste. Me tome la molestia de diferenciar a la persona de lo dicho. Todos, dado el caso y en la vida cotidiana, decimos "hijo puteces" y eso no nos hace hijos de puta. Pero como noto que no lo entendiste como quise que se entendiera, te explico mis intenciones.

      De todas formas, considero que fui un poco duro con lo de facho, así que lo retiro y te pido las debidas disculpas.
      Como diría Eduardo Aliverti: "hay que respetar más a las palabras"

      Saludos cordiales.

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  2. Estimado Señor Gustavo leí atentamente su respuesta al señor Hugo Presman, en primer lugar me gustaría contarle porque decidí responder en este blog, mi nombre es Ariel y junto a mi señora durante años luchamos a reconstruir su historia familiar, ella es sobrina de Lothar Hermann la persona que se animo a denunciar a Adolf Eichmann en Argentina casi 6 años antes de ser presentado en Israel para su juicio. Me gustaría informarle que los primeros en recibir la denuncia es una organización judía DAIA, luego Israel y Alemania. Esta organización respondió a intereses de Israel y por esta razón colaboro para perseguir a Lothar Hermann durante años sin tener piedad de su condición de ciego, esto lo digo con documentos desclasificados en mano tanto de Alemania, Argentina y por Israel a quien le pedimos el año pasado haga un revisión histórica sobre el caso y la vinculación con la familia Hermann, el dia 13 de agosto el estado de Israel reconocio el trabajo de hermann pero la Daia menosprecio la historia como a la familia cancelando todo para no dar explicaciones, pero el acto se realizo y el embajador Daniel Gazit quien no fue invitado se presento en el acto y reconoció todo. Actualmente esta ONG sigue con su discurso como lo ofreció su presidente en el acto en memoria de victimas del holocausto, ello piden respuesta y que sean juzgados los colaboradores nazis en Argentina, déjeme también contarle que Eichmann tenia estrechas relaciones con la comunidad judía en Argentina,este criminal ex empleado de Rockefeller quien fue empleado de los aliados luego de la segunda guerra mundial en Buenos Aires nunca se llamo Ricardo Klement ese nombre fue el utilizado en su salvo conducto expedido por la cruz roja y el vaticano por orden de EEUU. Coincido en muchos puntos con hugo y sergio Burstein sabe también que pienso de la DAIA el cree en esta gente y lo respeto pero esta gente no busca la verdad , mientras mas lejos mejor. Por esta razón es que decidimos por primera vez hacer publica la verdadera historia del caso Adolf Eichmann en Alemania el mes que viene en la radio nacional , la razones creo que son obvias, lamentamos mucho que en Argentina no valoren la verdad y sigan aferrados a cuentos de super agentes. Mire para dejar mas claro le puedo decir que en 1961 lothar recibio en su casa a 5 agentes del estado de israel con un alto directivo de la DAIA quienes en malos modales lo amenazaron y no conforme con esto le inventaron una causa de ser Josef Menguele, por cierto también este criminal desde 1956 poseía documento a su nombre, espero no tome a mal mi respuesta pero la injusticia me puede.La historia se escribe con documentos no con relatos tarde o temprano la verdad sale a la superficie. gracias y mil disculpas SR hugo.

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  3. La pista iraní no niega, evidentemente, a la pista Siria. Mientras no se podía avanzar por un lado, se pudo hacer por el otro pero evidentemente no se quizo.
    Para mi Irán tuvo toda la razón del mundo al no permitir la extradición para la indagatoria. Porque esta causa es la más chancha de la historia Argentina, además de que está probado de que hubo presión norteamericana para que se avance en una dirección y no en otra. Es de sentido común, que la verdad se encuentra detrás del camino vedado, porque por algo se encuentra vedado.

    PD: Me encantó Presman en 678, como siempre. Lo que pasa es que estando Burtein enfrente, y ante un tópico tan fulminante, a Presman no le quedó otra que conceder algunas cosas.

    PD 2: Si Israel le interesa tanto el resultado del jucio o, cuanto menos, que se llegue a algún resultado (me refiero obviamente al de la embajada de Israel, no al de la AMIA en el que no tiene nada que hacer) podría empezar explicando con claridad el por qué de la bomba. Es imposible que no lo sepan, porque ese fue un mensaje directo hacia ellos.

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