Con inspiración en la atajada del Dibu
Martínez, revelan una interacción molecular insospechada en células tumorales
Es
un trabajo de investigadores argentinos; se publicó en la tapa de una revista
de alto impacto ilustrado con la sorpresiva atajada del arquero argentino
frente a Francia
NORA
BÄR
El
Destape Web 09 DE MARZO, 2023
Nada
más lejos de la realidad que suponer que la ciencia es una esfera de
operaciones autónomas sin contacto con la “sopa cultural” en la que se
desarrolla. La ciencia la hacen personas atravesadas por las mismas virtudes y
defectos, diversión y pasiones que el resto de los humanos. A tal punto, que un
reciente trabajo de investigadores argentinos (https://doi.org/10.1016/j.jmb.2022.167869)
fue ilustrado en la tapa de una revista científica internacional nada menos que
con una atajada del seleccionado argentino durante último partido del Mundial
de Qatar. Ver para creer…
La
analogía viene al caso porque lo que encontraron científicos fue “un jugador
inesperado” en las interacciones moleculares que se dan en la intimidad de las
células tumorales y que puede hacer que éstas reaccionen de manera hasta ahora
no contemplada.
La
tapa del Journal of Molecular Biology
“Nosotros
estudiamos los factores de transcripción [un tipo de proteínas que ayudan a
‘encender’ o ‘apagar’ genes para que se copien (o no) en el ARN mensajero]”,
cuenta desde Washington, donde está haciendo un posdoctorado en el Centro para
la Investigación del Cáncer de los Estados Unidos, Martin Stortz, investigador
del Conicet en el Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales (Iquibicen) de la UBA y primer autor del trabajo.
En
particular, los científicos venían analizando dos de ellos separadamente. Uno
es el denominado GR (receptor de glucocorticoides), que regula genes implicados
en el desarrollo, el metabolismo y la respuesta inmune, y también en cáncer. Y
el otro es el SOX2, que desempeña un papel crítico en el desarrollo
embrionario, particularmente en la formación del sistema nervioso y los órganos
sensoriales.
“Los
glucocorticoides son muy importantes en el control de la inflamación y del sistema inmune –agrega
Diego Presman, también investigador del Conicet, pero en el Instituto de
Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (Ifibyne), de la Facultad de
Ciencias Exactas de la UBA, y coautor del paper–. Por ejemplo, el primer
tratamiento efectivo que se empleó contra Covid, la dexametasona, actúa a
través de esa proteína”.
Martín
Stortz
El
receptor de glucocorticoides (GR) se expresa en muchos tejidos y juega un papel
clave en la regulación de la respuesta del cuerpo al estrés, la inflamación y
el metabolismo. Los genes que activa o reprime están implicados en procesos
biológicos como la respuesta inmunitaria y la apoptosis (o muerte celular
programada).
Para
este trabajo, decidieron estudiar si la actividad de uno afectaba de alguna
forma al otro y se encontraron con que SOX2 modifica la capacidad de encender y
apagar genes de GR. Los investigadores confiesan que se sintieron sorprendidos
por esta interacción que hasta ahora no se había identificado. “Nos llamó mucho la atención y creemos que
puede ser relevante porque permite entender mejor cómo funcionan las células de
ciertos tumores en donde se expresan tanto SOX2 como GR”, dice Stortz.
Esa
evaluación fue compartida por los revisores del Journal of Molecular Biology,
una revista internacional de alto impacto, que decidió darle la tapa de su
última edición. El detalle curioso es que también estuvieron de acuerdo en que
la ilustración aluda a una de las célebres atajadas del arquero del
seleccionado argentino durante el último Mundial de Qatar, Emiliano Martínez: “Quisimos
mostrar que SOX2 (que representaría al ‘Dibu’) está afectando, interfiriendo o
bloqueando la actividad del receptor de glucocorticoides [GR], que estaría
representado en el delantero francés”, explica Stortz.
Y
bromea Presman: “Ahora, pensándolo en retrospectiva, me arrepiento un poco
porque GR es mi proteína favorita y me quedó como la mala de la película”.
Valeria
Levi
Más
allá de la anécdota, que demuestra que en la ciencia también hay lugar para el
humor y la pasión futbolera, el hallazgo de los científicos argentinos ilumina
un área de la intimidad de las células tumorales. “Cuando uno toma dexametasona
[que actúa vía el GR], lo que los médicos esperan es una cantidad de efectos
propios de células sanas –destaca Valeria Levi, última coautora del trabajo,
investigadora del Departamento de Química Biológica y vicedecana de la Facultad
de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA–. Pero en el contexto de un tumor, la
respuesta de esas células va a ser distinta si se expresa el SOX2. Nuestro
trabajo llama la atención sobre esto: no podemos predecir qué es lo que van a
hacer los glucocorticoides en las células donde está ese factor de
transcripción; la respuesta puede ser muy diferente de lo que uno espera de
células ‘sanas’”.
Aún
es pronto para saber cómo se traducirá este descubrimiento en la atención de
pacientes o si abrirá el camino para el desarrollo de nuevos fármacos, pero los
científicos piensan que la presencia de SOX2 en células tumorales servirá como
una señal de alerta que habrá que tener en cuenta. “Tanto Diego como Martín y
mi grupo investigamos en mecanismos moleculares, tratamos de entender cómo
funcionan esas moléculas –dice Levi–. Los estudios que hacemos son siempre en
condiciones muy, muy controladas, por lo que estos resultados no pueden
extrapolarse sin más a una persona. Hay un camino largo entre una cosa y otra,
pero estos resultados muestran que hay efectos no previstos previamente que
deberán ser tomados en cuenta”.
Diego
Presman
Según
explica Stortz, SOX 2 está presente en el embrión en etapas tempranas y
participa en el mantenimiento de la pluripotencialidad de las células madre,
que tienen la capacidad de diferenciarse en las de cualquier tejido del
organismo. De hecho, es una del cóctel de proteínas que se utilizan para producir
la “desdiferenciación celular” [es decir, volver atrás el reloj biológico y
llevar células maduras a etapas de pluripotencialidad]. Por otro lado, la
expresión aberrante de SOX2 se asoció con distintos tipos de cáncer, y con el
establecimiento de metástasis, por lo que se lo considera un potencial objetivo
terapéutico. Stortz y Presman destacan que cuando se expresa en células
cancerosas se encuentra en un lugar en el que no debería estar.
“Cuando
empieza a expresarse en una célula diferenciada, que cumple una función
específica en un tejido específico, ésta adquiere otras propiedades”, subraya
Levi.
Y
concluye Presman: “Por eso nuestra sorpresa ante esta interacción funcional
entre dos proteínas que son muy importantes por separado, pero que en principio
no deberían interactuar. Ese es otro
aspecto que nos hizo pensar en la atajada del ‘Dibu’: SOX2 es un jugador
inesperado, porque no suele estar presente en las células donde se expresa el
GR. Así como no se esperaba que nuestro arquero estuviera ahí para atajarle el
gol a Francia”…
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