La presente nota intenta provocar al lector. Sólo si
lo logra, el objetivo se habrá alcanzado.
Supongamos que se encuentra con un texto como el
siguiente:
“Renunció el director del Banco Ciudad (y en
simultáneo también concejal por Tigre), el joven ex diputado Nicolás Massot de
Chiara Comoretto, alineado en las huestes de Emilio Monzó de Sánchez (quien no
pudo ser seducido para integrar sus filas por Horacio Rodriguez Larreta de ex
Bárbara Diez). Estas jugadas son miradas con preocupación por Patricia Bullrich
de Yanco. Mientras tanto sigue su viaje por el exterior Mauricio Macri de
Awada, que extraña a su compañero incondicional Hernán Lombardi de Sanz. Se ignora por el momento la actividad
política del neuro científico radical Facundo Manes de Sanz. En cambio es muy
fuerte la presencia en el bizarro programa de Viviana Canosa de ex Borenstein,
de Roberto García Moritan de Andohain y de Javier Milei de ex Mori. Sorprendió
el llamado al diálogo efectuado por el diputado troll Fernando Iglesias de Ana,
cuyo gorilismo empalidece el antiperonismo de Ernesto Sanmartino de Aluvión
Zoológico. En el oficialismo preocupa el silencio de Cristina Fernández y de lo
que se conversó en la reunión que tuvo en Olivos con Alberto Fernández de Yañez
y Sergio Massa de Galmarini. Sí trascendió que los tres coincidieron en
recordar emocionados a la figura del ex presidente Néstor Kirchner de
Fernández. Esto mereció duros dardos descalificatorios del diputado y humorista
cordobés Luis Juez de Corte. Le respondió en ásperos términos Aníbal Fernández
de ex Barreiro; y como era de esperar, se sumó a la puja de adjetivos el
Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Sergio Berni de Propato.
Desde Lanús se incorporó a la discusión Diego Kravetz de Acuña. Luego a la
polémica se sumó desde La Plata, en el intercambio de misiles verbales, Axel
Kicillof de Quereilhac, lo que llevó a que durante el día fuera entrevistada
por Alejandro Bercovich de Lerena y Pablo Duggan de Martínez. En este torneo de
contiendas baratas apareció la abogada que suele confundirse de adscripción
partidaria por la velocidad que cambia de pertenencia política, Florencia Arietto de Jakimowicz criticando como toca la guitarra el ex Ministro
Matías Kulfas de Real. Consultado Daniel Scioli de Berger, declaró que no
entraba en esas discusiones, porque estaba ocupado en decisiones que nos
permitirán avizorar el futuro.
Desde el canal ultra militante
La Nación + el analista político Carlos Pagní de Allo, puntualizó que el
gobierno tripartito atraviesa titubeante una crisis terminal”
La presente crónica fraguada exterioriza la decisión
del autor de esta nota, de no nombrar nunca a la dos veces ex presidenta y
actual vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández como de Kirchner porque
esa es una rémora de un pasado afortunadamente superado donde el hombre era
propietario de su pareja y eso debía ser exhibido desde cómo se denominara a la
mujer casada. Aunque a Cristina Fernández le gusta que le digan Cristina
Kirchner, en donde se expropia su apellido, o Cristina Fernández de Kirchner,
parece una contradicción menor de otras mayores que tiene la política más querida
y odiada del país. Y lo sorprendente e impensado que resulta que los apellidos
masculinos sean seguidos por el de su pareja.
El lenguaje es otra de las formas que manifiesta la
colonización y deja desnudo que por pereza intelectual rutinaria o en el peor
de los casos por complicidad, se es aliado de aquello que se dice combatir. En
este caso no he escuchado a ningún feminista, mujer u hombre, reparar en este detalle.
Afirmaba Samuel Clemens que “La diferencia entre una
palabra casi justa y la palabra justa no es una pequeña cuestión, es como la
diferencia entre una luciérnaga y la luz eléctrica.” Pocos lo conocen como
Samuel Clemens pues a la historia de la literatura ingresó con el nombre de
Mark Twain.
LA COLONIZACIÓN INCONSCIENTE
La manipulación del lenguaje para hacerlo funcional a intereses ideológicos
es vieja, pero en los últimos años, con la presencia omnipotente de los medios,
se ha potenciado significativamente. Con la caída del Muro de Berlín y la
hibernación de los sueños de una sociedad socialista, la potente palabra “pueblo” se reemplazó por la
pasteurizada “gente”. Pueblo es una
clara categoría política. La palabra gente puede tener cierta equivalencia pero
desde una mirada por afuera de una concepción política.
Había que castrar la potencialidad del sujeto de la historia que es el “pueblo” y entonces se lo despolitizó
con la palabra “gente”.
Pero ahí no terminó la ofensiva descafeinada y era necesario quitarle toda
pasión. Convertir el concepto “ciudadano”
en el dietético “vecino”. Es así
como se reduce a un hombre con derechos, civiles, políticos y sociales, en un
simple consorcista al que sólo le interesa la administración de su edificio,
perdón, de su ciudad.
En el mismo camino “ideología”
se trasmutó en “gestión”, como si un
cuchillo pudiera independizarse de la mano de quien lo maneja.
En el mismo proceso de alteración de significados, si durante décadas el huelguista era el damnificado y el empleador
el explotador, con el neoliberalismo
la víctima es el “usuario”, el
perjudicado el empleador y el huelguista
un egoísta que en la persecución de sus intereses perjudica al conjunto. Ahora
el principal vituperado es el piquetero Este cambio del ángulo de observación, hace recordar unos versos
de Antonio Machado que decían: "Los ojos que ves/ no son ojos porque los
ves/ Son ojos porque te ven"
El conflicto del gobierno con cuatro agrupaciones agropecuarias fue
englobado en el 2008 bajo la denominación “gobierno
versus campo”. Esta última es una expresión geográfica pero no política. Cuando se habla del paro en el campo,
parece sugerirse que el trigo y la soja deciden no crecer, el gallo no cantar a
la madrugada, las vacas cerrar sus ubres, los chanchos abominar del chiquero,
las ovejas dejar de balar y las vacas negarse a los toros y a la inseminación
artificial. Es equivalente a que un conflicto con diferentes aerolíneas se la
calificara como un conflicto con el cielo o uno con empresas marítimas un
problema con el agua.
Otro manejo discrecional,
intencionado o ignorante del lenguaje es decir que el Estado “paga en negro”. Este error es cometido
por periodistas económicos bien intencionados, por otros que aborrecen al
Estado y aún por sindicalistas que son trabajadores del Estado. Un trabajador
está en negro cuando cobra sin un recibo oficial, cuando no existe para las
leyes laborales; no está registrado en el ANSES; no tiene cobertura de obra social;
no se le hacen retenciones ni aportes. Cuando se dice que el Estado paga en
negro se describe una situación diferente: el trabajador sí está registrado,
tiene obra social, figura en el libro de sueldos, aunque en su recibo oficial
figuran conceptos denominados “asignaciones no remunerativas” sobre los cuales
no se efectúan contribuciones ni aportes.
Sí el Estado paga en negro cuando obliga al trabajador
a inscribirse como monotributista cuando en realidad es un trabajador en
relación de dependencia.
También se ha generalizado la expresión de “clase política” para denominar a la “dirigencia
política”. No son una clase desde la sociología ni desde el análisis político
marxista. Pueden ser eventualmente privilegiados o englobados despectivamente
como ha impuesto la derecha española y aquí Javier Milei, como “casta política”.
Una forma de descalificar un instrumento económico
como el “control de cambios” es
denominarlo como “cepo”,
identificándolo y asociándolo a un instrumento de tortura.
El considerar “interior”
todo lo que no es CABA, es una visión portuaria y extranjerizante, una mirada
del centro hacia la periferia.
Con el tiempo, la habitual frase repetida en
muchísimos casos por evasores menores o mayores, de tener derecho a la protesta
con el “Yo pago todos los impuestos” que ha derivado, fomentado por un trabajo
intensivo de programa radiales y televisivos, de “ La hacen, se enriquecen, con
la nuestra”. Más allá de la evidente distancia en muchísimos casos entre
representantes y representados, de privilegios injustos que gozan, la
generalización tiene por objeto deteriorar, oxidar, la única herramienta de
cambio que es la política. Generalmente está impulsado por voceros del poder
económicos disfrazados de periodistas independientes o políticos que son su
representación, que saben que invalidar la política, es inutilizar el único
instrumento de cambio.
Otro ejemplo de colonización cultural es el referirse
a la recuperación de las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982 bajo la
denominación “invasión”, un oxímoron, porque nadie invade lo que es
propio.
Otra expresión usada
en forma generalizada los días de elecciones es el de bunker para
referirse al centro de informaciones que habilitan los distintos partidos. Con
cualquier diccionario a mano se puede encontrar la definición : “es una construcción hecha
de hierro y hormigón, que se utiliza en las
guerras para protegerse de los bombardeos, tanto de la aviación como de la artillería.” Nada más alejado que lo
que sucede con los centros de información partidarios, que son conocidos y
abiertos, donde los periodistas son agasajados de diferentes formas, con
vituallas que van desde los sándwiches a los canapés, desde las medialunas a
tortas varias.
Los neoliberales usan la expresión “populismo” como una descalificación y “libre mercado” como un paraíso a
alcanzar. En el mismo sentido “kirchnerismo”
no es un sustantivo en diferentes medios poderosos que se autoperciben
falazmente como críticos, sino un adjetivo con su enorme potencia
descalificadora.
Se ha popularizado
hasta el hartazgo la expresión grieta atribuida al periodista superlativamente
militante Jorge Lanata, que aún se autodefine como independiente, para caracterizar la polarización, que desde
el origen del país, enfrentan a dos modelos. Es posible que más que una grieta
que eventualmente podría cerrarse, es una fractura expuesta que no encuentra traumatólogo
para solucionarla, porque se ha cronificado.
EL LENGUAJE EN LA VIDA COTIDIANA
Una de las costumbres
más remanidas es el saludo del que ingresa a un lugar donde hablará a un grupo
de gente; o invitado a la radio o a la televisión diga: “Buenos días a todos.”
Con decir buenos días es suficiente. No se conoce a nadie que haya dicho: “Buenos días a todos, menos a fulano y
mengano.” Otro error de las mismas características es el que dice: “Mi opinión
personal.” Al decir mi opinión se debe descartar lo de personal ya que queda
implícito en el mí. Una de las muletillas más frecuentes de reciente uso
generalizado es pasar de un párrafo oral a otro con el separador: “bueno,
pero…”. Otro es la expresión “nada”,
importada de España, que parece un intento de auto desvalorización de lo que se
está diciendo, aunque sólo sea un bache expresivo.
Hay una subestimación
inconsciente de lo escuchado cuando el receptor dice “Obvio”. En términos
concretos está afirmando que lo que escuchó es una perogrullada, aunque tal vez
no sea esa su intención, sino sólo exteriorizar que lo que está escuchando es sabido.
Una tendencia juvenil
adoptada en muchos casos por personas que acumulan más años es la necesidad de
potenciar el lenguaje con el uso del superlativo o con el agregado antes de
cada adjetivo del prefijo “re”. Llamar a cualquier persona como genio, ídolo,
diosa, significa desvalorizar el concepto de genio o ídolo que sólo se debe
reservar para casos excepcionales. En términos futbolísticos hay muchos buenos
jugadores pero pocos, poquísimos, a nivel de ser cracks. Llamar crack a
cualquier buen jugador es desvalorizar esa palabra, y por la tanto en términos
generales a la licuación de los adjetivos.
Otras muletillas muy
frecuentes cuyo uso intensivo parece una subestimación del interlocutor, son
las que al final de cada frase se les agrega: “¿Me entendés?” (de uso intensivo
por Jorge Lanata) “¿Me siguen?” (interrogación permanente de Elisa Carrió) o
cierta inseguridad cuando permanentemente se pregunta: “¿No es cierto?”
(muletilla insistente del periodista Marcelo Longobardi). Otra expresión generalizada es en medio del
discurso agregar reiteradamente la palabra “digo”, de lo cual nadie puede dudar. O concluir cada frase con un
tono interrogativo a través del ¿sí? o ¿no?
Algunos ante una
pregunta, buscan tiempo para contestar y entonces acuden al latiguillo “a ver”,
que da cierto aire de persona reflexiva. El ex jefe de gobierno Aníbal Ibarra
fue el que hizo uso y abuso de este artilugio. Un latiguillo de gente del PRO
que se generalizó es la expresión “de vuelta”, para reiterar una explicación.
Un saludo con origen
posiblemente en Brasil es una pregunta que por su imprecisión carece de
respuesta. Es aquél que inicia el reconocimiento con la pregunta: “¿todo
bien?”, que algunos han adoptado con la variante de cierta reminiscencia
procesista: “¿todo en orden?” Se incorporó en la década del noventa y no es
irrelevante el dato porque es una época en que el otro importaba poco. Es
diferente saludarse con un “¿cómo estás?” a lo cual el interlocutor puede
contestar haciendo un rápido balance como bien, mal o más o menos. Diferente es
preguntar ¿todo bien?, porque el sentido común indica que a prácticamente a
nadie en todos los órdenes de la vida le va todo bien.
Las despedidas han
incorporado un agregado que refleja ciertos temores. Es frecuente que uno le
diga al otro: ¡cuídate! O una salida de circunstancias rodeada de una profunda
nebulosa: “Nos vemos”
Pero nada supera al
abuso de la palabra boludo que puede indiferentemente usarse para saludarse,
para concluir cada frase, y lejos, muy lejos, para insultarse. Ha
reemplazado al tradicional "che" que nos identificaba mundialmente. Es posible que si hoy viviera Ernesto “Che”
Guevara, se convertiría por estas cosas de las deformaciones o actualizaciones
del lenguaje como Ernesto “boludo” Guevara.
Una expresión
desafortunada de la que abusan algunos periodistas y políticos es “todo
argentino bien nacido”, una caracterización que parece arrancada del médico y
criminalista italiano Ezechia Marco Lombroso, conocido como Césare Lombroso suponiendo
que intrínsecamente algunos seres humanos nacen bien y otros mal.
Otras aseveraciones
que rematan un asentimiento total a lo que se está escuchando son
“absolutamente” , “definitivamente” o “totalmente”. Son más categóricas que la frecuentada “tal
cual”.
Desde hace varias
décadas la palabra “montón” es usada en forma abusiva como equivalente a
cantidad significativa. La definición es: “Conjunto de cosas puestas, generalmente sin
orden, unas sobre otras.” Como se puede apreciar su uso intensivo por
desconocimiento va seguramente en contra de lo que se quiere expresar.
Otra expresión usada
habitualmente es “lo dijo con todas las letras”. Es impensable imaginarse a
alguien haciéndolo sólo con vocales o consonantes o con faltantes de ambas.
Otra malversación lingüística es “tener códigos.” Es haber incorporado la
acepción mafiosa del término. Se puede decir lo mismo expresando “que es
necesario tener reglas.”
Finalmente dos
situaciones que transitan el ridículo: aquellos que festejan el cumpleaños de
personas muertas en lugar de conmemorar su nacimiento y aquellos invitados a la
televisión que cuando son presentados terminan aplaudiéndose.
CUANDO EL LENGUAJE NOS COLONIZA
El lenguaje es la forma insustituible de comunicación
de los seres humanos. Ningún avance tecnológico puede sustituirlo.
El lenguaje no es
aséptico. Si no se analiza la penetración del poder en los términos con los que
hablamos, es posible que a través de él, en forma subrepticia, se diga lo contrario de lo que se argumenta.
Pero no es solo eso. También es una forma de
colonización. Como decía Franz Fanón, nacido
en Martinica, argelino, autor de “Los
condenados de la tierra”, “el opresor deja sin lenguaje al oprimido y cuando
éste asume el lenguaje de aquél, el ciclo de la esclavitud se ha completado.”
04-08-2022
Publicado en La Tecl@ Eñe, Diario Registrado, Portal de Radio
Cooperativa
“asignaciones no remunerativas” Un desfalco a los sistemas jubilatorios y a los salarios.
ResponderEliminarPodría matizarse un poco y decir que las "asignaciones no remunerativas" en muchas ocasiones sirven para dar una salida a una situación conflictiva. Sin embargo, y como usted lo puntualiza, si no son una salida transitoria y queda permanentemente, no solamente perjudica a los sistemas jubilatorios (además, bendecidas por la homologación del Ministerio de Trabajo) sino que son una concesión conceptual a la patronal.
EliminarExactamente Diego. Al momento de liquidar el "aguinaldo" o la jubilación se nota mucho el desfasaje.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCasi en todo de acuerdo. Hasta estoy de acuerdo en el uso que hacés (en contra de lo prescripto por la Academia) de "ex" separado de la palabra a la que precede (por ejemplo, ex diputado). Siempre me pareció una aberración pegarlo a la palabra, pero bueno... tampoco es tan importante.
ResponderEliminarOtro latiguillo muy usado por los dirigentes del PRO es "claramente".
Y uno que permea la comunicación de los patrones en los últimos años es llamar a sus empleados como "colaboradores".
Saludos.
El Inclusive: "Los funcionarios y las funcionarias estamos muy preocupados y preocupadas por la situación de los jubilados y las jubiladas". Fernanda Raverta en la Tv de Mar del Plata
ResponderEliminar¡Ah! ¡Me olvidaba! Lo de "casta política" fue introducido en España por Pablo Iglesias y el resto de los indocumentados de Podemos. Que después lo haya tomado la extrema derecha es justicia poética.
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