Somos
actores y víctimas de un acontecimiento dolorosamente histórico sobre el cual
se escribirán cientos de películas, obras de teatro, novelas y cuentos. Hace
más de un año tuve el atrevimiento de aventurar que la pandemia marcó el fin
del siglo XX. La pandemia en muchos aspectos es la encarnación de los valores
del neoliberalismo: el otro como enemigo, la salvación individual, lo propio
sobre lo colectivo, la salud mundial en manos un grupo reducido de
laboratorios, con utilidades superlativas. El aislamiento, la soledad de la
internación, la incertidumbre sobre el comportamiento imprevisible del virus,
lo traumático de las terapias intensivas, y si finalmente se produce el
desenlace fatal, morir en soledad, lejos de los seres queridos y ser enterrado
o incinerado en las mismas condiciones.
Es
también, paradójicamente, la acentuación de lo solidario: la necesidad de lo
público; la imposibilidad real de abatir al virus si la vacunación no tiene
aplicación planetaria; la lucha extraordinaria del sistema sanitario; la tarea
notable de los científicos, la ciencia como expresión de uno de los aspectos
más reconfortantes de la inteligencia humana, que tantas veces está en tela de
juicio con actitudes desconcertantes: los antivacunas, los tierraplanistas, los
prejuicios, la discriminación, los odios, las guerras, el hambre, las
explotaciones irracionales, el planeta todo en peligro.
En
ese contexto Argentina superó los 100.000 muertos y su PBI cayó casi un 10%.
Una frase aventurada de Alberto Fernández colocaba la caída del PBI como
alternativa a la de llegar a ese número de muertos. El resultado fue que
lamentablemente se alcanzaron ambos guarismos desconsoladores.
El
tiempo juega un doble papel: por un lado, descontextualiza los hechos y por
otro permite observar aciertos y errores en el tránsito de un camino
experimental, sin bibliotecas a mano y habiendo partido de un desconocimiento
profundo. La ciencia, que se maneja con el conocimiento humano acumulado, pero
practicando la experimentación a base de prueba y error, dio a lo largo de más
de un año y medio indicaciones tan contradictorias como ir de la innecesaridad
del barbijo, a su uso obligatorio; de la permanencia del virus en objetos por
días a horas; del contagio por contacto, a descubrir que el mayor peligro es el
virus en el aire en lugares cerrados y la permanencia en ellos por espacios de
tiempo reducidos. Se tardaron algunos meses en detectar que “el virus se
puede propagar desde la boca o la nariz de una persona infectada en pequeñas
partículas líquidas cuando tose, estornuda, habla, canta o respira. Estas
partículas varían desde gotitas respiratorias más grandes hasta aerosoles más
pequeños". Los famosos aerosoles. Todos errores explicables y que se
minimizan frente al descubrimiento de las vacunas en un tiempo récord.
La
Argentina partió de una situación sanitaria crítica y una económica deplorable.
La cuarentena fue fuerte durante cuarenta y cinco días y luego permaneció
afectando ramas de actividades inactivas mundialmente. Fue una estrategia
acertada para fortalecer el sistema sanitario y el aprovisionamiento de los
vastos recursos requeridos, desde los elementos de protección hasta
respiradores mecánicos.
Es
posible que en materia educacional se hayan excedido las precauciones durante
demasiados meses del 2020. Lo cierto es que el mayor mérito, y no es poco, el
sistema sanitario no implosionó durante la primera ola y hubo una cantidad
pequeña de casos de falta de respuesta sanitaria en los momentos más virulentos
de la segunda ola.
Aparecidas
las vacunas, el Presidente Alberto Fernández “compró” las promesas de los
laboratorios, incumplidas en su generalidad, de cantidad millonarias de vacunas
que tardaron en concretarse. Hizo una jugada audaz con la Sputnik V que resultó
acertada y consideró que con ellas, la Astra Zeneca y la Sinopharm podía
prescindir de las vacunas de origen norteamericano. Ello fue un error
exteriorizado cuando el retraso en la recepción de las vacunas contratadas
llevó a redireccionar la búsqueda de oferentes. El balance ubica a la Argentina
en un lugar medio con muchos contagiados y muertos y muchas vacunas recibidas.
Con un sistema sanitario que respondió muy bien, donde el personal médico se
desempeñó con notable dedicación y eficiencia. Como efectos adversos de cara al
futuro puede puntualizarse que en momentos álgidos no se podrá recurrir a la
bala de plata de las cuarentenas estrictas por haberse alcanzado un grado de
saturación de la herramienta, combinado con una situación económica y social
explosiva. A esto se ha sumado, con un efecto difícil de dimensionar antes la
cercanía de las PASO, el burdo y grosero tiro en los pies cometido por el
Presidente, al violar el aislamiento y las medidas de precaución que perpetró
en el cumpleaños de su pareja.
Visto desde agosto del 2021, es posible
puntualizar que la estrategia de aplanar la curva de contagios y no de
aplastarla llevó a que nunca se bajó de un piso alto de contagiados y muertos.
Eso pasó en el tránsito de la primera a la segunda ola y se enfrenta a la
tercera con características similares, pero levemente mejores.
En
la actualidad, así como la cuarentena fue la medida imprescindible para
fortalecer el sistema sanitario, hoy la vacunación acelerada completando la segunda
dosis, es el recurso imprescindible para combatir a la temible cepa Delta del
virus. La actitud de liberación de actividades de los gobiernos del AMBA sin
alertar y prevenir suficientemente sobre la tercera ola se entiende más por
razones electorales que sanitarias.
En
lo económico el gobierno realizó un gigantesco esfuerzo auxiliando empresas,
pagando sueldos privados, socorriendo a los sectores de menores recursos y
conteniendo una situación que conducía a una implosión social, aunque paradojalmente
resultó insuficiente.
Mención
imprescindible es el comportamiento de la oposición macrista, caracterizada por
la consigna del ex presidente: “Que se mueran los que se tengan que morir”.
Suponiendo que fuera falsa la afirmación de Alberto Fernández, que sobrelleva
una acelerada devaluación de su palabra, hay por lo menos dos declaraciones de
Mauricio Macri que la vuelven verosímil: su admiración por las políticas
sanitarias iniciales de Boris Johnson que suscribía la macabra propuesta; y más
recientemente, en junio del 2021, cuando declaró en Mendoza al diario El Sol: “Nunca
he creído realmente que esta gripe, un poquito más grave, es algo por lo que
uno deba estar sin dormir.” Su Ministro de Salud Adolfo Rubinstein,
degradado a Secretario afirmó el 20 de julio: “Yo creo que la salud pública no
fue una prioridad en el gobierno de Macri”. Uno de los pocos intelectuales
solventes de la Alianza opositora, el politólogo Andrés Malamud que vive en
Portugal, radical y que actualmente apoya a Facundo Manes afirmó en Perfil del
3 de julio: “Macri hubiera manejado mal la pandemia”
A
partir de esta concepción, las huestes cambiemitas vestidas de halcones,
calificaron al gobierno de “infectadura”, convocaron a manifestaciones que
rompían el aislamiento, donde se quemaron barbijos, se manifestaron
despectivamente contra las vacunas Sputnik demandando al presidente ante la
justicia como envenenador. Las medidas sanitarias de protección fueron
consideradas como restricciones a la libertad individual.
CUATRO
HISTORIAS EXTRAÍDAS ENTRE MÁS DE 107.000
Estas
cuatro historias fueron publicadas en Infobae. Acudo a ellas para que quede
claro que los provisorios 110.000 muertos no son meramente una estadística, son
la cuantificación de un dolor infinito
1-
“Inevitablemente Guillermo Abel Gómez quedó en la historia de la
Argentina. Fue, según los registros, la primera persona en morir en el país a
causa de coronavirus. Tenía 64 años, había viajado a París y, al
regresar, quedó internado en el Hospital Argerich. No se supo inmediatamente
que se trataba de un caso de COVID-19 sino que recién después de muerto se
encontró el virus. Su situación era complicada porque además padecía diabetes,
hipertensión, bronquitis crónica e insuficiencia renal. Guillermo Abel Gómez,
la primera víctima del COVID en la Argentina.
Volvió
el 25 de febrero del 2020 a la Argentina. El 28 levantó fiebre y tuvo dolor de
garganta. El 4 de marzo se acercó a un centro de salud a consultar. Se le
realizó un hisopado y quedó aislado. La pandemia recién comenzaba y los
resultados de los tests tardaban en llegar. No había protocolos establecidos de
cuidado y mucho de lo que se hacía con los pacientes era prueba y error. Tres
días después de testearse y quedar aislado, murió el 7 de marzo del 2020.
Fue, además de la primera víctima del coronavirus en el país, la primera muerte
en América Latina.
Mucho
se hablaba por entonces de que el virus venía con los viajeros. ¿A qué había
viajado Gómez a Francia? A conocer a su nieta. Es que Guillermo había vivido en
Francia gran parte de su vida, luego de irse del país exiliado por
persecuciones políticas. Fue militante del Movimiento Villero Peronista en los
setenta y eso le valió un secuestro, varias amenazas, y finalmente el exilio.
Cuando él volvió a vivir a la Argentina, su hija María Eugenia -que nació en
Francia- se quedó allá. Cuando fue madre, en febrero del 2020, Gómez viajó a
conocer a su primera nieta. Lo hizo. La parte luminosa de esta dramática
historia es que lo hizo.”
2-
“Parecieron decirse lo que dice la canción: espérame en el cielo corazón, si es
que te vas primero. Tenían 74 y 76 años. Llevaban 50 años de casados. Pensaban
viajar a Europa a celebrar las bodas de oro. El COVID-19 lo arruinó todo, pero
no logró separarlos: María del Carmen Quaranta y Horacio Pérsico se
conocieron en la adolescencia. El amor fue inmediato y duradero. En 1970 se
casaron y armaron una vida juntos. Tuvieron tres hijos: Leticia (49), Hernán
(46) y Julieta (36).
Al
comienzo de la pandemia, decidieron cuidarse y quedarse solos en su casa. Sus
hijos hacían las compras por ellos y evitaban todo tipo de contacto con el
exterior. En ese contexto cumplieron 50 años de casados, en abril. No pudieron
celebrar como deseaban, pero en su horizonte había un viaje organizado juntos: en
septiembre de 2020 se iban a ir a Europa. Iba a ser, además, la primera vez
para ellos en el viejo continente.
María
del Carmen Quaranta y Horacio Pérsico, luego de 50 años de amor, murieron con
una semana de diferencia.
Se
dijo hasta el cansancio que la pandemia lo cambió todo. Para ellos, ese cambio
fue fulminante. Cuando llegó septiembre no solo no pudieron hacer el viaje,
sino que ambos se contagiaron de COVID-19.
“El
8 de septiembre le hicieron la PCR a mi papá y dio positivo. En el
Hospital Italiano, le practicaron todos los estudios correspondientes y lo
llevaron de vuelta a su casa, donde estaba mi mamá, que tenía antecedentes de
asma. Por su edad, mis padres estaban dentro del grupo de riesgo y no tenían
espacio en su casa para hacer el aislamiento. Era imposible que se quedaran
solos en ese estado. Cuando planteamos la situación en el Hospital, decidieron
dejar a mi papá en su casa y llevarse a mi mamá para internarla. A ella, se
la llevaron al mediodía y a la noche el resultado de la PCR dio positivo. Quedó
internada porque la placa de tórax no estaba bien, a pesar de que no tenía
síntomas”, explicó Julieta Pérsico, la hija menor de ambos.
Antes
de esa internación, se saludaron por última vez, con un beso en el hall de
entrada de su casa. Fue la última vez que se vieron. Poco tiempo después
también lo internaron a él, estuvieron en habitaciones contiguas. Cuando Horacio
murió -el 24 de septiembre del 2020-, María del Carmen fue trasladada a la
habitación en la que estuvo su marido, la 1211. Allí, en la misma cama,
murió siete días después, el 1 de octubre del 2020.
“Lo
que pasamos con mis hermanos no se lo deseo a nadie: en 23 días el COVID-19 nos
arrancó a mis viejos”, dijo Julieta. Y agregó: “Me cambió la vida, ya no soy
la misma que era antes. Mis papás siempre fueron mi sostén, para las
decisiones más simples y para las más complejas. Yo les consultaba todo... Eran
dos eternos enamorados. Ahora, están juntos para siempre. Y ese, es el único
consuelo que me queda”.
3-
“En el barrio era famosa por muchas cosas. La más alegre de esas cualidades:
amaba bailar, siempre que podía lo hacía. Era tucumana, era fuerte, era una mujer
que no esquivaba los problemas y peleaba por solucionarlos. Lo hizo: poco antes
de su muerte denunció falta de agua en la Villa 31, donde era una referente
barrial.
¿Cómo
iban a cuidarse del COVID en el barrio si no tenían agua para lavarse las
manos? Lo preguntó e hizo que la atención se pusiera finalmente en lo
importante. Ramona Medina vivía con sus hijas Maia y Guadalupe, con su
pareja, con su cuñada y su cuñado, con su sobrino y su sobrina. Ramona Medina,
la referente de la Villa 31 que denunció falta de agua en el barrio y pocos
días después falleció.
Ramona
era diabética e insulinodependiente. Trabajaba en las calles del barrio, en
comedores, en diferentes agrupaciones sociales. Apenas una semana después de
que se difundiera su video denunciando la falta de agua (“Nos piden que nos
higienicemos, que nos lavemos las manos, que tengamos mayor cuidado, que nos
pongamos tapabocas, que no salgamos a la calle ¿Y con qué lo hacemos si no
tenemos agua?”), fue diagnosticada con coronavirus. La internaron en el
Hospital Muñiz, inmediatamente con respirador. Ella, que aguantó de todo en la
vida, un día no aguantó más. Murió el 17 de mayo del 2020. Su nombre, Ramona
Medina, se convirtió en un emblema de las luchas sociales. No debió
contagiarse, no debió morir. Lo sabía, y no se fue de este mundo sin dejarlo
claro.”
4-
“Su historia se conoció porque su hijo, Leonardo Maraval, compartió el gesto de
su padre. Escribió en Twitter: “En enero mi vieja murió por coronavirus. En la
esquina donde comenzó su noviazgo mi papá pegó este corazón”. Sumado al texto
se veía un corazón amarillo pegado en una pared. Dentro del corazón decía: “El
COVID logró lo que la vida NO pudo: separarnos”.
Los
protagonistas son Alicia y Carlos. “Durante 51 años Alicia
reposaba su cabeza en mi brazo izquierdo antes de quedarnos dormidos... hoy la
cama me queda grande”, dijo Carlos Maraval, de 65 años, tras la muerte de su
esposa. Cuando Alicia Maraval murió, su marido dejó un corazón en el lugar de
la primera cita. Se conocieron en Rosario cuando ambos tenían 15 años.
Los acercó el estudio y la ciencia, pero los unió para siempre el amor: Alicia
lo llamó por teléfono y le pidió una primera cita. Carlos aceptó y desde
entonces no se separaron. Era el año 1969.
El
31 de octubre de ese año tuvieron ese primer encuentro en una esquina de la
avenida Córdoba, en el centro de Rosario. “Fuimos a tomar un refresco al bar de
enfrente, hablamos un rato largo y luego la acompañé a su casa. Eran otras
épocas, no había ningún tipo de contacto”, rememora Carlos. Y allí, en esa
misma esquina, es donde dejó su corazón amarillo para despedirla.
El
contagio llegó en navidad del 2020. El 28 de diciembre Carlos dio positivo de
COVID y pronto la diagnosticaron a ella. Al décimo día de transitar la
enfermedad Alicia fue internada en el Hospital Español, primero en terapia
intermedia y luego intensiva. En un momento su cuerpo dijo basta y en enero del
2021 Alicia se fue de este mundo. Tenía 66 años y, aún, muchas citas por
delante con Carlos.
El
COVID-19 se llevó todo lo que no debió llevarse, pero el corazón amarillo, el
corazón infinito de quienes recuerdan, seguirá dando batalla contra el virus
del olvido. Los que no debieron irse, ahí están.”
ELECCIONES
Las
PASO de septiembre y las legislativas de noviembre se realizarán en un contexto
inédito atravesado por cifras económicas catastróficas y una sociedad con
creciente vacunación, pero atravesada en las legislativas nacionales por posiblemente
más de 120.000 muertos. Junto con claras expresiones de reactivación se
proyecta sobre el horizonte la inevitable cepa Delta de explosiva
contagiosidad. En circunstancias normales con la soja alrededor de 600 dólares
la tonelada resultaría poco probable que un oficialismo pierda las elecciones.
Pero los efectos demoledores de los cuatro años macrista más la destrucción
casi un año y medio de pandemia ha dejado miles y miles de negocios cerrados,
desocupación en dos dígitos, pérdida del poder adquisitivo de sueldos y
jubilaciones en los últimos cuatro años, la caída de integrantes de clase media
en la pobreza y de pobres en la indigencia. Según un informe del Banco Mundial 1,7
millones de argentinos se cayeron de la clase media en 2020, que bajó del 51%
al 45% de la población, según el documento, que relevó el impacto del COVID-19
en América Latina y el Caribe.
El
índice de pobreza llegó al 42% al término del segundo semestre del 2020, 6,5
puntos porcentuales por encima del 35,5% de igual período de 2019, según el
Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). En tanto, el Índice de
Indigencia ascendió al 10,5%. Esto implica 19,2 millones de pobres y 4,5
millones de indigentes. La pobreza multidimensional, mucho más abarcativa
(considera aspectos como vivienda, empleo, salud) medida por el Consejo de
Coordinación de Políticas Sociales dirigido hasta ahora por la primera
candidata a diputada del Frente de Todos por la Provincia de Buenos Aires,
Victoria Tolosa Paz, eleva la pobreza a el 49,6% de los habitantes, lo que
equivale a unos 22,7 millones de personas.
Si no fuera por los planes sociales la indigencia estaría en un 30%. Si
se compara con la pobreza de la Argentina de 1974, del 4% sin planes sociales,
es la exteriorización patética del descenso social sólo entendible porque la
destrucción de los gobiernos antipopulares es tan eficiente en su tarea que no
puede ser reparada en la misma proporción por los gobiernos populares, que
además de arrastrar sus propias limitaciones, cada vez que llegan al gobierno
parten de niveles más bajos.
Un
dato que da la dimensión de lo que parece un parte de guerra contra la sociedad
argentina y su futuro, es que el 57,7% de los chicos menores de 14 años son
pobres
En
los barrios populares 1 de cada 4 chicos abandonó sus estudios en el 2020 y aún
no se conoce cuantos volvieron, según un informe del Observatorio Argentino por
la Educación con autoría de Sandra Ziegler (FLACSO), Víctor Volman y Federico
Braga. Unos 10 millones de argentinos van a comedores. A principios del 2020
eran 8 millones, en los primeros meses de la pandemia se alcanzó los 11
millones y con la apertura de actividades y la reactivación se está en 10
millones.
La
inflación se encuentra fuera de control y se llevan 10 meses seguidos con una
inflación superior al 3% superando a los meses en esa situación del 2001.
El
gobierno enfrenta las elecciones de septiembre y noviembre, con un resultado
como pocas veces incierto. Debe transitar el proceso con una oposición extrema
y generalmente irracional; con los conflictos internos propios de una coalición
política; con una justicia que como nunca es la última trinchera del poder
económico; con la UIA y la Sociedad Rural en manos de los halcones y con los
medios de difusión rechazando todas las manos tendidas y desarrollando un
intenso periodismo de guerra impiadoso y mentiroso del cual el grupo de tareas
de La Nación + es su referencia extrema. Todo en el marco de una inusual crisis
económica y la pandemia mundial,
Lo
más probable, aunque muy lejos de ser una certeza, es que el oficialismo gane,
aunque perdiendo puntos, pero ampliando la cantidad de bancas, porque la
oposición renueva los legisladores obtenidos en su mejor elección del 2017.
Todo indica que la diferencia en la Provincia de Buenos Aires se ha reducido de
16% a 8%, lo que implica a nivel nacional una disminución entre 3 y 4 puntos,
que debe compensar las seguras derrotas, en CABA, Córdoba y Mendoza en lo que
sólo está en duda la amplitud, y muy incierto el panorama en Santa Fe.
En
general, en un país menos fracturado, que no es el caso de nuestro país, una
elección legislativa se evalúa en función de un mejoramiento o empeoramiento de
la cantidad de las bancas legislativas. En el caso que el gobierno gane bancas
y disminuya su respaldo porcentual, el oficialismo levantará la bandera de su
fortalecimiento legislativo y la oposición marcará que fue una derrota porque
perdió respaldo en relación al año 2019.
El
Frente de Todos parece haber llegado acuerdos en las listas electorales sin
demasiados conflictos, pero han quedado muchos heridos cuya primera expresión
es la renuncia de Facundo Moyano a su banca, la escasa representación sindical y
de los movimientos sociales como frecuentemente puntualiza Juan Grabois.
A
lo largo de estos 18 meses de gobierno, fueron evidentes los chispazos entre
los integrantes de la fórmula presidencial, en los pocos actos donde
aparecieron juntos. La ausencia de la vicepresidenta en momentos cumbres como
el aniversario de Néstor Kirchner o un 24 de marzo con actos separados, con las
andanadas inusitadas de Sergio Berni, Ministro de Seguridad de la Provincia de
Buenos Aires contra la Ministra de Seguridad y cada vez más contra el
Presidente de la Nación; las propuestas de Alberto Fernández que necesitan
aprobación del Senado como los de Daniel Rafecas, Marcela Losardo, Guillermo
Nielsen, permanecen o salieron de los cajones de Cristina Fernández, después de
períodos prolongados. El primer enfático apoyo de Cristina Fernandez al Presidente
fue en el acto del 17 de agosto en la Isla Maciel ante el tsunami producido
hacia adentro y afuera del gobierno por la foto de Olivos.
La
oposición ha tensado la cuerda interna. Horacio Rodriguez Larreta colocó su
candidato en CABA y Provincia de Buenos Aires, pero debió incorporar a las
listas a halcones macristas como que entorpecen el intento de presentarse como
una figura moderada, cuando es sólo otro rostro del macrismo. Vidal ha perdido
el ángel de su discurso que la ayudó en el 2015, y queda desnuda con sus
mohines, su discurso de lugares comunes y los mismos argumentos duros de los
halcones. Además, es poco sostenible su actitud de no competir en el territorio
que gobernó durante cuatro años evitando una catástrofe que sepultaría su carrera
política.
Por
si fuera poco, los radicales han decidido confrontar electoralmente dejando su
poco digno papel de subordinación total al macrismo alejado de las decisiones,
pero obligadas vocacionalmente a defenderlas. Para ello han convocado al neurocientífico
Facundo Manes, portador de un discurso abrevado en un manual de autoayuda, que
se presenta falsamente como alguien que viene por fuera de la política y con la
supina idea que alguien que conozca el reglamento del fútbol alcanza para jugar
y ser un buen futbolista.
Por
fuera de las dos coaliciones, las habituales peleas en el barro han permitido
un crecimiento en CABA de los que denuestan a los políticos y al Estado, como
los autodenominados libertarios con el impresentable Javier Milei que seguramente
producirá un drenaje de votos de JxC hacia sus huestes, resultando preocupante
una posible buena inserción en sectores juveniles.
En
la Provincia de Buenos Aires, Florencio Randazzo es posible que cumpla su
habitual tarea de quitarle votos al oficialismo en un porcentaje difícil de
dimensionar, representando a los peronistas fuertemente antikirchneristas y
aquellos decepcionados de las dos coaliciones mayoritarias.
Fuera
de las luces que visibilizan los hechos que quieren ser exhibidos, Hector Magnetto,
el accionista y mandamás de Clarín, mueve sus piezas para derrotar al
oficialismo a través del empresario y operador Guillermo Seita. Éste ex
secretario de Medios de Menem, quien sostiene según el periodista Diego Genoud,
en letra P del 3 de julio que “el establishment no puede hipotecar su futuro
por haber errado con Macri y debe buscar un reemplazante urgente”. También es
socio de Clarín en la Consultora Management & Fit (en donde la cara visible
es Mariel Fornoni) y dueño de 10 empresas más ligadas a la política y a los
medios. Fue el que intentó unir en la ancha avenida del medio en el 2018, que
luego no llegó a caminito, a Sergio Massa, Juan Schiaretti, Miguel Angel
Pichetto y Juan Manuel Urtubey. El intento fracasó y cada uno de los presuntos
aliados siguió caminos diferentes y opuestos. Hoy asesora a Horacio Rodriguez
Larreta, Florencio Randazzo, Juan Schiaretti, Omar Perotti y a través de su
socio Gastón Douek, denominado “El señor de los trolls” a Facundo Manes. No es
descabellado suponer que el operador Guillermo Seita sirve o es funcional a
Héctor Magnetto.
ELECCIONES
PARTICULARES
Cualquier
encuesta demuestra el escepticismo con relación al futuro. De ambas
coaliciones, la que consiga despertar mayores esperanzas se llevará el triunfo.
Dato alentador es que la industria ya opera sólo un 2,1% por debajo de los
niveles de fines del 2019.
El
macrismo tiene todavía muy cercano y fresco su estrepitoso y profundo fracaso.
Tiene la ventaja que la pandemia ha jugado a su favor porque la mayor parte de
los índices han empeorado. Si la mayoría de la población quiere castigar al
gobierno por sus errores sin reconocer sus aciertos, el instrumento eficiente
es siempre el opositor más importante electoralmente.
Otro
elemento a considerar es la composición etaria del electorado. Según el
encuestador y analista Artemio López: “El 30% de los electores tendrá menos de
30 años, el 50,2% no llegará a cumplir los 40 años de edad al momento de votar,
mientras que 6 de cada 10 electores al ejercer el sufragio tendrá 45 años o
menos. Las conclusiones son notables. Por ejemplo, dada la estructura etaria
que lo segmenta, para el 55% del padrón de electores el gobierno de Raúl
Alfonsín y los ciclos hiperinflacionarios de los años 1989 y 1990 no resultaron
experiencias vividas, e incluso buena parte de la década de los años noventa
tampoco lo fue en plenitud. Más aún, la crisis del año 2001 fue vivida con
menos de 15 años de edad por el 35% de los empadronados, que inician su
adolescencia y los primeros contactos con la realidad política nacional ya con
el kirchnerismo gobernando el país.” (Perfil, 31-07-2021)
PANDEMIA
Y ELECCIONES
A
menos de un mes de las PASO la incertidumbre es superlativa y las certezas
liliputienses. ¿Cuánto influirá la prédica de los medios que no le reconocen un
solo acierto al gobierno? ¿En qué estado emocional votará una sociedad que ha
convivido con más de cien mil muertos? La vacunación masiva y la alegría que
produce ¿serán la viga maestra del triunfo del gobierno? Los horribles disparos
en los pies de Alberto Fernández desde el vacunatorio para privilegiados o el
cumpleaños en pandemia de Fabiola Yañez ¿serán importantes o quedarán diluidos
por el crecimiento económico de este año que según el FMI superará el 6 %? Es
la primera vez que un gobierno peronista no mejora el ingreso ¿se lo
justificará por la pandemia y la herencia recibida o se lo castigará de
cualquier forma? El enojo de los que cerraron o se sumieron en el desierto de
la desocupación ¿votarán mirando por el parabrisas o por el espejo retrovisor? ¿Logrará el gobierno que las expectativas de
una mejoría en los dos años siguientes suturen las heridas de un presente
penoso? Preguntas y más preguntas cuya
única respuesta es la menos frecuentada por analistas y políticos: NO SÉ.
Pandemia
y elecciones. El cuarto oscuro tiene la respuesta que no encontrará en esta
nota, la que sólo intenta describir el escenario delante y detrás del telón.
18-08-2021
*PUBLICADO EN LA TECLA Ñ, DIARIO
REGISTRADO Y LA PÁGINA DE RADIO COOPERATIVA