Caracterizado como un hombre poco
propenso a reflejar emociones, el presidente del país se ha visto inclinado por
los consejos de sus asesores a acompañarse de una figura femenina que
humanizase su imagen. Gabriela Michetti y su silla de ruedas en la presidencia,
la misma Michetti acompañándolo en su primer mandato en la ciudad de Buenos
Aires y María Eugenia Vidal en su segunda gestión. Pero nunca se lo vio tan quebrado
( la otra fue cuando María Eugenia Vidal ganó la provincia de Buenos Aires el
25 de octubre del 2015) como al final del espectáculo en el Teatro Colón con la
presencia de los representantes de los países que significan el 85% del PBI
global, el 66% de la población mundial, el 75% del comercio internacional y el
80% de las inversiones globales. No es algo accidental. Macri y su política
representan la genuflexión ante los poderosos, el alumno que le lleva la
manzana a la maestra, el que quiere estar lejos de lo que tiene cerca y cerca
de los que siempre estarán lejos como sostenía Arturo Jauretche.
LA
PRENSA OFICIALISTA EUFÓRICA
Claudio Jacquelin en La Nación
tituló: “Una cumbre “increíblemente perfecta” que Macri sueña proyectar a su
futuro””. Joaquín Morales Solá en el mismo diario tituló: “El mundo volvió a la
Argentina” y luego escribió: “El mérito más destacable de Macri es el de haber
adoptado políticas homologables por el mundo. Se lo reconocieron explícitamente
los EE.UU, Francia, Gran Bretaña a su manera y la propia Lagarde. Digan lo que
digan, guste o no, un regodeo argentino por la cima mundial como el que se
vivió, hubiera sido imposible con un gobierno de Cristina Kirchner”. Eduardo
Van deer Koy en Clarín escribió: “Macri tuvo una constancia alentadora. En el
eje de sus preocupaciones prevalece largamente la economía. Allí anida el futuro
de su administración y la posibilidad de ser reelecto el año que viene. Las
principales potencias, a través de sus jefes de Estado, respaldaron este rumbo
de emergencia. Que implica un ordenamiento de cuentas y un duro ajuste. En esa lista se anotaron Estados Unidos,
Alemania, Japón, Francia, Italia, Gran Bretaña y Canadá. Los siete países
fueron clave para los dos salvatajes del Fondo Monetario Internacional (FMI),
luego de que el terremoto financiero de mayo enterrara el gradualismo de
Cambiemos” El frustrado humorista, pero editorialista político Alejandro
Borensztein en el mismo diario colaboracionista escribió: “¿Viste gato? Por fin
una. Si querés llorar, llorá. Al final lloramos todos. Ármate un par de G20 más
y ganás en primera vuelta. Vamos macho, acelerá.”
En materia económica, la prensa
oficialista recogió las declaraciones de
la presidente de la Nación, auditora del ajuste en las sombras Cristine
Lagarde: “El programa ha tenido un buen comienzo desde el punto de vista de la
estabilización y se trata de mantener el rumbo día tras día, hasta la
recuperación que creemos que debería ser en el segundo trimestre del 2019,
cuando deberíamos ver una caída significativa de la inflación, deberíamos ver
que el crecimiento comienza a dar un giro y deja de contraerse…….El remedio
frente al populismo es mas apertura”
Es la misma persona que en marzo del
2018 sostuvo: “Los dos primeros años del gobierno de Macri han
sido asombrosos. Porque en estos años, las autoridades económicas han logrado
tanto en términos de política monetaria, de la reorganización del gasto público
para hacerlo más eficiente, de reducir la presión impositiva, adoptar las
reformas que permitan la libre competencia…”
El notable sindicalista Germán Abdala
sostenía: “Si mi patrón me elogia, me pregunto ¿Cuándo cagué a un
compañero?
EL
DOCUMENTO FINAL
Es importante, sin exagerar, estar en
el G20. Es bueno ser anfitrión. Lo hicieron los presidentes de los gobiernos
populares. Lo que diferencia es el discurso con el que se concurre. Si es para
ser aceptado por los poderosos o para plantear los problemas que originan esos
poderosos. Sólo una ignorancia supina sobre el desarrollo de los países
poderosos puede ignorar que lo hicieron sobre la base de un férreo
proteccionismo y luego fomentaron el libre cambio en aquellos rubros que no
tenían competencia. Estamos en la etapa
de un voraz capitalismo financiero y un creciente proteccionismo de los
poderosos de lo cual el EE.UU de Trump es el ejemplo primero. El acuerdo Unión
Europea – Mercosur no se avanza porque Macrón protege a los agricultores de su
país. Hay que ser muy torpe, para ser benévolo, en abrirse entregando lo propio
cuando los poderosos a los que se quiere imitar protegen lo suyo. Por eso en el
documento final no hay sola crítica al proteccionismo. Y reducido en buena
parte al conflicto comercial entre EE.UU y China, ambos son aliados en el
rechazo al acuerdo por el cambio climático. Como incendiar la casa
enarbolando una política de protección
de la vivienda.
LA
ZONCERA CIPAYA
Cuando Morales Solá afirma: “El
mérito más destacable de Macri es el de haber adoptado políticas homologables
por el mundo….. Digan lo que digan, guste o no, un regodeo argentino por la
cima mundial como el que se vivió hubiera sido imposible con un gobierno de
Cristina Kirchner”, hay que tener en claro que la cuestión central no es si la
Argentina ha adoptado políticas homologables para el mundo, sino para la
inmensa mayoría de los argentinos. Seguramente los unitarios de Montevideo que
se aliaron a las fuerzas de invasión anglo- francesas gozaban del aprecio y
buena prensa en los países agresores. El Director Supremo Carlos María de Alvear, envió a Manuel José García a
Río de Janeiro para entrevistarse con Lord Strangford, el embajador inglés, en
1815, con una carta que entre otras cosas decía: “En estas circunstancias sólo la generosa Nación
Británica puede poner un remedio eficaz a tantos males, acogiendo en sus brazos
a estas Provincias, que obedecerán su Gobierno, y recibirán sus leyes con el
mayor placer, porque conocen que es el único remedio de evitar la destrucción
del país...”
¿Alguien puede dudar que en Gran
Bretaña, Alvear concitaba mayor aprecio y elogios que San Martín?
Arturo Jauretche recomendaba no
cometer la zoncera de “Asesorarse con los técnicos del FMI porque es lo mismo que ir al
almacén con el manual del comprador, escrito por el almacenero”.
Macri, Morales Solá, Carlos María de
Alvear, los unitarios exiliados en Montevideo, no son, no eran zonzos: eran
(son) cipayos.
HIPOCRESÍA
DIPLOMÁTICA
Trump se refirió a las excelentes
relaciones que siempre mantuvo con la familia Macri. Recordó lo muy buen mozo
que era Mauricio, y que entonces, mientras hacían negocios, ninguno imaginó que
llegarían a ser presidentes de sus respectivos países.
Sin embargo, un
texto de Marcelo Bonelli en el diario Clarín del 11 de noviembre del 2016, da
por tierra con esa versión edulcorada. El texto es el siguiente: “Una limusina negra y larga se
acercó a Franco Macri. El padre del actual Presidente iba caminando por la zona
más elegante de Manhattan. El auto frenó y se abrió la puerta. La escena
parecía salida de una famosa película, solo que era real. Adentro del auto
estaba el ahora Presidente electo de EE.UU. Donald Trump; lo invitó con su mano
a ingresar al vehículo. Pero dos guardaespaldas de Trump bajaron del auto y
usaron modales menos amables para acelerar la entrada de Macri a la limousine.
Ocurrió
al promediar los años 80 , en medio de una dura batalla del Grupo Macri con las
empresas de Trump por negocios en Manhattan. Socma –la firma de los Macri–
pretendía hacer inversiones inmobiliarias en la Gran Manzana. Mauricio Macri
debutó con ese proyecto en las grandes ligas del mundo de los negocios. El
“Macri Group” adquirió un fabuloso terreno para la construcción de una torre de
100 pisos. Pero enfrentó infinidad de resistencias y los bancos de Wall Street
le hicieron la vida imposible para financiarle la operación.
Franco
Macri no se resistió e ingresó a la limusina donde estaba el ahora electo presidente.
Ambos recorrieron – durante media hora – las calles de Manhattan. Nadie conoce
qué hablaron, pero después de ese paseo el “ Grupo Macri” vendió por 117
millones de dólares, barato al fin, un valioso terreno del Lincoln West y se
retiró de todo tipo de negocio en New York.
Desde ese
momento las relaciones entre la familia Macri y los Trump fueron malas. Los
almuerzos posteriores y el golf no saldaron las diferencias ni el disgusto
inicial. Ahora, el destino los encuentra otra vez. Pasaron muchos años:
Mauricio Macri, el hijo de Franco, es el presidente de la Argentina y Trump, el
de Estados Unidos. Ambos son pragmáticos y eso puede hacer olvidar los viejos
rencores de cuando los dos peleaban por multimillonarios negocios.”
CAL
Y ARENA
Más allá de algunos errores groseros aunque
menores, la evaluación de la organización del G20 fue positiva, sin protestas
callejeras conflictivas. El gobierno siente que sale fortalecido.
Entre las entretelas del evento se
vio también aspectos muy desagradables de la ideología macrista: la expulsión
de los indigentes de las calles, las declaraciones de la mujer del jefe de
gobierno porteño acompañando al presidente francés en el Parque de la Memoria
reivindicando la teoría de los dos demonios y el presidente atribuyendo exclusivamente
la crisis económica al contexto internacional y a la sequía. Por supuesto sin
dejar de afirmar que hacen de la verdad un culto.
Antes que se terminara la resaca del
G20, Patricia Bullrich que sueña con acompañar a Macri en la formula
presidencial del 2019, dándole dureza a la dureza y frialdad de Macri, acorde
con el clima Bolsonaro, sacó un reglamento para el accionar de las fuerzas
policiales que ocupa a todos los programas periodísticos y declaraciones,
artilugio para desenfocar la situación económica donde todo es desfavorable
para el gobierno.
LAS
LAGRIMAS DE MACRI
Nunca se lo vio al presidente
lagrimear por ahogar a la ciencia y la
tecnología, ni demoler la salud pública, ni reducir a la inanición determinados
planes como el Fines, ni por suspender la entrega de computadoras en los colegios,
ni por privar de subsidios a miles de discapacitados, ni porque los trabajadores
pierdan entre el 10 y 15% del poder adquisitivo del salario, o los jubilados
más del 20% mientras se reducen las prestaciones del PAMI, se incrementa la
pobreza, aumenta la desocupación, arrasa con miles de empresas trituradas por
la caída de la demanda; por el aumento de las tarifas, la importación
indiscriminada y el incremento superlativo del financiamiento; por los cientos
de escuelas sin funcionamiento por problemas estructurales; por el
endeudamiento atroz que nos lleva a una situación de cesación de pagos; por el
ahogo financiero a Aerolíneas y a las Universidades Públicas, apenas un
reducido muestrario de un interminable collar de desvaríos.
Tampoco se le vio derramar una sola
lágrima por los 44 marinos del ARA San Juan. Más aún, decretó tres días de
duelo e inmediatamente se fue a bailar en una fiesta de Disney.
Pero el presidente lloró de emoción
cuando el espectáculo del Colón salió bien ante un público seleccionado a
prueba de infortunios rodeados de los poderosos de la tierra.
Cada uno llora por aquello que más
siente. Como decía el escritor teatral francés
Jean
Anouilh: “Uno no puede llorar por todo el mundo, está más allá de la fuerza
humana; uno debe elegir por quién llorar”. Macri eligió
2-12-2018
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