La
notable concentración de mujeres frente al Congreso el 3 de junio del 2015, fue
el origen de la nota “Un hito en una larga lucha” que empezaba así: “Los
acontecimientos históricos se gestan después de una siembra que puede llevar un
tiempo incalculable. A diferencia de la naturaleza que tiene sus tiempos
tabulados porque cuando se siembra trigo, maíz o soja se sabe cuándo se la
cosechará, la historia no tiene fijada el momento de recoger el esfuerzo de
generaciones para cambiar un determinado estado de cosas. Imprevisible y
caprichosa, imaginativa y terca, la realidad es una dama a la que hay que
seducir y que somete al ostracismo a quienes intentan violentarla. El
acontecimiento que produce el estallido siempre resulta imprevisto y las más de
las veces es pequeño en relación a las consecuencias que desata.
Algunos
ejemplos tomados arbitrariamente. El 15 de mayo de 1969 fue asesinado el
estudiante Juan José Cabral en Corrientes. Protestaba por el aumento del ticket
en el comedor universitario. Dio lugar a una serie de manifestaciones que
originaron nuevos muertos y 14 días después el Cordobazo marcaría una divisoria
de aguas en la historia argentina como el 17 de octubre de 1945 y el 19 y 20 de
diciembre del 2011.
El
1º de diciembre de 1955 en Montgomery, Alabama, uno de los estados más racistas
de los EE. UU, una negra, Rosa Parks, que regresaba cansada de su trabajo, se
negó a sentarse en los asientos destinados a los negros en los colectivos. Se
resistió a los intentos de descenso del vehículo por parte del chofer y fue
bajada por la policía. Eso dio origen a un boicot que realizaron los negros no
tomando los colectivos. En una epopeya conmovedora, durante semanas, se
trasladaban caminando, en taxis, en sus propios vehículos o en los de sus
vecinos a sus lugares de trabajo provocando daños económicos a las empresas de
transporte.
Cuenta
Martin Luther King: “La detención decisiva que daba pie al boicot de los
autobuses por parte de la población negra. Seguramente Rosa Parks estaba muy
lejos de medir el alcance de aquella acción suya, tan poco extraordinaria en
apariencia. Seguramente, Rosa Parks no
pensó nunca lo que aquél sereno gesto suyo iba a significar. Pero las cosas
suelen suceder así, sin grandes aspavientos, con naturalidad….. Lo que empezó siendo una acción casi
espontánea, acabó en un movimiento prolongado que puso a prueba la madurez de
toda la colectividad y la validez incuestionable de un método de lucha: la no
violencia.” Fue una historia aquella con un eco estrepitoso en toda la
América negra. De anécdota pasó a categoría; de caso a ejemplo. Casi todo lo que andando a tiempo sería
Martín Luther King …. tiene su origen en el sonado boicot a los autobuses de
Montgomery.
El
asesinato de María Soledad Morales el 8 de septiembre de 1990 terminó con los
Saadi en Catamarca. No había sido el primero de los asesinatos perpetrados por
los hijos del poder, pero el de María Soledad significó el fósforo que incendió
la pradera.
¿Habrá
sido el asesinato de la adolescente Chiara Páez, embarazada, asesinada por su
novio en Rufino, el punto de inflexión el equivalente a lo que significó el
asesinato de Juan José Cabral y María Soledad Morales o la detención de Rosa
Parks? Es posible, pero sólo el tiempo y la continuación de la lucha le darán
respuesta a la pregunta.”
LA RESPUESTA TRES AÑOS DESPUÉS
Hace
tres años fueron los femicidios que produjeron esa reacción extraordinaria. Las
pancartas de aquel día que me llevaron a calificarlo como el 17 de octubre de
las mujeres llevaban consignas como: “Ni una menos”; “No es
un crimen pasional, es un machito patriarcal”; “El amor no mata”; “Mi ropa no
determina mi consentimiento”; “El machismo
mata” “Tu ego y tus celos no justifican mi muerte”; “Con short o
pantalón, respetáme cagón”; “Por mí, por vos, por las que ya no están, basta de
femicidios”; “Yo elijo las manos que me tocan”; “Disculpe la molestia, nos
están matando”; “No puedo ser la mujer de tu vida porque ya soy la mujer de la
mía”; “Menos violencia, más orgasmos”; “No quiero tus piropos, quiero tu
respeto”; “Mira por sus ojos y verás su sufrimiento”; “Soy tu mamá, soy tu
esposa, soy tu hermana, soy tu hija ¡ Respetame!; “El cuerpo de la mujer no es
una mercancía”
Una
precisa y bella frase del escritor uruguayo Eduardo Galeano lo sintetizaba: “Al
final el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del
hombre a la mujer sin miedo”
Los
femicidios no bajaron, pero las mujeres se subieron combativamente al
escenario. Ya no iban a permitir entrar a la historia como actrices de reparto.
Los comportamientos sociales tardan en llegar.
Cuarenta
y dos meses más tarde fue una denuncia de una violación a una menor que se
desempeñaba como actriz, Thelma Fardin, con sólo 16 años en un enorme éxito
“Patito feo” por un actor mayor, Juan Darthes de 45 años, ocurrido en Nicaragua
hace nueve años lo que ha hecho arder la pradera. Con el respaldo de una
mayoría de actrices ampliamente conocidas produjeron un hecho de una fuerza
política y emocional conmocionante. Una catarata de denuncias en otros ámbitos
amenaza seguir detonando bombas de profundidad que modifique en forma
significativa la sociedad patriarcal.
Aunque
resulte obvio afirmarlo, pero necesario ante la presión social, a pesar de la
existencia de cuatro testimonios concluyentes, al actor Juan Darthes le
corresponde la presunción de inocencia hasta la sentencia definitiva.
BARAJANDO
DE NUEVO
El
feminismo es un movimiento de enorme significación en el siglo XX que cayó en
cierto eclipse en los finales del mismo siglo. A lo largo de más de quince años
en el programa EL TREN, entrevistamos a numerosas mujeres que en su vida
cotidiana eran feministas, pero se negaban a asumirse como tales. Hoy el clima
social ha cambiado y asumirse como feministas es un grito de combate. Bastaría
recapitular algunos hechos muy conocidos: en una sociedad de clases el poder
económico explota al asalariado e incrementa su explotación en el caso de ser
mujer. Cuando no ingresaba al sistema productivo, el trabajo del hogar nunca se
consideró trabajo y por lo tanto nunca fue remunerado. Cuando ingresó al
sistema productivo, reemplazando la explotación individual por la explotación
colectiva, tuvieron una doble tarea, la externa laboral y la interna doméstica.
En muchas sociedades fueron y aún lo
son, el equivalente al lugar que en las mismas ocuparon minorías discriminadas,
como los judíos, los gitanos, los homosexuales.
El opresor en la
sociedad patriarcal está conformado también por millones de mujeres que han
incorporado el discurso del poder. Parafraseando una frase muy conocida en los
70 del pensador argelino Franz Fanon: “Al persuadir al opresor, el oprimido
mata dos pájaros de un tiro: transforma a un opresor y a un oprimido, y los
convierte en seres humanos más libres”
En
las guerras, la continuación de la política por otros medios, aún en la
actualidad, la violación de las mujeres constituye un método de terror y
castigo.
ARDE
LA PRADERA
La
Argentina, está a la cabeza mundial del movimiento de mujeres. Los nombres de
Calu Rivero, Thelma Fardin, entre otras muchas, se incorporan por sus
testimonios y valentía a convertirse en referentes significativas de una larga
lucha. Libros como el Belén López Peiró “Por qué volvías cada verano”, autora
abusada por su tío y de la misma edad que Thelma, a la que ayudó para que diera
su testimonio, van abriendo un surco para avanzar hacia una sociedad más
igualitaria. “La 12” el suplemento de los viernes de Página 12 ha cumplido y
cumple un rol importantísimo.
Con
gran habilidad, el colectivo de artistas
han dado vuelta la frase atribuida al presunto violador: “Mirá cómo me ponés” para transformarla en “Mirá cómo nos ponemos”
Sin
embargo, como toda irrupción que altera los cimientos sociales, puede tener
avances y retrocesos. No hay seguro que garantice el éxito, pero nada se
consigue sin lucha parafraseando un graffiti del mayo francés: “La
concentración cierra la calle, pero abre el camino.”
Al
mismo tiempo, este original movimiento que hace arder la pradera debería tener
muy en cuenta dos reflexiones de la notable escritora feminista Rita Segato:
“El problema de la violencia sexual es político, no moral”, y otra recogida de
un jefe de policía de El Salvador: “Que la mujer del futuro no sea el hombre
que estamos dejando atrás”
18-12-2018
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