El viernes 5 de agosto se subió a EL TREN, la periodista Paula Giménez,
que trabaja en Diario Registrado y que se define como: “Periodista. Estudiante. A veces editora. Siempre feminista.
Amante del lenguaje y fanática de las preguntas sin respuesta” Sus notas baten record de
visitas: la titulada “No te confundas, tu orgasmo se exige porque tu orgasmo
vale” llegó a 708161 visitas y “Besarme con una chica en el bar, la peor pesadilla”
alcanzó 1.070.721 visitas.
En la
primera nota mencionada puede leerse: “Una amiga me vino a contar cómo la había pasado con un chico y que había
tenido un problema, le había dado vergüenza contar
durante el garche lo que le pasaba con el garche. Hombres que van en
automático y chicas que no saben cómo y cuándo buscar el lugar correcto para
decir que eso no y que eso otro tampoco. Cada quien, y sobre todo las mujeres
ya que tenemos algunos cuantos puntitos erógenos más, le gusta o no este u otro
tipo de cosa….. El tema es que cuando
le plantee la idea de hablarlo, ella me dijo que le daba miedo, que sentía
que no estaba respetando su masculinidad exigiéndole cosas, que las
relaciones sexuales se supone que tienen que ser así. Y ahí me indigné pero entendí
el punto, las mujeres aún
no nos damos cuenta del poder que tenemos. Y no me refiero al poder sobre el
otro sino sobre nosotras mismas. Hoy podemos exigir y querer que nos
complazcan, que la relación no sea solo (y siempre) meta y ponga, meta y ponga
y final en la cara. Hay otras maneras y si nos gusta de otra manera, podemos y
debemos decirlo. Porque si el tipo está en automático y sentís que para sacarlo
de ahí se necesita autoridad para hacerlo, qué mejor autoridad que una misma.
Si bien ellos accionan y van como les enseñó su padre, su madre, la tele y el
porno, vos también vas. Y eso hay que incorporarlo. No es fácil, nunca lo es.
Porque hay que plantarse, porque cuando una está desnuda frente a un
desconocido o apenas conocido, se siente desprotegida. Y no es paranoia, es
miedo del real. Tenemos
una historia (y un presente) que nos cuenta que si el hombre quiere cualquier
cosa que quiera, gracias a su rol social y su fuerza, puede conseguirlo. Que nosotras si decimos lo que nos
gusta o cómo, somos putas. Si nos sentimos atraídas por alguien pero no
queremos coger y nos damos cuenta ahí, en tetas, en el antes, somos histéricas
y tenemos que coger igual, sin ganas y hasta a veces con algo de miedo……..
En la segunda puede leerse: “El sábado fui a un bar que se hace boliche a festejar el cumpleaños de la
chica con la que salgo. Ella me presentó a los amigos en ese mismo momento así
que había nervios per se. El tema es que la noche no depararía solo esos
momentos de tensión, si no otros, más violentos y disruptivos. Más de angustia
y llanto frente al espejo.
Contra la columna nos
dimos algunos besos hasta que sentí un flashazo en la jeta y frené. Giré la
cabeza y ahí estaban, ocho boludos con cara de paja que miraban la situación
hipnotizados y forzando la excitación. Nos habían sacado una foto, como si
fuéramos animalitos del zoo. Como si en realidad nuestro cariño y nuestro
placer fuera un espectáculo, un show erótico gratis.
Me enojé tanto, tanto,
que sentí la necesidad de revolear trompadas al aire, cosa poco favorable
porque eran ocho y eran hombres. Estaba muy arriba, era o no hacer nada o
desmecharme con alguno. Así que no hice nada, simplemente miré mal y me fui con
ella a otro lado."La foto fue lo de menos, Pau. No sabés con la cara que las
miraban, era muy tremendo", me dijo una de las chicas. Lo dejé pasar, me
entristecí de a poquito pero lo dejé pasar……..”
Un viaje diferente.
Subite que te llevamos
El
TREN, UNA VOZ DIFERENTE PARA ESCUCHAR, REFLEXIONAR Y DISCUTIR
UN PROGRAMA QUE NO TE LA DEBE
UN PROGRAMA QUE NO TE LA DEBE
QUE
SÓLO CIERRA, CON TODOS SUS OYENTES ADENTRO
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