Por
arriba, el discurso discurre e insiste sobre la reconciliación de los
argentinos para cerrar la grieta que según el relato de los medios dominantes
separa a los argentinos. Por abajo, dejan en libertad el odio y la revancha.
Por arriba, se retoma la frase inaugural “ni vencedores ni vencidos de Justo
José Urquiza y Eduardo Lonardi después
de la batalla de Caseros, el primero; y del golpe fusilador del 16 de
septiembre de 1955, el segundo. Pero como sucede siempre que el poder económico
se funde con el poder político, los vencedores se enriquecen y los vencidos son
vituperados, denostados y se presenta el escenario económico como devastado por
una guerra, abonando el terreno para aplicar las medidas que en un plazo
imposible de vaticinar haga realidad el diagnóstico; como sucedió con la
“Conquista del Desierto” que empezó ocupado y luego de la campaña terminó
desierto. La famosa grieta, al igual que el sol, siempre está. Pero sólo
en los gobiernos populares se hace
evidente para aquellos que son los propietarios de la separación. Se confunde a los que la ponen en
evidencia con los que la crean.
La
corrupción y la herencia son hoy el ariete para demoler lo positivo de los
últimos doce años. La diferencia entre los gobiernos populares y los otros, es
que los primeros se apropian como punguistas
de un porcentaje del presupuesto. Los otros venden el país a través de
la enajenación del patrimonio estatal acumulado por décadas, y propenden al
sometimiento a través del endeudamiento. Se puede decir que es el capitalismo,
sino fuera que sus sistemas alternativos también padecieron este flagelo. Pero
en el prácticamente único sistema que
impera en el planeta, el despojo y la corrupción está en su esencia como decía
Carlos Marx en dos frases memorables: “El
capitalismo llega chorreando barro y sangre” y “En la naturaleza y en la historia, la podredumbre es el laboratorio
de la vida”
Esto
no implica que la corrupción no deba ser combatida y sus ejecutores juzgados.
Pero como nunca la justicia es independiente sino la última trinchera del poder
económico, los jueces se mueven conforme a circunstancias y oportunidades.
El
kirchnerismo tiene muchos trapos sucios, pero los que instigan a sus acusadores
han transitado sin ser alcanzados por la justicia por buena parte de los
delitos del Código Penal. Suponer que Mauricio Macri y sus sostenes económicos
son adalides de la lucha anticorrupción es tan ingenuo como suponer que siempre
estuvieron preocupados por los derechos humanos.
Sería
bueno, no obstante, que en lo que afecta a la ex Presidenta de la Nación
Cristina Fernández se pronuncie y aclare
su situación; y si es necesario, tome la iniciativa y se ponga a
disposición de la Justicia. Seguramente no lo hará porque hay situaciones
incompatibles con la jerarquía presidencial y un desparpajo con dosis de
impudicia que el kirchnerismo exhibió, a lo que se suma alguna denuncia solvente como el caso
Hotesur sobre la forma en que se han justificado incrementos patrimoniales, y
el haberse asociado con beneficiarios de obras públicas. Este
escriba no realiza análisis político a
través de la mirilla de la corrupción. La detesta pero cree que los procesos
de lo que es contemporáneo deben ser analizados en perspectiva histórica.
Defiendo mucho de lo que realizan los gobiernos populares, sin privarme de
criticar sus limitaciones e insuficiencias, especialmente frente a sus enemigos
históricos, pero sus deslices personales para ser benévolos deben ser
asumidos judicialmente por los
afectados.
El
relato periodístico es siempre un borrador muy precario para la posterior
valoración histórica. El periodismo se detiene en el árbol mientras la historia lo debe hacer con la perspectiva
que da el tiempo que valora el bosque.
En
la evaluación histórica del kirchnerismo es altamente probable que predominará
la valoración del bosque.
BALANCE
DE LOS PRIMEROS TRES MESES
“Cambiemos”
ha obtenido aparte de su éxito electoral,
un notable triunfo político en el Congreso, consiguiendo mayorías que
eran difíciles de vaticinar el 10 de diciembre del 2015. En cambio en materia
económica está en plena ejecución el
plan DADA (devaluación- ajuste-deuda-apertura).
Se
habla del éxito de la salida del control de cambios, mal llamado cepo, que se
lo pondera como indoloro. Evidentemente era necesario encontrarle una salida a
la situación pero ello sólo permanece como sencilla y sin consecuencias en la
cobertura protectora de los medios. Después de una caída del dólar por debajo
de lo estimado por el gobierno como necesario, se ha producido una demanda que
ha producido un drenaje de 3000 millones de dólares a pesar que para contener
la sangría se han elevado las tasas de interés a alrededor de un 40%. Se
exagera el pasivo de la herencia recibida y se omiten todos los activos
recibidos. A falta de una crisis visible, sólo cabía presentar un panorama
similar a un escenario post bélico
imprescindible para la ejecución del plan DADA, es decir un regreso a un
modelo agro-exportador con mixtura del de rentabilidad financiera, envasado en
un estuche desarrollista. Las primeras medidas apuntaron hacia la economía
primaria exportadora (agricultura, ganadería y minería) a la que por primera vez
en la historia del país, al beneficio de la devaluación se le sumó la
eliminación de las retenciones en casi todos los casos, menos la soja que tuvo
una disminución.
El
gobierno hace el siguiente razonamiento: las medidas adoptadas favorecen la
producción y la exportación. El déficit fiscal se ha cubierto con emisión, que
es para el gobierno erróneamente la única causa de la inflación. Por lo tanto
para frenar la inflación tenemos que bajar la emisión. Para no realizar un
ajuste superlativo necesitamos el endeudamiento que reemplace a la emisión en
la financiación del déficit. Pero para endeudarnos estiman imprescindible
arreglar como se pueda con los holdouts,
el nombre diplomático de los fondos buitres. Si bien la situación al respecto
está jugada en la medida que hay sentencia firme, el mediador designado por el
juez Griesa tiene por tarea principal
negociar el monto y la forma de pago. Pero como el gobierno declara
públicamente que su único plan es arreglar y además contra reloj, Paul Singer
se hace un pic-nic fijando la fecha de
vencimiento del acuerdo (14 de abril),
que hasta que se le pague la Argentina no puede recibir un dólar y que además
el monto a pagar a los fondos buitres debe ser depositado en su cuenta
bancaria, que luego el distribuirá con las otras aves de rapiña. Se negoció de
la peor manera: apurado y diciendo que sin el acuerdo la posibilidad de seguir
adelante se volvía de pronóstico reservado. Pero incluso la seguridad de poder
emitir y que se suscriban bonos ´por
doce mil millones de dólares al 14 de abril está puesto en duda en el prospecto
presentado por YPF a la comisión de valores de los EE.UU con el objetivo de
emitir bonos por mil millones de dólares.
Ahí
puede leerse que algunas medidas necesarias tomadas por el gobierno pero
impopulares, pueden originar una fuerte oposición política y social con
disturbios en las calles. Al mismo tiempo advierte que no tiene el país la
seguridad de conseguir los fondos para pagarles a los holdauts.
El plazo fijado por Paul
Singer para cobrar su rapiña es tan perentorio que aun para la extrema
diligencia del gobierno resulta de imposible cumplimiento, lo que permite
aventurar alguna trampa adicional
costosa contra el país.
El
incremento significativo de la inflación horada salarios y jubilaciones, cae la
demanda interna mientras el mercado internacional es crecientemente
desfavorable por lo que pese a la devaluación no aumentan las exportaciones.
Para sostener el tipo de cambio en alrededor de $15 se suben las tasas de
interés a un nivel incompatible con cualquier actividad productiva. Si las
primeras medidas fueron claramente hacia el modelo agro-exportador, estas
últimas consolidan simultáneamente el modelo de rentabilidad financiera, produciendo una mixtura entre ambos modelos.
La apertura de la economía desarticula el modelo de sustitución de
importaciones, con lo que se irá indefectiblemente a un incremento sustancial
de la desocupación. La afirmación de Mauricio Macri de una caída fuerte de la
inflación en el segundo semestre oculta la cara dramática de las consecuencias
e instrumentos: recesión y desocupación.
Es
fácil pronosticar un creciente cierre de pequeños comercios triturados con
alquileres y servicios superlativos y caída creciente de sus ingresos. En ese
escenario es altamente probable que la inflación baje en el segundo semestre.
En
síntesis, los resultados contradicen todos los objetivos electorales
enunciados: sube la inflación, aumenta el déficit fiscal, se incrementa la
pobreza, sube la desocupación y disminuye la actividad económica.
El diagnostico no debe
inducir a subestimar al macrismo cuyos éxito político en el Congreso, en apenas
cien días, revela una potencialidad que no debe ser minimizada.
Los
superlativos elogios y notable respaldo que el presidente norteamericano le
brindó a Mauricio Macri, encumbrándolo como líder latinoamericano tiende a
abonar el terreno para un tratado de libre comercio al tiempo que contrarresta
en su frente interno las críticas internas a su visita a Cuba y el
restablecimiento de relaciones diplomáticas y cercanamente comerciales. La
misma exageración de parte de Macri que detectó “la desesperación de los
argentinos para manifestarle su afecto a Obama”. Sólo una frondosa imaginación
o una visión disminuida puede ser origen de una apreciación tan alejada de la
realidad.
Ante
estas muestras de un amor intenso, es
bueno reflexionar sobre la aseveración del notable dirigente sindical muerto en
los inicios de los noventa: “Si mi patrón me elogia, me pregunto: ¿Cuando cagué a un compañero?”
PUNTOS
DE VISTA ENFRENTADOS
La
licenciada en filosofía y eximia cantante Liliana Herrero publicó el 18 de
marzo, en Página 12, una nota muy crítica del macrismo: “He visto despidos a mansalva sin ningún tipo de
investigación sobre las tareas que se desarrollaban en las instituciones del
Estado, con métodos policíacos, persecutorios y espionajes de redes sociales
particulares. He visto una descalificación profunda de la palabra militante
como si ella significara vagancia y aprovechamiento. He visto despidos en
empresas privadas. He visto desesperación en los pequeños comerciantes. He
visto tensar la cuerda hacia los más débiles y soltarla para los que más
tienen. He visto tarifazos. He visto destruir lentamente los teatros,
cerrarlos, hacer fiestas privadas en ellos y acogotarlos con boletas impagables
de luz para las formas culturales independientes. He visto decretazos. He visto
a la Gendarmería atacar a niños de murgas con balas de goma. He visto balear
locales partidarios. He visto a la justicia rendida a sus pies y atacar a los
jueces que persisten en la independencia de su actividad. He visto cuestionar a
los organismos de derechos humanos, desde impedir el ingreso a las Madres a la
plaza, hasta reducir a números a los desaparecidos, como si la cantidad anulase
el horror. He visto decidir represión para manifestaciones de cualquier orden.
He visto cerrar infinidad de centros culturales, privatizar otros, anular
planes sociales. He visto un perro prestado en el sillón presidencial.
He visto a este gobierno someterse y pactar con los poderes
económicos, aquellos que nos han llevado a la pobreza y que han intervenido en
acciones que atentan contra nuestra soberanía e independencia. He visto a los
medios retirarse de toda crítica y reflexión.
He visto justificar estos planes de gobierno estigmatizando al
pasado inmediato anterior.
He visto apresar a una mujer llamada Milagro Sala sin juicio ni
causa que lo justifique.
He visto como nunca antes un discurso sin ninguna densidad
histórica ni reflexión sobre los infinitos pliegues culturales y políticos bajo
los cuales un país se constituye como tal.
He aquí los cien días del gobierno de Macri!!!!.
Y todos sabemos que esta enumeración es absolutamente incompleta.
Salud!!!”
Desde las
filas alineadas con el macrismo el analista político Sergio Berenstein sostiene
en Perfil (20-03-2016): “Este es el primer gobierno completamente promercado en más de tres
décadas de democracia. Mauricio
Macri incorporó a su equipo reconocidos líderes del sector privado con amplia
experiencia ejecutiva y reconoció que la inflación es el principal enemigo para
volver a crecer. Marcos Peña responsabilizó al Estado por su existencia. En
apenas cien días hubo un notable giro en política exterior basado en un
alineamiento sin reparos con Occidente, con resultados contundentes, como
manifiestan las visitas de Renzi, Hollande y Obama. Las dudas iniciales sobre
la gobernabilidad se despejaron esta semana, con la media sanción en Diputados
del paquete de leyes necesario para salir del default, con un abrumador triunfo
oficialista: el kirchnerismo sólo consiguió un tercio de los votos, lo mismo
que sus candidatos en las elecciones de 2013 y 2015, cifra similar a la imagen
positiva que aún retiene CFK. Se espera en el Senado un trámite aún más
sencillo, pues la enorme mayoría de los gobernadores respalda el acuerdo con
los holdouts.
La sociedad y la política
argentinas vienen queriendo un gobierno más democrático y moderado desde hace
mucho tiempo; Macri expresa y es el resultado de esa pulsión, antes
materializada en las cacerolas, en las urnas y en la nacional y popular corrida
hacia el dólar (nada más argento que ahorrar en divisas)” Pero Berenstein quiere
mucho más: “Nuestra mano de obra sigue siendo muy cara
para la productividad actual, a pesar de la devaluación y antes que se ajusten
los salarios gracias a las paritarias. Los desatinos en materia regulatoria, con la
excepción del cepo y las retenciones, siguen sin modificarse (se sabe que “la
micro” debe esperar a que se estabilice “la macro”). Lo mismo ocurre con la
seguridad jurídica: se descuenta la buena voluntad del Gobierno, pero también
en el mercado la única verdad es la realidad. Algunos empresarios esperan un
plan antiinflacionario más ambicioso, explícito y consistente con las metas
anunciadas por el propio gobierno. Comprenden el gradualismo, pero les gustaría
una postura más ortodoxa respecto del déficit fiscal. Finalmente, predomina una
suerte de sinsabor resumible en la mirada de un veterano dirigente: “Antes éramos supercríticos de la política
económica, pero todos ganábamos mucha plata. Ahora estamos en general de
acuerdo, pero entre la inflación, la recesión, el aumento de la tasa de interés
y el ajuste tarifario, la cosa se puso complicada. Y eso que todavía no
liberalizaron las importaciones”.
Uno de los más inteligentes analistas del
establishment, Eduardo Fidanza sostiene en La Nación (19-03-2016): “Un partido
nuevo y pequeño prevalece sobre otro grande y dominante. Los políticos
dialogan. Buscan acuerdos, con aspereza pero buena voluntad. El Presidente
reúne a su gabinete. Se restablecen las conferencias de prensa. No se
descalifican las preguntas incisivas. En los medios públicos, subsisten
periodistas que tienen una visión crítica del Gobierno; mantuvieron sus
contratos aunque no pensaran igual. El país retorna al mundo desarrollado; recibe
al presidente norteamericano, que no viene a hacer una declaración de
imperialismo político. Llega, en cambio, de una visita de reconciliación a
Cuba, la tierra de promisión del ideario progresista. Con el presidente
argentino rendirá homenaje a los derechos humanos, abolidos por la dictadura
militar.
Junto a estos cambios, asombrosos en las formas e
incipientes en los contenidos, se observa otra intención, que marca un rumbo
que la política argentina no había recorrido en muchos años: el Gobierno quiere
conciliar la justicia distributiva con la racionalidad económica, vencer al
delito y alcanzar el consenso social. Los objetivos del nuevo relato ponen a la
flamante administración en una senda muy estrecha, con pocas oportunidades y
muchas acechanzas. Este programa encierra el complejo desafío que se planteaba
el sociólogo Ralf Dahrendorf ante la globalización: cómo conciliar la libertad
política y económica con la cohesión social y las instituciones.”
El hijo de Tato Bores, desde las páginas del periodismo militante de
Clarín escribió el 20-03-2016, bajo el título de “Dear Compañero Obama”:
“Disculpe que lo llame así, pero acá Compañeros somos todos. Me alegro de que
finalmente haya decidido visitar la Argentina. Lástima que no vino antes,
cuando estábamos en democracia, porque era mucho más divertido.
El gobierno actual es un poco plomo. Son muy entusiastas, muy
voluntariosos, pero la mayoría es toda gente occidental del siglo XXI, común y
corriente. Si tiene la oportunidad de conocerlos está bien y si no, no se
pierde nada. Es un gobierno más del montón.
En cambio los anteriores, si bien tenían algunos problemitas con la
humanidad, eran encantadores. Yo que usted no me perdería la oportunidad de
conocerlos. Aproveche ahora porque, como viene la mano, en un par de semanas
van a estar todos presos.
Por si no se lo contaron antes de venir, le sintetizo lo que pasó en
estos años. Es muy simple. Había una vez un matrimonio de políticos que invitó
al pueblo argentino a cenar a un restaurante y a degustar la especialidad de la
casa. Para algunos, era un delicioso corderito patagónico progresista, y para
otros era un gato de monte, medio cascoteado y fascistoide. Nos gritaron en
blanco y negro durante toda la comida, nos vendieron gato por cordero y a los
postres. Ella se puso de pie, nos tiró un vaso de tinto en la cara, se dio
media vuelta, se envolvió en su capa y pegó un portazo. Cuando nos avivamos ya
era tarde: se habían ido sin pagar la cuenta. Enseguida se descubrió que
estaban entongados con todos los proveedores del restaurante, la bodega era de
un testaferro y los trapitos que cuidaban los autos recaudaban para ellos. Como
suele suceder en estos casos, ahora no hay quien levante el muerto y estamos
todos en la cocina lavando los platos. Punto.”
Alejandro Borensztein, el hijo de Tato, todavía no ha encontrado un solo
motivo para hacer una sola muestra de su humor sobre el macrismo. Es que aún no
se habla de humorismo militante.
Puntos de vista enfrentados. Realidad visualizada desde ópticas
diferentes.
La grieta es la expresión de dos argentinas que deben convivir con sus
visiones diametralmente diferentes.
Existe y existió siempre. Sólo que se exterioriza cuando el poder
económico es parcialmente enfrentado y cuando éste lo recupera bajo un discurso de
reconciliación y fraternidad, el odio queda liberado.
28-03-2016
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