El programa televisivo Intratables,
conducido por Santiago del Moro, es una suerte de circo descontrolado que
representa como nadie el escenario político actual. Chicanas, gritos, frases
cortas, títulos, políticos y temas políticos con el ritmo de la farándula.
Polémica a veces y simulacros de confrontación muchas veces. Un programa que
puede definirse como un diseño de twiter adaptado a la televisión.
Por Hugo Presman*
(para La Tecl@ Eñe)
Sin un rating importante, ha pasado a ser
un fenómeno televisivo. Con las características de un programa de chimentos de
la tarde trasladado a la política, todas las noches concentra el interés de los
que circulan por la política y que se desviven por ser invitados. El grito y la
superposición de voces, en muchas ocasiones transforman el debate en una
ficción, en una representación de lo que quiere realizarse. En ocasiones, sobre
todo cuando hay un invitado que fija previamente las reglas de juego como
Ernesto Tenembaum para que pueda exponer brevemente pero sin interrupciones, el
programa levanta vuelo, como cuando estuvo durante más de una hora Luis Moreno
Ocampo.
No es una casualidad que el conductor
venga de un programa de chimentos como Infama. Santiago del Moro se maneja bien
en medio de un grupo de panelistas que como en un teatro, la mayor parte de
ellos representa a un personaje, a lo que se suma una extensa lista de
invitados, algunos también que por su frecuencia son una especie de panelistas
ad-hoc, como el periodista Edi Zunino, que por la mesura que exhibe en el
programa parece el hermano mayor del desmesurado, escandaloso y
amarillento director del mismo nombre de la revista Noticias de la
editorial Perfil, cuyo slogan es “Periodismo puro”. Del Moro
corre de un lado para otro del estudio dando y quitando la palabra o
silenciando los micrófonos. Joven, nació el 9 de febrero de 1978, en un
pequeño pueblo llamado Tres Algarrobos en la Provincia de Buenos Aires,
es un producto totalmente televisivo habiendo incursionado en la actuación. Sus
carencias culturales la suple con un muy buen oficio en la conducción, aunque
con demasiada frecuencia incurre en el autobombo del programa como un lugar
único de debate; o como cuando amenazó a la legisladora Gabriela Cerruti sobre
supuestos conocimientos íntimos sobre su vida cuando la misma ya se había
retirado, después de esperar un tiempo que consideró prudencial para ingresar
al programa. Es una cancha embarrada donde la desproporción de los que están en
contra del gobierno habitualmente triplica a los que están a favor, habiéndose
llegado a un extremo de desbalance el viernes 23 de octubre cuando en veda
electoral trataron el tema de la grieta en el periodismo, un tópico recurrente,
en donde más de una docena de panelistas e invitados con posiciones
antikirchneristas atacaban como una jauría hambrienta a Camilo García, incluso
con un insulto incluido del periodista Gabriel Levinas, que parece un
pariente lejano de aquel que creó y dirigió “El Porteño”.
El programa invoca un pluralismo
desbalanceado que consiste en inclinar el escenario hacia el arco opositor.
Ello en un canal como América, integrante del segundo grupo de medios del país,
a cuyos dueños, Daniel Vila y José Luis Manzano (que han venido jugando a favor
de Sergio Massa y ahora de Mauricio Macri), les costaría mucho explicar
cómo llegaron a su actual poderío económico. Quintaesencia de los típicos
empresarios, luego de oponerse a la Ley de Medios terminaron jugando a favor
del gobierno. Vila protagonizó dos situaciones que lo podrían incorporar al
libro Guinness de los records: cuando se sancionó la Ley de
Medios llegó a afirmar que “...esa ley es pésima, es de lo peor que he
conocido…Tiene una gravedad institucional solamente comparable con el golpe de
marzo de 1976”. Cuando se propuso ser presidente de la AFA, siendo
presidente del club Independiente de Rivadavia de Mendoza, montó una escena en
donde se proclamaba virtual presidente de dicha institución, denunciando que no
lo dejaban entrar a la Asamblea. Era el 2011 y Julio Grondona fue reelecto como
presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), al recibir en asamblea
la aprobación unánime de los 46 integrantes del Comité Ejecutivo que se
hicieron presentes.
De José Luis Manzano, diputado, Ministro
del Interior de Carlos Menem, hombre brillante según la opinión casi unánime de
quienes lo conocen, su nombre quedó asociado a aquella célebre frase de “Robo
para la Corona”. Sería interesante que los panelistas que posan de
impolutos como Jonatan Viale, Paulo Vilouta y el conductor Santiago del Moro
que hasta ha llegado a decir “no hay persona más honesta que yo”, propongan a
la producción hacer un programa sobre la fortuna de los dueños del medio. Una
prueba para demostrar que el “periodismo independiente” del que hacen gala no
es una mentira estruendosa.
PANELISTAS
Hay un grupo que permanece más allá de las
bajas. Está compuesto por Silvia Fernández Barrios, uno de los rostros
periodísticos de la dictadura establishment-militar, que luego de pasar
recientemente por Infama aterrizó con el conductor en Intratables. De un
conservadorismo añejado se declara periodista independiente, pero por las
costuras de la impostura, se alcanza a apreciar su fe macrista. A su lado suele
estar el buen relator deportivo Pablo Vilouta, que se viste con el ropaje de la
ética para bajar una moralina presuntamente equidistante, en un tono de
permanente enojo. Es la versión más joven de Nelson Castro. Liliana Franco,
acreditada en Casa de Gobierno, con un presunto saber económico liberal,
trabaja en Ámbito Financiero y dice en el programa lo que no se percibe que
exprese en el medio oficialista en el que trabaja. A Carlos Campolongo se lo ve
permanentemente contrariado y compite con Vilouta en el campeonato verbal de la
ética. Jonatan Viale, el hijo de Mauro (éste favorecido con generosa pauta
oficial), posa de periodista joven, muy informado e independiente, pero su
corazoncito parece tenerlo ubicado a la derecha del arco ideológico. Débora
Plager, de presentación impecable, como salida eternamente de una peluquería,
de lenguaje fluido, es la versión parlante de los viejos manuales de
instrucción cívica. Su discurso está poblado de estereotipos desde los cuales
dispara contra el populismo y sus atropellos, todo eso cuando sus habituales
gárgaras de republicanismo no se lo impiden. Lo acompaña Gabriel Levinas, que
con gestos avinagrados, suele defender a los qom, orientar sus críticas en
forma unilateral hacia el kirchnerismo para lo cual tiene un disciplinamiento
diario en Radio Mitre, y durante meses, en esta mezcla de farándula y política,
fue panelista de Gran Hermano. Seguramente todo esto lo lleva a olvidar, cuando
es invitado el rabino del PRO Sergio Bergman y se trata la muerte de Nisman,
preguntarle por qué el religioso que califica lo ocurrido al fiscal como un
asesinato, es el mismo que un día afirmó que Memoria Activa debía concluir con
sus actos de los lunes en Plaza Lavalle, donde debía enterrarse el caso AMIA.
Levinas es un periodista que saca patente de independiente aunque diariamente
sus actitudes lo desmienten, ya que si Bergman fuera kirchnerista recobraría
rápidamente su espíritu crítico.
Suelen concurrir sin mayor brillo las
periodistas de La Nación Adriana Balaguer y Mariana Verón. Juntos, defendiendo
al gobierno, se encuentran el periodista deportivo Diego Brancatelli, luchando
denodadamente de justificar al gobierno en una forma tan amplia que hasta sus
variados errores los transforma en aciertos y Agustina Kampfer, la ex pareja de
Amado Boudou y actual de Jorge Rial, que a pesar de que su situación
judicial la coloca en condiciones periodísticamente incómodas, defiende al
gobierno con más recursos que los que se podía presumir. Últimamente se ha
incorporado Mariano Obarrio del diario La Nación, cuyas ideas son copias de la
línea editorial del diario y que hace un tiempo con un grupo de periodistas
denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH),
encabezados por Joaquín Morales Solá y Magdalena Ruiz Guiñazú, “distintas acciones
adoptadas por el Estado argentino que implican serios retrocesos en la vigencia
del derecho de libertad de expresión”. También destacaron que "sólo el
diligente actuar de ese organismo podrá poner límite a las condiciones de
creciente hostilidad impulsadas por las autoridades gubernamentales nacionales,
que afectan seriamente el ejercicio del periodismo
independiente". Otra incorporación reciente es la de la periodista de
Clarín, Natasha Niebieskikwiat, cuya prosa insidiosa trasladada a la expresión
gestual sobradora puede acarrearle al programa un dolor de cabeza si
accidentalmente se muerde la lengua, padezca un principio de envenenamiento y
si al mismo finalmente se lo considera un accidente de trabajo. También ha
ingresado Eduardo Anguita, cercano a las líneas ideológicas del kirchnerismo
pero que nunca dejó de ejercitar la crítica y que en los últimos tiempos ha
tomado cierta distancia. Entre las bajas se encuentran, entre otras, María
Julia Oliván de la escuela de Jorge Lanata, que después de fuertes
encontronazos con su mentor, cuando conducía 6-7-8, se ha reconciliado y pasó a
trabajar en el grupo Clarín.
Varios de los panelistas le rinden
pleitesía al periodismo militante empresarial de Jorge Lanata, que ellos
insólitamente lo consideran independiente y que según el escritor venezolano,
radicado hace años en la Argentina Emilio Modesto Guerrero, define al
lanatismo “como la enfermedad infantil del periodismo”. En el mismo sentido, el
Dr. en Filosofía Tomás Borovinsky afirma que Jorge Lanata “es el paco de la
clase media”
Entre los defensores de las políticas del
gobierno pasaron y se retiraron de la jaula de los leones, las periodistas
Julia Mengolini y Sofía Caram. Integrando el banco de suplentes cuando se
ausenta Brancatelli está Camilo García. Entre los invitados a defender al
gobierno suelen encontrarse Fernando Braga Menéndez y Artemio López. Entre las
deserciones anti K, está la de Ceferino Reato y sus ácidos comentarios.
El programa retrocede al año 1955, aunque
la pantalla no torne al blanco y negro, con la presencia frecuente del
panfletista Fernando Iglesias, que aunque resulte sorprendente no ingresa al
estudio después de bajarse de un árbol comiendo bananas. Tributario de dos íconos del odio
antiperonista, como Ernesto Sanmartino y su célebre “el aluvión zoológico”, y
Américo Ghioldi y su “piadosa” aseveración “se acabó la leche de la clemencia”,
el autor de “Es el peronismo, estúpido”, es el máximo testimonio público
de que el hombre no sólo desciende del mono, sino que sigue descendiendo.
MIRADA DE LA REVISTA MU
En la revista MU, el periódico
de La Vaca, en el mes de abril puede leerse: “Podrá decirse de
Intratables que es un circo descontrolado, que es un programa frívolo, que
importa más el grito que una propuesta, que no se debaten ideas sino que se
entrecruzan chicanas. Lo que no podrá negarse jamás es que representa como
nadie el escenario político actual. No es que Intratables denigra a la
política: fue la política la que se volvió Intratables. Y lo único que hizo
Intratables fue entender el pulso de la política actual y llevarla a la
pantalla”
En la entrevista de MU,
Santiago del Moro declaró: “Yo siempre fui un conductor de televisión y la
política me encontró a mí.” Continúa la nota: “Santiago estaba haciendo Infama,
un programa sobre farándula, que sigue estando (con otro conductor) por las
tardes de América, cuando llamaron del canal. Le ofrecieron hacer un programa
de actualidad y sólo por el verano, y agarró viaje, a pesar que esto
significaba estar siete horas al aire, entre la radio y dos programas de tele.
Pasó el verano, el programa siguió y pronto empezó a cambiar. “Empezaron a
venir políticos, el programa funcionaba y se abrieron puertas a otros temas más
profundos….Y quedaban relegados los temas frívolos del verano. El valor
agregado que tuvo Intratables fue poner a un tipo que venía de otro palo. Yo le
imprimí otro timing diferente del garrón del programa político. Porque toda la
vida los programas políticos fueron un embole…..Este es un programa corto.
Títulos, 140 caracteres. Es muy difícil ser preciso diciendo algo muy corto y
contundente…”
INTRATABLES
Chicanas, gritos, frases cortas, títulos,
hablar mientras se expresa el otro, políticos y temas políticos con el ritmo de
la farándula. Polémica a veces y simulacros de confrontación muchas veces.
Un programa con diseño de twiter.
Rechaza, al tiempo que atrae. La dureza de
la crítica no invalida su seducción
Buenos Aires, 15 de noviembre de 2015
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