19 noviembre 2014

          ROMPECABEZAS DE LA REALIDAD


 Se cumplió un cuarto de siglo de la Caída del Muro de Berlín. La borrachera del triunfo del capitalismo, con la peregrina idea de haber llegado  a la estación final de la historia humana, aparte de insustancial se ha revelado de una hipocresía inconmensurable. Las piedras del Muro se han recreado al interior de cada una de las sociedades que configuran el planeta al compás de la aplicación de las políticas neoliberales. O se levantan para aislar a los territorios más beneficiados de la inmigración de los habitantes condenados a la miseria y a la desocupación.
Pasada la resaca, el panorama que puede observarse resulta pavoroso. Bernardo Kliksberg lo expresa en un párrafo de su nota “Muertes gratuitas”: “Diariamente perecen 18.000 niños, más de 6 millones por año por causas totalmente evitables. Son muertes gratuitas. Las tres causas principales son la desnutrición, que los coloca en extrema vulnerabilidad; la falta de agua potable, con la consiguiente ingestión de agua contaminada, y la ausencia de instalaciones sanitarias. Pasan hambre 842 millones de personas, en un mundo que produce alimentos que podrían abastecer a una población muy superior a la actual. Más de 700 millones no tienen acceso a agua potable y 1000 millones de personas hacen sus necesidades a cielo abierto.”
La implosión de la Unión Soviética y su devenir posterior ha archivado hasta los vestigios positivos de la Revolución de Octubre. Las expectativas y esperanzas que generó cuando el siglo XX recorría su segunda década, son directamente proporcionales al fracaso que su versión stalinista consumó y  que no logran compensar sus notables avances macroeconómicos y su papel heroico en la segunda guerra mundial.
EL ROMPECABEZAS NACIONAL
La presidenta se enferma y  lleva la política nacional, en exclusividad, a su lecho de convaleciente. Los medios se entretienen con insustancialidades sobre los romances de Martín Redrado, el economista preferido de la embajada norteamericana y su romance con Amalia Granata o el casamiento de Martín Insaurralde con Jesica Cirio. La telepolítica ha llegado para quedarse definitivamente, donde la frivolidad y la superficialidad campean obscenamente.

El gobierno parece rendirse en su intento de buscar un candidato de su riñón y parece apostar finalmente por la candidatura de Daniel Scioli, con la idea de cercarlo, designándole el vicepresidente y los candidatos a senadores y diputados. El kirchnerismo parece haber olvidado cuando Néstor Kirchner rompió y venció a su mecenas electoral Eduardo Duhalde. Cualquiera que haya leído a Maquiavelo o abreve en la historia encontrará reiteraciones de comportamientos en ese sentido. Es cierto que Daniel Scioli es una figura indiscernible e ignífuga, aunque es posible que llegado al sitial más alto transforme su actitud de obediencia y lealtad inconmovible, en alguien dispuesto a no permitir los condicionamientos partidarios y muy propenso a aceptar las imposiciones de los grupos económicos bajo el paraguas de su discurso tradicional del diálogo, del consenso y del optimismo vacuo.
El delineamiento de esta alternativa y sus posibilidades de triunfo ha producido considerable inquietud en las filas opositoras, expresada en forma descarnada por Francisco de Narváez que ha recogido con dos años de retardo los pronósticos de Artemio López: teniendo presente que el kirchnerismo tiene un piso del 30%, le faltarían alrededor de 10 puntos para superar el 40%, con la alta probabilidad que las dos o a la sumo tres alternativas opositoras estén por debajo del 30%, con lo cual el kirchnerismo se impondría en primera vuelta, que sería aparentemente, la única posibilidad de triunfo evitando el balotaje.
Daniel Scioli tiene como activo el proponer un cambio con continuidad, es decir, asegurar y consolidar los éxitos del gobierno e intentar con una arquitectura improbable el diálogo y la subordinación con el poder económico  y la búsqueda del consenso con la oposición. Es posible que esto sea un oxímoron, como cuando el frondifrigerismo intentó ser la continuidad bella del peronismo proponiendo el desarrollo de la industria y la integración con la oligarquía. El experimento en un contexto de fuerzas armadas soliviantadas y proscripción del peronismo concluyó en fracaso.
Desde el punto de vista de su pasivo electoral, Scioli para los kirchneristas, es muy poco kirchnerista y para los antikirchneristas es demasiado kirchnerista.
En la oposición, Macri y Massa se pelean por pedazos del más que centenario Partido Radical, inserto en una experiencia inviable cono el FAUNEN. Imposibilitado de postular un candidato propio con inserción electoral, franjas aparentemente mayoritarias del partido ubicados del centro a la derecha se inclinan por aliarse al PRO, encontrando en Mauricio Macri el candidato con posibilidades ciertas.


 En ese aspecto, la más empecinada y persistente sostenedora de la alianza con el PRO es la doctora Elisa Carrió, cuyo pragmatismo tiene reminiscencias peronistas, siendo ella una representación en estado puro de un gorilismo  acendrado. Apostando a entrar en el balotaje para ganarle en segunda vuelta a Scioli o Massa, si de Carrió desbrozamos sus pronósticos apocalípticos, sus denuncias rutinarias, su naturaleza autodestructiva, puede advertirse que  tiene una estrategia clara intentando  jugar con una carta ganadora y no meramente testimonial a nivel presidencial, que  es lo que ha venido haciendo el radicalismo hasta ahora.  La chaqueña pasó en poco más de una década, de un posicionamiento de centro izquierda a uno de derecha; de ser la opositora con más votos, a reducirse al 1,6% del electorado con la peregrina idea de que deben unirse los honestos con prescindencia de cualquier consideración ideológica; de buscar una alianza desesperada primero con Pino Solanas y luego con demás integrantes de FAUNEN, a predicar la asociación con el PRO bajo la incondicional  cobertura periodística de Clarín, de la que es tributaria desde hace muchos años  y abonada a todos su medios que la protegen y acogen. Por eso se siente traicionada cuando después de haber defendido al poder económico más concentrado que Clarín integra,  denuncia que el multimedio está jugando para Sergio Massa. En realidad las preferencias pragmáticas de Magnetto empiezan por Macri, continúa con Massa y terminan en Scioli.
La estridente pitonisa basa su acercamiento a Macri en un acuerdo basado en dos puntos: la baja de impuestos y la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción. Pero hete aquí que el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires ha subido fuertemente los impuestos y los delitos de corrupción de los que lo absolvió la Suprema Corte de Justicia menemista, era el impedimento que Carrió enarbolaba hace un tiempo para ni siquiera sentarse con Macri. 
La prédica de Carrió (a quien el escritor y periodista Jorge Asis definió con precisión notable, afirmando: “Tiene una empresa de demolición y después no sabe qué hacer con los escombros”), intenta recrear un frente antiperonista y liberal como alternativa a lo que considera variantes del peronismo.

Está claro que la ruptura de FAUNEN es (era)  inevitable. Si se concretaba la propuesta de Sanz y Carrió, la ruptura con el increíble Hermes Binner, cuyos silencios lo favorecen en relación a lo inapropiado de sus declaraciones, Pino Solanas y Libre del Sur, era cuestión de días.
La cumbre radical de San Fernando sólo saca la pelota fuera de la cancha a la espera de la concreción de las alianzas, pero produjo la primera deserción, la de la Dra. Carrió que pegó el portazo con improperios de grueso calibre hacia sus socios políticos,  en donde se reserva para sí todas las virtudes individuales y colectivas de una presunta “moral republicana” que parece haber  escriturado a su nombre. Pero leyendo la letra chica de su ruptura puede observarse que se retira sin irse del todo, dejando su agrupación conformando el espacio. ¿ Será un jugada parecida a la renuncia de Chacho Álvarez al gobierno de la Alianza, dejando a su gente formando parte del gobierno?
Sin embargo, y más allá de las peculiaridades inclasificables de la dirigente política, el futuro le puede reservar al radicalismo concertaciones como la propuesta por la amiga intensa de Clarín, con nuevas fracturas.    
El gobierno se encuentra en medio de una tormenta que acrecienta la debilidad que acecha a todas las administraciones a un año de la finalización de su mandato, potenciado por una recesión creciente, una inflación indomable y un frente externo complicado. El kirchnerismo revela una capacidad de iniciativa legislativa y una base electoral que pone sumamente nerviosos a los referentes de la oposición. Eso en un gobierno que llegará a los 12 años ininterrumpidos en la Casa Rosada, resulta un rasgo que no puede prescindirse en el análisis del actual escenario.
La idea del cristinismo de ir con candidato absolutamente propio, tropieza con que el peronismo es un partido del poder y gobernadores e intendentes afines no quieren jugar a la derrota presuntamente predeterminada, en ese caso, desde la línea de largada.
A su vez la oposición política es la prolongación deficiente de la mediática, en donde el oportunismo y la total falta de iniciativas, facilita en la comparación a embellecer a un oficialismo que ha venido cometiendo una multitud de errores y contradicciones. En ese sentido el periodista Eduardo Aliverti  ha sintetizado el gataflorismo de la oposición con precisión admirable: “Si el Gobierno procede, es por desesperación para mantenerse de alguna manera en la línea de fuego. Si no actúa, es debido a que ya viene, o ya está, el fin de ciclo. Si lleva adelante una nueva ley de telecomunicaciones, es para beneficiar a Telefónica. Si no lo hace, es que la ley de medios audiovisuales quedó tecnológicamente inservible, demodé, noventosa. Si promueve nuevos códigos de procesamiento en lo civil y penal, es a la búsqueda de pura propaganda progre, o a fin de buscarse impunidad a futuro. Si no lo suscita, es porque sólo le importa conservar el statu quo. Si emite moneda por obra de ofrecer bonos al 2018, a valor dólar, para recortar andanzas especulativas, le tira peludos de regalo a la administración que venga. Si se queda quieto, es acusable de no saber qué hacer frente la restricción externa. Si enfrenta a los buitres, es presa de irresponsabilidad. Si lo evita, a la espera de negociar en enero, es que el relato se baja los pantalones. Si se habla por los cuatro costados de la corrupción oficial, alegremente o con fundamentos más o menos sólidos, es demostrativo de que la corrupción existe (sólo la oficial, por supuesto). Si no se hablara, corroboraría la dictadura K. Si Cristina tiene sigmoiditis, y debe guardar reposo, el país se queda sin Gobierno porque el único gobierno es que todos estén pendientes de lo que decida ella. Pero si ella apareciera, en medio del reposo obligado, es que está enferma por el poder y de lo contrario no hubiera tenido sigmoiditis ni alteraciones cerebrales. La suma de este gataflorismo no es porque sí. Es lo que cubre el vacío o, peor aún, la triste o turbadora imagen del escenario opositor.”  
La oposición sufre de una bipolaridad que fluctúa en atribuirle al gobierno un fin de ciclo irreversible, a pasar a alarmarse  ante  la posibilidad que el oficialismo gane en primera vuelta, buscando concretar una coalición para impedirlo.    
ROMPECABEZAS A DILUCIDAR          
Después de 12 años de alta politización de la sociedad argentina, resulta llamativo el rompecabezas que integran los candidatos presidenciales que asoman a menos de un año de las PASO: se caracterizan por su discurso larvado, la carencia de propuestas; o cuando las concretan estén originadas en las inquietudes que sugieren las encuestas y en un oportunismo grosero.
También que el kirchnerismo, luego de doce años, no pueda elegir un sucesor de su riñón, constituye un fracaso en consonancia con las serias dificultades de su construcción política.
Otro rompecabezas que puede observarse en las elecciones de Argentina y Brasil, es que los movimientos populistas, con todos los méritos que tienen, se van convirtiendo fundamentalmente en los gobiernos de los pobres más que el de los trabajadores. El PT, que empezó en San Pablo representando a los obreros, perdió con amplitud, mientras se consolidaba en todo el norte y noreste donde sus planes de inclusión social fueron respaldados con el voto.
El kirchnerismo viene perdiendo en las provincias más desarrolladas y modernas.  Fue derrotado  en las últimas elecciones en Buenos Aires, y lo siguió padeciendo en Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
Aquí también los sectores más pobres son la base de sustentación mientras fracciones de los sectores obreros formalizados dispersan sus votos. Las clases medias que se subieron al Frente para la Victoria en la elección presidencial del 2011, han desembarcado mayoritariamente.
ROMPECABEZAS DE LA REALIDAD
Un panorama abierto cuyo desenvolvimiento estará condicionado por el discurrir económico.
Revertir la recesión, bajar la inflación, mantenerse alerta con las suspensiones y despidos que vienen creciendo, solucionar el tema buitres, mejorará las posibilidades del candidato oficialista. Si el panorama desmejora, posiblemente el más favorecido sea Macri. Si la sociedad decide la continuidad con cambios el candidato es Scioli.
Si busca otro modelo, el favorecido es Macri. Massa es una versión más cercana a Macri que a Scioli. Por eso el crecimiento de Macri, perjudica a Massa, ya que están pescando en el mismo río.
La realidad es un rompecabezas, con candidatos que producen dolor de cabeza. El lector puede intentar resolver este dilema como quien ingiere una aspirina.
19-11-2014    


No hay comentarios:

Publicar un comentario