05 enero 2012

SIMPLEMENTE, EL BETO ALONSO


No fue una casualidad que naciera un 4 de enero, traído por los Reyes Magos. Pocos años después fue el artista de la zurda que dibujó jugadas increíbles en todas las canchas, convirtiéndose para los hinchas de Ríver en un Rey Mago. Llegó a la primera en un momento crítico y con el brasileño Didí como técnico que promocionó una camada de juveniles inolvidables. Debutó oficialmente contra Atlanta de puntero izquierdo, un 8 de agosto de 1971.  Cuando era un novato le convirtió a Santoro, en una jugada de prestidigitador, la que Pelé no pudo concretar con Mazurkiewicz. Al paladar negro de los hinchas de River de entonces, los sedujo rápidamente. Un amor que jamás se interrumpiría. 
 Alonso deslumbraba con su gambeta notable, con su pegada fantástica, con sus pases- gol, con su frialdad para definir. Su respeto a la pelota, las caricias que le prodigaba con su botín izquierdo son escenas que habitan como fantasmas en el Monumental. Cuentan sus cuidadores y empleados que  en ese gigante de cemento, en la larga clausura de este tiempo aciago, cuando otros sólo perciben el silencio, ellos escuchan con nitidez el Alooonso que baja de las tribunas y plateas. Cuentan que como un barrilete vuelven a ver la pelota naranja con la que convirtió los dos goles a Gatti en el partido que nos dio otro título.  Que en los domingos aciagos de los últimos campeonatos, la pelota maltratada lo reclama al Beto. Juguetona vuelve a entrar en los ángulos rectos de los arcos adversarios donde solía pasar en los tiros libres que el 10 impulsaba.
Obtuvo doce títulos con una banda  que lleva pegada al corazón. En un puesto que tuvo entre otros grandes, al inolvidable Angelito Labruna, el prodigioso Enrique Omar Sívori y el talentoso Ermindo Onega.
Por esas situaciones mezquinas difíciles de explicar no tuvo la cantidad de participaciones en la selección nacional que por sus atributos merecía. Se fue de River, para volver más tarde, por una disputa con Alfredo Di Stéfano, otro jugador excepcional  de la escuela riverplatense y un técnico irascible. 
Su despedida fue la más multitudinaria de la que se tenga memoria.
Fuera de la cancha y cuando transita la política interna y nacional, el Beto carece de las virtudes    
qué tuvo como jugador. Ahí el arco se le achica, suele errar en los pases y sólo le pega con la derecha.
Hoy cumple 59 años. Forma parte de la generación del 53. Esa a la que canta la admirable española Ana Belén, que transcribo con una pequeña adaptación: “Yo también nací en el 53/ y jamás le tuve miedo a vivir/ me subí de un salto en el primer tren/ ¡hay que ver! En todo he sido aprendiz/ No me pesa lo vivido, / me mata la estupidez/ de enterrar un principio de siglo riverplatense/ distinto del que soñé”. 


04-01-2012
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente.

3 comentarios:

  1. ¡Aguante Román Riquelme!! Lo siento Hugo, soy de Boca y no vi jugar al Beto. Pero me han dicho que era un crack.
    Saludos

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  2. Es cierto: Recuerdo como brilló ese jugador en esos maravillosos dos minutos que jugó en un mundial.

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  3. Recuerdo como disfruté la genialidad del beto en los dos minutos que jugó en un mundial..

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