26 noviembre 2024

CARTA DE UNA AMA DE CASA A DIEGO MARADONA

 

Por Hernán Casciari
 
"A mi marido lo vi llorar tres veces en la vida. Cuando le dijeron que el Nacho era un varoncito, cuando le metiste el segundo a los ingleses, y cuando te echaron del Mundial '94. Así que date cuenta: gracias a vos descubrí que mi marido tenía sangre en las venas".
"Por eso si él reza se pone enfrente del televisor y reza por vos, yo también rezo. Y no me importa si otra vez hay que rezar por vos. En esta casa, cuando mi marido dice que hay que prender dos velas, se prenden dos velas y se acabó".
"La verdad es que no sos santo de mi devoción; siempre me caíste para el culo porque sos un fanfarrón y un boca sucia. Mi marido dice que si me gustara el fútbol sería otra cosa, que vos adentro de la cancha eras algo que no tenía nombre, una cosa de otro mundo." "Dice mi marido que eras capaz de enloquecer las leyes de la física. Pero por ese lado a mí nadie me compra. Yo soy una señora, no entiendo y no quiero entender de fútbol. Pero hay otras cosas que sí entiendo. Y por esas cosas rezo estas noches, pero ojo: no es por vos".
"¿Sabés por qué rezo? Porque hubo momentos en los que no tuvimos nada, pero nada, arriba de la mesa, y vos le dabas alegría a mi familia. Alfonsín estaba haciendo estragos, y gracias a Dios justo nos cayó del cielo un Mundial que ganaste de punta a punta".
"Para mí fue un invierno horrible, porque solamente podía cocinar buñuelos acelga en el almuerzo y más acelga en la cena. Pero si hoy le pregunto a mi marido o a mi hijo qué se acuerdan de ese invierno, ellos te nombran, sonríen... No tienen la menor idea de que pasaron hambre".
"Esta noche afuera, en la puerta de la clínica, está lleno de periodistas extranjeros sacándole fotos a la gente que prende velas y que se pasa la madrugada recitando el rosario. A veces me da vergüenza que el resto del mundo crea que somos tan básicos, tan cabezones".
"Pero después me dan ganas de explicarle al mundo que nadie reza por el boca sucia, ni tampoco por el fanfarrón. Me dan ganas de explicarle al mundo qué pocas alegrías tuvimos en los últimos veinte años, y que de esas pocas, casi todas vinieron con tu firma".
"Con lo que nos cuesta ponernos de acuerdo en algo. Reírnos o llorar o gritar por lo mismo. Con lo que nos cuesta cantar ¡Argentina Argentina! y al mismo tiempo sentir que el pecho se infla. Y hacer fuerza por lo mismo, y querer ser mejores, y patalear de rabia".
"El día de la efedrina salí a la calle y vi a todo el mundo llorando. La gente iba en silencio por la calle y se le caía los mocos. Todo el país desinflado. ¡Qué raros somos!, pensé, pero me sentí orgullosa de ser de acá, porque yo también lloraba y no sabía desde cuándo".
"Si hasta mi hijo, que nunca te vio levantar una copa del mundo, tiene un póster tuyo en la pieza y habla de vos como si te hubiera vivido. Si hasta el Nonno te perdonó que mandaras a la puta que los parió a toda Italia en directo. ¿Cómo no voy a rezar para que te pongas bien?".
"Dentro de muchos años, los hijos de mis hijos van a vivir en una Argentina mucho mejor. Estoy segura. Y nadie se va a acordar de tus cosas malas. En los libros de lectura se va a decir de vos lo importante: que acá una vez nació un negrito que jugaba a la pelota como nadie".
"En el futuro nadie se va acordar de que eras un fanfarrón y un boca sucia. Van a decir que era capaz de levantar a un pueblo triste y volverlo loco de alegría, de hacerlo feliz incluso en las épocas más negras... Para que no se muera ese, yo rezo".
"Para que puedas descansar de todo el esfuerzo de haber sido vos. Para que puedas abrazar a tus nietos y contarles quién fuiste. Porque debe ser muy lindo llegar a viejo, mirar a un nieto a los ojos y decirle: ¿Sabés quién era yo? Yo era Maradona... Y estar vivo para contarlo".
AGOSTO DEL 2004 CUANDO DIEGO ESTABA EN TERAPIA INTENSIVA


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