01 noviembre 2022

Del archivo: nota que escribí 28-01-2003

POR LAS VENAS ABIERTAS, CIRCULA LA ESPERANZA



 

Desde lo más profundo de las venas abiertas de América Latina, surgen los rostros mestizos de los eternamente silenciados. Luis Inácio Lula da Silva, arribó al gobierno de unas de las 10 economías más grande del planeta desde la pobreza indescriptible del noreste brasileño. A Lula nadie, absolutamente nadie, le va a contar como es la miseria. Lula sabe muy bien las honduras sin límites de esos lugares abandonados, donde el mundo no tiene horizonte. Por eso dice, en este idioma nuevo que debería ser tan viejo como la existencia de la injusticia: “Si alguien necesita del gobierno, es el pueblo pobre”. Tampoco a Benedita da Silva, que de empleada de casas particulares, analfabeta,  llego a gobernadora de Río de Janeiro y hoy es Secretaria de Desarrollo Social. O Marina Silva, analfabeta hasta los 16 años, hija de la Selva Amazónica, donde tenía que ir con su padre a arrancar el caucho de los árboles para ayudar a alimentar a su numerosa familia. Hoy tiene 44 años, es Licenciada en Historia, fue la Senadora más joven y es figura mundial de la ecología. Fue considerada por la revista Time entre las 100 líderes del nuevo milenio. Lula la designó Secretaria de Medio Ambiente. Su Ministro de Cultura Gilberto Gil sostiene:” Siempre tuvimos pobreza en el Brasil, pero nunca tuvimos tanta violencia. Esta violencia viene de las desigualdades sociales. Lo que aumentó en las últimas décadas es la desigualdad.......Es ese escándalo social el que explica el carácter que asumió la violencia urbana recientemente, subvirtiendo hasta los viejos valores del delito brasileño. O Brasil acaba con esa violencia o la violencia acaba con Brasil”
No son figuras aisladas. Son frutos de la América Latina profunda que llegaron al poder a través de forjar un instrumento colectivo: el PT, el Partido de los Trabajadores. Por eso Lula no empezó con el Presupuesto Cero, como tanto “progresista de café” que reclutó la Alianza . Lula dijo: “hambre cero, favelas cero”. Al asumir afirmó: “ El pueblo brasileño me eligió para cambiar.... Ante el agotamiento de un modelo que produjo estancamiento, desempleo y hambre, el fracaso de la cultura del individualismo y la indiferencia ante el prójimo, la precariedad de la seguridad, la sociedad eligió cambiar. Ella misma comenzó a promover el cambio........La esperanza venció al miedo. No soy el resultado de una elección. Soy el resultado de una historia. Estoy concretando el sueño de generaciones, que antes de mí lo intentaron y no lo consiguieron”. Convocó a una movilización nacional contra el hambre, una causa tan importante dijo, como la creación de Petrobras o la redemocratización del país.   Llevó a sus ministros para que conocieran las miserias del país real. No es lo mismo ajustar números que personas. En Piauí, donde el 38% de sus 2,7 millones de habitantes no saben leer ni dibujar la firma les dijo a sus colaboradores: “No hay nada más sagrado que comer todos los días como Dios manda”. Prometió al finalizar su mandato que todos los brasileños desayunarán, almorzarán y cenarán.” Ha hecho alianza con la burguesía paulista. No es de descartar que algún grupo fundamentalista de izquierda exija: “ Merienda ya”. 
Las herramientas del cambio están proclamadas: reforma agraria y reindustrialización. Y el pueblo como el centro de toda la asignación de recursos a través del presupuesto. Se rompe aquí la zoncera acuñada en nuestro país por Nicolás Avellaneda, calificada así por Arturo Jauretche, transmitida de generación en generación, enaltecida por el establishment y seguida a pie juntillas por los neoliberales y conversos: “Pagaré la deuda sobre el hambre y la sed de los argentinos”. Los virreyes después acreditan como éxito que los acreedores aplaudan. No son estúpidos, sino que nos toman por estúpidos.
Lula tiene un sueño que es compartido por millones y millones de latinoamericanos. Lo dijo en el Foro de Porto Alegre, tal vez recogiendo el memorable discurso de Martín Luther King en las escaleras del Congreso norteamericano, donde culminaba la lucha por los derechos civiles de los negros, iniciada por Rosa Park que se negó a dejarle su asiento a un blanco en 1954. “Mi sueño es cumplir con la reforma agraria. Mi sueño es contar con una escuela pública eficiente. Con una universidad que no sea un privilegio para tan sólo el 8% de la población sino un derecho para todos. Sueño que no muera nadie frente a ningún hospital público por falta de atención médica. Sueño con una sociedad más justa, más libre e igualitaria en la que la riqueza se distribuya con mayor equidad. ... Nosotros no podemos aceptar lo que está aconteciendo en el mundo. No podemos aceptar el bloqueo a Cuba. No podemos aceptar que haya países marginados durante siglos. No podemos aceptar que Brasil, teniendo el tamaño que tiene, tenga los mayores índices de pobreza y miseria. Yo no puedo dejar de venir acá y decirles : “gente valió la pena”. Y valdrá mucho más la pena cuando la gente pueda venir aquí el último día de mi gobierno y con los datos en la mano, comprobar que nosotros hicimos en cuatro años más de lo que otros no hicieron en decenas de años en este país. ..... Hasta la victoria, si Dios quiere.” Más allá de la voluntad de Dios, que así sea.                      
                  
28-01-2003

 


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