El kirchnerismo cumplió nueve años. Ha
marcado una diferencia importante con todos los gobiernos de la democracia: sus
méritos están en el predominio de la política sobre la economía, la presencia
del estado incidiendo sobre el mercado, las políticas de derechos humanos y la
exterior alineada con los países latinoamericanos; y entre 15 y 20 medidas que
hacen la diferencia que van desde el NO al ALCA, la quita a la deuda, la
estatización de las AFJP, la expropiación del 51% de las acciones de YPF, la
reconformación de la Corte Suprema de Justicia, hasta el pago al FMI para
concluir con sus supervisiones y evitar la imposición de sus letales políticas.
El novelista y ensayista Teodoro Boot
lo ha resumido así: “Kirchner consiguió reunificar y conducir al peronismo en
casi todas sus variantes, ampliar su marco de alianzas con fuerzas afines y
construir un consenso social mucho mayor de lo que el peronismo y sus nuevos
aliados podían representar por sí solos. En base a cuatro pilares (fin de la
impunidad, reconstrucción económica por medio de la renegociación de la deuda y
la sustitución de importaciones, fomento del consumo interno, integración
regional) nació lo que en tren de
simplificación o de nueva categoría política y acaso histórica, se llamó
kirchnerismo.”
Desde el punto de vista económico, el
gobierno en su primera etapa, se vanaglorió de tener un tipo de cambio alto y
superávit mellizos que le permitió realizar una política de desendeudamiento
con los acreedores externos. Creció a tasas chinas, bajó en forma considerable
la desocupación y los índices de pobreza e indigencia descendieron en forma
significativa, mientras se crecía a tasas desconocidas en el país con una
inflación baja. Mejoró la distribución del ingreso y a través del potente
incremento de la demanda se redujo a cero la capacidad fabril ociosa. Se
atravesó la crisis del 2008 con políticas económicas activas y se recuperó el
ritmo de crecimiento en el 2010 y 2011, volviendo a caer en el 2012, en medio
de una crisis internacional de una profundidad insondable.
En
la misma línea Daniel Aspiazu, Pablo Manzanelli y Martín Schorr en el libro
“Concentración y Extranjerización” sostienen: “Desde hace una
década, en el marco de la denominada posconvertibilidad, se ha venido desplegando en la Argentina un nuevo esquema económico que
ha girado en torno del “dólar alto” y ha alterado de manera significativa
muchos de los aspectos críticos del modelo de acumulación vigente entre 1976
y 2001. Basta con mencionar la
redefinición de los liderazgos sectoriales, la reversión (aunque acotada) del
proceso de desindustrialización, la importante creación de puestos de trabajo y
la consiguiente mejora de los indicadores sociales (potenciada, a su vez, por
un conjunto de políticas públicas), el desendeudamiento, la reestatización del
sistema previsional y los superávit gemelos (externo y fiscal). Estos elementos
positivos y en varios sentidos auspiciosos, luego del sendero transitado
durante el cuarto de siglo en el que estuvo vigente la lógica basada en la
valorización financiera y el ajuste estructural.”
LIMITACIONES E INSUFICIENCIAS
La
presente nota, después de dejar sentado desde dónde se ubica el autor, intenta
hacer un inventario de sus limitaciones
y carencias.
A
pesar de muchos logros significativos si se los compara con el 2003, los mismos
se relativizan si se los compara con 1975, nada menos que 38 años atrás. Pepe Nun, ex Secretario de Cultura, escribió
en Le Monde Diplomatique de septiembre del 2012 sobre la distribución del
ingreso: “Si sólo se dirige la mirada al período 2003-2010, la brecha de
ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre de la población argentina se
redujo en un 30%. Pero si la comparación parte de 1975, esa brecha se amplió
tres veces y sigue creciendo (y todo sin considerar la notoria magnitud de los
ingresos que el decil más próspero omite declarar)”
La
desocupación real es hoy un 200% más que en 1974. La pobreza en términos
reales, lejos de las que informa el Indec (que el gobierno redujo a su mínimo
nivel de credibilidad) ronda entre el 22 y 25%. Lo que habría que preguntarse, teniendo en cuenta que es difícil
mantener los índices de crecimiento conseguidos en los mejores años de la
década kirchnerista, cómo se podrá seguir bajando el núcleo duro de la pobreza
y la indigencia con tasas de expansión
menores. A lo que se suma el trabajo informal que tiene un piso del 35%. Y
con relación a seguir profundizando la distribución del ingreso, el gobierno no
asume la necesidad imprescindible de una reforma integral y de carácter
progresivo del sistema impositivo.
Careciendo
de una política agropecuaria, el kirchnerismo despreció verbalmente a la soja y
la ha alentado en la realidad con un
crecimiento desmedido y siempre progresivo del área sembrada.
La
concentración de la economía se ha acentuado con lo que acotar la inflación se
vuelve mucho más difícil, al tiempo que se acrecentó la extranjerización. A
simple título informativo: en lácteos dos empresas tienen el 66% del mercado;
en telecomunicaciones, dos empresas tienen el 100%; en galletitas dulces un
duopolio tiene el 73%; en gaseosas, dos empresas tienen el 84%. La chapa
laminada en caliente, una sola empresa tiene el 84%, en hierro redondo, cuatro
empresas concentran el 72%. En cemento tres empresas cubren el 96%. A su vez la
extranjerización: en 1995, de las 500 principales empresas, 252 eran
extranjeras y 248 nacionales. En 2009, 324 eran extranjeras y 176 nacionales.
Esto está reafirmado en el libro citado “Concentración y extranjerización”
donde se sostiene: “En el período
1993-2009 tuvo lugar un aumento significativo en la extranjerización de la
cúpula empresaria. Si bien este proceso asumió una notable intensidad en la
década de 1990, en el transcurso de la postconvertibilidad se ha asistido a la
consolidación estructural de los actores foráneos. Tal es así que durante
el período1993-2001 la facturación de las empresas transnacionales representó,
en promedio, el 40,9% de las ventas totales de la elite, mientras que en
2003-2009 significó alrededor del 60%.”
La
política de subsidios al transporte, imprescindible en los primeros años, no
mejoró los servicios y constituyó un negocio para las concesionarias con fuerte
sospecha de un importante nido de corrupción. El accidente de la estación Once,
el 22 de febrero de este año, patentizó el contubernio irritante del
concesionario rentista, el Estado mirando para otro lado, funcionarios
cómplices altamente sospechados de corrupción, y que se traduce en un servicio
altamente deficitario y finalmente en muertes.
El
ensayista Alejandro Horowicz analizando los fundamentos del procesamiento de
los diferentes involucrados en el trágico accidente imputados por el juez
Claudio Bonadio escribió: “Se montó un “grupo artificial de empresas” que
pertenecían al mismo grupo económico y que se facturaban entre sí millones de
pesos por supuestos servicios; un
conglomerado “cuya motivación no era otra que hacerse de manera espuria de los
recursos económicos” de Trenes de Buenos Aires (TBA) ; la empresa concesionaria “
era presentada como deficitaria, a fin de continuar con la obtención de los
subsidios del Estado nacional”. Vale
decir, fraguaron sus déficits para seguir obteniendo recursos públicos El juez advirtió que Cometrans, controlante de
TBA, recibió de la empresa ferroviaria 127.798.900,97 pesos a cambio de asesoramiento
integral” prestado por Sergio y Claudio
Cirigliano y “otros asesores externos que nunca fueron identificados”. Desvíos imposibles sin “complicidad de
funcionarios públicos” que “ no realizaron los controles que en tiempo y forma
debían hacer”, ni exigieron que se brindara un servicio seguro.
TBA gastó casi 128 millones de pesos por
asesoramiento y 17,28 millones de pesos,
menos del 14%, hubieran bastado para la renovación completa de los compresores,
“vitales para el frenado de trenes, estamos
ante “una práctica empresarial”, no ante un “accidente”.
La
instrumentación de la tarjeta SUBE, que iba a discriminar positivamente a los
beneficiarios está paralizada. A 10 años, el sistema de transporte general es
deficiente en un país con el PBI argentino y sus enormes potencialidades
latentes. Como en casi todas las áreas hay soluciones pragmáticas ante los
problemas que se presentan, pero una carencia muy fuerte de una planificación
que permita asegurar que en una década Argentina volverá a tener ferrocarriles
en los cuales sus ciudadanos viajen como seres humanos, y rutas acordes a su
parque automotor. Complementariamente el atraso en materia de subtes en la
Capital Federal y su inexistencia en las principales ciudades del país
demuestra cuanto se ha retrocedido en esta materia. Esto se produce cuando se
han incorporado a las calles y rutas en los últimos años
millones de autos, con autopistas que no se expanden ni se amplían. Como
consecuencia de todo ello, Argentina
tiene uno de los índices más altos de muertos en accidentes de tránsito. La
matriz de insumo- producto, imprescindible para que no suceda esto, la aprenden los estudiantes de ciencias
económicas cuando dan sus primeros pasos en sus carreras.
Los
subsidios indiscriminados a la luz y al gas, que lo han convertidos en muy
baratos, han llevado junto con la
mejoría económica de amplios sectores, a
una demanda enorme que ha producido un agujero complicado en el rubro
importación de energía. Si a esto se suma que del lado de la producción sólo se
ha reducido a la explotación a ritmo
forzado de los pozos concesionados, la insuficiencia energética ha pasado a
tener un peso enorme en la balanza comercial. El gobierno controló mal y no exigió lo que correspondía. De haberlo
hecho, se hubiera atenuado significativamente
la actual situación.
Al
respecto, escribió el periodista especializado en economía Marcelo Zlotogwiazda en la revista Veintitrés
del 18 de octubre: “Tampoco hubo sintonía fina con los subsidios a la
electricidad, el gas y el agua, otro de los temas expresamente señalados por
Cristina un año atrás. Luego de una
primera tanda de recortes que afectó a unos pocos barrios con alto poder
adquisitivo de la zona metropolitana, el programa quedó paralizado y el gasto
que el grupo Fénix considera “injustificable” sigue siendo de miles de millones
de pesos por año.”
La política minera es en líneas
generales una continuación de la de los noventa: un colador por donde escapa la
riqueza sin ninguna contrapartida importante y dejando una importante
contaminación.
Una
economía excesivamente primarizada, una industria demasiado dependiente del
tipo de cambio y de los insumos importados, junto con la existencia histórica de burgueses pero no de burguesía,
lleva a que el Estado deba cumplir las tareas de aquellos y las más de las
veces contra la propia voluntad de los beneficiados. A su vez, el tipo de
cambio se ha sido revaluando comparando su nivel de devaluación con la
inflación real interna. Se ha podido sortear esta situación por las revaluaciones
de otras monedas durante un tiempo prolongado, como el real.
La
inflación ha sido minimizada con un comportamiento que se asemeja al del
avestruz, igual que la inseguridad en su acepción más restringida, cuya omisión
en el discurso presidencial resulta entre preocupante e irritante.
La
política de juzgamiento del terrorismo de estado es valiosa, aunque la historia
que se transmite de los setenta resulta en varios aspectos tan sesgada que
incentiva la posibilidad que en algún momento se tienda a un equilibrio que
coloque el péndulo en un lugar más preciso.
La
perseverancia para que finalmente se haga
justicia alcanzando a los
perpetradores de crímenes atroces cometidos desde el Estado, se debe prolongar
en el presente, como en los casos de Jorge Julio López y Silvia Suppo,
desaparecido el primero, sospechosamente asesinada la segunda, ambos testigos en los juicios contra los asesinos
del terrorismo de estado. En democracia, resulta inadmisible la desaparición de
Luciano Arruga en una comisaría o de Diego Duarte asesinado con la
complicidad policial. En estos casos, todo indica que el
gobierno no echó el resto.
Mientras excepcionales proyectos del
Poder Ejecutivo como el de las empleadas del hogar y el del trabajo agrario
fueron aprobados en la Cámara de Diputados y están cajoneados en el Senado, la
lamentable ley antiterrorista fue rápidamente aprobada y el pro-empresarial
proyecto sobre los accidentes de trabajo será convertido en ley.
CONSTRUCCIÓN POLÍTICA
El
kirchnerismo ha decidido en materia de construcción política, un cambio en sus
principales bases de sustentación lo que abre un interrogante de cara al futuro
y los problemas a resolver. Está claro que no hay movimiento nacional y popular
viable sin la presencia activa y representativa de la clase obrera.
Cuando
Néstor Kirchner accedió al gobierno con el 22% de los votos, su debilidad de
origen fue el acicate para que con inventiva y audacia revirtiera la situación.
Primero intentó con la transversalidad, a la que dejó de lado cuando venció
contundentemente al duhaldismo y se apoderó del aparato. Cristina ha decidido
elaborar una nueva construcción que siguiendo las premisas del ensayista
Ernesto Laclau, concrete un desplazamiento del sector sindical como actor
social principal y un ascenso
significativo de La Cámpora y las organizaciones sociales. La solvencia de la
nueva base de sustentación aún no ha pasado por la prueba de consistencia.
LAS
ZONAS GRISES DEL KIRCHNERISMO
Todo
gobierno es una película y no una foto, un balance sobre el mismo implica
analizar su capital que está conformado por la
diferencia de sus medidas trascendentales que significan su activo y lo que no
afrontó o lo hizo mal que constituye su pasivo. Esta nota hace hincapié fundamentalmente en las zonas grises del
kirchnerismo algunas de las cuales quedan expuestas. Pero a pesar de ellas,
su capital ha sido reconocido hace
apenas un año con un 55% de los votos y con una diferencia con el segundo, inédita, de 40 puntos.
El
modelo kirchnerista es una ruptura en muchos aspectos con la década del noventa
y en otras significativas, una continuidad. Para su sustentabilidad en el
tiempo, necesita como un ciclista para no caerse, seguir pedaleando, es decir
acentuar las rupturas.
Al
respecto sostienen los autores de “Concentración y extranjerización”: “(Los)
elementos positivos y, en varios sentidos, auspiciosos luego del sendero
transitado durante el cuarto de siglo en el que estuvo vigente la lógica basada
en la valorización financiera y el ajuste estructural, no impide reconocer la existencia de numerosos nudos problemáticos
“nuevos” o “viejos” que, en algunos casos , han sido fortalecidos por la
política económica de la postconvertibilidad. Tales son los ejemplos que
brindan la ausencia de cambio estructural en el perfil de especialización
productivo- industrial y de la inserción del país en la división internacional
del trabajo, las ostensibles inequidades territoriales y regionales, la fuerte
oligopolización de los mercados, la persistencia de la fuga de capitales
locales al exterior con sus implicancias sobre el sector externo y el
comportamiento de la inversión en las grandes empresas, el elevado nivel de
empleo precario e informal , la vigencia de salarios muy reducidos en términos internacionales e históricos
(correlato de las modalidades del patrón de especialización comercial) y las
presiones inflacionarias asociadas al nuevo modelo económico.”
El gobierno debería comprender que
no tiene escriturado el 54% a su nombre, y que en este primer año de su
reelección ha perdido franjas de clase media que la votaron y ha incrementado
la virulencia opositora de las mismas franjas que no la votaron.
Las zonas grises del kirchnerismo
cuentan con el enorme hándicap de una oposición inexistente en lo político y
fuertemente activa como concentración económica. La oposición política
mayoritariamente es la continuación del establishment económico y articulada
por los medios hegemónicos, quedando muy visibles quién es el ventrílocuo y
quién es el muñeco de madera.
Ambos parecen ajustarse a la frase
del periodista uruguayo Federico Fasano Martens
“O no entendieron lo que está pasando o ya pasó lo que estaban
entendiendo.”
*Publicado en La Tecl@ Eñe, revista digital de Cultura y Política dirigida por Conrado Yasenza.
*Publicado en La Tecl@ Eñe, revista digital de Cultura y Política dirigida por Conrado Yasenza.
31-10-2012
Todos
los derechos reservados. Hugo Presman.
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