A 6 AÑOS DE UN HITO HISTÓRICO
EL NO AL ALCA
Dentro de seis o siete décadas, años más o menos, es posible que la anticumbre de Mar del Plata alcance una dimensión equivalente a la batalla de Ayacucho en el siglo XIX, que terminó con el poder español en nuestras ensangrentadas y esquilmadas tierras. Mientras que a la cumbre de jefe de estados que se realizaba en nuestro país, Bush llegaba para ponerle el moño a la “Asociación de libre comercio de las Américas”, los presidentes Néstor Kirchner, Ignacio Lula Da Silva y Hugo Chávez, con apoyo popular, daban los pasos necesarios para enterrar definitivamente el adefesio, un estatuto legal del coloniaje. Poco conocido en sus consecuencias demoledoras, el desconocimiento sobre el ALCA responde perfectamente a la precisa frase de Raúl Scalabrini Ortiz:
“Nuestra ignorancia fue planificada con una gran sabiduría”.
El ALCA significaba un sistema legal al que la caracterización de leonino le resulta benévolo.
Entre otras cosas implicaba la libre circulación de las mercaderías norteamericanas sin trabas aduaneras ni aranceles. Los países latinoamericanos abrían sus fronteras a los productos norteamericanos, sin la menor reciprocidad. Aún en el caso que alguna vez se contemplara esa posibilidad, poner en un pie de igualdad aparatos productivos de diferentes dimensiones y potencialidades constituía una aberración clara. Contradictoriamente se impedía la libre circulación de las personas. Imponía el desmantelamiento de los organismos de control en cada país de las actividades y procedimientos de los inversores extranjeros. Se acentuaban los beneficios para las empresas grandes en detrimento de las pequeñas y medianas. Las multinacionales podían considerarse discriminadas ante normas proteccionistas a las empresas nacionales y en los juicios tendría competencia la justicia del domicilio de la casa matriz.
Los gobiernos se habrían visto imposibilitados de prestar servicios gratuitos en materia de salud y educación porque quedarían reservados a la actividad privada de las multinacionales y por lo tanto los usuarios serían aquellos que iban a poder pagarlos. Los pobres quedaban excluidos del derecho a la salud, la educación y la protección social. Si los gobiernos decidían seguir con estas prestaciones, las empresas trasnacionales podían acusarlos de competencia desleal. El ALCA intentaba eliminar legalmente, además, la competencia de los productos europeos y asiáticos. La teoría Monroe de principios del siglo XX, aquella de “América para los americanos”, que significaba realmente “América para los norteamericanos” alcanzaba todos sus objetivos con el ALCA. En síntesis: el continente convertido en un coto de caza.
Había muchas otras disposiciones increíbles, pero las enumeradas son suficientemente ilustrativas.
EL CIPAYAJE SE ENFURECE
El escritor y ensayista Marcos Aguinis escribió en la revista Noticias: “Lo sorprendente, empero, es que el señor K no recordase las humillaciones que perpetró contra Bush en Mar del Plata, cuando vino para la Cumbre de las Américas. Quienes tenemos algo de memoria recordamos que no le escatimó agravios, incluso permitir que sus funcionarios organizaran el tablado de la Anti-Cumbre, donde cedió el protagonismo a Hugo Chávez, para que vomitase todas las maldiciones que fermentan en su bien alimentado aparato digestivo”
Toda actitud de soberanía es considerado un desacato al poder constituido.
En el tren hacia Mar del Plata, denominado “Tren del Alba”, viajaron entre otros, Diego Maradona, Miguel Bonasso, Luís D`Elía, y un ascendente líder boliviano que poco después llegaría a la presidencia de su país: Evo Morales.
La encendida arenga de Hugo Chávez le mereció este comentario a Marcos Aguinis: “El discurso de dos horas y media hizo bostezar. Le habían marcado frases de libros de Perón escritos cuando él hablaba de la "juventud maravillosa" y su proyecto "revolucionario". Chávez creyó que la gilada de 30.000 espectadores traídos –algunos a la rastra, con sus pibes- en diversos medios de locomoción y sobornados con regalos y dinero, era igual de estúpida e ignorante que el resto de los argentinos”.
Luego el ensayista discurre por las diferencias entre el imperio y un país que intenta independizarse: “La diferencia entre Venezuela y Estados Unidos, es que Bush se irá para siempre en menos de dos años y Chávez se quedará en el gobierno hasta que se le agote la billetera. Bush no tiene facultades para repartir dólares a su arbitrio, porque en su país funciona el Congreso, la Justicia, la prensa y la libertad de expresión. Chávez puede hacer lo que se le ocurre porque no se le opone el Congreso, la Justicia fue sometida, la prensa es asfixiada y la libertad de expresión acaba tras las rejas. En la pulseada gana Chávez. Además, la recorrida de Bush fue tardía y débil, con una prensa enfocada en mostrar el rechazo a su presencia y no los beneficios de una vigorización productiva. Su bouquet de flores también estaba marchito. No obstante, Kirchner y Chávez han brindado un buen servicio a nuestro subcontinente con motivo del periplo de Bush. Han llamado la atención de la dirigencia norteamericana, porque en forma directa o indirecta sacudieron su opinión pública. La informó del nombre de varios países que ni siquiera conocían. La informó de problemas graves como la pobreza, la marginalidad y la rabia. La informó de que Chávez es un fenómeno que no se puede ignorar. Que la democracia no consiste en ir cada tanto a las urnas, sino en fortalecer las instituciones que en América Latina se caen de debilidad. Ahora parecieran haberse establecido dos ejes, uno más moderado y razonable, dispuesto al diálogo en serio. Otro más extremista e imprevisible, liderado por Chávez. Lástima que la Argentina aparece más pegada a Chávez de lo que tal vez desea el mismo matrimonio K. O de lo que conviene a nuestro confundido pueblo.”
Ahí donde se dieron cita desde Adolfo Pérez Esquivel a las Madres de Plaza de Mayo, desde Silvio Rodríguez a Manu Chao y el cineasta Emir Kusturica, Hugo Chávez pronunció un discurso de 123 minutos en donde dijo: "Entre muchas cosas cada uno de nosotros trao una pala de enterrador, porque aquí en Mar del Plata está la tumba del ALCA...ALCA, ALCA, al carajo. ¿ Quién enterró al ALCA? Los pueblos de América“.
EL NO AL ALCA
Todo lo que vino después en Améríca Latina, como la UNASUR, las reuniones rápidas y efectivas de presidentes para impedir golpes en Bolivia y Ecuador, o un conflicto bélico entre Colombia y Venezuela, la ejecución de diferentes proyectos como un banco latinoamericano, fue posible a partir de la piedra basal del NO AL ALCA.
Un 9 de diciembre de 1825, el mariscal Antonio José de Sucre derrotaba al virrey José de la Serna en los campos de Ayacucho. Ciento ochenta y un año después, en los primeros días de noviembre del 2005, la batalla de Mar del Plata, concluía enterrando al ALCA.
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16-11-2011
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