Grageas internacionales
La realidad es siempre compleja. Si se la simplifica se cae en la posibilidad que el análisis termine siendo maniqueo, es decir sin matices, con una tendencia a reducir los actores sociales en buenos y malos.
Según Hegel “todo lo que es real es racional”. Según Francis Wheen en su libro “La historia de El Capital”: “…los Jóvenes Hegelianos, los que compartían las primeras obras de Hegel, más subversivas, preferían citar la segunda parte del aforismo: “Todo lo que es racional es real”.
EE.UU está viviendo una de sus etapas más críticas. Su posición de país imperial, que hace sentir su poder en cada metro de la superficie terrestre tambalea. El país más poderoso, si se analizan sus números macroeconómicos, es un país concursado. Su deuda supera al producto bruto. El déficit llega al 10%. La desocupación supera el 9,1%, lo que implica catorce millones de desocupados. Pero si se suman los subocupados y los que ya no buscan trabajo porque consideran que están definitivamente excluidos del mercado la cifra asciende a treinta millones.
Las tasas que afectan a negros y latinos duplican la general. La pobreza alcanzó en el 2010 al 15%, alcanza a cuarenta y seis millones de personas o sea a una cantidad equivalente a la población de Argentina, más dos veces la población de la Capital Federal.
Según Bernardo Kliksberg el 20% de los chicos y el 27% de los negros y latinos son pobres. Es el número más grande desde que se llevan estadísticas.
Hay cincuenta millones de norteamericanos sin cobertura médica.
Es la economía que produce el 25% del Producto Bruto Mundial y hace dieciocho meses seguidos de caída o bajo crecimiento, la recesión más larga de su historia desde la posguerra.
Con este panorama, es lógico que muchos de los que se criaron con la esperanza del sueño americano, integren la legión de los indignados. La película que Hollywood vendió al mundo, por el cual el libre mercado retribuye a cada participante según sus méritos, no tiene un final feliz. La desigualdad aumenta escandalosamente, porque los poderosos obnubilados tienen una gula insaciable. El partido Republicano y su sector más reaccionario que integra el Tea Party, no admite pagar más impuestos que han sido consecuentemente reducidos en las últimas décadas.
El presidente Barack Obama ha afirmado que: “Algunos millonarios pagan menos impuestos que sus secretarias”, según lo consigna el economista Paul Krugman en su blog.
Muchos años antes Carlos Marx escribió: “ El capitalismo llega chorreando sangre y lodo”
Mucho más acá, el 25 de agosto de 1944, el entonces Coronel Perón, intentando persuadir a los empresarios para que cedan un poco para evitar perder todo, les dijo: “ La Secretaría persigue el objetivo de evitar el cataclismo social, que es probable, no imposible….hay que suprimir la causa de la agitación: la injusticia social. Es necesario dar a los obreros los que estos merecen por su trabajo y lo que necesitan para vivir dignamente….Es necesario saber dar un treinta por ciento a tiempo que a perder todo a posteriori”
La realidad es siempre compleja. Lo que sorprende e impacta cuando la realidad se vuelve maniquea. Es lo que sucedió hace unos días cuando los indignados ocuparon Wall Street, esa exteriorización simbólica del corazón del poder económico mundial que debe su nombre a una muralla construida por los holandeses en 1644, con el propósito de defenderse de los ingleses, eran observados desde los balcones ocupados por los ceos y sus bellas secretarias con copas de champagne en sus manos. Una escena de una película clase B. O una realidad clase B. Que despierta esperanzas clase A.
Nuevamente Carlos Marx nos recuerda: “El capital es trabajo muerto que sólo se reanima vampirescamente, chupando trabajo vivo” O cuando cita un discurso de Timón de Atenas en el que el dinero es descripto como “la prostituta de toda la humanidad”
Esos ceos torpes, protagonistas de una impúdica escena, graduados en universidades de negocios que los vuelven ciegos, podrían verse retratados en un viejo relato talmúdico de la tradición judía.
Cuentan que un empresario acudió a un rabino para que le explicara el motivo del rechazo que provocaban sus actitudes entre sus empleados. El rabino lo tomó de la mano y lo condujo hacia la ventana. Le preguntó: -¿Dime que ves en la calle?- Gente le respondió el empresario. Luego el rabino lo condujo frente a un espejo y le volvió a preguntar:- ¿Que ves ahora?- “Me veo a mi” respondió el empresario. Entonces el rabino le dijo: “Ahí tiene la explicación. A través del vidrio que está en la ventana podes ver a la gente. En cambio en el espejo, para que se refleje tu imagen hay detrás del mismo un baño de plata. Y cuando hay plata, hijo mío, uno deja de ver a la gente y sólo se ve a sí mismo”
7-10-2011
TODOS LOS LOS DERECHOS RESERVADOS . Hugo Presman. Para publicar citar la fuente
Excelente.
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