05 julio 2009

UN UPPERCUT DE DERECHA

El 28 de junio mientras los argentinos concurrían a los lugares de votación para una elección legislativa de un alcance que trascendía largamente a su título, en Uruguay se hacía lo mismo para dirimir elecciones internas de la que ya no existen en nuestro país y en Honduras se producía un golpe de estado de los que felizmente América Latina ha dejado atrás desde hace menos de dos décadas. Es interesante señalar que hay un motivo explícito y otro implícito en la explicación de la asonada hondureña. El visible es un plebiscito no vinculante para llamar a una Asamblea Constituyente. El implícito es la incorporación al ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) La integran Venezuela, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Honduras y pequeños estados caribeños como Antigua y Barbuda, Dominicana, San Vicente y las Granadinas. La idea revolucionaria de la unidad de América del Río Bravo hacia el Sur, por la que lucharon la mayor parte los héroes de la Independencia en el siglo XIX y que retomaron en el siglo XX y XXI, entre otros, Manuel Ugarte, Juan Perón, Jorge Abelardo Ramos, León Trotsky, Hugo Chávez y los distintos Jefes de Estados de los nuevos aires latinoamericanos demuestra nuevamente su potencialidad. Esa unidad es la que permite consolidarlo a Evo contra los desestabilizadores de la Media Luna Boliviana (durante el conflicto agropecuario enviaban mensajes de solidaridad a las patronales del sector) y garantizar el proceso Bolivariano. Aquel que minimice o denosté este concepción estratégica, política y económica, juega consciente o inconscientemente a favor de la continuidad de la fragmentación y la dependencia como lo hicieron las burguesías portuarias en el siglo XIX.

El 28 de Junio en la Argentina
En la última nota ante de las elecciones, titulada “Debajo de la banalidad y la despolitización” escribí: “Si el gobierno perdiera en la Provincia de Buenos Aires, el efecto de la derrota, más allá de ser primero en la totalidad de votos a nivel nacional, producirá un efecto superior al fracaso de la votación de la resolución 125. El drenaje inevitable, sería, en ese caso, la hemorragia conocida que se produce en el interior del justicialismo hacia el referente con mayores posibilidades futuras. La inestabilidad política se instalaría en el escenario.” El oficialismo perdió la Provincia por dos puntos poniendo toda la carne en el asador. La disputa fue entre un ex presidente que hace apenas 18 meses se retiró con el 60% de popularidad, actualmente presidente del Partido Justicialista, acompañado por el ex vicepresidente y actual gobernador bonaerense Daniel Scioli con el acompañamiento de la casi totalidad de los intendentes del conurbano. Enfrente se encontraba un ex empresario, millonario, diputado silencioso y carente de atributos favorables visibles. Se dio lo que se preveía en la nota de referencia: “No lo votan por sus virtudes, sino para canalizar deseos profundos de castigar al gobierno. Exagerando, muchos de los votantes de De Narváez, serían capaces de sufragar por Drácula, con el placer de disfrutar la derrota de Cristina Fernández y Néstor Kirchner.” En términos futbolísticos, es como cuando River y Boca fueron eliminados de la Copa Libertadores por el Cienciano de Perú. Pero también es justo señalar que sectores humildes fueron seducidos por el discurso vacío del retrasado propagandista de Menem.
Se concretó lo que era casi una certeza. Derrotas catastróficas para el gobierno en Córdoba y Santa Fe. Perdió por una diferencia considerablemente superior a lo que se preveía en Mendoza, en manos del candidato del vicepresidente opositor. El comportamiento electoral en la Capital fue unos cuatro puntos inferior a lo esperado. Fue derrotado en Entre Ríos y como frutilla del postre perdió en su propio territorio, Santa Cruz, por primera vez. Entonces, a la derrota en territorio favorable como la provincia de Buenos Aires, considerada correctamente como “la madre de todas las batallas” se agregó como en la 125, la consumación en las manos que más duelen. En aquel caso por el vicepresidente. Hoy el equivalente al voto no positivo de Cobos en el conflicto agropecuario, es la derrota en Santa Cruz, a través de Eduardo Costa, otro empresario.
La Argentina más desarrollada económicamente, con el escenario geográfico de la Pampa Húmeda y el modelo sojero, castigó al gobierno con dureza. Es el ámbito donde se concentra cerca del 70% del padrón electoral. Los rendimientos pobrísimos fueron: Capital Federal ( cuarto) Santa Fe ( tercero a un abismo de distancia) Córdoba ( cuarto con un porcentaje de secta) Provincia de Buenos Aires ( segundo a dos puntos) Entre Ríos( segundo) a lo que hay que sumar Mendoza ( a 20 puntos).


Algunos disparadores de explicación estructural
La etapa renovadora que vivimos a partir del 2001 se debe al clivaje histórico producido por las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001. El que permitió cerrar una etapa penosa y depredadora, facilitó por algunos meses una alianza plebeya entre las clases medias aterrorizadas por el descenso económico sin piso a la vista y los sectores excluidos, muchos ex obreros que el modelo de rentabilidad financiera había arrojado fuera de la sociedad. Una reconstrucción precaria de sectores populares que comprendían, no en los libros, sino en la rigurosidad de la crisis, que el modelo neoliberal los había alojado en la cocina donde lo seducían con las sobras del festín, con electrodomésticos, y viajes para los más favorecidos, mientras se cerraban las industrias, se vendía el patrimonio y el déficit que producía la privatización de las jubilaciones y las importaciones irracionales se cubría con endeudamiento externo.
El límite del estallido y sus consecuencias futuras estaba dado por haberse realizado desde la antipolítica. Una bisagra política consumada desde el rechazo a la política.
La oxigenación
que produjo el 19 y 20 de diciembre lo recogió confusamente Eduardo Duhalde y le dio impulso Néstor Kichner. El accionar desplegado en los primeros treinta meses de su gobierno fue tan positivo como sorprendente. Luego hizo la plancha, viviendo de la rentabilidad política de esos meses notables. Los representantes políticos recobraron su respetabilidad y volvieron a circular sin problemas por las calles de las que habían sido proscriptos con el vendaval del “ que se vayan todos”.
La recuperación económica, el notable crecimiento a tasas chinas, la disminución notable de la desocupación, el mejoramiento significativo del poder adquisitivo del salario, alejaron a los sectores medios del abismo y volvieron, como es tradicional, a mirar hacia arriba. La pobreza que comprendían cuando estaban en peligro paso a ser una molestia que solicitaban histéricamente se la ocultaran para que sus ojos no la vieran. La ocupación del espacio público por los sectores más retrasados en la recuperación de su inserción activa en la sociedad los irritaba hasta la exasperación. Habían tolerado de mala gana en los momentos álgidos, la política de derechos humanos, la reivindicación de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los conflictos con la Iglesia, el no concurrir al Tedeum los 25 de Mayo para recibir el tradicional sermón crítico, los roces con EE.UU, la presencia de los Movimientos Sociales en la Casa Rosada, la supeditación de la economía a la política, la mucho mayor presencia del Estado, la alianza con Venezuela, Brasil, Bolivia y más tarde Ecuador , la anticumbre de Mar del Plata que le dio un golpe definitivo al ALCA. Los sectores concentrados de la economía ganaron como pocas veces, pero no toleraron, muchos de ellos, a un Estado mucho más presente junto a la renovada presencia sindical, y el retiro de la alfombra roja que se le desplegaba tradicionalmente desde gobiernos anteriores, o cuando muchas de sus agachadas y miserias eran expuestas desde el atril. Lo mismo sucedía con los medios periodísticos, convertidos los más poderosos, bajo la engañosa denominación de independientes, en una especie de reemplazo mediático de las antiguas fuerzas armadas, instrumentadas tantas veces como el brazo del poder económico.
Por las fisuras del 19 y 20 de diciembre, aparecía nuevamente esa sociedad individualista y mezquina, surgida de la fragmentación social, de las miserias y horrores del terrorismo de Estado, domesticada en la hiperinflación, en los golpes de mercado, en la derrota de Malvinas, en la desmalvinización posterior y corrompida en las falacias del neoliberalismo que en democracia y con apoyo popular concretaron Alfonsín, en la última etapa, Menem y La Alianza. De esos vientos propagados desde la antipolítica, surgirían los apolíticos con hándicap social como Juan Carlos Blumberg, Alfredo de Ángeli, el rabino Sergio Bergman, o desde el mundo empresarial Mauricio Macri o Francisco de Narváez.

A partir del 2007 la inflación empezó a erosionar el poder adquisitivo, a pesar de los sucesivos aumentos. Las elecciones del 2007 que Cristina Fernández ganó ampliamente, ya exteriorizó el fuerte rechazo de las clases medias urbanas. A los hechos positivos que engendraban rechazos viscerales en esos sectores, deben agregarse críticas valederas que incrementaron el distanciamiento. La tendencia equivocada acerca que la realidad cuando arrojaba resultados desfavorables había que maquillarla estadísticamente. Eso se vio primero con la inflación dibujada que distorsiona índices tan sensibles como los de pobreza e indigencia y que luego se repetiría con aspectos sanitarios como el dengue y la fiebre A o manejos en la justicia como en el Consejo de la Magistratura. Peligrosamente, la Presidenta buscó subterfugios del mismo tenor para no reconocer la derrota electoral del 28 de junio. La alusión insólita sobre el triunfo en el Calafate, aparte de grotesco o de un chiste desafortunado, tiene reminiscencias a aquella boutade intencional de Carlos Menem de comparar la derrota en la Capital con el triunfo en la Ciudad de Perico, en Jujuy.

Cuestiones ideológicas y errores políticos han producido un odio visceral en los sectores altos y medios hacia el kirchnerismo, que tiene la particularidad de despertar rencores en los mismos sectores del peronismo histórico, pero está muy lejos, a distancia sideral, de despertar los fervores de Perón y Evita.
El gobierno de Cristina Fernández venía a poner paños fríos en los sectores más lastimados. El poder no esperó y emprendió la embestida desde el primer día, concretando un avance como aquel intento frustrado del pliego de condiciones que le exigió a Néstor Kirchner, el funcionario Claudio Escribano, de La Nación, bajo la amenaza que de incumplirlo no duraría un año.


El conflicto con las patronales del campo, por una resolución correcta en el fondo, pero mal redactada, peor explicada (con contradicciones en cuanto al destino de los fondos) y con serias dificultades de implementación, produjo un desgaste y desprendimiento de las clases medias rurales que cinco meses atrás habían votado mayoritariamente a favor de Cristina Fernández. Pensado como un acto fundacional del gobierno, la derrota en el parlamento dejó al mismo con una debilidad significativa, mientras agrandó a un sector sin calor popular que consiguió el apoyo de las clases medias urbanas produciendo concentraciones inéditas que le arrebataron el control mayoritario de las calles. El conflicto permitió blanquear la conformación de los bloques económicos, las nuevas particularidades y agrupamientos sociales del modelo sojero, del cual el gobierno fue socio vía retenciones, y permitió a la sociedad debatir como hacía mucho no sucedía.

Vaciado de las clases medias pasadas activamente a la oposición y con un frente agropecuario militando activamente en su contra, el gobierno consiguió estatizar Aerolíneas y las AFJP y puso en discusión la ley de Servicios Audiovisuales que acentuó la beligerancia de los grandes medios

Muchos jóvenes que en la década de los setenta habían hecho una opción por los pobres, a la vuelta de casi cuatro décadas, se observa el curioso pero explicable escenario, que muchos ciudadanos de entre veinte y treinta años han realizado una opción por los ricos.

Algunas interpretaciones sobre los resultados
Los resultados electorales del 28 de junio carecen de una fortaleza que supere la coyuntura. Los grandes ganadores como Francisco de Narváez y Pino Solanas deberían comprender que son receptores de circunstancias coyunturales. El empresario que no terminó el secundario y que confiesa que no lee libros, recogió básicamente el voto útil para derrotar al kirchnerismo, que judicializando la campaña alentó equivocadamente la polarización. Solanas hizo una notable elección. Recogió el voto peronista que se negaba a votar a un extrapartidario como Carlos Heller, el voto joven, el voto del honestismo contra la corrupción, el del progresismo antikirchnerista y por supuesto el que cree desde hace mucho en las propuestas de Solanas y Lozano. Como sucedió en varias ocasiones su ubicación en la vereda de enfrente del gobierno con descalificaciones desmesuradas lo lleva a jugar muchas veces, más que como una profundización superadora del kirchnerismo como un ala izquierda del avance restaurador.

El macrismo hizo una muy mediocre elección perdiendo en 18 meses cerca de catorce puntos, echando el resto y llevando como candidata a su actual pero transitoria, as de espadas Gabriela Michetti. Es cierto que la comparación se realiza con elecciones de diferente consideración. Si es significativo que se nota cierta reacción de disconformismo en algunos típicos barrios de clase media como Almagro, la disminución de la distancia electoral en la zona Sur de la Ciudad, a pesar de lo cual el macrismo triunfó en la mayoría de los barrios.
El Acuerdo Cívico y Social realizó una excelente elección convirtiéndose en la segunda fuerza a nivel nacional, a menos de un punto del kirchnerismo, pero con un fracaso fuerte en la Capital que ha afectado a quien indudablemente sacó al radicalismo de su estado cataléptico como es Elisa Carrio, que a su vez se valió para potenciarse de la distribución territorial nacional del centenario partido de Irigoyen. Cleto Cobos se proyecta, tras su resonante victoria, como el candidato radical para el 2011.

Aníbal Ibarra se diluyó como un helado al sol y el oficialismo estuvo alrededor de cuatro puntos por debajo de lo previsible en un territorio históricamente hostil.
Promisorio comportamiento de Martín Sabbatella con un 6% de los votos en la Provincia de Buenos Aires ( tantos como los votantes que obtuvo Proyecto Sur en la Capital). Con un discurso equilibrado que apunta correctamente hacia los avances y limitaciones en curso, mucho más cerca de las políticas del gobierno que la distancia enorme que lo separa de la oposición, no pudo evitar que su buen resultado facilite el triunfo de Francisco de Narváez.
En la provincia de Buenos Aires y contra lo que se ha venido sosteniendo, ha influido pero no ha sido probablemente fundamental la deslealtad hacia el gobierno de algunos intendentes del conurbano, que retacearon el entusiasmo durante la campaña o según algunos aconsejaron cortar boletas. En un interesante estudio el periodista Fernando Krakowiak escribió: “Aún si Kirchner hubiera sacado tanto votos como el conjunto de los candidatos a concejales del conurbano ( 102.130 votos) también hubiera perdido, ya que la diferencia que obtuvo De Narváez fue cercana a los 180.000 sufragios. Lo que faltó al Frente Justicialista para la Victoria no fueron lealtades partidarias sino votos”.

Se podría hablar, parafraseando al sociólogo polaco residente en Inglaterra, Zygmunt Bauman, que estamos en presencia de una política líquida. El kirchnerismo en dispersión, con las alianzas inestables y fuertes conflictos públicos y ocultos en el Acuerdo Cívico y Social y en el Pro-Peronismo, con votos coyunturales en este último caso que se repiten en el éxito de Pino Solanas. Lo único sólido es el avance del poder económico en un intento de acuerdo entre la Mesa de Enlace y la Unión Industrial que tiene un fuerte olor a APEGE (Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias), aquella agrupación empresarial creada en agosto de 1975, fundada en los meses previos a la caída de Isabel Perón, que realizó un lock-out el 16 de febrero de 1976 y fue disuelta una vez cumplido sus objetivos, en 1977.
Estaba integrada por el Consejo Empresario Argentino (CEA), la Sociedad Rural Argentina, la Unión Comercial Argentina, la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara Argentina de Comercio, la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires, Confederaciones Rurales Argentinas, la Cámara de Sociedades Anónimas, la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Rosario y la Copal (alimentación).
Mención aparte merece las denuncias sistemáticas de fraude que hicieron gala los que posan de republicanos, defensores de las instituciones y que quedaron olvidadas con el triunfo. Merecería preguntarse cuantas denuncias hubieran existido si el triunfo en la Provincia de Buenos Aires, por el mismo margen, hubiera sido inverso.
Una luz amarrilla, que no debe pasar desapercibida, es la reticencia de un casi 30% de la ciudadanía de concurrir al cuarto oscuro.


Los triunfadores se desnudan

El diario Clarín del 30 de junio expresa sin disimulo lo que se jugaba en las elecciones del último domingo, a través de unas elecciones legislativas. El director de Clarín Rural, el ingeniero Héctor Huergo, uno de los principales propulsores y propagandista del modelo sojero escribió bajo el título “ El cocinero” de un acuerdo que se firmó hace un año”: “Hay consenso acerca de que el gran triunfador de la contienda electoral es el campo ( subrayado en el original), con su abanderada la soja a la cabeza. El nuevo menú consiste en la milanesa de soja, preparado por los chefs Lole y Felipe. Y acompañada por una copa del mejor Malbec mendocino, elegido para la ocasión por el catador Cleto.”
Sin embargo, el gran cocinero en las sombras, el que puso toda la carne en el asador, ha sido el dirigente sindical Gerónimo “Momo” Venegas. Cuando Mauricio Macri convocó, hace apenas un año, a Francisco de Narváez y Felipe Solá para armar un frente electoral, quién primero abrazó la idea fue el veterano secretario general de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE)…..Cuando arrancó la última edición de la Rural de Palermo, el tradicional stand de la UATRE, con su famosa matera, albergó al trío Macri- Solá- De Narváez”.

En el mismo diario Reutemann, que le ganó por dos puntos al candidato de Binner declara: “ Dicen que yo hablo sólo del campo, pero soy el representante de Santa Fe y estoy seguro de que no hay un solo lugar en la provincia que no tenga que ver con el campo”. Para completar el menú de los triunfadores del nuevo Pavón, Macri en el mismo diario afirma: “ No tenemos que profundizar el modelo, sino revertirlo”
El columnista del periodismo puro de Editorial Perfil, Alfredo Leuco contratado por el grupo español Prisa, propietario en la Argentina de Radio Continental escribió con reminiscencias “libertadoras”: “Cristina se salvó, porque aunque Kirchner piense lo contrario, muchos de los actores políticos que el combatió al grito de golpistas y oligarcas en realidad defienden la democracia mucho más que él y la entienden como un lugar de diálogo y de responsabilidad para extirpar las injusticias sociales de nuestro país” Mucho más precisa, la revista satírica Barcelona tituló: “ El virus de la derecha ya es pandemia” y en la contratapa con el logo correspondiente: “Clarín 2011. El gran candidato argentino”

Es patético cuando el analista político, involuntariamente, parece que escribe en broma y cuando el humorista en dos títulos es el que desnuda la realidad.
La Argentina triunfante electoralmente, aplicando sus propuestas de la década del noventa, o más preciso de la Argentina agropecuaria, con suerte alcanza a incluir a la mitad de la población. El resto es material de descarte o de exportación.
A su vez, en la propuesta kirchnerista sin profundizar algunos avances e incorporar otros imprescindibles, no se puede reducir la desocupación a los mejores niveles históricos y mejorar significativamente la distribución del ingreso, reduciendo los núcleos duros de pobreza e indigencia.
Más allá de algunas aproximaciones en la interpretación de los resultados, cabe preguntarse: ¿El kirchnerismo, aún con la moderación de sus avances, está a la izquierda de la mayor parte de la sociedad? Si la respuesta es positiva, entonces se confirma la aseveración del ensayista Alejandro Horowicz: " El kirchnerismo no es de izquierda, pero a su izquierda no hay nada" ( Cuando se dice nada, implica fuerzas con posibilidades de acceder al gobierno).


Un uppercut de derecha

Más allá de los odios y simpatías, en el análisis político es bueno seguir al filósofo holandés Baruch Spinoza que aconsejaba: “ En política, es conveniente no reír ni llorar, solo comprender”. Evitar caer en aquello que poéticamente expresaba el poeta español Antonio Machado: “ Lo ojos que ves/ no son ojos porque los ves/ son ojos porque te ven”. El gobierno ha recibido un uppercut de derecha y está confundido en el cuadrilátero. Los intereses económicos que se encuentran detrás de los representantes políticos avanzan para conseguir sus beneficios al tiempo que erosionan la sustentabilidad del gobierno. Van por una devaluación que adelantaba Prat Gay. Por la eliminación de las retenciones. Por la supresión de las paritarias. Por los ajustes en el Estado. Por el acotamiento del poder sindical. Por la represión de la protestas sociales. A su vez la base política de sustentación del gobierno se volatiza. No es cierto que meramente perdió 15 diputados y seis senadores. Los movimientos en el Justicialismo de huida hacia los ganadores es tradicional. Los gobernadores intentan crear un poder paralelo con centro en Reutemann y con la presencia en las sombras de Duhalde. Daniel Scioli difícilmente pueda permanecer al frente del Partido.
En los próximos meses el gobierno recorrerá un camino de cornisa y muchos, de adentro y de afuera, harán fila para arrojarlo al precipicio. Si no saca conejos de la galera, avanza con proyectos que tengan aprobación popular y los explique con claridad sirviéndose del canal público, oxigene realmente al gabinete y los ministros adquieran perfil propio dentro de una política fijada desde la Presidencia que no solo se anuncie sino que cumpla, tejiendo una red de alianzas y evitando groseros errores. No hay posibilidad de retroceder porque el poder económico es insaciable. Todo lo que se entregue será considerado poco, porque los probables sucesores están dispuestos a satisfacer con creces a los diferentes sectores del establishment
La presidenta debe comunicarse con el pueblo como una conductora y no como una analista política. Es altamente probable que si esto no sucede Cristina Fernández será bajada o se la inducirá que se baje del ring antes de la fecha convenida constitucionalmente.

El futuro no está atrás. Lo que sucede en Honduras, calco del golpe de Venezuela en el 2002, es el pasado repudiable. Tan detestable como un retorno a lo que quedó atrás en diciembre del 2001.

Publicado por Hugo Presman.

3 de Julio de 2009.

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