El
escritor metafísico Macedonio Fernández que tuvo mucha influencia en Jorge Luis
Borges afirmó en un ejercicio humorístico: “Fue un desastre tan completo que
hasta los sobrevivientes perecieron” El gobierno de Mauricio Macri está
convirtiendo realidad la humorada del autor de “Papeles de Recienvenido”.
CAMBIEMOS vino a desempatar un empate histórico entre dos modelos. Y sus éxitos
son evidentes: desindustrialización, reducción significativa de los salarios en
pesos y en dólares, disminución importante de las jubilaciones; anulación de
derechos; desocupación creciente para atemperar los conflictos sociales;
endeudamiento impagable; atarse a la política económica del FMI que
implica una soga al cuello del futuro de
la Argentina; alineamiento incondicional con EE.UU; política exterior
absolutamente dependiente; transformación acelerada del país en una colonia. El
modelo agroexportador mixturado con el de la valorización financiera atravesado
por un ideologismo extremo, es tan depredador que muchos de los presuntos
beneficiarios del gobierno van cayendo uno a uno. Primero fueron las PYMES, que
no están dentro de las preferencias del gobierno en donde se ha producido un
cataclismo que puede llamarse sin exageración un “pymicidio”. Ahora alcanza a
muchas de las grandes empresas afectadas profundamente por el coctel de la
caída profunda del consumo, los tarifazos y la apertura indiscriminada de la
economía. Los sobrevivientes se reducen a sectores agroexportadores, mineros,
concesionarios de servicios públicos, peajes y fundamentalmente el sector
bancario y financiero.
Con
todos los números en rojo, con la economía descontrolada, el gobierno acude a
justificativos que ha cambiado a lo largo de estos penosos tres años largos:
“la pesada herencia”, “el fracaso de los últimos 70 años”, y el último “el
problema somos los argentinos”, todo ello con el martilleo permanente de la
corrupción del gobierno anterior.
Hasta
noviembre del 2017, bajo el paraguas de un falso gradualismo financiado
generosamente con endeudamiento, tasas enormes y capitales especulativos que
convirtieron al país en un casino, con un cerco mediático que lo acogió y
protegió a cambio de beneficios superlativos, el gobierno llegó a su éxito
político máximo y último: 42 % de votos en las elecciones legislativas. La
nueva derecha cuyo envase encubría una diestra siniestra, se precipitó cuando
las consecuencias depredadoras en lo económico, el pantano de la justicia
profundizado a límites obscenos, los gigantescos negociados con un grupo mínimo
de amigos y/ o socios, la creciente política de ajustes brutales, se traduce en
la vida cotidiana con la caída estrepitosa, sin antecedentes en los últimos
veinte años, del consumo de leche, de carne y de pan. Multiplica a los pobres e
indigentes, los negocios bajan las cortinas, con visión de clase se cierran
tecnológicamente los contenedores de basura donde los desesperados, muchos de
los cuales este gobierno arrojó a la intemperie, encuentran su sustento; se
restringen los remedios a los jubilados y hasta el ajuste llega a la comida de
los comedores y a las escuelas, y la tijera impiadosa desatiende el
aprovisionamiento de vacunas esenciales.
En
un escenario donde se reiteran promesas de cumplimiento remoto, el país
retrocede a los aledaños del 2001. Con una coherencia notable que contrasta con
sus incoherencias en todos los terrenos, debajo de los cuales están sus
verdaderos objetivos, mintieron para llegar, mintieron sistemáticamente para
gobernar y mienten en las perspectivas de futuro.
Su
dependencia hacia los EE. UU, acrítica y genuflexa, con un grado de indignidad
suprema al extremo de pedir autorización al Fondo para que apruebe cada medida
económica, más su brutalidad cultural, le impidieron conocer una advertencia de
Abraham Lincoln: “Se puede engañar a todo el mundo algún
tiempo…se puede engañar a algunos todo el tiempo…pero no se puede engañar a
todo el mundo todo el tiempo”.
La foto de la mujer de 70 años sentada en las
vías del tren, esperando que la formación del subte la mate porque no tiene
para comer ni para los remedios, y salvada providencialmente por la maquinista
y convencida por un trabajador, ambos en reemplazo del Estado, será la imagen
que la historia le reservará a este gobierno nefasto.
Si a todo esto se suman provocaciones diarias,
en una especie de gigantesco bullying a la mayoría del pueblo argentino,
conformadas por una interminable retahíla de frases irritantes: "Pusimos metas demasiado optimistas";
"esta crisis no es una más, tiene que ser la última"; "el mundo
nos volvió a decir que vivimos por encima de nuestras posibilidades"; “ el
mundo nos dice que sigamos por este camino”; “es hora de madurar, ya no es
posible que sigamos viviendo por encima de nuestras posibilidades. No somos
magos"; "nos dimos cuenta de que no sirve seguir culpando a otros de
lo que nos pasa”; "hace 4 años que no crecemos"; "no estoy aquí
para hacer lo políticamente correcto"; "mi única autocrítica es que
soy muy optimista"; "estamos pasando una tormenta, pero sé que vamos
a salir"; “admito todos los errores de diagnóstico, pero digo hoy que
estamos mejor parados que en el 2015”; “estoy convencido del rumbo que hemos
tomado”; “es por aquí”; “ no hay otro camino”;
“me dicen y sé que hay mucha gente que le cuesta llegar a fin de mes”;
“todos queremos crecer pero para crecer hay que tener moneda”; “este país va a
tener un año fundacional, el mundo está esperando que reconfirmemos el camino
que hemos tomado”.
Siendo
un endeudador aventajado, sostiene impávido: “Hemos empezado por hacer lo que
corresponde, que es no vivir de prestado.”
Parecen
humoradas de la revista Barcelona las promesas reiteradas: “Los brotes verdes”;
“El segundo semestre”; la undécima vez de afirmar “Lo peor ya pasó”.
Empobrecieron al país y ahora nos dicen que somos un país pobre.
El
presidente que cuando era jefe de gobierno concurría a la Embajada
Norteamericana para solicitar vehemente que hicieran algo para parar a los
Kirchner, es el mismo que entregó el manejo de la economía a la directora –
gerente del FMI, cuya ayuda es la soga para que nos ahorquemos y solicita
además, por si no bastara, que la queramos.
Alguna
vez afirmó: “Tengo que estar tranquilo, porque si me vuelvo loco, les puedo
hacer mucho daño a todos ustedes”. En vista de los resultados, estuvo
intranquilo y nos hizo mucho daño. Después de prometer un paraíso cercano
“liberándonos” del populismo, donde la inflación y el dólar no serían
problemas, casi cuatro años después nos pide, con una economía a la que
arrasaron: “La gente tiene que aguantar, tenemos que tirar juntos de este carro.”
Mientras
Macri sueña con un Primer Mundo al que entraría de cualquier manera aunque sea
de rodillas y por la puerta de servicio, el riesgo país ubica a la Argentina
por encima de Sri Lanka, Honduras o el Líbano y los seguros por el riesgo de
default lo posiciona en el segundo lugar a nivel mundial.
UN
EJEMPLO FUTBOLÍSTICO
El kirchnerismo llevó la Argentina de la C a un quinto puesto en el campeonato de primera división. Macri recibió el equipo Argentina prometiendo la final en Japón y está jugando para no descender a la D. Habla de la pesada herencia y ahora desmanteló el plantel, importó jugadores malísimos, hipotecó el estadio, se endeudó para pagar los sueldos de los jugadores, remató todos los trofeos. Pero hace declaraciones donde sostiene que estamos mejor que cuando teníamos la fantasía de estar en la A, que el plantel es el mejor de los últimos 50 años, y que, aunque nos vayamos a la D, estamos sentando las bases de ganar en el futuro la copa Libertadores y de afuera nos alientan a continuar este camino porque de esta forma jugaremos y ganaremos la Intercontinental en Japón. Toda la culpa de estar en la C es del gobierno anterior, y sostienen que son la generación de dirigentes que viene a cambiar definitivamente la situación del club, levantando un fracaso de 70 años. La crisis actual que condena al club a jugar en la D es consecuencia que muchos socios añoran el populismo de la administración que lo precedió, y sorpresivamente crecen las posibilidades del anterior presidente de ganar las próximas elecciones. En síntesis: estamos en la C, por el gobierno anterior y en crisis y la posibilidad cierta de irnos a la D, por la probabilidad que vuelvan los que se fueron.
HASTA
LOS SOBREVIVIENTES PERECIERON
La
situación es muy grave; octubre muy lejano y los problemas económicos son de
tal magnitud, que resulta difícil imaginar cómo hará el gobierno para llegar a
esa fecha. Hay momentos que por el desconcierto del gobierno parecen una
repetición de los meses finales de Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa. Si a
pesar de este panorama, la oposición le allana la reelección, en cuatro años
más la humorada de Macedonio Fernández será premonitoria: “Fue un desastre tan
completo que hasta los sobrevivientes perecieron”
21-04-2019
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Publicado en la TECLA Ñ
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