Las imágenes televisivas, con todo su patetismo, no
alcanzan a reflejar la impresión que produce la observación in situ de las
consecuencias del fenómeno meteorológico del miércoles 4 de abril, en el
“lejano oeste” bonaerense. El viento arrasó con una parte importante de la
infraestructura eléctrica, cientos de casas, miles de árboles y hasta ahora con
17 personas muertas. Sólo el viernes, en Ituzaingó, conforme declaraciones de
su intendente, había 120.000 personas privadas de luz y agua. Los cortes de rutas
de algunos cientos de afectados, con bloqueos de las paralelas a la arteria
principal como sucedía en la ruta 40, volcaban la bronca hacia las empresas
privadas proveedoras de la electricidad y algún intendente, tomando
equivocadamente de rehenes a los automovilistas que circulaban por esos
caminos. La magnitud de los daños fueron posiblemente minimizados por las
autoridades nacionales en un principio. La habitual política de las empresas de
servicios de reclamar a un contestador o ni siquiera eso cuando las líneas se
saturan, dejan a los afectados en un nivel de impotencia y abandono
indescriptibles.
Como un sino que varias veces ha afectado al kirchnerismo,
cuando se producen acontecimientos de fuerte repercusión social ( Blumberg,
siniestro del Once, etc) encontraron a Néstor Kirchner y/o Cristina Fernández
en el Calafate, con cierta pasividad ante los imprevistos.
Hubiese sido impactante y políticamente reconfortante
que la Presidente
suspendiese su descanso en Calafate, convocara con urgencia a sus ministros y
encomendara al jefe de gabinete que creara con algunos de sus colegas una
comisión de crisis.
Que estos abandonaran los escritorios y se asentaran por algunos días en
Itazaingó,Merlo o Moreno, coordinara acciones con los intendentes y el gobernador
de la provincia, para acelerar en lo posible la solución y emprender
hasta tanto los paliativos como la distribución de agua y
chapas.
En este sentido es elogiable la actitud que ante los
problemas asume el gobernador Daniel Scioli, haciéndose generalmente presente
en el lugar de los acontecimientos.
Las situaciones dramáticas no tienen soluciones inmediatas
pero pueden tener respuestas perentorias. La palabra del funcionario, su
presencia física, el abrazo cuando sea necesario, el escuchar en el lugar de
los acontecimientos las quejas y las insuficiencias, es una contención que el
afectado agradecerá de por vida. Evita lo sabía y no sólo afirmaba: “Donde hay
una necesidad, hay un derecho”, sino que lo llevaba a la práctica. Por
eso su figura perdura y se agiganta con el paso del tiempo. Cuando alguien se
instala en el corazón de los humildes, no hay tornado que lo arranque de ese
lugar.
En aquellos casos que por cuestiones lógicas (volver a
instalar la red eléctrica y los transformadores) el restablecimiento del
servicio eléctrico demore un tiempo más prolongado, deberían publicar un
cronograma aproximado en que el problema será solucionado.
Obligar a las empresas que los ciudadanos-usuarios sean
atendidos en sus reclamos por empleados y no por contestadores y que publiquen
todos los lugares en que diariamente estén trabajando.
Desde los medios dominantes se criticará que estas actitudes
son demagógicas. No importa. Se debe gobernar con prescindencia de lo que
opinen Clarín, La Nación
y Perfil.
Los señalamientos al gobierno nacional son posibles porque
llevan implícitos la posibilidad y la esperanza que se asuman y se concreten.
En cambio en la Capital,
la ausencia de accionar gubernamental en los lugares humildes afectados es tan
estruendoso como el descanso de Semana Santa de los funcionarios
relevantes, de los cuales no puede esperarse ninguna
resurrección.
El viento se llevó techos, paredes, recuerdos, esfuerzos de
una vida. Dejó incertidumbre y desamparo en las zonas afectadas. Tal vez, sólo
tal vez, otros vientos traigan actitudes más enraizadas en el campo nacional y
popular y menos dependientes del terreno resbaladizo del progresismo.
07-04-2012
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVoy a citarlo en mi blog "aportes en la crisis" aunque tengo diferente opinión de la suya respecto de algún funcionario público. Lo más importante es trasmitir y difundir la necesidad de solidaridad y compromiso con las victimas del temporal. Ademas creo que es conveniente que en estos temas tan serios, debamos suscitar la realización de proyectos activos para enfrentar los problemas entre todos.
ResponderEliminarAtte.
Raúl Olivares.
www.kaiul-kaiul.blogspot.com