15 diciembre 2009

CARAMELOS DEVUELTOS

Ingresemos imaginativamente en el túnel del tiempo. Hoy es miércoles 5 de diciembre de 1951. Juegan la segunda final Racing y Banfield para definir el campeonato. Es en viejo Gasómetro de Avenida La Plata, el estadio de San Lorenzo. La primera final la jugaron en el mismo estadio el sábado 1. Empataron sin convertir goles. Sólo hay un cambio por cada equipo con relación al partido anterior. En Banfield el puntero izquierdo Tolosa reemplaza al titular Huarte y en Racing el insider derecho Cupo es reemplazado por Ameal. El árbitro es el inglés Cross. Estadio repleto. Se recaudan $ 187.877.-, en un día de semana, $8.294.- más que en el primer partido. En Buenos Aires se ponen altavoces en las calles para seguir el partido. Eso no lo sabe entonces el autor de esta nota que tenía esa tarde de diciembre escasos 6 años. Está prendido a la RCA Víctor en forma de capilla, que funciona con una batería de auto. Está en el comedor de su casa, continuación del local donde sus padres despachan el pan. Es Jubileo, un pequeño poblado de unos 400 habitantes, sin médico, farmacia, ni electricidad. Tan careciente es ese pueblo que ni Iglesia tiene. De esa radio que tarda en encenderse hasta que las válvulas se calientan, sale la inconfundible voz de Fioravanti anunciando la formación de los equipos. Racing forma con : Grisetti; Higinio García y García Pérez; Giménez, Rastelli y Gutiérrez; Boyé, Ameal, Bravo, Simes y Sued. Banfield lo hará con: Graneros; Ferretti y Bagnato; Capparelli, Mouriño y D`Ángelo; Converti, Sánchez, Albella, Moreno y Tolosa. El chico de seis años, que está haciendo primer grado libre porque entonces se empezaba el primario con siete, y como cumple años en agosto recién hubiera iniciado la escuela a los 8, está entre ansioso y nervioso. Ha jugado la primera apuesta de su vida a favor de Banfield. El es fanático de River pero se inclina por el más débil que es Banfield. Ha jugado un paquete de caramelos con los obreros de la panadería. No sabía entonces, lo sabrá mucho después, que sus deseos eran coincidentes con los de Evita. Tampoco sabía en ese hogar con prejuicios antiperonistas, que vivía los años felices de la sociedad argentina más igualitaria de su historia. Se enterará muchos años después, cuando tuvo que desprenderse de la matriz ideológica de la educación argentina de raíz sarmientina atravesada por el falaz axioma de civilización y barbarie. Tendrían que pasar muchos años, y desaprender muchas cosas para comprender que aquella elección intuitiva, luego la asumiría conscientemente y se ubicaría políticamente siempre del lado de los que apoyaban a Evita. Esos estigmatizados como la barbarie y que apenas seis años atrás protagonizaron una jornada histórica y remojaron sus cansados pies en las fuentes de Plaza de Mayo. Esos pies que buscaban una justicia que se le escamoteaba.

Pero estas son consideraciones que aquel chico de seis años no se hacía. Había terminado el primer tiempo 0 a 0. Fioravanti anuncia el inicio del segundo y apenas transcurrido un minuto, el puntero derecho de Racing denominado “El atómico” por su potente disparo, que se había iniciado en Boca donde la hinchada popularizó aquello de “yo te daré, te daré niña hermosa, te daré una cosa que empieza con B: Boyé”, remata desde fuera del área. La pelota como un misil se dirige hacia el ángulo derecho del arco de Graneros quien vuela hacia allí donde según un lugar común: “Los arqueros no llegan”. El grito de gol del relator es un cuchillo que se clava en la espalda de aquel pequeño oyente. La historia parece quedar detenida en aquellas dos imágenes. Graneros volando y Fioravanti gritando.


ANÉCDOTAS SOBRE AQUELLA FINAL

Racing era el Club que contaba con el apoyo del Ministro de Hacienda, Ramón Cereijo. Al punto que los adversarios calificaban a Racing como Deportivo Cereijo. Durante su gestión y con su ayuda se construyo el actual estadio de La Academia inaugurado el 3 de septiembre de 1950. Una anécdota apócrifa pero muy ilustrativa, recuerda que estando en Washington el funcionario recibe un télex con la palabra Racing. El secretario que se lo alcanza le pregunta intrigado si entiende que significaba tan misterioso despacho. Cereijo, con actitud sobradora, le contesta: “ Por supuesto. Me quieren decir “Ramón Antonio Cereijo intervenga no ganamos”. Su secretario perplejo le pregunta:¿ “ Que es lo que va a contestar”? Respóndale, le dice Cereijo con tono imperativo, con la palabra Racing al revés: gnicar. ¿ Y eso que quiere decir? Interroga aún más estupefacto su ayudante. “Sencillo, afirma sobrador Don Ramón: “Ganen no importa. Compren al referí”.

En su informada nota publicada en la Revista Todo es Historia el periodista Germán Ferrari escribe: “En 1966, El Gráfico publicó una entrevista al ex defensor de Banfield Luis Ángel Bagnato, para la sección “¿Qué hacen ahora?”, y le preguntaba: “¿Qué clima se vivía en aquellos días?”. El jugador retirado reflexionó: “Una efervescencia imposible de describir. ¿Se imagina lo que estaba en juego, verdad? Así entramos a la cancha de San Lorenzo para el primer partido que terminó empatado cero a cero. Luego se jugó el segundo encuentro, que ganó Racing 1 a 0, con gol de Boyé. Allí terminaron nuestras esperanzas y las de muchos de ver a un cuadro chico campeón. Ahora, a 14 años de distancia, prefiero no entrar en polémicas, pero puedo asegurar que hubo algunos ‘entretelones’. Nos quedó la satisfacción de ser considerados campeones morales” Un año después el consultado fue el ex goleador de Banfield Gustavo Albella: “Honestamente, no merecimos perder. Jugamos como leones, pero nos mataron los nervios... y otras cosas” ….. Evita “no tragaba” el favoritismo que Cereijo tenía con Racing: “decía que era una fuente de impopularidad para el Gobierno, un costo que lo estaba pagando gratuitamente”.

Para ratificar esa postura, Cafiero aportó un dato. El 28 de octubre de 1951, Boca venció como visitante a Racing por 2 a 1, por la 30ma. fecha del torneo. Manuel Ameal convirtió para Racing y José Borello y Délfor Ayué para Boca. Antes del partido, Evita le ofreció a Natalio Pescia, una de las figuras del elenco xeneize, un automóvil para repartir entre todos los jugadores si vencían a su rival. Este hecho también fue mencionado por el protesorero de Boca Juniors en 1951, Jorge Mateu Pagés, aunque con alguna variante. Evita recibió a los jugadores de Boca antes del partido y les dijo: “Si le ganan a Racing vénganme a ver”. El lunes fueron y les dio una orden para un auto a cada uno Horas antes de la primera final, los jugadores de Banfield abandonaron la concentración, que realizaban en el country “Allá en el Sur”, en la localidad bonaerense de Ezeiza, y pasaron por la sede social del club, para luego almorzar en el bar “La Guillermina”, un conocido café de la zona, hoy desaparecido.

“En medio del almuerzo entró a La Guillermina el socio de Banfield Salvador Signorelli, un ‘personaje’ del barrio que era funcionario en el edificio Alas, lugar desde donde se manejaba la prensa del gobierno. Se acercó al escribano y prosecretario del club Jaime Streger y le dijo: ‘¿qué hacés? ¿Cómo te va? Te voy a presentar al señor Raúl Alejandro Apold, secretario de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación’. (...) Ese mediodía en La Guillermina Apold se sentó en la cabecera de la larga mesa que reunía a jugadores, cuerpo técnico y directivos y dijo ‘vengo por expreso pedido de la señora Eva Perón para brindarle todo el apoyo moral a Banfield y desearle el éxito”…… “Sued( puntero izquierdo de Racing) señaló que durante la época en que Cereijo era ministro a los jugadores de Racing “no nos hacían faltar nada. Usted estornudaba y le limpiaban la nariz”……. Otra de las leyendas creadas en torno a las finales entre Racing y Banfield asegura que el arquero titular del club de Avellaneda, Antonio Rodríguez, no disputó esos partido decisivos por pedido de Eva Perón, para favorecer las posibilidades de la entidad “chica”. Rodríguez, afiliado peronista, se presentaba como candidato a intendente del partido bonaerense de Vicente López en las elecciones del 11 de noviembre.

Según el periodista Pablo A. Ramírez, citado por Ferrari, Rodríguez “adujo estar lesionado y no poder jugar en tales ocasiones. Cereijo le insistió para que lo hiciera, ya que en caso de estar ausente, lo reemplazaría Grisetti, quien precisamente había sido antes arquero de Banfield. Pero Rodríguez insistió con una lesión no comprobada y después que Racing ganó el título, confesó la verdadera razón de su ausencia: no quiso jugar en esos cotejos decisivos porque Eva Perón deseaba fervientemente el triunfo de Banfield, por ser un equipo modesto, y Rodríguez no deseaba estar enfrentado a ese deseo, ya que aspiraba a un cargo político. Poco después Rodríguez fue intendente de Vicente López y se convirtió en el único futbolista que abandonó su profesión para dedicarse a la actividad política”.


LA HISTORIA CONTRAFÁCTICA

Muchas veces soñé en los duros años de derrotas políticas, de proscripciones populares, que Graneros volaba al ángulo y lograba sacar el tiro de Boyé. Y entonces la historia se desarrollaba en forma diferente. No moría Evita al año siguiente, los chicos seguían siendo los únicos privilegiados, no existía el bombardeo a Plaza de Mayo, ni triunfaba la Revolución Libertadora, ni Valle era fusilado y nunca había habido masacrados en los basurales de José León Suárez. No había incorporación al Fondo Monetario Internacional, no los largos inviernos de Alsogaray, ni el golpe de Onganía, ni la Noche de los Bastones Largos, ni el terrorismo de Estado, ni la larga noche neoliberal. Sólo hubiera bastado, en ese sueño febril de resistencia, derrotas y algunos triunfos, que las manos de Graneros llegaran allí, donde la pelota entró.

CINCUENTA Y OCHO AÑOS DESPUÉS

Escribo estas líneas al mediodía del domingo 13 de diciembre. Lejos de Jubileo, de la panadería de mis padres que murieron y de la RCA Víctor a batería. Ni siquiera la camiseta de El Taladro es la tradicional de la banda verde atravesando el pecho. La que me sedujo desde mi amor por otra banda, la roja.

Acompañado en los deseos de triunfo por la mayoría de los jugadores que ya no están de aquel equipo de Banfield de 1951. Esperando recuperar imaginariamente aquellos caramelos pagados en aquella apuesta perdida. La primera de mi vida. Que como la mayoría de las veces, la relación de fuerzas se inclinó del lado de los poderosos. En medio de una recuperación de sueños y de realidades concretas en los nuevos aires políticos latinoamericanos. El partido será televisado, como también lo fue aquel del 5-12-1951, pero entonces había unos pocos televisores en Buenos Aires. Hoy la audiencia será notable. No me privaré del relato de Víctor Hugo en lugar del Fioravanti de entonces. El amor a la radio sigue tan presente como hace cincuenta y ocho años. Ya escucho el ruido de las tribunas cuando la voz del Estadio anuncie que hoy Banfield forma con: Lucchetti; Barraza, Méndez, López y Bustamante; Quinteros, Battion, Erviti y James Rodríguez; Fernández y Silva.

Me parece ver, en mi febril imaginación que en la popular está gritando el ídolo de los últimos años, el garrafa Sánchez, muerto en un insólito accidente. Y veo como muchos ahuyentan los malos recuerdos de los descensos a la B, o cuando el mismo Racing, hoy pobre y deshilachado, en este campeonato le quitó el invicto a Banfield, en los partidos postreros del campeonato, como un signo recurrente en cuanto a presagios negativos. Esta tarde el competidor que puede hacer lo de Racing hace 58 años es Newells. Pero no lo puede perpetrar por su cuenta sino a través de la mano que le de Boca. Hoy cuando comienzo el partido yo buscaré encontrar, desde ya infructuosamente, a aquel chico pegado a la radio un caluroso miércoles de diciembre de 1951.


CARAMELOS DEVUELTOS AMARGOS

Banfield es campeón. Me han devuelto simbólicamente aquellos caramelos perdidos del año anterior a la muerte de Evita. A la alegría de los hinchas del campeón la acompaño pero muy austeramente. Ganó el campeonato perdiendo con Boca y salvándose porque San Lorenzo hizo lo mismo con Newells. A los dos equipos les agarró el miedo escénico de aquellos no acostumbrados a caminar por las cumbres. La visión bilardista del fútbol y de la política me es ajena. Por eso esos caramelos que esperé durante 58 años no tienen todo el sabor dulce que esperaba. Y me parece advertir en la popular celestial que Albella, Sánchez Lage, el garrafa Sánchez, están dando una vuelta olímpica con lágrimas en los ojos, mientras Evita alienta desde la tribuna. Acá en la cancha de Boca se abrazan Silva, Méndez, Erviti, Lucchetti y el resto del plantel. Y entonces, dejo de lado los pruritos y le grito: ¡ Felicitaciones campeones!


Por hugo Presman.

13-12-2009


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