DADO EL DEBATE QUE SE HA DADO EN El BLOG CON RELACIÓN AL PERONISMO Y LA TRIPLE A PONGO A CONSIDERACIÓN UNA NOTA SOBRE EL TEMA DEL 3-02-2007
El Peronismo y La Triple A
LAS ZONAS OSCURAS
En una sociedad tan poco propensa a la autocrítica, tan inclinada a la ciclotimia, es casi normal que los partidos políticos no suelan analizar sus zonas oscuras. El radicalismo no ha realizado una evaluación crítica de la Semana Trágica o de los fusilamientos de los peones rurales de la Patagonia. El peronismo ha decidido prescindir de una evaluación crítica del gobierno de Isabel y López Rega o del menemismo. Y en ningún caso debe atribuirse la omisión a “la falta de tiempo” o no tener la suficiente distancia de los hechos que impidan realizar una evaluación histórica. En el caso del peronismo, su verticalidad favorece el ponerse distintas camisetas ideológicas como si fueran una continuidad y nunca una ruptura. Así el senador Miguel Ángel Pichetto, un ejemplo entre miles, puede pasar de ser ultramenemista a ultrakirchnerista sin tener que aclarar nada. Apoyó por ejemplo la privatización del correo con el mismo entusiasmo que su estatización. Es muy fuerte observar que el peronismo atravesó la mayor traición a su historia, como fue el menemismo, sólo con una minúscula ruptura como fue “El grupo de los ocho”. Se aceptó, en muchos casos con una euforia deleznable, el remate de sus banderas, la traición a su historia, el abrazo ideológico al neoliberalismo y concreto con el establishment y la familia Alsogaray. Hoy hacen colas para criticarlo los que asumieron el menemismo y fueron importantes actores. Pero será inútil buscar alguna interpretación partidaria que explique como eso fue posible.
EL TERCER GOBIERNO PERONISTA
El peronismo, en sus dos primeros gobiernos, estuvo conformado por los trabajadores, las Fuerzas Armadas, sectores del empresariado, lo que constituía la burguesía nacional, franjas de clase media y en buena parte de los primeros diez años con el apoyo de la Iglesia. Su caída se produjo, cuando esta coalición de intereses se desarticuló produciéndose la deserción de sectores de clase media, de las Fuerzas Armadas y la oposición del clero. En diez años, el peronismo cambió la sociedad económica y culturalmente. Alentó la industria, redistribuyó el ingreso, nacionalizó los servicios públicos, fortificó YPF, creo Gas del Estado, desarrolló y aplicó una notable legislación laboral, fortificó al trabajador en la relación laboral, mejoró significativamente la salud, realizó un notable plan de obras públicas y viviendas y esbozó y aplicó con consistencia variable, la política exterior de la tercera posición en un marco de visión latinoamericana como el ABC con Brasil y Chile. La transferencia de ingresos hacia la industria y los trabajadores se realizó expropiando parte de la renta agraria.
Cuando el peronismo accedió al gobierno en 1973, después de un largo período de proscripciones y persecuciones, no lo pudo realizar con su candidato lógico que era Juan Perón, limitado por la cláusula proscriptiva de la residencia en el país al 25-08-1972, sino a través de Héctor Cámpora. En palabras del ensayista Alejandro Horowicz: “Perón no era candidato porque la Libertadora no había sido vencida y esto ocurría porque el peronismo era incapaz de vencer. De ese empate, surgió la candidatura de Cámpora”
Durante esos 18 años se intentó, con diferente intensidad, en buena parte, desmantelar lo creado y/ o consolidado de 1945 a 1955. La fortaleza de la estructura social y política evitó la profundización de esa política suicida.
La sociedad de 1973 era mucho más compleja y radicalizada que la de 1955. El Frente Justicialista de Liberación Nacional, tenía una conformación diferente. No estaban las Fuerzas Armadas y se habían sumado franjas importantes de la pequeña burguesía nacionalizada y que soñaban con un Perón al tamaño de sus deseos. El empresariado, representado por la CGE, integrado por los medianos y pequeños empresarios, había mermado como consecuencia de las políticas antiindustriales aplicadas. Los sectores juveniles, disputaban la conducción del movimiento, a diferencia de lo ocurrido en la anterior década de gobierno peronista. La Iglesia mantenía una actitud expectante.
Esos sectores juveniles habían sido la base de sustentación de la campaña electoral de Cámpora, un dentista conservador de San Andrés de Giles y cuya mayor virtud reconocida hasta ese momento era su inclaudicable lealtad.
La idea de Perón era volver a aplicar un pacto social entre la CGE y la CGT, cuyos primeros escarceos aproximativos se produjeron durante el gobierno de Agustín Lanusse. A partir del acuerdo social se proponía consolidar la industria nacional y mejorar la distribución de los ingresos de los trabajadores, abrir el comercio con los países del socialismo real, al tiempo que se amenazaba a los sectores agropecuarios con la aplicación del Impuesto a la Renta Normal Potencial de la Tierra, que debía cumplir la función que anteriormente había realizado el IAPI y el congelamiento de los arrendamientos. Ese proyecto nunca llegó a ser ley, a pesar que el peronismo tenía mayoría en las cámaras.
Los sectores juveniles vinculados a la Tendencia y a Montoneros tenían una visión crítica de las dos patas del Pacto Social: Gelbard y Rucci, al tiempo que enarbolaban la consigna de la Patria Socialista. A su vez los sectores más recalcitrantes vinculados al sindicalismo y buena parte de este, querían el apoyo de Perón para desembarazarse de los llegados recientemente que además aspiraban a reemplazarlos de sus puestos de poder.
Encontrarían en José López Rega, secretario y mucamo de Perón, Ministro de Bienestar Social, el coordinador de la contraofensiva que acorralaría a los sectores más contestarios.
En los 49 días de “la primavera camporista” la toma de fábricas, edificios públicos, hospitales, estuvieron a la orden del día.
Esa situación se contradecía con la posibilidad de consolidar el Pacto Social
La confrontación se produjo el 20 de junio de 1973, día del retorno definitivo de Perón, en la Masacre de Ezeiza, en donde los sectores coordinados o aglutinados alrededor de López Rega obtuvieron una victoria que se consolidaría en el discurso del General del día siguiente donde anunciaba la etapa dogmática y el retorno a las 20 verdades peronistas.
Ese día quedó sellado el futuro de Cámpora que viajaba en el avión de regreso y que le llevó a Madrid las insignias presidenciales, la banda y el bastón. También, aunque entonces parecía mucho menos claro, el desplazamiento de los sectores juveniles.
En “ Los Cuatro Peronismos” Alejandro Horowicz sostiene: “ No se trata del carácter izquierdizante del presidente ( Cámpora) ni de los programas explicitados públicamente por las distintas corrientes internas del peronismo, sino de la naturaleza contradictoria de la base social del Frejuli. Era posible que la pequeña- burguesía jacobina se aliara con la clase obrera, a caballo de una transformación de la dirección sindical, o que la burocracia sindical – de común acuerdo con la CGE – quebrara los puentes entre el radicalismo juvenil y el movimiento obrero. Cámpora expresaba la indeterminación entre estas dos alternativas, y precisamente por eso era un aliado difícil de sostener y simple de atacar….Con extremo rigor, Cámpora cae porque no refleja exactamente los intereses de la alianza CGT – CGE……Estaba fuera de los límites de Cámpora auscultar que el arco de fuerzas que lo había llevado al triunfo no podía ser el que lo sostuviera en el gobierno. No solo estaba fuera de sus alcances, ni siquiera formaba parte de la comprensión de la “jota pe” o al menos de su dirección política: los Montoneros.”
Perón, viejo y muy enfermo, convalida su enorme respaldo el 23 de septiembre con el 62% de los votos. De vicepresidenta va su esposa. Perón decidió congelar los problemas internos proyectándolos hacia un futuro incierto cuando su muerte abriera un enorme cráter en la relación de fuerzas. Y ahí los sectores juveniles cometen un gigantesco error. A dos días de ese rotundo triunfo asesinan a José Rucci.
Cuando el peronismo accedió al gobierno en 1973, después de un largo período de proscripciones y persecuciones, no lo pudo realizar con su candidato lógico que era Juan Perón, limitado por la cláusula proscriptiva de la residencia en el país al 25-08-1972, sino a través de Héctor Cámpora. En palabras del ensayista Alejandro Horowicz: “Perón no era candidato porque la Libertadora no había sido vencida y esto ocurría porque el peronismo era incapaz de vencer. De ese empate, surgió la candidatura de Cámpora”
Durante esos 18 años se intentó, con diferente intensidad, en buena parte, desmantelar lo creado y/ o consolidado de 1945 a 1955. La fortaleza de la estructura social y política evitó la profundización de esa política suicida.
La sociedad de 1973 era mucho más compleja y radicalizada que la de 1955. El Frente Justicialista de Liberación Nacional, tenía una conformación diferente. No estaban las Fuerzas Armadas y se habían sumado franjas importantes de la pequeña burguesía nacionalizada y que soñaban con un Perón al tamaño de sus deseos. El empresariado, representado por la CGE, integrado por los medianos y pequeños empresarios, había mermado como consecuencia de las políticas antiindustriales aplicadas. Los sectores juveniles, disputaban la conducción del movimiento, a diferencia de lo ocurrido en la anterior década de gobierno peronista. La Iglesia mantenía una actitud expectante.
Esos sectores juveniles habían sido la base de sustentación de la campaña electoral de Cámpora, un dentista conservador de San Andrés de Giles y cuya mayor virtud reconocida hasta ese momento era su inclaudicable lealtad.
La idea de Perón era volver a aplicar un pacto social entre la CGE y la CGT, cuyos primeros escarceos aproximativos se produjeron durante el gobierno de Agustín Lanusse. A partir del acuerdo social se proponía consolidar la industria nacional y mejorar la distribución de los ingresos de los trabajadores, abrir el comercio con los países del socialismo real, al tiempo que se amenazaba a los sectores agropecuarios con la aplicación del Impuesto a la Renta Normal Potencial de la Tierra, que debía cumplir la función que anteriormente había realizado el IAPI y el congelamiento de los arrendamientos. Ese proyecto nunca llegó a ser ley, a pesar que el peronismo tenía mayoría en las cámaras.
Los sectores juveniles vinculados a la Tendencia y a Montoneros tenían una visión crítica de las dos patas del Pacto Social: Gelbard y Rucci, al tiempo que enarbolaban la consigna de la Patria Socialista. A su vez los sectores más recalcitrantes vinculados al sindicalismo y buena parte de este, querían el apoyo de Perón para desembarazarse de los llegados recientemente que además aspiraban a reemplazarlos de sus puestos de poder.
Encontrarían en José López Rega, secretario y mucamo de Perón, Ministro de Bienestar Social, el coordinador de la contraofensiva que acorralaría a los sectores más contestarios.
En los 49 días de “la primavera camporista” la toma de fábricas, edificios públicos, hospitales, estuvieron a la orden del día.
Esa situación se contradecía con la posibilidad de consolidar el Pacto Social
La confrontación se produjo el 20 de junio de 1973, día del retorno definitivo de Perón, en la Masacre de Ezeiza, en donde los sectores coordinados o aglutinados alrededor de López Rega obtuvieron una victoria que se consolidaría en el discurso del General del día siguiente donde anunciaba la etapa dogmática y el retorno a las 20 verdades peronistas.
Ese día quedó sellado el futuro de Cámpora que viajaba en el avión de regreso y que le llevó a Madrid las insignias presidenciales, la banda y el bastón. También, aunque entonces parecía mucho menos claro, el desplazamiento de los sectores juveniles.
En “ Los Cuatro Peronismos” Alejandro Horowicz sostiene: “ No se trata del carácter izquierdizante del presidente ( Cámpora) ni de los programas explicitados públicamente por las distintas corrientes internas del peronismo, sino de la naturaleza contradictoria de la base social del Frejuli. Era posible que la pequeña- burguesía jacobina se aliara con la clase obrera, a caballo de una transformación de la dirección sindical, o que la burocracia sindical – de común acuerdo con la CGE – quebrara los puentes entre el radicalismo juvenil y el movimiento obrero. Cámpora expresaba la indeterminación entre estas dos alternativas, y precisamente por eso era un aliado difícil de sostener y simple de atacar….Con extremo rigor, Cámpora cae porque no refleja exactamente los intereses de la alianza CGT – CGE……Estaba fuera de los límites de Cámpora auscultar que el arco de fuerzas que lo había llevado al triunfo no podía ser el que lo sostuviera en el gobierno. No solo estaba fuera de sus alcances, ni siquiera formaba parte de la comprensión de la “jota pe” o al menos de su dirección política: los Montoneros.”
Perón, viejo y muy enfermo, convalida su enorme respaldo el 23 de septiembre con el 62% de los votos. De vicepresidenta va su esposa. Perón decidió congelar los problemas internos proyectándolos hacia un futuro incierto cuando su muerte abriera un enorme cráter en la relación de fuerzas. Y ahí los sectores juveniles cometen un gigantesco error. A dos días de ese rotundo triunfo asesinan a José Rucci.
Dice el ensayista, licenciado en filosofía y escritor José Pablo Feinmann, revista Debate del 18 de enero 2007: “Cuando Montoneros mata a Rucci, hace pasar la siguiente bola: hay que tirar el mejor fiambre para negociar del mejor modo. Esta era una frase ya hecha. Es decir, hay que tirar el fiambre apropiado para negociar. Si vos tenés que negociar paritarias, tirás el fiambre de un sindicalista. Los montos estaban contra el Pacto Social. Y los vértices del Pacto eran José Gelbard, Rucci y Perón. Nadie tenía razón. Solo había violencia, muertos y un estado de incerteza.”
Durante 1973 y 1974, el país crece y mejora la distribución mientras el ERP asalta cuarteles, con la insostenible argumentación que no ataca al gobierno popular sino solo a las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Empieza a exteriorizarse un accionar de grupos armados de derecha, los mismos que ganaron en Ezeiza.
La situación internacional desmejora sensiblemente con el derrocamiento de Salvador Allende en Chile y un golpe ladino en Uruguay que prolonga en condiciones significativamente diferente la presidencia de Juan María Bordaberry.
Perón avanza en sus definiciones. Deja en situación desairada a los diputados de la Juventud Peronista que renuncian. Coloca como intermediario entre él y la Juventud Peronista a López Rega. La conducción de la Tendencia y Montoneros se desliza por un camino de errores. Tratan de hacer sentir el peso de su presencia, el primero de mayo de 1974 en la Plaza, al tiempo que insultan a Isabel y critican a Perón. El General, un temible contragolpeador los denuesta. Los puentes se han roto.
El Pacto Social da algunos síntomas de agotamiento. Perón habla y se despide el 12 de junio, luego de ser descuidado en un viaje increíble al Paraguay, para un hombre que llevaba sobre su cuerpo dos infartos, problemas renales, un adenoma de próstata, pólipos en la vejiga y algunas otras disfunciones menores.
Muerto Perón, Isabel continúa en un clima de notable incertidumbre. López Rega consolida su poder y se asienta en Olivos.
El 5 de julio se concreta la primera reunión de gabinete. Balbín es invitado y habla con circunloquios de las funciones poco claras del Ministro. Gelbard calla y su silencio suicida adelanta la proximidad de su salida, mientras la presidenta respalda a López Rega.
El gobierno de Isabel, junto con algunas medidas positivas, ley de contratos de trabajo, nacionalización de estaciones de servicios, es presionado por el establishment. Empieza, entonces, aplicar las medidas deseadas por los golpistas para evitar el golpe, mientras el accionar de la Triple A, amparado desde el Ministerio de Bienestar Social, asesina y crea un clima de notable terror. El Rodrigazo es el intento de realizar bajo un gobierno peronista desvaído, la política de la Libertadora y un adelanto del Plan de Martínez de Hoz. Es una especie de infarto económico. Su artífice fue el liberal Ricardo Zinn, que durante el menemismo sería el gestor y ejecutor de la privatización de Entel y el que allanó el camino para la privatización de YPF. Capaz de afirmar: “ Somos Kriegeristas para devaluar, gomez-moralistas en cuanto a la austeridad, alsogarayistas en la indexación, frigeristas para la adopción de políticas graduales, ferreristas para los retoques periódicos, en suma, iconoclastas sin ideología”
El Rodrigazo es un escándalo en el contexto social de 1975. La fortaleza social, el accionar de los sindicatos que habían roto con el Brujo, expulsan a López Rega y Rodrigo.
El gobierno se arrastraba hacia el final. Luego de un breve interregno de Cafiero en el Ministerio de Economía, aparece Mondelli, retomando algunas de las premisas de Rodrigo.
Las crisis de salud de Isabel, llevan a su reemplazo transitorio por Luder. La crisis es profunda y es fogoneada por el establishment agrupado en APEGE (Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias). En octubre, el decreto 261 establece el exterminio del accionar de la subversión. En diciembre, el brigadier Capellini levantándose desde la Aeronáutica y Santucho atacando el cuartel Domingo Viejobueno, son el escenario propicio para que Videla, al mando del ejército, de el ultimátum de 90 días. La suerte estaba echada posiblemente desde la muerte de Perón. Pero el Rodrigazo y la resistencia social que lo esterilizó, convenció a los sectores concentrados de la economía que, para liquidar definitivamente el modelo de sustitución de importaciones y sus sectores dinámicos – trabajadores, sectores politizados de clase media- no alcanzaba con la Triple A, ni con un gobierno que adelantaba varias de las decisiones que se profundizarían en la noche posterior al 24 de marzo.
Los Montoneros, en su pronunciada pendiente surcada de errores, pasan a la clandestinidad, con lo que se aíslan de su base juvenil. A partir de ahí los fierros determinarían definitivamente su política. Y como bien afirmaba el jefe de la FAR, Carlos Olmedo, tempranamente asesinado en 1971: “Los fierros pesan pero no piensan”
Una muestra de la mezcla de ingenuidad y soberbia de los sectores juveniles lo da la confesión de José Pablo Feinmann en la revista Debate del 18-01-2007: “Nosotros sabíamos que había que crearle hechos de poder a Perón, para que tuviera que aceptar. No teníamos ninguna confianza en Perón. Perón era el tipo que nosotros habíamos fabricado. Alguna vez voy a publicar una foto en la que hay un póster de Perón y yo estoy apoyado en la pared y lo miro así, con una sonrisa sobradora, como diciéndole “ yo te voy a dar ideología” La idea nuestra era darle ideología realmente, una ideología de izquierda. Veníamos del marxismo…. Y queríamos encontrar el sujeto revolucionario en el peronismo”
A su vez, desde la ultraderecha, La Triple A, creaba y acentuaba el clima de terror Fueron bandas paraestatales que mataban a nivel minorista, lo que luego las Tres Fuerzas Armadas harían a nivel mayorista. Estas últimas, colocando al Estado íntegro como instrumento, en buena parte clandestino de un plan criminal, cuyo objetivo era implantar un nuevo modelo económico, conformaron lo que técnicamente se conoce como terrorismo de Estado.
Gómez Morales, Rodrigo y Mondelli, afectaron al gobierno de Isabel, mucho más que el deleznable terrorismo de aquellos días, vaciando la relación con la base de sustentación histórica del peronismo.
Las concesiones nunca serían suficientes, y las defecciones aislaban a un gobierno que al final sólo conservaba la legitimidad de origen. Y aún así, sus derrocadores y los intereses que lo alentaban enarbolaban los defectos de este gobierno que, potenciados, aplaudirían como virtudes meses después bajo la dictadura criminal.
El 24 de marzo de 1976, no quedaba nada del frente que, tres años atrás, abrió una enorme esperanza.
EL GOBIERNO Y LOS JUECES
El gobierno de Kirchner, con sus continuidades y ruptura con la década del noventa, se referencia históricamente con los sectores de la Tendencia desplazados por Perón. Por eso pudo decir, en el acto del 25 de mayo del 2006: ¡Volvimos!
Las declaraciones del Secretario de Derechos Humanos Eduardo Luís Duhalde, en sede judicial, parecieron apuntar no sólo a Isabel sino también a Perón.
En la década de los setenta levantaron la figura de Evita muerta, a la que le atribuían todas las virtudes revolucionarias que no encontraban en el Perón vivo que los combatía. Eso continúa en la actualidad donde la mayoría de las agrupaciones de apoyo al gobierno llevan el nombre de la excepcional mujer. A su lado enarbolan la figura de Cámpora, cuya reivindicación histórica sobreactuada la inició Miguel Bonasso en su libro “ El Presidente que no fue” y continúa José Pablo Feinmann en una reciente nota en Página 12 titulada “ La hora de Cámpora”, escrita después que el Presidente recibiera el bastón de mando del Tío en la Casa de Gobierno. Ahí sostiene: “Los milicos lo odiaban como a uno de sus peores enemigos: esto lo honra. “Fue un hombre digno”, dijo Kirchner al recibir los atributos que el hijo y los nietos le entregaron. “Che, Camporita, ¿qué hora es?” Es la suya, querido Tío. La hora en que lo recordamos como lo que usted fue. Algo insólito, extraordinario: un hombre bueno. Llevamos su primavera en el corazón. La llevamos, entre otras cosas, porque nunca más tuvimos otra. Pero todavía estamos aquí, y esperamos.”
Lo que resulta innegable es que la relación entre Perón y Cámpora estaba rota. Lo envió de embajador a Méjico y la firma de la aceptación de su renuncia fue su último acto de gobierno antes de morir. En ella no se reconocen, como es de estilo, los importantes y patrióticos servicios prestados.
Por eso, cuando jueces no caracterizados por su arrojo como Héctor Acosta y Norberto Oyarbide libraron la orden de detención contra Isabel, no resultaba demasiado aventurado suponer que contaban con la cobertura gubernamental. A su vez, los sectores más tradicionales, sindicales e históricos del peronismo percibieron con certeza que esto terminaba en Perón y llenaron las paredes de la Capital con afiches “ No jodan con Perón”.
En algún momento, la peligrosidad de la apertura de esta caja de Pandora que podría alcanzar a algunos funcionarios del gobierno integrantes de lo que entonces se calificó como “juventud maravillosa” llevó a la voz del presidente, el diputado Carlos Kunkel, su antiguo jefe en la militancia universitaria, a declarar al diario Clarín, el 24 de enero: “ Perón ni remotamente tuvo que ver con la Triple A; Isabel, no creo”
A la semana siguiente, el juez Oyarbide sostuvo lo mismo.
El Perón muerto incluso fue trasladado con poca pompa y cuidado a San Vicente, donde se volvió a consumar una remake trucha, con otros protagonistas, de la Masacre de Ezeiza, afortunadamente sin víctimas mortales.
Jorge Rulli, un referente histórico de la resistencia peronista escribía en su editorial semanal del 28 de enero: “Durante muchos años, los apresurados y violentos de entonces, muchos de ellos reconvertidos hoy en doctrinarios de los derechos humanos, solo quisieron ver y juzgar las consecuencias de lo que ellos mismos ayudaron a desatar, pero nunca las propias responsabilidades en el desbarranque de la Nación”
Julio Bárbaro, diputado en la década del setenta, en Debate del 18 de enero escribe: “Si el paso del tiempo no nos demostró que el General la tenía más clara que nosotros, es que no aprendemos ni con la razón ni con la derrota”
Lo que se abrió inevitablemente es un debate histórico cuya perdurabilidad estará posiblemente sujeta a los avatares y necesidades de las urgencias políticas actuales.
El gobierno de Kirchner, con sus continuidades y ruptura con la década del noventa, se referencia históricamente con los sectores de la Tendencia desplazados por Perón. Por eso pudo decir, en el acto del 25 de mayo del 2006: ¡Volvimos!
Las declaraciones del Secretario de Derechos Humanos Eduardo Luís Duhalde, en sede judicial, parecieron apuntar no sólo a Isabel sino también a Perón.
En la década de los setenta levantaron la figura de Evita muerta, a la que le atribuían todas las virtudes revolucionarias que no encontraban en el Perón vivo que los combatía. Eso continúa en la actualidad donde la mayoría de las agrupaciones de apoyo al gobierno llevan el nombre de la excepcional mujer. A su lado enarbolan la figura de Cámpora, cuya reivindicación histórica sobreactuada la inició Miguel Bonasso en su libro “ El Presidente que no fue” y continúa José Pablo Feinmann en una reciente nota en Página 12 titulada “ La hora de Cámpora”, escrita después que el Presidente recibiera el bastón de mando del Tío en la Casa de Gobierno. Ahí sostiene: “Los milicos lo odiaban como a uno de sus peores enemigos: esto lo honra. “Fue un hombre digno”, dijo Kirchner al recibir los atributos que el hijo y los nietos le entregaron. “Che, Camporita, ¿qué hora es?” Es la suya, querido Tío. La hora en que lo recordamos como lo que usted fue. Algo insólito, extraordinario: un hombre bueno. Llevamos su primavera en el corazón. La llevamos, entre otras cosas, porque nunca más tuvimos otra. Pero todavía estamos aquí, y esperamos.”
Lo que resulta innegable es que la relación entre Perón y Cámpora estaba rota. Lo envió de embajador a Méjico y la firma de la aceptación de su renuncia fue su último acto de gobierno antes de morir. En ella no se reconocen, como es de estilo, los importantes y patrióticos servicios prestados.
Por eso, cuando jueces no caracterizados por su arrojo como Héctor Acosta y Norberto Oyarbide libraron la orden de detención contra Isabel, no resultaba demasiado aventurado suponer que contaban con la cobertura gubernamental. A su vez, los sectores más tradicionales, sindicales e históricos del peronismo percibieron con certeza que esto terminaba en Perón y llenaron las paredes de la Capital con afiches “ No jodan con Perón”.
En algún momento, la peligrosidad de la apertura de esta caja de Pandora que podría alcanzar a algunos funcionarios del gobierno integrantes de lo que entonces se calificó como “juventud maravillosa” llevó a la voz del presidente, el diputado Carlos Kunkel, su antiguo jefe en la militancia universitaria, a declarar al diario Clarín, el 24 de enero: “ Perón ni remotamente tuvo que ver con la Triple A; Isabel, no creo”
A la semana siguiente, el juez Oyarbide sostuvo lo mismo.
El Perón muerto incluso fue trasladado con poca pompa y cuidado a San Vicente, donde se volvió a consumar una remake trucha, con otros protagonistas, de la Masacre de Ezeiza, afortunadamente sin víctimas mortales.
Jorge Rulli, un referente histórico de la resistencia peronista escribía en su editorial semanal del 28 de enero: “Durante muchos años, los apresurados y violentos de entonces, muchos de ellos reconvertidos hoy en doctrinarios de los derechos humanos, solo quisieron ver y juzgar las consecuencias de lo que ellos mismos ayudaron a desatar, pero nunca las propias responsabilidades en el desbarranque de la Nación”
Julio Bárbaro, diputado en la década del setenta, en Debate del 18 de enero escribe: “Si el paso del tiempo no nos demostró que el General la tenía más clara que nosotros, es que no aprendemos ni con la razón ni con la derrota”
Lo que se abrió inevitablemente es un debate histórico cuya perdurabilidad estará posiblemente sujeta a los avatares y necesidades de las urgencias políticas actuales.
RESPONSABILIDADES (I)
Para mantener el equilibrio sin ninguna falsa pretensión de objetividad, para no colocar el carro delante de los caballos, es preciso recordar que en el período analizado, la frase de John William Cooke “ El peronismo es el hecho maldito del país burgués” la entendían perfectamente los beneficiarios del modelo primario exportador que querían arrasar con el de sustitución de importaciones que implicaba el Estado Benefactor, el fomento y desarrollo industrial, diferente distribución del ingreso, limitaciones al ejercicio irrestricto de la propiedad y que albergaba “al monstruo” que anidaba en sus entrañas, al que había primero acotar y luego reducir: los trabajadores.
Y lo harían a partir del 24 de marzo de 1976, en una dimensión no concretada ni en 1955, ni en 1966.
Esto no releva al tercer gobierno peronista de sus responsabilidades, cuyos errores y horrores se acumulan principalmente a partir del 1 de julio de 1974, pero los coloca en su perspectiva histórica. Como bien dice Eduardo Jozami, en su excelente libro “Rodolfo Walsh. La palabra y la acción” página 320: “Martínez de Hoz, Jaime Perriaux y otros comenzaron, dos años antes, a discutir con jefes militares y con los integrantes del Consejo Empresario Argentino, el plan que se aplicaría en 1976. Pero para llevarlo adelante se requerían dos condiciones: que los jefes golpistas tomaran el control de las tres armas y que se deteriorara tanto la situación política como para que los militares pudieran presentarse como restauradores del orden.
El grupo creado por López Rega sirvió eficazmente para esos objetivos. No solo sembrando el miedo y provocando la reacción de las organizaciones armadas- lo que contribuía al clima de inestabilidad – sino también porque el cuestionamiento a las “ bandas ilegales” permitiría al sector encabezado por Jorge Rafael Videla desplazar a los jefes del Ejército más vinculados al gobierno de Isabel y presentarse como partidario de una represión ajustada al marco institucional.Para mantener el equilibrio sin ninguna falsa pretensión de objetividad, para no colocar el carro delante de los caballos, es preciso recordar que en el período analizado, la frase de John William Cooke “ El peronismo es el hecho maldito del país burgués” la entendían perfectamente los beneficiarios del modelo primario exportador que querían arrasar con el de sustitución de importaciones que implicaba el Estado Benefactor, el fomento y desarrollo industrial, diferente distribución del ingreso, limitaciones al ejercicio irrestricto de la propiedad y que albergaba “al monstruo” que anidaba en sus entrañas, al que había primero acotar y luego reducir: los trabajadores.
Y lo harían a partir del 24 de marzo de 1976, en una dimensión no concretada ni en 1955, ni en 1966.
Esto no releva al tercer gobierno peronista de sus responsabilidades, cuyos errores y horrores se acumulan principalmente a partir del 1 de julio de 1974, pero los coloca en su perspectiva histórica. Como bien dice Eduardo Jozami, en su excelente libro “Rodolfo Walsh. La palabra y la acción” página 320: “Martínez de Hoz, Jaime Perriaux y otros comenzaron, dos años antes, a discutir con jefes militares y con los integrantes del Consejo Empresario Argentino, el plan que se aplicaría en 1976. Pero para llevarlo adelante se requerían dos condiciones: que los jefes golpistas tomaran el control de las tres armas y que se deteriorara tanto la situación política como para que los militares pudieran presentarse como restauradores del orden.
Este discurso, transmitido por algunos medios y por los sectores políticos que apoyarían el golpe, logró que el 24 de marzo no fueran pocos los que creyeran que ya había pasado lo peor; el gobierno de las Fuerzas Armadas reprimiría dentro de la ley y terminaría con el horror de las AAA. En verdad, para advertir lo que se venía bastaba leer las palabras de Videla en octubre de 1975, cuando declaró en la Conferencia de Ejércitos Latinoamericanos que morirían todos aquellos que resultara necesario”
Los grupos guerrilleros ( ERP, Montoneros) estaban prácticamente desarticulados al concluir 1975. Por lo tanto, los golpistas lo usaron como pretexto para consumar el golpe tres meses más tarde. Los verdaderos objetivos eran otros.
Los grupos guerrilleros ( ERP, Montoneros) estaban prácticamente desarticulados al concluir 1975. Por lo tanto, los golpistas lo usaron como pretexto para consumar el golpe tres meses más tarde. Los verdaderos objetivos eran otros.
RESPONSABILIDADES (II)
¿Cual es la responsabilidad política de Perón e Isabel con relación a la Triple A?
Alejandro Horowicz, en “Los cuatro peronismos” sostiene: “El responsable político de la represión discriminada era, indudablemente, Lopecito con sus nuevos entorchados; su modo de operar, un calco de la OAS francesa. Es decir: una mezcla de Profesionales del crimen sin ideología alguna y de activistas ideológicamente consustanciados; el botín de los masacrados debía financiar su funcionamiento o, al menos, oficiar de estímulo adicional para los masacradores” Y en la página 272 sostiene: “La ola de muerte servía, en este caso, al programa del FREJULI. Si los Montoneros asesinaban a un burócrata famoso, el general podía acudir (lopezreguismo mediante) al uso de la “Triple A”. Perón sabía que no contaba con una fracción militar adicta, que todas las operaciones de represión requerían el uso de fuerza propia, pues el facilitar el ingreso de fuerza ajena (el Ejército) ponía al gobierno, más tarde o más temprano, en manos de los militares. Por eso acudió a un expediente extremo: el terrorismo parapolicial”
A su vez José Pablo Feinmann en la “ La cara oscura de Perón” Legasa ( 1987) escribe:
“López Rega fue un producto del peronismo. Y más aún: fue un producto de Perón. De aquí la resistencia de los peronistas a tratar el tema: el tema lo involucra a Perón. López Rega es su cara oscura y los peronistas no quieren ver esa cara de Perón. Pero¿se derrumbará Perón si les miramos sus aristas sombrías? ¿Tan frágil es? López Rega, lejos de ser un tema del antiperonismo, debe ser un tema de los peronistas……..Revisar, entonces, el tema López Rega ………además de ser un producto del peronismo y más específicamente del propio Perón, fue un producto de la sociedad argentina en su totalidad. Que no han sido ajenos a su poder y a sus delirios criminales sectores del empresariado, de la prensa, del clero y de las Fuerzas Armadas.” Página 71
“Perón se opuso a la creación de “los escuadrones de la muerte” Y lo dijo públicamente en diciembre de 1973. El texto es sustancial: “La República Argentina cuenta con un régimen de justicia y, por otra parte, la Justicia no depende del Poder Ejecutivo. Es un poder independiente en el país. Y nosotros respetamos a esa justicia que debe realizarse por vía de la ley. Muchas veces me han dicho que creemos un batallón de la muerte como el que tienen los brasileños, o que formemos una organización para-policial para hacerle la guerrilla a la guerrilla. Pienso que eso no es posible ni conveniente. Hay una ley y una justicia y quien delinca se enfrentará a esa ley y a esa justicia por la vía natural que toda democracia asegura a la ciudadanía. Creer lo contrario sería asegurar la injusticia, y andaríamos matando gente en la calle que ni merece ni tiene por qué morir…..Yo no he de entrar por el camino de la violencia, porque si a la violencia de esos elementos la agrego la violencia del Estado, no llegaremos a ninguna solución” Página 73
No obstante, contenían algo “preocupante”: “Muchas veces – había confesado Perón- me han dicho que creemos un batallón de la muerte”. Y bien: ¿donde radicaba lo “preocupante” de esta confesión? No era demasiado arduo advertirlo: si alguien le decía algo muchas veces a Perón, ese personaje- necesariamente- debía mantener alguna cercanía con él. Y así era: ese personaje era López Rega ¿Quién otro podía ser?..........La frase, en suma, era esta: “Muchas veces López Rega me ha dicho que creemos un “batallón de la muerte. Y aquí- aunque duela – es donde Perón se involucra con esta triste historia. El (es cierto) se negó a la creación de escuadrones de la muerte. Y hay pruebas: mientras gobernó las acciones de la Triple A fueron mínimas. Es decir: Perón controla los delirios criminales de López. Pero los conocía. Y este conocimiento constituye una parte esencial de su cara oscura. Sabiéndose viejo y enfermo (Cossio y Taiana se lo habrían dicho) no ignorando la influencia que López tenía sobre Isabel ¿como le mantuvo los poderes? ¿Ignoraba acaso que una vez producida su muerte, López pondría en vertiginosa acción los escuadrones de la muerte?” Página 74
Como se ve Horowicz cree en la responsabilidad política de Perón en la Triple A y Feinmann dice que se oponía a los escuadrones de la muerte pero los consintió y controló mientras vivió.
¿Que prueba testimonial existe, más allá de las interpretaciones políticas, sujetas a la visión del analista?
Eduardo Gurucharri en su libro sobre el mayor Alberte: “Un militar entre obreros y guerrilleros” escribe: “El jueves 8 de agosto de 1974, a las seis a la tarde, comienza una reunión del gabinete nacional en el salón A de la Residencia de Olivos. Según la información oficial el cónclave es presidido por la Presidente y asisten la totalidad de los ministros, los comandantes de las tres armas, - uno de ellos es Massera- y también secretarios de Estado. A su término, el Secretario de Prensa, informa que se analizó “ la marcha de las distintas áreas que comprenden el gobierno”……..Hay un diario que parece estar mejor informado. Es “Mayoría”, vocero oficialista, el cual, paradójicamente, suele criticar con dureza al ministro Gelbard…….El viernes 9, el mismo diario insiste: “ estamos en condiciones de afirmar que en la reunión se hizo un severo análisis de la situación del país en materia de seguridad”.
Y el sábado 10 amplía “según anunciamos, en la reunión del jueves en Olivos se trató el problema de la Seguridad Nacional y se analizaron los instrumentos que habrán de ponerse en funcionamiento para que el país pueda desarrollarse en paz, conforme a los planes del gobierno”
Y precisamente el viernes 9, Alberte recibe una comunicación de un ministro del gabinete nacional, quien está tratando de ubicar de urgencia a Julio Troxler y no consigue encontrarlo. Bernardo se ocupa. Con la ayuda de Mabel y de la familia Di Leo ubica a Julio, se reúne con él, y le cuenta.
La reunión de gabinete comenzó con la proyección de diapositivas sobre una pantalla con la imagen de distintas personalidades, la primera de las cuales correspondía a Julio Troxler. Anta cada imagen proyectada, se escuchaba una voz grabada. La voz atribuyó a distintas personas actividades políticas e ideologías subversivas o antipatrióticas. Cuando terminó la proyección, el ministro López Rega dijo que el Estado debía defenderse y que el estaba tomando todas las medidas para que esa gente dejara de actuar. Afirmó que esa gente debía ser eliminada. ………¡Váyase, escóndase, porque lo matan! ¡ Usted es el primero de la lista! – le dice uno de los ministros renunciantes a Julio Troxler, cuando finalmente puede reunirse con él. En la lista están, entre otros, Juan José Hernández Arregui, Atilio López y Rubén Sosa.” Página 366/367
Lo que resulta llamativo, que el Dr Taiana, médico y ministro de Perón, en su libro “ El último Perón “ no mencione una reunión tan trascendente. El mismo Gurruchari comenta en su libro: “ Taiana sostiene, contra lo que informa la prensa, que la última reunión de gabinete a la que asistió fue aquella del 5 de julio donde estuvo presente el doctor Balbín. Continuó como ministro durante más de un mes, pero asegura no haber asistido ese lapso a ninguna sesión de gabinete. En cualquier caso, está bien informado, muy preocupado y se la hecho saber a Bernardo (Alberte) y a Julio ( Troxler)”
Al finalizar su libro “ El último Perón” ( página 191) cuenta: “ En la tarde del 26 de septiembre, la secretaria ( de mi consultorio médico) me interrumpió para anunciarme que el ministro Benítez había llegado inesperadamente. Servido el café, abrió la conversación con una pregunta insólita: - Doctor ¿ tiene algún congreso médico en el exterior que justifique su salida del país? Después explicó: - Su nombre está en una lista de próximas víctimas de la violencia.
Por esos días, Julio Troxler – ex jefe de la Policía de Buenos Aires y sobreviviente de los fusilamientos de 1955 – había sido acribillado a balazos en un paredón de Buenos Aires, Silvio Frondizi arrancado de su casa a golpes, llevado a pleno sol a los bosquecillos sobre la ruta al Aeropuerto de Ezeiza, y allí asesinado. Ocúltese y trate de viajar al exterior.
Siempre agradeceré a Benítez el haberme alertado, aún poniendo en juego su propia seguridad”
Todos estos testimonios se refieren al gobierno de Isabel. El que corre la fecha es Juan Gasparini, un sobreviviente de la Esma, militante montonero y hoy periodista radicado en Suiza. En su libro “ La fuga del Brujo Historia criminal de José López Rega” ( 2005) en la página 227 escribe: “ López Rega elegía los candidatos a la tumba, y hay testimonios en la causa judicial de que en sesiones de gabinete nacional con Isabel de Jefa de Estado, se los encolumnaban en listas, de cuya realización es testigo Julio González, quién todavía está a tiempo para presentarse en sede judicial y confesar los crímenes que le constan. Pero el gran oral del Brujo para que el gobierno endosara su plan exterminador, fue antes y con Perón aún de Presidente. La exposición con diapositivas de los objetivos humanos a suprimir la hizo en Olivos apuntalado por el Comisario de la Policía Federal, Alberto Villar. En su crónica a los abogados Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luís Duhalde, el ministro del interior, Antonio Benítez, que asistió a la conjura, destacó que el septuagenario mandatario guardó silencio. Una segunda fuente, cuya identificación se impone no revelar, confirma la reunión, en la que Perón , luego de escuchar, se levantó y se fue sin decir palabra.. El pánico de Benítez radicaba en que esa taciturnidad de Perón fuera entendida por Lopecito como una aprobación.”
Marcelo Larraquy en su libro “López Rega La Biografía” página 293, escribe: “ La estrategia represiva del gobierno de Isabel Perón también asumía funciones didácticas en las reuniones de gabinete. En el Salón de Acuerdos de la residencia de Olivos, donde se planteaban las medidas a adoptar, solían proyectarse diapositivas con las fotos de los "enemigos” que ponían en riesgo la seguridad nacional, y cuya eliminación se planteaba como indispensable para salvaguardar la paz. El 8 de agosto de 1974, en una de las fotos apareció la imagen del ex subjefe de la policía bonaerense, Julio Troxler. Pronto sería encontrado de cara al sol. Muerto” Y luego en un pie de página acota: “ En entrevista con el autor, el ex Ministro del Interior Alberto Rocamora( 92 años) confirmó que ese tipo de proyecciones eran usuales en las reuniones de gabinete”
Todo esto ha sido desmentido por Gustavo Caravallo, secretario técnico de Perón en la revista Debate del 25-01 2007: “ Perón no fue una monjita que descartara el uso de la violencia, aunque nunca aceptó el crimen. En una ocasión, mencionó con orgullo -en una reunión a la que yo asistí- como había terminado con un par de mítines de la FUBA autorizando a grupos pesados sindicales a enfundar palos y romper algunas cabezas para responder así a las barras bravas de la FUBA que habían atacado a militantes peronistas. Pero no lo creo autor de la lista de condenados a ser asesinados ni organizar a grupos parapoliciales Tampoco es verdad lo que dice Eduardo Luís Duhalde de que, en una reunión de gabinete, López Rega mostró en una pantalla candidatos a ser asesinados y que Jorge Taiana le dijo que advirtiera a Julio Troxler. No atribuyo mendacidad alguna a Duhalde, como al propio Presidente Kirchner a quienes admiro por su decisión de combatir a los represores y defender los derechos humanos ( fui huésped del Pozo de Banfield y Puesto Vasco) pues la versión le llegó de cuarta mano ( Troxler, Benítez, Taiana, y fue desvirtuada. Benítez con Gelbard y Taiana eran mis únicos aliados en la lucha contra López Rega, por lo que solo ellos pudieron tener el coraje de plantear la situación…..La exposición no fue hecha por López Rega ni por Isabel, aunque se hizo frente a ellos y a todo el gabinete nacional, por lo que yo también participé. La charla, con diapositivas pero sin fotografías, fue hecha …por el general Morello…. suegro del jefe de la Casa Militar, el coronel Corral……La lista no fue presentada, como de personas a matar, sino de funcionarios del gobierno supuestamente marxistas, para determinar su alejamiento del gobierno, si el presidente compartía los argumentos”
¿Cual es la responsabilidad política de Perón e Isabel con relación a la Triple A?
Alejandro Horowicz, en “Los cuatro peronismos” sostiene: “El responsable político de la represión discriminada era, indudablemente, Lopecito con sus nuevos entorchados; su modo de operar, un calco de la OAS francesa. Es decir: una mezcla de Profesionales del crimen sin ideología alguna y de activistas ideológicamente consustanciados; el botín de los masacrados debía financiar su funcionamiento o, al menos, oficiar de estímulo adicional para los masacradores” Y en la página 272 sostiene: “La ola de muerte servía, en este caso, al programa del FREJULI. Si los Montoneros asesinaban a un burócrata famoso, el general podía acudir (lopezreguismo mediante) al uso de la “Triple A”. Perón sabía que no contaba con una fracción militar adicta, que todas las operaciones de represión requerían el uso de fuerza propia, pues el facilitar el ingreso de fuerza ajena (el Ejército) ponía al gobierno, más tarde o más temprano, en manos de los militares. Por eso acudió a un expediente extremo: el terrorismo parapolicial”
A su vez José Pablo Feinmann en la “ La cara oscura de Perón” Legasa ( 1987) escribe:
“López Rega fue un producto del peronismo. Y más aún: fue un producto de Perón. De aquí la resistencia de los peronistas a tratar el tema: el tema lo involucra a Perón. López Rega es su cara oscura y los peronistas no quieren ver esa cara de Perón. Pero¿se derrumbará Perón si les miramos sus aristas sombrías? ¿Tan frágil es? López Rega, lejos de ser un tema del antiperonismo, debe ser un tema de los peronistas……..Revisar, entonces, el tema López Rega ………además de ser un producto del peronismo y más específicamente del propio Perón, fue un producto de la sociedad argentina en su totalidad. Que no han sido ajenos a su poder y a sus delirios criminales sectores del empresariado, de la prensa, del clero y de las Fuerzas Armadas.” Página 71
“Perón se opuso a la creación de “los escuadrones de la muerte” Y lo dijo públicamente en diciembre de 1973. El texto es sustancial: “La República Argentina cuenta con un régimen de justicia y, por otra parte, la Justicia no depende del Poder Ejecutivo. Es un poder independiente en el país. Y nosotros respetamos a esa justicia que debe realizarse por vía de la ley. Muchas veces me han dicho que creemos un batallón de la muerte como el que tienen los brasileños, o que formemos una organización para-policial para hacerle la guerrilla a la guerrilla. Pienso que eso no es posible ni conveniente. Hay una ley y una justicia y quien delinca se enfrentará a esa ley y a esa justicia por la vía natural que toda democracia asegura a la ciudadanía. Creer lo contrario sería asegurar la injusticia, y andaríamos matando gente en la calle que ni merece ni tiene por qué morir…..Yo no he de entrar por el camino de la violencia, porque si a la violencia de esos elementos la agrego la violencia del Estado, no llegaremos a ninguna solución” Página 73
No obstante, contenían algo “preocupante”: “Muchas veces – había confesado Perón- me han dicho que creemos un batallón de la muerte”. Y bien: ¿donde radicaba lo “preocupante” de esta confesión? No era demasiado arduo advertirlo: si alguien le decía algo muchas veces a Perón, ese personaje- necesariamente- debía mantener alguna cercanía con él. Y así era: ese personaje era López Rega ¿Quién otro podía ser?..........La frase, en suma, era esta: “Muchas veces López Rega me ha dicho que creemos un “batallón de la muerte. Y aquí- aunque duela – es donde Perón se involucra con esta triste historia. El (es cierto) se negó a la creación de escuadrones de la muerte. Y hay pruebas: mientras gobernó las acciones de la Triple A fueron mínimas. Es decir: Perón controla los delirios criminales de López. Pero los conocía. Y este conocimiento constituye una parte esencial de su cara oscura. Sabiéndose viejo y enfermo (Cossio y Taiana se lo habrían dicho) no ignorando la influencia que López tenía sobre Isabel ¿como le mantuvo los poderes? ¿Ignoraba acaso que una vez producida su muerte, López pondría en vertiginosa acción los escuadrones de la muerte?” Página 74
Como se ve Horowicz cree en la responsabilidad política de Perón en la Triple A y Feinmann dice que se oponía a los escuadrones de la muerte pero los consintió y controló mientras vivió.
¿Que prueba testimonial existe, más allá de las interpretaciones políticas, sujetas a la visión del analista?
Eduardo Gurucharri en su libro sobre el mayor Alberte: “Un militar entre obreros y guerrilleros” escribe: “El jueves 8 de agosto de 1974, a las seis a la tarde, comienza una reunión del gabinete nacional en el salón A de la Residencia de Olivos. Según la información oficial el cónclave es presidido por la Presidente y asisten la totalidad de los ministros, los comandantes de las tres armas, - uno de ellos es Massera- y también secretarios de Estado. A su término, el Secretario de Prensa, informa que se analizó “ la marcha de las distintas áreas que comprenden el gobierno”……..Hay un diario que parece estar mejor informado. Es “Mayoría”, vocero oficialista, el cual, paradójicamente, suele criticar con dureza al ministro Gelbard…….El viernes 9, el mismo diario insiste: “ estamos en condiciones de afirmar que en la reunión se hizo un severo análisis de la situación del país en materia de seguridad”.
Y el sábado 10 amplía “según anunciamos, en la reunión del jueves en Olivos se trató el problema de la Seguridad Nacional y se analizaron los instrumentos que habrán de ponerse en funcionamiento para que el país pueda desarrollarse en paz, conforme a los planes del gobierno”
Y precisamente el viernes 9, Alberte recibe una comunicación de un ministro del gabinete nacional, quien está tratando de ubicar de urgencia a Julio Troxler y no consigue encontrarlo. Bernardo se ocupa. Con la ayuda de Mabel y de la familia Di Leo ubica a Julio, se reúne con él, y le cuenta.
La reunión de gabinete comenzó con la proyección de diapositivas sobre una pantalla con la imagen de distintas personalidades, la primera de las cuales correspondía a Julio Troxler. Anta cada imagen proyectada, se escuchaba una voz grabada. La voz atribuyó a distintas personas actividades políticas e ideologías subversivas o antipatrióticas. Cuando terminó la proyección, el ministro López Rega dijo que el Estado debía defenderse y que el estaba tomando todas las medidas para que esa gente dejara de actuar. Afirmó que esa gente debía ser eliminada. ………¡Váyase, escóndase, porque lo matan! ¡ Usted es el primero de la lista! – le dice uno de los ministros renunciantes a Julio Troxler, cuando finalmente puede reunirse con él. En la lista están, entre otros, Juan José Hernández Arregui, Atilio López y Rubén Sosa.” Página 366/367
Lo que resulta llamativo, que el Dr Taiana, médico y ministro de Perón, en su libro “ El último Perón “ no mencione una reunión tan trascendente. El mismo Gurruchari comenta en su libro: “ Taiana sostiene, contra lo que informa la prensa, que la última reunión de gabinete a la que asistió fue aquella del 5 de julio donde estuvo presente el doctor Balbín. Continuó como ministro durante más de un mes, pero asegura no haber asistido ese lapso a ninguna sesión de gabinete. En cualquier caso, está bien informado, muy preocupado y se la hecho saber a Bernardo (Alberte) y a Julio ( Troxler)”
Al finalizar su libro “ El último Perón” ( página 191) cuenta: “ En la tarde del 26 de septiembre, la secretaria ( de mi consultorio médico) me interrumpió para anunciarme que el ministro Benítez había llegado inesperadamente. Servido el café, abrió la conversación con una pregunta insólita: - Doctor ¿ tiene algún congreso médico en el exterior que justifique su salida del país? Después explicó: - Su nombre está en una lista de próximas víctimas de la violencia.
Por esos días, Julio Troxler – ex jefe de la Policía de Buenos Aires y sobreviviente de los fusilamientos de 1955 – había sido acribillado a balazos en un paredón de Buenos Aires, Silvio Frondizi arrancado de su casa a golpes, llevado a pleno sol a los bosquecillos sobre la ruta al Aeropuerto de Ezeiza, y allí asesinado. Ocúltese y trate de viajar al exterior.
Siempre agradeceré a Benítez el haberme alertado, aún poniendo en juego su propia seguridad”
Todos estos testimonios se refieren al gobierno de Isabel. El que corre la fecha es Juan Gasparini, un sobreviviente de la Esma, militante montonero y hoy periodista radicado en Suiza. En su libro “ La fuga del Brujo Historia criminal de José López Rega” ( 2005) en la página 227 escribe: “ López Rega elegía los candidatos a la tumba, y hay testimonios en la causa judicial de que en sesiones de gabinete nacional con Isabel de Jefa de Estado, se los encolumnaban en listas, de cuya realización es testigo Julio González, quién todavía está a tiempo para presentarse en sede judicial y confesar los crímenes que le constan. Pero el gran oral del Brujo para que el gobierno endosara su plan exterminador, fue antes y con Perón aún de Presidente. La exposición con diapositivas de los objetivos humanos a suprimir la hizo en Olivos apuntalado por el Comisario de la Policía Federal, Alberto Villar. En su crónica a los abogados Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luís Duhalde, el ministro del interior, Antonio Benítez, que asistió a la conjura, destacó que el septuagenario mandatario guardó silencio. Una segunda fuente, cuya identificación se impone no revelar, confirma la reunión, en la que Perón , luego de escuchar, se levantó y se fue sin decir palabra.. El pánico de Benítez radicaba en que esa taciturnidad de Perón fuera entendida por Lopecito como una aprobación.”
Marcelo Larraquy en su libro “López Rega La Biografía” página 293, escribe: “ La estrategia represiva del gobierno de Isabel Perón también asumía funciones didácticas en las reuniones de gabinete. En el Salón de Acuerdos de la residencia de Olivos, donde se planteaban las medidas a adoptar, solían proyectarse diapositivas con las fotos de los "enemigos” que ponían en riesgo la seguridad nacional, y cuya eliminación se planteaba como indispensable para salvaguardar la paz. El 8 de agosto de 1974, en una de las fotos apareció la imagen del ex subjefe de la policía bonaerense, Julio Troxler. Pronto sería encontrado de cara al sol. Muerto” Y luego en un pie de página acota: “ En entrevista con el autor, el ex Ministro del Interior Alberto Rocamora( 92 años) confirmó que ese tipo de proyecciones eran usuales en las reuniones de gabinete”
Todo esto ha sido desmentido por Gustavo Caravallo, secretario técnico de Perón en la revista Debate del 25-01 2007: “ Perón no fue una monjita que descartara el uso de la violencia, aunque nunca aceptó el crimen. En una ocasión, mencionó con orgullo -en una reunión a la que yo asistí- como había terminado con un par de mítines de la FUBA autorizando a grupos pesados sindicales a enfundar palos y romper algunas cabezas para responder así a las barras bravas de la FUBA que habían atacado a militantes peronistas. Pero no lo creo autor de la lista de condenados a ser asesinados ni organizar a grupos parapoliciales Tampoco es verdad lo que dice Eduardo Luís Duhalde de que, en una reunión de gabinete, López Rega mostró en una pantalla candidatos a ser asesinados y que Jorge Taiana le dijo que advirtiera a Julio Troxler. No atribuyo mendacidad alguna a Duhalde, como al propio Presidente Kirchner a quienes admiro por su decisión de combatir a los represores y defender los derechos humanos ( fui huésped del Pozo de Banfield y Puesto Vasco) pues la versión le llegó de cuarta mano ( Troxler, Benítez, Taiana, y fue desvirtuada. Benítez con Gelbard y Taiana eran mis únicos aliados en la lucha contra López Rega, por lo que solo ellos pudieron tener el coraje de plantear la situación…..La exposición no fue hecha por López Rega ni por Isabel, aunque se hizo frente a ellos y a todo el gabinete nacional, por lo que yo también participé. La charla, con diapositivas pero sin fotografías, fue hecha …por el general Morello…. suegro del jefe de la Casa Militar, el coronel Corral……La lista no fue presentada, como de personas a matar, sino de funcionarios del gobierno supuestamente marxistas, para determinar su alejamiento del gobierno, si el presidente compartía los argumentos”
LOPEZ REGA E ISABEL
Significaba el copamiento, de un movimiento nacional, por parte del establishment, de intereses extranjeros y de otros oscuros como la P2. Una versión criminal de la alvearización del radicalismo. Era finalmente la castración del peronismo. Pero el gigante, aún castrado, era capaz de sancionar la ley de contrato de trabajo o expulsar a López Rega y neutralizar el Rodrigazo. Por eso aún en su camino de degradación ese gobierno no era confiable para lo que los sectores concentrados de la economía y sus instigadores externos estaban dispuestos a aplicar su modelo con tracción a sangre.
Las carpetas de Videla, las investigaciones de Massera con los asesinatos de la Triple A eran argumentos para preparar lo que vendría y acentuar el debilitamiento del gobierno.
De hecho, luego “emplearon” a la mayor parte de la mano de obra criminal.
Todo ello contaba con el beneplácito de los que usufructuarían el golpe del 24 de marzo y de muchos que lo padecerían. El embajador norteamericano Hill afirmó que “percibía que entre las clases ricas hay un acuerdo de palabra para apoyar las actividades de la Triple A”
López Rega se fue del país el 19 de julio de 1975. Pero, dice Horowicz “Sus hombres se quedaron, su política se quedó y – hasta que las Fuerzas Armadas depusieron a la presidenta en marzo del 76- suya fue la brújula política que orientó al gobierno”
El fin del tercer gobierno peronista y del modelo propuesto por Perón se produce a su muerte y el entierro se cristaliza con la renuncia de Gelbard en octubre de 1975, instigada por el astrólogo.
Con relación a Isabel, su papel histórico es secundario y deficitario, siendo benévolos.
No obstante, participó activamente en el desplazamiento de Cámpora. Cuenta Taiana: “ El mismo 4 de julio (1973) el gabinete fue invitado a concurrir por la tarde a Gaspar Campos. El General estaba todavía bajo tratamiento severo y los médicos solo habíamos permitido que se levantara para sentarse en el sillón oscilatorio que tanto adoraba. Los ministros no estaban autorizados a entrevistarlo; sólo López Rega y yo, por razones médicas, éramos los únicos del gabinete que conversábamos con el enfermo.
Además los ministros fueron congregándose en el living el presidente Cámpora, el vicepresidente Solano Lima y el presidente de la Cámara de Diputados, Lastiri. Luego pasamos al comedor. Nos ubicamos apretadamente alrededor de la mesa: en la cabecera la señora Isabel, a su izquierda Cámpora, a su derecha López Rega; yo estaba en el otro extremo, a mi izquierda Benítez, a la derecha Lastiri, enfrente Solano Lima y Gelbard.
Después de unos minutos de parloteo insustancial, té, whisky, masas y tortas, se retiraron los empleados, las puertas se cerraron y comenzó la verdadera reunión. La señora Isabel y López Rega mencionaron los actos preparatorios para conmemorar, el 26 de julio, la muerte de Eva Perón. Comentaron la diversidad de las propuestas provenientes de varios sectores del Justicialismo, de la rama femenina entre otros, pero en su opinión debía hacerse un solo homenaje: sobrio, imponente, “sin bombos” y “ sin cánticos”. “La muchachada desmelenada y ruidosa, bueno, ésa no podía ni siquiera aparecer”. Era una clara alusión a la presencia de los grupos juveniles y populares. Sin embargo, en los años de enfrentamiento al gobierno militar fueron ellos la tropa de choque, fueron ellos quienes agitaron las calles de las ciudades y pueblos durante la campaña electoral. Poco a poco, el tono de Isabel se tornaba más incisivo y punzante: “Porque era necesario impedir…..”, Dr. Cámpora, nosotros vemos…..”, “Si estos disturbios prosiguen no estamos dispuestos a tolerarlos”, “ El General y nosotros también, después de tantos años, hemos venido a la Argentina, como el mismo lo dijo, para reunir a todos los argentinos. Y si esta situación prosigue, Dr. Cámpora, y no se le puede poner remedio, yo me lo llevo a Madrid”
“ Yo me lo llevo a Madrid. La decisión está en manos de ella. El General, en sus palabras parecía un anciano tembloroso e indeciso, que se lo lleva y se lo trae como un mueble a la casa de veraneo, o de la sala al dormitorio, invadido por los años o limitado por las enfermedades……………….Fue en ese momento cuando Cámpora, en una actitud candorosa, deslizó: - Señora, todo lo que soy, la misma investidura de Presidente, se lo debo al General. Por lo tanto Ud. lo sabe, el cargo está a disposición del general Perón, como siempre lo estuvo.
López Rega asintió de inmediato: -Bueno, ahora nos entendemos. Así todo es más claro.-
……Para mí fue un momento de gran emoción: a los cuarenta días de asumir la presidencia, Cámpora la resignaba, mansamente, humildemente, envuelto en la maraña de intrigas, ambición de poder y en la lucha por la herencia política del Perón enfermo. Y Cámpora había cedido, de un golpe, en el primer asalto de florete”
Reunión de gabinete del 5 de julio de 1974, la primera después de la muerte de Perón. Lo relata Marcelo Larraquy en su biografía de López Rega, pero hay versiones parecidas en otros trabajos. Es una reunión con invitados. Está Ricardo Balbín: “Al ingresar al Salón de los Acuerdos, Isabel le agradeció sus palabras frente al féretro. En su discurso, mirándola a los ojos, Balbín había dicho que “ los partidos políticos estarán a su lado en nombre de su esposo muerto, para servir a la permanencia de las instituciones argentinas que Ud. simboliza en estas hora.” Isabel le comentó que Perón, antes de morir, le había dicho que lo consultara antes cada decisión importante, y le aseguró que lo haría. Luego le pidió que se quedara a su izquierda, al lado de Lastiri. López Rega estaba perdido en la mitad de la larga mesa, junto a Massera. La presidenta anunció la continuidad del proyecto de la “Argentina Potencia” que había iniciado su marido. Dijo que le habían llegado rumores acerca de la existencia de una supuesta vinculación sexual entre ella y el ministro de Bienestar Social, y aprovechó para preguntarles a los presentes –y ese era el tema central de la convocatoria - si tenían alguna objeción que realizar sobre la gestión de su ministro, a quién –recordó – Perón quería como un hijo. Isabel espero unos momentos, pero como nadie hizo ningún comentario, dijo que había pensado en la posibilidad de que, a partir de entonces, López Rega continuara con sus funciones como secretario privado de la presidencia, y actuara como una suerte de ministro de enlace del gabinete.”
A Ricardo Otero la propuesta le pareció formidable. Lo mismo opinó el Canciller Vignes.
“Era lo que correspondía” dijo. “Las palabras del ministro de Justicia Benítez, fueron tan cuidadosas que lindaban con la inocuidad. Otros ministros imitaron su línea. Al hablar Balbín dijo que le parecía inconveniente que López Rega tuviese una influencia hegemónica en el gobierno porque su presencia podía ser un factor de irritación. ….Comentó que tenía información de que en el interior del Ministerio de Bienestar Social había armas, y que ese sólo elemento, teniendo en cuenta la violencia desatada “ desde los dos bandos” hacía necesario acotar su influencia para preservar la imagen presidencial que debía mantenerse “inmaculada”.
-Pero que disparate Balbín ¿ Como piensa eso de Daniel? – reaccionó Isabel.
López Rega se defendió diciendo que su misión siempre había sido la de servir al General, en defensa de la Patria y con el propósito de unir a los argentinos.
Isabel concluyó diciendo lo que era bueno para Perón, también iba a ser bueno para ella y cerró la reunión”.
Paradojalmente, la mejor Isabel es la que afronta un largo cautiverio, con una enorme dignidad. Esa de la que no hicieron galas algunas figuras masculinas de mayor brillo.
El periodista Enrique Oliva, en una nota de fecha 22-01-2007, dice: “Desempolvando viejos apuntes, hoy podemos contar increíbles torturas “psicológicas” que sólo podían salir de libretos nazis o de otros países colonialistas. El objetivo evidentemente era desequilibrarla mentalmente, cosa que no lograron sus verdugos.” Luego afirma el periodista que firmaba sus artículos en Clarín con el pseudónimo de Francois Lepot que lo que transcribe a continuación son notas tomadas a mano junto a Isabelita cuando arribó a Madrid, ya liberada. “En el Mesidor creí que podría llegar a enloquecer o morir envenenada pero la oración me fortalecía. Lo más torturador era la prohibición de lecturas. Ni diarios ni revistas. Tampoco radio y las visitas de familiares fueron contadas y cortas. La agresividad de mis guardianes había impuesto mi silencio absoluto, como también entre cuantos carceleros se cruzaban conmigo. Cuando me traían la comida no me respondían ni a la pregunta de si el alimento tenía o no sal.
“Mi única compañía era la mucama. Con ella, afectuosa conmigo, si podía hablar a puertas cerradas, cuidando las palabras por temor a escuchas. Ella trataba de consolar mi aislamiento del mundo. Solíamos cantar en voz baja canciones de la infancia en las partes que recordábamos. También rezábamos mucho. Todo en un espacio reducido del edificio, sin enterarme nunca si habían otros huéspedes o detenidos en el Mesidor. El silencio era absoluto. En ese tiempo se me entregaron muy pocas cartas de familiares y algunas prácticamente ilegibles por las mutilaciones del texto censurado. El corte a rape de mi cabello, sin consulta previa, fue una fiesta para los carceleros. Eso me hacía recordar que durante la liberación de París, a finales de la Segunda Guerra Mundial, era un castigo aplicado a prostitutas y colaboracionistas.”
Esta imagen contrasta con su presentación en los Tribunales madrileños.
En “Garzón El hombre que veía amanecer” de Pilar Urbano se transcribe: “Semanas antes (1997), el juez número 5 recibió como testigo a la ex presidenta argentina María Estela Martínez de Perón………….Los abogados de la acusación le preguntan por varios mandos de la Triple A. María Estela niega conocerlos. Cuando le muestran fotografías donde se les ves a ella y a su ministro López Rega con esas personas ( Juan Ramón Morales, Miguel Ángel Rovira, Almirón Sena y Pedro Eladio Vázquez), ladea la cabeza : “ Pues….no, no lo recuerdo”. Luego la interrogan sobre honorables fascistas y masones italianos “¿Conocía usted la relación de Licio Gelli y Giancarlo Valori con la Triple A? ¿Estuvo alguna vez con Michelle Sindona? , ¿ y con Bruno Pasarelli? ¿ y con Roberto Calvi? Ella, lo mismo: no niega, pero se hace la desmemoriada. Garzón le advierte del falso testimonio, “ porque comparece usted como testigo, obligada a decir la verdad”. Muy pálida la presidente pide agua.Las carpetas de Videla, las investigaciones de Massera con los asesinatos de la Triple A eran argumentos para preparar lo que vendría y acentuar el debilitamiento del gobierno.
De hecho, luego “emplearon” a la mayor parte de la mano de obra criminal.
Todo ello contaba con el beneplácito de los que usufructuarían el golpe del 24 de marzo y de muchos que lo padecerían. El embajador norteamericano Hill afirmó que “percibía que entre las clases ricas hay un acuerdo de palabra para apoyar las actividades de la Triple A”
López Rega se fue del país el 19 de julio de 1975. Pero, dice Horowicz “Sus hombres se quedaron, su política se quedó y – hasta que las Fuerzas Armadas depusieron a la presidenta en marzo del 76- suya fue la brújula política que orientó al gobierno”
El fin del tercer gobierno peronista y del modelo propuesto por Perón se produce a su muerte y el entierro se cristaliza con la renuncia de Gelbard en octubre de 1975, instigada por el astrólogo.
Con relación a Isabel, su papel histórico es secundario y deficitario, siendo benévolos.
No obstante, participó activamente en el desplazamiento de Cámpora. Cuenta Taiana: “ El mismo 4 de julio (1973) el gabinete fue invitado a concurrir por la tarde a Gaspar Campos. El General estaba todavía bajo tratamiento severo y los médicos solo habíamos permitido que se levantara para sentarse en el sillón oscilatorio que tanto adoraba. Los ministros no estaban autorizados a entrevistarlo; sólo López Rega y yo, por razones médicas, éramos los únicos del gabinete que conversábamos con el enfermo.
Además los ministros fueron congregándose en el living el presidente Cámpora, el vicepresidente Solano Lima y el presidente de la Cámara de Diputados, Lastiri. Luego pasamos al comedor. Nos ubicamos apretadamente alrededor de la mesa: en la cabecera la señora Isabel, a su izquierda Cámpora, a su derecha López Rega; yo estaba en el otro extremo, a mi izquierda Benítez, a la derecha Lastiri, enfrente Solano Lima y Gelbard.
Después de unos minutos de parloteo insustancial, té, whisky, masas y tortas, se retiraron los empleados, las puertas se cerraron y comenzó la verdadera reunión. La señora Isabel y López Rega mencionaron los actos preparatorios para conmemorar, el 26 de julio, la muerte de Eva Perón. Comentaron la diversidad de las propuestas provenientes de varios sectores del Justicialismo, de la rama femenina entre otros, pero en su opinión debía hacerse un solo homenaje: sobrio, imponente, “sin bombos” y “ sin cánticos”. “La muchachada desmelenada y ruidosa, bueno, ésa no podía ni siquiera aparecer”. Era una clara alusión a la presencia de los grupos juveniles y populares. Sin embargo, en los años de enfrentamiento al gobierno militar fueron ellos la tropa de choque, fueron ellos quienes agitaron las calles de las ciudades y pueblos durante la campaña electoral. Poco a poco, el tono de Isabel se tornaba más incisivo y punzante: “Porque era necesario impedir…..”, Dr. Cámpora, nosotros vemos…..”, “Si estos disturbios prosiguen no estamos dispuestos a tolerarlos”, “ El General y nosotros también, después de tantos años, hemos venido a la Argentina, como el mismo lo dijo, para reunir a todos los argentinos. Y si esta situación prosigue, Dr. Cámpora, y no se le puede poner remedio, yo me lo llevo a Madrid”
“ Yo me lo llevo a Madrid. La decisión está en manos de ella. El General, en sus palabras parecía un anciano tembloroso e indeciso, que se lo lleva y se lo trae como un mueble a la casa de veraneo, o de la sala al dormitorio, invadido por los años o limitado por las enfermedades……………….Fue en ese momento cuando Cámpora, en una actitud candorosa, deslizó: - Señora, todo lo que soy, la misma investidura de Presidente, se lo debo al General. Por lo tanto Ud. lo sabe, el cargo está a disposición del general Perón, como siempre lo estuvo.
López Rega asintió de inmediato: -Bueno, ahora nos entendemos. Así todo es más claro.-
……Para mí fue un momento de gran emoción: a los cuarenta días de asumir la presidencia, Cámpora la resignaba, mansamente, humildemente, envuelto en la maraña de intrigas, ambición de poder y en la lucha por la herencia política del Perón enfermo. Y Cámpora había cedido, de un golpe, en el primer asalto de florete”
Reunión de gabinete del 5 de julio de 1974, la primera después de la muerte de Perón. Lo relata Marcelo Larraquy en su biografía de López Rega, pero hay versiones parecidas en otros trabajos. Es una reunión con invitados. Está Ricardo Balbín: “Al ingresar al Salón de los Acuerdos, Isabel le agradeció sus palabras frente al féretro. En su discurso, mirándola a los ojos, Balbín había dicho que “ los partidos políticos estarán a su lado en nombre de su esposo muerto, para servir a la permanencia de las instituciones argentinas que Ud. simboliza en estas hora.” Isabel le comentó que Perón, antes de morir, le había dicho que lo consultara antes cada decisión importante, y le aseguró que lo haría. Luego le pidió que se quedara a su izquierda, al lado de Lastiri. López Rega estaba perdido en la mitad de la larga mesa, junto a Massera. La presidenta anunció la continuidad del proyecto de la “Argentina Potencia” que había iniciado su marido. Dijo que le habían llegado rumores acerca de la existencia de una supuesta vinculación sexual entre ella y el ministro de Bienestar Social, y aprovechó para preguntarles a los presentes –y ese era el tema central de la convocatoria - si tenían alguna objeción que realizar sobre la gestión de su ministro, a quién –recordó – Perón quería como un hijo. Isabel espero unos momentos, pero como nadie hizo ningún comentario, dijo que había pensado en la posibilidad de que, a partir de entonces, López Rega continuara con sus funciones como secretario privado de la presidencia, y actuara como una suerte de ministro de enlace del gabinete.”
A Ricardo Otero la propuesta le pareció formidable. Lo mismo opinó el Canciller Vignes.
“Era lo que correspondía” dijo. “Las palabras del ministro de Justicia Benítez, fueron tan cuidadosas que lindaban con la inocuidad. Otros ministros imitaron su línea. Al hablar Balbín dijo que le parecía inconveniente que López Rega tuviese una influencia hegemónica en el gobierno porque su presencia podía ser un factor de irritación. ….Comentó que tenía información de que en el interior del Ministerio de Bienestar Social había armas, y que ese sólo elemento, teniendo en cuenta la violencia desatada “ desde los dos bandos” hacía necesario acotar su influencia para preservar la imagen presidencial que debía mantenerse “inmaculada”.
-Pero que disparate Balbín ¿ Como piensa eso de Daniel? – reaccionó Isabel.
López Rega se defendió diciendo que su misión siempre había sido la de servir al General, en defensa de la Patria y con el propósito de unir a los argentinos.
Isabel concluyó diciendo lo que era bueno para Perón, también iba a ser bueno para ella y cerró la reunión”.
Paradojalmente, la mejor Isabel es la que afronta un largo cautiverio, con una enorme dignidad. Esa de la que no hicieron galas algunas figuras masculinas de mayor brillo.
El periodista Enrique Oliva, en una nota de fecha 22-01-2007, dice: “Desempolvando viejos apuntes, hoy podemos contar increíbles torturas “psicológicas” que sólo podían salir de libretos nazis o de otros países colonialistas. El objetivo evidentemente era desequilibrarla mentalmente, cosa que no lograron sus verdugos.” Luego afirma el periodista que firmaba sus artículos en Clarín con el pseudónimo de Francois Lepot que lo que transcribe a continuación son notas tomadas a mano junto a Isabelita cuando arribó a Madrid, ya liberada. “En el Mesidor creí que podría llegar a enloquecer o morir envenenada pero la oración me fortalecía. Lo más torturador era la prohibición de lecturas. Ni diarios ni revistas. Tampoco radio y las visitas de familiares fueron contadas y cortas. La agresividad de mis guardianes había impuesto mi silencio absoluto, como también entre cuantos carceleros se cruzaban conmigo. Cuando me traían la comida no me respondían ni a la pregunta de si el alimento tenía o no sal.
“Mi única compañía era la mucama. Con ella, afectuosa conmigo, si podía hablar a puertas cerradas, cuidando las palabras por temor a escuchas. Ella trataba de consolar mi aislamiento del mundo. Solíamos cantar en voz baja canciones de la infancia en las partes que recordábamos. También rezábamos mucho. Todo en un espacio reducido del edificio, sin enterarme nunca si habían otros huéspedes o detenidos en el Mesidor. El silencio era absoluto. En ese tiempo se me entregaron muy pocas cartas de familiares y algunas prácticamente ilegibles por las mutilaciones del texto censurado. El corte a rape de mi cabello, sin consulta previa, fue una fiesta para los carceleros. Eso me hacía recordar que durante la liberación de París, a finales de la Segunda Guerra Mundial, era un castigo aplicado a prostitutas y colaboracionistas.”
Esta imagen contrasta con su presentación en los Tribunales madrileños.
Abren una nueva batería de preguntas con fuerte carga. ¿ Qué puede decirnos de la conexión entre las personas ya mencionadas de la Triple A y de la logia P2, Propaganda Due? ¿ Le dijo López Rega que él compraba armas en Libia, para la Triple A, con dinero del Ministerio de Bienestar Social?
Las respuestas de María Estela son evanescentes. “ Yo no sé nada……no recuerdo….nunca supe que ellos tuviesen vínculos con la Logia P2, ni con el tráfico de armas…..Perón no me dijo….”
¿ Sabe usted quienes eran los de la Triple A?
Si……unos que mataban….
¿Sabe quienes eran los Montoneros?
Si….unos que cantaban
Perdone, señora – le dice Garzón en ese momento- pero no logro entender que usted haya sido presidenta de la República Argentina casi dos años, y no sepa nada….
Es que yo…..soy una pobre mujer ignorante. Además ¡no entiendo de política! Estuve allá, porque lo decidió Dios.
Todos la miran estupefactos. Pero antes, María Estela se ha referido con elogio al Almirante Massera, el de los horrores de la ESMA. El Juez pregunta:
¿ Massera la visitó Ud. aquí, exiliada ya en Madrid?
1. Si, el me visitó en algunas ocasiones. Allí estuvo en Messidor, la residencia de Bariloche donde me tenían recluida. Y acá, cuando pasó por Madrid, me visitó en mi domicilio.
2. ¿ Y como es que seguía teniendo Ud. relación con uno de los jefes de la Junta Militar que la derrocó?
3. ¡ Ah, Massera es una excelente persona! Primero, tuve con él relaciones de Presidenta a jefe militar. Y después, grande motivos de agradecimiento. Durante mi detención, él me salvo tres veces ¡ por los pelos! De ser fusilada
4. Nunca me contó bajo qué órdenes; pero me iban a ejecutar.
Sólo en un instante Estela es ella misma y no la boba que finge ser. Le han preguntado por qué cesó a López Rega. Se yergue en la silla, adelanta el pecho y alza el mentón. Brilla algo metálico en sus ojos cuando responde:
5. Ah, si tu tenés el mando, pero siempre hay otro que te está mandando, algún día has de demostrar que….quién manda, manda” Páginas 497/498
Mención aparte merece la falaz imputación esgrimida por los asesinos y ahora por jueces de coraje módico y acomodaticio, que el decreto 261 al usar la expresión “aniquilar el accionar de la subversión” implicaba la aceptación de procedimientos criminales clandestinos.
Las respuestas de María Estela son evanescentes. “ Yo no sé nada……no recuerdo….nunca supe que ellos tuviesen vínculos con la Logia P2, ni con el tráfico de armas…..Perón no me dijo….”
¿ Sabe usted quienes eran los de la Triple A?
Si……unos que mataban….
¿Sabe quienes eran los Montoneros?
Si….unos que cantaban
Perdone, señora – le dice Garzón en ese momento- pero no logro entender que usted haya sido presidenta de la República Argentina casi dos años, y no sepa nada….
Es que yo…..soy una pobre mujer ignorante. Además ¡no entiendo de política! Estuve allá, porque lo decidió Dios.
Todos la miran estupefactos. Pero antes, María Estela se ha referido con elogio al Almirante Massera, el de los horrores de la ESMA. El Juez pregunta:
¿ Massera la visitó Ud. aquí, exiliada ya en Madrid?
1. Si, el me visitó en algunas ocasiones. Allí estuvo en Messidor, la residencia de Bariloche donde me tenían recluida. Y acá, cuando pasó por Madrid, me visitó en mi domicilio.
2. ¿ Y como es que seguía teniendo Ud. relación con uno de los jefes de la Junta Militar que la derrocó?
3. ¡ Ah, Massera es una excelente persona! Primero, tuve con él relaciones de Presidenta a jefe militar. Y después, grande motivos de agradecimiento. Durante mi detención, él me salvo tres veces ¡ por los pelos! De ser fusilada
4. Nunca me contó bajo qué órdenes; pero me iban a ejecutar.
Sólo en un instante Estela es ella misma y no la boba que finge ser. Le han preguntado por qué cesó a López Rega. Se yergue en la silla, adelanta el pecho y alza el mentón. Brilla algo metálico en sus ojos cuando responde:
5. Ah, si tu tenés el mando, pero siempre hay otro que te está mandando, algún día has de demostrar que….quién manda, manda” Páginas 497/498
Mención aparte merece la falaz imputación esgrimida por los asesinos y ahora por jueces de coraje módico y acomodaticio, que el decreto 261 al usar la expresión “aniquilar el accionar de la subversión” implicaba la aceptación de procedimientos criminales clandestinos.
REFLEXIÓN FINAL
Los testimonios de los pocos sobrevivientes actuales son contradictorios. Cada uno puede abrevar en la fuente más afín a sus convicciones.
Creo que Perón estaba en contra de los procedimientos clandestinos.
Toda su historia demuestra, que más allá de sus estruendosas declaraciones, fundamentalmente cuando era provocado, en momentos decisivos privilegió el tiempo a la sangre.
Eso no significa que no haya posiblemente dejado actuar, seguro de controlar lo que se estaba armando. El huevo de la serpiente se encubó durante su vida y estalló a su muerte.
En la reunión del 20 de enero de 1974, con los diputados de la JP: “ Es un problema bien claro. Queremos seguir actuando dentro de la ley y para no salir de ella necesitamos que la ley sea tan fuerte como para impedir esos males.” Y ahí viene la amenaza disuasoria: “Si no contamos con la ley, entonces tendremos también nosotros que salirnos de la ley y sancionar en forma directa como hacen ellos”
De hecho, la aparición pública con la firma de la siniestra organización se produce a los treinta días de la muerte de Perón con el asesinato de Ortega Peña en pleno centro de Buenos Aires. Es cierto, también, que hubo atentados anteriores sin firma.
De tanto afirmar la inmortalidad de Perón, terminaron convenciéndose los que lo decían y quién lo recibía.
No sabemos si Perón llegó a percibir como Lenín, que el poder formal, a su muerte se deslizaba hacia López Rega acá, a Stalín ( formal y real) en la URSS. Que en ambos casos lo que se avizoraba era criminal. Ese resultado es una enorme hipoteca en la biografía de Perón, sin dudas, el político más importante en nuestro país en el siglo XX.
Es preciso no minimizar la acumulación de problemas de salud que arrastraba Perón y que limitaba considerablemente su movilidad y accionar. La desaprensión con que fue cuidado.
Ese fue uno de los costos más elevados de su prolongado exilio. Retornó a una edad avanzada y con serias limitaciones.
Era un hombre de ochenta años, con un cuerpo de alguien que arrastraba varios años más.
La dependencia que origina esa situación es dramática. El cuadro de salud de Perón se narra minuciosamente en un libro de reciente aparición escrito por dos médicos que lo atendieron en los últimos meses: “ Perón Testimonios médicos y vivencias (1973-1974) de los Dres Pedro Ramón Cossio y Carlos A. Seará.
Más allá de no poder afirmar que la anécdota sea cierto, ilustra con precisión lo que pasaba con el General. La cuenta Juan B. Cofre en su libro “ Nadie Fue”: “En uno de los recordados encuentros con Juan Domingo Perón, el líder radical Ricardo Balbín se atrevió a preguntar que función cumplía el ex cabo de policía a su lado. Perón fue lo más sincero posible: “Cuando Ud. no se pueda levantar sólo del inodoro lo va a entender”
El recuerdo del final oscuro del tercer gobierno peronista, facilitó la primera derrota electoral a través del socialdemócrata Raúl Alfonsín, el 30 de octubre de 1983.
La falta de abordaje crítico del gobierno de Isabel, el papel de López Rega, facilitó muchos años después que las tres banderas históricas del peronismo fueran enterradas durante el menemismo, con poco dolor y culpa. López Rega no sólo precedió sino que anticipó a Menem, previo tránsito por una renovación formal que convertía al movimiento en “democrático” a cambio de renunciar a sus aspectos más progresivos.
Creo que Perón estaba en contra de los procedimientos clandestinos.
Toda su historia demuestra, que más allá de sus estruendosas declaraciones, fundamentalmente cuando era provocado, en momentos decisivos privilegió el tiempo a la sangre.
Eso no significa que no haya posiblemente dejado actuar, seguro de controlar lo que se estaba armando. El huevo de la serpiente se encubó durante su vida y estalló a su muerte.
En la reunión del 20 de enero de 1974, con los diputados de la JP: “ Es un problema bien claro. Queremos seguir actuando dentro de la ley y para no salir de ella necesitamos que la ley sea tan fuerte como para impedir esos males.” Y ahí viene la amenaza disuasoria: “Si no contamos con la ley, entonces tendremos también nosotros que salirnos de la ley y sancionar en forma directa como hacen ellos”
De hecho, la aparición pública con la firma de la siniestra organización se produce a los treinta días de la muerte de Perón con el asesinato de Ortega Peña en pleno centro de Buenos Aires. Es cierto, también, que hubo atentados anteriores sin firma.
De tanto afirmar la inmortalidad de Perón, terminaron convenciéndose los que lo decían y quién lo recibía.
No sabemos si Perón llegó a percibir como Lenín, que el poder formal, a su muerte se deslizaba hacia López Rega acá, a Stalín ( formal y real) en la URSS. Que en ambos casos lo que se avizoraba era criminal. Ese resultado es una enorme hipoteca en la biografía de Perón, sin dudas, el político más importante en nuestro país en el siglo XX.
Es preciso no minimizar la acumulación de problemas de salud que arrastraba Perón y que limitaba considerablemente su movilidad y accionar. La desaprensión con que fue cuidado.
Ese fue uno de los costos más elevados de su prolongado exilio. Retornó a una edad avanzada y con serias limitaciones.
Era un hombre de ochenta años, con un cuerpo de alguien que arrastraba varios años más.
La dependencia que origina esa situación es dramática. El cuadro de salud de Perón se narra minuciosamente en un libro de reciente aparición escrito por dos médicos que lo atendieron en los últimos meses: “ Perón Testimonios médicos y vivencias (1973-1974) de los Dres Pedro Ramón Cossio y Carlos A. Seará.
Más allá de no poder afirmar que la anécdota sea cierto, ilustra con precisión lo que pasaba con el General. La cuenta Juan B. Cofre en su libro “ Nadie Fue”: “En uno de los recordados encuentros con Juan Domingo Perón, el líder radical Ricardo Balbín se atrevió a preguntar que función cumplía el ex cabo de policía a su lado. Perón fue lo más sincero posible: “Cuando Ud. no se pueda levantar sólo del inodoro lo va a entender”
El recuerdo del final oscuro del tercer gobierno peronista, facilitó la primera derrota electoral a través del socialdemócrata Raúl Alfonsín, el 30 de octubre de 1983.
La falta de abordaje crítico del gobierno de Isabel, el papel de López Rega, facilitó muchos años después que las tres banderas históricas del peronismo fueran enterradas durante el menemismo, con poco dolor y culpa. López Rega no sólo precedió sino que anticipó a Menem, previo tránsito por una renovación formal que convertía al movimiento en “democrático” a cambio de renunciar a sus aspectos más progresivos.
3-02-2007
TODOS LOS LOS DERECHOS RESERVADOS . Hugo Presman. Para publicar citar la fuente
TODOS LOS LOS DERECHOS RESERVADOS . Hugo Presman. Para publicar citar la fuente
Hugo, muchas gracias por haber recuperado esta nota que no conocía. Creo que sintetiza lo más concluyente que se puede decir sobre esa época y esos sucesos tan dolorosos y sobre los que (en mi opinión) es muchísimo lo que todavía no salió a la luz.
ResponderEliminarPienso que los investigadores de este tema deberían tratar de profundizar en la vinculación de las 3A con el plan más general de la "guerra contrarrevolucionaria" que se venía preparando en el seno de las FF.AA. desde fines de los '50.
Un abrazo.
PD: El link sobre ese tema que cité en un comentario a tu post anterior desapareció de la web (?), pero encontré la misma nota en el blog del Pájaro Salinas.
http://pajarosalinas.blogspot.com/2011/06/gonzalo-chaves-lopez-rega-no-fue-el.html
Cierto, gracias Hugo. De todos los abordajes, el que menos me cierra es el de Chaves. Entiendo que un peronista trate de alejar lo más que pueda de Perón la responsabilidad de la Triple A, pero en esta versión ya la aleja demasiado: Ahora ya casi pareciera que ni siquiera López Rega es el responsable, sino que la aleja un paso más: Era apenas un "coordinador".
ResponderEliminarEs totalmente verosímil que las cuestiones de salud, los condicionamientos, etc. hayan influido un poco más o un poco menos en el resultado. Pero sólo el pensar que el lacayo de Perón haya tenido tal grado de autonomía que por las suyas hiciera lo que hizo sin su (¿Orden, aquiescencia, consentimiento?) me resulta pueril. Claramente no es así, a menos que deliberadamente uno pretenda resaltar algunos hechos en detrimento de otros a efectos de que el resultado coincida con sus convicciones. Como militante kirchnerista yo lo puedo entender, pero no lo comparto.
Según lo veo, a Perón le debemos las vacaciones, el aguinaldo, las obras sociales... y la Triple A. Los matices se los puede poner cada uno. De ser el jefe de la misma a condescender a Lopecito, pero de ese rango de duda es difícil que escape.
Me resisto a verlo en términos de San Perón o Lucifer Perón. Más bien, lo interpreto en los términos que cité anteriormente: Alguien que fue lo mejor que le podía pasar a los argentinos en su momento, y que fue evolucionando a lo que conocimos en el '73. Por cuestiones de edad, al único Perón que conocí con conciencia política fue al tercero. Y con el diario del lunes, realmente hubiera preferido que no volviera.
Saludos.
Hugo, Eduardo: convengamos en que es muy difícil que Perón ignorara lo que estaba armando el Brujo, y que hay dudas razonables sobre si no lo paró y se lo sacó de encima porque no quiso o porque no pudo. Pero es bastante evidente que López Rega trabajaba sobre todo para sí mismo: quería eliminar o dejar fuera de juego a todo el que se le opusiera, para hacerse del poder a la muerte del Viejo, en la persona de Isabel. Quizás no contó con que los milicos se lo iban a sacar de encima cuando no les sirviera más.
ResponderEliminarDe paso, para reafirmar mi idea de que las 3A fueron sólo una etapa más de algo que se venía armando desde mucho antes, les dejo un nombre: Juan Fiorillo.
http://el-lobo-estepario.blogspot.com/2006/06/el-pasado-siempre-vuelve.html
Abrazos.
Sí, no caben dudas que LR se estaba probando el traje. Pero es un personaje menor en la historia, por lo que pongo el eje del asunto en el "no supo/quiso/pudo" de Perón.
ResponderEliminarSaludos
Finalmente, y muy relacionado con la época, quería dejarles este link(1), donde alguien se tomó el trabajo de compilar toda la literatura partidaria de la época, desde "El Caudillo" a "Estrella Roja", "Cristianismo y Revolución", etc. En esta última, un individuo aparentemente homónimo a José Ricardo Eliaschev, y con idéntica y flamígera pluma, afirmaba por ejemplo
ResponderEliminar"(...) O sea: los guerrilleros no pueden, ni deben, lamentarse por la violencia, sino aprenderla con certeza para expulsar de Oriente Medio a los imperialistas, (...)"
http://www.ruinasdigitales.com/cristianismoyrevolucion/cyrpoliticainternacional1414/
"(...) En Chile y en Perú se verifican verdades centenarias, pero deslumbradamente válidas. La única verdad es el cambio total. La única verdad es expropiar al sistema, darle batalla sin cuartel y sin esperanzas de reconciliaciones. O sea: la única verdad es la guerra."
http://www.ruinasdigitales.com/cristianismoyrevolucion/cyrpoliticainternacional1515/
"(...) Nuestro Javier muerto es más rabiosamente nuestro que nunca. Daremos combate por su ausencia, por su fusil suspendido. Porque no hay arte sin guerra, porque no hay vida sin guerra. Para que haya vida."
http://www.ruinasdigitales.com/cristianismoyrevolucion/cyrjavierdelperu1616/
Este sería un ejemplo sobre cómo "evoluciona" cierta gente, no sólo Perón. En la escala eliascheviana podría recordarse además a "El Galimba", la Piba Luro Pueyrredón, Caparrós, Jorge Larrata y tantos etc., aún cuando este último sólo haya escuchado un corchazo para navidad, no mucho más.
Saludos
(1) http://www.ruinasdigitales.com/
Eduardo, acá no vamos a discrepar. Este es el mismo papanata que hoy se la pasa despotricando contra "el retorno de los '70". Hace poco, un periodista uruguayo contó lo eufórico que lo vio el día que mataron a Rucci...
ResponderEliminarSaludos.