03 septiembre 2012

DOS SUEÑOS SEPULTADOS


Un proceso histórico puede ser analizado desde diversos ángulos. Desde lo macro, la dictadura criminal fue un intento exitoso de desarticular profundamente el modelo de sustitución de importaciones. Ello permitió destruir ramas enteras de la producción industrial y  debilitar profundamente a los sectores proletarios que fueron disminuidos  considerablemente. Miles fueron desaparecidos y asesinados. A su vez franjas importantes de la pequeña burguesía radicalizada y especialmente la integrante o simpatizante de las organizaciones armadas terminaron en las mazmorras del terrorismo de estado bajo la macabra figura del detenido- desaparecido. Pero debe quedar definitivamente claro, que los asesinatos masivos fueron la condición necesaria para desarticular la resistencia de la sociedad surgida a partir de 1945 y que se intentó desguazar en 1955, 1966 y 1976. El embate final se produjo con elecciones y apoyo popular durante el menemismo.
De manera que los militares fueron el instrumento ejecutor de los sectores económicos concentrados. Eso no disminuye su responsabilidad pero establece la relación entre los autores intelectuales y sus bestiales ejecutores. No fue entonces Videla el que puso a Martínez de Hoz, sino que fueron los sectores que representaba Martínez de Hoz los que designaron a Videla. Esto puede ser sintetizado en una frase descarnada del primer Ministro de Economía de la dictadura criminal: “ Piedra libre para los empresarios” expresó sin tapujos. La sospecha a todo lo que fuera el mínimo pensamiento complejo lo sintetizó un marino, de apellido Fraga, que desempeñaba el cargo de Ministro de Educación: “El exceso de pensamiento puede dar lugar a desviaciones”
El segundo corolario es que la dictadura criminal no advino para terminar con la guerrilla que había quedado aislada políticamente y diezmada militarmente, sino para terminar con un gobierno que aún en sus profundos desvíos y groseros errores albergaba en sus filas los retazos de la soberanía popular que iba a ser expropiada. Ese gobierno malversó el enorme apoyo inicial precipitándose en una pendiente desde la muerte de Perón, intentando evitar el golpe, para lo cual desplegó en dosis menores la política que querían los sectores que estaban detrás de los ejecutores y que la dictadura criminal implementaría en sobredosis.
En tercer lugar, el salvajismo a que fueron sometidos miles y miles de jóvenes, no deben significar un obstáculo para cuestionar una reivindicación acrítica y muchas veces distorsionada de los hechos. El debate sobre  los gigantescos errores perpetrados contra un gobierno con el 62% de apoyo popular, el camino militarista, la incomprensión de la naturaleza del peronismo y de la conducción de Perón, que se tradujeron en miles de muertes evitables es un debate pendiente e indispensable  para cerrar políticamente una etapa, que no puede ser enterrada sin la autopsia imprescindible.
Pero la otra forma de dar testimonio de una época es tomando un caso. Es sabido que una muerte es una tragedia  y  un millón de muertos es una estadística.
Como dijo el periodista holandés Abel Herzberg refiriéndose al Holocausto  “No mataron seis millones de judíos. Mataron uno y lo repitieron seis millones de veces”.  

CARRI- CARUSO


Roberto Carri fue sociólogo y periodista. Autor de “Sindicatos y Poder en la Argentina” “Isidro Velázquez. Formas prerrevolucionarias de la violencia” y “ Poder imperialista y liberación nacional”.
Militó en el peronismo. Su último trabajo fue “ Las luchas del peronismo contra la dependencia” 
Ana María Caruso era Licenciada en Letras. Tenían tres hijas: Andrea, Paula y Albertina.
Cuando fueron secuestrados, la mayor tenía 13 años y la menor Albertina, apenas cuatro.
El 24 de febrero de 1977, cuando se cumplían treinta años del primer triunfo electoral de Perón, fueron secuestrados en su casa de Hurlinghan. Esa misma casa a la que volvería muchos años más tarde la menor de las hijas, la talentosa directora de cine  Albertina Carri, para la filmación de Los Rubios” donde recrea ficcionalmente la historia del rapto de sus padres. Si, a ellos, a los que los vecinos llamaban los rubios, y que terminó siendo el título de la película. De ahí fueron llevados a la Comisaría de Villa Insuperable donde funcionaba el campo conocido como Sheratón o el Embudo, situado en la esquina de Tapalqué y Quintana, en el Partido de la Matanza. Algunos testimonios afirman que su denominación igual que el conocido hotel obedecía a la existencia en el mismo de un televisor.
Por ese Centro pasó como responsable del mismo el subcomisario Leopoldo Luis Baume que luego fue trasladado en febrero de 1977 a Marcos Paz. A partir de allí comienzan las desapariciones en esta ciudad ubicada a 55 kms de la Capital y que fue denunciado en mi trabajo de investigación sobre los 22 desaparecidos ocurridos en esta ciudad  bajo el título “25 años de ausencia”   
La pareja Caruso- Carri permaneció detenida-desaparecida en ese lugar hasta diciembre de 1977, en que se perdió toda huella.
En esos diez meses, sorprendentemente o no dado la perversidad de sus captores, pudieron comunicarse mediante cartas o llamadas telefónicas con sus hijas a través de un personaje llamado “ Negro” o Raúl, según puede leerse en el Informe de la Conadep. Incluso hubo una reunión con las tres hijas en una Plaza de San Justo. En un Posfacio al libro de Carri Isidro Velázquez, de Editorial Colihue de octubre del 2001, el actual Secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde escribe: “¿Que pretendían los represores, permitiendo estos contactos con los familiares? Es difícil saberlo, pero por vía de hipótesis, cabe pensar que con ellos, ilusionaban perversamente  a los secuestrados con la posibilidad de su futura libertad, de modo que se rindieran intelectualmente. La perversión llegó al punto de que, tras casi un año de cautiverio, los hicieron partícipes de la discusión sobre si los mataban o los dejaban vivos.”
Sólo así puede entenderse la última carta que Ana María le escribe a sus hijas transcripta en el libro de Franco Salomone “ Maten al mensajero”: “Luego de hacer referencia a una oficina a la que vamos a trabajar casi todos los días dice que ....el otro día estuvieron de visita seis generales, entre los que se encontraban Vaquero, Sasiain, Jáuregui y Martínez. Los que estábamos allí no éramos todos ( los detenidos) sino un seleccionado de cuatro solamente, entre los que estábamos papá y yo. ...De todos modos hay algunas cosas que nos preocupan. . En primer lugar, lo nuestro no sé como va a terminar. Este fin de año, antes que se concreten los pases, estuvieron hablando de ver que hacían con nosotros; supongo que la discusión debe haber terminado en la Brigada. Allí hubo tres posiciones: unos decían que la guerra estaba casi terminada y nosotros no prestábamos ninguna utilidad, por lo tanto  había que matarnos; otros decían  que ya no éramos útiles  y que había que pasarnos a disposición del PEN y otros decían que seguíamos siendo útiles  y que lo íbamos a ser por un tiempo largo y, por lo tanto, no podíamos seguir  viviendo en esta situación tanto tiempo. Como no hubo  acuerdo, la discusión se postergó, lo cual es favorable, creo yo, porque a medida que pasa el tiempo la cosa se ablanda y es más difícil matarnos”
Cuando Ana María se refiere  “a la oficina a la que vamos a trabajar casi todos los días” está mencionando al Cuartel de Ciudadela donde según Duhalde “ los obligaban a realizar trabajos forzados administrativos o ensayos o análisis de coyuntura”.
Días después de enviarle esta carta a sus tres hijas, Roberto Carri y Ana María Caruso fueron trasladados, eufemismo que en el argot de los asesinos significaba la muerte. 

VELÁZQUEZ – GAUNA

Isidro Velázquez nació el 15 de mayo de 1928 en Mburucuyá, Corrientes. El  1961 se radica en Colonia Elisa, en el Chaco, donde trabajó como peón rural. Allí vivía con su mujer y cuatro hijos. En la revista Crisis de enero de 1987, se cuenta como se inicia su pase a la clandestinidad: “Ese hombre alto, delgado, de rostro enjuto y mirada penetrante que era aceptado como buen vecino, asistía a las reuniones periódicas de la Cooperadora Escolar de Colonia Elisa hasta que, por alguna razón no muy clara, comenzó a ser hostigado por la policía. En su prontuario figuran tres causas abiertas en 1961 por robos y hurtos, y una cuarta por evasión. El jefe de sus cazadores en persona, capitán Aurelio Acuña, no ocultaría su sorpresa tiempo después, por la forma en que un hombre que durante más de treinta años había sido "humilde pero honrado", se había convertido en un "peligroso delincuente".
En el Chaco, las opiniones están furiosamente divididas. Las autoridades aseguran que esos primeros delitos fueron reales, pero la gente dice que no, que Velázquez sufrió un hostigamiento injustificado de la policía que culminó con el encarcelamiento, su fuga y el comienzo de la historia de 'El Vengador'. Se dice que la persecución se originó en un problema familiar, porque, a contramano de su forma de ser, nunca más tomó contacto con su mujer y sus hijos, ni les hizo llegar ayuda económica.”
A partir de allí comienza junto a su hermano menor Claudio a protagonizar una cantidad de delitos con la particularidad de robarle a los ricos y distribuir el botín entre los pobres. A ello se les suma Vicente Gauna. Hay secuestros a estancieros, robos a comercio, tiroteos con la policía, en uno de los cuales muere Claudio.
El contexto social de estos hechos lo relata la nota de Crisis: “Después de la Segunda Guerra Mundial, el descubrimiento del extracto de mimosa en África Oriental, como sustituto del tanino, coincidió con el progresivo agotamiento de los quebrachales del sur chaqueño. Los obrajes, que trabajaban para la misma compañía inglesa que había descubierto la mimosa africana, comenzaron a cerrar. En 1960 quedaban sólo unos pocos en el norte.
La población, que había aumentado vertiginosamente entre 1920 y 1947, de 46 mil habitantes a 431 mil, se estabilizó llegando a 530 mil en 1960. Grandes contingentes de paisanos emigraron en ese período hacia las villas miserias de las capitales y otros fueron reabsorbidos por el desarrollo de cultivos industriales como el del algodón. Pero así como el hachero es esclavizado en los obrajes, en los algodonales el trabajo es temporario, con un régimen agotador y en condiciones de vida miserables. La situación empeoró aún más cuando en 1964 la crisis del algodón se descargó sobre el Chaco y de las 400 mil hectáreas sembradas ese año, sólo llegaron a 278 mil en 1967.
Es entre los hacheros desocupados, los golondrinas y los indígenas, donde Isidro Velázquez encontró refugio cuando se alzó contra la ley junto con Claudio, su hermano menor.”
La revista Así fabulaba por esa época: "Famosos por su puntería, los dos hermanos usaban para hacer fuego indistintamente ambas manos. Sus revólveres, calibre 38 largo, que llevaban bajos, al estilo de los pistoleros del cine americano, disparaban plomos certeros. En su prontuario iban anotándose nuevos pedidos de captura por robos, homicidios y atentados a la autoridad", y agregaba: “Ambos, sostenía Crisis se desplazaban cómodamente por todo el territorio chaqueño, protegidos por el monte, amparados en los rancheríos humildes donde entregaban a los necesitados parte de lo que obtenían en sus atracos espectaculares......... En 1965, la fama de Velázquez y Gauna se extendía por todo el Litoral...... Los miembros de la Sociedad Rural chaqueña se impacientaban; las andanzas de Velázquez y Gauna y la popularidad que tenían entre los paisanos ponían en peligro sus vidas y la paz social. Los estancieros ofrecieron entonces una recompensa de dos millones de pesos "a toda persona que entregue a estos delincuentes de cualquier forma o suministre información concreta que permita su detención". Pegaron carteles con esa leyenda y con sus fotos que aparecían en las paredes de los poblados, en los troncos de los árboles, en pulperías, almacenes y prostíbulos.”
Finalmente Velázquez y Gauna fueron asesinados por la policía el 1° de diciembre de 1967, que fue proclamado, en reconocimiento a este hecho, el día de la policía del Chaco.
Un año después, Carri escribió su libro sobre Isidro Velázquez. Diez años después el sociólogo y su mujer engrosaron las filas de los detenidos desaparecidos.
Oscar Valle escribía entonces su chamamé dedicados a los émulos de Robin Hood, llamado “El último Sapucay” Ese que dice: “Sin una vela encendida/ sin una flor a su lado/sin una cruz en la tierra/ hay dos sueños sepultados”.

TESTIMONIO

Corría el año 1967. La Universidad había sido intervenida y ocupada policialmente. Introducida brutalmente a la realidad de un  país que desde 1955 padecía la proscripción de las mayorías. 
Cursaba el cuarto año en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Había que entender que pasaba y porque pasaba. En una clase de Historia I que dictaba Sergio Bagú, conocí a Rodolfo Balmaceda, militante de la izquierda nacional. Meses después  ingresé al Partido Socialista de la Izquierda Nacional, cuyos máximos referentes eran Jorge Abelardo Ramos y Jorge Eneas Spilimbergo. Me destinaron al Frente Universitario, el que estaba desierto luego de una reciente escisión encabezada por Juan Barat, Jorge Beinstein y Jorge Raventos. Quedaban pocos integrantes. Entre ellos: Clara Budeisky y Ana María Caruso. Con ellos los recientes ingresados: Enrique Rozenberg, el autor de esta nota, Eduardo Fossati con quién creamos ARCE ( Acción Reformista de Ciencias Económicas) que años después se llamó AUN( Agrupación Universitaria Nacional) y accedió a la conducción de la FUA. La encargada de la supervisión universitaria era Ana Lía Payró, que poco después abandonaría el partido y con Ana María Caruso ingresarían al peronismo. Payró formó parte del equipo de prensa del FREJULI, que dirigía Miguel Bonasso. Luego se exilió en Méjico.  
A pesar de los años transcurridos y que nunca más la volví a ver, la recuerdo a Ana María Caruso.
Su rostro agraciado, su voz suave, su meticulosidad.
Cuando volví a tener noticias de ella, ya había ingresado a la trágica lista de los detenidos- desaparecidos.

CARTAS

A través de la socióloga Alcira Argumedo,  amiga estrecha del matrimonio, tome contacto con Albertina Carri  a la que le conté lo que recordaba de su madre y la invité hace dos años a un reportaje en el programa radial EL TREN.
Albertina está publicando algunas de las cartas escritas por su madre desde el Campo de Detención, donde se traducen la angustia  de la situación “y la culpa es que esas niñas se harán mujeres sin ella”
Albertina le cuenta a María  Moreno en un reportaje de “Las 12”: “ A mi gusta la frase “hagan una vida lo más normal posible dentro de la anormalidad”  Ana María pregunta desde su cautiverio de las cosas cotidianas: ¿ Por que Albertina ya no ve a Vanesa? ¿ Como le fue en la fiesta del colegio con el disfraz de polilla? Y desde la incertidumbre y la angustia de su condición de desaparecida le escribe a sus hijas: “ Ahora que vienen las vacaciones y van a tener más tiempo para leer, Andrea, deciles que te compren los cuentos de Cortazar y su novela Los Premios. Esa novela yo la leí cuando estaba embarazada de Paula, allí había un personaje que se llamaba Paula Lavalle que me gustó y por eso le puse Paula a Paulita” Y luego sigue detallando el orden en que se deben leer los cuentos.Y nunca deja de ser la madre de sus tres hijas a pesar de la situación. Aconseja fortificar las amistades, no descuidar la parte física practicando natación y leer, leer mucho.
Las cartas de Roberto, en cambio, reflejan el rol que se le asignaba al padre. Le preocupaba el aspecto económico que permitiera el mantenimiento de sus hijas.
Junto a la pareja estuvo detenido y también desapareció  en el Sheratón  el notable guionista de historietas Héctor Oesterheld, el creador entre otros del Sargento Kirk y El Eternauta.
Ana María escribe según el relato de Guillermo Saccomanno en RADAR: “ Ahora está con nosotros el Viejo. Se pasa el día escribiendo historietas que hasta ahora nadie tiene intenciones de publicarle”. Las tres hijas de Oesterheld y sus compañeros, junto al excepcional guionista fueron asesinados.
A partir de diciembre de 1977, las cartas cesaron. Andrea, Paula y Albertina no lo supieron entonces sino más adelante, que cuando concluía aquel macabro 1977, habían quedado huérfanas.   

DOS SUEÑOS SEPULTADOS
La historia es una libretista original e imaginativa, con coincidencias llamativas.
Mientras concluyo esta nota recibo un correo firmado por Albertina Carri- Caruso (por primera vez, observo que usa el apellido de sus dos padres) con una invitación para la presentación de su libro Los Rubios, cartografía de una película, en donde dice: "Yo, Albertina Carri, estoy en un llano: tengo destellos de imágenes, sonidos apenas audibles, ínfimos recuerdos, anécdotas que no sé hasta que punto son reales. Todo es un gran vahído, una mezcla de ficción y realidad. Por eso sé que a esta altura yo misma soy una marca en relación a mí, las heridas ya no son identificables, son parte de un todo constituido en la identidad". Cabe consignar que no hablo con Albertina desde el reportaje en la radio, hace ya más de dos años.   
En 1967 fue asesinado Isidro Velázquez. Es justo en ese año que conocí a Ana María Caruso. Una década después desaparecía  el matrimonio Carri- Caruso.
Al cumplirse 30 años del secuestro de estos dos jóvenes, sus hijas recordaron a sus padres, en los tradicionales recuadros de Página 12. Y para ello recurrieron a los versos que Oscar Valle le dedicó a Velázquez –Gauna, a los que estudió Roberto Carri y que tres décadas después parecen escritos para el sociólogo y la licenciada en letras: “Sin una vela encendida/sin una flor a su lado/sin una cruz en la tierra/ hay dos sueños sepultados”.

30-03-2007
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente. 


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