27 diciembre 2010


El TREN ha cumplido ocho años ininterrumpidos en el aire de AM 770, Radio Cooperativa.
Sale de lunes a jueves de 20 a 21 horas, con opiniones jugadas, reportajes incisivos, en todo lo que hace el campo político y cultural.
El TREN ha subido al vagón de sus invitados a infinidad de personas conocidas o ignotas en su ejercicio diario de periodismo impuro.

Sentimos, cuando dejamos atrás el año del Bicentenario, que nos alejamos de la desconsoladora frase de Bolívar al final de sus días: “He arado en el mar” y nos aproximamos con dificultades, junto a otros países latinoamericanos, fragmentos de la Gran Patria Latinoamericana, al optimismo de José Gervasio Artigas, que a pocos días de morir solicitó: “Amanece, ensíllenme el caballo”.  
Deseamos que nuestro modesto aporte contribuya para que, por las ventanillas, podamos observar y ser partícipes de un  país cada vez mejor.
A cada uno de los invitados,  muchas gracias por subirse a EL TREN, y a nuestros oyentes y participantes activos nuestro agradecimiento por abrirnos las puertas de su casa, de su oficina o de su auto. 

¡Felices fiestas y un buen 2011!



El escritor uruguayo Juan Carlos Onetti le dijo en una oportunidad a su colega Eduardo Galeano, que las únicas palabras que merecen ser emitidas son aquellas que son mejores que el silencio.Parafraseando a Onetti, no voy a escribir lo que ya otros  han hecho con mayor precisión de lo que yo podría hacerlo. 
Por eso, a diferencia de las salutaciones de la última década de las notas de actualidad, que Ud recibe semanalmente, comparto este texto de Santiago Varela, arquitecto, autor teatral, conductor radial y humorista entre otras tantas cosas. 



        Año diferente este 2010.
Con el Bicentenario pasaron cosas extrañas. De pronto, nos pusimos a discutir la historia. Fue algo novedoso. Se hizo evidente que no nos conformábamos con lo que siempre nos habían contado. Y eso está bueno. Revisar todo, remirar todo, repensar todo.
“Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia”
No se si la verdadera, pero otra, seguro.
La historia apareció también en los juicios, en la búsqueda de las identidades, en la demanda de la verdad.
Somos lo que hemos vivido, nuestro futuro está en nuestro pasado.
¿Suena raro, verdad?
Como también suena raro ver que las crisis, esta vez, suceden en otros lados. Jamás nos pasó eso. Nosotros éramos los expertos en sufrir crisis y salir estropeados de cada una de ellas. Por eso es rarísimo ver que en Europa hablan de ajustes, de recortes, de cierres, de desocupación, de las recetas del FMI.
No me digan que no es rarísimo.
También este año se paró un golpe en Ecuador. A las dos de la mañana, todos los presidentes estaban reunidos en la Casa Rosada. ¿Cuándo pasó algo así? Jamás.
Distinto este 2010. Salimos todos a las calles a festejar el Bicentenario y poco tiempo después salimos muchos a las calles a despedir a Néstor. Algo absolutamente impensado.
Lo mismo que ese renacer de la política, de la militancia, de las ganas. Dolor y alegría, todo junto.
Este año que termina vino muy raro,
pero ahora hay que pensar en el que viene.
El 2011, año electoral, año para que cada uno participe donde y con quien quiera.
Con la precaución de que no nos ensucien la cancha,
que no nos vengan -en los hechos- con que los fines justifican los medios. No. Basta.
Queremos vivir contentos, votar contentos y elegir contentos.
Hemos trabajado mucho para poder estar un poco mejor,
que nadie nos robe la sonrisa.

¡ ¡ FELIZ AÑO NUEVO ! !


                              LES DESEA
                                                                                                    
                                                                  HUGO PRESMAN

Reflexiones sobre el Bicentenario: Una larga lucha inconclusa

MODELOS EN CONFLICTO

Ya en la Primera Junta se expresaron intereses contrapuestos que representaban dos visiones de país. Las propuestas enfrentadas  de Moreno y Saavedra se continuarían en San Martín y Rivadavia, adversarios viscerales que la historia oficial los ubica como si fueran integrantes de las mismas propuestas. Por un lado, los comerciantes del puerto de Buenos Aires y los hacendados de la Provincia de Buenos Aires enfrentados con las provincias norteñas con producciones artesanales,  embriones de posibles desarrollos industriales, por el otro. Las terceras en discordia fueron las provincias litoraleñas con intereses parecidos a los de la provincia de Buenos Aires, pero con la exigencia que las rentas de la aduana no sean apropiadas exclusivamente por los porteños y bonaerenses, sino que se distribuyeran equitativamente. Incluso las políticas hacia el interior serán diferentes según prevalezcan comerciantes o hacendados: los primeros intentarán arrasar el interior para introducir las mercaderías británicas, los segundos las dejarán vegetar sin distribuir las rentas del puerto. Ambos tendrán una visión territorial balcanizada, lejos de la estrategia latinoamericana de San Martín, Artigas, Dorrego o Felipe Varela. El enfrentamiento de las dos visiones originó  seis décadas de guerras civiles en el país. La batalla decisiva, en donde paradojalmente no hubo combate, fue Pavón en 1861, el mismo año en que se inicia la guerra de secesión en los EE.UU que concluiría en 1865 con el triunfo del norte industrial.  Aquí en cambio venció el sur agropecuario. Esto definiría claramente el desarrollo posterior de EE.UU y Argentina. En nuestro país los conflictos se continuarían hasta 1880, ya convertida en una cacería de las fuerzas de los jefes norteños. Vencido el posible modelo industrial, cuya expresión más acabada fue el Paraguay, destruido en la infame Guerra de la Triple Alianza, nace el modelo de producción primaria exportadora basada en la complementariedad de nuestra economía con la británica. Para sustituir la mano de obra local mermada en las guerras civiles y de la independencia, se fomenta una gran inmigración. En este modelo Argentina es el granero y Gran Bretaña es la expresión de la industria. El funcionamiento político es extremadamente precario con elecciones limitadas y fraudulentas. El momento de mayor esplendor del modelo coincidió con el Primer Centenario, caracterizado por vacas gordas y peones flacos, con estado de sitio y ley de residencia para expulsar extranjeros politizados u obreros molestos. Según el historiador Fernando Devoto:   “No se celebraba el pasado, sino que el pasado era una excusa para celebrar el presente” y el optimismo de las clases dominantes aseguraba: “Un país con problemas pero sin problema”.     
El intento de colonia próspera obligó a desarrollar una infraestructura ferroviaria y de servicios donde nació una creciente clase media que impuso el voto secreto y obligatorio a través de Hipólito Yrigoyen. Las crisis del capitalismo (guerra mundial, crisis económica) impidieron el abastecimiento de los productos elaborados y dio lugar a un fruto no deseado: el modelo de sustitución de importaciones.  Se adoptaron, con pragmatismo, medidas proteccionistas contrarias a las posiciones ideológicas de las clases dominantes mentoras del librecambio. Los descendientes de los derrotados en las guerras civiles migraron hacia la capital atraídos por la demanda laboral, y un cálido día del mes de octubre, avanzaron hacia la capital desde los establecimientos fabriles, se mojaron sus pies cansados en la fuente de Plaza de Mayo y cambiaron la historia. El peronismo es la cara y la expresión del nuevo modelo, el intento de realizar una revolución burguesa basada en el mercado interno, construido a través de la distribución del ingreso y la constitución de poderosos sindicatos. En su primer gobierno, Perón tuvo el apoyo de los trabajadores, franjas de clase media, burguesía industrial, ejército e iglesia. En el segundo, perdió el apoyo de sectores del ejército y de la totalidad de la iglesia que junto con la mayoría de las clases medias  pasó a la oposición.  El modelo creado fue la obsesión del establishment y destruirlo fue una cruzada. Se lo intentó demoler en dos golpes militares: el de 1955 y el 1966 recurriendo desde los bombardeos al pueblo en Plaza de Mayo,  hasta los fusilamientos clandestinos y las proscripciones. Se hirió al modelo sin poder apartar a los sectores populares de su líder el que finalmente montado en una radicalización de la sociedad, llegó a la Presidencia. Perón gobernó un escenario que parecía un brioso corcel, con el apoyo anteriormente inédito de los jóvenes de clase media. Su muerte abrió las puertas del enfrentamiento descarnado. El establishment y su brazo armado decidieron dar un golpe potenciado en relación a los dos anteriores y destruir definitivamente al modelo arrasando a la industria y asesinando delegados de fábrica a través del terrorismo de estado.
Lo que quedó pendiente en el arrasamiento, lo concluyó Menem con apoyo popular. Surgió el modelo de rentabilidad financiera basado en hacer dinero especulando con el dinero. Todo esto terminó con la peor crisis económica y social del país. Después de 19 y 20 de diciembre del 2001, expresión social del estallido económico,  hubo un cambio, primero en el lenguaje y luego en los hechos.
Llegamos al segundo bicentenario, tratando de  dejar atrás el modelo de rentabilidad financiera, retomando algunas líneas fundamentales del modelo de sustitución de importaciones, pero con un fuerte componente de economía primaria exportadora en donde el modelo sojero y minero son estrellas rutilantes.
El camino es duro y revertir el largo proceso de destrucción sistemática exige un esfuerzo ciclópeo. Basta dar dos ejemplos: en 1914 la red ferroviaria, diseñada en forma de  embudo hacia Buenos Aires superaba los 33.000 kilómetros. Hoy se explotan 8.000. Más del 60% del área sembrada es de soja que se utiliza  para alimentar a los cerdos chinos. A pesar de todo y porque la noche más oscura ha quedado atrás, en un contexto continental muy favorable, se han retomado las grandes banderas de la unidad latinoamericana que levantaron los libertadores del siglo XIX. La Argentina desarrolla su historia con marchas y contramarchas. Ningún modelo  ha podido consolidarse definitivamente. Hasta que no se imponga el modelo que nos acerque al futuro y que pueda incluir a todos los argentinos en su seno, las contramarchas no estarán desterradas.
A diferencia del escepticismo final de Bolívar, las mayorías populares latinoamericanas esperan que esta vez, no se vaya a  arar en el mar. Es posible, tal vez, que se esté más cerca del optimismo de Artigas, enfermo, exiliado y próximo a morir  quién solicitó: “Amanece, ensíllenme el caballo”.     





23-12-2010
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21 diciembre 2010

POBREFOBIA: XENOFOBIA MÁS RACISMO


Desde que nos escolarizan recibimos las tablas de la discriminación. Muy frecuentemente ese momento es la reafirmación de lo recibido de los padres que son una de las ruedas de transmisión de la enseñanza sarmientina. La vida debe ser vista, nos exigen bajo el axioma de civilización y barbarie. Padres y maestros han sido conformados bajo ese molde. Y los nuevos educadores que son los medios que expresan la ideología de vencedores  están atravesados por la misma matriz. La civilización es Europa y EE.UU. Todo lo que queda de remanente de la conquista americana, sus descendientes son la barbarie. Nos hicieron creer, en una tarea de domesticación cultural, que los derrotados en las guerras civiles del siglo XIX eran la barbarie. Que los representantes de los comerciantes y contrabandistas del puerto de Buenos Aires eran la civilización. Que los hacendados que luego conformarían la oligarquía era la patria misma. Que la Iglesia que homologaba el poder de los triunfadores,  la que santificaba los procedimientos exterminadores era la encarnadura religiosa de la patria. De lo cual resultó un modelo que después de reducir considerablemente la población nativa y sus cruzas,  necesitó brazos que sustituyeran a la población derrotada. Los liberales triunfadores pensaron que el progreso estaba en los genes de la importación humana. La idea era población anglosajona o germánica. Vinieron los excluidos de España, de Italia de Rusia, entre otros. La ley de residencia era una forma de salvar “el error.” Las clases medias surgidas a la vera de los servicios y del funcionamiento estatal buscaron una expresión política.
Yrigoyen con los alzamientos armados y la abstención electoral la obtuvo a través de la ley Saenz Peña. Pero era la democratización conseguida dentro del sistema de economía primaria exportadora. Los seguidores del primer presidente radical eran la chusma. La clase alta discriminaba al fruto mal avenido de la inmigración que fomentó. Y al mismo tiempo la dotaba de su ideología discriminadora a través de la escuela. Por las fallas y limitaciones del modelo de economía primaria exportadora nació la industria como hija desconocida  y a través de las migraciones internas, los descendientes de los derrotados de las guerras civiles del siglo XIX, volvieron a entrar en la historia en su condición de asalariados industriales y con su carnet de identidad política que fue el peronismo. Las clases altas y las medias alienadas a aquellas  vieron con asombro que la barbarie que consideraban derrotada volvía como una montonera incivilizada que tomaba la Plaza de Mayo y metía sus patas en la fuente.

Sintieron que Mitre no las había enterrado convenientemente y que Sarmiento que educaba con la acción alentando que no había que ahorrar sangre de gauchos porque eran lo único humano que tenían, no había sido lo suficientemente "persuasivo". El cabecita negra pasó a ser la bestia peluda, símbolo de la barbarie. Ocasionalmente lo fue el judío y más adelante cualquier minoría que se alejara de los parámetros que desde el poder se consideraran normales. El crisol de razas fue otra expresión de una política inmigratoria que nacionalizó correctamente los contingentes llegados, pero con el mensaje de fundir las diversidades más que de respetar las diferencias.
El poder de la misma forma que discriminó al cabecita negra proscribió a su representación política que fue el peronismo. Se creó una falacia civilizadora que perpetró los peores horrores.
La industria era la placenta del proletariado. Éste era mayoritariamente cabecita negra y en política predominantemente peronista. Se implementaron políticas andiindustrialistas para abortar el sujeto histórico. Cuando fue insuficiente como método se acudió al terrorismo de estado.
Sobre el terreno abonado se instalaron las políticas del fundamentalismo neoliberal.
Como consecuencia de una gigantesca derrota perpetrada sobre sectores mayoritarios del pueblo argentino, el entretejido social se rompió, se agujerearon muchos de los vínculos solidarios, se afianzó la idea de la salvación individual y se consolidó el axioma de civilización y barbarie.

Se ha usado el miedo como el gran disciplinador. El ciudadano de Villa Soldati de clase media baja le teme al cabecita negra, al peruano o boliviano que vive en una villa. El de la villa le teme a otro villero que le alquila su habitación insalubre. El clasemediero de Palermo o Caballito le desagrada el de Villa Soldati y se horroriza con el que sobrevive en una villa. El miedo no sólo disciplina sino que crea muros reales y virtuales. ¿De qué tiene miedo “el vecino” de Villa Soldati? Le contesta la escritora Alicia Dujovne Ortiz: “De que el diferente no se le vaya a convertir en semejante o, más bien, de que él no se encuentre de buenas a primeras convertido en otro: pobre, negro y feo. Y maloliente, ya que estamos.”
La pobrefobia es, entonces, una etapa avanzada de la xenofobia (odio al extranjero) y racismo(discriminación de las personas recurriendo a motivos raciales, tono de piel u otras características físicas de las personas). El periodista Luis Bruschtein ha escrito con precisión: “Mientras la señora boliviana se mantenga sentada en la puerta del súper es fácil hacerse el civilizado supremo y comprarle unos pimientos por dos pesos. Hasta se puede sacar una foto para mostrarles a los amigos. Pero si la señora sale a reclamar tierras para vivienda, tenga razón o no, se convierte en parte de una “inmigración desenfrenada” y, como dijo la piba (la periodista Sandra Borghi de TN) “de baja calidad”). La esencia de las personas se pone de manifiesto en situaciones límites”
Está de más decir que la ocupación del espacio público no puede ser el paliativo de una carencia de construcción de vivienda. Pero el ciudadano de la Capital cosmopolita, el de mayor renta per cápita, al que los progres y los empresarios devenidos en políticos degradan a la mera condición de  vecino, si se descolonizara, podría llegar a entender que el acceso a la vivienda de los sectores marginales es una de las primeras medidas de seguridad que debe adoptarse. En lugar del discurso colonizado de “ ayudan a los vagos” “regalan lo que sacan de mis impuestos”;  o lisa y llanamente pedir la expulsión de los extranjeros caracterizados como lacras, ese ciudadano debería entender que apoyar alternativas para lo más desamparados, es lo que más rápido ayudará a mejorar su principal preocupación definida bajo la expresión laxa de inseguridad. Si no lo entiende desde la solidaridad, por lo menos que lo comprenda desde su conveniencia. Como bien lo afirmaba el filósofo holandés de origen judío Baruj Spinoza, el miedo es el prerrequisito para el sometimiento.  
El discurso racista que brota está dirigido al inmigrante pobre y latinoamericano, que es la misma condición del migrante nacional. Resulta descorazonador que en la ciudad que compite con París en materia cultural, el discurso de la solución de los conflictos mediante la guardia de infantería tenga mejor acogida entre sus habitantes que la solución política a los mismos.   
Para aproximarse a una interpretación de la realidad más comprensiva y cercana a una verdad relativa, es necesario terminar con el axioma sarmientino. Hasta tanto, conviene cambiar la ubicación de quiénes se acercan a la civilización y quiénes se revuelven en la barbarie.

20-12-2010
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15 diciembre 2010

UN CALLEJÓN DE DIFÍCIL SALIDA

Uno de los méritos indudables del kirchnerismo ha sido evitar la represión y la criminalización de la protesta social. Ello llevó a la crítica persistente de muchos sectores de la población y de la mayoría de los medios periodísticos que colocaron el derecho a transitar por sobre el derecho a reclamar. Se partía de un país atravesado por la peor crisis económica de su historia, con cifras apabullantes de pobreza e indigencia, con una desocupación insultante y con un futuro extremadamente incierto, con aristas que se visualizaban tenebrosas.
Cuando el gobierno de Cristina Fernández cumple  tres años y a un mes y medio de la muerte de Néstor Kirchner, se han registrado los trágicos sucesos de Villa Soldati.
Es necesario hacer el esfuerzo para que el análisis no quede aprisionado entre la ingenuidad de la espontaneidad y una visión excesivamente conspirativa.
Ingenuidad implicaría suponer que de un día a otro no hubo alguna señal, alguna incitación para que miles de personas tomaran un parque público, abandonado del gobierno local en la mayor parte de su extensión, en ese sur inexistente  para el jefe de gobierno de la ciudad.
Exagerar la visión conspirativa, es suponer que se puede cristalizar una pueblada sin que existan situaciones sociales que la favorezcan.
Ya sea por ineptitud que ha exhibido con generosidad el gobierno de la ciudad, o por intencionalidad, Mauricio Macri prendió la mecha cuando anunció que entregaría títulos depropiedad a los habitantes de las villas.
A partir de ahí se bajó la bandera a cuadros de los acontecimientos que terminaron hasta ahora con tres muertos y un cuarto denunciado sin que su cuerpo aparezca. Todas las víctimas, es preciso señalar, son de los ocupantes del Parque Indoamericano.
La jueza que había pedido el desalojo del predio, contó con el apoyo de la Policía Federal y la Metropolitana. Nunca es conveniente la participación conjunta de dos fuerzas, por cuestiones de competencia y porque permite diluir responsabilidades. El procedimiento terminó con las muertes de Bernardo Salgueiro, de 24 años, y Rosemary Puña, de 28 años. Concluido el operativo que las autoridades porteñas consideraron exitoso, demostrando una vez más que lo que importa es el cumplimiento del objetivo con prescindencia de los costos humanos, se retiraron los federales y la Metropolitana contempló impávida la nueva ocupación del terreno y el intento de vecinos y barras bravas de recuperar el parque.
La magnitud de los acontecimientos que se desataron dejó demudado al aprendiz de brujo porteño que pidió socorro al gobierno nacional. Y ahí comenzó una exhibición de miserias que es un campo propicio a la propagación de la antipolítica: Aníbal Fernández aludió a difusas argumentaciones territoriales y que el problema era exclusivamente de la administración porteña. Un gobierno que ha reivindicado con justicia la presencia del estado no puede permanecer indiferente y ausentarlo  precisamente  cuando se libra  la lucha entre sectores sociales enfrentados, apreciados masivamente a través de la televisión, aduciendo que no es su problema y que le correspondía solucionarlo al que lo había promovido.
A su vez la ineptitud de Mauricio Macri quien sub ejecutó en un 82% el monto destinado presupuestariamente a la construcción de viviendas (y que disminuyó con relación al año anterior), echó nafta al incendio pronunciando un discurso de fuerte contenido racista.
Es preciso señalar que si bien el status legal de la Capital Federal la equipara a una provincia, en la práctica  no es así porque tiene la particularidad que en un mismo territorio cohabitan dos gobiernos.
La presidenta de la nación pronunció el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, un muy buen discurso que era la antítesis ideológica del  expuesto por el presidente del PRO. Pero la exposición de Cristina Fernández tuvo ciertos contornos surrealistas al contrastar el texto con los enfrentamientos que en ese momento se registraban en el parque ocupado. Un herido era arrancado de la ambulancia y fusilado, aunque el cuerpo permanece desaparecido. El horror distribuido a domicilio por la televisión llevó a la medianoche del 10 de diciembre  a una reunión de urgencia entre las autoridades nacionales y locales junto a referentes  sociales y políticos de los ocupantes.
De lo que ha trascendido, queda claro que mientras Macri se negaba a todo tipo de negociación y su solución era el desalojo mediante la guardia de infantería, el gobierno y los referentes buscaban encontrar una solución política a la crisis. Al momento de escribirse esta nota la situación permanece en un equilibrio inestable, mientras la gendarmería rodea el predio y se levanta un censo de los ocupantes que han dejado en claro que no quieren posesionarse del espacio público. Las agresiones sufridas por la gendarmería el domingo 12, por gente no identificada desde afuera del predio, demuestran lo complejo de la situación y alienta la visión conspirativa.



ENTRAMADO POLÍTICO 

 








Entre Mauricio Macri y Eduardo Duhalde hay una coincidencia objetiva de intereses. El primero no tiene  posibilidad de ser un candidato presidencial sin el apoyo de la estructura política del peronismo federal, un conglomerado disperso del menemismo residual. A su vez Duhalde carece en sus filas de un candidato a nivel nacional y encuentra en Macri el postulante que no tiene en sus filas. Hay varios discursos del ex presidente que lo muestran en una actitud destituyente: en uno de ellos pronunciado en el 2009, pronostica que a mediados del 2010 el gobierno sería derrotado en forma categórica y  vaticinaba un desplazamiento por  abandono o por nocaut  por acciones de su gente.
Con esos antecedentes, una hipótesis no desechable es que detrás de los acontecimientos de Soldati y algunos otras  tomas que se empiezan a concretar en distintas zonas, está la coincidencia de intereses, la inducción de las ocupaciones y la mano de obra de esta alianza estratégica que intenta erosionar a un gobierno que ha recuperado una intención de voto similar a la que tenía en el 2007.
A su vez las políticas inmigratorias del gobierno en consonancia con su política exterior de reconstrucción de la patria grande, no puede significar la no adopción de algunos parámetros elementales de ingreso y control.
Por otra parte, es muy elogiable la actitud de la presidenta de recibir en privado y sin aprovechamiento político de su parte,  a los familiares de las víctimas, con una lamentable omisión: los familiares de los tobas formoseños asesinados. Es muy reconfortante el reconocimiento a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo pero ello no debe ser un punto de llegada sino un piso a partir del cual se avance sobre las flagrante violación a los derechos humanos que significa el gatillo fácil, algunas desapariciones ocurridas en los últimos años, las cárceles convertidas en campos de concentración, la apropiación de las tierras de los pueblos originarios, la expulsión de gente a raíz del modelo sojero, las muertes por inanición, el trabajo esclavo de mayores y niños,  la informalidad laboral, la falta de una real política de seguridad, etc, etc.                        

ENTRAMADO SOCIAL

En la articulación del entretejido social seriamente dañado por la fragmentación de los años de arrasamiento, hay datos positivos que al mismo tiempo no deben ocultar el núcleo duro de la pobreza y la indigencia. Según un informe de la CEPAL “la Argentina, Chile y Uruguay consolidaron incluso tasas de pobreza en torno al 11 por ciento, las más bajas de Latinoamérica. El trabajo  ubica a la Argentina primero en cuanto a reducción de pobreza en la última década y segundo, después de Chile, con respecto a la eliminación de pobreza infantil. El texto advierte que la pobreza y la indigencia en Argentina se contrajeron entre 2006 y 2009 a razón de 3,2 y 1,1 punto porcentuales por año. El estudio precisa que la situación de pobreza se redujo de 21 por ciento en 2006 a 11,3 por ciento en 2009, en tanto que la cantidad de indigentes bajó en ese lapso de 7,2 a 3,8 por ciento.”
Las cifras favorables tampoco pueden ocultar que las villas, como la sociedad en general, han sufrido un fuerte proceso de transformación.  Nathalie Puex,  Doctora en Antropología Social por la Universidad de París llegó a la Argentina en 1997 y sostuvo en Página 12 del 29-11-2010: “La villa tiene una característica particular por el imaginario estigmatizante que la caracteriza. Ese estigma era lo único que la caracterizaba, porque muchísimos barrios obreros vivían situaciones de carencia en términos de servicios, delito y pobreza. La mayor parte de las villas en la Argentina tiene una relación muy organizada con el país y la vida social. Se trabaja muy poco en las villas. La gente tiene que salir sí o sí a trabajar. La mayor parte de la población participaba de un imaginario común en términos de educación, trabajo, acceso a la salud, incluyendo la población migrante. Muy rápidamente fui dejando esa idea de fragmentación, que es una representación muy simple y conveniente de algo más complejo. Es más fácil englobar a un barrio y contarlo como una cosa exótica que vive aparte. La idea de un gueto que vive aislado, tiene su propia cultura. En la Argentina no hay realmente guetos. Incluso las villas siguen teniendo una relación muy fluida con los barrios de alrededor, aunque sí hubo una transformación muy grande y un miedo social que contribuyó muy fuertemente a aislarlas. No hay una relación totalmente simétrica entre lo que la gente en la villa vive, hace y piensa, y lo que pasa afuera, porque la gente de la villa vive afuera mayormente, sale a la calle como todo el mundo a trabajar, va a colegios públicos más cercanos a sus casas, va al hospital público donde va quien no tiene obra social. Hay situaciones muy variadas en esos barrios. Todo aumenta el sentimiento de marginalidad más que de exclusión, porque tienen el sentimiento de participar en la vida económica pero son marginados desde un punto de vista de las representaciones.
Los sectores populares consumen como se tendía a consumir antes del gran auge del consumo en la Argentina. Es decir, consumen poco en supermercados, y si lo hacen, es porque consiguen un empleo que les da tickets de supermercados o vales o bonos públicos. Pero la mayor parte consume en almacenes del barrio. Y la razón es el fiado, que no era excluyente de los sectores pobres, sino también de la clase media, pero que, por el acceso a las tarjetas de crédito, fue abandonando para dejar casi todo ese espacio a los sectores populares.
La Argentina tiene una característica que le es muy propia y que tiene que ver con una intervención muy fuerte del Estado. Una intervención real, pero muy relacionada al imaginario que tiene la gente del rol del Estado. En muchos países de América latina no hubo Estado social tan desarrollado como acá, ni tan integrador. Eso hizo que se debiera contar muchísimo más con recursos propios, como las redes de amigos sobre las cuales se intentaba construir formas de lazos parentales ficticios. Eso obligaba a una red social fuerte, hecho que en la Argentina era mucho más relativo porque hubo una intervención pública que permitió dar ciertas garantías sociales y construir el lazo social. En el imaginario popular argentino la villa era sólo un lugar de paso. No era necesario construir grandes redes porque no estaba previsto instalarse mucho tiempo. Hasta los ’70 eso se pudo verificar. Cuando empecé a trabajar me quedé muy sorprendida de ver que en villas ya antiguas, como la villa Jardín de Lanús, la villa Itatí de Quilmes, o la del Monte, no había muchas generaciones que cohabitaran en el mismo barrio……. Hasta los ’70 o principios de los ’80, los barrios de villas tenían una instalación relativamente precaria ( porque era un lugar de paso). Tampoco había fuertes reclamos para obtener mejorías. Recién en los ’80 empezó a haber una necesidad de mejorar el barrio porque había pocas posibilidades de salir. Los ’90 fueron el gran auge de la construcción y ampliación de las casas. Mucha gente se endeudó para comprar materiales y mejorar sus casas…–Por un lado, sigue la idea de que la villa es un espacio no deseado, pero hay una cierta resignación, ya que la villa es un lugar donde uno va a tener que vivir. Existe una renovación generacional muy importante, que es una de las causas del hacinamiento. También ha pasado a ser un espacio de especulación financiera. Los alquileres son altos por cuestiones relacionadas con la burocracia y, además, porque no se paga servicios ni garantía. Cada villa tiene su cotización.” Alejandro Salvatierra, referente kirchnerista en Villa Soldati, poseedor de un discurso muy bien articulado, lo expresó con frontalidad: “ Yo nací y viví siempre en la villa y es posible que nunca la pueda abandonar”
Resultó impactante la fotografía de Salvatierra acompañado de diferentes referentes sociales  hablando desde la Casa Rosada.
Igualmente conocido pero que no deja de ser impresionante, fue la catarata de declaraciones racistas  de ciudadanos irritados.
Está claro que no se puede permitir la ocupación del espacio público. Eso no es lo que se discute, 
sino las soluciones para resolver los problemas que llevaron a la ocupación del espacio público  

UN CALLEJÓN DE DIFÍCIL SALIDA
A medida que transcurren  los días, la hipótesis conspirativa se afianza.
El periodista Horacio Verbitsky en su habitual columna de Página 12 escribió el domingo 12 de diciembre: “Para gatillar el conflicto, centenares de pobres ….fueron traídos en colectivos y camiones pagados por el esposo de Graciela Caamaño desde Tigre, Pilar, Moreno, Malvinas Argentinas y Lomas de Zamora, sin que la estructura política y policial de la provincia de Buenos Aires le avisara al Poder Ejecutivo.” Como es sabido, el esposo de Graciela Caamaño es Luis Barrionuevo que junto con el Momo Venegas, constituyen la pata sindical del duhaldismo.   
Al mismo tiempo desde EE.UU, Eduardo Duhalde llama al retorno del orden. Todo ello con el parlante propagador de los medios hegemónicos y sus adláteres menores.  
Este movimiento de pinzas se realizó para desplazar a De la Rúa y para adelantar la entrega del gobierno de Alfonsín a Menem. En este caso además Verbitzky cercano al gobierno y con considerable influencia en él, alerta de una complicidad interna con asiento en la gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Indudablemente la situación actual del gobierno de Cristina Fernández es muy superior a como se encontraban los gobiernos radicales cuando se precipitaron los hechos desestabilizantes. La actual etapa ofensiva tiene posiblemente un objetivo de máxima, poco probable,  que implicaría el desplazamiento presidencial  y una de mínima que implicaría a través del miedo que provocan las ocupaciones, la sensación de anarquía, obligue a la Presidenta a reprimir con un alto costo en vidas humanas, hiriéndola en una de las banderas que es la no represión de la protesta social. Por otro lado se intenta demostrar las limitaciones de la presidenta ante la pérdida de su marido, el vertebrador del entretejido político. Lo que sí se puede advertir es que la muerte de Kirchner provocó un tsunami en la oposición al perder su eje aglutinante y ahora el vacío dejado se traslada al gobierno, donde se desatan internas aletargadas en vida del santacruceño, lo que resiente la inspiración de las iniciativas a tomar y las trabas en su ejecución. 
Como se ve un callejón de difícil salida, con aspectos contradictorios y difusos. Donde se puede apreciar algunas indecisiones gubernamentales, el silencio de las organizaciones sociales afines al gobierno, de la CGT, de la CTA,  la paralización de los sectores juveniles cuya presencia multitudinaria se exteriorizó a la muerte del ex presidente.
Tal vez convenga recordar que cuando uno se encuentra en un callejón sin salida, la salida está en la entrada.



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07 diciembre 2010

EL LAMENTO DE PABLO SIRVEN



La batalla cultural que se viene librando en nuestro país desde hace siete años acerca del periodismo, va inclinando el combate hacia el desenmascaramiento de los pretendidos medios independientes, portadores de una pretendida objetividad ahora cuestionada.  Pablo Sirven es un periodista dedicado a la crítica de los espectáculos y que últimamente incursiona en temas más generales siempre fiel a sobreactuar la línea editorial de su medio. Tiene varios libros publicados como “Breve historia del espectáculo en la Argentina”, “La mirada incandescente”  y algunos en coautoría, entre otros con Carlos Ulanovsky como  “ Siempre los escucho” y con éste último y Silvia Itken “ Estamos en el aire”.
 El lamento de Pablo Sirven, su desgarro profundo, está reflejado en su artículo en la tribuna de doctrina del 29 de noviembre bajo el título de “ El nuevo periodismo militante” donde escribió :  
 “Tal fue la salva de escupitajos conceptuales que han mantenido sobre la expresión "periodismo independiente" que hoy ya son pocos los que se atreven a seguir usándola.” No fueron los escupitajos conceptuales Pablo, los que inclinan el terreno: es la flagrante mentira lo que está siendo triturada. Pero dejemos que el escriba mitrista diferencie al periodista independiente del militante.
“Pero no les alcanza: ahora van por más. Ya hace rato que expresan su ateísmo en torno a la existencia de la objetividad y su afán por descentrar de manera bastante grosera la postura apartidaria que procuran tener los "periodistas profesionales" en el ejercicio de su actividad, en contraposición con quienes se vienen reivindicando con orgullo como "periodistas militantes…….¿Cuál sería la diferencia entre un "periodista militante" y un "periodista profesional"? El primero antepone su ideología a la información, a la que interpreta a través de aquélla. Cualquier noticia debe servir, antes que nada, a la "causa". Lo demás se descarta o minimiza. Esto sucede, hasta las últimas consecuencias, en los regímenes totalitarios donde se publica exclusivamente aquello que es útil al gobierno y se silencia por completo a los que no se disciplinan verticalmente al "pensamiento único".

El "periodista profesional", aunque tenga ideología, de todos modos tratará de dejarla a un lado y procurará abordar la noticia sin preconceptos, tratando de mostrar sus múltiples matices y contradicciones. Naturalmente, se trata de una persona y como tal no está exenta de pasiones y puede equivocarse. Por otra parte, se expresará dentro de los márgenes de la política editorial de la empresa periodística donde se desempeña.”
Es difícil encontrar un periodismo más militante que el desarrollado por el diario La Nación desde su fundación, precisamente uno de los medios que posa como emblema del periodismo independiente. Su fundador Bartolomé Mitre fue el representante de los comerciantes del puerto de Buenos Aires que resultó triunfador en los 60 años de guerras civiles. Fue el que arrasó con los caudillos norteños como Felipe Varela y el Chacho Peñaloza. Sus coroneles como Sandes, Irrazábal, Paunero, fueron adelantados en sus crueldades a los que practicaron los esbirros del terrorismo de estado en la dictadura establishment militar de 1976 a 1983. Una anécdota contada por Miguel Hernández en su libro “Vida del Chacho” y recogida por Vicente Massot, colaborador de La Nación y justificador del terrorismo de estado en su libro “Matar y morir” aclara con precisión los tantos: “A las cinco de la tarde, poco más o menos, el dueño de los llanos de la Rioja, Ángel Vicente Peñaloza, y todos sus jefes y oficiales, se presentaron en el campamento de Rivas. Con ellos estaban Bedoya y Recalde, los enviados de Paunero. Peñaloza entregó sus armas y todos los prisioneros que tenía. Antes de hacerlo, el caudillo riojano preguntó a los mitristas si los habían tratado bien. Le contestó un coro: “¡ Viva el general Peñaloza!.....Entonces, como era lógico, el Chacho reclamó sus prisioneros. Ningún jefe del ejército nacional se animó a confesar que habían sido fusilados sin juicio ni misericordia.”
Como la historia es una película y no una mera sucesión de fotos, no puede extrañar que mucho años después los herederos de Mitre instigaran y justificaran el terrorismo de estado. Es en ese escenario, Pablo, que tu pecho se inflama de entusiasmo cuando aludís a la ética, la moral republicana,  a la democracia, al estado de derecho y a la división de poderes.      
 Mitre fue el que condujo los ejércitos de la Triple Infamia que destruyó al Paraguay después de perpetrar un genocidio. A la finalización de la guerra, el regreso del ejército triunfante fue la causa de un gigantesco brote de fiebre amarilla. Al  poco tiempo el general que  comandó las fuerzas vencedoras fundó el diario La Nación, que sería el guardaespaldas de sus infamias. Escribió y falsificó la historia oficial, que fue la que testimonió la visión de los triunfadores en las guerras civiles. Su coherencia política es irreprochable: crítico de los gobiernos populares, apoyó  los golpes de 1930, 1955, 1966, y 1976. En cambio, en el terreno económico su discurso más que centenario abdicó ante sus intereses privados.  Predicador de la libre competencia, no tuvo empacho de tener con Clarín, el monopolio de Papel Prensa. Antes que asumiera Néstor Kirchner, uno de sus máximos directivos, Claudio Escribano le presentó un pliego de condiciones que debía cumplir bajo apercibimiento que de no hacerlo, su gobierno  no duraría un año. El santacruceño hizo lo contrario a lo intimidado y La Nación inició una cruzada para castigarlo, abdicando de las más elementales prácticas periodísticas para hacer realidad aquella promesa.
Con esta historia: ¿dónde está el periodismo profesional que define Sirven? Es ese profesionalismo el que omite la muerte de Perón entre los acontecimientos relevantes en el libro editado por Planeta en el año 1998 llamado “La Nación: los grandes sucesos del siglo a través de sus primeras páginas” prologado por José Claudio Escribano cuya primera frese dice: “La primera plana es la gran vidriera de un diario.”
¿No es precisamente la quintaesencia del periodismo militante que siempre ejerció La Nación?
 En su retroceso, un apabullado Sirven, contra las cuerdas, escribe la única frase fidedigna que autodemuele su argumentación: “Por otra parte, ( el periodista independiente y profesional) se expresará dentro de los márgenes de la política editorial de la empresa periodística donde se desempeña.”            
Paseándose groggy por el cuadrilátero, el lamento de Sirven, intenta conmover  al jurado con una pregunta donde se mezcla  una sospechosa ingenuidad y una descarada provocación:
“¿Qué es la prensa? ¿Qué es lo que se quiere sugerir con el "poder de la prensa"? ¿Omnipotencia, objetividad, chantaje? ¿Es la prensa una institución social o es tan sólo un grupo de compañías comerciales con intereses concretos y cartelizados que venden noticias como podrían vender autos, ropa o comida?”
La prensa hegemónica es la última reserva del poder concentrado, una vez que los militares en su desprestigio, dejaron de cumplir el papel que en la mayoría de los casos le asignaron: ser la espada sin cabeza de los poderosos.
Un diario como Clarín es sólo el buque insignia de un conglomerado enorme de negocios en donde el periodismo es una forma de conseguir nuevos emprendimientos o garantizar la permanencia de los obtenidos. En varios de esos contubernios empresariales como Expoagro, están asociados los dos diarios principales de la Argentina. Las noticias se venden, o se omiten conforme a los intereses generales del medio.    
Sirven no los ignora y sin embargo enarbola un discurso acrítico y virginal que demuestra una hipocresía que hasta hace pocos años circulaba como postulado de verdad. El lamento de Sirven es que se ha destapado lo que en general permanecía oculto. Y él era y es un actor secundario pero no por eso menos cómplice de esa falsedad.   
Su desgarramiento es una sensacional actuación actoral sincera,  pero tan sobreactuada, que caería bajo la lupa crítica de cualquier cronista del espectáculo. Y lo paradojal es que esa es su especialidad. Lo que en este caso llega a desmentir aquella ingeniosa sentencia que un mal director de cine o de teatro puede llegar a ser un buen crítico de esas artes, de la misma manera que un mal vino puede llegar a ser un buen vinagre.                 
El lamento de Pablo Sirven es una poderosa contribución a poner las cosas en claro, aunque, vaya paradoja, su objetivo haya sido precisamente el contrario


6-12-2010
TODOS LOS LOS DERECHOS RESERVADOS . Hugo Presman.   Para publicar citar la fuente

30 noviembre 2010

LA VUELTA DE OBLIGADO Y EL DEBATE HISTÓRICO

La falsificación de la historia es una política de la historia, como lo sostuvo con agudeza, hace muchos años, ese gran patriota que fue Don Arturo Jauretche. La historia no es más que la política del pasado como la política es la historia del presente. Juan Bautista Alberdi, el más notable analista de la segunda mitad del siglo XIX, lo sintetizaba así: “Entre el pasado y el presente hay una filiación tan estrecha, que juzgar el pasado no es otra cosa que ocuparse del presente. Si así no fuere, la historia no tendría interés ni objeto. Falsificad el sentido de la historia y pervertís por el hecho toda la política. La falsa historia es origen de la falsa política.”
La historia oficial fue escrita y falsificada por Bartolomé Mitre y difundida hasta la actualidad por seguidores y academias. En ella se ubican en la misma trinchera dos enemigos irreconciliables como Rivadavia y San Martín. Para maquillar la impostura, Mitre calificó al que da su nombre a la calle más larga como “el más grande hombre civil en la tierra de los argentinos.” Fue el que saboteó sistemáticamente las campañas libertadoras, contempló impávido las amputaciones territoriales, perdió ignominiosamente la paz de una guerra ganada con el Brasil, y su gente instigó el asesinato de Dorrego, entre algunas de sus variadas fechorías. Tanto Rivadavia como Mitre representaban los intereses de los comerciantes del Puerto de Buenos Aires. En cambio Rosas expresaba la de los hacendados bonaerenses con el apoyo de los sectores populares. Tenían políticas diferentes hacia las provincias del norte que habían desarrollado precarias industrias: Rosas las protegía como cuando dictó la ley de aduanas de diciembre de 1835. Mitre y sus vesánicos coroneles como Sandes, Irrazábal y Paunero, que fueron verdaderos adelantados a los que en el siglo XX practicaron el terrorismo de estado, arrasaron con esos emprendimientos económicos y asesinaron o exiliaron a los caudillos que lo representaban como el Chacho Peñaloza o Felipe Varela.
Rosas y Mitre, es decir los hacendados y los comerciantes portuarios, coincidían en no nacionalizar la renta de la aduana de Buenos Aires. Esa fue la causa principal de los sesenta años de las guerras civiles en esta tierra ensangrentada. Estaban en discusión dos modelos. En el mismo año 1861, comenzaba la guerra de secesión en EE.UU, que concluiría cuatro años más tarde con el triunfo del norte industrialista, Mitre derrotaba a Urquiza en Pavón ya que el entrerriano se retiró sin presentar combate, iniciando en estas tierras el triunfo del sur agropecuario y mercantil.
La historia oficial caracterizó a Rosas como la primera tiranía, como luego del 16 de septiembre de 1955 estigmatizaría a la década peronista como la segunda tiranía.
Entonces ¿cómo  un individuo tan abyecto podría ser el protagonista de una gesta histórica como la batalla de la Vuelta de Obligado? La epopeya quedó minimizada y los elogios de San Martín y la donación de su sable al “tirano” reducidos a una anécdota menor, una confusión abonada por el desconocimiento que produce la distancia.



EL DEBATE HISTÓRICO 
Es raro que las páginas del diario La Nación, fundado por Bartolomé Mitre a la finalización de la infame guerra contra el Paraguay, se abran al debate histórico. Ya veremos cuál es el motivo.
Luís Alberto Romero escribe como cruzado mitrista, hijo de otro historiador oficialista José Luis Romero quien  desalentó con sus textos del secundario la posibilidad de que los jóvenes sintieran el gusto y el cariño por la historia. Fue el rector de la Universidad de Buenos Aires designado por la Revolución Fusiladora en 1955.
Sostiene Romero: “El Gobierno anuncia la gran celebración de un aniversario de la Vuelta de Obligado, la batalla en la que, el 20 de noviembre de 1845, las tropas de Rosas intentaron inútilmente bloquear el acceso de la flota británica por el río Paraná. Paralelamente, los escritores neorevisionistas baten el parche y despiertan sentimientos e imaginarios de un nacionalismo hondamente arraigado en nuestra sociedad. A la vez, por qué no, realizan un buen negocio editorial…. En primer lugar, fue una derrota. Honrosa y heroica, sin duda; victoria moral, como nos gusta a los argentinos; pero derrota al fin. La de los ingleses fue quizás una victoria a lo Pirro. Pero vencieron. Cortaron las cadenas, rompieron el bloqueo y llegaron con sus barcos a Corrientes, donde la sociedad local admiró los nuevos barcos de vapor y las damas alternaron y coquetearon con los oficiales británicos.”
“Romero es en términos históricos lo que en fútbol es el bilardismo: sólo importa ganar. La mentalidad colonizada de la prédica mitrista ningunea al acontecimiento como lo hiciera su numen. Sin embargo tendrían orgasmos de admiración por la batalla de las Termópilas donde Leónidas y sus 2000 griegos se enfrentaron contra 300.000 persas y fueron derrotados.
En esa versión donde se pueden exaltar con justicia, derrotas ajenas como la de Espartaco o los luchadores del Gueto de Varsovia, se debe minimizar el enfrentamiento de tropas mal entrenadas y con armamento insignificante contra las dos flotas más poderosas del planeta conformado por 22 buques de guerra y 92 buques mercantes. Las armas escoltando al comercio. La exigencia de la libre navegación de los ríos de los países a colonizar bajo la bandera “civilizadora” del libre comercio. Y subida a las naves del invasor los unitarios que se unían al colonizador para derrocar a Rosas. Una versión del malinchismo en el Río de la Plata, una exhibición obscena de cipayismo. En el desgraciado axioma de civilización y barbarie, los cipayos estaban con los “civilizadores”
El objetivo de los colonizadores era convertir al Paraná en un río internacional para lo cual  era necesario balcanizar el territorio creando el Estado de la Mesopotamia.
Nada de esto dice Romero quién luego escribe: “… las fuerzas militares de Rosas, luego de la derrota del 20 de noviembre, practicaron una tenaz y meritoria guerrilla de retaguardia, que ocasionó pérdidas a la flota y a los buques mercantes ingleses. Un problema más. Por entonces, otros problemas en su vasto imperio informal reclamaron la atención del gobierno británico. En 1846 Aberdeen, cultor de la "política de las cañoneras", fue reemplazado en el Foreign Office por Palmerston, partidario del camino negociado. Hubo una nueva evaluación de la situación del Plata, y aunque el bloqueo se mantuvo hasta 1849, finalmente se llegó a un acuerdo muy honroso para el gobierno de la Confederación, en el que Rosas obtuvo lo que no pudo lograr en el campo de batalla. Celebremos pues el éxito pacífico de la diplomacia y no el fracaso de la guerra. La negociación y no la epopeya.
Romero omite la derrota de la flota invasora en Punta Quebracho que llevó a que se precipitara la alternativa diplomática. Convertido en un Hamlet histórico se pregunta: ¿Fue "nacional" esta acción? También me parece dudoso.” Si lo hubiera protagonizado Mitre no tendría duda que era una gigantesca epopeya nacional.
“Mientras Rosas elegía exiliarse en Inglaterra -quizá para estudiar más de cerca a la "pérfida Albión"-, el Pacto de San Nicolás en 1852, y la Constitución Nacional en 1853, abrieron el camino a la libre navegación.” No sólo eso. Se destruiría el Paraguay que con su proteccionismo y el papel fundamental del Estado (ejemplo de la aplicación práctica parcial del Plan Secreto de Operaciones de Moreno”), fue  la contracara del librecambio.
 “En 1983, muchos creímos que habíamos logrado desterrar al "enano nacionalista". Hoy, yo al menos lo dudo.” Romero sólo admira el nacionalismo de los opresores y desprecia el de los oprimidos. Es un excelente alumno de Rivadavia y  Mitre. Además bajo el calificativo de nacionalismo engloba arbitrariamente el clerical, el democrático, el de la izquierda nacional.
Mario “Pacho” O`Donnell polemiza con Romero en La Nación  y su argumentación es precisa.
Comienza con un golpe al hígado de su contrincante: “Obligado es, junto con el Cruce de los Andes, una de las dos mayores epopeyas militares de nuestra patria. Una gesta victoriosa en defensa de nuestra soberanía política, económica y territorial que puso a prueba exitosamente el coraje y el patriotismo de argentinas y argentinos, lamentablemente silenciada por la historiografía liberal escrita por la oligarquía porteñista, antipopular y europeizante, vencedora de nuestras guerras civiles del siglo XIX.” Y a la acusación de Romero a O`Donnell de que éste trata de ordeñar un hecho histórico para convertirlo en personalmente redituable ( se refiere al muy buen libro “La Gran Epopeya. El combate de la Vuelta de Obligado”) el escritor le responde contundente: “Corriente (la que representa Romero) que, aprovechando los golpes militares y ante la expulsión de la historiografía peronista y marxista de nuestras universidades, se adueñó del poder que administra cátedras, subsidios, becas, empleos.” Explica luego  la invasión: “Los motivos reales de la "intervención en el Río de la Plata" fueron de índole económica. Se imponía el castigo a ese gaucho insolente que desafiaba a las potencias europeas con trabas al libre comercio, y medidas aduaneras que protegían los productos nacionales, y fundando un Banco Nacional que escapaba al dominio de los capitales extranjeros.” Y acentúa correctamente el carácter económico: “Gran Bretaña y Francia se habían unido para expandir sus mercados aprovechando el invento de los barcos de guerra a vapor, que les permitían internarse en los ríos sin depender de los vientos y así alcanzar nuestras provincias litorales, el Paraguay y el sur del Brasil. Esas intenciones eran confirmadas por los casi cien barcos mercantes que seguían a las naves de guerra.” Luego detalla cómo se planteó la defensa: “ Rosas, que gobernaba con el apoyo de la mayoría de la población, sobre todo de los sectores populares, decidió hacerles frente. Encargó al general Lucio N. Mansilla conducir la defensa. Su estrategia fue la siguiente:
1) Era imposible vencer militarmente a los invasores por la diferencia de poderío y experiencia, lo que hacía inevitable que tuvieran éxito en su propósito de remontar el río Paraná.
2) Dado que se trataba de una operación comercial encubierta, el objetivo era provocarles daños económicos suficientes como para hacerlos desistir de la empresa y lograr así una victoria estratégica que vigorosas negociaciones diplomáticas harían luego contundente.
3) Era necesario buscar un lugar del Paraná donde fuera posible alcanzar los barcos enemigos con los escasos, anticuados y poco potentes cañones con que se contaba.
Mansilla emplazó cuatro baterías en el lugar conocido como Vuelta de Obligado, donde el río se angosta y describe una curva que dificultaba la navegación. Allí nuestros heroicos antepasados tendieron tres gruesas cadenas sostenidas sobre barcazas y así lograron que durante el tiempo que tardaron en cortarlas los enemigos sufrieran numerosas bajas en soldados y marineros y devastadores daños en sus barcos de guerra y en los mercantes. El calvario de las armadas europeas y los convoyes que las seguían continuó durante el viaje de ida y de regreso, siendo ferozmente atacadas desde las baterías de "Quebracho", del "Tonelero", de "San Lorenzo" y, otra vez, desde "Obligado". La estrategia de Rosas y Mansilla tuvo éxito y las grandes potencias se vieron obligadas a capitular aceptando las condiciones impuestas por la Argentina y cumpliendo con la cláusula que imponía a ambas armadas, al abandonar el río de la Plata, disparar 21 cañonazos de homenaje y desagravio al pabellón nacional.” Y concluye: “Pero lo que demuestra su derrota es que no se cumplieron ninguno de los objetivos de la invasión de las potencias: las provincias litorales siguen siendo argentinas, el Paraná es un río interior de nuestro territorio y la Argentina no es un protectorado británico, como habían acordado los unitarios con las potencias "interventoras".
Serían otras las formas, más sutiles y eficaces, que las potencias invasoras, sobre todo Inglaterra, pondrían en juego en el futuro para restañar las heridas y para dominar hasta 1945 nuestra economía, nuestra política y nuestra cultura con la complicidad de sus "socios interiores".


LAS CONTRADICCIONES DE MARIO “PACHO” O`DONNELL
Es un autor que ha aportado libros de divulgación importantes desde el revisionismo histórico y transitando el campo nacional y popular. El problema es que Pacho no está dispuesto a enemistarse con esa máquina de prestigio que es el mitrismo a través del diario La Nación. Por eso, más allá de sus méritos, es que el diario lo pone como contrincante del propagandista mitrista Luis Alberto Romero. Así como Mitre introduce con fórceps a Rivadavia junto a San Martín, el psicoanalista O`Donnell que ha dedicado muchos años al conocimiento histórico y por lo tanto no puede alegar ignorancia, ubica en el mismo campo a los caudillos federales norteños y quién los arrasa. Para ello debe hacer un pase de prestidigitación y afirmar que Mitre no es el que escribió la historia oficial y que en realidad lo hizo Ricardo Levene, un simple propagandista del triunfador de Pavón.
Introduce un oxímoron, como ser el padre de un presunto revisionismo mitrista. Escribe O`Donnell: “Ser revisionista no supone ser "antimitrista". Bartolomé Mitre fue un argentino excepcional que dirigió inmensos ejércitos, tradujo La Divina Comedia , llegó a presidente de la república. Y también escribió los fundamentos de nuestra historia al mismo tiempo que la protagonizaba. Tuvo la sensibilidad social de poner en superficie el heroísmo inconcebible de los caudillos altoperuanos, pero no pudo mantener esa objetividad al ocuparse de los caudillos federales tardíos, a quienes perseguía porque se habían constituido en un serio obstáculo para su proyecto de Organización Nacional. La historiografía que el revisionismo cuestiona se plasmó años después, en parte basada sobre sus escritos, pero sobre todo al calor de una "educación patriótica", cuyo objetivo fue hacer que las masas inmigrantes incorporasen "lo nacional" alimentadas por una versión rígida, simplificada y conservadora de nuestra historia. Cuando se habla de "historia oficial" se debe hablar más de Ricardo Levene que de Mitre.”
De pronto, para mantener los laureles en La Nación habla que la persecución y asesinato del Chacho es porque Mitre no pudo mantener la objetividad al ocuparse de los caudillos federales tardíos. Faltaría que diga que la derrota y el exilio de Felipe Varela fue un gesto de Mitre para que conociera Chile. Todas las causas económicas que con precisión detalla sobre la invasión anglo francesa, las olvida cuando se refiere a los intereses que representa el traductor de la Divina Comedia. Y además con desparpajo habla de objetividad.
O`Donnell sabe que la historia mitrista es falsa y adecuada a los intereses portuarios como muy bien le increpa a Romero: “historiografía liberal escrita por la oligarquía porteñista, antipopular y europeizante, vencedora de nuestras guerras civiles del siglo XIX.” Pero en un pase de magia  lo libera a Mitre. Si para Enrique IV,  París bien valía una misa, para Pacho salvar a Mitre y reivindicar a los caudillos federales y a  la Vuelta de Obligado le permite tener un pie en el revisionismo y otro en la historiografía oficial. Con la misma heterodoxia en 1998 fue capaz de escribir un prólogo a las presuntas memorias de Carlos Menem  llamadas “Universos de mi tiempo”. Un testimonio  en donde  llegó a dedicar frases como estas: “Desde el primer momento en que lo conocí  quedé impresionado por su inteligencia….Menem ha sido, en muchos sentidos un visionario….Nunca hizo alarde de su elevada cultura que fue forjando en la lectura de libros y en la frecuentación de maestros… Fue El Gran Transformador….La vida y la obra de Menem son justicialistas por espíritu y metodología”. El autor de “La Gran Epopeya” ha cumplido una tarea importante reivindicando a los caudillos, a una heroína notable como Juana Azurduy o con la biografía del Che Guevara. Si tomara un poquito de la valentía de aquellos personajes notables, podría romper las cadenas de conveniencia que lo atan al mitrismo.


LA VUELTA DE OBLIGADO Y EL DEBATE HISTÓRICO
El diario La Nación no se ocupó en tapa del vibrante acto realizado en conmemoración de los 165 años de la Vuelta de Obligado y el preciso discurso presidencial. Creyó más importante colocar una foto sobre la concurrencia de gente a las playas aprovechando el fin de semana largo. La frase presidencial de “Las cadenas culturales son más fuertes que los cañonazos”, tiene una vigencia que abarca a franjas muy importantes de la sociedad y a los medios hegemónicos.  
El debate histórico siempre alude al pasado, pero en realidad se está discutiendo sobre el presente. La repatriación de los restos de Rosas durante el gobierno de Carlos Menem tenía por objeto simbolizar una presunta unión nacional y abonaba el camino a los indultos y el abrazo del riojano con el emblema viviente del antiperonismo, la momia habitada entonces por el ex vicepresidente Isaac Francisco Rojas.
La reivindicación de la Vuelta de Obligado y el establecimiento de la fecha como feriado nacional, está relacionado con la exaltación actual de la defensa de la soberanía cuyos hitos más significativos fueron el no al ALCA y la finalización de las supervisiones periódicas del Fondo Monetario Internacional.
Hoy el peligro de ser invadido por flotas enemigas es improbable. Los métodos se han sofisticado. Desde las políticas que imponen los organismos internacionales a los capitales golondrinas. Desde el real y el falso endeudamiento a la fuga de capitales. Desde la minimización del estado y su contrapartida el crecimiento descontrolado del mercado. Desde los bancos centrales convertidos en su presunta autonomía en instrumento de colonización a las leyes de flexibilización laboral y precarización del trabajo. Los Mansillas contemporáneos deben librar su Vuelta de Obligado contra estas cadenas de la dependencia. Remitiéndose a una historia fidedigna. Recordando aquella frase de George Orwell en 1984: "Quien controla el pasado controla el futuro: quien controla el presente controla el pasado" 



25-11-2010
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