El martes 24 de noviembre, se subió a
EL TREN, el periodista y escritor Marcelo Larraquy Un especialista en la década
del setenta. Su último libro es “La guerra invisible. El último secreto de Malvinas”.
Sobre fundamentalmente el libro y sus secretos versó el reportaje. No se lo
pierda. Revivir aquellos días históricos, el heroísmo de muchos de sus
protagonistas, más que un derecho constituye un deber.
En la primera parte el programa
discurrió sobre el nuevo escenario que ha conformado la pandemia
Súbanse que partimos. Con barbijo y
distanciamiento social
El TREN, UNA VOZ DIFERENTE PARA ESCUCHAR,
REFLEXIONAR Y DISCUTIR
El lunes 23 de noviembre se subió a
EL TREN Edgardo Mocca, politólogo, escritor y ensayista. Un viaje profundo y
entretenido. Que fue desde la relación del gobierno con el establishment a la
existencia de reflejos condicionados viejos. Desde no hay un clima para forzar
la cuerda, al propósito del gobierno de bajar a la exacerbación. Desde no
aceptar la expresión de apretar el pie en el acelerador, cosa que el gobierno
realiza en distintas áreas a que haría si volviera 6-7-8 adaptado al actual
escenario. Desde incorporar nuevos libros a la biblioteca a superar los
déficits de lecturas de la vieja biblioteca. Desde el hecho muy positivo del
pronunciamiento del Senado sobre las negociaciones con el FMI, a los aspectos
positivos y negativos del escenario mundial que dejará la pandemia.
En la primera parte, el programa
discurrió sobre la figura de Jorge Brito, como EL TREN lo tiene acostumbrado.
Súbanse a EL TREN, que estamos
partiendo. Con barbijo bien puesto y distanciamiento social.
El TREN, UNA VOZ DIFERENTE PARA ESCUCHAR,
REFLEXIONAR Y DISCUTIR
“El barrilete cósmico”
también era mortal. A pesar de todas las gambetas que le hizo a la muerte, ella
siempre sale triunfando. En 60 años vivió varias vidas. En Villa Fiorito dibujó
los primeros driblings para ganarle a un destino de pobreza. En una de sus
frases imborrables, fruto de una notable inteligencia natural, ironizaba que
nació en un barrio privado: privado de gas, privado de luz, privado de cloacas.
Que su madre, para que ellos comieran, evitaba hacerlo aduciendo siempre que
tenía dolor de estómago a la hora del almuerzo. Nunca se olvidó de dónde venía.
Eso lo hizo tan grande como querible. De los Cebollitas a Argentinos Juniors
donde lo sacó Subcampeón jugando con 10 más. Campeón en el Mundial Juvenil de
Japón, en un seleccionado extraordinario que nos obligaba a poner el
despertador para ver exhibiciones notables. Su paso por el Boca campeón, su
pase al Barcelona donde no logró consolidarse y su llegada al Nápoles donde se
convirtió en Santo, al punto que algún fanático escribió en el cementerio: “No
saben lo que se perdieron de no verlo.” Fue el reivindicador de la Italia pobre
contra el norte poderoso. Brilló en el Mundial de Méjico como el más grande de
toda la historia. Su famoso gol a los ingleses tiene el arte del Moisés de
Miguel Ángel, la belleza de un cuadro de Van Gogh, la imaginación de una novela
de García Márquez. Desde su podio futbolístico intentó crear un sindicato de
jugadores. Se enfrentó a la FIFA, uno de los poderes mundiales. Siempre sin
dejar de ser el Pelusa de Villa Fiorito como lo había hecho con Mauricio Macri
cuando presidía Boca. Pontífice del fútbol, se enfrentó al Vaticano criticando
sus riquezas. Llevaba la camiseta del seleccionado argentino marcada en la
piel. Por eso jugó el mundial de Italia, con un tobillo tan inflamado que
ningún otro ser humano lo hubiera hecho posible y en una jugada tal vez tan
grande como la de Méjico entre tres brasileños habilitó a Caniggia para que
concretara un gol inolvidable y así eliminarlos del Mundial.
Cantaba el himno con un
fervor patriótico y puteaba a los irrespetuosos. El hombre más conocido del
planeta se desplazaba prisionero de su fama. Es imposible a los simples seres
humanos imaginarse lo que significaba ser Maradona. Sobrellevar ese peso
inconcebible para un simple mortal, lo condujo a las adicciones, contra las
cuales luchó hasta su muerte. En un homenaje en la cancha de Boca soltó otra de
sus frases imborrables: “Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”.
Políticamente, como no podía ser de otra forma, fue peronista apoyando
presidentes contradictorios del movimiento popular más longevo de América
Latina.
Estuvo en uno de los
hechos más bizarros y con proyección histórica como fue la Anticumbre contra el
ALCA en Mar del Plata.
Amigo de Fidel Castro,
(los dos murieron un 25 de noviembre), de Hugo Chávez, de Evo Morales,
admirador del Che y de Eva Perón, sostenedor entusiasta de Néstor Kirchner,
Cristina Fernández y de Alberto Fernández, el negrito de Villa Fiorito se
granjeó también el desprecio eterno de aquellos cuyo odio de clase supera a sus
amores futbolísticos.
Una vez le preguntaron al
Negro Fontanarrosa qué pensaba de la vida de Maradona, y dijo:....”la verdad
que no me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo que hizo con la
mía....” El escritor Eduardo Galeano escribió: “Fue adorado no solo por sus
prodigiosos malabarismos sino porque era un dios sucio, pecador, el más humano
de los dioses”
Su vida privada fue
desmesurada como todo en su vida. Cometió injusticias, y no se privó de hacerse
unos cuantos goles en contra. Nada de ello, incluso la forma penosa que
transitó sus últimos meses, empalidecerá su grandeza. Sus hazañas se
transmitirán de generación en generación. “¿De qué planeta viniste?” se
preguntaba Victor Hugo en su relato famoso. Vino del más hermoso planeta del
sistema solar y de un país donde nacemos con la pelota en los pies. En donde,
la inmensa mayoría, soñamos alguna vez con ser Maradona.
Su nombre, simplemente
Diego, que estáasociado a las más
grande alegrías colectivas provoca a su muerte, una de las mayores congojas
mundiales que se recuerde.
Dios, que no existe, una
fake news eterna, se lo llevó para reforzar el seleccionado celestial.
Posiblemente celoso porque ni él hubiera podido hacer los goles del Pelusa de
Villa Fiorito.
25-11-2020 *Publicado en La Revista Tecla Ñ y el Diario Registrado