El 4 de enero el diario La Nación cumplió 148 años
de una línea de absoluta coherencia ubicada siempre del lado del poder
económico. En su origen fue representante de los comerciantes importadores del
puerto de Buenos Aires. Luego que estos formaran un bloque con los hacendados
constituyendo la oligarquía, fue su expresión periodística. Su fundador
Bartolomé Mitre, concretó su proyecto después de dejar la presidencia, donde se
puso al frente de los ejércitos que arrasaron el Paraguay produciendo el
genocidio de los dos tercios de la población del estado más desarrollado de
América Latina. Su pronóstico de “En 24 horas en los cuarteles, en tres semanas en Corrientes,
y en tres meses Asunción”, resultó muy alejada de la realidad. Casi cinco
años llevó arrasar el Paraguay, en representación de los intereses británicos
que coincidían con los de los comerciantes importadores de Montevideo y Buenos
Aires asociados a la nobleza portuguesa asentada en el Brasil. Cuando volvieron
las tropas, trajeron como
invitada no deseada a la fiebre amarilla que reconfiguraría la distribución
geográfica-social de la ciudad de Buenos Aires.
Arturo Jauretche afirmó que Mitre fue el único
héroe de la historia oficial escrita además por él, que dejó como
guardaespaldas un diario. También sostenía con su clásica picardía que si uno
no tenía claro cómo posicionarse ante situaciones confusas, un método infalible
era leer lo que opinaba “La tribuna de doctrina” y ubicarse enfrente.
El editorial autocelebratorio comienza afirmando: “Restan
dos años para que LA NACION cumpla un siglo y medio de existencia. Tal
circunstancia nos convoca a observar el largo camino recorrido y pasar somera revista a los sucesivos
contextos que atravesó la misión periodística de informar con integridad y
opinar según los dictados de una doctrina que se prolonga desde 1870. Reafirmamos
hoy la voluntad de prolongar, tanto desde el papel como mediante las nuevas
tecnologías, la responsabilidad asumida
por Mitre de dotar al país de un diario que fuera, por sobre todo, confiable.
Lo hizo dos años después de dejar la presidencia y con la veteranía de haber
protagonizado otros emprendimientos periodísticos: primero, en su lucha por las
libertades públicas contra el caudillismo prepotente y retrógrado, y luego,
como un abanderado de la organización constitucional que dio paz, orden y
progreso a la República.”
Siempre fue confiable para el poder económico, y encabezó
con sus coroneles prácticas vesánicas que más de un siglo y medio después
llevaron a cabo, perfeccionándolas, los grupos de tareas de la dictadura
establishment-militar de 1976. La destrucción de los caudillos provinciales
representantes de las artesanías provinciales abortó la posibilidad de
desarrollarlas para transformarlas en industrias, a través de la
nacionalización de las rentas de la aduana de Buenos Aires a lo que los
comerciantes del puerto se negaban sistemáticamente y que fueron el origen
primordial de los 70 años de las guerras civiles del siglo XIX. Los hacendados de la Provincia de Buenos
Aires en cambio adoptaban hacia las provincias norteñas medidas proteccionistas
como la ley de aduanas de Rosas de 1835, pero coincidían con los comerciantes
en no distribuir las rentas de la aduana.
Arturo Jauretche al referirse a la reacción de los
caudillos que defendían esas artesanías con la metodología de las montoneras,
sintetizó con su claridad meridiana: “La montonera fue el sindicato del gaucho”
En 1861, la batalla de Pavón, ganada por Mitre ante
la deserción de Urquiza, es lo que La
Nación llama la iniciación del período “de paz, orden y progreso”
El editorial autocelebratorio consigna: “Hace no menos de un siglo que se
define como diario independiente”, convendría
acotar de los intereses populares a los que desprecia y denuesta
sistemáticamente.
Otro
párrafo significativo de su editorial afirma: “El otro eje notorio de LA
NACION ha sido el fomento de las actividades agropecuarias y de las industrias
asociadas a este sector de la economía, el de mayor productividad en el país.
No entender las ventajas relativas que le han sido concedidas por la naturaleza
y las aptitudes desarrolladas por sus productores ha sido uno de los mayores
despropósitos de las políticas populistas que tanto predominaron en la segunda
parte del siglo XX y los primeros años del siglo XXI. Ante esas políticas
fundadas en la miopía y la demagogia, que erigieron un Estado enorme, pero
dejaron al país sin gobierno eficiente, este diario se ha plantado con
invariable firmeza.”
En estas
líneas están confesados sus intereses de clases y su odio profundo e
inalterable hacia los movimientos populares. Estuvieron contra Yrigoyen, contra
el peronismo y contra el kirchnerismo y miraron con mucho recelo al gobierno de
Alfonsín. Apoyaron todos los golpes de Estado de 1955,1966 y 1976. En este
último fueron cómplices y beneficiarios del terrorismo de estado quedándose con
Papel Prensa arrancada a los Graiver en la mesa de tortura. Su prédica de libre
mercado también en este caso cedió ante la posibilidad de tener el monopolio
del papel para diario.
En su texto, el editorial descubre y omite como lo
que hizo Mitre y su historia oficial. Así escribió: “Con cinco clausuras a lo largo de
este casi siglo y medio y su director, Luis Mitre, detenido por la revolución
fascista de 1943, a la que se opuso el diario con igual fervor al que manifestó
en las conflagraciones de 1914-1918 y 1939-1945 en favor de la causa aliada y
más tarde respecto de los acuerdos por los que nacieron las Naciones Unidas. No fue
de menor firmeza la crítica constante de LA NACION a la política
económica del presidente Hipólito Yrigoyen y al exceso de intervenciones
federales que dispuso…… Están cerca las vivencias padecidas durante el período
kirchnerista como para que sea necesario refrescar cuál fue la posición del
diario en cuanto a tan nefasto fenómeno gestado desde Santa Cruz. Percibimos lo
esencial que se avecinaba desde antes de su instalación efectiva en la Casa Rosada,
pero la dinámica de los hechos políticos y sociales escapa en general a la
posibilidad de su entera anticipación por el periodismo y por quienes
reconstruyen, historiadores o no, el pasado para ponerlo al servicio del
presente. El kirchnerismo terminó siendo mucho peor de lo que intuíamos.”
Su
posicionamiento en contra de la neutralidad en las dos guerras inter
imperialistas que levantaron Yrigoyen y Perón, es consecuencia de sus
relaciones carnales ideológicas con Inglaterra primero y EE.UU después.
Un párrafo deja en claro cuál es el modelo de país
de La Nación: “En los primeros treinta años de este diario la voz
del fundador gravitó en la mirada estratégica con la cual debía trazarse el
rumbo de la incipiente república liberada ya de la anarquía que había hecho
fracasar el modelo rivadaviano de apertura al mundo.”
Rivadavia al
que Mitre elevó a la categoría de “El más grande hombre civil en la tierra de
los argentinos” es uno de los personajes más siniestros de la historia
argentina al que San Martín caracterizó, en
sendas cartas a O’Higgins del 20 de octubre de 1827, a Guido del 27 de abril de
1829 y al chileno Polenzuelos del 22 de agosto de 1842, enjuicia a Rivadavia en
la siguiente forma: “Ya habrá sabido Usted la
renuncia de Rivadavia. Su administración ha sido desastrosa y sólo ha
contribuido a dividir los ánimos. Me cercó de espías y mi correspondencia era
abierta con grosería. El me ha hecho una guerra de zapa sin otro objeto que
minar mi opinión….. Yo he
despreciado tanto sus groseras imposturas como su innoble persona…. En mayo de
1823, cuando resolví venir a Buenos Aires, (desde Mendoza), para dar el último
adiós a mi mujer, se apostaron partidas en el camino para prenderme como a un
facineroso”. Por tal causa, el libertador San Martín sólo pudo viajar en
diciembre, cuando ya hacía cuatro meses que había fallecido su esposa, o sea,
el 3 de agosto de ese año. “Sería cosa de nunca acabar, si se enumerasen las
locuras de aquel visionario –dice San Martín- creyendo improvisar en Buenos
Aires la civilización europea con sólo los decretos con que diariamente llenaba
lo que se llama archivo oficial”
Hay un intento más que tímido de autocrítica cuando
escriben: “En casi
un siglo y medio se cometen muchos errores. No puede decirse que hayamos sido una excepción
en ese tipo de infortunios.” Sus apoyos a los momentos más oscuros de la historia argentina no pueden ser
salvados con una mención general a muchos errores o con la frase: “Acompañamos con resuelta vocación
democrática la restauración institucional de 1983. Quedaba así atrás una era
regada con sangre de argentinos.”
Son sinceros cuando escriben: “De lo que estamos seguros es de
haber preservado una identidad, y por lo tanto, un comportamiento previsible,
por encima de intereses materiales mutantes, tal
como lo han reconocido con frecuencia algunos de nuestros más francos y
enconados adversarios. Es ése uno de nuestros mayores orgullos.”
Esos
“intereses materiales mutantes” son lo que ampliaron su círculo de
representación incluyendo en forma considerable al sector financiero y
bancario. El propio diario tiene como propietarios a empresas off-shore de la
isla Gran Caymán y otra Islas Británicas
y practica como sus representados un deporte cotidiano: la evasión
impositiva y la elusión. Se trata de MNMS Holding, que es propiedad de Barton
Corporatión y de Matilde Saguier
Corporatión. Barton se constituyó el 8 de febrero de 1995.
Hace más
de quince años que tienen una cautelar presentada para no pagar una deuda con
la AFIP de más de cuatrocientos millones de pesos.
LOS SOLDADOS DE SAGUIER
Cuenta Cecilia
Bembibre en Página 12, en noviembre de 1998: “En
1995, después de que el dueño de La Nación se apellidara Mitre durante cuatro
generaciones, los Saguier tomaron el control: Fernán -llegado de una corresponsalía
en Estados Unidos- se convirtió en editor del diario; Luis, en el
vicepresidente ejecutivo; Alejandro en el director ejecutivo y Julio César en
el presidente de la compañía. Fue la culminación de un proceso iniciado cuando
murió Bartolomé Mitre, en 1982. Entonces, los descendientes del fundador del
diario vendieron a los Saguier (familia estrechamente ligada a los Mitre), que
iniciaron las compras hasta quedarse con la mayor parte de las acciones.” Mas
allá de desavenencias societarias los Mitre y los Saguier tienen la misma
convicción ideológica.
La lectura de los editoriales del diario y de sus
cartas de lectores es un viaje sin escalas al paleolítico. En la redacción hay
periodistas jóvenes valiosos y otros como Mariano Obarrio en el que su
pensamiento coincide milimétricamente con la línea editorial.
Una mención aparte merecen los columnistas que
tiene un discurso moralista e indignado con los gobiernos populares, como si lo
hicieran desde un lugar impoluto y no desde un prostíbulo. Ahí están Joaquín Morales Solá, que tiene un
sofisticado sentido del humor ya que a su programa de televisión lo denomina
“Desde el llano”.
Jorge Fernández Díaz es la versión literaria del
inimputable diputado Fernando Iglesias, mientras que los que no lo quieren
afirman que el protagonista de sus dos exitosas novelas “El puñal” y “La
herida” denominado Remil, es su sobrenombre.
Hay una lista de gurkas menores pero todos muy
orgullosos de pertenecer a un diario fundado después de un genocidio cuyo
fundador fue su instrumento y que en aras del republicanismo y sentido
democrático apoyó casi todos los golpes militares.
Como es el medio distribuidor de reconocimientos y
denuestos, muchos intelectuales que conocen esta historia pero que la olvidan
al momento de ser entrevistados, se derriten por aparecer en sus páginas.
UN ANIVERSARIO COHERENTE
Coherente en posicionamientos reales, no en los que
practica, el diario fundado por Bartolomé Mitre le ha sido fiel a sus ideas y
albacea de su memoria. Es imprescindible su lectura para conocer de primera
mano lo que piensa y aspira el poder económico.
Adherirse a ellas, si no se integra el círculo del
poder, es como ir al supermercado para comprar con las indicaciones que figuran
en el “Manual de Compras” escrito por sus dueños.
Socio menor de Clarín, es mucho más firme en sus
convicciones. Entre los dos conforman el principal conjunto mediático-
hegemónico de la Argentina.
Es hoy el blindaje mediático del gobierno de
Mauricio Macri.
Termina el editorial diciendo: “De lo que
estamos seguros es de haber preservado una identidad, y por lo tanto, un
comportamiento previsible,….. tal como lo han reconocido con frecuencia algunos
de nuestros más francos y enconados adversarios.”
En esa categoría me incluyo.
09-01-2018
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