Amar
al propio verdugo
El
factor de la pandemia como catalizador de los negacionistas y la ultraderecha.
El dogma liberal-libertario. La necesidad del retorno del pensamiento crítico.
Por
Yago Franco
14
de diciembre de 2023 - Página 12
Imagen: AFP
Estaban
allí, miles de personas. Vivaron los anuncios presidenciales de ajuste, de
represión de las protestas que sin dudas éste originaría --al grito de
“¡policía, policía!”--, aceptaron sin dudar las cifras estrafalarias expuestas
respecto de la inflación, y la de las muertes que podrían haberse evitado en la
pandemia (no hay que olvidar que el presidente negó públicamente la existencia
de la misma), repitieron “no hay plata” en tono de algarabía (había remeras con
esa frase), apoyaron los reiterados anuncios de meses durísimos por delante,
etc. Todo fue vivado en nombre de la libertad. Pero justamente eso es lo que
perderán esos miles (no sólo ellos) que festejaron cada anuncio del presidente.
La motosierra blandida por el líder fue vitoreada por aquellos sobre quienes se
descargará. ¿Se trata de masoquismo? ¿de necesidad de castigo? Nada de eso.
Vamos
por partes.
Pandemia
y ultraderecha neoliberal
La
pandemia parió a los negacionistas y a las ultraderechas en su forma actual e
hizo explotar las redes sociales. El odio generado por el aislamiento (asociado
a profundas sensaciones de desamparo) --y las imágenes de transgresiones
gubernamentales y de personas cercanas al poder político-- comenzó a circular
por las redes y lentamente se fue asociando a las frustraciones generadas por
un régimen que produjo exactamente lo contrario de lo que prometía. Desde 1974,
en Argentina se entronizó el neoliberalismo, se profundizó durante la dictadura
terrorista y luego con Menem. Y nunca se fue. En ciertas capas de la sociedad
generó la ilusión de poder arribar a la clase alta (esto sucedió durante el
menemismo) y la frustración las enfureció. Su furia no es la misma que la del
casi 50 por ciento de la población que entendió que con esta democracia no
siempre se come, se educa o se cura. Para algunos, nunca.
La
pandemia entonces parió a LLA. Pero no solamente ella. Es fundamental posar la
mirada sobre la subjetividad que se fue gestando en estas décadas de
neoliberalismo y que se precipitó en una subjetividad negacionista, odiadora,
atrapada en las redes sociales por ese odio, mal educada (fallas notables en la
comprensión de textos), deshistorizada, fanatizada, en busca de un Mesías o de
un vengador. La pandemia, como sostuve en su momento, fue un desencadenante
universal, tanto a nivel individual como colectivo. Desencadenó lo que estaba
en ciernes, en potencia. Desencadenó odio y potenció el desamparo. Esto es
fundamental para entender el ascenso del régimen actual. Porque el odio, el
desamparo, la desilusión y su consecuencia, la idealización de un líder
mesiánico, impiden el pensamiento crítico. Que es fundamental para todo
proyecto democrático.
Esto
viene de muy lejos
En
su Psicología de las masas del fascismo, Wilhelm Reich incorpora a la
subjetividad como un factor indispensable para entender el ascenso de Hitler.
Pero ahora no se trata de nazismo o fascismo, es el “perfeccionamiento” de
elementos de dichos regímenes que ingresan a una nueva forma, una especie
política nueva. Estamos ante un régimen de ultraderecha neoliberal-libertaria.
El
neoliberalismo acuñó leitmotivs --suerte de holofrases-- que han permeado la
psique de los sujetos y han formateado-horadado -- lentamente, como la gota que
cae sobre una roca-- a la subjetividad. Ya Thomas Mann sostenía algo que tiene
una vigencia notable: “El nazismo se instila en la carne y la sangre de la
multitud por medio de las palabras aisladas, los giros y las palabras que
impone repitiéndolas millones de veces, y que son recogidas de manera mecánica
e inconsciente. Las palabras pueden obrar como ínfimas dosis de arsénico: se
las traga inadvertidamente, parecen no producir efecto, y tras algún tiempo
sobreviene, sin embargo, el envenenamiento”. Hemos oído millones de veces esta
suerte de catecismo neoliberal: reducción del gasto público y del déficit,
libre comercio, bajar la carga impositiva, privatización de las empresas
públicas, libre competencia, poca o nula intervención del Estado (asimilado
éste a El Maligno --sic-- por Milei), etc. El presidente mencionó parte de este
mantra al domingo pasado. Que en una subjetividad en la que está ausente el
pensamiento crítico penetra sin mayores resistencias. Un sencillo ejemplo es
que el modelo neoliberal se aplicó con consecuencias catastróficas en este país
en más de una oportunidad. Esta subjetividad sufre de una suerte de Alzheimer
generalizado.
“La
finalidad es conquistar el corazón y el alma, la economía es el método” para
esa conquista. El objetivo de Margaret Thatcher (autora de esta frase) se
cumplió holgadamente. Sentimos y pensamos, actuamos, soñamos y padecemos de
acuerdo a un magma simbólico dominado por lo central del mismo: la economía.
“No hay alternativa”.
Esto
se complejiza en una cultura digital, cuya presencia e incidencia en la psique
es determinante, por masividad, vertiginosidad y diversidad de dispositivos:
estamos todo el tiempo conectados. Y en las redes digitales (en las que estamos
atrapados) están los trolls, los haters, los algoritmos, la IA, las fake
news... El Yo (Je) se ve afectado en funciones indispensables para sostener un
pensamiento crítico: memoria, atención, juicio de realidad, etc. Pero, además,
es un medio traumatizante porque la cantidad de estímulos que recibe la psique
es improcesable, afectando la función de ligadura del Yo, que es central y
previa a cualquiera de las funciones mencionadas.
El
dogma liberal-libertario
El
neoliberalismo fue dando paso a algo que posee enorme actualidad: el dogma
liberal-libertario asociado a las ultraderechas. Otro mundo.
"Soy
el primer presidente en la historia de la humanidad liberal libertario".
Esta fue la presentación de Milei cuando fue electo. Debemos detenernos en esta
frase. Es una frase total, absoluta, que ubica en un lugar de excepción a quien
la enuncia. Un rey, un Papa, por ejemplo, son excepciones, no hay nada por
encima de ellos. Y en este caso, se corresponde con una Idea. La del régimen
liberal-libertario. Y es total porque el líder de LLA transmite que no va a
aceptar disidencias respecto de dicha Idea. De un lado los"argentinos de bien",
es decir, aquellos para quienes va a gobernar. Y del otro lado...
Toda
Idea total, cerrada sobre sí misma, que no admite cuestionamientos, es una idea
que pertenece a regímenes totalitarios. Lo totalitario no admite
contradicciones, cuestionamientos ni conflictos, no acepta interrogarse a sí
mismo. Esto no necesariamente implica el advenimiento de un régimen
totalitario, pero puede ser un germen del mismo.
La
ley liberal-libertaria
El
ideario liberal-libertario obedece a una ley, que es la de los números, por lo
que lleva al extremo una forma de vida que consiste en reducir ésta a aquéllos.
Una lógica pobre y al mismo tiempo depredatoria que produce una vida invivible.
Entre otras cosas instala el temor a poder ser prescindible --a dejar de
contar--, a quedarse sin. Sin lo que sea. La psique que se ve inundada por la
realidad de los números envueltos en un fárrago de informaciones numéricas
inasimilables. Cuanto más se haga presente esa realidad, menos posibilidad
puede haber para la realidad psíquica: imaginación, fantasmas, asociaciones,
sueños, etc. El realismo capitalista (Mark Fisher) implica el acotamiento de
eso con lo que los psicoanalistas trabajamos: la realidad psíquica. Poniendo en
riesgo su salud. Y --como sostuve--, genera la caída del pensamiento crítico.
El citado Wilhelm Reich, preguntándose respecto de cómo era posible que un
discurso absolutamente irracional (refiriéndose al de Hitler) consiguiera el
apoyo igualmente irracional de buena parte de la población, sostuvo que eso
nada tenía que ver con condiciones objetivas, sino que el nazismo --su
discurso-- contaba con un fuerte componente emocional “que no se sostiene con
argumentos racionales”. Es decir, y por lo dicho hasta aquí, la ausencia de
pensamiento crítico, la identificación alrededor del odio y del desamparo,
hacen abrazar un discurso mesiánico cargado de falacias. Ya que ello ubica a un
enemigo (los que no son “hombres de bien”) contra el cual dirigirse y adquirir
identidad, y genera además una sensación de amparo alrededor de la figura del
líder, que en este caso apela a un discurso cargado de certezas incuestionables
y apelando a elementos religiosos y místicos.
Entonces,
el estado de la subjetividad ha sido una de las determinaciones más importantes
que nos ha llevado a esta nueva y probablemente obscura época, dado la
presencia de la pulsión de muerte, apreciable en los discursos cargados de odio
en las redes, la calle, los medios, y en el discurso de LLA. Pulsión que
identifica a los odiadores y fragmenta a la sociedad. Pudiendo llevar a la
extinción de la forma de vida en común conocida hasta ahora. Es necesario, por
lo tanto, analizar tanto a la subjetividad como a las significaciones que le
dieron lugar. Y crear condiciones subjetivas y colectivas (indisociables) para
el retorno del pensamiento crítico.
Yago
Franco es psicoanalista y escritor. Miembro del Colegio de Psicoanalistas.
Todo esto lo sabemos. Ahora, para promover el pensamiento crítico: ¿hay que caer en un psicoanalista? Ya son intrusos en la psicología, lo único que falta es que también lo sean en la política (incluyendo a Jorge Alemán).
ResponderEliminar¿De dónde va a venir el pensamiento crítico? ¿Por qué no prende si es tan superior a los balbuceos horrendos del neoliberalismo? ¿Cómo puede ser que gente tan superior intelectualmente no sea capaz de superar la falta de conexión entre el cerebro y la lengua de un Caputo o un Macri?
Son preguntas que parten no de un análisis idealista sino de los resultados concretos que obtenemos.
Diego: el fenómeno es tan complejo y sus consecuencias son dramáticas que ampliar el campo y las voces del análisis deben ser bienvenidas
Eliminaryo hace rato que vengo sospechando que estamos ante un quiebre cultural-económico y político-social comparable al que sucedió en lo que hemos llamado renacimiento, alrededor del siglo XV.
ResponderEliminarno hay más que comparar lo que le sucedió al planeta durante la pandemia con la peste negra y su impacto. o el "descubrimiento" de la imprenta con la aparición de internet. y ni hablar de la aparición de "profetas" como hitler o milei (o trump, llegado el caso) con los savonarolas y otros de aquélla época.
con una pequeña diferencia. si con el renacimiento comenzó el final de la edad media y el régimen feudal, a veces me temo que en ésta nueva vuelta histórica de lo que se trate es de volver a la edad media. hay diez tipos que tienen toda la guita del planeta y, obviamente, un poder político, social y hasta militar que se equipara al poderío de duques, condes y barones de antaño. y que lo están ejerciendo.
yo ya estoy viejo como para ver las consecuencias de éste cambio. pero me preocupa un futuro de regresión cultural y económica.
Hola Hugo, interesante el articulo. Le dejo un comentario que lo único que busca es pensar y reflexionar sobre "¿como llegamos hasta acá?"
ResponderEliminarUsted dice "La pandemia entonces parió a LLA. Pero no solamente ella. Es fundamental posar la mirada sobre la subjetividad que se fue gestando en estas décadas de neoliberalismo y que se precipitó en una subjetividad negacionista, odiadora, atrapada en las redes sociales por ese odio, mal educada (fallas notables en la comprensión de textos), deshistorizada, fanatizada, en busca de un Mesías o de un vengador" y luego "Desencadenó lo que estaba en ciernes, en potencia"
Pienso que allí hay una reducción que evita identificar al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández (a mi entender un desastre de co-gobierno) como el gran responsable de las elecciones que dieron ganador a Milei
En las generales de 2019 Macri obtuvo casi 11 millones de votos. Es decir, una cantidad importante de la población que a pesar del impacto negativo que sufrió en los 4 años de gobierno, se siguió identificando como contrario a todo lo relacionado con el Kirchnerismo/Peronismo.
Para que esos 11 millones se transformen en 14 millones (los que obtuvo Milei en el Ballotage) no había que hacer mucho dado que desde el 2015 a 2023 todo fue cuesta abajo y lo que se vivió fue un deterioro sistemático y constante de la vida de la gran mayoría de la sociedad
La pregunta no es por esos 3 millones sino ¿como es posible que tantos millones de ciudadanos, trabajadores que en su mayoría son clase media, clase media baja y sectores bajos, se hayan inclinado por una posición por la negación, "Anti" sistema, entendiendo como al status quo actual al peronismo
Creo que por ahí hay que hacer la reflexión. Obviamente no descarto para nada las nuevas subjetividades, las redes y los algoritmos (entiendo que su formación lo lleva a indagar a partir de estos elementos analíticos) pero creo que hay que empezar por la materialidad y plantear que el agotamiento del proyecto político kirchnerista empieza en 2010. A partir de la crisis mundial del 2009 el modelo centrado en el mercadointernismo llego a su limite y no hubo, no se pudo, propuesta política superadora hacia 2015.