Un
eufemismo es una palabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye
otra considerada tabú, de mal gusto, grosera o demasiado franca. Es como un
remedio al que la cobertura del comprimido intenta disimular el mal gusto del
contenido. En economía, los ministros
del ramo suelen ser unos exquisitos cultivadores de eufemismos. Sólo tomando
algunos de los últimos tres de ellos puede demostrarse con claridad: Axel
Kiciloff denominó su devaluación del 2014 como “deslizamiento cambiario”;
Hernán Lacunza, a la reestructuración de la deuda en pesos -algo así como
hacerse trampas jugando al solitario- la calificó como “reperfilamiento”. El
actual ministro Martín Guzmán, a la discusión sobre los ajustes que exige el
Fondo a los que se los encubre bajo la benévola expresión de “sugerencias”, la
llama “sendero fiscal”. Incluso en estos días lo que el Presidente denominó un
acuerdo con el FMI, éste lo relativizó bajo una expresión menos contundente que
es “entendimiento”.
En
política se podría hacer una enciclopedia con
ene tomosn. Así la rendición en
la guerra de Malvinas, en el comunicado oficial 165, en forma aséptica y
encubridora se dijo: “En el día de ayer,
14 de junio de 1982, se produjo la reunión entre el comandante de las fuerzas
inglesas, Jeremy Moore, y el comandante de la guarnición militar Malvinas,
General de Brigada Marío Benjamín Menéndez. En dicha reunión se labró un acta,
en la cual se establecen las condiciones de cese de fuego y retiro de tropas”.
Cuando
Raúl Alfonsín comunicó el 12 de junio de 1989 su renuncia, decidió
enmascararla. Era una renuncia anticipada de un mandato que,
constitucionalmente, debía terminar el 10 de diciembre de ese año. Decidió usar
la palabra “resignar” que tenía un contenido más pesado que “renunciar”: la
resignación es un estado emocional en el que se acepta la imposibilidad de
luchar contra determinadas adversidades.
HISTORIA
Y UN EUFEMISMO MADRE
El 3
de febrero se recordó el 170° aniversario de la Batalla de Caseros. En su
momento, la “Revolución Fusiladora”, 103 años después, reivindicó la línea
histórica Mayo- Caseros y consideró que el derrocamiento de Perón era el
equivalente a lo que había concretado Urquiza. Desde el poder económico y la
mayoría de la clase media, Rosas había sido la primera tiranía y el gobierno de Perón la segunda tiranía. A partir de ahí se
empezó a dictar en todas las escuelas la materia Educación Democrática para
abonar la afirmación y alejar la posibilidad de nuevas dictaduras, bajo lo cual
se estigmatizaba a los gobiernos populares. Incluso en mi memoria infantil en
Entre Ríos junto con el Himno Argentino cantábamos el Himno Uruguayo como
agradecimiento al papel de los uruguayos que alojaron a los unitarios exiliados
del Rosismo en Montevideo, los mismos que se aliaron a las flotas
anglo-francesas que bloqueaban el puerto de Buenos Aires para “liberar la
patria”. Después los exiliados del peronismo y sectores de la población de
Montevideo rindieron homenaje a los aviadores que habían bombardeado a Plaza de
Mayo, un hecho criminal sin antecedentes.
Pero
el eufemismo madre que une Caseros con la “Revolución Fusiladora” es la
expresión que usaron como bandera de unidad Justo José de Urquiza y Eduardo
Lonardi: “Ni vencedores ni vencidos”. Lonardi gobernó 30 días y fue desplazado
por Pedro Eugenio Aramburu perdurando Isaac Rojas en la vicepresidencia. La
demostración que había vencedores y vencidos quedó rápidamente exteriorizado y
es ampliamente conocido: intervención de la CGT, proscripción del peronismo,
persecuciones y presos peronistas, prohibición de invocar o mencionar, como
delitos, a Perón, Evita y el Partido Justicialista, proscripciones,
fusilamientos públicos y clandestinos entre un largo catálogo de horrores
concretados en defensa de la democracia y la república por impolutos demócratas
y republicanos.
Menos
conocido es lo que pasó después de Caseros donde también quedó claramente
expuesto que la victoria de Urquiza dejaría como consecuencia la existencia de
vencedores y vencidos, el abismo que separaría a los ganadores y los
perdedores.
Lo
que pasó en el campo de batalla, terminado el combate, lo cuenta
el periodista y divulgador histórico Adrián Pignatelli: “Rosas,
acompañado de su asistente Lorenzo López, escapó. Pasó por el sur de Puente
Alsina y de ahí se dirigió al Hueco de los Sauces, hoy Plaza Solís. Sentado a
la sombra de un árbol, apoyó el papel sobre su rodilla, redactó su renuncia.
Estaba herido en una mano. Luego se vistió con el poncho y el gorro de su
asistente, entró a la ciudad y se refugió en la casa de Robert Gore, encargado
de negocios británico, que vivía sobre la actual calle Bolívar. Esa misma noche
junto a su hija Manuelita y algunos allegados, embarcó para Gran Bretaña, donde
lo esperaban 25 años de exilio. Moriría allí en 1877.
Mientras
tanto, en el campo de batalla, los vencedores se habían ensañado con los
vencidos. Chilavert sabía lo que le esperaba. Su asistente el sargento Aguilar
le ofreció su ayuda para que huyese. “Pobre Aguilar, te perdono lo que me
propones por tu cariño. Los hombres como yo no huyen”. Le dio su reloj y su anillo
para que se los entregue a su hijo Rafael. “Tomá mi caballo y mi apero y sé
feliz”.
Fue
llevado a la presencia de Urquiza, que había establecido su cuartel en Palermo.
Discutieron. Chilavert dijo que no se arrepentía de su decisión, y que obraría
igual mil veces más. El entrerriano ordenó fusilarlo por la espalda, como a los
traidores.
Cuando
un oficial lo tomó de los brazos para darle vuelta, le dio un empujón y lo
arrojó al piso. Sonó un disparo. Chilavert, herido, señalando su pecho, repetía
que le disparasen ahí. Hubo un forcejeo y terminó muerto a bayonetazos,
culatazos y sablazos. Su cuerpo permaneció días tirado en el lugar hasta que se
permitió a los familiares sepultarlo.
También
fueron fusilados y degollados los miembros de la división del coronel Pedro
León Aquino. El mes anterior se habían sublevado, mataron al propio Aquino y a
sus oficiales y marcharon para ponerse a las órdenes de Rosas.
Claudio
Mamerto Cuenca era, desde 1851, cirujano mayor del ejército y médico personal
de Rosas. Halló en la poesía un desahogo por la intolerancia y la obligatoria
devoción al gobernador.
Cuando
los vencedores ingresaron al palomar de Caseros, donde se había armado un
hospital de campaña, dominados por la venganza al ser sorprendidos por un grupo
de rosistas que habían simulado rendirse, remataron a los heridos a
bayonetazos. En ese momento, apareció desarmado el cirujano mayor Claudio
Mamerto Cuenca, que no era rosista pero que consideró una obligación cumplir
con su deber de médico. Profesional de prestigio, era profesor de Anatomía y
era médico personal de Rosas, aunque no comulgaba con la causa federal. En la
escritura de poesías, que guardaba en su maletín, encontraba el desahogo ante
la simulación que día a día debía sostener para parecer rosista. “Y teniendo
que ser todo apariencia, disimulo, mentira, fingimiento, y un astuto artificio
en mi existencia…”, escribía.
Llevaba
vendas en sus manos y quiso calmar los ánimos. El jefe que comandaba a los
efectivos, el sevillano José Pons de Ojeda, que se hacía llamar comandante León
de Pallejas lo atravesó con su sable y lo mató. Tenía 39 años.
Claudio
Mejía, compañero y amigo de Cuenca consiguió recuperar el cadáver y el
inseparable maletín de su amigo con su obra poética, que fue publicada en 1861.
Para entonces, también se lo conocía como el “mártir de Caseros”.
El
historiador Gabriel Di Meglio en un libro de reciente aparición “Caseros. La
batalla por la organización nacional” en el capítulo 5 bajo el título “El
saqueo y la muerte. El día después de la batalla” escribió: “El saqueo general
de decenas de tiendas en todos los barrios porteños, que comenzó en la
madrugada del 4 de febrero de 1852 y concluyó esa misma noche con una masacre
de saqueadores. Se trata de una de las jornadas más trágicas de la historia de
Buenos Aires y el inicio sangriento de una nueva década de conflictos…..Nadie
durmió aquella noche en los suburbios, porque fueron “teatro principal” de
todas las depredaciones y en el centro,
porque los gritos aún lejanos y el resplandor de los incendios mantuvieron el
incendio en perpetuo sobresalto….Se calcula en 500 personas las que murieron en
las calles y fusiladas por la Comisión Militar…El sueco Axel Adlersparre
oficial de una corbeta anclada frente a la ciudad …..dijo más tarde: “Muchas
escenas salvajes he visto, pero nunca vi hombres sacrificados con tanta
ligereza y sin piedad como en esos días….. El historiador Adolfo Saldías
escribió “que el saqueo de 1852 en Buenos Aires fue una espantosa novedad, no
tenía antecedentes locales”
No
es que tanto el rosismo como el peronismo no perpetraran hechos absolutamente
condenables, pero su patrimonio neto es muy superior a sus derrocadores y
sucesores y las atrocidades posteriores superaron en magnitud e intensidad a la
de los derrocados, y el patrimonio neto de los triunfadores es absolutamente
negativo.
El
“Ejército Grande” que comandó Urquiza contó con tropas brasileñas y
financiamiento del emperador de Brasil Pedro II, anticipo del ejercito de la
Triple Infamia que arrasaría al Paraguay a partir de 1865 y perpetraría un
genocidio exterminando dos tercios de la población paraguaya.
Felipe
Pigna escribió en “Los mitos de la historia Argentina” tomo 2: “El Ejército
Grande” podía haber entrado a Buenos Aires al otro día de Caseros, pero Urquiza
prefirió esperar al 20 de febrero, aniversario de la batalla de Ituzaingó, como
desagravio al Imperio brasileño”
CASEROS
Y LA REVOLUCIÓN FUSILADORA EN LA LITERATURA
El
texto emblemático contra Rosas es El Matadero de Esteban Echeverria. El ataque
al joven unitario intenta reflejar una época que sin lugar tuvo
claroscuros. A su vez “La fiesta del
monstruo” firmada por H. Bustos Domecq, seudónimo de Bioy Casares y Borges
cuando escribían juntos, se inspiran en “El Matadero” para denostar al
peronismo. Fue escrito en 1947,
seguramente ante el temor que originó el 17 de octubre de 1945. Escribió Carlos
Gamerro en su libro “El nacimiento de la literatura argentina”: “La fiesta del
monstruo” quiere ser al peronismo lo que “El Matadero” fue al rosismo
(coherente con la costumbre de designar al gobierno peronista como la segunda
tiranía) y adopta un planteo análogo: un grupo de seguidores del Monstruo
(Perón) son arriados hacia la manifestación de la plaza – el “foco” del
peronismo- y terminan asesinando a un joven intelectual judío. ……El ataque al
joven judío …..parece sugerir algo similar a los miles de ataques del rosismo,
pero lo cierto es que en los diez años de gobierno peronista no se caracterizaron por el asesinato
sistemático de los opositores -y mucho
menos- por el antisemitismo
programático. “La fiesta del monstruo”, toma como punto de partida el sinato del estudiante Aarón Salmón Feijoo en octubre 1945, a manos de
hombres de la Alianza Libertadora Nacionalista, por negarse a gritar ¡Viva
Perón!, pero la insistencia con que los antiperonistas invocaron su ejemplo – y sólo este- sugiere un
acontecimiento único más que
emblemático.” Y la conclusión a la que
llega Gamerro, que comparto parcialmente, es la siguiente: “El Matadero se lee
como un testimonio de cómo era la época de Rosas; “La fiesta del monstruo” como
un testimonio no como era el peronismo, sino como lo veían sus
adversarios.”
SOBREACTUACIÓN
La
sobreactuación es el comportamiento de una persona que es exagerada en sus
actitudes y gestos. La sobreactuación está relacionada con la hipocresía que
muestra una mentira y artificialidad. El presidente Alberto Fernández hace un
uso intensivo de la sobreactuación que tiene como consecuencia un vaciamiento
de la opinión o del elogio sobreactuado.
No
es necesario acudir al lejano y extenso período en que se alejó del primer
gobierno de Cristina Fernández y transitó por adjetivaciones entre exuberantes
y sobreactuadas, muchas de ellas contradictorias con el período en que acompañó
a Néstor Kirchner, sino en las múltiples
incurridas en el ejercicio de la presidencia. Desde el ya lejano “Héctor (por Magnetto) no me deja mentir”, en su
intento de seducir a Clarín que le abría sus páginas y programas cuando era un
opositor contumaz, a pasar a los elogios sobreactuados a Hugo Moyano y Gildo
Insfrán. Del primero dijo al inaugurarse el Sanatorio Antártida: “Hugo Moyano
es un dirigente ejemplar. Los empresarios no lo quieren porque cuida a los
suyos; nunca cedan, sean como él. “Una vez me tocó cerrar una paritaria de los
camioneros porque Néstor (Kirchner) se había ido a China. Hugo les sacó de todo
a los empresarios, todo para los que trabajan, nada para él. Este dirigente
gremial representa a gente de enorme valor, la gente que nos transporta la
comida, los medicamentos, que nos dejan vivir en una situación como esta, y en
esta instancia muestra la solidaridad que hace falta. Dijimos que íbamos a
volver mejores. Estamos siendo mejores, Hugo, estamos siendo mucho
mejores…. Hugo, es un dirigente
inmenso.”
Dirigiéndose
a sus hijos les dijo: “Tienen que estar orgullosos del padre que tienen”
Sin
caer en sobreactuaciones, con sólo decir que cualquiera que sea camionero (o él
mismo si lo fuera) votaría por Moyano en reconocimiento a su valor como
dirigente sindical, estaba ampliamente reconocido. Cuando se lo eleva a la
categoría de ejemplo, quedan muchos flancos expuestos. Lo mismo sucedió en
menor dimensión en su momento con las adjetivaciones grandilocuentes con Gildo
Insfrán. Con afirmar que ha sido elegido en reiteradas oportunidades desde el
10 de diciembre de 1995 lo que demuestra su enorme inserción popular, el
comentario representa un elogio y no un superelogio que lo convierte en
inverosímil.
Pero
donde quedó desnudo, como si careciera de asesoramiento en las características
de la diplomacia, son sus declaraciones en Rusia y China. Desplazándose por un
territorio álgido con tambores de guerra y cuando con relación al FMI tiene
apenas un entendimiento que denominó acuerdo ante la dramática escasez de
reservas y al borde de una corrida cambiaria, declaró en Rusia: “Yo estoy
empecinado en que Argentina tiene que dejar esa dependencia tan grande que
tiene con el Fondo y con Estados Unidos. Y tiene que abrirse camino hacia otros
lados. Y ahí es donde me parece que Rusia tiene un lugar muy importante,
tenemos que ver la manera que Argentina se convierta de algún modo en una
puerta de entrada para América Latina para que Rusia ingrese en América Latina
de un modo más decidido". “Argentina tiene que dejar la dependencia del
FMI, donde influye Estados Unidos”. Las afirmaciones son correctas pero dichas
en el lugar y en el tiempo inoportuno se convierten en inadecuadas.
Luego
en China felicitó a su par chino por su "maravilloso discurso en el que ha
puesto en valor el multilateralismo, el cuidado del medio ambiente, la
preservación de la paz mundial y la solidaridad". “Nos sentimos muy
identificados con todo el trayecto de la Revolución hasta el presente.”
En
su breve paso por Barbados duplicó la apuesta donde declaró: “He leído que le
he mordido la mano a quien me ayudó… ¿Quién me ayudó? A mí con el Fondo me
ayudaron los países europeos, me ayudó China, me ayudó Rusia, los países
americanos y paro ahí. Sé quién hizo mucho para que ese préstamo sea dado. Eso
sí lo sé, el gobierno anterior de EEUU. No lo digo yo, lo dice el Fondo”.
Parece
sencillo formular un discurso que compatibilice la necesidad con la dignidad.
En ese sentido podía haber dicho: “Históricamente hemos sido los mentores de la
tercera posición. Queremos tener relaciones comerciales con todos los países en
un clima de mutuo respeto y defensa de la soberanía. Somos un país
independiente, generoso con los que son
generosos. Agradecemos tanto a Rusia coma a China la mano que nos dieron con
las vacunas cuando las mismas escaseaban. Estamos abiertos a un mejoramiento
del intercambio comercial recíproco y a la firma de inversiones que contemplen
las mutuas conveniencias. Y no hemos vacilado en venir en momentos muy
difíciles con la plena convicción que finalmente triunfará la razonabilidad.
Hubiéramos preferido no recurrir al FMI, pero el cash flow heredado no nos deja
otra alternativa. Estamos plenamente confiados que con nuestro esfuerzo y el
apoyo de todos los países amigos saldremos adelante como lo hemos hecho en
múltiples oportunidades de nuestra historia.”
Al
regresar y como es habitual retrocedió tratando de recomponer la situación,
ante las repercusiones de las declaraciones innecesarias e inoportunas. Declaró
a Radio 10: “Así como Trump en su momento trabajó para favorecer al gobierno de
Macri y darle un crédito muy nocivo para la Argentina, también digo que el
gobierno de Joe Biden, cuando llegó el momento de dar una solución acompañó.”
Y
luego, para sobreactuar la reparación escribió en Twitter: “Así como Trump en
su momento trabajó para favorecer al gobierno de Macri poniendo en riesgo el
futuro de Argentina, digo hoy que el actual gobierno norteamericano, a la hora
de de darle un comienzo de solución al problema, acompañó con su voto a
Argentina y eso lo valoro.”
Enfrentado
con el problema del Lago Escondido en Río Negro cuya gobernadora lo acompañó en
el periplo, intentó evitar cualquier enfrentamiento con Joe Lewis, el magnate
inglés, la séptima fortuna de su país, quien se apropió del lago en una clara
violación de la soberanía territorial, y declaró: “Hay que facilitar la llegada
de visitantes al espejo de agua, y anticipo que analizaré con la gobernadora de
Río Negro, Arabela Carreras, la posibilidad de construir un camino.” Luego
reiteró “Hay que garantizar el acceso al lago" y "Vamos a ver si lo
podemos concretar." Un verdadero
ejemplo de moderación que es el otro nombre de su debilidad y falta de
autoridad; un subterfugio innecesario para evitar el conflicto. Claro que ante
la actitud bochornosa de Mauricio Macri que se hospedó en el palacio del
apropiador, 24 horas después que los guardias del mismo reprimieran una
manifestación que quería llegar al lago, expone su amistad y lo defiende
públicamente, ayudando a Fernández a mejorar en la comparación la reprochable
posición presidencial.
A
esta altura queda claro: Alberto Fernández hace declaraciones duras cuando
tiene que ser moderado y es muy moderado en los hechos cuando debe actuar
duramente.
Parece
Héctor Raúl Cifuentes aquel humorista,
actor, imitador y ventrílocuo chileno,
de la década del 50, que además de Tatín, tenia un personaje que se
llamaba viceversa, que lloraba cuando tenía que reír, y reía cuando tenía que
llorar.
MISTERIOS
Es
muy misterioso un gobierno cuyo presidente y su Ministro de Economía pueden
arribar a un entendimiento con el FMI que derivará en acuerdo, y en un
compromiso que condicionará la vida de los argentinos por varias décadas, ello
ante las protestas de su Vicepresidenta y socia mayoritaria, quien dice haber
sido desinformada; es ese mismo presidente que no puede desplazar a su Ministro
del Interior, el que en su oportunidad le renunció por la prensa sin informarle
previamente; ni puede desafectar a la titular del PAMI Luana Volnovich y a su
segundo y pareja Martín Rodríguez, los que desobedeciendo el pedido
presidencial de veranear en el país, viajaron al Caribe dejando la institución
acéfala. Más aún: un mes después el Presidente de la Nación y la Presidenta del
PAMI se fotografían sonrientes. Es ese
mismo Ministro de Economía que no puede desplazar al Interventor del Enargas
Federico Bernal ni a Federico Basualdo, Subsecretario de Energía, teniendo con
ambos grandes diferencias. Esto con prescindencia de determinar de qué lado
está la razón.
En
realidad el título “misterio” es una trampa. No hay ningún misterio. El
político Guy Mollet decía: “Una coalición política es como el arte de llevar el
zapato derecho en el pie izquierdo sin que te salgan callos...”; bueno aquí no
sólo salen callos sino que en algunos momentos corre peligro el pie y la
posibilidad de seguir caminando.
Tampoco
es un misterio que ya antes que las PASO del 2023, el gobierno está perdiendo
ampliamente la elección en las góndolas, donde desde octubre del 2020 la
inflación mensual osciló entre el 3 y el 4%, salvo agosto y noviembre del 2021
que fue del 2,50%.
Además
un gobierno supervisado por el Fondo, es como caminar bordeando un precipicio
Si
el gobierno no entiende que se está cocinando al spiedo, mientras Juntos por el
Cambio se prueba “la ropa que va a dejar”, como dice el tango; y que el
macrismo está dispuesto a concluir su destrucción anterior con la decisión e
impunidad que lo caracteriza, entonces ser pesimista es nada más que ser un
optimista bien informado. Y pasa a tener dolorosa vigencia la frase que el
escritor Andrés Rivera puso en boca de Castelli en su recordada novela “La
revolución es un sueño eterno: “Si ves al futuro, dile que no venga.”
18-02-2022
Publicado
en La Tecla Ñ, Diario Registrado y el Portal de Radio Cooperativa