El Frente de Todos es el protagonista de la mayor derrota histórica del peronismo. El fracaso posible arrastrando dos pandemias, estaba entre las posibilidades de una elección de medio término. Una elección que en cualquier país que no tenga la enorme fractura del nuestro se mide en primer lugar por el número de bancas que se ganan o se pierdan en el Congreso.
En cambio, aquí, además, es principalmente un plebiscito donde se evalúa fundamentalmente el respaldo o desaprobación de dos años de gobierno. Y el resultado ha sido un mapa que cambia absolutamente de color. De aquel mapa del 2019, que conformaba una camiseta de Boca, donde el azul del Frente de Todos cubría la mayor parte del norte y el sur con una franja amarilla en el centro del país, se ha pasado a otro donde el azul se desvanece porque de 24 distritos electorales el oficialismo sólo ganó en 6 (Catamarca, Formosa, La Rioja, San Juan, Santiago del Estero, Tucumán) . En donde los referentes de la coalición oficialista son derrotados en sus bastiones: el kirchnerismo en Provincia Buenos Aires y Santa Cruz, Sergio Massa en Tigre y en Chubut, donde se pueden perder dos senadores, Alberto Fernández que colocó el primer candidato en el AMBA, en los dos tuvo fracasos significativos. En la Provincia de Buenos Aires de 135 distritos sólo el oficialismo ganó en 23 (Pilar, Escobar, Moreno, J.C. Paz, Malvinas Argentinas, Merlo, Hurlingham, La Matanza, Ezeiza, Estaban Echeverría, Lomas de Zamora, Avellaneda, Presidente Perón, Almirante Brown, Florencio Varela, Berazategui, Monte Hermoso, General Villegas, Pila, Berisso, Ensenada, San Vicente y Marcos Paz). Perdió en lugares industriales como San Martín; en Quilmes, a pesar del recuerdo que parecía imborrable por lo pésimo del intendente anterior Martiniano Molina, la actual intendenta Mayra Mendoza perdió 19,11 puntos, mientras que la oposición recuperó 12 puntos, situación que se prolonga en distritos como Morón o Ituzaingó a modo de ejemplo. Incluso en bastiones inexpugnables, el oficialismo en la Provincia de Buenos Aires triunfó con menor porcentaje y menor diferencia. Hay datos que son muy reveladores: en la Matanza, el oficialismo entre estas elecciones y las del 2019 pasó de 61% de los votos a 44,02% perdiendo casi 17 puntos mientras que Juntos aumentó 5,38 puntos pasando de 20,10 % a 25,48%. Disminuciones grandes de votos del oficialismo e incremento de la oposición es una constante, cualquiera sea el resultado final.
A esto se suman como perdedores a gobernadores de provincias donde el peronismo siempre gana como La Pampa o San Luis. Es decir que el oficialismo debe analizar la amplitud y extensión de la derrota y donde prácticamente parece cumplirse la humorada de Macedonio Fernández: “Fue un desastre tan completo que hasta los sobrevivientes perecieron.” En la volteada caen los referentes de la coalición, gobernadores e intendentes.
A nivel nacional, Juntos por el Cambio mantuvo con unas décimas de aumento lo obtenido en las nacionales del 2019, mientras el oficialismo perdió 15 puntos. El resultado nacional fue de 40,5% a 31%.
LA HERENCIA RECIBIDA Y LA PANDEMIA
El gobierno de Mauricio Macri tuvo la lamentable fortuna de que sus pésimos índices económicos quedaran mejorados comparativamente por los efectos de la pandemia que deterioró todos los indicadores del Frente de Todos. Más allá de los indudables méritos del gobierno que evitó en las peores condiciones la implosión sanitaria y social, lo que quedó en primer lugar es el grado de destrucción medido en el número de negocios cerrados, de personas desocupadas, de restricciones para reducir la pandemia, del número muy elevado de muertos. La falta de empatía ante la gravedad de la situación en el momento de mayores dificultades para acceder a las vacunas, se tradujo en el vacunatorio para privilegiados que involucró al mismísimo Ministro de Salud, en la falta de conciencia posterior por varios de los involucrados de reconocer la gravedad de lo cometido en un escenario dramático, y luego cerca de las elecciones, la aparición de la foto del cumpleaños en Olivos, realizado en julio del 2019, en plena pandemia y con estrictas limitaciones protagonizado nada menos por quien como el Presidente había establecido rígidas medidas de juego. Las sucesivas explicaciones que se desmentían unas a otras, lo que exponía a la máxima autoridad a una descarnada exhibición de mentiras, fue un tiro en los pies que al tiempo que profundizó la devaluación de la palabra presidencial, tuvo posiblemente un efecto parecido al suicidio de Nisman, presentado falazmente como asesinato por la oposición y sus medios.
Que la oposición haya perpetrado actos de todo tipo contra la cuarentena e incluso contra las vacunas, no son medidas con el mismo metro. La responsabilidad del Presidente de la Nación siempre es superior.
No entender que había una sociedad muy lastimada, por convivir más de un año y medio con el miedo, la enfermedad, las muertes en soledad, el encierro, los entierros solitarios, fue un costo cargado con mayor o menor justicia a todos los oficialismos. Un pequeño recuento de lo sucedido en América Latina lo demuestra. Ganó la oposición del MAS, ampliamente en las elecciones presidenciales en Bolivia, pero perdió al poco tiempo siendo oficialismo en las elecciones municipales; triunfo contundente de la oposición en Ecuador, en Chile triunfo abrumador de la oposición en las elecciones primarias y para constituyentes; ajustado triunfo de la oposición en Perú, y victoria de la oposición en las legislativas de Méjico.
La pandemia entonces atenuó el desastre macrista y pesó en forma contundente en el desempeño y derrota del gobierno de los Fernández. Pepe Mujica, el ex presidente uruguayo, en un agudo análisis sobre lo que está pasando en América Latina (Bolivia, Perú, y Chile concretados, todo indica próximamente Colombia y Brasil) en el sentido de que pareciera haber un nuevo vuelco hacia el centro izquierda-esto antes de estas elecciones legislativas en la Argentina- respondió: “No se equivoquen, se vota en contra de los oficialismos, sean más de derecha o más de izquierda”
LA MODERACIÓN PARA GANAR PERO NO PARA GOBERNAR
“El Frente de Todos” fue una construcción inédita donde la vicepresidente eligió al presidente y es la que tiene el capital mayoritario. Sergio Massa es el aportante de un indefinido pero pequeño capital electoral. A ello se suman sindicatos, movimientos sociales, empresas recuperadas, gobernadores e intendentes. Una coalición que loteó la composición de los ministerios con integrantes de los tres referentes, más allá de la mayor o menor capacidad de sus componentes, es una invitación para que desde el principio se concrete un organigrama donde los funcionarios se bloqueen y no funcionen.
Alberto Fernandez aportó la moderación que se reconoció fundamental para el éxito electoral pero que ante una crisis económica de intensidad muy superior a lo que reflejan los números en rojo, implicaba enfrentar a un cáncer con analgésicos. El problema entonces radica, entre otras cosas, que para ganar se eligió un clínico, pero luego para gobernar resultó imprescindible contar con un cirujano para operar las necesidades de la población. Las medidas más radicales como el intento de estatización de Vicentín, sólo le dieron pretextos a una oposición paleozoica que hizo retroceder indecorosamente al Presidente, desnudando su falta de convicción. Ni siquiera cuando muchos meses más tarde, después de vaciar la empresa, ésta se presentó en convocatoria ofreciendo hacer una quita del 75% y pagar el 25% a 20 años, esto no afectó a la oposición que fue protegida por la hermética cobertura mediática. Medidas como declarar servicio público a Internet fueron esterilizadas por la justicia ante la indiferencia oficial. La mal llamada Hidrovía y el plazo de la concesión se discutió silenciosamente en función de su enorme importancia. El control de puertos y aduanas por donde se escapan los dólares que se necesitan, no se plantea ni hay decisión para encararla. La minería exporta sin control y lo que omite de liquidación de divisas es aún menor a lo que deja en contaminación ambiental. Una reforma impositiva progresiva es muy importante para mejorar la distribución del ingreso. Como parche progresivo, pero limitado, después de un largo proceso se sancionó el impuesto solidario, pero como todo se hace en grageas, fue por única vez. El gobierno se dedicó a proveer importantes ayudas a los individuos y al sector privado las que finalmente resultaron precarias, originando la paradoja de resultar importantes en el presupuesto estatal y mezquinas en los ingresos de los beneficiarios.
El dramatismo de la situación lo refleja que ninguno de los candidatos obtuvo más votos que el número de pobres que tiene el país.
Una caída del PBI del 10%, en el 2020, más 5% de caída en los dos últimos años del gobierno de Macri, sumado a los más de 113.000 muertos por el COVID, cuatro años de caída del poder adquisitivo del salario que perdieron un 25%, una inflación descontrolada e imposible de domar, una desigualdad en aumento, construyeron un escenario de un dolor económico y humano insondable.
Si a esto se suma un collar de groseros errores presidenciales que permite plantearse que no siempre un muy buen operador termina conformando un presidente al cual le corresponda el mismo adjetivo.
El fuego amigo ha sido practicado desde distintos sectores y protagonistas, destacándose a Sergio Berni, quien, sostenido por Cristina Fernández, criticó y deterioró la figura presidencial sin reservas. La inexistencia de una mesa que coordine políticas comunes de un frente heterogéneo y que las mismas se diriman públicamente de la peor manera, es otro de los puntos negativos.
Las desavenencias entre el Presidente y la Vicepresidenta en exteriorizaciones públicas claras que concluyeron en la mayoría de los casos en detrimento de la figura presidencial.
A eso se suma la tendencia de Alberto Fernández de evitar conflictos concretos, más allá de su inflación verbal, de intentar conciliar con quienes no quieren hacerlo, de sobreactuar los elogios a los propios, de entregar generosas pautas publicitarias a quienes hacen periodismo de guerra en su contra, mientras que la comunicación del gobierno es pésima.
El Presidente suele ser inmoderado en muchas ocasiones en el discurso y más que moderado en los hechos. Exactamente al revés de lo que la situación amerita.
Apenas algunas de las muchas inconsistencias que fueron incubando primero desilusión y luego el voto bronco. La desilusión se canalizó a ambos extremos del arco político a través de los mal llamados libertarios y el Frente de Izquierda y el castigo a través de la principal oposición que es Cambiemos. Otro porcentaje en el mismo sentido se exteriorizó a través del voto en blanco y pasivamente en no concurrir a votar.
A su vez las expectativas que despertó un muy buen candidato en la Capital como Leandro Santoro y el acompañamiento de Gisella Marziotta no se vio reflejado en las urnas, alcanzando resultados inferiores a las de otras decepcionantes elecciones
GANADORES Y PERDEDORES EN LA OPOSICIÓN
En una coalición ganadora, hay también ganadores y perdedores, estos últimos disimulados en una ola que consideró que Cambiemos era la forma más adecuada de castigar al gobierno. Esta aseveración implica, de ser correcta, que no se confundan y que sean prudentes. En buena parte su elección más que un mérito propio, está conformada por un desplazamiento de sectores fluctuantes que hace menos de dos años votaron al gobierno y ahora lo castigaron a través de una alianza política que en apenas cuatro años perpetró una destrucción gigantesca. Es como si una persona operada por un médico que no cuidó la estética de la operación decida solucionarla no con un médico más capaz, sino acudiendo a un carnicero. Tal vez, y ahí está el laberinto en que se encuentra el país, porque muchos ciudadanos consideran que no tienen a mano otro médico mejor. Por lo tanto, en un porcentaje impreciso, son votos prestados provisorios que tal vez pueden retornar hacia el Frente de Todos, una vez dado el mensaje de protesta y atenuada la bronca más efervescente. Si eso ocurre el resultado de la Provincia de Buenos Aires puede revertirse.
El gran ganador es Horacio Rodríguez Larreta que hizo una jugada arriesgada con María Eugenia Vidal en la Capital, después que prometiera no abandonar a los bonaerenses, y llevando a la provincia a Diego Santilli, su vicejefe de gobierno y Ministro de la Seguridad a la Provincia. Previamente bloqueó el deseo de Mauricio Macri que la primera candidata a diputada por CABA fuera Patricia Bullrich. El ex presidente no logró convencer a la ex gobernadora Vidal que fuera la primera candidata a diputada por la Provincia, lo cual es un testimonio de lo herida que salió la antigua Heidi de la Provincia que gobernó cuatro años. Los candidatos de Macri en Córdoba y Santa Fe perdieron. Lo mismo pasó con Elisa Carrió que resultó derrotada en todas sus apuestas electorales. Macri festejó una victoria que lo tuvo como actor de reparto, a la que se incorporó de urgencia en CABA para reforzar a Vidal después de haber sido alejado por Larreta que fue el protagonista principal y que se presenta como su sucesor. Más allá de las diferencias de personalidad y estilo significan lo mismo.
El radicalismo tiene una incipiente recuperación triunfando en las tres provincias que gobiernan y especialmente en Corrientes con un amplísimo margen en la elección para gobernador, incrementado en 20 puntos con relación a la elección anterior. La presencia de un neurocientífico como Facundo Manes con discurso de manual de autoayuda, habiendo consumado una elección relativamente positiva en la Provincia de Buenos Aires, ha abierto en las filas del partido de Balbín, una expectativa de ocupar lugares más dignos en Juntos por el Cambio, hasta ahora reducidos a ser una especie de empleada de casas particulares con cama adentro.
En síntesis: Larreta asoma como candidato a presidente en el 2023 encabezando una alianza con un radicalismo menos débil y más demandante.
El Frente de Izquierda ha hecho su mejor elección nacional, alcanzando un notable porcentaje en Jujuy, canalizando algún porcentaje del voto desilusión En el otro extremo, aparecieron los libertarios con Javier Milei en CABA, realizando una muy buena elección repetida en menor escala por Miguel Angel Espert en Provincia. Este último es un ultraliberal tradicional.
Macrismo, pandemia, más limitaciones e insuficiencias del gobierno actual, delinean un país donde muchos jóvenes que no vivieron ni conocen la historia argentina contemporánea, descreen de la política, observan espantados la pelea en el barro de las dos coaliciones principales, las mentiras groseras, y minimizando la magnitud de lo que ha significado y significa la pandemia, consideran que han padecido de parte del gobierno una restricción inconcebible a sus libertades individuales. La figura payasesca de Javier Milei, con sus larguísimas horas de presencia mediática, sus insultos, sus improperios, el hecho que rinda televisivamente -porque todo lo bizarro es pan caliente para los medios- sumado a un discurso tan simplista como falaz, atrae fundamentalmente a ciertos segmentos del electorado joven que es una cabecera de playa para la introducción en el mismo espacio de un porcentaje de los padres de esos jóvenes que pueden ser atraídos por un pretendido discurso antipolítica. Este se reduce a afirmar que la culpa de lo que pasa en el país se debe a que los políticos roban, a quienes los califica de casta y a los cuales promete expulsar con patadas en el culo; que la igualdad es una falacia porque los exitosos no deben mantener a los fracasados, que los impuestos son un robo y que el Estado es un apropiador del esfuerzo de los ciudadanos triunfadores. Que el culpable de la inflación es el Banco Central al que convoca a incendiar y propone en sustitución una Banca Simons o "Narrow Banking" que en última instancia es dejar en manos privadas la creación de dinero desplazando al gobierno de esa potestad. Sólo cuatro estados no tienen bancos centrales: El Vaticano, Andorra, Mónaco y las islas Seychelles.
Para los libertarios la participación del estado en el PBI no puede superar entre el 2 y el 5%. Y la versión anarquista libertaria a largo plazo quiere un 0%.
Coincide Milei con el círculo rojo y los bancos privados, está contra la despenalización del aborto y las políticas de género, contra el calentamiento global al que considera un invento socialista, está contra el etiquetado de los productos y sobre una ley que proteja a los humedales porque es una intromisión del Estado, aprueba la portación de armas por los particulares, está de acuerdo con aceptar las imposiciones del FMI, considera falso que no haya igualdad laboral y remunerativa entre el hombre y la mujer, está a favor de la derogación de la ley de contrato de trabajo, admira a Domingo Felipe Cavallo a quien considera el mejor ministro de economía de la historia y profesa una devoción especial hacia Adolfo Sturzenegger, admira al economista Guillermo Calvo, y considera al economista Alberto Benegas Lynch como “El liberal más grande de la historia argentina”; cree que el gobierno de los Fernández es socialista, califica de recontra zurda a María Eugenia Vidal y se refiere a Horacio Rodríguez Larreta con adjetivos escatológicos El ex arquero de las inferiores de Chacarita lleva como segunda candidata a Victoria Villarruel, que para defender a asesinos como Videla & Cía, a cuyo gobierno sólo lo califica de facto, pide inteligentemente una reconsideración e indemnización sobre las víctimas civiles del accionar guerrillero con el fin último de avanzar luego sobre la valorización positiva del terrorismo de estado. Milei a su vez fue asesor de planta transitoria en el Congreso nombrado por Domingo Bussi, quien fue gobernador de Tucumán, diputado nacional y uno de los represores más salvajes de la última dictadura militar. Además, participó, según el bisemanario Perfil, con Nicolás Márquez y Agustín Laje, autores de “Cuando el relato es una farsa. La respuesta a la mentira kirchnerista”, donde se reivindica la dictadura.
Con este discurso y esta ideología, Javier Milei sacó más de 13,66 puntos en todos los barrios de CABA, incluyendo las villas y barrios del sur, lo que demuestra el grado de desesperación , bronca y angustia actual.
Espert también de “La libertad avanza” obtuvo en la Provincia de Buenos Aires, un territorio menos amigable para su discurso que CABA, un porcentaje que superó el 4%
CURIOSIDADES LLAMATIVAS
Santa Fe es una provincia en la que los que vienen por fuera de la política hacen carrera. Sucedió con Carlos Alberto Reutemann, dos veces gobernador y por voluntad e indecisión propia evitó ser presidente; el Midachi Miguel del Sel, que estuvo muy cerca de ser gobernador; Amalia Granata, modelo, panelista y Gran Hermano, que fue elegida diputada provincial y ahora Carolina Losada, periodista en Intratables y columnista con Baby Echecopar ganó la internas radical y es posible que sea Senadora Nacional por su provincia de la que se había alejado hace dos décadas y cuyo slogan fue: “Dejemos atrás a Cristina”.
Otra curiosidad es que quien acompaña a “la periodista independiente” es el intendente de la ciudad de Avellaneda, Dionisio Scarpín, donde todo es Vicentín y que luchó decididamente a favor de la empresa estafadora.
Pasando a la provincia de Buenos Aires: que la vedette y panelista Cintyia Fernández haya sacado alrededor de 90.000 votos sin más atributos que una destacada parte de su cuerpo, superando al ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, poseedor del peronómetro, y a la trotskista Manuela Castañeira, demuestra el escenario electoral de forma descarnada, otras exteriorizaciones del voto bronca.
Por otra parte, la aseveración como un lugar común político que el peronismo unido es invencible se demostró falaz.
La importancia muy negativa de tener cerrada las escuelas en la provincia de Buenos Aires y las carencias actuales que subsisten, como explicación en el resultado electoral, han sido señaladas por personas que conocen en profundidad la pobreza como la muy talentosa, profunda y certera Mayra Arena y por Juan Grabois quien manifestó: “Los que tenemos pibes en la escuela pública la pasamos con el orto. La gente que tenía que ir a laburar y no tenía quien le cuidara los pibes, el whatsapp que no funcionaba, la falta de una estrategia clara…. Los pibes no aprendieron nada. Hubo un abandono de los pibes y pibas y de la comunidad educativa”, Además la falta del abordaje de temas como la seguridad que les preocupa principalmente a los pobres en zonas donde el estado no llega, mientras observan estupefactos problemas que no les interesa, muy lejano a sus preocupaciones como la reforma judicial o el lenguaje inclusivo.
EL VOTO CASTIGO Y EL VOTO DESILUSIÓN
Una catástrofe electoral de semejante magnitud, una vez superado el impacto inicial, puede inducir hacia la moderación o a la radicalización. Indudablemente es casi imposible revertir este resultado en dos meses, pero es ampliamente probable reducir la distancia y alcanzar una derrota relativamente honrosa que enderece la nave hacia las elecciones presidenciales del 2023 con posibilidades ciertas. Hay que entender que sólo con la economía no alcanza, pero sin la economía no se puede; y que un gobierno nacional y popular debe hacer las transformaciones imprescindibles e inevitables que permita calificarlo como tal. Que meramente sobrevivir, es decir administrar una crisis superlativa, es el camino que termina en fracaso. Que el enfrentamiento con los poderes que han convertido a nuestro país en este lamentable escenario que padecemos, es inevitable y absolutamente necesario. Tratar de agradar a los enemigos es el recorrido más directo de vaciar la base de sustentación propia. Está claro que si se interpreta que el mensaje de las urnas es seguir las propuestas del PRO, ese camino conduce al suicidio. Toda la campaña de Cambiemos se sintetizó en la palabra BASTA, para errores reales o amenazas inexistentes del gobierno. Como es tradicional en esta fuerza política las mentiras son el relleno de todas sus afirmaciones. Después de las elecciones declaró Larreta: “Ayer hubo una voz muy clara, una voz de los argentinos que le dijo al Gobierno ‘basta de este rumbo, basta de querer avanzar sobre las instituciones, basta de no tener un plan, basta de promover que los chicos no estén en las aulas, de no tener una decisión política clara para luchar contra el narcotráfico y la seguridad’. Queremos un país con libertad, donde se promueva la libertad del trabajo, un país con los chicos en las aulas donde podamos salir con tranquilidad a la calle. Eso es lo que los argentinos queremos y votamos ayer”, consideró.
Es la misma fuerza que disminuyó el presupuesto en educación y salud, que no construyó hospitales ni escuelas, que gobierna desde hace 14 años la ciudad de Buenos Aires, convirtiendo a la misma en un negocio inmobiliario, de hacer marketing con el narcotráfico y la seguridad, que es la misma fuerza que habla de instituciones habiendo creado una mesa judicial, que presionó jueces, que promueve la libertad de trabajo con un ministerio que iba contra los jueces laborales que defendían a los obreros, que usó el espionaje como una flagrante violación de la libertad que enarbola hipócriticamente, que persiguió adversarios y los metió presos violando normas procesales con fines electorales con una saña típica de los gobiernos antipopulares.
La cuesta es enorme. No se va a poder subir con indecisos o vacilantes. Pero al futuro es posible avizorarlo subiendo la pendiente desde este pozo profundo que arrojó al gobierno las PASO de este 12 de septiembre.
Además de las medidas que cambien el aire político, es imprescindible crear una mística. Militancia y movilización. Y acercar un futuro mejor que hoy parece tan lejano que no se lo percibe. En ese caso los desilusionados regresarán y el voto castigo quedará como un ingrato hecho del ayer. En caso contrario, si se equivoca la respuesta, se atrinchera el gobierno detrás de los errores, la derrota dentro de 2 años se volverá mucho más factible. El futuro es abierto. Hay que encontrar el camino que permita poder abrazarlo exitosamente sin enojarse con la realidad recordando que un filósofo del siglo XVII, el holandés-judío Baruch Spinoza enseñaba: “En política no hay que reír ni llorar, sólo comprender.
15-09-2021
POSDATA: Concluida esta nota, la debacle electoral se ha exteriorizado en una crisis política profunda, con la renuncia de todos los funcionarios kirchneristas. Esto abre un panorama mucho mas incierto, porque si finalmente se concreta la ruptura del Frente de Todos, la oposición que en cuatro años, cuando fue gobierno dejó un país devastado, tendría el camino allanado para terminar la tarea que las elecciones del 2019 impidió. Es imprescindible que los dirigentes tengan un acto de madurez, porque en caso contrario la historia los condenará duramente como corresponsables de un suicidio. Pero esto será materia de otra nota.
- Publicado en la Tecla Ñ, Diario Registrado y el portal de Radio Cooperativa
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