Después de haber obtenido más del 41%
de los votos, el gobierno abandonó su barquito que partió en noviembre del 2015
con apenas una diferencia de tres puntos y se subió al Titanic, con el cual
avanza hacia un iceberg que alimenta diariamente con un plan económico cuyos
números macro merecerían estar reflejados pictóricamente en el Guernica de
Picasso: deuda externa desorbitada; déficit de balanza comercial y en la cuenta
corriente; gigantesco déficit presupuestario; exportaciones que crecen a menos
del 2% anual contra importaciones que lo hacen al 19%; demanda interna que no
reacciona más que espasmódicamente; crecimiento del PBI, después de dos años de
gobierno, para llegar al nivel del 2015; inflación que luego de la batalla
realizada mediante el método monetarista de metas, está al nivel criticado al
asumir el gobierno, con más la fuga de capitales y el dólar subvaluado.
El gobierno, sólidamente protegido
por la casi la totalidad de los medios, con un sector importante de la
población que mantiene las expectativas de un futuro mejor por lo que está
predispuesto a soportar la caída de su poder adquisitivo y pérdidas de
derechos, junto a un odio hacia el kirchnerismo fogoneado por sensaciones
propias, es sostenido por un plan oficial de demolición mediante aseveraciones tales
como “se robaron todo”, “lo que nos gobernaron fue una asociación ilícita”, “lo
que hoy falta es lo que se apropiaron indebidamente”.
El macrismo no vino a ser un mero
gobierno de derecha, sino a consolidar una refundación nacional que desempate
definitivamente la paridad histórica entre dos modelos. Provisto de un
marketing que hace pie en los manuales de autoayuda, su discurso está saturado
de “todos juntos”, “decidimos sacrificarnos por Uds., “trabajar en equipo”,
“mirar hacia adelante”, “dejar de mirar el pasado”; “venimos de afuera de la política”, “somos
distintos”, “nuestro compromiso es decirles siempre la verdad”, “ingresamos al
mundo”, “el mundo nos recibe con los brazos abiertos”.
Con ese relato precario pero que
sintoniza con una importante colonización cultural neoliberal, avanza en ese
proceso refundador mientras intenta diseñar una oposición peronista
descafeinada y vegana, un peronismo que pase en su mejor concepción del “hecho
maldito del país burgués” a ser el complemento ideal del partido gobernante
refundador.
Hay que observar que muchos
dirigentes peronistas más que sentirse increpados parecen halagados en donde se
destacan, bajo el eufemismo de dar gobernabilidad, desde Miguel Angel Pichetto
a Juan Manuel Urtubey.
Después de dos años en donde el
macrismo realizó una gigantesca transferencia de ingresos hacia los sectores
más poderosos y tarifazos superlativos, despidos estatales y privados, supresión o debilitamiento de decenas de
planes sociales, a los que morigeró parcialmente en vista de las elecciones del
2017 con ampliación del gasto social, incremento del número de beneficiarios de
la AUH, obra pública, planes de viviendas y préstamos a los sectores más
carenciados, disminución de parte de la desocupación originada, llegó el
momento de ir por las transformaciones estructurales expresadas en la reforma
previsional, impositiva y laboral.
LA
SOBERBIA ENCEGUECE
Las reformas propuestas son tan
descarnadas y regresivas que resulta imposible presentarlas en un envase que
disimule su contenido escandaloso. Si bien el gobierno ha logrado mentir
descaradamente sin afectar mayormente su credibilidad, esta vez pensó subir la
apuesta y demostrar mediante la nueva formula de actualización de las
jubilaciones, pensiones, asignación universal por hijo, subsidios a
discapacitados y combatientes de Malvinas que, por un lado se ahorra una cifra
que oscila alrededor de los 100.000 millones de pesos, pero al mismo tiempo eso
era una mejoría para los que eran afectados. Sólo un pequeño número de bonzos
oficialistas se presentó en los programas televisivos para defender que lo que
restaba en realidad sumaba. Como siempre, se habló de problemas de comunicación,
cuando en realidad quedaban más expuestos intentando explicar lo indefendible.
Tratar de disminuir el déficit fiscal
mediante la exacción de los sectores más débiles de la sociedad produjo dos
movilizaciones multitudinarias y varios cacerolazos espontáneos masivos
desplegados en diferentes ciudades que por primera vez hirieron la coraza de
teflón que hasta ahora tenía el gobierno.
La soberbia enceguece.
Equivocadamente el gobierno consideró que el resultado electoral era un cheque
en blanco y se encontró que una parte importante de la población decidió
demostrarle lo contrario.
LA
BATALLA DE BUENOS AIRES
Es
preciso señalar que la principal violencia tiene como actor principal al
gobierno, al mandar al Congreso un proyecto de ley de reforma previsional
injusto e indefendible. El segundo hecho
fundamental son las multitudinarias marchas y que la represión no disuadió ni
atemorizó la marcha espontánea de las cacerolas. A partir de estas dos premisas
fundamentales se analiza lo que sucedió.
El jueves 14 de noviembre el gobierno
bordeó el abismo de una sonora derrota. Primero en el Congreso donde
inteligentemente Carrió se hizo eco de los reclamos opositores de levantar la
sesión luego de un quorum precario mientras en el exterior la gendarmería daba
rienda suelta a la caza del manifestante. Posteriormente el DNU firmado por
todos los ministros dando curso a la reforma previsional que a último momento
un dubitativo presidente, sensatamente desistió de emitir. Carrió consideró que
la medida hubiera tenido alguna equivalencia con el estado de sitio de Fernando
de la Rúa.
El lunes el escenario fue diferente.
Adentro los diputados presionados por sus gobernadores que a su vez eran
chantajeados por el gobierno consiguieron un quorum incuestionable. Afuera la
gendarmería fue reemplazada por la Policía Metropolitana y una multitud
impresionante ocupó la Plaza del Congreso y muchos alrededores.
El gobierno decidió pasar del papel
de victimario a víctima para lo cual contó con la actitud pasiva de la fuerza represiva,
una actitud beligerante de un grupo grande de militantes y como es previsible
la presencia no cuantificable de los habituales infiltrados.
Hubo un momento que la policía
desbordada por una mini intifada, con una lluvia de piedras sin antecedentes
retrocedió hacia las vallas como en aquella emblemática escena de la policía
montada en el Cordobazo, que dio la vuelta y emprendió la retirada.
Ir a pelearse con
la policía es un acto de infantilismo político, que resulta finalmente
funcional al gobierno. Sólo tiene justificación respuestas defensivas ante una represión.
Posteriormente la
gendarmería y la policía federal incurrieron en una represión brutal
registrándose escenas similares a la del jueves anterior.
En ese sentido
coincido con la posición del antropólogo Alejandro Grimson que escribió en la
revista Anfibia: “Cualquiera sea el origen de los grupos
que tiran piedras, su actitud es completamente funcional a las políticas de
ajuste. La violencia, sea infiltrada o de un vanguardismo marginal, desplaza la
confrontación social y política. Y genera el repudio de la mayoría de la
sociedad. Ahora bien, debe quedar muy claro que si en una movilización como la
del lunes 18, donde había decenas o centenares de miles manifestando
pacíficamente, hay grupos que tiran piedras, el Estado tiene la obligación de
impedirlo dentro de la ley y de garantizar también el derecho a protestar de
quienes se oponen a la reforma previsional. Desalojar a través de la violencia por parte del Estado una gran
movilización porque hay grupos que tiran piedras constituye una total violación
del derecho a la protesta. Quienes justifican una represión que ataca a
personas ancianas, a ciudadanos de a pie que son atropellados, a miles de
jóvenes que son gaseados, porque existen unos grupos violentos, deberían
preguntarse si por ese camino no terminarán justificando acciones irreparables.
El hecho es que esos argumentos, utilizados tanto para el Operativo
Independencia como para el golpe de 1976, constituyen una erosión de los
valores democráticos. Por eso, resulta sorprendente que haya periodistas e
intelectuales que se hayan confundido o que hayan caído en esa confusión que
mañana se usará contra ellos mismos o contra sus hijos.”
En el mismo
sentido se pronunció el Doctor en historia Ezequiel Adamovsky en la revista
mencionada: “¡Son infiltrados!”, denunciaron
algunos, acaso bienintencionados, para que no se perdiera de vista que la
enorme mayoría no tiró piedras. No hay dudas de que los hubo, como en todas las
manifestaciones recientes. El ex diputado Claudio Lozano vio con sus propios ojos a hombres que ingresaban al Departamento de
Policía quitándose pecheras de ATE bajo las cuales lucían chalecos antibala. Pero hay que decir que el lunes el combate
con la policía lo protagonizó una parte de la militancia de base, minoritaria,
sí, pero bastante numerosa. Quienes estuvimos allí lo vimos de cerca:
chicos muy jóvenes picando veredas y pasando cascotes al frente, corriendo a la
policía, replegándose y volviendo a avanzar.”
El gobierno, en
definitiva, como bien dice el periodista Reynaldo Sietecase
“ganó la elección parlamentaria pero perdió la discusión”. Una victoria desde
el punto político absolutamente pírrica.
EL GOBIERNO JUEGA CON FUEGO
Un plan económico cuyo desarrollo es
el principal obstáculo para su gobernabilidad. Una bomba de tiempo que
advierten los analistas de todas las posiciones políticas. Para su
desenvolvimiento es imprescindible la represión, y usar el miedo como principal
disciplinador. La idea de darle un cheque en blanco y una cobertura de
impunidad a las fuerzas de seguridad es transitar un camino de ruleta rusa
donde los muertos están a la vera del camino.
La conjugación de ambos factores -plan económico y política represiva- llevan a que el gobierno transite un sendero
de suicidio inducido derivado de su concepción ideológica.
UNA
MUESCA EN EL TEFLÓN
Después de dos años la reacción ante
la reforma previsional ha producido una muesca en el teflón que protege al
gobierno. Y porque el pueblo cuando
abandona la vereda y toma la calle empieza a cambiar la historia.
La reforma previsional afectó a toda
la sociedad pero principalmente a los mayores de sesenta años que en un 60%
votó por Cambiemos. Hay una herida en el
tejido social que apoya al gobierno que no necesariamente es irreversible.
Escenas que visualmente nos
recordaban al 2001, tienen diferencias muy considerables con aquellos
acontecimientos que fueron una divisoria de agua. A aquel gobierno le explotó
la bomba neutrónica de la convertibilidad. Había perdido las elecciones, su
base de sustentación se había dispersado, los organismos de crédito le cerraron
el grifo, el corralito y la miseria parieron una alianza plebeya explosiva de
piquetes y cacerolas, y en consecuencia su debilidad era tremenda. El gobierno
de Cambiemos viene de ganar una elección por un porcentaje importante, cuenta
con el apoyo del establishment nacional e internacional, de los organismos
internacionales de crédito, de la casi totalidad de los medios, y su minoría en
el Congreso la suplió en los dos primeros años con el apoyo y la complicidad
del Frente Renovador y el PJ. Ahora hace frente con los gobernadores a los
cuales disciplina con la chequera y el látigo. Es posiblemente el gobierno de
mayor poder de la democracia y al mismo tiempo tiene una debilidad financiera
que lo deja vulnerable ante cualquier crisis internacional.
La
muesca en el teflón puede ser un antes y un después, el tiempo lo develará.
La muesca es tomada aquí en el
sentido de un corte que se hace
como señal en una superficie.
Lo cierto es que la acumulación de
mentiras, injusticias flagrantes, discurso hipócrita, van siendo almacenados en
la memoria de los pueblos y en algún momento pasan la factura. La impudicia del
gobierno adquiere ribetes que no pueden menos que dejar perplejo a cualquier
analista de buena fe. Al tiempo que se despoja a los sectores más débiles, a
partir de enero del 2018, mensualmente se le disminuirá la retención a la soja
del 0,50% lo que implica en el año algo aproximado a los 1000 millones de
dólares. Ante esta situación los sojeros retienen su producción almacenada en
silos-bolsa; y cuando finalmente consideren atinado vender, el gobierno le
permitirá legalmente no entrar nunca las divisas al país. Por eso no es
descabellado hablar de suicidio inducido.
Las empresas proveedoras de energía a
las que generosamente el gobierno perdonó multas por 19 mil millones de dólares
están entre las que más han ganado. Así lo consigna el editor de economía de
Clarín Daniel Fernández Canedo que el 27 de diciembre escribió: “La Bolsa deja
una ganancia espectacular de 50% en dólares (hay que recordar que la tasa de
interés de EE.UU está en 2,5% y en Europa quien deposita 100 euros puede
recibir menos al cabo de un año), de la mano de subas que superan el 200% en el
caso de Boldt ( hardware asociado a los juegos de azar), del 100% o más del
400% de los bancos y de las firmas de energía…. Las famosas LEBAC, suponiendo
que se renovó la colocación cada 35 días devengaron una ganancia en dólares del
11%...”
El Poder Judicial en el fuero federal
actúa como grupo de tareas del oficialismo contra el kirchnerismo y de
protección del gobierno y de los poderosos (la Corte cerró la causa por Papel
Prensa con el sobreseimiento de Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre). El gobierno
autoriza la fusión de Cablevisión con Telecom; mientras, como informa el diario
La Nación: “Los bingos del
principal operador judicial del presidente Mauricio Macri , Daniel Angelici , ya no pagan el impuesto a
las Ganancias que se aplica al resto de
la economía argentina. Obtuvo una medida cautelar que convalida su principal
argumento: que ese tributo es "confiscatorio" para toda la industria
del juego de acuerdo a como fue diseñado.” El principal accionista de Mercado Libre Marcos
Galperín es un protegido del presidente que intercede contra el accionar de la
AFIP que pretende cobrarle 500 millones de pesos.
El juez de la servilleta Claudio
Bonadío acusa a la presidente Cristina Fernández y a su Canciller Héctor
Timerman de encubrimiento por el “Memorándum de entendimiento con Irán” por el
cual sostiene que se intentó levantar las alertas rojas en Interpol. Sin embargo,
la mayor autoridad en ese momento de ese organismo Ronald Noble lo desmiente y
el increíble juez cierra la causa sin citarlo, para impedir que de su
testimonio.
La periodista María Seoane pone en
boca de un amigo que identifica como Juaco, “uno de los mejores investigadores
de la teoría económica, expulsado del Conicet por la mano invisible de
Cambiemos, que fundamentó en una discusión acerca de cómo denominar a los
seguidores del oficialismo: “Porque son eso: cambistas que permutan el valor
del trabajo por el dinero y la tasa de interés. Porque su identidad ideológica
es el endeudamiento. Porque cambian pesos de LEBAC por dólares. Porque viven
timbeando valor patrimonial para evadir impuestos. Porque viven cambiando las
reglas de la justicia para beneficio propio. Porque operan sobre la cabeza de
la gente como si fuera un campo de batalla a conquistar a cualquier precio.
Porque cambian los favores políticos por guita; los favores mediáticos por
entrega de empresas que violan las leyes nacionales e internacionales de la
competencia; porque cambian los recursos naturales del Estado por acciones en
fondos de inversión extranjeros que viven en empresas off shore de las cuales
son dueños…..Porque cambian la verdad por la posverdad: es decir mienten. Y porque la identidad hace
al nombre y viceversa”
Ninguno de los cientos de casos que
involucran al gobierno y sus funcionarios, ha llegado a afectar al oficialismo.
Como dice el Martín Fierro: “El
tiempo sólo es tardanza de lo que está por venir”
Es ese tiempo el que nos dirá la real
importancia de esta muesca en el teflón.
28-12-2017
· Publicado en La Tecl@ Eñe