Hablan como si estuvieran en una
mesa de café o en una sobremesa después de un asado. Con la misma impunidad
verbal reservada a la lejanía de los micrófonos o las cámaras. Es la
continuación de Intratables pero sin la superposición de voces o las
confrontaciones estruendosas. Hay homogeneidad de panelistas e invitados. Es un
programa de una sola mano: la derecha.
América ha descubierto una fórmula
sencilla y económica con un rating
moderadamente exitoso. Aunque viendo y escuchando los que conforman la mesa y
en especial algunos invitados, el costo de producción aumenta considerablemente,
porque diariamente hay que levantar la pared de la derecha del estudio,
presionada por anfitriones e invitados. El conductor Alejandro Fantino, se
inició como relator deportivo y luego transformó
un programa justamente llamado animales sueltos el que que sumaba chimentos, sexo, mujeres
bonitas accesibles, intercalados algunos días con muy buenos reportajes como
los realizados a Beatriz Sarlo, José Pablo Feinmann, Víctor Hugo Morales o Luis Majul. Un Fantino
que estudiaba al invitado, leía sus libros y preparaba preguntas incisivas.
Algunos chimentos de los que pueblan actualmente su programa sostienen que
aspiraba a ser candidato a gobernador por Santa Fe, su provincia natal,
representando al Frente para la Victoria. Sus deseos fueron ignorados y empezó
una escalada crítica hacia el kirchnerismo. En otros reportajes menos incisivos y más ligeros ya utilizaba sin pudor una mezcla de ignorancia
falsa y real. Era para que todos entendieran lo que el reporteado quería decir.
La técnica llevada a un extremo terminó siendo una parodia como cuando Elisa
Carrió le dijo que la política se reduce a practicar algunos de los 10
mandamientos como no mentir, no matar, no robar. Fantino tomó papel y lápiz y
como si hubiera escuchado una primicia mundial inédita, desconocida, y empezó a
anotar lo dicho por la chaqueña. El día que recuperó su carácter aguerrido fue,
curiosamente o no tanto, cuando entrevistó a Guillermo Moreno.
Este año Animales Sueltos dejó los
animales felis catus, mamíferos, carnívoros y domésticos, y conformó una mesa
política con otra clase de felinos, también domésticos o domesticados por el
poder económico.
En un hábil juego de
imaginación, cada uno de los panelistas
es un ministro de un gobierno presidido por Alejandro Fantino. Así Eduardo
Feinmann es el Ministro del Interior, seguramente por haber acreditado durante
su larga trayectoria una obsesión por un orden sin piquetes ni estudiantes
tomando colegios. El Ministro de Economía es Juan Carlos de Pablo, un
licenciado entrador y didáctico, enrolado en un liberalismo que lo llevó hace
muchos años a admirar a Domingo Cavallo. Autor de más de cuarenta libros fue economista jefe en la ultra liberal
Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) (1965-75), y Director Nacional de Política Tarifaria y de
Importaciones del Ministerio de Economía y Trabajo de la Nación (1969-70), en
la dictadura de Juan Carlos Onganía
El Canciller es Sergio Berensztein,
ex director de la consultora Poliarquía, licenciado en Historia y docente
universitario, muy vinculado a los sectores empresariales y un propagandista
del libre mercado. Como Primer Ministro está Jorge Asís, prolífico escritor,
agudo analista político, poseedor de una ironía incisiva e ingeniosa, uno de
los últimos defensores del menemismo y de Cavallo, es el que mejor entiende de
política en la mesa. Sus tempranas y algunas certeras denuncias sobre el
kirchnerismo, convivieron con un equivocado vaticinio sobre el fin del kirchnerismo,
algunos meses antes que Cristina Fernández obtuviera el 54 % de los votos, y
una diferencia con relación al segundo de 36 puntos. Se trata de “El
kirchnerismo póstumo. El epílogo de la revolución imaginaria”. Para un analista
político este error garrafal es un incendio que hirió el superlativo orgullo de
Asís. No siguió el sabio consejo de Samuel Goldwyn Mayer el creador de la Metro
Goldwyn Mayer quien sugería: “No conviene hacer pronósticos, sobre todo hacia
el futuro”
Como una paradoja que la vida suele divertirse
en jugar, esas ironías explosivas como las que recurre Asís diariamente, hoy el
escritor es el izquierdista de la mesa, un revival de su paso por la izquierda
stalinista en las huestes de Victorio Codovilla. En los noventa, en una Argentina que había
virado radicalmente, Asís le decía a un “progresista” Mariano Grondona al que se dirigía como profesor, ante la
desconfianza del periodista griego: “Mariano, la sociedad ha girado tanto a la
derecha, que Ud. ha quedado a la izquierda”. Casi tres décadas después,
Grondona, si pudiera, le podría devolver la frase al popularmente conocido como
“el turco”.
Otra paradoja es que durante los noventa, Jorge Asis y Jorge Lanata estuvieron en veredas
enfrentadas. En el programa de Mariano Grondona, “Hora Clave”, Asis se burlaba
de la campera del director de Página 12 que se desconcertaba y actuaba a la
defensiva. Éste se vengó en el prólogo del libro “Vale todo” de Romina Manguel
y Javier Romero sobre Hadad. Ahí escribió: “Daniel Hadad, Raúl Moneta, Bernardo
Neustad, Gerardo Sofovich, Jorge Asís, fueron los Astiz del menemismo: los
miembros del grupo de tareas que tuvieron a su cargo el trabajo sucio dentro de
los medios”. Otra magia del kirchnerismo: la segunda década del siglo XXI los
encontró unidos. Incluso Clarín le levantó la proscripción que pesaba sobre Asís
desde que publicó “Diario de La Argentina” y el fundador de Página 12, uno de
los primeros y más enconados denunciadores del multimedio terminó contratado
por éste en su guerra contra el kirchnerismo donde su papel fue de enorme
eficacia.
Hasta parece escucharse de fondo
aquella canción de Julio Numhauser, interpretada magistralmente por Mercedes
Sosa “Cambia, todo cambia”
El abogado mediático Mauricio
D'Alessandro, es un enamorado de las cámaras al punto que parece dormir en
diferentes canales donde se pasea por programas de chimentos, espectáculos y
política.
No es por cierto una incompatibilidad, sino la
receta de los éxitos actuales. En televisión participó en programas como
“Abogado de Señoras”, el bizarro “La Corte” y fue panelista de “Bendita”, lo
que le facilitó ser diputado desde el
2011. Milita en el Frente Renovador en el sector de los gurkas de las huestes
de Sergio Massa cuyo objetivo táctico es la descalificación pedestre y extrema
del kirchnerismo.
A este gabinete conducido por la vocación
irrefrenable de panqueque de Alejandro
Fantino, le sucede una entrevista en la
segunda parte del programa, en donde el ex relator deportivo en esta etapa de
su carrera, alejada del momento que ganó el premio “ Juana Azurduy” es algo así
como el otro yo del reporteado. Toma los argumentos del entrevistado y los
potencia.
Entre los invitados a la mesa, aparece seguido
el economista José Luis Espert cuyos planteos empalidecen cualquier definición
de derecha. No necesita imitador porque ha conseguido el milagro de ser su
propia caricatura.
Desde las denuncias de corrupción que expone
Fantino con el rigor y entusiasmo de una
elemental ama de casa, tipo Lita Lázzari, se
suma la indignación perenne de Eduardo Feinmann, siempre un valiente a
destiempo, cuyo mayor arrojo fue patotear estudiantes secundarios, y ahora reza
para que Cristina Fernández sea encarcelada. Ambos podrían empezar en el tema
corrupción con los dueños del canal que los contrata, uno de los cuales es
recordado, además de su inteligencia, por la frase “Robo para la corona”.
Otro invitado es Gabriel Levinas, un transeúnte
de su antiguo izquierdismo a las huestes de Clarín, ha sido corregido certera e
irónicamente por Jorge Asís de sus aseveraciones del “debe ser” republicano con
el ser del sistema capitalista. Para encarar el tema de la lucha
anticorrupción, la producción del programa no encontró nada más aconsejable que
invitar al filósofo gastronómico Luis Barrionuevo, aquél de “tenemos que dejar
de robar por dos años” y a su pareja
desde hace muchos años, la diputada golpeadora y ex ministra Graciela Caamaño. Otros
invitados con cierto grado de habitualidad son el periodista Mariano O´ Barrio, cuyas
posiciones son un calco de la línea editorial de La Nación y Daniel Santoro uno
de los investigadores del diario Clarín, que puede ser considerado el maestro
de los potenciales. Y si este menú de invitados no alcanza para definir al
programa, Baby Etchecopar ha integrado la mesa un par de veces y también el
actor Alfredo Casero al que la producción debería ponerle un traductor para
entender su disperso discurso.
Como invitado paradigmático de los peronistas
aceptables aparecen el sciolista Gustavo Marangoni y el ex kirchnerista Diego
Bossio. Entre los entrevistados que
intentan pasteurizar al peronismo en una metamorfosis socialdemócrata, con
grandes posibilidades de tener éxito ha concurrido Sergio Massa, el mismo al
que Asís define como “la franja de Massa”
Todos los días, desde las 23,30 horas hay
animales sueltos pastoreando en América. Felinos, mamíferos, carnívoros,
derechosos. Una continuación de Intratables pero de buenos modales y sin voces
disonantes con una buena dosis de humor
voluntario pero también involuntario.
24-05-2016
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