Carlos Menem fue el presidente modelo
para los organismos económicos
internacionales y de los países centrales.
La prensa internacional y en especial la
económica agotaron los adjetivos laudatorios con él.
Franjas muy importantes de las clases
medias educadas en el axioma de civilización o barbarie (donde
la civilización en el plano internacional son los países dominantes y la barbarie
son los países tercermundistas), se sienten integrantes de ese anhelado primer
mundo aunque sea entrando por la puerta de servicio y sentándose en el sector del personal de maestranza.
En el plano interno, la civilización son los
de su clase y la clase alta a la que pretenden llegar, y la barbarie son los
sectores populares.
Los gobiernos populistas tienen la malhadada propuesta de mejorar los ingresos
de los sectores populares y ampliar sus derechos.
Los sectores medios en gruesas franjas que económicamente son muy beneficiados también,
sienten un odio ancestral hacia esos gobiernos que promueven “la barbarie”.
Se sienten reconfortados y representados por
la prensa hegemónica local que enfrenta a esos “gobiernos irracionales” y por
las críticas de la prensa internacional, en muchos casos voceros de los
intereses nacionales de los respectivos países afectados desde esos gobiernos
de países bárbaros.
Cuando la mano se revierte y llegan los
representantes de la civilización, el país vuelve al mundo, franjas importantes
de las clases medias y siempre las clases altas, sienten que recuperan su
libertad y todos los que internacionalmente criticaban, ahora se sacan ampollas
en las manos aplaudiendo.
Hoy, el mediador Daniel Pollack, más bien un
representante de los buitres contra el estado argentino, le habla y felicita al
Presidente Macri; la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Christine
Lagarde lo
congratula, los presidentes de los países más importantes declaran que se
percibe un clima auspicioso, sus votantes intuyen que no pueden equivocarse
acompañados de semejantes compañías.
Un pensador incisivo y mordaz como Arturo
Jauretche sostenía: “Asesorarse con los técnicos del Fondo Monetario
Internacional es lo mismo que ir al almacén con el manual del comprador,
escrito por el almacenero.
Un
notable sindicalista muerto antes de llegar a los cuarenta años, un
representante de “la barbarie”, German Abdala, sostenía: “Si en el laburo me
felicita el jefe, yo digo “Cagué a mis compañeros”
Otro sindicalista como el Momo Venegas, muy
“civilizado”, es la antítesis de Abdala: es agasajado en la Sociedad Rural y
posa de representar a los peones rurales, pero en realidad es la prolongación
de los empleadores ante sus presuntos representados.
Los civilizados de los países semicoloniales
adoran lo foráneo, se deslumbran con lo extranjero y si pudieran reemplazarían
buena parte de la población actual con inmigrantes sajones como lo proponía el
primer Alberdi y siempre Sarmiento.
La mayor parte del tiempo los gobiernos
populares reciben descalificaciones superlativas, aunque luego la historia las
desmientan o las diluyan. Los denuestos sobre Perón fueron desde ladrón, a delincuente,
desde violador a corrupto. El escritor
Daniel Sorín en su libro “John William Cooke. La mano izquierda de Perón” escribió
que en 1945: “La prensa de EE.UU no se anduvo con chiquitas. En su edición del 5 de
marzo, la revista “Look” titulaba “El Hitler de mañana” y aseguraba que el
coronel era un pervertido sexual. Menos de dos semanas antes de los comicios,
el 11 de febrero (de 1946), el Departamento de Estado publicó su “Consultas
entre las Repúblicas Americanas sobre la situación de la Argentina” más
conocido como “El Libro Azul”. Se acusó a la Argentina de haber intervenido en
el golpe de Estado de Bolivia en 1943 y a Farrell y Perón de nazifascistas. El
vencedor de la Segunda Guerra Mundial delimitaba los campos, expresaba sin sutileza que el mundo de la posguerra ( y
de la próxima guerra fría) vivía en la Unión Democrática. Al libro Azul los
diarios La Prensa y La Nación lo publicaron íntegramente en varias entregas”
De
Evita no se dejó adjetivo descalificativo sin utilizar desde puta a la mujer
del látigo. El mismo itinerario se siguió con Cristina Fernández desde yegua a
autoritaria, desde presentarla en la tapa de una revista teniendo un orgasmo
masturbándose con el poder hasta la patrona de Olivos. En vida de Néstor
Kirchner que sufrió parecidos improperios, algún periodista genuflexo y
acomodaticio lo llamó “el jefe de la jefa de Estado”. El kirchnerismo fue
comparado con el fascismo, el nazismo, el stalinismo y cuando parecía poco se lo identificaba con el rumano Nicolás Ceausescu. Elisa Carrió llegó a calificarlos
de “El nazismo sin campos de concentración” y hace pocas semanas el Ministro de
Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Darío Lopérfido, declaró: ''el peronismo
era muy parecido al nazismo pero sin matar judíos''
Detrás de las descalificaciones está lo que
sucede en el escenario económico, que cuando baja la tasa de ganancia del
capital o crece la participación de los sectores populares en la distribución
del ingreso, el establishment pone sobre el tapete a “la grieta”, seduce a los
sectores medios y se inicia la ofensiva de desestabilización o cercamiento para
desplazarlo o hacerlo hocicar. Esto lo describe el prestigioso economista
Eduardo Basualdo en su libro “Estudios de la historia económica argentina desde
mediados del siglo XX a la actualidad (página 52): “El principio del fin del
gobierno peronista comenzó cuando la rentabilidad obtenida por las fracciones
industriales dominantes comienza a descender. Entiéndase bien, a disminuir respecto de la “época de oro”
(40% de rentabilidad sobre el capital invertido en 1949 por las subsidiarias
extranjeras) ya que seguía siendo notablemente alta en términos históricos e internacionales
(entre el 17 y 18 % en 1952 y 1953) Ante esta situación, y tal como lo harán
sistemáticamente en los posteriores, las fracciones dominantes del capital
llevaron a cabo una ofensiva política, ideológica y económica, para instalar
socialmente la convicción de que el problema radicaba en los excesivos gastos
estatales y en el elevado nivel de los salarios”
LA PARADOJA DEL CASTOR
Todo lo importado en materia económica, antes
de adoptarlo, debe ser analizado en su conformación y evolución en su país de
origen. Inglaterra fue férreamente proteccionista hasta que no tuvo
competidores en la producción; a partir de ahí se convirtió en furiosamente
librecambista. Si Argentina tomara el ejemplo de Inglaterra sin conocer su
evolución, se quedaría con el librecambismo, o sea que un ejemplo mal analizado
conduce al suicidio, o a repetir lo que decían
los gladiadores del circo romano que antes de iniciar el combate decían:
“¡ Ave César! Los que van a morir te
saludan”
En 1947 se trajeron 25 parejas de castores de
Canadá, con la idea de utilizar su piel en la peletería. El viaje de los 50
animales estuvo a cargo de la marina quien los liberó en la cuenca del río
Claro, para que se reprodujeran libremente. Casi 70 años después los resultados
son devastadores. Se han extendido sobre varios millones de hectáreas y
ocuparon cientos de kilómetros de cursos de agua. Cuenta la periodista Graciela
Catuli basada en un informe elaborado por la Secretaría de Ambiente fueguina:
“El castor continúa imponiendo costos económicos a la infraestructura de Tierra
del Fuego, como por ejemplo costos de reparación de caminos y alcantarillado
afectados por la obras ingenieriles de los castores, que han invadido el
territorio continental de Sudamérica y a menos que se remueva esta población,
expandirá su rango en el continente y aumentará enormemente los costos
económicos y en la biodiversidad para Chile y la Argentina”. El castor es un
roedor que destruye los bosques de madera blanda de la isla y es tan depredador
como admirable. Arroja los troncos que corta sobre los cursos de agua donde
construye su hábitat con una precisión que muchos ingenieros envidian, para lo
cual transportan el lodo y las piedras con sus extremidades
delanteras y la madera entre sus dientes. Casi siempre trabajan durante la
noche. Gracias a su sistema respiratorio, un castor puede permanecer bajo el
agua hasta quince minutos sin tener que salir a tomar aire. El peso medio de
los adultos es de 16 kg, y aunque los especímenes de más de
25 kg no son comunes se han encontrado ejemplares que han alcanzado los 40 kg.
Generalmente miden unos 30 cm de alto por 75 cm
de largo, sin contar la cola.
El frio de Tierra de Fuego no es el mismo que
el de Canadá, imprescindible para la calidad de la piel, por lo que nunca se
pudo usar la misma para lo que se los importó.
En su traspaso no se tuvo en cuenta que en el norte del continente los bosques
son de madera dura por lo que la acción destructiva del roedor semiacuático es
de menor intensidad. Además el equilibrio ecológico natural provee de otras
especies que matan a los castores, como los lobos, impidiendo la propagación
vertiginosa que han tenido en nuestro país al carecer de enemigos.
El resultado definitivo según un estudio del
CONICET, es que actualmente la población
llega a 150.000 castores sobre una población de seres humanos de 134.000.
El ejemplo del castor resulta muy ilustrativo:
como una auspiciosa idea que proveía insumos para la peletería nunca se pudo
concretar quedando una plaga que produce destrucción del medio ambiente.
Es muy parecido a pretendidas soluciones
aplicadas reiteradamente con resultados
equivalentes a los del castor.
LAS PARADOJAS DE LA CALESITA
Las paradojas de la calesita es que
cíclicamente la Argentina avanza hacia un modelo que alcanza sus límites y
produce su reemplazo por el opuesto.
El macrismo es un intento serio y brutal de
concluir el equilibrio inestable entre dos modelos.
Es un proyecto en desarrollo que tiene su
origen, como el kirchnerismo, en el clivaje histórico del 19 y 20 de diciembre
del 2001. Es una restauración conservadora que resetea el modelo económico para
reemplazarlo por el agroimportador mixturado con el de rentabilidad financiera
envasado con unas pretendidas pizquitas desarrollistas. Pero es tan ambicioso
que políticamente busca delinear una oposición peronista light y
socialdemócrata que sea el encastre ideal de un régimen bipartidario cuya
alternancia nunca ponga en peligro la matriz económica. Es un intento de
conformación de un escenario a la chilena que por el momento aprovecha el
desconcierto y confusión que atraviesa el peronismo, donde un sector
intransigente corre el riesgo de convertirse en una patrulla aislada y otra
mayoritaria actúa como colaboracionista y cómplice necesitada de los fondos
necesarios del gobierno central para gobernar provincias e intendencias. Muy
dependientes de las encuestas se encuentran políticamente seducidos por la alta
imagen positiva que tiene Mauricio Macri de alrededor del 60%.
Sería conveniente que repasen algunos de los
discursos de Perón, como el pronunciado en plena campaña electoral que lo llevó
al triunfo el 24 de febrero de 1946, del cual se están por cumplir 70 años: “
Porque la verdad es esta, en nuestra Patria no se debate un problema……entre
“democracia” y “totalitarismo”. Lo
que en el fondo del drama argentino se debate es, simplemente, un partido del
campeonato entre la justicia social y la injusticia social”
El establishment espera que Macri consiga
sacar la sortija y dialécticamente concluya con las paradojas de la calesita.
11-02-2016
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