Un análisis
estructural sobre las elecciones del 25 de octubre, se encuentran consignadas
en la nota “El sentido del imprevisto que puede encontrarse en “http://presmanhugo.blogspot.com.ar”, y www.diarioregistrado.com/opinion/133240-el-sentido-del-imprevisto.html
En
ésta se trata de tomar claramente posición en función de las opciones que se ha
dado la sociedad argentina. Los votos testimoniales de las conciencias puras,
el progresismo de papel pintado, permiten sentarse cómodamente en el mejor
sillón que se tenga, masajear el ego impoluto, mientras la realidad siempre con
altos contenidos de contradicción e impurezas se desliza muy lejos de los que
creen abolirlas en la medida que no bajen al escenario donde fuerzas
contradictorias de la sociedad, con diferenciaciones y semejanzas, dirimen el
futuro de los próximos años.
CONFESIÓN
PERSONAL
Hace
algunos años, cuando la posibilidad que Daniel Scioli fuera candidato a
presidente era sólo una realidad poco probable, pensaba que nunca votaría al
gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Me resultaba difícil imaginar la escena de Cristina
Fernández poniéndole la banda a Daniel Scioli. Sí me resultaba altamente
probable que ante la imposibilidad de ser candidata la presidenta, Carlos
Zannini fuera “su candidato”, cosa que consigné por escrito “Oteando el horizonte” del 26 -03-2013). Fui crítico muchas veces de Daniel Scioli, un
fenómeno posiblemente inédito de la política argentina que sin estructura y
características notables ha sido diputado, varias veces ministro,
vicepresidente, dos veces gobernador y candidato presidencial con posibilidades
ciertas.
Incluso
cuando voté a Néstor Kirchner en las elecciones de abril del 2003, en el
momento de introducir la boleta en el sobre traté de no visualizar el nombre de
su candidato a vicepresidente.
Sus
déficits los señalé muchas veces. Entre sus méritos pueden señalarse su
indudable lealtad a los presidentes que acompañó, que sus cambios de posicionamientos
políticos los realizó con entusiasmo y
convencimiento; su presencia en los lugares y situaciones adversas; su
capacidad de trabajo; el haberse convertido, viniendo de afuera de la política,
en un animal político full-time, el único con esas características de los
hallazgos de Menem.
Hecha
esta confesión, paso a explicar las razones que me llevan a votar a Daniel
Scioli
RAZONES
PODEROSAS
a)
El
arcángel Gabriel o Perón
Por
cuestiones de edad y haber estado en el escenario de los hechos, me eduqué
políticamente con la invalorable presencia de políticos y ensayistas del fuste
de Jorge Abelardo Ramos, Jorge Enea Spilimbergo, Blas Alberti, Ernesto Laclau,
Rodolfo Puigross, Arturo Jauretche. Casi todo lo que sé de política,
reprocesado por los años, la formación y la experiencia, los aciertos y
errores, lo aprendí en aquellos años.
Raúl
Scalabrini Ortiz, un intelectual del campo nacional y popular, en alguna
encrucijada como la actual, afirmaba: “No
se trata de elegir entre el Arcángel
Gabriel y Perón. Se trata de elegir entre Perón y la oligarquía”.
Hay
numerosas críticas estructurales que se le puede hacer al kirchnerismo como al
mejor peronismo histórico, y ubicado en la misma vereda no he dejado de señalar
y alertar. Sin ser desde el punto partidario ni kirchnerista ni peronista
(1946-1955 y tercer gobierno de Perón), he apoyado a ambas experiencias que han
transformado a la Argentina positivamente. Ubicando ambas ciclos históricos por
lo que realmente fueron: desarrollo capitalista, industrialización, ampliación
del mercado interno, conquistas sociales, ampliación de derechos, incremento de
la participación de los trabajadores en el ingreso nacional, predominio del
estado sobre el mercado, política exterior independiente. Una síntesis precaria
e insuficiente de procesos que han dividido a la sociedad en un antes y un
después. Todas las dictaduras establishment- militar de 1955, 1966 y 1976 y su
prolongación en democracia con Menem y la Alianza, intentaron (y en altísimo
grado lo consiguieron) desarticular la
poderosa estructura social y económica que articuló el peronismo en sus dos
primeros gobiernos. Ahora por vía democrática nos encontramos con la posibilidad cierta de
jibarizar en muchos casos o eliminar en otros, los numerosos avances desde el
2003-2015.
No
se trata de elegir entre la revolución y el neoliberalismo, sino entre la alta
posibilidad de mantener lo conseguido con el kircherismo con las adaptaciones del caso y sin descartar
hasta algunos retrocesos con Daniel Scioli, y una propuesta de poda o
eliminación de mucho de lo conseguido, con endeudamiento, distribución
regresiva del ingreso para los sectores populares, en aras de restablecer con
aggiornamiento discursivo el modelo tradicional antagónico al populismo.
Es
la opción de hierro entre una Argentina capitalista intentando desarrollarse
con muchos lastres y contrapesos, pero mejorando significativamente los niveles
de vida de la población; o la Argentina tradicional que añora detrás del
discurso marketinero a la Argentina del
Primer Centenario.
Se
trata entonces de volver al dilema que planteaba Scalabrini Ortiz adaptado a
las actuales circunstancias. No se trata de optar ente el Arcángel Gabriel y
Scioli, sino entre Scioli y el poder más concentrado de la Argentina que propulsa a Mauricio Macri.
En
el mismo sentido pero con diferente decisión y preferencia lo ha expresado el
que fue un buen periodista y cada vez más mediocre político, Rodolfo Terragno: “Es como en
los aviones, en que la azafata le propone al pasajero a elegir entre
"pasta o pollo". Quien no quiera 'pasta' tendrá que optar por el
'pollo'. O por el hambre.”
b)
Vida
cotidiana: dos empresas y la decisión a tomar
Bajemos
de lo macro a lo micro. De la forma que mayoritaria y generalmente un ciudadano
toma decisiones en la vida cotidiana.
Supongamos
una persona que busca trabajo y sólo hay dos empresas en el mercado donde la
competencia sin reglas ha reducido su número a su mínima expresión. Si esa
persona pertenece al FIT, escuchará que no debe ingresar a ninguna de las dos
empresas porque en ambas rige la lógica capitalista y por lo tanto el
trabajador es explotado mediante la plusvalía. Eso como argumentación macro. En
la microeconomía se elige, como es obvio, entre el menú al alcance de cada uno,
el que brinda las mejores condiciones y la mejor remuneración.
El
trabajador averigua que en la empresa A hay un cambio de gerente pero que hasta
ahora siempre han pagado los sueldos en blanco, se trabaja 8
horas, se respeta lo convenido en las paritarias, se hacen los controles
médicos, se trabaja de lunes a viernes, se abonan las horas extras, se pagan
las indemnizaciones cuando se rompe la relación laboral sin necesidad de
recurrir a la justicia y se respeta la representación sindical.
En
la empresa B también hay un cambio de gerente, pero hasta ahora se paga en
negro, se trabaja 12 horas por día, de lunes a sábados, en caso de despidos hay
que recurrir a los tribunales para cobrar, no se permite la representación
sindical y no se respeta lo convenido en las paritarias. El nuevo gerente
promete que todo esto se va a modificar aunque el nuevo CEO ha incurrido en
estas prácticas en las otras empresas que gerenció.
En
síntesis: en la empresa A, el gerente
promete seguir y mejorar la tradición de la misma. No se sabe si va a cumplir
pero el marco y la historia de esta organización lo hacen altamente posible.
En
la empresa B hay una promesa de cambio mucho más amplia porque todo está por
hacerse, pero ni la empresa y el nuevo gerente ameritan con su historia tal
transformación sino una acentuación de sus prácticas.
¿Qué empresa cree que elegirá
este trabajador? ¿Qué haría Ud.? En su
contestación está implícito su voto en el balotaje.
El
notable humorista Roberto Fontanarrosa lo refleja con su
ironía profunda, referido al amor que puede aplicarse a lo que seguramente
hacen en su vida cotidiana los que invocan a Trotsky en falso: “Mendieta, uno se deslumbra con la mujer linda, se
asombra con la inteligente... y se queda con la que le da pelota.”
c)
¿Quiénes
celebran y quiénes lloran?
Al
día siguiente de la buena elección de Mauricio Macri, celebraron en la Sociedad
Rural, estaban eufóricos en La Nación, chocaban las copas en AEA, se abrazaban
en la Bolsa, descorchaban champagne en Clarín, se alegraban en Wall- Street. Se
congratulaban los periodistas de la militancia opositora. Todos con mayor o
menor intensidad son el poder económico y sus voceros, lo que Mauricio Macri
llama el círculo rojo. El mismo que confiaría en Daniel Scioli si no estuviera
representando la continuación de un gobierno nacional y popular.
En
ese espacio no estuve, no estoy y ya por edad y convicción no estaré. Como dice
la canción de Joan Manuel Serrat: “Entre
esos tipos y yo hay algo personal”
Seguramente
en muchos sectores populares el resultado del 25 de octubre produjo decepción y
lágrimas. Parecidas aunque reversibles en este caso, como las que cuenta Ernesto Sábato en su libro “El otro rostro
del peronismo”, que por pudor nunca volvió a publicar, pero que en un párrafo
recupera la lucidez, obnubilada en el resto del libro por el odio, y escribió: “Aquella
noche de setiembre de 1955, mientras los doctores, hacendados y escritores
festejábamos ruidosamente en la sala la caída del tirano, en un rincón de la
antecocina vi cómo las dos indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados
de lágrimas. Y aunque en todos aquellos años
yo había meditado en la trágica dualidad que escindía al pueblo argentino, en
ese momento se me apareció en su forma más conmovedora. Pues ¿qué más nítida
caracterización del drama de nuestra patria que aquella doble escena casi
ejemplar? Muchos millones de desposeídos y de trabajadores derramaban lágrimas
en aquellos instantes, para ellos duros y sombríos. Grandes multitudes de compatriotas humildes estaban simbolizadas en
aquellas dos muchachas indígenas que lloraban en una cocina de Salta.”
Hoy
la derecha continental se relame de placer. El notable escritor peruano y
pedestre pensador Mario Vargas Llosa, escribió bajo el título “Una esperanza
para la Argentina”: La novedad que encarna Macri no son tanto las ideas
modernas y realistas de su programa, su clara vocación democrática, ni el
sólido equipo de plan de gobierno que ha reunido, sino que ahora el electorado
argentino tiene la oportunidad de votar por una efectiva alternativa al
peronismo”. Sí, al mismo que caracterizó como una lacra. Desde Brasil, el ex
presidente Fernando Henrique Cardoso que en los 60 fue uno de los propulsores
de la teoría de la dependencia declaró: “El resultado de los comicios
argentinos me alegró mucho”, al tiempo que pide la renuncia de la presidencia
Dilma Roussef.
El
periodista argentino con cerebro yanqui Andrés Oppenheimer bajo el título ¿Un
nuevo día en América Latina? Escribió:
“Macri atraería una avalancha de inversiones extranjeras y aumentaría la
esperanza de que la Argentina salga de su actual estancamiento económico.
Macri, severo crítico de los regímenes populistas autoritarios, ha dicho que si
es elegido va a exigir a Venezuela acate las cláusulas democráticas del
Mercosur……Mi opinión: una victoria de Macri podría cambiar el mapa
político de América Latina, poniendo fin
a 15 años de gobiernos populistas corruptos que han dejado a sus países en
bancarrota”
En
la Argentina y Brasil se juega la suerte el gran proyecto de los libertadores
del siglo XIX, la concreción de la Patria Grande, que recobró impulso en Mar
del Plata en el 2005, con el No al ALCA.
ARGUMENTOS
QUE INCREPAN AL PROGRESISMO
Margarita
Stolbizer se autoproclama progresista. En realidad expresa un pensamiento
socialdemócrata. Su diputada electa Victoria Donda votará en blanco. Ella en
cambio votará a Mauricio Macri. Stolbizer está de acuerdo con la asignación
universal por hijo, con la estatización de las AFJP, con el matrimonio
igualitario, con la ley de identidad de género, con la ley de fertilización
asistida, con la Corte Suprema elegida originalmente, con la ley de las
empleadas de casas particulares, con la estatización del 51% de YPF, etc, etc.
Siempre encontrará en cada caso un reparo sobre formas o espíritu, cuando no
intencionalidad de la decisión. Su espacio tiene adentro al insulso Hermes
Binner, una especie de Fernando de la Rúa; y Libres del Sur, cuyo referente
máximo Humberto Tumini pasó de la guerrilla de los setenta a asociarse con los
radicales y Elisa Carrió en la difunta UNEN.
Todo
ese progresismo de cartón, no hubiera concretado ninguna de estas medidas
siendo gobierno; y ahora, cuando llega la opción en el balotaje, se inclina por
quien se opuso a todas estas medidas aduciendo cuestiones presuntamente morales
y éticas.
Son
válidas y muchas veces acertadas sus críticas a la sojización, la megaminería,
a los qom, entre otras, sumadas a algunas de las denuncias precisas de corrupción.
Pero el poder económico que amasa sus fortunas muy lejos de la moral que
pregona, no es por esos motivos que ha hecho infinidad de intentos para hacerle
la vida imposible al gobierno e incluso de desplazarlo o hacerlo claudicar con
una entrega anticipada. Las buenas
conciencias y el dinero forman una alianza en situaciones críticas. El
progresismo, expresión de las mejores intenciones de los sectores medios,
carece del GPS del poder económico que detecta con infalibilidad no sólo a sus
enemigos sino a aquellos que pueden cuestionar su tasa de ganancias.
Si a los progresistas uno los
tendría que definir futbolísticamente, diría que son aquellos que desde la
tribuna señalan críticamente todos los posibles goles que no se concretan y
afirma que él sabe cómo hacerlo. Cuando los hacen bajar a la cancha, sostienen
que no lo dejan, que el rival le hace infracción permanentemente, que el
árbitro lo bombea, que la pelota no dobla. En otros términos: los progresistas
salen con el paraguas los días de sol y cuando llueve casualmente no lo tienen.
Pero más grave aún: en lugar de ponerse del lado de los usuarios de los
paraguas hacen causa común con sus fabricantes.
Stolbizer
va a votar por Macri. Jugará el mismo penoso papel que Vilma Ripoll en la
resolución 125 actuando de empleada gratuita de la Sociedad Rural. Extraño
comportamiento repetido infinidad de veces que coincide por izquierda en la
misma vereda del poder económico local e internacional.
Este
progresismo es funcional a Macri. El dogmatismo del FIT ve la vida en blanco y
negro; y cuando tiene que adoptar decisiones trascendentales es a sus
dirigentes a quienes se les ponen los ojos en blanco, mientras sus bases
mostrarán una saludable vocación de no comer vidrio y como en el balotaje de la
Ciudad de Buenos Aires desobedecerá la
insensatez de su dirigencia.
ARGUMENTOS PARA EL BALOTAJE
El
balotaje siempre es una segunda oportunidad. Para revertir un resultado que se
presenta muy dificultoso, el kirchnerismo
debe agotar todas las argumentaciones tratando de seducir a aquellos que
pueden ser seducidos, a los que estuvieron y se fueron, a los que habitualmente
fluctúan.
A
los que están definidos y ubicados incómodamente, es conveniente mostrarles
persuasivamente las contradicciones en que incurren para ponerlos de frente a
su conciencia. Todo ello será fuertemente neutralizado si el Frente para la
Victoria continúa con la indolencia de algunos sectores y las divisiones y los
pases de facturas de otros en donde han convertido goles en contra, verdaderos disparos
en los pies, entre otros, los ministros Aníbal Fernández y Daniel Gollán.
Hasta
ahora, CAMBIEMOS surfea con comodidad la ola amarilla, con acentuados mensajes
de tono pastoral, mientras el Frente para la Victoria se desliza entre la
desorientación, la descalificación obsesiva, los pases de facturas, cierto
retraimiento en algunos sectores, al tiempo que por fuera de la militancia,
simpatizantes e incluso ciudadanos que no votaron al oficialismo se movilizan
espontáneamente por haber divisado en el horizonte el fantasma de un pasado
doloroso que no quieren padecer.
En
ese escenario, no desprovisto de dramatismo, es bueno recordar a Benjamín
Franklin, uno de los héroes de la independencia norteamericana que afirmaba: “O
caminamos juntos, o nos ahorcarán por separado”
5-11-2015
Vicky Donda con Prat Gay.... Deberíamos preguntarnos que hicimos nosotros. Poco y nada. Y Vargas LLosa no es tanto un notable escritor como un notable novelista
ResponderEliminary que pensas de la desnutrición infantil, de la gente que no puede trabajar en blanco por los planes de ayuda que al final tienen que trabajar en negro y por lo tanto producen evasión fiscal, del narcotráfico, del miedo a expresar una opnión que hay en el el ambiente? yo siempre me pregunté de donde viene el dinero de las ayudas sociales, las becas, las jublaciones para las amas de casa... no es mala onda, pero no se necesita saber mucho de matemáticas para comprender que si lo que sale es mayor que lo que entra, tarde o temprano habrá problemas. y luego ¿vos pensás que el modelo K no es neoliberal? por favor...
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