Posiblemente
el 29 de junio de 1987, desconocidos
violaron la tumba de Perón y le amputaron sus manos, hecho que se conoció el 1°
de julio de ese año, en el 13° aniversario de su muerte. Como otros hechos
traumáticos de la historia argentina, permanece en el misterio quiénes lo
hicieron y por qué lo concretaron. Alrededor del hecho hay varios muertos en
situaciones extrañas, empezando por el juez que investigaba el caso y un
guardián del cementerio. En ese año Mauricio Macri tenía 28 años y sólo soñaba
con ampliar la fortuna familiar manteniendo una relación traumática con su
padre. El fútbol, las mujeres y los negocios eran sus preocupaciones
fundamentales. Cuatro años más tarde fue víctima de un secuestro que le dio una
considerable notoriedad. Carlos Menem ya gobernaba el país y el primogénito de
Franco declaraba avanzada la década del noventa: “No soy menemista, sino super
menemista.” Consideraba al riojano “el gran transformador de la
Argentina….Menem va a quedar como uno de los grandes presidentes de la
historia.” Por si quedaba alguna duda, reafirmaba: “Soy menemista a muerte….. Menem
ya tiene chapa en la historia, ha hecho una mega transformación de este país,
una cosa increíble. En el 89 estábamos casi fuera del planeta, en un lugar
marginal. Nos hemos reinsertado en el mundo, se ha recuperado la economía.”
Fue
presidente de Boca lo que le dio notable conocimiento público. Un hombre de
derecha que entonces no lo disimulaba, reiteraba las muletillas más brutales
del neoliberalismo. Luego fue dos veces jefe de gobierno de la ciudad de Buenos
Aires donde su inserción es muy amplia. Ha
hecho la campaña presidencial con un discurso antiperonista de base y
antikirchnerista de superficie que
sufrió un cambio transitorio y oportunista después de un triunfo ajustado de su
delfín Horacio Rodríguez Larreta sobre Martín
Lousteau. Su admiración por Aznar, Uribe, Vargas
Llosa, su participación en la ultraliberal Fundación Libertad, su menemismo
aggiornado, muestran al verdadero Mauricio Macri, el despojado de las máscaras
coyunturales que le indica su asesor
todo terreno Durán Barba (el mismo que declaró que Hitler “fue un tipo
espectacular” y que “el PRO es el
único partido de izquierda que hay en la Argentina” ).
A
iniciativa de Cristian Ritondo, una de las patas peronistas que hace años pasó
a las filas macristas, y de Juan Carlos
Dante Gullo (FpV) se decidió por unanimidad en la Legislatura Porteña erigir un
monumento a Juan Domingo Perón. Hábilmente el PRO ocupó el vacío que el Frente
para la Victoria dejó al respecto. Ni Néstor Kirchner ni Cristina Fernández han
tenido una visión favorable del último Perón. Integraron en los 70 las filas de
la Juventud Peronista pero no de la Tendencia Revolucionaria; y cuando se produjo
la escisión, engrosaron las filas de la
Juventud Peronista Lealtad, favorable a Perón en su enfrentamiento con los
Montoneros. Sorprendentemente, con el paso de los años fueron adoptando la
interpretación histórica de los criticados por el Presidente en la Plaza de Mayo,
el Día del Trabajador de 1974, aquellos que
levantaban la figura de Evita y bajaban la de Perón, en la medida que las
exigencias políticas no los obligaran a invocar su recuerdo. Pululan en las filas kirchneristas,
invocaciones, organizaciones y locales de Evita con una ausencia significativa
de Perón, porque a la Evita muerta en 1952 se la puede imaginar montonera, mientras
que la larga sobrevida del general y su tercera presidencia impiden cualquier
idealización al respecto. El hecho de denominar “La Cámpora” a la organización
de la juventud kirchnerista, quien fuera un delegado personal de Perón cuyo
mayor mérito era la lealtad, que tuvo durante la campaña electoral de marzo de
1973 el casi exclusivo apoyo de la juventud peronista de La Tendencia, ratifica
esta contradicción de los Kirchner. A mayor abundamiento: Cámpora quedó preso
de una doble lealtad: hacia Perón, quien lo ungió candidato a presidente ante
la imposibilidad de serlo él mismo por la cláusula de residencia del 25 de
agosto de 1972; y hacia la juventud, que fue importante para ganar las
elecciones junto con la potencia de la figura del ex presidente exiliado en
Madrid. Es importante señalar que Cámpora fue designado embajador en Méjico,
pero cuando Perón entró en los días finales de su vida, el último acto
presidencial, antes de transferirle la presidencia a Isabel fue aceptarle la
renuncia al embajador sin agradecerle los importantes servicios prestados como
es de fórmula.
Cuando se
aprobó la iniciativa en la legislatura porteña, Cristina Fernández intentó recuperar el terreno perdido
proponiendo un monumento a Yrigoyen y Perón en la 9 de julio, pero no prosperó.
Paradoja: los gobiernos kirchneristas son la continuación más
consecuente del peronismo histórico
NUEVA
AMPUTACIÓN DE LAS MANOS DE PERÓN
El 8 de
octubre, un nuevo aniversario del nacimiento de Perón, se inauguró el monumento
en una plaza que increíblemente hasta ese momento llevaba el nombre del presidente
de la década infame Agustín Pedro Justo. Lo que resulta una nueva amputación
simbólica de las manos de Perón, es que a 17 días de las elecciones
presidenciales, fuera nada menos que un antiperonista visceral como Mauricio
Macri el que inaugurara el monumento al lado de viejas figuras jubiladas del
peronismo histórico y de un dirigente sindical impresentable como el Momo
Venegas, un hombre recibido como socio en la Sociedad Rural, un dirigente más
cercano a los empresarios más reaccionarios del sector agropecuario que a los
obreros rurales que presumiblemente representa. Estaba también Hugo Moyano que
ha decidido enterrar su mejor historia, aquella
de oposición al menemismo y de ser la pata sindical más importante del
kirchnerismo. Y Nélida
de Miguel, demostrando que los años hacen un trabajo demoledor: con sus 95
años, lo llamó compañero Mauri, mientras
el Momo Venegas, sin ponerse colorado, declaró: “Macri es el punto de
equilibrio entre el capital y el trabajo”. El hijo de Hugo del Carril entonó la
marcha peronista que Macri, Vidal y Larreta no cantaron y que Mauricio hasta se
negó a mencionarla por su nombre.
En
este escenario tan particular, un teatro poblado de imposturas, Macri dijo en
su discurso: “Perón y Evita
vinieron a hacer algo histórico a la Argentina para los trabajadores. Hoy es
imposible de imaginar un trabajador sin aguinaldo y derechos para la familia.
Pero en ese momento la Argentina no entendía lo que tenía que aceptar. Pero
Perón lo hizo…..Siguió el nacimiento de las organizaciones sindicales, en las
cuales creo fervientemente. Pero no para tratar de manipularlas políticamente
sino para sentarnos a la mesa….. Un gobierno no
está para reprimir a los trabajadores ni para manipularlos”. Los trabajadores
del Borda, si lo escucharon, deben haber enloquecido.
“El
peronismo es justicia social, luchar por la igualdad de oportunidades”. A la
soberanía política y la independencia económica, Macri no las conoce o
intencionadamente las omite.
Más cercano a la realidad, el ex presidente Eduardo
Duhalde allí presente afirmó: “Macri es cerrado como culo de botella”. Y
en la misma semana, Mario Vargas Llosa, afirmó: “Sin duda, votaría por Macri. Es el
único que representa una alternativa real, clara, contundente a lo que ha sido
la tragedia de Argentina, que es el peronismo. Argentina era un país del primer
mundo, no solo por su desarrollo y prosperidad sino por su extraordinaria
cultura. Argentina tenía un sistema educativo ejemplar para el mundo, pero
nadie recuerda eso ya ¿Y qué ha convertido a Argentina en ese país subdesarrollado,
caótico, que se debate en crisis tras crisis? El peronismo, que es una plaga. Ha sido la gran tragedia. Hay para todos los gustos: de
extrema derecha, de extrema izquierda, de centro derecha, de centro izquierda,
de centro. Es un sistema de poder. ¿Cómo pudo un país caer prisionero de esa
maraña? Argentina tiene que salir de eso, y hay una alternativa: Macri no es peronista. Y es una persona
seria, con equipos serios, que trabajan en cómo sacar al país de este pozo.
Los argentinos han hecho todo cuanto han podido para destruir su país. Yo
quiero mucho a Argentina.”
La farsa se representó con Perón vestido de traje
desde el bronce, mientras Macri pronunciaba su discurso poblado de frases
peronistas en manga de camisa, mientras el Momo Venegas gritaba:
“Vivan Perón, Evita y hoy Macri”
11-10-2015
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