Galería de vacas sagradas
UN SOCIALISTA ELOGIADO POR LA NACIÓN
Corría
octubre de 1975. Militaba en el Frente de Izquierda Popular y veíamos cómo el
gobierno entraba en una pendiente que más allá de sus horrores, eran los
escasos aciertos y el origen popular del mismo los que provocarían el golpe. Se
hablaba de “pinochetazo”. En la Argentina se conocía perfectamente lo que
sucedía del otro lado de la cordillera. Con algunos compañeros concurrimos a
una unidad básica donde se discutiría la situación. En unos de los grupos que
conversaban antes que comenzara la reunión, ubicamos a un señor alto de unos 60
años que nos informó que había formado parte de FORJA, aquella agrupación que
fue el nexo entre el yrigoyenismo y el peronismo. Nos informó que su libro “El
caballito criollo en la historia argentina” era de lectura obligatoria en el
Colegio Militar. Estábamos escuchando a Guillermo Alfredo Terrera, cuando se
acercó un joven peinado a la gomina quien nos entregó un libro de 46 páginas del año 1974 que en la
segunda hoja dice “Curriculum Vitae” y
en la tercera nos informaba: “Tercera edición ampliada de esta Bio-
bibliografía. Se terminó de imprimir en septiembre de 1974, en los talleres
gráficos de Gráfica Pafernor S.R.L Cañuelas 274, Buenos Aires.
La
situación era cuanto menos curiosa. Cuando con mi compañero empezamos a correr
algunas hojas mientras Terrera seguía con su alocución, la necesidad de obturar
primero la sonrisa y luego la risa pasó a ser un esfuerzo ciclópeo. El
currículum era tan minucioso que sólo faltaba dónde había hecho el jardín de
infantes y en qué fecha se había aplicado las vacunas. Y tenía cosas que hasta
la revista Barcelona envidiaría: su propuesta de reforma agraria había sido publicada
por la Sociedad Rural.
La renuncia de Carlos Fayt, un socialista
del partido fundado por el librecambista Juan Bautista Justo, mereció un editorial del diario La Nación con el
título de “Gracias maestro”, una demostración palpable de la apropiación indebida de la palabra
socialista. Que alguien que se autoproclame como tal merezca el agradecimiento
del diario del establishment, es equivalente a proponer una reforma agraria y
que la misma sea acogida y publicada por la Sociedad Rural.
La Tribuna de Doctrina elogia con fervor
a su amigo, en un día oportuno para ambos: el 16 de septiembre. Ahí puede
leerse “Bravo, maestro.
Saludamos la levedad de la ironía que ha opuesto, en el anuncio de tan
circunspecta como filosa despedida, la sutileza del florete a la brutalidad del
armamento enemigo. Lo que opuso por años en la imaginación colectiva lo opondrá
por tres meses más en la defensa de una posición sobre la que debió soportar
disparos atronadores de un régimen cuyos principales patronos y descarada
servidumbre no constituyeron ante usted, aun validos aquéllos de todos los
recursos del Estado, más que un verdadero frente para la derrota. Bravo, maestro. Ha dejado usted,
a lo largo de muchas décadas, una lección de ascetismo y compromiso ciudadanos
que le valen el reconocimiento rotundo de los conciudadanos. Va cerrando usted
un larguísimo ciclo en el que ha dejado, casi sin proponérselo, enseñanzas a
derecha y a izquierda. Fue atacado usted, cuando se conoció la decisión del
presidente Raúl Alfonsín de proponer su nombramiento al Senado de la Nación, por
una reacción que se negaba a admitir que había llegado la hora de que la Corte
Suprema expresara un amplio abanico de ideas políticas y sociales. Incomodaba
su antigua militancia socialista y su pasado liderazgo en las filas de la
Asociación de Abogados, de importante predicamento en el foro local a mediados
del último siglo.”
UN
HOMBRE DE DERECHO
Pero
¿quién es en realidad Carlos Fayt? Nacido
en Salta, un año antes que Eva Perón, en el seno de una familia católica
tradicional, siempre fue liberal y pasó algunos años en el Partido Socialista,
lo que no implica una ruptura sino una continuidad ideológica, teniendo en
cuenta que su fundador Juan Bautista Justo era un ferviente partidario del
librecambio en economía, del positivismo en filosofía y del mitrismo en
historia. Fruto de ese posicionamiento ideológico, Carlos Fayt fue siempre un
antiperonista visceral, un antipopulista consecuente desde que era estudiante
universitario. El mismo escribió: “Mi tesis doctoral en la
Universidad de Buenos Aires criticaba la reforma constitucional que aprobó
Perón en 1949. Los jurados no me quisieron tomar el examen y tuve que escribir
otra tesis. Pero, al margen de ese asunto, siempre me interesó estudiar el
peronismo. Al fin de cuentas, yo enseñaba Ciencia Política. Además, siempre critiqué a los partidos
-al peronismo y al radicalismo-, que compran votos. Por eso, en un libro de los
años 40, en lugar de hablar de la soberanía argentina, hablé de la
"sobornería" argentina. Yo, por mi parte, siempre admiré a
los líderes socialistas Nicolás Repetto y Alfredo
Palacios, pero me aparté del socialismo en el 58.” El reputado profesor, autor de
más 35 libros, que siempre levantó las banderas del republicanismo, omitió
puntualizar que Nicolás Repetto, en
plena década infame, en 1932, formó parte de la fórmula Lisandro de la Torre-
Repetto, la fórmula del cianuro según Jorge Abelardo Ramos porque no se reían
ni cuando estaban contentos, mientras el radicalismo Yrigoyenista estaba
proscripto. Igual actitud adoptó Alfredo Palacios que fue embajador de la
Revolución Fusiladora en el Uruguay.
En una entrevista, publicada
por la revista de la Facultad de Derecho de la UBA, en el 2005, contó su
ingreso al partido socialista: “Mire,
en una oportunidad yo llego, en Belgrano Bajo, a un Comité Radical, a
inscribirme. Me hacen sentar, yo era un muchacho como ustedes, y me hacen pasar
a un cuarto semi-oscuro donde me recibe un hombre que me pone una mano encima
del hombro y me dice: “Hijo, ¿qué querés?, ¿una decena de lotería para tu
familia?”, yo lo miré al tipo y le dije: “no señor, estoy equivocado”. No pensé
jamás que me podían ofrecer por incorporarme a un partido la esperanza de una
decena de lotería, a raíz de ello no volví. Es decir, esa experiencia
hizo que después no quisiera aceptar, cuando me invitaron a incorporarme al
Partido Conservador Demócrata o al Partido Radical. También, me invitaron para
sumarme a las filas del Partido Demócrata Progresista. Tampoco quise. Se
preguntarán qué me llevó entonces al Partido Socialista. Miren, yo había
publicado “Por una Nueva Argentina”, y sacó un comentario “La Vanguardia”.
Entonces, fui a una conferencia que daba un tal Nicolás Repetto, con debate
público. Me senté y lo escuché a este hombre con unas excepcionales dotes
expositivas y didácticas, y vi que la gente pedía la palabra y no se
interrumpía al orador sino con permiso de éste, había respeto y tolerancia, yo
miraba, eran obreros, gente del pueblo, gente común, no eran profesores ni
mucho menos. Me dije a mí mismo: “esto es otra
cosa”. Y cuando llegó el momento de
incorporarme a la vida política, me acerqué con otros diez amigos al Partido
Socialista. Fui al centro correspondiente en Belgrano, que estaba en la calle
Republiquetas a una cuadra de Cabildo, y nos afiliamos los once. Al mes se
habían ido los diez, yo me quedé, de obstinado. ¿Por qué se fueron? Porque
en esos momentos el Partido Socialista exigía que uno se circunscribiera a un
estado de santidad. No había que jugar a las carreras, a la lotería, ver box,
beber vino, había que concurrir a las bibliotecas…... Me quedé porque sabía que
era una escuela de civismo, por esa razón milité durante años en el Partido
Socialista. A título de ejemplo, les narro una experiencia. En la primera
asamblea a la que concurrí -todos los meses había una- vi cómo cualquier
afiliado podía dirigirla y pregunté: “Por qué usted dirige esto, ¿cómo sabe?” y
me contestó: “Por el ABC de Juan B. Justo”. “¿Qué es eso?” “Juan B. Justo
dijo: Actas, Balance, correspondencia”. Ello significaba que cualquier
afiliado, por modesto que fuera, podía presidir una asamblea. Léase el acta,
lea el balance, lea la correspondencia, etc. Claro, eran ciudadanos, no hay
ninguna duda, no pedían nada, no pedían cargos, no era el asistencialismo,
sentían el orgullo de ser parte activa del partido. Yo fui socialista porque
era lo más transparente y yo soy un demócrata. Si ustedes me preguntan qué soy
políticamente. Yo les digo: soy demócrata en toda la extensión que yo le doy a
la palabra y que he expresado en mis libros.”
Tempranamente Arturo Jauretche
caracterizó a Carlos Fayt en el lejano 1958: “El personaje que están fabricando
es un doctorcito Fayt que un día, con el título nuevecito, un sombrero aludo de
esos de ribete, y tres guantes, los
dos para ponerse y el de llevar en la mano, se apareció en FORJA y se
afilió. Pidió en seguida la tribuna y se la dimos tres veces. A la tercera lo
llamé y le dije: “Vea, joven, usted no entiende lo que es FORJA, porque usted
es un liberal crudo y su puesto está en el Partido Socialista. Acerté, porque
actualmente actúa en el mismo y habla, habla, habla, ¡ la pucha que habla!, y
tiene prensa a bocha como que La Nación y La Prensa le dedican todas las
semanas su buen cuarto de columnas”.
En su activo está el no haber
formado parte de la mayoría automática en la Corte Menemista. En medio de la
crisis del 2001 se
opuso a la pesificación de los depósitos bancarios. En su pasivo, voto en
disidencia cuando la Corte declaró la inconstitucionalidad de las leyes de
Obediencia Debida y Punto Final.
Fue
el cortesano que estuvo más tiempo como miembro de la Suprema
Corte, nada menos que 32 años. Para ello hubo que hacer una excepción a lo
dispuesto por la Constitución de 1994.
Los
constituyentes que redactaron la reforma fijaron como tope para los jueces de
la Corte la edad de 75 años, a partir de los cuales debían jubilarse o buscar
un nuevo acuerdo del Senado para seguir en el cargo. Como Fayt ya tenía esa
edad consideró que sus derechos habían sido vulnerados y comenzó una causa
judicial que llevó a que la Corte que en
1999 declarara inconstitucional una
cláusula constitucional.
Se opuso a la ley de medios de
comunicación audiovisual. En agradecimiento, Clarín a través del almidonado
abogado Ricardo Monners Sans, denunciador crónico alineado siempre con los
intereses y línea editorial del medio, con un pasado socialista, escribió,
también un 16 de septiembre: “¿Cuándo nos conocimos Carlos? Yo creería que
alrededor de 1956, en lo que quedaba del subsuelo de la Casa del Pueblo del
viejo Partido Socialista, saltando entre los escombros de los incendios
provocados por los oficialistas del tramo del primer Perón : abril de
1953……..Cuando se retira un grande de la función pública, que callen los
artífices de la trenza o los aspirantes a estatua. Porque ya casi no quedan
grandes” Seguramente el abogado
denunciador hace referencia sin mencionarla a
la reacción ante el atentado terrorista en
la Plaza de mayo del 15 de abril de 1953 con la detonación de dos
bombas mientras se realizaba un acto sindical organizado
por la Confederación General del
Trabajo (CGT) en la Plaza de Mayo.
Mientras que en la Argentina
el terrorismo de estado arrasaba con el país y miles y miles de argentinos, el
Dr. Fayt estaba preocupado por la situación de los judíos en la Unión
Soviética. En el reportaje citado comentó: “….en cuanto me di cuenta de las restricciones que
sufrían los judíos que estaban en la U.RS.S. para emigrar y la forma en la que
se los perseguía, participé activamente en la lucha por su liberación e incluso
llegué a crear acá “CEMJUS”(1978) el único centro de información sobre el
tema en América Latina. CEMJUS significa el Centro de Estudios sobre la
Situación de la Minoría Judía en la Unión Soviética.”
UN
SOCIALISTA ELOGIADO POR LA NACIÓN
El vocero estrella de La Nación Joaquín
Morales Solá, en el aniversario de la Revolución Fusiladora escribió: “La
renuncia de Carlos Fayt tiene algo de justicia poética o de una ironía tan
elegante como visible. Le escribió a Cristina Kirchner, que lo persiguió con
los peores procedimientos buscando su renuncia o su destitución, para
informarle que se irá de la Corte Suprema, pero justo un día después de que
ella se haya ido del poder. Es decir, la Presidenta nunca convivirá con una
Corte Suprema sin Fayt. Final de partida. Jaque mate……. La libertad de prensa extrañará al juez Fayt. Es uno de los integrantes
de la Corte más comprometidos con la libertad de los periodistas y de los
medios periodísticos. Ha escrito muchos ensayos y algunos libros sobre la
libertad de prensa. Nunca tomó ninguna decisión como juez que afectara, ni
siquiera mínimamente, la libertad de expresión en un sistema democrático. En
aquella reunión con integrantes de la Academia de Periodismo, todos periodistas
desde ya, se despidió con una frase que lo muestra de cuerpo entero:
"Jamás los traicionaré. Nunca", nos dijo antes de abandonar
lentamente, ya con el paso frágil, el salón de la Corte Suprema.”
El editorialista de Clarín Julio
Blanck, el 20 de septiembre escribió: “El kirchnerismo, fiel a sus métodos de
apriete, intentó hurgar hasta en la vida íntima del anciano juez. Sus
lenguaraces derramaron hiel sobre el juez que desde la Corte atravesó 32 años y
6 presidentes sin perder su independencia. Pero la maniobra no funcionó porque
Fayt aguantó la carga y sus colegas del Tribunal lo respaldaron con discreción
y firmeza. La edad, por lo visto, no
fue obstáculo para que Fayt se despidiese de Cristina con una ironía cruel: si
hay que irse, primero las damas.”
Como una contribución a la
confusión general envuelto en hipocresía, el Senado le dará a Fayt la máxima
distinción con la mención Domingo Faustino Sarmiento, en reconocimiento a su
trayectoria, en base a un proyecto de resolución a propuesta de la Presidenta y
del bloque de senadores del Frente para la Victoria. En los fundamentos hay
espacio para la ironía: “el elogio a su
trayectoria convive con el convencimiento de que un cargo como el que
desempeñará hasta el 11 de diciembre demanda a quien lo ocupa
un esfuerzo que, tal vez, no se puede tener a su edad.”
Hay una
notable similitud entre Carlos Fayt y
Gerónimo “Momo” Venegas. El jurista socialista es elogiado y homenajeado por el
establishment, lo que desnuda que el poder nunca lo consideró un socialista
sino un liberal, y el dirigente de los obreros rurales que es recibido como un
socio en la Sociedad Rural, lo que demuestra de qué lado del mostrador se
ubica.
Ambos parecen
compañeros de ruta del ignoto Guillermo
Alfredo Terrera.
20-09-2015
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