ROMPECABEZAS DE LA REALIDAD
Se
cumplió un cuarto de siglo de la
Caída del Muro de Berlín. La borrachera del triunfo del
capitalismo, con la peregrina idea de haber llegado a la estación final de la historia humana,
aparte de insustancial se ha revelado de una hipocresía inconmensurable. Las
piedras del Muro se han recreado al interior de cada una de las sociedades que
configuran el planeta al compás de la aplicación de las políticas neoliberales.
O se levantan para aislar a los territorios más beneficiados de la inmigración
de los habitantes condenados a la miseria y a la desocupación.
Pasada
la resaca, el panorama que puede observarse resulta pavoroso. Bernardo
Kliksberg lo expresa en un párrafo de su nota “Muertes gratuitas”: “Diariamente
perecen 18.000 niños, más de 6 millones por año por causas totalmente
evitables. Son muertes gratuitas. Las tres causas
principales son la desnutrición, que los coloca en extrema vulnerabilidad; la
falta de agua potable, con la consiguiente ingestión de agua contaminada, y la
ausencia de instalaciones sanitarias. Pasan hambre 842 millones de personas, en
un mundo que produce alimentos que podrían abastecer a una población muy
superior a la actual. Más de 700
millones no tienen acceso a agua potable y 1000 millones de personas hacen sus
necesidades a cielo abierto.”
La implosión de la Unión Soviética y
su devenir posterior ha archivado hasta los vestigios positivos de la Revolución de Octubre.
Las expectativas y esperanzas que generó cuando el siglo XX recorría su segunda
década, son directamente proporcionales al fracaso que su versión stalinista
consumó y que no logran compensar sus
notables avances macroeconómicos y su papel heroico en la segunda guerra
mundial.
EL ROMPECABEZAS
NACIONAL
La presidenta se
enferma y lleva la política nacional, en
exclusividad, a su lecho de convaleciente. Los medios se entretienen con
insustancialidades sobre los romances de Martín Redrado, el economista
preferido de la embajada norteamericana y su romance con Amalia Granata o el
casamiento de Martín Insaurralde con Jesica Cirio. La telepolítica ha llegado para quedarse definitivamente, donde la
frivolidad y la superficialidad campean obscenamente.
El gobierno parece
rendirse en su intento de buscar un candidato de su riñón y parece apostar
finalmente por la candidatura de Daniel Scioli, con la idea de cercarlo,
designándole el vicepresidente y los candidatos a senadores y diputados. El
kirchnerismo parece haber olvidado cuando Néstor Kirchner rompió y venció a su
mecenas electoral Eduardo Duhalde. Cualquiera que haya leído a Maquiavelo o
abreve en la historia encontrará reiteraciones de comportamientos en ese
sentido. Es cierto que Daniel Scioli es una figura indiscernible e ignífuga,
aunque es posible que llegado al sitial más alto transforme su actitud de
obediencia y lealtad inconmovible, en alguien dispuesto a no permitir los
condicionamientos partidarios y muy propenso a aceptar las imposiciones de los
grupos económicos bajo el paraguas de su discurso tradicional del diálogo, del
consenso y del optimismo vacuo.
El delineamiento
de esta alternativa y sus posibilidades de triunfo ha producido considerable
inquietud en las filas opositoras, expresada en forma descarnada por Francisco
de Narváez que ha recogido con dos años de retardo los pronósticos de Artemio
López: teniendo presente que el kirchnerismo tiene un piso del 30%, le
faltarían alrededor de 10 puntos para superar el 40%, con la alta probabilidad
que las dos o a la sumo tres alternativas opositoras estén por debajo del 30%,
con lo cual el kirchnerismo se impondría en primera vuelta, que sería
aparentemente, la única posibilidad de triunfo evitando el balotaje.
Daniel Scioli
tiene como activo el proponer un cambio con continuidad, es decir, asegurar y
consolidar los éxitos del gobierno e intentar con una arquitectura improbable
el diálogo y la subordinación con el poder económico y la búsqueda del consenso con la oposición.
Es posible que esto sea un oxímoron, como cuando el frondifrigerismo intentó
ser la continuidad bella del peronismo proponiendo el desarrollo de la
industria y la integración con la oligarquía. El experimento en un contexto de
fuerzas armadas soliviantadas y proscripción del peronismo concluyó en fracaso.
Desde el punto de vista de su pasivo electoral,
Scioli para los kirchneristas, es muy poco kirchnerista y para los
antikirchneristas es demasiado kirchnerista.
En la oposición,
Macri y Massa se pelean por pedazos del más que centenario Partido Radical,
inserto en una experiencia inviable cono el FAUNEN. Imposibilitado de postular
un candidato propio con inserción electoral, franjas aparentemente mayoritarias
del partido ubicados del centro a la derecha se inclinan por aliarse al PRO,
encontrando en Mauricio Macri el candidato con posibilidades ciertas.
En ese
aspecto, la más empecinada y persistente sostenedora de la alianza con el PRO
es la doctora Elisa Carrió, cuyo pragmatismo tiene reminiscencias peronistas,
siendo ella una representación en estado puro de un gorilismo acendrado. Apostando a entrar en el balotaje
para ganarle en segunda vuelta a Scioli o Massa, si de Carrió desbrozamos sus
pronósticos apocalípticos, sus denuncias rutinarias, su naturaleza
autodestructiva, puede advertirse que
tiene una estrategia clara intentando
jugar con una carta ganadora y no meramente testimonial a nivel
presidencial, que es lo que ha venido
haciendo el radicalismo hasta ahora. La
chaqueña pasó en poco más de una década, de un posicionamiento de centro
izquierda a uno de derecha; de ser la opositora con más votos, a reducirse al
1,6% del electorado con la peregrina idea de que deben unirse los honestos con
prescindencia de cualquier consideración ideológica; de buscar una alianza
desesperada primero con Pino Solanas y luego con demás integrantes de FAUNEN, a
predicar la asociación con el PRO bajo la incondicional cobertura periodística de Clarín, de la que
es tributaria desde hace muchos años y
abonada a todos su medios que la protegen y acogen. Por eso se siente traicionada
cuando después de haber defendido al poder económico más concentrado que Clarín
integra, denuncia que el multimedio está
jugando para Sergio Massa. En realidad las preferencias pragmáticas de Magnetto
empiezan por Macri, continúa con Massa y terminan en Scioli.
La estridente
pitonisa basa su acercamiento a Macri en un acuerdo basado en dos puntos: la
baja de impuestos y la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción. Pero
hete aquí que el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires ha subido
fuertemente los impuestos y los delitos de corrupción de los que lo absolvió la Suprema Corte de
Justicia menemista, era el impedimento que Carrió enarbolaba hace un tiempo
para ni siquiera sentarse con Macri.
La prédica de Carrió (a quien el escritor y
periodista Jorge Asis definió con precisión notable, afirmando: “Tiene una
empresa de demolición y después no sabe qué hacer con los escombros”), intenta
recrear un frente antiperonista y liberal como alternativa a lo que considera
variantes del peronismo.
Está claro que la
ruptura de FAUNEN es (era) inevitable. Si se concretaba la propuesta de Sanz y Carrió,
la ruptura con el increíble Hermes Binner, cuyos silencios lo favorecen en
relación a lo inapropiado de sus declaraciones, Pino Solanas y Libre del Sur,
era cuestión de días.
La cumbre radical
de San Fernando sólo saca la pelota fuera de la cancha a la espera de la
concreción de las alianzas, pero produjo la primera deserción, la de la Dra. Carrió que pegó
el portazo con improperios de grueso calibre hacia sus socios políticos, en donde se reserva para sí todas las
virtudes individuales y colectivas de una presunta “moral republicana” que
parece haber escriturado a su nombre. Pero leyendo la letra chica de su
ruptura puede observarse que se retira sin irse del todo, dejando su agrupación
conformando el espacio. ¿ Será un jugada parecida a la renuncia de
Chacho Álvarez al gobierno de la
Alianza, dejando a su gente formando parte del gobierno?
Sin embargo, y más
allá de las peculiaridades inclasificables de la dirigente política, el futuro
le puede reservar al radicalismo concertaciones como la propuesta por la amiga
intensa de Clarín, con nuevas fracturas.
El gobierno se encuentra en medio de una tormenta
que acrecienta la debilidad que acecha a todas las administraciones a un año de
la finalización de su mandato, potenciado por una recesión creciente, una
inflación indomable y un frente externo complicado. El kirchnerismo revela una capacidad de
iniciativa legislativa y una base electoral que pone sumamente nerviosos a los
referentes de la oposición. Eso en un gobierno que llegará a los 12 años
ininterrumpidos en la Casa
Rosada, resulta un rasgo que no puede prescindirse en el
análisis del actual escenario.
La idea del
cristinismo de ir con candidato absolutamente propio, tropieza con que el
peronismo es un partido del poder y gobernadores e intendentes afines no
quieren jugar a la derrota presuntamente predeterminada, en ese caso, desde la
línea de largada.
A su vez la
oposición política es la prolongación deficiente de la mediática, en donde el
oportunismo y la total falta de iniciativas, facilita en la comparación a
embellecer a un oficialismo que ha venido cometiendo una multitud de errores y
contradicciones. En ese sentido el periodista Eduardo Aliverti ha sintetizado el gataflorismo de la
oposición con precisión admirable: “Si el Gobierno procede, es por
desesperación para mantenerse de alguna manera en la línea de fuego. Si no
actúa, es debido a que ya viene, o ya está, el fin de ciclo. Si lleva adelante
una nueva ley de telecomunicaciones, es para beneficiar a Telefónica. Si no lo
hace, es que la ley de medios audiovisuales quedó tecnológicamente inservible,
demodé, noventosa. Si promueve nuevos códigos de procesamiento en lo civil y
penal, es a la búsqueda de pura propaganda progre, o a fin de buscarse
impunidad a futuro. Si no lo suscita, es porque sólo le importa conservar el
statu quo. Si emite moneda por obra de ofrecer bonos al 2018, a valor dólar, para
recortar andanzas especulativas, le tira peludos de regalo a la administración
que venga. Si se queda quieto, es acusable de no saber qué hacer frente la
restricción externa. Si enfrenta a los buitres, es presa de irresponsabilidad.
Si lo evita, a la espera de negociar en enero, es que el relato se baja los
pantalones. Si se habla por los cuatro costados de la corrupción oficial,
alegremente o con fundamentos más o menos sólidos, es demostrativo de que la
corrupción existe (sólo la oficial, por supuesto). Si no se hablara,
corroboraría la dictadura K. Si Cristina tiene sigmoiditis, y debe guardar
reposo, el país se queda sin Gobierno porque el único gobierno es que todos
estén pendientes de lo que decida ella. Pero si ella apareciera, en medio del
reposo obligado, es que está enferma por el poder y de lo contrario no hubiera
tenido sigmoiditis ni alteraciones cerebrales. La suma de este gataflorismo no
es porque sí. Es lo que cubre el vacío o, peor aún, la triste o turbadora
imagen del escenario opositor.”
La oposición sufre de una bipolaridad que fluctúa
en atribuirle al gobierno un fin de ciclo irreversible, a pasar a
alarmarse ante la posibilidad que el oficialismo gane en
primera vuelta, buscando concretar una coalición para impedirlo.
ROMPECABEZAS A
DILUCIDAR
Después de 12 años
de alta politización de la sociedad argentina, resulta llamativo el
rompecabezas que integran los candidatos presidenciales que asoman a menos de
un año de las PASO: se caracterizan por su discurso larvado, la carencia de
propuestas; o cuando las concretan estén originadas en las inquietudes que
sugieren las encuestas y en un oportunismo grosero.
También que el
kirchnerismo, luego de doce años, no pueda elegir un sucesor de su riñón,
constituye un fracaso en consonancia con las serias dificultades de su
construcción política.
Otro rompecabezas
que puede observarse en las elecciones de Argentina y Brasil, es que los
movimientos populistas, con todos los méritos que tienen, se van convirtiendo
fundamentalmente en los gobiernos de los pobres más que el de los trabajadores.
El PT, que empezó en San Pablo representando a los obreros, perdió con
amplitud, mientras se consolidaba en todo el norte y noreste donde sus planes
de inclusión social fueron respaldados con el voto.
El kirchnerismo
viene perdiendo en las provincias más desarrolladas y modernas. Fue derrotado
en las últimas elecciones en Buenos Aires, y lo siguió padeciendo en
Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
Aquí también los
sectores más pobres son la base de sustentación mientras fracciones de los
sectores obreros formalizados dispersan sus votos. Las clases medias que se subieron
al Frente para la Victoria
en la elección presidencial del 2011, han desembarcado mayoritariamente.
ROMPECABEZAS
DE LA REALIDAD
Un
panorama abierto cuyo desenvolvimiento estará condicionado por el discurrir
económico.
Revertir
la recesión, bajar la inflación, mantenerse alerta con las suspensiones y
despidos que vienen creciendo, solucionar el tema buitres, mejorará las
posibilidades del candidato oficialista. Si el panorama desmejora, posiblemente
el más favorecido sea Macri. Si la sociedad decide la continuidad con cambios
el candidato es Scioli.
Si
busca otro modelo, el favorecido es Macri. Massa es una versión más cercana a
Macri que a Scioli. Por eso el crecimiento de Macri, perjudica a Massa, ya que
están pescando en el mismo río.
La
realidad es un rompecabezas, con candidatos que producen dolor de cabeza. El
lector puede intentar resolver este dilema como quien ingiere una aspirina.
19-11-2014