BALANCE
ARGENTINO DEL MUNDIAL
Si después de los dos primeros partidos de nuestra
selección en este mundial, a un argentino futbolero medio le hubieran prometido
jugar la final y salir subcampeón, firmaba entusiasmado. Eso es finalmente lo
que se consiguió y dentro de la alegría que se extendió a todo el país, un
sabor amargo convivió con la euforia. Es algo absolutamente humano. Llegado a
una posición que permita aspirar a lo más alto del podio, situación lejana al iniciarse el torneo, conseguir la
ansiada copa se vuelve una pulsión intensa. El hecho que Argentina no llegara a
esta instancia en los últimos 24 años nos ha llevado a apreciar la importancia
de jugar los siete partidos de un mundial y que ese derrotero no resulta
habitual sino infrecuente. Habíamos disfrutado de un hecho inédito a nivel de
nuestro fútbol y poco frecuente a nivel mundial: dos campeonatos del mundo (
1978 y 1986) y un subcampeonato (1990), todo en el término de doce años. La
larga sequía de dos décadas y casi un lustro no llevó a adoptar una actitud más
modesta acerca de nuestras potencialidades. Eso lo tradujo en una declaración
Alejandro Sabella: “En fútbol los argentinos nos creemos más de lo que somos”
CONTRASTANDO ASEVERACIONES PROPIAS
Después del mal partido de Argentina en el debut con
Irán, fundamentalmente en el primer tiempo, escribí: “Messi, como en su momento
Maradona, han establecido un marco de referencia condicionando presencias y
ausencias (Ramón Díaz el primero, Carlos Tévez el segundo). Está claro que sus
declaraciones posteriores al primer partido fueron muy críticas del esquema implementado
por Sabella en el primer tiempo (5-3-2) y apostaba a un planteo audaz. Eso es
diferente a señalar, como lo hace el diario Clarín de una fractura en la
relación entre ambos o del plantel con el director técnico.
En principio resulta positivo, pero es bueno no llevar
ciertas aseveraciones a un extremo. Por eso es importante no atarse
literalmente a una de sus declaraciones: “Somos Argentina y tenemos que jugar
sin fijarnos en quién tenemos enfrente. Tenemos que pensar en nosotros”
Es una
frase que se puede suscribir como una apreciación general, sin
sobrestimar al adversario exagerando los recaudos como hizo Sabella con Bosnia
ahora, y ante Colombia y EE.UU en otras ocasiones, o como en su oportunidad
(partido inaugural del Mundial de España) hiciera Menotti con Bélgica, tan
inconveniente y peligroso como subestimar el potencial propio. Pero como Argentina tiene una estructura
desbalanceada, resulta imprescindible considerar los puntos fuertes y débiles
de los equipos poderosos que habrá que enfrentar en las etapas decisivas,
adoptando las precauciones pertinentes. Está aún muy presente la goleada que
nos infringió Alemania en el Mundial de
Sudáfrica con una improvisación táctica de la selección Argentina muy evidente.
No significaría una traición que en partidos de alto
riesgo se pasara de un 4-3-3 a un 4-4-2,
siempre que los volantes se proyecten con frecuencia al ataque.
En
síntesis: si se consigue superar los desequilibrios formando un bloque que
disimule las limitaciones y potencie las virtudes de los mejores jugadores,
apostando a la audacia sin convertirnos en kamikazes, el Mundial se presenta
para estar en la final. Partiendo de una zona con rivales débiles que
cualquiera de los posibles candidatos envidiaría y descartando el primer lugar
en la misma, el primer rival en octavo es posible que se encuentre entre
Ecuador y Suiza que es otra excelente oportunidad de pasar a cuartos de final.
A partir de ahí quedan sólo dos partidos para arribar a la final. Parece un camino mucho más propicio que en
cualquiera de los mundiales anteriores. Si se llega con buenas actuaciones y
fortalecido anímicamente, el horizonte parece aproximarse.
No habría que olvidar aquella vieja apreciación
futbolística que sostiene: “Orden contra desorden, triunfa el orden”. Orden
contra orden, se impone el que dispone de los mejores jugadores.”
Esto
fue escrito y publicado el 19 de junio. En esa misma
nota se comentaba: “La mejor formación argentina es con los cuatro defensores
habituales en el fondo; los tres del medio con Gago, Mascherano y Di María; y
adelante con Messi, Higuaín y Agüero. Es su formación más potente, pero con
una estructura desequilibrada. El
medio campo tiene muy poca marca, salvo Javier Mascherano, por lo que quedan
más expuestas las limitaciones del fondo.
La presencia de Gago con movilidad limitada pero con una excelente
pegada y visión de juego para el primer pase, reemplaza parcialmente la
ausencia de un enganche y potencia lo mejor del equipo que son sus tres
delanteros (a los que se suma un Di María que llegó en un excelente nivel que
no exhibió en el primer partido). Pero
ante rivales de poderío como Alemania, Holanda,
Brasil (pese a que en sus dos primeros partidos mostró un nivel
incompatible con su historia), Italia, Francia y tal vez Colombia y Chile, es posible que al ser
superado el medio campo, los de arriba queden aislados y los de atrás queden
expuestos en sus precariedades. En ese
caso se podría fortificar el medio campo con un jugador de mayor movilidad y
marca como Biglia en lugar de Gago. Como siempre, toda decisión tiene sus
costos: lo que se gane en marca y seguridad se pierde en claridad de juego. Por todo ello, en frío, el equipo tiene una
estructura desequilibrada que sólo puede ser compensada con una notable
movilidad de los cuatro ases de espada.
Si no se consigue consolidar un bloque sólido y compacto que defienda y
ataque en bloque, el defecto apuntado pueden postergarnos nuevamente.”
Superada la débil zona que no tocó con actuaciones
poco convincentes, con un equipo descompensado que salvó las papas del fuego con algunos de
los fulgores intermitentes de Messi,
Sabella realizó los cambios correctos: fortificó la línea de fondo con
un jugador experimentado y con voz de mando como Martín Demicheli y solidificó
el medio campo con un jugador de marca como Lucas Biglia, que se convirtió
en la perfecta rueda de auxilio de Javier Mascherano.
Eso sucedió en el partido con Suiza, a la que se le
ganó agónicamente a dos minutos de concluir el segundo tiempo del alargue y se
tuvo la baja muy decisiva del autor del gol Ángel Di María. En el partido siguiente con Bélgica, la ausencia
del notable delantero rosarino fue compensada con la gran actuación del Pipita
Higuaín ( por otra parte fue el único partido que se desempeñó de acuerdo a sus
antecedentes), sumado al muy buen desempeño con mucho desparpajo de Enzo Pérez,
la rueda de auxilio que significó Lavezzi, y la actuación en un continuo
ascenso de Mascherano que alcanzaría un nivel épico contra Holanda.
Eso me llevó a escribir después de ese partido una
nota con el título “En Brasil volvieron
a ver al negro Jefe” que decía: “Egresado de la mayor escuela futbolística
del país que fue desvalijada en los últimos lustros, Javier debutó en la
selección antes de jugar en la primera de River. Como su antecesor en el puesto
fue Leonardo Astrada, “el jefe”, rápidamente se lo apodó “el jefecito”. Un
cinco en la línea de los mejores de toda la historia. Imposibilitado de
retenerlo, River lo vendió al Corinthians. Luego pasó por dos clubes ingleses
para, finalmente, ser adquirido por el Barcelona en el 2010. El director
técnico Pep Guardiola declaró: “Mascherano es un fichaje espectacular. Para un
equipo como el Barca, no tiene precio tenerlo. Es un acierto.” Y su figura
alcanzó relieve en el mejor equipo del último lustro. Coleccionista de títulos,
entre tantos otros, es campeón olímpico en Grecia y China en el 2004 y
2008. Es su tercer campeonato del
mundo. En los anteriores quedó en cuartos de final. Pero esta vez se prometió
que sería distinto. Le cedió la capitanía a Leonel Messi, sin dejar de ser el
GRAN CAPITÁN. Reunió a sus compañeros y fue claro: “Estoy cansado de comer
mierda”. Quería decirles que esta vez, la tercera oportunidad que clasificó la
selección que integra, la propuesta de mínima era llegar a la final. Y el
inconmensurable Mascherano con una mezcla notable de corazón e inteligencia lo
demostró en cada partido y produjo la admiración del Mundial. Declara con la sobriedad con que juega: “En
el grupo siempre estuvo primero el nosotros que el yo”. Una continuación del
pensamiento del notable Alfredo Di Stéfano, que murió durante el transcurso del
Mundial y que sostenía: “El todo es siempre más que uno”. Durante el partido es
Sabella dentro de la cancha y fuera su estrecho colaborador. Cuando en el partido con Holanda se llegó a
los penales se acercó a Romero y le dijo: “Hoy te comés el mundo. Hoy vas a ser
el héroe”. Y chiquito no lo defraudó y le dio la razón.
Es el jugador que más pases dio en el torneo y el que
más se la dio a un compañero, con el 86% de eficacia. Lleva a la práctica una
precisa frase del notable Jorge Valdano: “El
fútbol es un juego con una pelota, a la que hay que tocarla mucho y tenerla
poco.”
“El jefecito” es un jefazo. Por eso dicen que en el
Itaquerao de San Pablo, resucitó Obdulio Varela, “el negro jefe”. Igual que el
artífice del Maracanazo, desde el medio campo, su ubicación es la cancha
entera. Un terrenito de 100 x 70. Igual que Obdulio, que cuando se fueron los
dirigentes que les pedían que sólo evitaran la goleada, les dijo a sus
compañeros “los de afuera son de palo”, Javier grita, estimula, alienta y
ubica. Si Obdulio Varela cuando Brasil hizo el gol y el Maracaná se vino abajo,
fue a su arco, agarró la pelota y tardó cuatro minutos para llegar al centro del
campo tratando de enfriar una caldera hirviente, Mascherano se estira en el
último minuto del partido, corriendo de atrás, y limpiamente le saca la pelota
a Robben, en la única situación de gol de Holanda.
Muchos dicen que es cierto. Que la resurrección existe.
Que Obdulio se reencarnó en Javier. Y que el negro Jefe le dijo que después de
64 años, lo ayudará a levantar la
preciada copa que Uruguay logró en el Maracaná, en la mayor hazaña del fútbol
mundial. Javier tiene que escucharlo. Obdulio sabe más que nadie cómo se
enmudece a los adversarios en el Maracaná y cómo luego se debe ser magnánimo en
el triunfo. En Brasil volvieron a ver al Negro Jefe. Ojalá que no falte a
la cita el domingo 13 de julio. Los fantasmas no siempre son puntuales a los
encuentros que conciertan. Aunque el que seguro no faltará es el inmenso Javier
Mascherano y sus compañeros apoyando a que
Leonel Messi pueda frotar la
lámpara de su talento. Y si eso no alcanza, en última instancia está Chiquito,
para alcanzar lo más grande.”
ANTES DE LA FINAL
La nota se tituló “SE PUEDE”, escrito a menos de 24
horas del partido final y decía: “No es nada fácil pero de
ninguna manera imposible. La selección alemana llega como equipo con una
ventaja. En el recorrido hasta esta final ha sido posiblemente más equilibrada
y potente. Una mirada que pretende ser equilibrada es la que permite afirmar
que Alemania es más que la que le ganó a Argelia en tiempo complementario y a
Ghana le empató a 20 minutos de terminar el partido. No se puede tomar como
parámetro los siete goles a Brasil, resultado que se da cada siglo por una
conjunción de circunstancias particulares e irrepetibles. Lo más cercano a la
Alemania real es la que le ganó a Portugal 4 a 0.Un muy buen equipo con una
variedad de muy buenos jugadores que
pueden llegar al gol.
Es
fundamental para tener posibilidades que las dos líneas de cuatro, la del fondo
y las del medio campo estén próximas y en un nivel como el que le permitió
neutralizar a Holanda. Pero para ganarle a los alemanes es fundamental que
eleven el nivel fundamentalmente Messi y que el Pipa Higuain vuelva a repetir
su gran actuación contra Bélgica. El
medio campo será el lugar que marque el predominio de un equipo sobre otro.
Pero el cuarteto argentino integrado por Biglia-Mascherano- Enzo Pérez- Lavezzi
debe desdoblarse fundamentalmente este último, para acompañar a los dos
delanteros. No se debe entregar el
control de la pelota a los alemanes. Eso se hizo muy bien con los
holandeses, pero la selección teutona tiene muchos más variantes, por abajo y
por arriba. La trayectoria en el torneo del equipo argentino ha evolucionado
positivamente de menor a mayor. Alejandro Sabella ha logrado conformar un
excelente grupo, que como dice el gran capitán Javier Mascherano: “En el grupo siempre estuvo primero
el nosotros que el yo”. El periodista Walter Vargas ha definido con
precisión la filosofía futbolística: “Sabella
representa el ala izquierda del bilardismo” Adopta muchas precauciones
defensivas que lo llevaron a conformar una línea de cinco jugadores en el debut
con Bosnia. Terminado el primer tiempo, Sabella reconoció el muy mal primer
tiempo y aceptó las sugerencias del grupo de los calificados cuatro
fantásticos: Messi-Di María- Higuain- Agüero de los cuales sólo jugaron en esos primeros 45 minutos los dos primeros,
entrando en el segundo Gago y Agüero. El
equipo mejoró. En los dos partidos siguientes el esquema táctico fue un 4-3-3.
Se podía observar un equipo con insinuaciones de mucho potencial ofensivo pero muy desequilibrado en
el medio campo, con poco quite, lo que afectaba significativamente el
funcionamiento de la línea de cuatro del fondo.
Superada la primera etapa, los
cambios a efectuar estaban claros. Demicheli por Fernández que con voz de mando
mejoró considerablemente la solidez defensiva donde aumentaron su rendimiento
muy especialmente Garay y en menor nivel Zabaleta. El que fue una verdadera revelación
durante todo el campeonato fue el marcador izquierdo Rojo, con solvencia
defensiva y buenas proyecciones, lo mismo que las muy buenas actuaciones del
arquero Romero, otro mérito del director técnico. En el medio campo, el
reemplazo de Gago por Biglia le dio la capacidad de quite que
faltaba, constituyéndose en rueda de auxilio de Mascherano cuyo rendimiento
aumentó varios puntos. Pero en el futbol siempre es dable padecer el
síndrome de la frazada corta. Lo que
se ganó en el medio y atrás se perdió en punch ofensivo. Messi bajó su
rendimiento al perder a sus socios principales, Agüero de muy bajo rendimiento
igual que Gago y luego la lesión de Di María, muy bien reemplazado por Enzo
Pérez con un gran desparpajo para jugar, pero de otras características que el
notable “Fideo” rosarino que juega en el Real de Madrid.
Lo cierto es que por cambios
correctos y lesiones desafortunadas, se fue conformando un equipo mucho más
cercano al verdadero gusto de Sabella que al de Messi. Eso explica en mi
opinión el crecimiento superlativo de Mascherano y la disminución de
rendimiento del considerado mejor jugador del mundo.
Como
equipo Argentina llega esta instancia final equilibrado. Se debe compensar la
disminución del poder ofensivo con proyecciones de volantes y marcadores de
puntas pero practicando los relevos necesarios que evite dejar espacios
vacíos.
Se puede. No es fácil, pero se
puede. Si
Messi retorna al nivel de los últimos años del Barcelona, la Copa se acerca
para que la levanten Leonel y Javier.
Y
una última consideración sobre Alejandra Sabella: se dijo que es el ala
izquierda del bilardismo.
A
diferencia del mentor de esta corriente no cree que se deba ganar de cualquier
manera, incurriendo en trampas extra futbolísticas. O llevando a la exageración
de debatirse en el falso axioma de ser primero o de lo contrario un fracasado.
Eso marca una diferencia fundamental.
Por
último una curiosidad. Este equipo cuenta entre sus titulares con ocho de los
once jugadores que en los juegos olímpicos de Pekín del 2008, que ganaron,
derrotaron a Brasil 3 a 0. La selección argentina formó:
Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Nicolás Pareja, Ezequiel Garay y Luciano Monzón; Javier Mascherano y Fernando Gago; Juan Román Riquelme (capitán, 44
min. ST, José Sosa) y Ángel Di María;
Lionel Messi y Sergio Agüero. D.T.: Sergio Batista.
DESPUÉS DEL
PARTIDO CON ALEMANIA
Argentina jugó un buen partido, cediéndole la
pelota a los alemanes en el primer tiempo, a diferencia que contra Holanda
donde mantuvo el control del juego, y emparejando el dominio en lapsos
prolongados en el segundo tiempo. En los
120 minutos se tuvo más situaciones de gol que quién dispuso de mayor dominio
territorial. Lavezzi jugó su mejor
partido, aunque sólo estuvo en la cancha en el primer tiempo. Higuaín no
levantó su nivel, Agüero siguió en su intrascendencia que lo acompañó en todos
los partidos, acrecentado por una indolencia llamativa.
Messi no retornó
al nivel de sus mejores años en el Barcelona y su desaparición en períodos
prolongados del partido no fue compensada con el protagonismo de varias de las
jugadas brillantes que engarzó durante este y otros partidos del tramo final. Una actitud
criticable de Messi es cierta sensación de molestia que exterioriza cuando no
está cómodo que lo lleva a ser un espectador privilegiado de la salida del
equipo contrario, sin intentar, a dos o tres pasos del defensor alemán
obstaculizar su salida, o regresar rápidamente de posiciones en que quedó en
off-side
Un aspecto realmente positivo es el rechazo de los
aspectos descalificadores del filosofía bilardista a la que suscribe con
significativas variantes Sabella, al considerar que un segundo puesto es honroso y es poco edificante bajar el discurso que lo
único que vale es ganar de cualquier
manera. El fútbol es importante pero
triunfar con recursos extrafutbolísticos que van desde recursos verbales
deleznables o el alfiler como jugador como lo hacía Bilardo o un famoso bidón
de agua con algún agregado que afectó la capacidad de desplazamiento de un
jugador brasileño, o tener por el adversario la menor consideración como
director técnico.
Esto
no significa ignorar el reconocimiento de avances tácticos que el bilardismo aportó a lo largo de sus 8 años al frente de las
selecciones nacionales.
El
13 de julio el fantasma del negro Jefe no jugó finalmente al lado de
Mascherano. Y tal vez por eso no enmudeció el Maracaná como hace 64 años. Y finalmente, más allá de los méritos de
equipo argentino, es justicia que haya triunfado la selección de Alemania.
Que juega en forma muy diferente a anteriores selecciones de ese país. Hay una
estructura de equipo sólida como ha sido tradicional pero un manejo de pelota y
de toques en el espejo de Barcelona. Con jugadores talentosos y
polifuncionales. Mientras que Alemania se mira en el espejo del mejor Brasil,
éste decidió renunciar a su mejor tradición histórica con un plantel de una
llamativa mediocridad
Finalmente,
somos el digno subcampeón de un merecido campeón.
Y
sólo tendremos posibilidades para el próximo mundial en Rusia, si a la base
actual se le incorporan nuevos jugadores talentosos como se hizo durante el brillante ciclo de Pekerman-
Tocalli en la conducción de los juveniles, del cual el actual plantel es
tributario.
14-07-2014
Absolutamente de acuerdo con que jugar los siete partidos es muy difícil de lograr y si el séptimo es la final, todavía es mucho más difícil.
ResponderEliminarY que debemos estar contentos y orgullosos por lo que se logró.
Están muy claras algunas cosas: Agüero no vino al torneo, Higuaín apareció sólo contra Bélgica y Di María que podría haber sido el acompañante de Messi se lesionó (no contra Suiza, sino contra Bélgica a los 27 minutos del primer tiempo luego de una asistencia extraordinaria de Messi) y no estuvo en los dos partidos finales.
Tampoco estuvo fino Gago (y luego fue sustituido) al que se suponía el mejor abastecedor de Messi.
En esas condiciones no concuerdo con que el equipo estuvo equilibrado; lo estuvo en defensa, pero no en ataque.
De la misma manera (pero al revés) que Alemania apareció en la final (al igual que contra Ghana y Argelia) como un equipo equilibrado de media cancha hacia adelante pero con una llamativa fragilidad defensiva.
Cargarle entonces a Messi, que ya venía mostrando durante todo el 2013 y 2014 en los torneos europeos que no sostenía el nivel de 2012, una responsabilidad que nunca asumió en el Barça me parece injusto.
Messi es (fue?) un enorme goleador y asistidor, y un jugador de una técnica extraordinaria pero no es un estratega ni un enganche.
Tenía que bajar a la mitad de la cancha, tomar la pelota, llegar al arco y convertir? En su equipo europeo Messi nunca jugó de eso, ¿por qué esperar que lo hiciera ahora?¿Quién le devolvió alguna pelota "redonda" excepto Higuaín contra Bosnia en la jugada previa al segundo gol argentino?
Respecto de que Argentina jugó mal en la fase de grupos, lo comparto; pero no he visto a ningún equipo en este mundial "jugar bien" contra rivales que defienden con dos lineas de cinco.
Alemania también sufrió contra Ghana y contra EEUU (y contra Argentina).
Por último hay que tener en consideración que Alemania es un equipo que tiene a casi todos sus mejores jugadores jugando en la propia liga, algo en lo que Argentina no puede ni soñar.
Muchos de los actuales jugadores argentinos ya andan por los 30 años, veremos si aparecen recambios, pero si el técnico de las selecciones juveniles es "Humbertito" Grondona, estamos fritos.
Saludos