30 noviembre 2013
28 noviembre 2013
FALACIAS
Una falacia (del latín fallacia que significa “engaño,
mentira o fraude con que se intenta dañar a una persona”) es un argumento que
parece válido pero no lo es. Es un engaño afirmar como se reitera todos los
días desde distintos columnistas de los medios dominantes, que el gobierno sufrió
una derrota electoral en las elecciones del 27 de octubre. El Frente para la
Victoria obtuvo a nivel nacional el 33,15% de los votos, sacándole casi 12
puntos al segundo, sumando los votos del radicalismo, socialistas y aliados que
alcanzaron el 21,38%; el Frente Renovador obtuvo el 17,03% y el PRO el 9%.
Entre el primero y el segundo hay, nada menos, que una diferencia de 2.658.000
votos.
Sin embargo y sólo a título de ejemplo, porque sería
imposible reproducir la totalidad, van
algunos comentarios falsos: “Una derrota notable”, Morales Solá, La Nación
3-11-2013. Y luego una sorprendente reflexión sobre la oportunidad del
pronunciamiento de la Suprema Corte: “¿Por qué no
esperaron diez o quince días para formalizar la decisión que estaba tomada
desde principios de octubre? ¿No era ese plazo necesario para que la política
se reacomodara a los resultados electorales, que crearon nuevos liderazgos
políticos en el país?” Fernández Díaz, el mismo día en el mismo diario: “El
fallo le dio una transfusión de sangre a un gobierno negador, que nunca asumió la derrota electoral
y que ahora tiene la oportunidad de seguir jugando el juego que más le
gusta.”
Eduardo Van der Kooy el 28 de octubre: “Frente a la
peor derrota K en una década.”
Alfredo Leuco, Radio Continental, 1 de noviembre: “La noticia más terrible y demoledora vino
de las urnas. La soberanía popular, hace apenas 120 horas, había
castigado duramente a la presidenta Cristina y sus listas del Frente para la
Victoria” “La victoria legal para el Gobierno llega solamente dos días después
que la administración de la presidenta Fernández sufrió una paliza
en las elecciones legislativas del domingo, elevando el espectro
de un 'pato rengo' presidencial para la enferma Fernández hasta las elecciones
presidenciales del 2015", escribió Uki Goni, corresponsal de The Guardian
en Buenos Aires.” Julio Blank, en Clarín del 1-11-2013 escribió: “Por un lado
está muy fresca la dura derrota
electoral del domingo pasado”.
Ricardo Roa escribió en Clarín del 29-10-2013: “En la noche de la derrota….” Nicolás Wiñazki, en la misma línea
expresó el mismo día: “En medio de la ausencia política de la Presidente, y a
tan sólo un día de la importante
derrota en los comicios”
El resultado electoral es claramente
favorable al gobierno y ha mejorado su situación en el Congreso, motivo de las
elecciones. Al mismo tiempo, si se analiza las mismas como un referéndum, por
los lugares en donde perdió, por el triunfo estrecho en distritos en donde
tradicionalmente el gobierno ganaba con amplitud, por haber perdido el voto de
sectores de clase media baja, por la derrota en un lugar tan simbólico como
Santa Cruz, la clara victoria
electoral se convierte en una derrota política. Pero eso es un segundo
análisis que surge de una interpretación.
El partido terminó entonces con el triunfo
nacional del Frente para la Victoria. Eso
es así, matemática pura, y toda afirmación en contrario es una falacia. Está
mintiendo a conciencia. Si pasamos a la interpretación, el autor de esta nota
reitera, por las consideraciones realizadas, que la misma es una derrota
política.
Una
vez instalada la falacia, periodistas y políticos de todas las pertenencias
ideológicas reiteran la misma como una verdad irrebatible.
Luego hay otra manipulación al sostener que
67 personas de cada 100 votó en contra de la política del gobierno. Aparte que
amontona arbitrariamente al 67%, si se generaliza este argumento, se podría
sostener falsamente que fue mala la muy buena elección de Gabriela Michetti en
su candidatura a senadora por la Capital al haber obtenido una cifra muy
cercana al 40%. Con el argumento mentiroso, seis de cada 10 porteños votó
contra Michetti. Eso lleva, por el absurdo, que sólo cuando se saca más del 50%
la elección sería buena, porque los que
votan a favor superan a los que votan en contra.
LA IGNORANCIA COMO FALACIA
Morales Solá escribió el 10-11-2013: “El obvio apriete de la AFIP a Magdalena Ruiz Guiñazú, poco después de
que denunciara ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el maltrato
oficial a la prensa, no fue sólo contra ella. Fue también un mensaje general de
que el Gobierno tiene todavía poder. La AFIP dijo que Magdalena se encuentra
entre más de 7400 personas que formularon una solicitud al ente recaudador.
¿Hay, acaso, 16.000 inspectores dando vueltas por el país? ¿Notifican
personalmente a todas esas personas? Imposible. Bastaba y sobraba con una carta o con una citación al contador de la
periodista para que agregara más información.” Más allá de la falta de
tacto político de la AFIP que torna sospechosa la inmediatez del requerimiento,
el pedido de reducción de anticipos de Magdalena es aquel que puede hacer todo
contribuyente que considere que en el año fiscal en curso obtendrá menores
ingresos que el año anterior sobre el cual fueron calculados esos anticipos. La
AFIP tiene la atribución de solicitar una explicación sobre la fundamentación
del pedido. Lo que Morales Solá
parece ignorar y por eso perpetra una falacia, que todo requerimiento es
siempre realizado al contribuyente y no a su contador. Luego Magdalena
Ruiz Guiñazú trasladará el pedido de información a su contador para que
conteste el requerimiento. Ese es el procedimiento habitual con cualquier
contribuyente. Morales Solá es un experto en la construcción de falacias como
cuando escribió ante la detención de Ernestina Herrera de Noble por el juez
Roberto Marquevich en diciembre del 2002:
“Una noche fría de ese tiempo ingrato, la directora de Clarín, Ernestina
Herrera de Noble, nos sorprendió con el relato de la adopción de sus hijos.
Había también lágrimas, muchas lágrimas en sus ojos, pero correspondían a las
emociones que despierta la alegría. (…) Más de 25 años después, la señora de
Noble sigue llorando por esos hijos. Su
detención dispara una primera injusticia: una madre no debería ser detenida
sólo por serlo”.
LA FALACIA PERIODÍSTICA
Fue el propulsor de la consigna “Somos periodistas,
queremos preguntar”. Ahora en la revista Noticias del 9 de noviembre, se dio el siguiente diálogo: Periodista
“ ¿Usted no quiso sacar al aire a Lorenzetti”?
Contesta Lanata: “Obvio, yo no lo
voy a sacar. No me interesa discutir con él.”
Periodista: “¿Por qué? ¿ No tiene ninguna pregunta para hacerle a
Lorenzetti?” Lanata: “Sí, pero creo que va a mentirme ¿Para qué se
las voy a hacer?” Periodista: “Usted impulsó
el Queremos Preguntar, ¿cree que toda la gente a la que vamos a preguntar nos
va a decir la verdad?”
Lanata: “A ver,
una nota no es sola una nota: vos decidís hacer una nota con un criterio
determinado. Y una nota tiene efectos políticos en ese momento. Ahora
Lorenzetti quiere hablar; yo me pasé la vida llamándolo y no salía al aire.
Entonces, no es que no quiero hablar con Lorenzetti; no quiero darle en este
momento 52 puntos de share para que diga su versión de las cosas, que sé que no
es así. No tengo ganas de dárselo.”
El periodista que dice que hace periodismo a secas, se
desnuda como operador político del grupo Clarín, obedeciendo instrucciones
estrictas de Héctor Magnetto, quien ha decidido en todos sus medios ignorar al
Presidente de la Corte Suprema de Justicia por el fallo de la misma sobre la
Ley de Medios Audiovisuales. Una flagrante falacia periodística.
Esto confirma las declaraciones de Ricardo Lorenzetti a
Jorge Fontevecchia: “Ahora
no podemos explicar el fallo en ningún medio del Grupo Clarín; nos dijeron:
“ustedes no hablan más acá”. Pero lo que no puede ocurrir durante la aplicación
de la ley de medios, es aquello a lo que se refirió también Lorenzetti: “Cuando sacamos la sentencia del “7 D”, no pudimos explicarla en ningún
medio oficial”.
FALACIAS HISTÓRICAS
La ligereza verbal, el hacer funcionar la lengua
antes que el cerebro o directamente desconectado del mismo, lleva a la
banalización absoluta. En Elisa Carrió, que posa de culta y suele enrostrar sus
méritos académicos, la desmesura y el Apocalipsis constituyen su materia prima
diaria. Así puede afirmar: “A veces pienso que Moreno (Guillermo) es parecido a
Eichmann, un imbécil incapaz de pensar”. El cura Eduardo de la Serna del Grupo
de curas en la Opción por los pobres en su nota (des) Carrió escribió: “Lamento
que algún médico de presencia habitual en los medios y que diagnostica
síndromes por TV no haga un diagnóstico de la extraña y compleja psiquis de
Lilita Carrió. Daría para un programa entero, quizás en Discovery, porque no en
Animal Planet. Pero como es amiga de la casa, imagino que no habrá ese tal
diagnóstico.”
Jaime Durán Barba, el que le da letra a Mauricio
Macri, se ha referido a Hitler como “un tipo espectacular.” Una posa de culta,
el otro tiene métodos brutales. Al momento de hacer comparaciones históricas,
hacen de la falacia un denominador común.
FALACIAS
Según el diccionario enciclopédico Larousse falacia es
“un sofisma, falso razonamiento para inducir a error”. Inducen a error los
columnistas que transforman una victoria electoral en una derrota, sin
discriminar que dialécticamente un triunfo electoral puede llevar en su seno al
mismo tiempo una derrota política. Recurre Morales Solá a un sofisma envuelto
en ignorancia cuando desconoce cuestiones elementales de procedimientos
impositivos. Y perpetra una falacia superlativa el operador periodístico del
grupo Clarín cuando renuncia a su propia consigna de “Queremos Preguntar.” Recurrir al nazismo para remitir la
actualidad argentina a aquella época de niebla y plomo, es una falacia que
eleva la ignorancia a un lugar extremo.
El sofisma es “un razonamiento que es sólo lógicamente
correcto en apariencia, y que es concebido con la intención de inducir a
error”. Como se dice en los teoremas: “ Es lo que quería demostrar.”
20-11-2013
24 noviembre 2013
23 noviembre 2013
21 noviembre 2013
OXIGENACIÓN
Una serie de circunstancias han concurrido para la
renovación ministerial más importante de la década kirchnerista. Un desgaste
profundo de un equipo, en varios de sus integrantes, carente de vuelo propio,
más propenso a obedecer órdenes que a proponer iniciativas. Una sobreactuación
de obediencia que transformaba a varios de los ministros desplazados en cadetes
jerarquizados.
La confesión de la Presidenta en el
reportaje con Jorge Rial que sólo confiaba en sus hijos, explica cierta forma
de gobierno que a Néstor Kirchner lo llevó a la muerte y que ha terminado
resintiendo la salud de Cristina. La biología en los últimos años ha jugado en contra de los
nuevos aires latinoamericanos. Muertes que han dejado notables ausencias como
la de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, el
cáncer que ha llevado a dar un paso al costado a Lula y la licencia por
enfermedad de Cristina, han herido al proyecto de unidad latinoamericana, el
plan revolucionario de los libertadores del siglo XIX y el imprescindible del
siglo XXI.
El regreso a la actividad de Cristina Fernández tiene
limitaciones en cuanto al tiempo e intensidad del ejercicio de la
presidencia. Los médicos han recomendado evitar el stress lo que es un consejo
imposible de cumplir en el ejercicio de cualquier cargo ejecutivo y mucho más
si se trata de la presidencia de un país.
Ante esta situación, y demostrando nuevamente ser
imaginativa cuando más complicada es la situación, Cristina Fernández ha
decidido delegar una parte de su agotadora función en un jefe de ministros con
personalidad y vocación de ser candidato presidencial y un ministro real de
economía, más allá de su devenir posterior. Todo ello sin enterrar banderas,
pero adaptándolas a un escenario que se ha tornado más complejo. En segundo lugar, la necesidad de responder
a los pasivos que convirtieron una victoria electoral en una derrota política.
Es posible, pero entra en el terreno de la historia contra fáctica, que de no
haberse producido los problemas de salud, los cambios se hubieran producido, no
necesariamente con los mismos actores, pero el posible grado de delegación
hubiera sido menor. Todo esto no
significa que la orientación general y la última palabra, no quede en las manos
presidenciales. Sin la presencia de la Presidenta , Capitanich
tiene pasivos semejantes a los que alejan a Daniel Scioli de ser el heredero
elegido por el kirchnerismo. Son figuras políticas muy permeables al clima de
época.
Los
que quieren un cambio de rumbo con personeros directos del establishment
deberán apostar a un presidente distinto, si es que consigue ganar en el
2015.
Jorge Capitanich, un político joven muy vinculado a la Iglesia , que ha pasado por
todas las opciones de la tumultuosa
política justicialista, con contradicciones ideológicas fuertes que van del
menemismo a proponer, en un episodio al menos confuso, una base norteamericana
en el Chaco, del duhaldismo a un
kirchnerismo fuerte, es un puente tendido hacia los gobernadores y al Partido
Justicialista.
Kiciloff es un promisorio economista que tendrá que
abordar desde la inflación, la contención del drenaje de las reservas y la
reducción de la brecha cambiaria; hasta mantener la actividad económica, la
distribución del ingreso y el pleno empleo, con la restricción racional de las
importaciones. Desde una discriminación progresiva de los subsidios al gas y la
luz, al deterioro del tipo de cambio. Sólo algunos de los temas más acuciantes.
Kiciloff es acusado de marxista como si fuera
un delito, pero el objetivo es erosionarlo prematuramente. Así puede observarse
en el editorial de Joaquín Morales Solá en La Nación del 20 de noviembre: “Una novedad política
e intelectual surge de ese relevo: Kiciloff le dio una vuelta de tuerca al
intervencionismo nestorista que expresaba Moreno. Kicilof es directamente
estatista”
No habrá tiempo para ir contra materias pendientes
como la sojización, la concentración y la extranjerización de la economía. Sí
será necesario avanzar para resguardar el terreno conquistado, con una reforma
impositiva, actuar sobre los formadores de precios, descentralizar al Mercado
Central, por provincia, ciudades y barrios,
una aplicación rigurosa de la
Ley de Abastecimiento, un seguimiento a las cadenas de
comercialización, donde los márgenes de ganancias operan
inflacionariamente, mientras que uno de
los ministros más operativos y
eficientes de la actual gestión ministerial, Florencio Randazzo, contador
público como Jorge Capitanich, resuelve una parte fundamental del problema
ferroviario.
El enorme espacio que ocupaba Guillermo Moreno en
materia de precios e importaciones, deberá ser ocupado por una estructura
profesional, clara, racional y eficiente. Las normas a
aplicar deben ser diáfanas, evitando que la oscuridad y el hermetismo alimenten
la arbitrariedad.
Es posible intuir que tanto Jorge Milton Capitanich
como Axel Kiciloff hayan condicionado la aceptación para el ejercicio pleno de
sus cargos al retiro de Guillermo Moreno (con decisiva influencia en zonas
sensibles que afectaban a otros ministerios). Los nuevos funcionarios se conocen
desde hace muchos años, habiendo sido el economista, entonces referente de la
agrupación estudiantil de Ciencias Económicas TNT (Tontos pero No Tanto),
asesor del actual gobernador del Chaco, cuando se desempeñaba como
subsecretario de la
Secretaría de Desarrollo Social siendo el Ministro de
Economía Domingo Felipe Cavallo y luego Roque Fernández.
Alguna interpretación sugiere que Cristina Fernández
habría designado a Capitanich en un lugar tan significativo como un paso
concreto para impulsarlo como su candidato.
Acrecienta la hipótesis el hecho que deja la gobernación en manos de un
vicegobernador con vocación superlativa de ser un émulo de Julio César Cleto
Cobos. Pero conviene ser muy prudente: estamos a menos de un mes de las
elecciones que significaron para el gobierno una victoria electoral y una
derrota política, del pronunciamiento de la Corte Suprema sobre
la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual , y
todo ello parece tener una antigüedad de varios meses. La vorágine política envuelve y diluye hitos significativos. Así que
pronosticar a casi dos años vista, es una tarea con muy alta probabilidad de
error.
El desplazamiento de Guillermo Moreno, saludado con
euforia por adversarios políticos, los medios dominantes y el establishment,
aluden a sus modos pocos republicanos, pero están heridos por ser tratados con
la misma vara que muchos de ellos utilizan con sus subordinados.
En las críticas a Moreno está encubierta
la crítica a la intervención del Estado en la regulación de los mercados. Más allá de sus aspectos positivos, venía
arrastrando una serie de variados fracasos, el desgaste de una década y fuertes
enfrentamientos internos que hacían necesario, en la oxigenación buscada, su
reemplazo.
Es posible también que la homogeneización de los
cambios permita evitar internas que dificultaban la eficacia de las decisiones.
El desvaído ministro de economía reemplazado,
Hernán Lorenzino, irá a Francia intentando darle un punto final al
acuerdo con el Club del París, procurando de esa forma acceder al mercado de
capitales y evitar seguir pagando las amortizaciones de deuda con reservas.
El reemplazo de Mercedes Marcó del Pont, una
profesional de buena formación, por un autodidacta como Juan Carlos Fábrega en
el Banco Central, parece recorrer el camino del teórico al práctico.
En su educación
formal precaria, el ex presidente del Banco Nación parece un émulo de
José Beer Gelbard, el buen Ministro de
Economía de Héctor Cámpora y Juan Perón,
un exponente inusualmente lúcido de la burguesía nacional.
Completan los cambios el Ministro de Agricultura
Carlos Casamiquela, un técnico del INTA, que reemplaza a Norberto Yahuar, un
funcionario silencioso hasta parecer
inexistente y derrotado en forma estruendosa por Mario Das Neves en Chubut. Lo
mismo sucede con el Ministro de Salud Juan Luis Manzur, aún no reemplazado, al
que lo aquejó a lo largo de su gestión la más absoluta intrascendencia. Sería
interesante y altamente positivo, que el primer Ministro de Salud del Kirchnerismo,
Ginés González García, volviera a hacerse cargo de la cartera.
Todas estas disquisiciones sobre el nuevo gabinete
está sujeto a la prueba de consistencia del funcionamiento, recordando aquel
sabio consejo que “al rengo sólo se lo conoce cuando camina”
O aquel axioma burrero: “En la cancha se ven los pingos”.
A su vez, desde este lado del análisis, tengo presente
la sabia apreciación de Samuel Goldwyn, el fundador de la Metro Goldwyn Mayer:
“No conviene hacer pronósticos, sobre
todo hacia el futuro”
20-11-2013
20 noviembre 2013
19 noviembre 2013
14 noviembre 2013
EL PROYECTO ECONÓMICO NECESITA TALLER
En pocas actividades se dan
situaciones tan paradójicas como con los economistas, ya sea con los que lo
son, los que posan como si lo fueran, y los que actúan como meros gestores de
negocios.
Si de un médico se hace público que
varios de sus pacientes con enfermedades menores terminaron en la morgue,
difícilmente podría, pasados algunos años, aconsejar públicamente en materia de
medicina y ser escuchado como una autoridad (a menos que explique y profundice
en los errores que cometió para arribar a esos resultados nefastos). Igualmente
pasaría con un ingeniero al que se le cayeran los puentes y luego sus
propuestas sobre construcción de los mismos fueran escuchadas con atención.
El periodista Alfredo Zaiat en su
libro “Economía a contramano”, página 315, los caracteriza con precisión basado
en la adaptación de un texto del novelista vasco Pio Baroja “sobre la
existencia de distintas clases de españoles, de principio del siglo pasado, es
útil para retratar el vínculo con la economía:
a)
los que no saben
b)
los que no quieren
saberlos
c)
los que odian saber
d)
los que sufren por no saber
e)
los que aparentan que saben
f)
los que triunfan sin saber y
g)
los que viven gracias a que los
demás no saben"
Economistas y gestores de negocios
de corrientes neoliberales y monetaristas que han conducido a países a
situaciones que victimaron a millones de personas, y que condujeron a crisis de
consecuencias catastróficas, tienen columnas en los diarios dominantes, espacio
en televisión, entrevistas con periodistas que parecen no conocer sus
antecedentes porque los omiten y además
les tiran centros para que sigan hablando como si recién llegaran al
conocimiento público. También cuentan con empresarios que les pagan jugosos
honorarios porque sus pronósticos suelen coincidir con sus deseos, aunque
caminen a contramano de lo que sucede.
A su vez, desde el campo opuesto,
aquel que defiende las políticas distributivas, se suele caer en otro tipo de
errores: aquellos de negar la existencia de problemas o la aplicación de una
acertada y oportuna rectificación de rumbos desviados, lo que puede llevar a
situaciones económicas complicadas.
DEBILIDADES HISTÓRICAS DE
LA ECONOMÍA
La economía argentina ha tenido
diferentes etapas. La que va de 1880 a 1930 es la “primaria exportadora” en la
que Argentina era la granja complementaria de Gran Bretaña: con el producido de
la exportación de los productos de la pampa húmeda, se obtenían los recursos
suficientes para importar todo lo que industria necesitaba. Cuando el modelo
entró en declinación, por las crisis del capitalismo mundial (Primera Guerra
Mundial, crisis de 1929) fue reemplazado por el de “sustitución de
importaciones” que originó la nueva clase obrera y con ella el peronismo. Todos
los golpes posteriores (1955, 1966 y 1976) se hicieron para desarticular
primero y arrasar después, a este modelo y a su contenido: el peronismo y con
él, a la clase obrera. Entre los inspiradores civiles de los dos primeros,
estuvieron los que querían volver a la economía primaria exportadora; con el
golpe establishment-militar de 1976 (y posteriormente con el menemismo)
estuvieron los que impulsaron y consumaron
el modelo de “rentabilidad financiera”, aquel que nos llevó a pasar de
una economía de producción a una de especulación, con el mercado como un dios y cuyas
catedrales fueron los bancos.
Durante el modelo de sustitución de
importaciones se produjeron de manera cíclica lo que en el lenguaje técnico se
conoció como “estrangulamiento de la balanza de pagos”; es decir, que las
divisas generadas por el sector agropecuario no alcanzaban a cubrir las
necesidades de insumos industriales y bienes de capital. Entonces se recurrían
a los famosos ajustes que entonces implicaban reducir la actividad industrial a
las posibilidades de generación de recursos del sector agropecuario. De ahí la
fuerte reticencia de este sector a la industrialización. A su vez, la debilidad
económica e ideológica de la burguesía nacional compuesta por los empresarios
industriales, la lleva generalmente a repudiar los proyectos que la favorece
(fuerte presencia estatal y sindical), y
a coincidir con aquellos que los ven como un problema a eliminar. El modelo de
rentabilidad financiera estalló con la crisis del 2001.
La apertura indiscriminada, las
privatizaciones como remate, la vinculación irracional del peso con el dólar en
un empate monetario que implicaba una catástrofe a plazo incierto pero
inexorable, implicaba déficits de cuenta corriente y presupuestaria que se
cubrían con endeudamiento creciente.
La notable devaluación del 2001 la
produjo el mercado, pero la convalidó el senador Eduardo Duhalde en el
ejercicio de la presidencia; ello representó una gigantesca transferencia de
los sectores populares y medios a los más altos. La
convertibilidad, después de una década, era una camisa de fuerza que
dificultaba las exportaciones, saturaba de importaciones innecesarias y había
exterminado la rentabilidad interna de las pequeñas y medianas empresas.
En 1983, la incipiente democracia a
la que se accedió luego de una derrota militar,
tuvo en su interior un poderoso caballo de Troya que era la deuda
externa. Desde aquel año hasta el 2001, todas las crisis tuvieron una relación
directa e indirecta con el peso asfixiante de las amortizaciones de la deuda
externa que en el 2001 representaba el 166% del PBI y que hoy apenas alcanza al
46%, aunque probablemente su incidencia es un poco mayor debido a la
sobreestimación del PBI, resultado de la estadística creativa.
Aproximadamente cada seis o siete
años, la economía argentina en el período democrático tuvo su crisis: en la
pre- democracia, la de 1982, con la estatización de la deuda privada impulsada
por Domingo Cavallo; en 1989, con el estallido inflacionario, reiterado en
1990; en 1995, con el Tequila; el proceso deflacionario reflejo de la crisis
rusa y de los tigres asiáticos en 1998; y la inolvidable del 2001, cuando un
modelo irracional y colonial estalló.
LA ECONOMÍA
KIRCHNERISTA
La recuperación de la economía argentina vista desde el 2013 es notable. Pocos lo podían imaginar en aquellos días, que hoy parecen fruto de la fantasía: las 14 monedas simultáneas; los clubes del trueque; los más de cien mil cartoneros ingresando por las noches en la ciudad de Buenos Aires, con familias enteras revolviendo los tachos de basura; las colectas de alimentos en España para asistir a argentinos indigentes; las colas ante las embajadas; los argentinos que encontraban en Ezeiza la única salida; el récord de desocupación; una indigencia que lastimaba los ojos; la pobreza a niveles desconocidos; las escuelas convertidas en comedores. La recuperación comenzó en el segundo año de la presidencia de Duhalde. Kirchner, favorecido por una coyuntura internacional en materia de precios muy favorables de los productos exportables, le agregó una fuerte presencia del Estado, aplicando políticas orientadas a la recuperación industrial, una importantísima y fundamental renegociación y quita de la deuda externa y una política exterior alejada lo más posible de los organismos internacionales y de las propuestas leoninas del imperio concretado en el primer caso en el pago al Fondo Monetario Internacional y la desaparición de sus imposiciones suicidas, y en el segundo caso en el hito histórico del no al ALCA.
Si Perón contó con las enormes
reservas acumuladas durante la segunda guerra mundial, Kirchner careció de ese
respaldo pero aprovechó un mejoramiento
notable de la relación de los términos del intercambio, con políticas
que acompañaron y propulsaron la recuperación. En los primeros cuatro años, la
mezcla de éxitos tradicionales de los gobiernos populistas (crecimiento,
redistribución del ingreso, recuperación industrial, reducción de la
desocupación, de la pobreza y la indigencia) se completó con dos premisas de
los economistas ortodoxos (superávit fiscal y de cuenta corriente). La enorme
devaluación del 2001 con los aspectos negativos que ya se han señalado, tuvo el
efecto positivo de fomentar las exportaciones y de ponerle un límite natural a
las exportaciones, con el crecimiento permanente de las reservas en un marco de
baja inflación. La recesión y deflación desde 1998, impidió que la gigantesca
devaluación del 2001 tuviera reflejo inmediato en los precios.
El traspaso presidencial de Néstor
Kirchner a Cristina Fernández vino acompañado de una corrida cambiaria y fuga
de capitales. El periodista Alfredo Zaiat en el libro citado, Página 89
consignó:
“Las seis corridas sumaron 60.676
millones de dólares.”
Desde
el 2007 se fue incrementando el ritmo
inflacionario. Se tomó la desafortunada decisión de alterar los índices del
INDEC. Off de record se explicaba que era para disminuir la incidencia de la
parte de la deuda que se ajustaba por inflación. Lo que se omitía es que había
otros bonos que se ajustaban por crecimiento del PBI lo que de esa manera
incrementaban su rendimiento al ser el crecimiento del PBI un cociente entre lo
producido en el país en un año dividido por el nivel general de precios.
Había hasta
entonces agujeros por el cual huían divisas. Legalmente todos podían comprar,
si lo podían justificar, hasta dos millones de dólares mensuales. Las
petroleras y mineras podían dejar lícitamente hasta el 70% de las divisas de
las exportaciones en el exterior.
En los primeros
cuatro años se intensificaron las exportaciones de soja, petróleo y minería. El
banco Central compraba diariamente dólares para que la cotización no bajara y en los negocios había carteles que
decían: “No se aceptan dólares”. Ese era el momento propicio para iniciar la
campaña de la pesificación.
Las exportaciones argentinas tuvieron un desempeño muy exitoso entre 2003 y 2008, con crecimientos, año a año, a tasas de dos dígitos, lo que implicó un crecimiento acumulado del 170% entre 2003 y 2008.
EL
PROYECTO ECONÓMICO NECESITA TALLER
Mientras la
inflación interna real aumentaba desde el 2007 a un promedio de alrededor del
15%, el tipo de cambio se actualizaba a alrededor del 7%. Los subsidios se
incrementaron año a año sin reparar en los beneficiarios y sin mejoramiento de
los trenes y subtes. Dos veces se intentó parar esta sangría pero ante las protestas
se retrocedió. Cuando se habló de aplicar sintonía fina en el 2011, sólo se
avanzó sobre algunos barrios de la capital, los countries y sobre bancos y casinos.
Resulta contradictorio que un gobierno nacional y
popular esté subvencionando a quienes no lo necesitan y con ello se hace un uso
discrecional e irracional de la energía que es uno de los agujeros que afecta
al balance de pagos. De ser
superavitario en energía, cuando la economía se recuperaba, se pasó a ser muy
deficitario con la economía funcionando a su nivel pleno.
Según un estudio mencionado por el periodista
Marcelo Zlotogwiazda y elaborado por Jorge Gaggero y Darío Rossignolo para el
Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo Argentino (Cefidar), el 42 por ciento de los subsidios a la
electricidad y el gas beneficia al 20 por ciento de la población de mayor
ingreso. Lo que significa que unos 30.000 millones de pesos por año se
dilapidan en ayudar a gente que no lo necesita. La cifra duplica lo que se
destina a la Asignación Universal por Hijo.
Todo esto da lugar
a un mecanismo perverso: el valor tan bajo del precio del gas y de la luz lleva
a un derroche escandaloso de estos recursos básicos en los sectores medios y
altos que mientras impide el ingreso de más recursos al presupuesto, incrementa
la necesidad de divisas para pagar las importaciones en esos conceptos.
El deterioro del
tipo de cambio afecta a otra de las fuentes de ingresos superavitarias hasta
hace poco como el turismo, que ha pasado a ser francamente deficitaria,
habiéndose ido en este concepto en los primeros seis meses de año tanto como en
todo el 2012, alrededor de cinco mil millones de dólares. El periodista Alfredo
Zaiat escribió al respecto: “Un artículo de Guillermo Laborda en Ámbito Financiero,
ofrece un dato muy interesante sobre la cantidad de dólares diarios que el
Banco Central entrega a la cotización oficial para abastecer la demanda del
turismo argentino al exterior. Es un
monto que más que triplica el movimiento estimado en el circuito marginal. Precisa
que en promedio son unos 32 millones de dólares por día que salen del Banco
Central para cubrir la cuenta turismo, detallando que 24 millones son por
consumo con tarjeta de crédito en el exterior (el recargo del 20 por ciento es sobre
la paridad oficial y a cuenta del pago de Ganancias y Bienes Personales), 3
millones por paquetes turísticos, otros 3 millones por pasajes y 2 millones por
autorizaciones de la AFIP para comprar divisas al tipo de cambio oficial.
Está claro cuál es el mecanismo vicioso que se ha generado. Habiendo una distancia del 70% entre el cambio oficial y el blue, todo turista, lógicamente, no vende sus dólares en los bancos y los mismos por lo tanto no ingresan al Banco Central. Se lo compra la guía de turismo, el hotel o el conserje y se desliza por el sector en negro de la economía. En cambio los argentinos que viajan al exterior utilizan sus tarjetas de crédito para sus gastos y sus compras y son subsidiados al cambio oficial. El mercado del dólar marginal efectivamente es pequeño, pero sus efectos son muy depredadores sobre la macroeconomía. Por el mercado oficial se liquida alrededor de 160.000 millones de dólares, sumando las exportaciones y las importaciones anuales. El mercado en negro llegará con suerte a los siete u ocho mil millones de dólares, o sea un 5%. Sin embargo, cuando la diferencia es tan marcada, se fomenta la subfacturación de exportaciones, la sobrefacturación de importaciones, el contrabando, con fortísima repercusión sobre las cuentas públicas. Por eso es claramente un error, reducir la influencia del mercado marginal a su insignificancia numérica.
La solución del
problema energético es a mediano y largo plazo, por lo tanto el monto que se va
en este concepto no es modificable. En
cambio los subsidios innecesarios con destino a quienes no los necesitan y la
fuga de dólares por turismo es necesario
abordar en forma perentoria.
Las exportaciones
han perdido significativamente su dinamismo. Entre 2008 y 2012
sólo crecieron 15%.
El modelo kirchnerista
tiene rupturas importantes con el menemismo y algunas continuidades como el
haber mantenido en buena parte la matriz económica heredada. La sojización se
incrementó, junto con la minería donde lo que queda para el país, en ésta
última actividad, es poco relevante. A su vez se incrementó la concentración
(donde está una de las causas principales de la inflación) y la
extranjerización. Mucho más profundo ha sido el avance del kirchnerismo en
derechos sociales, igualitarios y de género, en los derechos humanos, en el
juzgamiento de los horrores del pasado, en la batalla cultural, en fijarle
límites a sectores del poder económico.
La salida del control de cambios amplio, mal
llamado cepo cambiario, adoptado para frenar la fuga de divisas, tiene un problema:
es sencillo entrar pero muy difícil salir. En algunos aspectos, su supresión, tiene ciertas dificultades análogas al
de la convertibilidad. Se frenó
la fuga desenfrenada, pero como las amortizaciones de la deuda se pagan con
reservas, éstas bajan a ritmo sostenido. Cuando se lo implementó, hace dos
años, el 31 de
octubre de 2011, el dólar oficial se vendía a $ 4,24, mientras que en el
mercado paralelo se ofrecía a $ 4,49 pesos. La brecha cambiaria era del 6 por ciento. En
estos dos años, el dólar subió de $ 4,49 a cifras cercanas a $10, que implica
un incremento de alrededor del 120%, mientras que la brecha cambiaria fluctúa
en un 67%.
A su vez, son
mínimos, prácticamente inexistentes, los capitales que ingresan, porque no
están dispuestos a cambiar los dólares a la cotización oficial. Al ver tanta
diferencia entre las cotizaciones del dólar, hay soja sin vender, retenidas en
los silos bolsa, a la espera de una devaluación.
Esto ha llevado a
la creciente caída de las reservas. La pérdida en lo que va del año supera los 9000
millones de dólares, con lo que sobrepasa en tres veces a la caída del 2012,
que no llegó a 3100 millones. También es importante puntualizar la composición de las mismas,
constituidas por divisas, oro, convenios multilaterales de crédito,
colocaciones realizables en divisas, entre otros, pasando del 48,5% del activo
de la entidad al 29,9%, con mucha
presencia de los adelantos transitorios
al Tesoro y los títulos públicos.
Todas
estas consideraciones llevan a considerar que si no se ataca el drenaje de
divisas en sus frentes solucionables, puede divisarse en lontananza la
posibilidad de volver a padecer la restricción externa severa. De ahí los
tanteos para regularizar situaciones que permitan abrir una brecha en el
mercado de capitales y pagar vencimientos con préstamos y no con reservas. El autor de esta nota prefiere en lo
posible para abordar compromisos financieros no recurrir a esos mecanismos,
pero también soy consciente que los ataques políticos que se traducen en
corridas cambiarias y fuga de capitales, si debilitan la posición de reservas
más allá de lo recomendable, es altamente peligroso.
A
su vez, si el endeudamiento a largo plazo y bajo interés se destina a ampliar y
mejorar la red ferroviaria y vial, a invertir en la generación de energía, se
deben superar prejuicios pudiendo resultar plausible y necesario.
Aldo
Ferrer ha escrito en BAE al respecto: “La responsabilidad del Estado en el
desarrollo de la infraestructura de transportes, comunicaciones y energía le
confiere una responsabilidad primordial en el impulso al desarrollo industrial
y la resolución de la restricción externa.”Con relación a la
sustitución de importaciones avanza innovadoramente: “enfatizar que la restricción externa puede convertirse en eterna, a
menos que se resuelvan los problemas que la determinan…..Es preciso abandonar el viejo concepto de la “sustitución de
importaciones”, que implica reemplazar importaciones actuales por producción
interna, mientras se acrecientan, en mayor medida, las importaciones de los
nuevos bienes y servicios resultantes del incesante progreso técnico. Esto
desemboca, como lo revela la experiencia argentina, en la brecha creciente del
comercio de MOI (Manufacturas de origen
industrial) y la restricción externa. No alcanza con sustituir el presente, es
preciso sustituir el futuro con talento argentino. Debe rechazarse la
postura resignada frente a la inercia de la estructura productiva
desequilibrada”.
Hay
un cruce de caminos en donde no se puede elegir entre la mejor alternativa,
sino la que resulta menos lesiva a los intereses nacionales
A su vez, ignorar
los efectos nocivos de la inflación, a la que debe atribuirse una parte de las
dos derrotas políticas del oficialismo (2009 y 2013), aunque fueron triunfos
electorales a nivel nacional, es irritante y autodestructivo. En ese
sentido, van las declaraciones de la
subsecretaria de Defensa del Consumidor María Lucila “Pimpi” Colombo, de que
“La inflación no es un problema en la Argentina”. Lo mismo sucede con el ex
ministro y actual senador Aníbal Fernández que la niega, desde un análisis
semántico porque no hay una suba generalizada de precios. Sus declaraciones
suenan parecidas a la letra de aquel corrido mejicano que decía: “El día que la mataron/ Rosita estaba de suerte/ de tres tiros que le
dieron/ sólo uno era de muerte.”
La inflación es un
problema complejo y multicausal por lo que no queda más remedio en lo inmediato
que un control real sobre los fijadores de precios, un accionar con la ley de abastecimientos
sobre la cadena de comercialización y una
rápida e imprescindible descentralización por barrios y ciudades del
Mercado Central. Indudablemente, esto es muy dificultoso y arduo, pero en algún
momento es imprescindible encararlo.
Con relación a la
sangría en turismo, autos de lujo, mejoramiento para economías regionales con
problemas de competitividad, el desdoblamiento del mercado cambiario resulta en
principio beneficioso, aunque como
todo en economía tiene sus contraindicaciones. Es fácil predecir el
lobby de los distintos sectores económicos para que sus exportaciones se
liquiden al tipo de cambio más alto.
Es imprescindible que el proyecto económico entre
al taller para reparar lo que se ha deteriorado en estos 10 años, sin entrar en
pánico, ni soslayando la profundidad de
los problemas. Ignorar las fallas que aparecen en el tablero del vehículo, es
una actitud primero contraproducente y en segundo lugar autodestructiva. Y que
puede en algún momento dejar al vehículo en la banquina.
12-11-2013
13 noviembre 2013
12 noviembre 2013
10 noviembre 2013
Hace dos meses conté esta historia en nuestro
programa radial EL TREN, con aportes de mi compañero Gerardo Yomal. Hoy, domingo 10 de noviembre, Ariel Dorfman
la relata con su notable calidad literaria en Página 12. Es probable que el más
imaginativo escritor, no hubiera podido
concebir una historia semejante. La realidad es una autora insuperable.
Y la justicia histórica tarda pero generalmente pone las cosas en su lugar
Una historia de padres y fantasmas
Por Ariel Dorfman
El general Fernando Matthei, otrora comandante en jefe de la fuerza aérea chilena,
habrá de despertarse el domingo 17 de noviembre anticipando un día excepcional,
donde tendrá la oportunidad única de votar por su propia hija Evelyn como
candidata a la presidencia, un día en que espera que no le ronden resquemores y
fantasmas.
Falta
que le hace a Evelyn Matthei, que representa la alianza derechista que actualmente
gobierna Chile, el sufragio de su padre, ya que no sólo parece asegurada su
contundente derrota a manos de la ex presidenta Michelle Bachelet, un resultado
desdoroso que puede suscitar una crisis letal en la derecha chilena.
Me
pregunto qué va a sentir el general Matthei cuando vea en la papeleta electoral
el apellido Bachelet junto al suyo. ¿Recordará que hay un chileno, un íntimo
amigo suyo, camarada de toda la vida, un general de Aviación que no podrá
emitir su voto en estas elecciones? ¿Pensará Fernando Matthei en Alberto
Bachelet, padre de Michelle, que no tendrá jamás la posibilidad de votar por su
hija, puesto que en marzo de 1974 el general Bachelet murió de un paro cardíaco
inducido por las torturas a las que fue sometido durante seis meses por sus
propios colegas militares?
Unicamente
por haber sido colaborador del presidente Salvador Allende y mantenerse leal a
su causa y su palabra.
Fernando
Matthei era agregado aéreo en Londres para el golpe del 11 de septiembre de
1973 y nada pudo hacer para ayudar a su compadre del alma. Su inacción ya es
injustificable cuando vuelve a Santiago en enero de 1974 y es nombrado director
de la Academia de Guerra de la Aviación, el lugar donde precisamente estaba
detenido y fallecería dos meses más tarde el hombre al que su hija Evelyn
conocía como el Tío Beto. Aunque en varios procesos posteriores la Justicia
chilena determinó que al entonces coronel Ma-tthei no le cabía culpa penal en
la muerte del general Alberto Bachelet –debido a que los subterráneos donde
apremiaban a su compañero de armas estaban fuera de límites para todo personal
que no perteneciera a la fiscalía militar–, otra cosa es la responsabilidad
moral. La que, según el mismo Fernando Matthei, todavía le pesa y avergüenza,
según confiesa en un libro del 2003: “Primó la prudencia”, dice, “por sobre el
coraje”.
Ni
el más delirante novelista –y me cuento con orgullo como uno de ellos– podría
haber imaginado una historia más inusitada, de dos amigos con destinos tan
contrarios. Uno que muere por haber tenido el coraje, pero tal vez no la
prudencia, de aceptar, con rango ministerial, un puesto en el gobierno de
Salvador Allende. Y el otro que vive con excesiva prudencia y sin coraje para
convertirse por dos años en el ministro de Salud de Pinochet y enseguida,
durante trece años, integrante de la Junta. La hija de Alberto que llegaría a
ser ministro de Salud y después de Defensa en el gobierno de centro-izquierda
de Ricardo Lagos y la hija de Fernando que fue senadora y después ministro del
Trabajo en el gobierno conservador de Sebastián Piñera. La socialista que fue
presidenta de Chile y la derechista que aspira a serlo.
Aunque
a estas alturas a lo que de veras aspira es obtener una votación que le permita
ocupar por lo menos un honroso segundo lugar en las urnas.
Y
es aquí donde la historia de Chile nos ofrece otra sorpresa. Puesto que el
general Matthei reconocerá en la papeleta con los aspirantes a la presidencia
el apellido de otro candidato cuyo padre tampoco podrá votar en estas
elecciones porque fue ultimado por la dictadura.
Se
trata de Marco Enríquez, hijo de Miguel Enríquez, líder del MIR (Movimiento de
Izquierda Revolucionaria), abatido por la policía secreta en una calle de
Santiago el 5 de octubre de 1974. Dejando tras sí a un hijo de un año y medio
de edad, que ahora, casi cuarenta años más tarde, le está pisando los talones a
Evelyn Matthei. Si Marco puede, en efecto, repetir el 20 por ciento de los
votos que consiguió con su candidatura a la presidencia en las elecciones del
2009, logrará desplazar a la hija del general Matthei, para enfrentar a
Michelle Bachelet en una posible segunda vuelta, permitiendo que el pueblo de
Chile eligiera entre dos candidatos progresistas.
De
todos los protagonistas de esta historia, ha sido Miguel al que más conocí. Mi
mujer Angélica y yo fuimos amigos suyos, hasta el punto de que, pese a que no
estábamos de acuerdo con la vía armada que proponía el MIR, arriesgamos todo
para darle amparo en nuestra pequeña casa a él y a otros dirigentes de su
partido en 1970, cuando entraron a la clandestinidad durante el gobierno de
Frei padre para provocar en Chile una rebelión al estilo de Cuba, una tesis que
nunca dejaron de esgrimir, aun durante los tres años del gobierno Allendista.
¿Qué
diría Miguel si viera hoy a su hijo defendiendo la necesidad de transformar a
Chile por medios pacíficos, si contemplara a su hijo desechando la violencia en
que creía con fervor?
Tantos
otros revolucionarios latinoamericanos sobrevivieron la represión de las
dictaduras y llegaron a entender que la democracia, lejos de ser la camisa de
fuerza de los pueblos, es condición esencial de todo cambio profundo, toda
justicia duradera. Espero que así hubiera también evolucionado Miguel, que fue
tan imprudente en sus ideas y acciones y a la vez tan pleno de coraje en su
vida, tan animado por una sed de liberación humana que todavía me emociona.
Me
hubiera gustado abrir esa discusión con Miguel. Me hubiera gustado preguntarle
si se arrepiente de los errores que cometió durante los años en que Allende fue
presidente, cuando el MIR (junto a elementos extremos y díscolos dentro de la
Unidad Popular) desestabilizaron al gobierno popular con sus tomas
irresponsables de fábricas y terrenos y predios agrícolas, y aceleraron el
golpe con su retórica de una revolución armada inminente que nunca se
materializó.
Pero,
claro, es una conversación que nunca tendremos.
Si
hay una insinuación de justicia divina en la derrota que Evelyn va a sufrir
incontestablemente a manos de Michelle, un hecho maravillosamente simbólico que
la hija de Alberto triunfe sobre la hija del hombre que abandonó a su padre,
¿no sería más que divino y justo que el hijo del guerrillero e insurrecto
Miguel Enríquez dejara fuera de juego a la candidata del Pinochetismo? Que el
hijo de una de las víctimas le ganara a la hija de uno de los cómplices de esa
política de exterminio sería una muestra definitiva de que Chile le ha dado
para siempre la espalda al legado de Pinochet.
Pero
queda en este cuento inverosímil de fantasmas y padres y linajes, todavía una
vuelta más de la tuerca histórica.
Puesto
que fue el mismo aborrecible general Matthei el que facilitó que hubieran hoy
en Chile elecciones libres, que su propia hija y la hija de su compañero
Alberto y el hijo de su enemigo Miguel, pudieran disputar la presidencia, y que
fuera el pueblo de Chile, y no sus fuerzas armadas, el que decidiera el
porvenir.
Fue
para el plebiscito de 1988. Cuando Pinochet quiso desconocer su derrota y
fomentar un auto-golpe que lo mantuviera indefinidamente en el poder, fue el
general Matthei quien impidió tal maniobra, concediendo públicamente la
victoria del “No”, abriendo paso al retorno de la democracia.
Yo
quisiera creer que Fernando Ma-tthei, esa noche de octubre de 1988, estaba
pagando una deuda con su viejo amigo Alberto, mostrando ante Pinochet la
valentía que no mostró catorce años antes cuando ni siquiera fue a visitar ni
menos a consolar a un camarada al que estaban torturando a escasos metros de su
propia oficina en la Academia de Guerra.
Es
una deuda, sin embargo, que no está enteramente saldada. Le queda al general
Matthei, a los 88 años de edad, todavía otro gesto de redención con que pudiera
señalar silenciosamente su verdadero arrepentimiento, conseguir que los
fantasmas finalmente lo dejen en paz.
Sería
un gesto simple, aunque arriesgado.
Sólo
bastaría que el general, cuando entre al recinto electoral este próximo 17 de
noviembre y recorra la lista de los candidatos, sólo bastaría que el general
Fernando Matthei decida en forma clara y tajante y deliberada hacer una pequeña
marca al lado del nombre de Michelle Bachelet, bastaría solamente entonces que
él, su Tío Fernando, vote por ella, puesto que es desafortunadamente imposible
que lo haga ahora y siempre su papá.