27 junio 2013
26 junio 2013
24 junio 2013
EL ESTABLISHMENT TIENE SU CAPRILES
Desde los 148 kilómetros cuadrados de
Tigre, de los cuales el 60% están cubiertos por clubes de campo, el intendente
Sergio Massa se convirtió en la figura más buscada de la política argentina y de cuya decisión
estuvieron pendientes el gobierno y la oposición de cara a las internas de
agosto y a las legislativas de octubre. Después de muchas marchas y
contramarchas que incluyeron una posible alianza con Daniel Scioli, de quien
parece el hermano gemelo con mayor audacia, Massa decidió enfrentar al gobierno
con una lista que sintetiza la idea de una política de consenso, de
representación del poder económico, evitando las confrontaciones e imitando a
Capriles en Venezuela, intentando inteligentemente rescatar (por lo menos en lo
discursivo), lo que considera avances importantes del kirchnerismo y
separándose del mismo en aquellos aspectos de enfrentamiento con sectores del
establishment. Esta idea -un verdadero oxímoron- tiene algunas reminiscencias
del desarrollismo, aquel que se postulaba después del derrocamiento del
peronismo como una versión del “peronismo bueno”, de modo tal que conservando
sus avances, fuera republicano y democrático, manteniendo las conquistas
sociales pero sin la presencia sindical fuerte, sustituyendo la expropiación de
parte de la renta agraria para desarrollar la industria como hacía el
peronismo, con la radicación de capitales extranjeros que terminaría desplazando
a sectores de la burguesía nacional que el frondizismo intentaba representar.
La lista que encabeza Massa lleva al intendente de Almirante Brown que obtuvo
en las última elección nacional el 72% de los votos, seguido por Mirta Tundis,
una periodista del grupo Clarín; el ex gobernador Felipe Solá, sobreviviente de
distintos espacios con su autoproclamada táctica de “hacerse el boludo”; el
empresario, ex presidente de la UIA y en su momento duhaldista José Ignacio de
Mendiguren; Mónica López, la ex mano derecha de Francisco de Narváez, que hace
un tiempo cambió de preferencia electoral;
Adrián Pérez, el antiguo alfil de Elisa Carrió que asumió la conducción
de la Coalición Cívica después de la catástrofe electoral de su fuerza en las
elecciones del 2011, hasta que las alianzas de su partido lo dejaron marginado;
Soledad Martínez, diputada del PRO; Héctor Daer, jefe del gremio de Sanidad de la CGT oficialista; la senadora
provincial Azucena Ehcosor, integrante de La Juan Domingo, esposa del
intendente de Hurlingham Luis Acuña, expulsada del Frente para la Victoria; el
actor Fabián Gianola, simpatizante del PRO; y el empresario Jorge Garfunkel,
socio de Sergio Spolski en la propiedad del conjunto de medios afines al
gobierno.
Hasta este domingo era difícil saber
qué opinaba el intendente de Tigre sobre cualquier tema político, económico y
social. Forma parte de una generación
de políticos que hacen de su indefinición, de sus silencios, del discurso light
e intrascendente, su estrategia política.
En los reportajes que concedió este 23
de junio, se pronunció contra le re-reelección, describió a su lista como una
muestra “de un país que debe
comprendernos a todos”; afirmó con relación al gobierno que “hay cosas
que comparto y otras no. Hay que dejar de lado la teoría de que la Argentina es
Bagdad o es Disneylandia”. En uno de los reportajes, el de Clarín, en un
momento habla en tercera persona y afirma: “Massa es un tipo que quiere que al
país le vaya bien. No tengo aspiraciones. Ocupé un montón de lugares. Diputado
a los 27 años. Director del ANSES. Jefe de gabinete. Hice todo lo que podía
hacer. Además para el 2015 falta una eternidad……Nosotros queremos una alternativa de centro, una alternativa de futuro
para la Argentina con la capacidad para convocar a sectores de centroderecha y
de centroizquierda, con gente que viene del peronismo, del radicalismo, del
Pro, siempre con anclaje en el peronismo.”
Al
diario “Tiempo Argentino le declaró: “Tomamos la decisión de no ir contra
nadie”
En cambio en privado, este precoz
militante de la UCEDE, como Amado Boudou y Ricardo Echegaray, que entró al
peronismo por la puerta de servicio del menemismo, no se anda con vueltas, como
lo revelaron los cables de wikileaks. En los mismos refiriéndose a Néstor
Kirchner y expresó según consignó Santiago O`Donnell en su libro “Los cables de
Wikileaks sobre la Argentina”: “Fue despiadado en sus críticas a la pareja
presidencial, especialmente a Néstor. Aunque ninguneó los informes de prensa
que decían que él y Kirchner se habían agarrado a trompadas en el cuartel de
campaña en la madrugada previa a la derrota en las elecciones de mitad de
período en junio del 2009, llamó a
Néstor “psicópata” y “cobarde”, y dijo que su actitud de matón en la política esconde una profunda
sensación de inseguridad e inferioridad. (La esposa de Massa se alarmó
a tal punto por estos comentarios
desinhibidos que él le pidió que “dejara de ponerle caras”). Massa cuestionó el
argumento que Néstor merecía crédito por ser un táctico magistral, describiendo al ex presidente como un torpe convencido de su propia
brillantez que seguramente continuaría cometiendo errores….Dijo que
Néstor no se podía relacionar con otro fuera del estrecho foco de sus propias
ambiciones políticas: Kirchner no es
un genio perverso”, concluyó Massa. “Sólo un perverso.”
Como era esperable y especulaban los
medios dominantes y el establishment económico, la alternativa al kirchnerismo
debía surgir del interior del Frente para la Victoria, ya sea de Daniel Scioli
o de Sergio Massa. El gobernador, después de intentar colocar sus candidatos en
las lista de Francisco de Narváez, de aproximarse a romper en alianza con
Massa, renunció a cualquiera de esas alternativas y se quedó en el Frente para
la Victoria, sin colocar prácticamente a nadie en las listas, y posiblemente
haya decidido, involuntariamente, arriar sus aspiración a ser candidato a
presidente en el 2015.
El columnista Carlos Pagni en su
columna del 24 de junio especula: “Scioli quedó instalado en un no lugar….
Cuando negoció con Massa, pidió por los candidatos de De Narváez, lo que lo
vuelve un aliado inaceptable de la Presidenta. Sí, como cree Massa, el
gobernador simuló un intento de acuerdo para presionar a la Casa Rosada, no
tuvo éxito: ni siquiera logró introducir
a su jefe de Gabinete, Alberto Pérez, en la lista de diputados.
Ofendido, el gobernador se refugió en la Ñata, para descargar su furia……”
El poder económico que representa el
diario “La Nación”, el que cuando Kirchner era un desconocido para la mayoría
de los argentinos y había salido segundo en las presidenciales de abril del
2003, pero que preocupaba al diario fundado por Bartolomé Mitre, le presentó un
ultimátum que implicaba mantener intactas las bases de sustentación de los
noventa bajo la amenaza que en caso contrario el gobierno no duraría un año;
ahora, con relación a Sergio Massa, escribió el 1 de junio a través de su
columnista Francisco Olivera, este título revelador: “El establishment quiere ver una luz en Tigre”.
PANORAMA
ELECTORAL
La decisión de Sergio Massa produce un
re alineamiento del tablero político. Para Francisco de Narváez, en cuya lista
Hugo Moyano ha podido colocar varios de sus colaboradores, es un contendiente que le morderá una parte
de su base de sustentación. Para el gobierno, que necesita ganar con amplitud
en la provincia de Buenos Aires para hacer una buena elección nacional dado que
al día de hoy pierde en Capital Federal, Santa Fe, Córdoba y posiblemente
Mendoza, el nuevo escenario fragmenta positivamente el frente opositor y al
mismo tiempo, negativamente, le resta un porcentaje impredecible de su base
electoral.
Está
claro que estas no son meras elecciones legislativas, ya que composición
parlamentaria no se verá afectada significativamente. Pero serán interpretadas como un
plebiscito a favor o en contra del gobierno. Si Cristina Fernández no obtiene
una cantidad de votos cercano al 40%, los dos años que le faltan para finalizar
su mandato serán posiblemente potenciados en las complicaciones y con drenaje
de sus filas hacia posibles ganadores en el 2015. Hasta este nuevo panorama el gobierno estaba
realizando una elección mejor que la del 2009
e inferior a la del 2011. Seguramente Massa perderá algún porcentaje del
que le atribuían las encuestas mientras su itinerario se desplegaba en el
Frente para la Victoria, de una magnitud imposible de prever. Su comportamiento
electoral estará condicionado en poder arrastrar a la mayor parte del voto
antikirchnerista bonaerense y representar algún porcentaje del voto
kirchnerista crítico, como sucedió con De Narváez en el 2009. De hacer una muy
buena elección, su candidatura para las próximas presidenciales estará allanado.
Tendrá que caminar entre la acusación infundada de parte de De Narváez de ser
una colectora de Cristina, a la del gobierno que lo denostará por su
alejamiento del Frente para la Victoria, asimilado a la traición
Con relación al gobierno, está claro que
la presidenta ha decidido recostarse fundamentalmente a nivel nacional en “La
Cámpora”, desplazando a lugares secundarios, en algunas provincias, a su otra
base de sustentación que es el Movimiento Evita, con las inevitables heridas.
Las formas de construcción política
del gobierno deja un amplio campo de dudas, cuya consistencia se dilucidará
también en los próximos eventos electorales.
Con una lista encabezada por el
intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde,
con un nivel de conocimiento limitado a nivel nacional, seguido por candidatos del núcleo duro cristinista, la presidenta tendrá que desplegar un
accionar intenso que pudo omitir en las presidenciales del 2007 y 2011, en el fundamental territorio de la
provincia de Buenos Aires. El gobierno tiene que reacomodar su estrategia en
una elección plebiscitaria, mucho más que legislativa, mientras los medios
dominantes y franjas significativas del poder económico se ilusionan en haber
encontrado su Capriles.
24-06-2013
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar
fuente.
23 junio 2013
21 junio 2013
20 junio 2013
17 junio 2013
EL DESPRECIO DE LA INDIFERENCIA
Su sentencia a siete años de prisión de cumplimiento
efectivo por contrabando agravado, quedó oculta entre un accidente
de tren y el crimen brutal de una adolescente. Ese anciano de reflejos lentos,
de caminar inseguro, atrincherado en una banca de senador, fue hasta hace una
década figura principal de la política argentina. Ganó todas las elecciones en
que se presentó, incluso las presidenciales de abril del 2003, pero no se animó
a dirimir un ballotage que lo hubiera sepultado políticamente bajo una montaña
de votos. Prefirió la escasa recompensa, finalmente un verdadero castigo, de
retirarse ignominiosamente invicto, con la intencionalidad que el gobierno de
Néstor Kirchner asumiera con la debilidad extrema de un 22% de los votos.
Fue condenado por contrabando agravado en la venta ilegal de
armas a Ecuador y Croacia, por contar con la participación de funcionarios
públicos y por haber sido cometido por más de tres personas. Una traición
inadmisible a Perú que había ofrecido sus pilotos y aviones para combatir en
Malvinas. Argentina era garante de la paz entre Ecuador y Perú y le vendió
armas a uno de los países en conflicto.
Carlos Menem es un especialista en traiciones y en
contrabando. Traicionó al programa que enarboló para llegar a la presidencia
basada en el salariazo y la revolución productiva. Enterró las banderas
históricas del peronismo, la soberanía económica, la independencia política y
la justicia social, y las reemplazó (o mejor dicho contrabandeó) por las
neoliberales de la apertura indiscriminada de la economía, la privatización de
los resortes básicos, el remate a precio vil de las empresas estatales; fomentó
la desindustrialización, la dependencia colonial de los EE.UU a
través de la increíble fórmula de “las relaciones carnales”, potenció la
ilusión de ingresar a los países del primer mundo por la puerta de servicio, comiendo
de las migas del festín de los poderosos y desplegó sus recursos de magia
imponiendo la perdurabilidad del empate monetario de la convertibilidad cuyo
explosión se produjo durante el gobierno que le sucedió, y que arrojó a la Argentina a su crisis
más profunda y dramática.
Desplegaba su afición
a los deportes y a la farándula mientras el poder económico era el que
gobernaba.
Fue exaltado por los
organismos económicos internacionales que lo consideraron su “mejor alumno.”
Su primera campaña
electoral de 1989 tuvo como financistas, entre otros, a Libia y Siria. Algunas
promesas incumplidas precipitaron posiblemente dos atentados (la embajada de
Israel y la AMIA) y tal vez un tercero (el helicóptero en que viajaba su hijo).
Y es altamente probable que para encubrir uno de sus delitos, precisamente
aquel por el que finalmente fue
condenado, se volara la Fábrica Militar de Río Tercero y varias manzanas de esa
ciudad.
Político carismático
y seductor, hábil y pícaro, determinó la política argentina durante una década,
consiguiendo una aplastante reelección cuando los frutos de su política
empezaban a exteriorizarse con un 18% de desocupación. La hiperinflación
durante el gobierno de Raúl Alfonsín, provocada por un golpe de mercado que
precipitó su entrega adelantada de la presidencia; la segunda hiperinflación
durante los primeros meses de gobierno del riojano, produjeron una herida
profunda en la memoria colectiva que disciplinaron a la sociedad argentina
mediante el miedo, y facilitó la implementación de las políticas de ajuste y rediseño regresivo
de la matriz económica, vendidas en el envase atractivo de la estabilidad de
precios de la convertibilidad. Un miedo que más atrás diezmó una generación en
los altares del terrorismo de estado.
Sus 10 años han
dejado consecuencias cuya reversión demandará, en el mejor de los casos, medio
siglo en muchas de sus consecuencias funestas. Está presente en las líneas
férreas levantadas y en los pueblos fantasma; en miles y miles de argentinos
convertidos en exiliados económicos; en generaciones de adolescentes que han
visto a sus padres impedidos de reincorporarse al sistema productivo, después
de haber sido arrojados al mar de la desocupación y de haber perdido sus
capacidades profesionales devenidas en obsoletas ante la irrupción de las
nuevas tecnologías; en las maquinarias arrumbadas, muchas de ellas vuelta a
funcionar en los últimos años; en la oligopolización del mercado en la mayoría
de sus ramas; en la desarticulación del estado, revertido luego parcialmente;
en el endeudamiento externo a punto de ser una soga permanente en el cuello de
la Argentina que se logró desatar mediante la quita y reprogramación
concretadas durante el kirchnerismo. Continúa en las propuestas implícitas de
los Mauricio Macri, de los Francisco de Narváez, de los Daniel Scioli o los
Sergio Massa; en los cultores de la mano dura; en los que sostienen sin
afirmarlo porque actualmente es políticamente incorrecto que “achicar el estado
es agrandar la Nación”; en los que quieren que el mercado sea el que se
encargue de la distribución del ingreso; en los que consideran un gasto a los
planes de salud, la educación y la investigación; y sólo una variable de ajuste
a los sueldos y las jubilaciones.
Ha sido condenado Carlos Menem, 18 años después de los
hechos en los que se lo involucra, en medio del silencio de sus admiradores
vergonzosos y la indiferencia de sus víctimas. El que hoy sobrevive es una
penosa sombra del que fue en su momento de gloria y de oprobio para el país. Si lo
contrario del amor no es odio sino la indiferencia, Carlos Menem ha podido
apreciar en vida el veredicto popular sobre su vida, mucho más
difícil de levantar que la sentencia judicial.
16-06-2013
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para
publicar citar fuente.
15 junio 2013
12 junio 2013
11 junio 2013
10 junio 2013
LANATA: UN PROVOCADOR SUPERFICIAL
El
sábado 8 de junio en su columna en el diario Clarín -que como es habitual lo
anuncia en su primera página- Jorge Lanata descendió algunos escalones más en el chiquero en que se revuelca,
presumiendo que ejercita un periodismo a secas oponiéndolo al periodismo
militante, que sólo es tal en su interpretación pueril cuando se lo hace a
favor del gobierno. La nota además está
plagada de inexactitudes y de la superficialidad que es un sello en el mejor
empleado de Clarín.
Tiene como
título “Preguntar separa al periodista del militante.” Cualquiera que escuche
su programa diario de Radio Mitre, con reportajes a distintos integrantes de la
oposición, carentes de repreguntas y en un clima de afinidad propia de una
conversación posterior a los postres de un asado, con lo cual se puede deducir que contra lo que el título
intenta insinuar falazmente, su comportamiento se inscribe superlativamente en
su caracterización como militante
Comienza
atribuyéndole a Cristina Fernández una interpretación de la historia en la
formulación de Billiken. La Presidenta es la primera mandataria, que desde la
Casa Rosada, reivindicó el revisionismo
histórico llegando a denostar tanto a la Guerra de la Triple Alianza como al
que comandó los ejércitos aliados; y que fue precisamente el que escribió la
primera versión oficial de la historia y
fundó el diario La Nación, creado éste como tribuna militante de los
comerciantes del puerto de Buenos Aires y de los propietarios de la pampa húmeda. Lanata, como divulgador histórico, parece en
algunos casos no haber leído los libros que presuntamente escribió y algunas de
cuyas páginas plagió; y quizás ocupado en filmar documentales omitió registrar
cuando la Presidenta honró la Vuelta de Obligado, esa gesta que la historia
oficial primero soslayó y luego minimizó. Así dice: “Hace tiempo que sostengo que Cristina se ha creído su
propia mentira: cree que está haciendo una Revolución, y actúa en consecuencia.
No hace falta más que mirar los datos objetivos para advertir que no hay
ninguna Revolución en marcha.”
El
kirchnerismo, como el peronismo en otro
envase, es la continuación de éste, y sus tres gobiernos son los mejores desde
los que tuvo a Perón como figura
fundamental. Y eso a pesar que el kirchnerismo tiene cierto entripado con el
caudillo popular fundador del movimiento y
sólo recurre a invocarlo en circunstancias complicadas.
Ni el peronismo
ni el kirchnerismo fueron revoluciones en el sentido original asignado a la
bolchevique o a la cubana: fueron y son procesos de profundas transformaciones;
de intentos de desarrollo capitalista con impulso estatal, ante una débil
burguesía nacional (la misma que en su ceguera muchas veces se pasó a la vereda
de enfrente, atentando contra sus propios intereses), con distribución del
ingreso hacia los sectores populares y dignificando a los trabajadores;
promoviendo el dictado de leyes a favor de los mismos; con promoción de la
industria; estatizando resortes económicos fundamentales; imprimiendo una política
exterior soberana con una visión latinoamericana. En el caso del primer
peronismo, lo realizado en salud hace 60 años bajo la inspiración de Ramón
Carrillo, nada tiene que envidiarle a la actual promocionada política de salud
cubana; el deterioro posterior es el resultado, en buena parte, del odio de los
gorilas y de las políticas neoliberales practicada por la dictadura y algunos
gobiernos elegidos democráticamente. Dichos procesos de transformación fueron
tan importantes, que Lanata podría verificarlo con la reacción que produjo en
algunos de los sectores del poder económico que llegaron a bombardear Plaza de
Mayo, fusilar clandestinamente, o brindar por la muerte de Evita y ahora de
Néstor Kirchner. Perón fue proscripto durante 18 años, precisamente por todo lo
positivo que hizo y no por sus errores que fueron invocados para derrotarlo.
Casi una remake de la situación actual, con descalificaciones soeces e
injuriosas, similares a las que hoy son aplicadas sin filtro alguno a Cristina
Fernández.
Sigue diciendo
el asalariado mejor remunerado de Clarín: “En ese imaginario, el gobierno
ha cimentado la grieta social en el aparato de propaganda más grande que se ha
creado en la Argentina desde los años cincuenta. Los trabajos de Pablo Sirvén
(“Perón y los medios de comunicación”) y Silvia Mercado (“El inventor del
peronismo”) son indispensables si se quiere analizar aquella época y compararla
con ésta.” El primero toma los intereses del diario La Nación como
propios, posiblemente porque su sangre pertenezca al mismo grupo y factor que
el de la patronal. De ahí que denuesta desde esa “tribuna militante”, la misma
que alentó todos los golpes militares, la que se opuso visceralmente a todos
los gobiernos populares; la que fue socia del terrorismo de estado al que
alentó con entusiasmo; esa cuyas páginas si se las estruja, no derramarán tinta
sino sangre. Por su parte, el libro de Silvia Mercado es un canto a la
irracionalidad: sostiene que el peronismo es solamente un relato creado por
Raúl Apold, Secretario de Prensa y Difusión de Perón. Para ella el pueblo es
una gigantesca manada que compró un relato que encubría un vacío de
realizaciones. Sólo antiperonistas alienados que terminaron en la comisión de
homenaje de la “Revolución Libertadora”, tuvieron una interpretación tan
demencial. La biología los fue llevando al lado del Dios en que creían, ese al
que adulteraron y desvirtuaron cuando en los aviones criminales inscribieron en
sus alas la leyenda “Cristo vence”.
Esas son las
fuentes elogiadas por el converso fundador de Página 12, el que en 1994 se alejó como director sosteniendo que lo hacía
porque Clarín lo había comprado y asegurando que nunca trabajaría en esa
empresa.
El Borocotó
periodístico continúa: “El problema de inventarse un pasado es qué hacer
con el que queda abajo: muchos de quienes están hoy al otro lado de la grieta
descubrieron –tarde, por lo que se ve– que el Grupo Clarín era su enemigo y el
enemigo de la democracia. En el emblemático programa de propaganda “Seis,
siete, rocho” hay varios: Carlos Barragán (libretista de Radio Mitre), Jorge
Dorio (periodista de Badía y Compañía en Canal 13 y columnista de Convicción,
el diario de Massera), Orlando Barone (colaborador de Clarín en los comienzos
de la dictadura y entre 1978 y 1981, y luego diez años en La Nación), Sandra
Russo (ex co conductora en Radio Mitre en 2006), Cynthia García (productora de
María Laura Santillán en Causa Común), Edgardo Mocca (columnista de este diario
entre 2003 y 2007).”
Lo dice el que
fue un denunciador precoz de la empresa a la que hoy sirve con denuedo, lo que
revela que su impudicia compite y se complementa con su superficialidad.
Cualquiera de los periodistas mencionados se desempeñó como trabajador, sin
puestos jerárquicos en Clarín. Acusarlos, es como imputar a un obrero que trabajó en las empresas de
Mauricio Macri de corresponsable del delito que lo llevó a su procesamiento por
contrabando y luego absuelto por la Suprema Corte menemista, período que el
actual Jefe de Gobierno añora y admira. Es cierto, también, que desde programas
periodísticos militantes del gobierno,
en varias ocasiones se cometió un error similar.
La forma
sesgada en que actúa Lanata, muy alejado de la más elemental honestidad
periodística, lo lleva a omitir que su fuente Pablo Sirvén, trabajó en el
diario “Convicción” de Massera y escribió columnas que le darían pudor desde su
actual posición “republicana”, lo que demuestra que sus convicciones más
profundas lo llevan ser un buen militante del que lo contrata.
Nuevamente la
caradurez de Lanata lo impulsa a criticar en otros lo que él practica desde que
accedió a la televisión. Escribe siguiendo con sus diatribas: “Luciano Galende
(se vestía de payaso en Mañanas Informales por Canal Trece entre 2007 y 2008),
Nora Veiras y Hernán Brienza (colaboradores de la revista Ñ)….” Es obvio que
las responsabilidades e involucramiento con la línea editorial de Clarín, está
corporizada en las columnas de Lanata y está muy lejos de ello, aquellos que
fueron colaboradores de la revista cultural Ñ del grupo. Acusar a Galende
porque se vestía de payaso, cuando el se disfraza de jugador de fútbol o se
acostaba en un sofá a dormir,
caracterizando el accionar del Presidente Fernando de la Rúa, es
claramente la demostración de la impudicia de su distinta vara.
Agrega luego a
la lista a los periodistas Carlos Ulanovsky, Pedro Brieger, Néstor Restivo,
Thelma Luzzani por haber trabajado en algunos de los medios del gigante
económico, a los cuales les cabe las mismas apreciaciones ya formuladas en
cuanto a su ubicación no relevante.
Más adelante se
pregunta: “¿Lo harán sólo por dinero y ejercicio del cinismo? ¿Se
creerán, como Cristina, su propia mentira?” Lanata ha escriturado a su
nombre el trabajo exclusivo por convicción, aunque, obviamente como todo
trabajo, es remunerado. Pareciera que todos los demás sólo lo hacen por plata.
Los demás son mercenarios que se venden por el vil metal. Pero es Lanata el que
cambió, obsesionado por el dinero que ganan otros periodistas y rematando su
mejor pasado a cambio del sueldo seguramente
más alto de la profesión, recibiendo las mieles de pertenecer al grupo mediático más poderoso y el de estar
en el canal de mayor audiencia. Arropado en el calor de los elogios que le
brinda justificadamente el establishment, el antiguo joven transgresor se ha
convertido en lo que su admirado Juan José Sebreli escribió en 1964, cuando
todavía no había cambiado de vereda, y era un intelectual promisorio: en
“Buenos Aires, vida cotidiana y alienación”, dijo: “Siempre habrá quien
no pudiendo cambiar la sociedad de clase, decide entonces cambiar de clase”.
La mención es aplicable al periodista, en la segunda parte, porque siempre fue
un tenue progresista en una época propicia como el menemismo y nunca se propuso
cambiar la sociedad de clases.
Es lógico que Lanata admire a Sebreli, porque ambos han recorrido un camino
similar, pero con la diferencia que Lanata lo ha hecho por dinero y por el
prestigio que dispensa el poder económico, mientras Sebreli sólo por el
reconocimiento académico que generosamente distribuyen los medios dominantes a
quienes defienden claramente sus intereses.
El hombre que pasó por el Maipo como intérprete de monólogos lamentables,
lógicamente puede cambiar de opinión y eso no es lo reprochable. Lo reprobable
es que lo niegue, que opere como militante y espada del medio más poderoso, y
que enmascare su accionar bajo la figura del periodismo “profesional e
independiente” y cubra de improperios a los que le señalan su falsedad.
Aunque parezca mentira, un
provocador profesional, ejercitado cada vez con más frecuencia en la
difamación, ha acaparado la atención de
buena parte de la sociedad desde el mes de abril. Salir del chiquero que
propone, es una buena alternativa para oxigenarse.
9-06-2013
Todos
los derechos reservados. Hugo Presman. Para
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