El inconsciente suele jugar malas pasadas cuando se
volatizan las amarras de la conciencia de lo políticamente correcto. En medio
del debate parlamentario sobre el memorando con Irán, al senador Miguel Angel
Pichetto se le soltó la cadena. Afirmó: “el atentado a la AMIA les costó
la vida a argentinos de religión judía y argentinos- argentinos que estaban en
ese lugar.” La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas contestó esta
vez en forma correcta, aunque como es habitual con un grosero error a través
del cual se filtra su visión excluyente.
Escribió en un comunicado: “Estas expresiones, tan disvaliosas, tienden a
propagar una visión que divide a los argentinos en distintas categorías,
afirmando que los judíos nacidos en la Argentina, no serían suficientemente
argentinos. El senador Pichetto transmite así un desconocimiento básico
confundiendo a la sociedad argentina, conformada, en gran parte, por la llegada
de inmigrantes de diferentes colectividades, entre ellas, la judía, arribada a
estas tierras masivamente, a partir de 1890, contribuyendo a la construcción de
una nación plural y diversa. Desde esos años a la fecha, han crecido en este
país cinco generaciones de argentinos de religión judía. La DAIA le solicita
al senador Pichetto que, en el contexto de un debate de alta sensibilidad, se
refiera a nuestros muertos con solvencia, solidez en los términos y sapiencia
en los conceptos.”
Para no
oscurecer cuando pretende aclarar, la DAIA debería saber que hay muchos
argentinos de origen judío, que nos reconocemos como tales sin profesar la
religión judía. Su visión, en este aspecto, parece tributaria de los sectores
religiosos racistas como el que encabeza el rabino Samuel Levín, que en alianza
con el rabino y diputado macrista Sergio Bergman, determina en la AMIA quién es
judío genuino y quién no lo es. En esa concepción religiosa hay atisbos que los
nazis suscribirían.
Para
intentar ilustrar al senador Pichetto y también llamativamente a la DAIA,
recordemos:
La forma de
denominar y autodenominarse constituye una permanente fuente de confusión entre
los integrantes de la comunidad que obviamente se extiende al resto de la
sociedad.
Muchas veces,
hebreos, israelitas, israelí, judíos se usan como sinónimos. Según Wikipedia
“Los hebreos fueron un antiguo pueblo semita del Próximo Oriente y ancestros de los israelitas y los judíos”.
Hoy israelí es el ciudadano del Estado de Israel.
Israelita es sinónimo de judío. Y hebreo según Wikipedia “se utiliza ocasionalmente para designar a los judíos que utilizan el idioma hebreo. En algunos idiomas modernos, entre ellos el griego, italiano, rumano y muchas lenguas eslavas, el nombre de
"hebreos" sobrevive como sinónimo de judíos.”
Judío es para los religiosos, todo aquél que haya nacido
de una madre judía. En una concepción laica es todo aquel que se considera
parte de una historia, una cultura y una tradición. En ésta última acepción se enrola el autor de esta nota.
El senador
Pichetto ha cometido un error tan grosero, por el cual pidió disculpas, como
cuando el ex Presidente Menem envió sus condolencias a Israel por los muertos
provocados por la voladura de la AMIA, la mutual cuyo objetivo es promover el bienestar y el desarrollo de la
comunidad argentina de origen judío.
La DAIA debería actuar con similar diligencia cuando son
los ciudadanos argentinos de origen judío los que cometen errores similares a
los del senador Pichetto. Es el caso del rabino Sergio Bergman quien en el acto
que se realizó en las puertas del Museo del Holocausto afirmó discriminadora: “Le pedimos perdón a la sociedad por
desaprovechar la oportunidad que nos dio nombrando el primer canciller judío.”
Héctor
Timerman es el canciller argentino de origen judío, no el canciller judío.
No recuerdo a ningún canciller, por ejemplo Guido Di Tella o Dante Caputo a
quien alguien se refiriera como el canciller italiano o católico. Sólo desde una mentalidad de gheto,
puede agradecerse un derecho que está reconocido a cualquier argentino.
A su vez, el escritor Marcos Aguinis
llegó a afirmar, banalizando al nazismo e indirectamente la Shoá: “Las fuerzas
(¿paramilitares?) de Milagro Sala provocaron analogías con las Juventudes
Hitlerianas. Estas últimas, sin embargo, por asesinas y despreciables que hayan
sido, luchaban por un ideal absurdo pero ideal al fin, como la raza superior y
otras locuras. Los actuales paramilitares kirchneristas, y La Cámpora, y El
Evita, y Tupac Amaru, y otras fórmulas igualmente confusas, en cambio, han
estructurado una corporación que milita para ganar un sueldo o sentirse
poderosos o meter la mano en los bienes de la nación.”
Está claro que Bergman y Aguinis pueden caer en los
peores excesos en su fiebre antikirchnerista.
La DAIA, tan justamente sensible cuando los que incurren
en desaguisados no son judíos o no son argentinos judíos encolumnados en sus posiciones, mantuvo un silencio muy
ruidoso.
Tal vez convenga recordar, una vez más, las palabras
de Samuel Clemens, quien ingresó a la historia de la literatura con el nombre
de Mark Twain: “La diferencia entre una
palabra casi justa y la palabra justa no es una pequeña cuestión, es como la
diferencia entre una luciérnaga y la luz eléctrica.”
24-02-2013
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente.
Hace pocos días leí un comentario referente a un cardenal (papable)argentino, al que se referían como "ítalo argentino".
ResponderEliminarEsa terminología es muy habitual en los EEUU donde hay italoamericanos, afroamericanos, hispanoamericanos, pero, llamativamente, no hay angloamericanos, esos son americanos a secas, los verdaderos americanos, los demás, como decían en alguna película, son turistas.
En nuestro país para ser argentino, a secas, se requieren de una de dos condiciones, haber nacido dentro de las fronteras de nuestro país o haber adoptado la nacionalidad.
Y no se requiere de ningún agregado aclaratorio de origen.
Hugo
ResponderEliminarNo seamos hipócritas. Vos serás de origen judío, anque no practicante ni ortodoxo religioso definitamente de ahi que te sientas primero argentino antes que nada. Mas allá del yerro de Pichetto, que publicamente no fué politicamente correcto, el distingo entre 'argentos argentinos' y 'argentinos judíos' es cierta si tenés en cuenta que los que trabajaban en la AMIA se sentían de esta última estirpe.
slds
PIDE