30 enero 2013
27 enero 2013
DOMICILIO DEL INFIERNO
Hacía muchos años que tenía el deseo de visitar
Polonia. El 18 agosto del 2012 llegamos con mi mujer a Varsovia. Buscamos las
calles donde un grupo de jóvenes protagonizó una batalla heroica, El
Levantamiento del Ghetto de Varsovia, sin ninguna posibilidad de triunfo,
sólo para dejar un testimonio de resistencia y coraje. Sólo queda en el piso la
señalización por donde pasaba el muro que encerraba en 400 hectáreas a
500.000 personas, transitoriamente como escala previa a los campos de
concentración. Visitamos la calle Mila 18, un terreno baldío con algunos
reconocimientos recientes, donde estaba el comando de la insurrección.
En el 2003 escribí sobre el tema bajo el título “Un
grito de dignidad”, y en un párrafo sostenía:
“El 8 de mayo
1943, después de diecinueve días de batalla, más que la resistencia de países
como Bélgica, Yugoslavia o Grecia, los invasores llegaron a la calle Mila 18
donde estaba emplazada la comandancia general de la Resistencia. Mordejai
Anilevich y Ringel Blum, símbolos de la gesta, con los pocos amigos
sobrevivientes, se suicidaron antes de entregarse a los asesinos de su pueblo.
Poco antes, Anilevich había escrito: “pude ver la defensa judía del
ghetto, en toda su gloria y su grandeza.” El filosofo Michel
Foucault ha dicho “El Levantamiento del Ghetto de Varsovia reivindica la
dignidad humana. Varsovia siempre tendrá su ghetto sublevado y sus
cloacas pobladas de insurgentes”. Paradojas de las miserias humanas. Hubo
que descender a esas cloacas para forjar esta historia de coraje, porque
la superficie estaba inundada por los detritos de la intolerancia, el racismo,
el odio al diferente. En ese escenario, tan parecido al infierno tan temido,
doscientos veinte seres humanos honraron a la vida, en nombre de los
millones que no pudieron hacerlo con las armas en las manos, en un
estruendoso grito de dignidad.”
En la capital
de Polonia visitamos el museo de la insurrección del pueblo polaco
iniciada el 1º de agosto de 1944 y finalmente derrotada al costo de la
destrucción de un 75% de la ciudad capital.
Días después
visitamos la hermosísima Cracovia, como paso previo a los campos de
concentración emblemáticos. Tengo la fortuna de no tener familiares muertos en
el genocidio. He visto y leído centenares de libros y películas, especialmente
desde que nuestro país fue asolado por el terrorismo de estado y sus más de
tres centenares de campos de concentración, de manera que culturalmente estaba
preparado. Había visitado el Museo del Holocausto en Jerusalem y Berlín. Había
estado en la ESMA. Pero cuando pasé la entrada de Auschwitz bajo el arco
emblemático de “El trabajo libera”, el impacto fue potente. Eso fue sobrepasado
por la magnitud de Birkenau, donde la vista se pierde en esa inmensa
fábrica de la muerte.
Los hornos
crematorios, los pequeños vagones donde hombres mujeres y niños viajaban hasta
8 días sin agua ni alimento, conviviendo con los muertos que se iban
produciendo en medio de las deposiciones que tan bien narró el escritor español
Jorge Semprún en “El largo viaje”.
No hay
película que pueda dar testimonio de la amplitud de ese territorio donde se
consumó una tragedia que avergüenza a la humanidad.
El 27 de
enero del 2005 escribí el siguiente artículo, a 60 años de la entrada del
ejército rojo en Auschwitz. Lo reproduzco textualmente.
A 60 años del ingreso del ejército rojo en
Auschwitz
EL INFIERNO TERRENAL
El hombre no ha podido construir el paraíso social
pero ha sido capaz de mejorar superlativamente los planos del infierno bíblico.
Su instrumentación superó holgadamente la imaginación de Dante Alighieri
en la Divina Comedia. Su nombre fue Auschwitz en alemán y Oswiecim en polaco.
Bajo esta denominación funcionaron otros lager (campos) como Birkenau o
Auschwitz II, donde estaban cuatro cámaras de gas, Monowitz o Auschwitz III que
explotaba a los prisioneros como mano de obra esclava en fábricas de la
industria alemana. Apenas tres nombres en ese complejo del horror
que bajo esa denominación genérica comprendía a más de cuarenta campos situados
en territorio polaco.
El 27 de enero de 1945, cuando el ejército rojo
entró en el infierno terrenal “el horror que se dibujó en los rostros de esos
soldados cuando nos vieron, tampoco he de olvidarlos mientras viva. Era un
horror que no tenía nombre cuenta la sobreviviente Mira Kniaziew, residente en
nuestro país. “Nosotros no éramos conscientes de nuestro estado: allí no había
espejos. Aunque mirábamos a los demás, cada uno pensaba que él, a lo mejor, aún
no estaba así. Pero la cara de los rusos fueron el más atroz de los
espejos".
Los calificativos son insuficientes para describir
el grado de profundidad de la crueldad humana. Una vez detenidos, eran
transportados en trenes cuyos vagones sellados encerraban parados a hombres,
mujeres, niños a lo largo de cuatro o cinco días de viaje debiendo hacer sus
necesidades básicas en ese lugar. Cuenta Primo Levi en su impresionante libro
“Si esto es un hombre”: “Entre las cuarenta y cinco personas de mi vagón
tan sólo cuatro han vuelto a ver su hogar, y fue con mucho el vagón más
afortunado. Sufríamos sed y frío: a cada parada pedíamos agua a grandes voces.
O por lo menos un puñado de nieve, pero en pocas ocasiones nos hicieron caso….
Dos jóvenes madres, con sus hijos todavía colgados del pecho, gemían noche y
día pidiendo agua. Menos terrible era para todos el hambre, el cansancio y el
insomnio que la tensión y los nervios hacían menos penosos: pero las noches
eran una pesadilla interminable…en la noche del cuarto día el frío se hizo
intenso”.
La llegada a Auschwitz. El tren entrando al campo.
La inscripción hipócrita en la recepción: “El trabajo libera”. Los soldados
alemanes y sus perros. La selección. Los viejos y los niños enviados de
inmediato a la muerte. Cuenta Primo Levi: “Hoy sabemos que con aquella
selección rápida y sumaria se había decidido de todos y cada uno de
nosotros si podía o no trabajar útilmente para el Reich; sabemos que en los
campos de Buna – Monowitz y Birkenau no entraron, de nuestro convoy, más de
noventa y siete hombres y veintinueve mujeres y que todos los demás, que
eran más de quinientos, ninguno estaba vivo dos días más tarde”, iban a las
cámaras de gas.
Despojados de todas sus pertenencias, rapados, con
ropas entregadas al azar, incapaces de protegerlos del frío intenso, con
zapatones de madera, sometidos a un régimen de trabajos forzados, con una
comida única constituida por unas rodajas de pan y una sopa donde era difícil
encontrar en el agua algo que no sea nabos, coliflores y excepcionalmente
alguna papa. Primo Levi lo sintetiza así: “Entonces por primera vez nos damos
cuenta que nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la
destrucción de un hombre. En un instante, con intuición profética, se nos ha
revelado la realidad: hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse, una
condición humana más miserable no existe y no puede imaginarse….Nos quitarán
hasta el nombre”. El número tatuado en el brazo izquierdo reemplazará la
identidad.
La ignominia se perpetra en ese territorio cercado
por doble hilera de alambres electrificados. Con sus casamatas y miradores. Y
en algunos campos con sus crematorios. En Buchenwald, cerca de Weimar, el campo
donde estuvo prisionero el escritor español Jorge Semprún, los pájaros del
bosque de Ettersberg desaparecieron ahuyentados por el olor de carne quemada
que salía por la chimenea del crematorio.
La brutalización, el instinto animal de
supervivencia, se trasladaba a la relación de las víctimas.
El campo, escribiría André Malraux, “es la región
crucial del alma donde el Mal absoluto se opone a la fraternidad.” Describe
Primo Levi: “La confusión de las lenguas es un componente fundamental del modo
de vivir aquí abajo; se está rodeado por una perpetua Babel en la que todos
gritan órdenes y amenazas en lenguas que nunca se han oído y
¡ay de quién no las coge al vuelo! Aquí nadie tiene tiempo, nadie tiene
paciencia, nadie te escucha; los que hemos llegado últimos nos reunimos
instintivamente en los rincones, contra las paredes, para sentirnos con la espalda
materialmente resguardada…..Todos son aquí enemigos o rivales….EL lager es
el hambre: nosotros somos el hambre, un hambre viviente…..la distribución
del pan, el sagrado pedacito gris que parece gigantesco en manos de tu vecino y
pequeño en las tuyas……Muchos chasquean los labios y baten las mandíbulas.
Sueñan que están comiendo, esto es también un sueño colectivo. Es un sueño
despiadado…no sólo se ven los alimentos, sino que se sienten en la mano
distintos y concretos, se percibe su olor rico y violento, hay quien se los
lleva a los labios…..Enciérrense tras las alambradas de púas a millares de
individuos de diferentes edades, estado, origen, lengua, cultura y costumbres y
sean sometidos aquí a un régimen de vida constante, controlable, idéntico para
todos y por debajo de todas las necesidades: es cuanto de más riguroso habría
podido organizar un estudioso para establecer qué es esencial y qué es
accesorio en el comportamiento del animal – hombre frente a la lucha por la
vida”.
En el interior del campo se crea un mercado con las
rodajas de pan como moneda fundamental de cambio que se canjean por cucharas,
fundamentales para ingerir la comida exclusivamente líquida o por alguna camisa
o un calzado. Incluso hay intermediarios que comercian al exterior del
campo los robos de objetos de la enfermería.
La sustracción entre las víctimas hace a la ley
darwiniana de la sobrevivencia del más fuerte. Si se pierde el plato o la
cuchara hay que sacrificar las vitales rodajas de pan para obtener otras. Las
chinches y las pulgas arrasan con los cautivos. La difteria, la disentería, la
escarlatina arrebatan parcialmente materia prima a las cámaras de gas. Los
enfermos tienen unos días en la enfermería para recuperarse. Pero si no se
restablecen rápidamente en la próxima selección saldrán de Auschwitz a través
del humo del crematorio.
Se intenta evitar la ducha porque es el momento que
las pertenencias vitales quedan fuera de la vista. A la noche, en las cuchetas,
la cara de un detenido queda pegada a los pies del compañero.
La brutalización en un contexto límite no conoce
graduaciones. “Añadiendo a las cucharas de los curados las de los muertos y las
de los seleccionados, los enfermeros llegan a percibir a diario las ganancias
de las venta de una cincuenta cucharas……Todos saben que son los mismos
enfermeros los que reincorporan al mercado, a bajo precio, la ropa y los
zapatos de los muertos y de los seleccionados que parten desnudos para
Birkenau. Por el contrario, los enfermos dados de alta se ven obligados a
reanudar el trabajo con la desventaja inicial de media ración de pan asignada a
la adquisición de una nueva cuchara”
La estructura interna se ordena dando a algunos
prisioneros el poder de decisión sobre los otros. Son los Kapos. Sobre esto
dice Primo Levi: “Ofrézcase a algunos individuos en estado de esclavitud una
posición privilegiada, cierta comodidad y una buena probabilidad de
sobrevivir; exigiéndole a cambio la traición a la solidaridad natural con sus
compañeros y seguro que habrá quien acepte…..Cuando le sea confiado el mando de
una cuadrilla de desgraciados, con derecho de vida y muerte sobre ellos,
será cruel y tiránico porque entenderá que si no fuese bastante, otro,
considerado más idóneo, ocuparía su puesto. Sucederá además que su
capacidad de odiar, que se mantenía viva en dirección a sus opresores, se
volverá, irracionalmente, contra los oprimidos, y él se considerará satisfecho
cuando haya descargado en sus subordinados la ofensa recibida de los de
arriba…..Los Kapos, algunos nos golpean por pura bestialidad y violencia, pero
hay otros que nos golpean cuando estamos ya bajo la carga, casi amorosamente,
acompañando los golpes con palabras de exhortación y de ánimo, como hacen los
carreteros con los buenos caballos.”
APENAS AYER
El 27 de enero de 1945 los espectros que recibieron
al ejército soviético eran los enfermos que los nazis consideraban que no
llegarían a sobrevivir al período entre su huida y la llegada de los ejércitos
enemigos. Los que no estaban en la enfermería, fueron obligados a
emprender el 18 de enero la marcha de la muerte. Rumbo a los campos de
concentración distribuidos en la geografía alemana. Caminando sobre la
nieve, el hambre, la sed, el agotamiento produjo que quince mil de los sesenta
y seis mil prisioneros perecieran antes de salir del territorio polaco.
Fue apenas ayer. Hace sólo sesenta años. Parece
apropiada la frase de Federico Nietzsche: “Los monos son demasiados buenos para
que el hombre pueda descender de ellos”. El escritor Elie Wiesel afirmó: “En
Auschwitz murió el hombre y la idea del hombre”. El filósofo Theodor
Wiesengrund Adorno de la escuela de Francfort, se preguntó “¿Como
seguir escribiendo poesía después de Auschwitz?”
En estos sesenta años el horror volvió en un
trágico replay. A mero título enunciativo, en las bombas atómicas arrojadas
sobre dos ciudades japonesas, en los gulags soviéticos, en las bombas tiradas
por la aviación norteamericana sobre Vietnam, superiores en número y potencia a
las arrojadas sobre territorio europeo durante la Segunda Guerra Mundial,
las masacres de Pol Pot en Camboya, las torturas de los paracaidistas franceses
en Argelia, el Plan Cóndor en América Latina, las atrocidades en
los Balcanes, la invasión de Afganistán e Irak, la guerra entre los tutsis y
los hutus en Ruanda, el derrumbe de las torres gemelas, la periodicidad de los
actos de barbarie en Palestina, los campos de concentración en la Argentina.
Alemania y Argentina eran las dos sociedades de
mayor desarrollo cultural en sus respectivos continentes, cuando la
esquizofrenia se apoderó de su historia. La pregunta es ¿Cómo fue posible?
Primo Levi reflexiona: “Es cierto que el
terrorismo de Estado es un arma muy fuerte a la que es muy difícil resistir.
Pero también es cierto que el pueblo alemán, globalmente, ni siquiera intentó resistir.
En la Alemania de Hitler se había difundido una singular forma de urbanidad: “quien
sabía no hablaba, quien no sabía no preguntaba, quien preguntaba no obtenía
respuesta.”
Pilar Calveiro en su
notable ensayo “Poder y desaparición. Los campos de concentración en la
Argentina” sostiene: “Ya desposeído de su nombre y con un número de
identificación, el detenido pasaba a ser uno más de los cuerpos que el aparato
de vigilancia y mantenimiento del campo debía controlar….Es interesante
observar que todos ellos necesitaban creer que los chupados eran subversivos,
es decir menos que hombres. Según palabras del general Camps “no
desaparecieron personas sino subversivos……Los mecanismos para despojar a las
víctimas de sus atributos humanos facilitaban la ejecución mecánica y rutinaria
de las ordenes. En suma, un dispositivo montado para acallar conciencias,
previamente entrenadas para el silencio, la obediencia y la muerte…..El campo está
perfectamente instalado en el centro de la sociedad, se nutre de ella y se
derrama sobre ella. Quizás el hecho de permanecer tan apartado, al mismo tiempo
que está en el medio, lo que más enloquecedor resulta para el prisionero, lo
que produce la sensación de irrealidad.”
La ESMA está ubicada sobre una de las avenidas de
mayor circulación de la Capital. Con La Perla en Córdoba, sucede igual, según
el testimonio de Graciela Geuna: “Yo creía en principio que estaba
ubicada en algún paraje remoto….Casi enfrente nuestro se levantaba la fábrica
de cemento Corcemar, a solo 14 kilómetros de la ciudad de Córdoba, a
unos cien metros de unas de las principales rutas de la provincia, que tiene
una densidad de tránsito importante. Vi pasar varios coches y pensé si no nos
verían. Estábamos tan cerca y sin embargo tan lejos”.
El hecho de que el campo es una realidad aparte
constituye una ilusión. Es cierto que formó una red propia, pero esa red estuvo
entretejida con el entramado social.
El infierno fue ejecutado por individuos comunes,
no por monstruos, que sí realizaban actos monstruosos. Que
acariciaban a sus hijos, amaban a su mujer, o sacaban a pasear al perro después
de sus “jornadas” de trabajo. Franz Stangl, comandante del campo de
concentración de Treblinka señalaba: “No podía vivir si no
compartimentaba mi pensamiento”. O los capellanes que santificaban las
torturas y asesinatos en los campos de concentración argentinos y luego
celebraban misas y leían cada domingo los evangelios. Cuenta Pilar
Calveiro: “El capitán Acosta, después de exhibir frente a los prisioneros
el cadáver acribillado de Maggio, seleccionó a un grupo y los obligó a
cenar con él como si nada hubiera ocurrido. El comandante Quijano que amaba a
los animales, después de secuestrar a Graciela Geuna y participar en el
asesinato de su esposo le dijo que ya se había encargado de colocar el gato y
el perro, así que se quedara tranquila por los animales. ¿Actos de reparación?
Bondad y maldad, superpuestas y separadas, sin posibilidad de una mínima
congruencia.”
EL INFIERNO TERRENAL
Giuliana Tedeschi, sobreviviente de Birkenau,
cuenta que desde la ventana de su barraca veía las llamas que salían por la
chimenea. Apenas ingresada al campo preguntó a las veteranas “¿Qué es ese
fuego? La respuesta fue lapidaria: Somos nosotras, que nos quemamos.”
Más de un millón seiscientas mil personas murieron
en Auschwitz. Cuando el final se acercaba, en agosto de 1944, en un solo día
asesinaron a veinticuatro mil detenidos.
Apenas pasaron sesenta años. Los hechos son tan
siniestros que cobran la dimensión de inverosímiles. Los sobrevivientes
quedaron marcados definitivamente. Incluso un escritor con un testimonio tan
elaborado y medular como el de Primo Levi terminó suicidándose en
1987.
Jack Fuchs, sobreviviente de
varios campos de concentración, habitual columnista de Página 12 afirma con su
habitual crudeza: “En el ’45 yo estaba en Dachau, providencialmente me habían
llevado ahí desde Auschwitz, y ningún soldado americano vino a rescatarme, los
alemanes nos metieron en un tren que después abandonaron a mitad de camino; literalmente,
a mí me encontraron en el cobertizo de una casa de campo en Baviera. Cuando
terminó la guerra me gustaba decir que los aliados me habían liberado de
Dachau. La juventud es más épica. Tardé años en comprender que no había sido
así. No hubo ninguna intención de terminar con los campos. Los
sobrevivientes fuimos encontrados en la ruta de los distintos ejércitos,
mientras cumplían el único objetivo que se habían propuesto: derrotar a
Alemania. La prioridad, la única finalidad, diría, fue la de derrotar al
nazismo, y nunca la de rescatar a las víctimas. Los aliados permitieron que
durante toda la guerra la matanza se ejecutara sin obstáculos.”
Los fantasmas que salieron aquél 27 de enero de
1945, los que sobrevivieron para testimoniar sobre aquél infierno, aún nos
siguen interrogando. Esas fotografías donde los ojos desmesurados y
apagados sobresalen en un esqueleto vivo, son el testimonio más
espeluznante de hasta dónde pueden llegar a los seres humanos cuando dejan de
serlo. Esos ojos son el fiscal más elocuente que acusan eternamente a
una pesadilla histórica. En palabras de Primo Levi: “Cuánto
en Auschwitz ha sido el hombre capaz de hacer con el hombre”.
Testimonio del sargento Yakov Vinnichenko, uno de los cinco sobrevivientes
que quedan hoy de las divisiones soviéticas que liberaron el campo de
concentración.
Fue entrevistado por Rubén Sergeyev.
Gentileza de Julio Fernández. Lista Reconquista Popular.
No
volví a Auschwitz hasta el año 2000, a invitación del presidente de Polonia Kwasniewski. Esta
semana he vuelto por tercera vez. No creo que la humanidad pueda olvidar
el sufrimiento de las víctimas de Auschwitz, ni la sangre derramada por sus
liberadores. Todos los que hayan visto semejante pesadilla harán todo
lo posible para prevenir de que vuelva a ocurrir.”
(27-01-2005)
27-01-2013
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente.
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente.
25 enero 2013
MACRI Y SUS EQUIPOS
Mauricio
Macri ha declarado que está en condiciones de integrar el mejor equipo de
colaboradores desde el gobierno de Arturo Frondizi, en el caso que acceda a la Presidencia
de la Nación. Su afirmación tiene una
notable inconsistencia si se los compara con la mediocridad alarmante de los
que ha conformado en sus dos mandatos y su precaria gestión al frente del
gobierno, en un territorio que tiene la mayor renta per cápita. Sobre el
frondizismo, enmarcado entonces en lo que se conocía como desarrollismo, hay cierta
mitología acunada en una memoria selectiva surgida en cenáculos nostálgicos de
clase media ilusionada con “un peronismo bueno”. El desarrollismo, el primer
gobierno elegido después de la Revolución Fusiladora con la proscripción del
Justicialismo, alentó la posibilidad de continuar al peronismo en una república
que superara todos los aspectos considerados antidemocráticos del gobierno
derrocado el 16 de septiembre. Cuestionada la sigla partidaria triunfante con
el nombre de UCRI ( Unión Cívica Radical Intransigente) adoptó la de MID (
Movimiento de Integración y Desarrollo), que define perfectamente su programa: integración
con la oligarquía y desarrollo para la industria. Es decir que cambiaba
significativamente la metodología del desarrollo industrial peronista que
expropiaba parte de la renta agropecuaria y la transfería a la industria. El
frondizismo integraba a la oligarquía y reemplazaba esos recursos con la
seducción al capital extranjero. Mientras el peronismo desarrollaba la débil
burguesía con fuerte presencia del estado en los sectores básicos, el capital
extranjero entraba en algunos casos como un competidor desigual del sector que
el desarrollismo venía a representar, mientras el estado perdía el peso que
tuvo en el período 1945-1955.
Ese
intento de equilibrio sumamente inestable, con una base de sustentación
endeble, concluyó cediendo el manejo de la economía al establishment económico
fuertemente antiindustrialista e incumpliendo las promesas electorales (o peor
aún: haciendo lo contrario de lo propuesto). Así es que, al amparo del Plan
Conintes, movilizó con el ejército a los trabajadores en huelga; anuló las
elecciones que ganó el peronismo, (sometiéndose a la voluntad de las fuerzas
armadas que se oponían a su participación en las elecciones del 18 de marzo de
1962) lo que terminó precipitando su derrocamiento. Entre
los equipos de Frondizi que añora Macri, los que se desempeñaron en el
área económica estuvieron: Emilio Donato del Carril ( 17-06-1958/ 24-06-1959);
Alvaro Alsogaray ( 25-06-1959/ 26-04-1961) y su famoso “Hay que pasar el
invierno”; Roberto Alemann( 26-04-1961/ 12-01-1962); Carlos Coll Benegas
(15-01-1962/26-03-1962); Jorge Webhe( 26-03-1962/ 6-04-1962).
Alsogaray,
Alemann y Webhe fueron funcionarios de dictaduras establishment- militares.
Todos fueron conspicuos referentes del neoliberalismo con excepción de Donato
del Carril que fue hombre del desarrollismo y que sólo permaneció un año en su
cargo, lo que demuestra la endeblez de los sostenes políticos de Arturo Frondizi.
Era
una época en la que el poder económico gobernaba con su equipo de
servidores permanentes. Basta señalar que con el gobierno de su sucesor José
María Guido, títere de las fuerzas armadas, fueron ministros de economía
Federico Pinedo, nuevamente Alvaro
Alsogaray, Eustaquio Méndez Delfino y Alfredo Martínez de Hoz.
Observando
ésta lista, se entiende fácilmente por que Mauricio Macri se referencia en este
gobierno y en este contexto, recordando que con una coherencia irreprochable ha elogiado al jefe de gobierno de la
dictadura Osvaldo Cacciatore, consideró a Menem “el gran transformador” y
Álvaro Alsogaray fue siempre uno de sus referentes económicos.
El
19 y 20 de diciembre estalló el modelo que abarca con escasas excepciones el
período 1955 -2001.
De ese clivaje se recogieron dos mensajes: uno que había que cambiar acciones,
programas y lenguaje que encarnó Néstor
Kirchner; y el otro, surgido de las
características marcadamente antipolíticas de esas jornadas históricas que representa
Macri.
El
hijo de Franco, como Menem, no necesita gobernar, porque sólo actúan como el
envoltorio del poder económico. Mauricio puede dedicarse a viajar, cuidar a
Antonia como Menem jugaba al golf, al fútbol, al básquet o conducía la Ferrari.
Sus equipos políticos y económicos son los testaferros de las empresas. Los que
pondrán las caras son personajes poco relevantes como Miguel del Sel o el
increíble diputado salteño Alfredo Olmedo, hijo del rey de la soja, o aquel
marcador de punta aguerrido, Carlos Mac Allister. Como se puede apreciar, un
zurdo tiene lugar en el espacio PRO, aunque sólo lo sea de su pierna izquierda.
Y si faltaba algo para farandulizar la política al mejor
estilo menemista, también intentan incorporar a la modelo Rocío Marengo.
Macri
y sus equipos son un ingreso al túnel del tiempo. Un regreso a un pasado que
arrojó a la Argentina a su crisis más profunda. A un país gobernado por quienes
se creen sus dueños y que lo han escriturado a su nombre: Sociedad Rural, Unión
Industrial, AEA, Iglesia, medios de comunicación dominantes y hasta 1990 las
Fuerzas Armadas.
Cuando
Macri afirma que “hay que dejar atrás al pasado” se refiere a los juicios a los genocidas, a la aplicación de políticas populares, al
Estado gestionador y controlador, a la política exterior con eje latinoamericano.
Añora otro pasado, al cual dirige su discurso
de conciliación con el poder económico del que forma parte y de enfrentamiento
con los sectores populares en aras de una pretendida racionalidad económica. En
política exterior, aspira a una remake de las relaciones carnales con el
imperio.
Los
eternos modelos en pugna que se alternan cíclicamente en nuestro país vuelven a
dirimirse en el 2013 como un ensayo previo a las decisivas elecciones del 2015.
A
Macri, Menem y Martínez de Hoz no sólo los une la M. También debería
condenarlos la MEMORIA.
24-01-2013
Hugo
Presman. Para publicar citar fuente. Todos los derechos reservados.
20 enero 2013
TIEMPO DE VERANO
El calor provoca cortes de energía
sin que el gobierno ni las empresas crean que tengan que dar ninguna
explicación.
Ante la falta de noticias, los
medios hegemónicos acuden a su imaginación: Clarín da como primicia actual el
secuestro y crimen de un empresario ocurrido en el 2007, donde se había pedido
un rescate de quince mil pesos. Los periodistas del multimedio sin chequeo
alguno le dieron la razón a Moreno y los índices del Indec: el monto del
rescate se mantenía inalterable aunque el paso del tiempo lo había reducido
significativamente.
Horacio Tellechea, el intendente de
Necochea a punto de ser desplazado por presuntas irregularidades y el accionar
concreto y sesgado de concejales que responden al Momo Venegas con la promoción
de Clarín, aparece fotografiado al lado de una pileta Pelopincho que habría
inaugurado un año atrás. Más allá de la verosimilitud de la anécdota, es
significativa como ejemplificación de la
tendencia de hacer actos grandilocuentes por motivos, que en muchos casos
debería contar con la presencia de funcionarios de menor jerarquía de los que
concurren. Ni hablar de aquellos que se inauguran cuando se anuncian, cuando se
licitan, cuando se empiezan, cuando avanzan, cuando se vuelven a reiniciar y
finalmente cuando concluyen. Una muestra de la actual forma de hacer periodismo
es el tratamiento del caso citado: una radio oficialista entrevista al
intendente cuestionado y una radio virulentamente opositora al concejal Alberto
Esnaola del radicalismo que encabeza la ofensiva contra Tellechea. Difícil
conocer la defensa y la acusación si uno se queda con un solo medio.
Y ya que hablamos de cómo se hace
periodismo: Carlos Ares, quien está a
cargo de todo el área de medios macristas, sin que se tenga noticias que haya
renunciado, esconde tal condición y escribe una columna de opinión en el
bisemanario Perfil, en un tono desconsiderado, bajo el título: “Mensaje a
Cristina. Deje de mentir”.
Una caracterización de moda es la brecha social que provoca el fogoneo del odio atribuido al gobierno.
Al respecto contesta el periodista Carlos Barragán: “Lo interesante es que
cuando Campanella le dice chupaculos (sic) a Barone, nadie lo acusa de
agresivo. Cuando Darín acusa de chorra a la presidenta nadie lo acusa de
agresivo. Cuando Lanata dice lo que dice cada vez que abre la boca a nadie,
pero a nadie, se le ocurre comentarle que es un tipo violento. Cuando Birmajer
o Borensztein hacen sus chistes cargados de ataques misóginos, racistas, cuando
no fascistas, nadie les dice nada. Cuando Nelson Castro le habla a la
presidenta como quien le habla a un delincuente, a un pelotudo, a un sarnoso, a
un dictadorzuelo estúpido y autoritario, a nadie se le ocurre decirle a Nelson
que hacer eso es de una bajeza y una impostura tal que debería evitarlo por su propia
dignidad. Hablarle a un presidente con esa cara de asco, con esa pose de “se lo
digo a usted, sorete” debería ser –diría Pino- un escándalo. En los posteos del
diario Clarín digital se pueden ver día tras día comentarios donde tratan a la
presidenta de chorra, de kretina y konchuda (con ese truco de la K que ya deprime) y de puta
(todo esto es pura literalidad, sólo hace falta entrar y leer) mientras se
quejan de la falta de libertad de expresión y de la violencia del gobierno.
Pero Campanella (chupaculos es su palabra clave) se solidariza con Darín por el
ataque que recibió de la presidenta….”
Ricardo Darín, su carta, y la contestación de la Presidenta han sido otros de los hits de enero. Su
publicación alineó a todos los medios hegemónicos atrás y la descalificación
del actor en los medios oficialistas.
Luego Darín rectificó buena parte de sus
dichos, Justificó la respuesta de Cristina Fernández aunque le señaló
algún error significativo y los alineamientos variaron: contra el actor los
medios dominantes, a su favor los medios pro- gobierno.
Como se ve todo el periodismo es
militante. La diferencia está que los que apoyan al gobierno no lo ocultan y
los que se oponen afirman descaradamente que son “profesionales” e
“independientes”. En ese error cae el periodista Daniel Muchnik en su nota
publicada en el diario La
Nación del 17 de enero: “Para dar testimonio no se puede
servir al poder político, ni ser un mensajero de comunicados oficialistas, ni
simple observador con ausencia de compromiso, ni dejar de cuestionar, cuando
fuera necesario, los actos del gobierno…..Los únicos “periodistas militantes”
que he conocido fueron los colegas
peronistas revolucionarios que elaboraron, con el dinero de los Montoneros, el
diario Noticias, en la década del sesenta (debió decir setenta). También, los
integrantes del ERP que publicaban el diario El Mundo, cuando se jugaba la
batalla por el cambio y la toma del poder.” Es llamativo que Muchnik, que sin
ser economista se dedicó al análisis económico teniendo aciertos significativos
con sus críticas certeras a la convertibilidad, como Licenciado en Historia no
advierta que está escribiendo en el diario que nació militante y que ha
mantenido esa línea imperturbable a lo largo de los 143 años de su longeva
existencia. Al autor de “Aquel periodismo” le sucede lo que los autores de
novelas policiales conocen hasta el hartazgo: el arma asesina debe estar a la
vista para permanecer oculta.
Un escritor prolífico, un
intelectual ex peronista reconvertido al mitrismo, Alvaro Abos, desde las
páginas ensangrentadas del matutino La Nación , donde columnistas y lectores escriben
antológicas cartas atiborradas de odio, advierte bajo el título “Cuidado con el
odio”: “El odio es un viento insidioso que envenena y fractura las sociedades.
El odio K ha producido grietas. Amigos, colegas, instituciones y grupos lo han
sufrido. La grieta ha alcanzado a familias, como la Darín. La sociedad está
dividida.”
Afortunadamente desde la izquierda
llegan las recetas salvadoras: Hermes Binner elogia a Ghana como modelo de
sociedad, porque allí, sostiene, rige la división de poderes. Victoria Donda desde Libres del Sur, hace proselitismo
hacia los sectores populares en las playas más aristocráticas de Mar del Plata,
exhibiendo su bien dotado cuerpo en compañía de Alfonso Prat Gay, el hombre de
las finanzas internacionales, ex funcionario del GP Morgan, proclamándose ambos
de centro izquierda. No es de extrañar en un país donde el último ex presidente
de facto de la autodenominada Revolución Argentina Alejandro Agustín Lanusse se
atribuyó esa adscripción después de haber sido cómplice de la Masacre de Trelew.
Entonces, ante su sorpresa, el Partido Comunista Revolucionario (PCR) lo
etiquetó como pro-soviético.
Hoy este partido en el mes de enero sufre una
fractura. Un sector ha decidido que ser revolucionario, propiciar la lucha de
clases, pero ser aliado de la
Sociedad Rural y de los pooles sojeros; haberse opuesto a la Resolución 125 y apoyar
a los caceroleros, es una contradicción tan notable que violenta la lógica más
elemental, sin necesidad de acudir a Marx, Engels, Mao o Trotsky. Los maestros
del marxismo no tienen la responsabilidad de los que sosteniendo ser sus
discípulos, usurpan y ensucian sus memorias. Marcelo Valko en su libro “ Los
indios invisibles del Malón de la
Paz ” escribe que “Alfredo Palacios, el primer diputado
socialista de América, saltaba de su banca del Congreso cada vez que Patrón
Costa era criticado por “chupasangre” y salía en defensa del buen nombre y
honor del ilustre magnate azucarero y político” (cita a la revista Ahora del 3-08-1946). Recordemos
que Patrón Costa fue “hacendado, ex senador y gobernador salteño, latifundista,
gran industrial azucarero, socio de la Standard Oil , acusado de las más oscuras prácticas
feudales”. El movimiento militar del 4 de junio de 1943 se realizó contra su
candidatura que hubiera terminado en la presidencia gracias al fraude
patriótico.
El jefe político de Victoria Donda,
el señor Humberto Tumini, que militó en el ERP, declaró a La Nación del 13 de enero:
“Queremos constituir una nueva mayoría en la ciudad con Prat Gay, Donda, Gil
Lavedra y Estenssoro.” Indudablemente, la revolución se ha extraviado y no se
pagará recompensa por el rescate de quienes dicen que la escrituraron a su
nombre.
El calor de veranos cada vez más
tórridos produce fantasías y espejismos. Hugo Moyano ha pasado a la política
partidaria y decide sostener todo lo contrario de lo que afirmaba hasta hace un
año. Su socio, el Momo Venegas, dirigente sindical de los peones rurales que es
apoyado por las patronales campestres, sostuvo en La Nación del 15 de diciembre:
“Tengo mucho para contar de la gran mujer que fue Isabel…….En la época de
Isabelita estaban los Montoneros, había guerrilla, pero Isabel firmó el acta
constitucional para eliminar la guerrilla. No es que nosotros dejamos que
proliferara la guerrilla. Isabel firmó un acta para que se terminara, para que
los guerrilleros depusieran sus armas a través de las Fuerzas Armadas. Hoy no
tenemos Fuerzas Armadas, no hay policías, no tenemos nada. Hoy no tenemos
guerrilleros, pero hay cosas peores. Si vos no podés salir a la calle, no podés
retirar 10.000 pesos de un banco, creo que es peor…Vos hoy no sabés si te
roban, si te han entregado; hoy nadie sabe nada…Vos te levantás un día y no
sabés si va a estar la
Presidenta , porque este es un gobierno que es un
desgobierno.”
Hasta el muy moderado ex Ministro de
Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, Roberto Lavagna, quince meses
después de las últimas elecciones, al mejor estilo apocalíptico de Elisa
Carrió, sostuvo que “hubo niveles de fraude altísimos en las dos últimas
elecciones.”
Precisamente la diputada chaqueña
que llegó a ser la principal figura de la oposición, hasta que sus desvaríos y
pronósticos incumplidos la castigaron en las elecciones del 23 de octubre del
2011, sigue pelándose con la realidad y con su propia trayectoria, que en los
últimos años discurre por los distintos medios del multimedios Clarín. Ahora
sostiene que “Nunca hice política por los medios”
Hasta el regreso de la Fragata Libertad
es vivida por la oposición con desagrado, temerosa de celebrar un éxito, y sólo
apuntan y se regodean con el posible error inicial del gobierno.
Es tiempo de verano. Un amplio
repertorio de fuegos artificiales en donde el frío político se combate con
declaraciones febriles y con calentamiento del dólar. Apenas una muestra de un
amplio repertorio, que no incluye por razones de espacio la inexpresividad
declarativa de Francisco de Narváez que se convierte en silencio profundo en el
Congreso donde cobra un sueldo de diputado, algunas caídas en el cholulismo
idiomático de la presidenta, el
castellano dificultoso de Mauricio Macri y sus declaraciones impúdicas, la
obediencia verbal de Daniel Scioli y sus tenues gestos de diferenciación, las
genuflexas afirmaciones de la diputada Diana Conti, las incertidumbres de
romper o no con su partido del intendente de Tigre Sergio Massa.
El verano y los medios banalizan la
política y la desprestigian con la complicidad de muchos políticos. Sería un
buen momento para discutir el plan de transportes, la descentralización del
mercado central por provincias y por barrios de las principales ciudades, una
reforma impositiva integral, los pasos necesarios a concretar para superar el
déficit energético, los borradores de una reforma impositiva integral, la
continuación de lo iniciado hace un año acerca de los subsidios que lleguen
discriminadamente sólo a los que los
necesiten. Apenas algunos temas de un menú amplio.
El gobierno, como siempre tomando
la iniciativa y la oposición con propuestas alternativas y no meramente como
comentarista crítico de los proyectos gubernamentales.
Tiempo
de verano. Que el agua llegue al tanque, para que no nos inunde la
intrascendencia.
19-01-2013
Hugo Presman. Todos los
derechos reservados. Para publicar citar fuente.
14 enero 2013
EL POPULISMO DESNUDA A LOS INTELECTUALES DEL SISTEMA
El establishment lo detesta. El imperialismo, en palabras de George W. Bush, lo ubicaba apenas un escalón por debajo del terrorismo. Los diarios del sistema lo descalifican por irracional y demagógico. Los gestores de negocios disfrazados de economistas lo consideran poco serio por tener la mala costumbre de distribuir hacia abajo cuando en su lógica lo único científico es distribuir hacia arriba.
Las
izquierdas latinoamericanas que no comprendieron la cuestión nacional de los
países dependientes o semicoloniales lo critican por sus limitaciones.
El
populismo sepultado en los 80 y 90 ha renacido desde hace una década, o un poco
más en algunos casos, después que durante el período neoliberal se ejercitara
la economía “científica”, el neoliberalismo salvaje, con libreto del Consenso
de Washington, con aplicación disciplinada de las recetas de los organismos
internacionales, con inspiración teórica de la Escuela de Chicago.
Si para John William Cooke, “el
peronismo fue el hecho maldito del país burgués”, hoy podría extenderse el
concepto sosteniendo que el populismo es
el fantasma que recorre la fragmentada nación latinoamericana y le arruina la
digestión al poder continental.
El
populismo desnuda a los intelectuales “progres”, a los pensadores
superficiales, a los periodistas que se consideran fiscales y protagonistas.
Los descoloca, los incomoda y como es tumultuoso, desordenado, poco
convencional en las formas, se quedan con la anécdota que los perturba,
mientras las transformaciones desaparecen de su ángulo de observación.
Para
ejemplificar lo afirmado, tomaré los casos del escritor y periodista de la
Nación Jorge Fernández Díaz, el escritor nicaragüense y ex vicepresidente de su
país Sergio Ramírez y el español licenciado en filosofía Fernando Savater.
JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ
Como
escritor ha producido buenos libros como “Mamá. Una historia íntima”,
“Fernández”, “La Logia de Cádiz”, “La hermandad del honor”, “Las mujeres más
solas del mundo” entre otros.
Su
exitosa carrera periodística transcurrió en lugares donde es difícil salir
indemne: fue subdirector de
dos productos de la abyecta editorial Atlántida: “Somos” y “Gente”; subdirector
del diario Perfil en su primera etapa, que tiene como slogan “Periodismo Puro”;
director de la revista Noticias de la misma editorial; secretario de redacción
del diario La Nación; director de ADN (suplemento cultural del diario); y acaba
de integrarse al equipo radial de Jorge Lanata en Radio Mitre, una de las
patrullas del periodismo militante del grupo Clarín. Intenta ser equilibrado,
pero con esa trayectoria y en esos medios su intento naufraga rápidamente. Su
discurso moralista lo realiza desde las páginas ensangrentadas de La Nación.
Hablar de republicanismo y división de poderes, de democracia y derechos
humanos, de ética y moral desde “La tribuna de doctrina”, es como predicar la virginidad en un prostíbulo. En su columna
editorial del domingo 6 de enero, bajo el título “Jugando a la revolución en
democracia”, escribió: “Néstor Kirchner, en presencia del periodista Martín Granovsky, quiso un
día ser didáctico y reveló con una mímica toda su estrategia. Fue cuando colocó
el canto de su mano cerca del borde de la mesa larga de reuniones, en su
despacho de la Casa Rosada. Escribe Granovsky: "¿Ves?, decía y movía la
mano para adelante y para atrás. A la Argentina se la puede gobernar si uno se
pone acá (el filo). Pero en el borde, ¿eh? Si te pasás y te caés del borde, eso
no es democracia. O te caíste solo y te quedaste sin la gente. Ahora, si no
trabajás en el borde no hacés nada. En este país para que las cosas mejoren un
poquito más hay que aplicar la misma
energía que poníamos cuando pensábamos que íbamos a hacer la revolución".
Es interesante ese equilibrio, porque le permitió correr los límites de
la política sin precipitarse en el autoritarismo. En cambio, este kirchnerismo
de segunda generación, que quiere realizar con el peronismo muchos de los
sueños que no pudo concretar a través del socialismo real, amenaza ahora ir por
todo y cruzar esa línea que Kirchner cuidaba.
Esos nuevos revolucionarios de café viven en Puerto Madero y pululan por
Palermo Hollywood. Debe de ser tan placentero posar como
"revolucionario" kirchnerista en Honduras y Fitz Roy. Allí me cruzo
siempre con funcionarios nacionales, orgullosos de encarnar sin riesgos la
épica del pueblo peronista. Que está muy lejos de esas calles, hundido en sus
trabajos mal pagos y luchando contra la inflación, o intentando vivir de la
dádiva oficial. Pero los funcionarios son pobristas vintage y andan por Palermo
sacando pecho y hablando de la revolución nacional. El otro día me detuve
frente a un restaurante cuyo nombre sintetiza esa nueva tilinguería
kirchnerista. "Chori and Wine", se llamaba. ¿No es precioso? ¿No es
al cristinato lo que la "pizza con champán" fue para el menemismo?
Para los militantes del "chori and wine" la palabra
"republicano", por la que murió mi abuelo en la Guerra Civil
Española, resulta vomitiva, sinónimo de despreciable, de contrarrevolucionario,
de decadente. La influencia de Laclau y de su esposa Chantal Mouffe, quienes
recomiendan "latinoamericanizar Europa" para salvarla y erigen desde
Londres a Venezuela como modelo mundial, sólo sirvió para certificar
académicamente un giro antidemocrático. Ese giro se hace en nombre de la
política, pero en realidad viene a devaluarla. Puesto que no puede concebirse
una política que no prevea alternancia, discusión interna, negociación y
parlamentarismo en serio. Ese sistema no es político sino hegemónico. "Un
sistema hegemónico de dominación", como describía al PRI Octavio Paz. El populismo llega precisamente para
destruir a la política y quitarle todo poder simbólico y concreto. Donde
un líder único tiene el monopolio del poder no hay política: hay obediencia y
militantismo seudorreligioso.”
Intentar ser progresista y republicano desde un puesto jerárquico en el
diario que apoyó todos los golpes de estado, que fue cómplice del terrorismo
estatal, cuyo fundador es el perpetrador del genocidio paraguayo y del
asesinato de caudillos populares, el diario que canjeó negocios por silencio y
es un deudor impositivo del Estado, es mucho más contrastante que “esos nuevos
revolucionarios de café viven en Puerto Madero y pululan por Palermo
Hollywood.”
El populismo en la medida que intenta un desarrollo capitalista con
mejoría sustancial de la distribución del ingreso, con legislación social
protectora para los sectores populares, con limitaciones del mercado por una
presencia mucho más activa y potente del Estado, con política exterior
soberana, con recuperación de resortes
fundamentales de la economía, pone a la política en primer plano. En la
medida que afecta intereses, divide a la sociedad y la politiza. Donde
Fernández Díaz ve destrucción porque no se respeta la hipocresía de los falsos
diálogos y consensos, hay un reverdecer
de la política.
Sus protagonistas suelen ser contradictorios, como los actores de todos los procesos históricos tumultuosos.
Las instituciones que invocan los que
nunca la han respetado, no son otra cosa
que la cristalización de una relación de fuerzas en un momento dado. Todo proceso de cambio implica que las
mismas reflejen la nueva relación de fuerzas. Sólo en sociedades en que un
sector de la misma ha obtenido un triunfo definitivo y tiene un proyecto que
incluye a la mayoría, han cristalizado las instituciones y las mismas no se
discuten. No es el caso de nuestro país donde hay un equilibrio inestable entre
dos modelos en pugna, uno de los cuales es el que defiende La Nación, vinculado
al modelo primario exportador prolongado
en el de rentabilidad financiera que impusieron la dictadura y el menemismo,
prolongado en el gobierno de la Alianza.
Cuando
Kirchner sostenía: “Ahora, si no trabajás en el borde no hacés nada.”, significa la
posibilidad de ir a lo máximo posible conforme a la relación de fuerzas de un proyecto reformista que no es una
revolución pero que es vivido como tal por los medios donde trabaja Fernández
Díaz y que insólitamente éste parece no darse cuenta, o simula hacerlo para no
tener que confrontar el discurso con la tribuna cloacal desde donde lo
hace. El periodista mitrista señala las
limitaciones del kirchnerismo, lo corre por izquierda, mientras que cada línea
editorial del diario o la radio se opone a todas las medidas transformadoras.
Cumple así Fernández Díaz el pretendido papel de ser la izquierda del diario
centenario, el equivalente al policía bueno de un interrogatorio ilegal, al
oxímoron de pretender ser algo así como el ala “progresista” del “Tea Party”
norteamericano.
Claro que hay farsantes e impostores dentro del kirchnerismo, pero a
pesar de ello la Argentina de hoy es muy diferente a la que La Nación apoyó y
que implosionó en el 2001.
Y si esa transformación fuera
insustancial, como intenta explicar el improvisado analista, su empleador
estaría apoyando al gobierno y no oponiéndose diariamente en forma pertinaz.
Los columnistas estrellas de La Nación hablan impúdicamente de ser
medios independientes, como contrapartida profesional del periodismo militante.
No hay periodismo más militante que el de La Nación a lo largo de sus 143 años,
al punto tal que uno de sus directivos Claudio Escribano llegó, el 5 de mayo
del 2003, a proponerle una serie de
medidas al presidente Néstor Kirchner,
que aún no había asumido, bajo el ultimátum que de no cumplirlo, la Argentina
se habría dado un presidente por un año. Nunca leí que el periodista
“independiente” Fernández Díaz se pronunciara sobre esta exteriorización de
periodismo profesional e independiente. Y es interesante consignar que el
santacruceño no aceptó ninguna de las imposiciones e hizo lo contrario.
Como un mal prestidigitador Fernández Díaz traslada el escenario a la
Guerra Civil Española y confunde los tantos. Aunque las comparaciones son
cuestionables, las posiciones del kirchnerismo hoy y del peronismo histórico
ayer, estaban mucho más cerca de las medidas adoptadas por la República
Española que de la propuesta monárquica de Franco.
Tendenciosamente o tal vez más grave por ignorancia, escribe: “Los
nacionalistas se decían a sí mismo "nacionales". Los "nacionales"
vencieron con las armas a los "republicanos", e impusieron un sistema
despótico con un líder absoluto. En la Argentina no estamos en presencia de un
franquismo izquierdista, ni de una dictadura militar. Pero las ideas fuerza que
chocan no son, al fin de cuentas, tan distintas. No importa si ahora los
ropajes son progresistas o marketineramente izquierdosos; cuando se lleva el
concepto "nacional" hasta las últimas consecuencias, cuando "se
va por todo", la República pierde como en la guerra.”
Nada hay de común entre los republicanos españoles y la bandera de “la
república en peligro” enarbolada por los que la han violado sistemáticamente.
Escribe el autor de Mamá: “La palabra "republicano", por la
que murió mi abuelo en la Guerra Civil Española, resulta vomitiva, sinónimo de
despreciable, de contrarrevolucionario, de decadente.” Tiene razón Fernández
Díaz, pero con una pequeña aclaración: dicha expresión resulta despreciable
enarbolada por medios y protagonistas políticos que sólo la recuerdan cuando las
mayorías populares tienen un gobierno
que las representen.
Es posible que al editorialista de La Nación haya proyectado en otro
periodista que no menciona, un espejo en el que se encuentra reflejado, cuando
dice: “Un periodista sin preparación política”.
SERGIO RAMÍREZ
El ex vicepresidente de la revolución sandinista, autor entre otras
novelas de “¿ Te dio miedo la sangre?” y “Margarita, está linda la mar”, reconvertido en columnista de La Nación de los
días sábados, escribió el 13 de enero: “Donde discrepo con el presidente
Mujica, a quien admiro, es en su juicio acerca del origen del caudillismo que
se basa en el apoyo de las fuerzas armadas y de las masas populares. Ese tipo
de caudillismo no nació en el Caribe revuelto, sino muy cerca de Uruguay, al
otro lado del río de la Plata, en la Argentina, con el advenimiento de la
figura del general Juan Domingo Perón, quien empieza a escalar posiciones de
poder a raíz del golpe de Estado de 1943, cuando convirtió una oscura
dependencia, el departamento de Trabajo, en su plataforma populista para
alcanzar su primera presidencia en 1946.
Las historias del general Perón y del coronel Chávez son muy parecidas.
Conspiraciones dentro del ejército, golpes de Estado, contragolpes, uno y otro
prisioneros, uno y otro sacados de la cárcel en medio del fervor popular,
elecciones y reelecciones; pero este artículo no trata de sus vidas paralelas,
sino del fenómeno del caudillismo populista, que nació en el Cono Sur y no en
las tradicionales repúblicas bananeras del Caribe, donde, claro, hubo en los
años de la Guerra Fría, y desde antes, numerosas dictaduras, pero los caudillos
eran de otro corte, Trujillo, Somoza, Batista, Pérez Jiménez. Era una fauna de
"hombres fuertes", según el eufemismo escogido entonces por la prensa
de los Estados Unidos para nombrarlos, que no escatimaban la represión más
violenta, asesinatos, cárcel, tortura, mientras Washington miraba hacia otro
lado. Todos provenían de golpes de Estado, y gozaban del apoyo de las fuerzas
armadas, pero no tenían arraigo en las masas, como Perón, y tampoco gobernaban
con la mano abierta para repartir dádivas, techos de lámina, bonos a los
empleados públicos, paquetes de alimentos, máquinas de coser, bicicletas,
sillas de ruedas, juguetes a los niños, vestidos de primera comunión, una
manera espuria de lograr la adhesión popular, que con el tiempo llega a rendir
óptimos frutos.”
Un poco más adelante y exhibiendo un desconocimiento inconcebible en
quien protagonizó un proceso revolucionario consignó: “La dádiva, como fundamento social y psicológico del populismo, la
inventó Perón junto con su esposa, Evita, en una Argentina entonces dueña de
recursos cuantiosos, con las reservas en oro más altas del mundo……..”
El peronismo histórico ha sido el populismo que llegó más lejos en sus
transformaciones. Sus avances en salud se anticiparon en más de una década a lo
que hizo más tarde Cuba. La legislación laboral, la dignidad concedida a los
trabajadores, su participación nunca igualada en la distribución del ingreso,
la política exterior soberana, la recuperación de los resortes básicos de la
economía, no fueron dádivas sino
expresiones concretas de una política revolucionaria en el marco de un
nacionalismo burgués.
La nota concluye con un acierto que es al mismo tiempo una medida de su
incomprensión de los populismos latinoamericanos: “Pero el peronismo como tal,
esa extraña amalgama de concurrencias ideológicas y sentimentales, y no pocas
veces esotéricas y religiosas, una devoción que se hereda de padres a hijos,
sigue vivo, como sin duda seguirá vivo por muchos años el chavismo, mientras
haya quien recuerde quién le regaló su primera bicicleta o su vestido de
primera comunión.”
Obviamente los necios e insensibles que nunca tuvieron necesidades ni
sufrieron hambre, no podrán comprender que aquellos que jamás tuvieron nada y
ni siquiera recibían las migajas del festín de los poderosos, mantengan
indeleble su agradecimiento eterno hacia quienes lo reconocieron y en el marco de políticas de reparación
social recibieron “su primera bicicleta o su vestido de primera comunión”.
FERNANDO SAVATER
Prolífico autor, tuvo su cuarto de hora en nuestro país durante el
menemismo. Es una mezcla potenciada y muy mejorada
de Jorge Bucay y Alejandro Rozichner. En esos años tuvieron inserción
sus libros “Etica para Amador” y “Política para Amador”.
En Clarín del 6 de enero y bajo el título de “El
populismo es una caricatura de la democracia” escribió: Algunos han dicho
–yo, sin ir más lejos- que el populismo
es la democracia de los ignorantes: añadamos, para ser justos, que es también la democracia de los
decepcionados .”
“El populismo es el sueño de
una democracia sin trabas ni remilgos, un sistema instantáneo en el que la
voluntad generosa y solidaria del pueblo se realizase sin interferencias. Pero
lo malo es que precisamente son las
trabas (es decir, los procedimientos, garantías y contrapoderes) los que
constituyen la democracia, mientras que la pretensión de que hay una sola
voluntad popular (y que por tanto lo que piense cada ciudadano es irrelevante o
nocivo salvo que coincida con ella) es la negación misma del sistema
democrático.”
“Actualmente las instituciones
democráticas dejan insatisfechos a los ciudadanos en bastantes países europeos
y por tanto el populismo gana terreno en
ellos, como viene ocurriendo una y otra vez en América latina.”
Savater no crítica al populismo
real sino que lo caricaturiza para luego embestir contra su falsificada
caracterización.
Por eso afirma: “…pretensión
de que hay una sola voluntad popular (y que por tanto lo que piense cada
ciudadano es irrelevante o nocivo salvo que coincida con ella) es la negación
misma del sistema democrático.” Al español le resulta incomprensible el
concepto de soberanía popular.
Como si fuera un gurú
económico sostiene: “Mientras continúe el desasosiego laboral y los recortes en
servicios públicos, la tentación populista seguirá activa. Y los ciudadanos
tendremos que acostumbrarnos a vivir en peores condiciones políticas.”
Irreductible a comprender lo
que sucede en su propio país, parece adherir a las políticas -no precisamente
populistas- que han llevado a la actual situación dramática con record de
desocupados.
EL POPULISMO DESNUDA A LOS
INTELECTUALES DEL SISTEMA
El progresismo de ciertos intelectuales queda
desnudo ante las políticas populistas y no hay fotoshop que mejore su imagen en
el espejo. Dos frases reflejan su anorexia
intelectual: una es la de Williams James, el hermano de Henry, autor éste
último, entre otras obras importantes de “Otra vuelta de tuerca” y “Las
bostonianas”: "Un gran número de personas imaginan que están
pensando,
cuando no hacen más que reordenar sus prejuicios."
Otra es la del escritor italiano
Cesare Pavese: “Hay momentos en la
historia que los que saben escribir no tienen nada que decir y los que tienen
algo que decir no saben escribir”
13-01-2013
Hugo Presman. Para publicar citar
fuentes. Todos los derechos reservados.