Hace frío en este invierno que recién comienza. Una mujer de porte elegante y cuya presencia impone respeto se sumerge en sus dolores. El almanaque señala que es el 24 de Junio de 1996. Busca un papel y birome. Dentro de 48 horas, un nieto que busca desde hace 18 años cumplirá esa edad. Le escribirá una carta. El titulo? Carta a mi nieto desaparecido. “ Hoy cumples 18 años .....y quiero contarte cosas que no sabes y expresarte sentimientos que no conoces “. Los recuerdos se entremezclan en la memoria. Se ve a sí misma cuando era directora de una escuela primaria, y su hija Laura, estudiante de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata. Entonces era solo Estela Barnes de Carlotto, preocupada por los riesgos de la militancia de su hija, integrante de una generación dispuesta a poner su vida al servicio de un cambio por una sociedad más justa. En esos años oscuros, la muerte circulaba libremente. En palabras de Mario Benedetti “ la vida era nada mas que un blanco móvil, cada noche siempre era una ausencia y cada despertar un desencuentro “. En Noviembre de 1977, Laura desaparece. Estela aun no sabía que su hija estaba embarazada. La familia se moviliza en su búsqueda. Habeas Hábeas y contactos políticos. A través de una compañera, hermana de Reynaldo Bignone, consigue una entrevista con este, en el Comando en Jefe del Ejercito. Los ojos se humedecen. Las imágenes conservan la crueldad de los años de plomo. El general la recibe con su arma sobre el escritorio, En una perorata inconexa no vacila en afirmarle que para él había que matarlos a todos y que mataban a todos. Lo único que le prometió era la entrega del cadáver de Laura. La esperanza volvió a renacer el 31 de diciembre de 1977. Estela y su marido recibieron una carta que decía que Laura estaba viva, bajo las fuerzas de seguridad. La ilusión de encontrarla amanecía con el inicio de 1978. Nunca olvidará la tarde del 17 del abril, cuando una mujer apareció en el negocio de su marido y les comentó que había compartido el lugar de detención con Laura. Estaba viva, embarazada de seis meses, el niño nacería en junio y alentó la posibilidad que al bebe lo dejaran en la Casa Cuna de La Plata. En mayo de l 78 ya tenía conciencia que su drama individual formaba parte de una tragedia colectiva. Pero aun no tenía dimensión de la perversión y crueldad de la dictadura criminal. Por eso, con las demás Abuelas de Plaza de Mayo, Estela tejía, con las hebras de la angustia y la esperanza, el ajuar para el nieto esperado. ¿ Cómo expresar en la carta esta búsqueda colectiva de tantos años?. “ Tus abuelos formamos parte de esa generación que asigna a cada fecha un valor especial y singular. El nacimiento de un nieto es una de esas fechas. El bautismo ( o no ), los primeros pasos, la comunión ( o no ), la caída del primer diente, el jardín de infantes, el delantal blanco y el pedido de: abuelita enséñame las tablas. Son momentos que trascienden. Por eso esta fecha, en que cumples 18 años pasará a ser especial y singular como todas las otras que no pudimos vivirlas contigo. Porque te robaron de los brazos de tu mamá Laura a las pocas horas de nacer, en un hospital militar, esposada, custodiada, para luego furtiva y arteramente robarte para un destino incierto“.
29 agosto 2012
UNA ABUELA ADMIRABLE
Hace frío en este invierno que recién comienza. Una mujer de porte elegante y cuya presencia impone respeto se sumerge en sus dolores. El almanaque señala que es el 24 de Junio de 1996. Busca un papel y birome. Dentro de 48 horas, un nieto que busca desde hace 18 años cumplirá esa edad. Le escribirá una carta. El titulo? Carta a mi nieto desaparecido. “ Hoy cumples 18 años .....y quiero contarte cosas que no sabes y expresarte sentimientos que no conoces “. Los recuerdos se entremezclan en la memoria. Se ve a sí misma cuando era directora de una escuela primaria, y su hija Laura, estudiante de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata. Entonces era solo Estela Barnes de Carlotto, preocupada por los riesgos de la militancia de su hija, integrante de una generación dispuesta a poner su vida al servicio de un cambio por una sociedad más justa. En esos años oscuros, la muerte circulaba libremente. En palabras de Mario Benedetti “ la vida era nada mas que un blanco móvil, cada noche siempre era una ausencia y cada despertar un desencuentro “. En Noviembre de 1977, Laura desaparece. Estela aun no sabía que su hija estaba embarazada. La familia se moviliza en su búsqueda. Habeas Hábeas y contactos políticos. A través de una compañera, hermana de Reynaldo Bignone, consigue una entrevista con este, en el Comando en Jefe del Ejercito. Los ojos se humedecen. Las imágenes conservan la crueldad de los años de plomo. El general la recibe con su arma sobre el escritorio, En una perorata inconexa no vacila en afirmarle que para él había que matarlos a todos y que mataban a todos. Lo único que le prometió era la entrega del cadáver de Laura. La esperanza volvió a renacer el 31 de diciembre de 1977. Estela y su marido recibieron una carta que decía que Laura estaba viva, bajo las fuerzas de seguridad. La ilusión de encontrarla amanecía con el inicio de 1978. Nunca olvidará la tarde del 17 del abril, cuando una mujer apareció en el negocio de su marido y les comentó que había compartido el lugar de detención con Laura. Estaba viva, embarazada de seis meses, el niño nacería en junio y alentó la posibilidad que al bebe lo dejaran en la Casa Cuna de La Plata. En mayo de l 78 ya tenía conciencia que su drama individual formaba parte de una tragedia colectiva. Pero aun no tenía dimensión de la perversión y crueldad de la dictadura criminal. Por eso, con las demás Abuelas de Plaza de Mayo, Estela tejía, con las hebras de la angustia y la esperanza, el ajuar para el nieto esperado. ¿ Cómo expresar en la carta esta búsqueda colectiva de tantos años?. “ Tus abuelos formamos parte de esa generación que asigna a cada fecha un valor especial y singular. El nacimiento de un nieto es una de esas fechas. El bautismo ( o no ), los primeros pasos, la comunión ( o no ), la caída del primer diente, el jardín de infantes, el delantal blanco y el pedido de: abuelita enséñame las tablas. Son momentos que trascienden. Por eso esta fecha, en que cumples 18 años pasará a ser especial y singular como todas las otras que no pudimos vivirlas contigo. Porque te robaron de los brazos de tu mamá Laura a las pocas horas de nacer, en un hospital militar, esposada, custodiada, para luego furtiva y arteramente robarte para un destino incierto“.
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