31 marzo 2011

Homenaje a Enrique Sous, por la Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez, en Marcos Paz.

“Este era el homenaje esperado, donde Enrique (Sous) vivió su infancia y adolescencia”, estas fueron algunas de las palabras de Amanda Petroff, esposa de Enrique, quien engroso la trágica lista de los 30 mil desaparecidos por la ultima dictadura militar. Fue una muy emotiva y gratificante charla entre los panelistas, el periodista Hugo Presman -que mucho tuvo que ver para exponer las historias de los desaparecidos de Marcos Paz-, Amanda Petroff y Maximiliano Sous esposa e hijo de Enrique, este último, hoy es el Director de Derechos Humanos y Organizaciones Sociales del municipio del Marcos Paz….VIDEO – HOMENAJE COMPLETO, DESC. PLACA Y ENTREVISTA A L. KUPERMAN, ADJUNTAMOS UNA HISTORIA DE AMOR DE H. PRESMAN,  al pie de esta nota.-

El evento estuvo organizado por la Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez, con la participación de jóvenes pertenecientes al programa Envión, la Dirección de Juventud  de este municipio, y los chicos internados en la “Colonia”, ellos, fueron quienes realizaron las preguntas y todas contestadas por los panelistas. La historia de amor entre Amanda y Enrique, contada en un relato periodístico por  Presman, fueron el disparador que utilizaron los docentes que motivo las inquietudes y preguntas de los chico.
Estaban presentes familiares de nuestros desaparecidos, la directora del Hogar Gutiérrez, Luciana Kuperman, la visedirectora, Adriana Ortega, la Dir. Nacional para adolescentes  infractores para la ley  Penal, Raquel Robles,  además de, docentes, del director administrativo de la Escuela Agrotécnica, con un grupo de alumnos, de la concejal Adriana Ruiz, la Secretaria de Desarrollo Humano y Ambiente Sustentable, Verónica Mc Loughlin, la Dir de Juventud de Marcos Paz, Victoria Lagos, también estuvo Ana María Rodriguez, Sria. Gral. del SUTEBA de Marcos Paz,  y vecinos, entre mucha gente en los que se reflejaba la emoción y  que colmaron el salón donde se realizo el homenaje.
Luego se descubrió una  placa para dejar el recuerdo del paso de Enrique Urbano Sous  por este lugar …
La Colonia por intermedio de su directora y de su equipo de trabajo, le sacaron el “velo” que cubría este lugar donde hoy cuenta con quince chicos judicializados, como les dijo Presman y Amanda Petroff,  “Sous, pudo saber aprovechar su oportunidad, ustedes solamente con su esfuerzo y estudiando podrán cambiar la historia de sus vidas, y estando hoy en esta “colonia”, ya es una buena oportunidad”. Enrique Sous, que fue docente soñaba con ser el Director de la Colonia…
Recorrimos parte de la “colonia”,  donde en su Museo se refleja gran parte de su historia, y “ENTREVISTA”, dialogo con Luciana Kuperman, en la puerta del teatro, que fue abierto especialmente para conocer la majestuosidad de este, que no tiene que envidiarle absolutamente nada a los que uno puede concurrir en la avenida Corrientes, con una diferencia,  la Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez, son ciento veintiséis hectáreas arboladas…
“ENTREVISTA”, único  medio presente pone a disposición un material fílmico que vale la pena ver y atesorar…



 
 
 








Enrique Sous  y Amanda Petroff – UNA HISTORIA DE AMOR
Porque lo imposible era certeza. Porque se debía y se podía. Porque queríamos vivir en primavera
Por eso ( María Morelli)


La segunda guerra mundial había concluido en el planeta y Europa intentaba exorcizar los fantasmas de la ignominia. Un cuadro de horrores incompatibles con la condición humana se entretejía con la dolorosa tareas de la reconstrucción. El nazismo, las bombas atómicas, los muertos, los mutilados, habían quedado atrás y se convertían en recuerdos y cicatrices de la memoria. Pero en medio de la destrucción y el horror, el amor se obstinaba en hacerse presente. Las tropas inglesas en camino hacia Alemania, pasaron por Bélgica. Y porque como dice Fito Paez “ el amor es más fuerte”, la vida engendró vida entre un soldado británico y una ciudadana belga. La joven escribió una carta comunicándole su embarazo a aquel muchacho que había logrado seducirla, pero el correo no encontró al destinatario. El oficial inglés había muerto. El 11 de marzo de 1946, nacía Enrique Urbano Sous. La posguerra, con su dureza y falta de perspectivas, inducen a la madre de Enrique a iniciar, con su hijo, un viaje hacia un lejano país sudamericano, donde viven unos primos. Es 1954, y el peronismo vive sus horas postreras. Argentina es un país orgulloso de si mismo con enfrentamientos políticos despiadados. Perón enviaba regalos a los niños pobres de Nueva York. Enrique y su madre se quedan en Buenos Aires. El primario lo cursa en la Escuela de los Hermanos Maristas de González Catán. Cuando llega la etapa del secundario, mientras su madre va a trabajar en una estancia de La Pampa, Enrique ingresa en Entre Ríos en la Escuela Agrícola. La rebeldía empezaba aflorar en el adolescente nacido en el país de los encajes, y se escapa del colegio. Cuando es encontrado, queda bajo la tutela de un juez de menores en el Instituto de Luján. Un día es trasladado a la Colonia Gutiérrez de Marcos Paz. Tiene ya 18 años y le permiten salir diariamente para cursar el cuarto año en el Colegio Nacional y Comercial Marcos Paz.
Beatriz Amanda Petroff era abanderada del Colegio de Hermanas. Su abuelo ruso se escapó de su país, para no hacer el servicio militar. A su mujer la conoció en el barco. Tuvieron tres varones y una mujer. Uno de esos hombres es Juan Petroff, el papá de Amanda. Juan se enamoró de Beatriz Oillataguerre, cuyos padres, con su inconfundible ascendencia vasca, tenían, como era inexorable, un tambo. Apostaron sus esperanzas, a uno de los primeros almacenes de ramos generales de Marcos Paz. En aquel pequeño pueblo del Oeste Bonaerense, Amanda iba a bailar los fines de semana a la Sociedad Italiana. Apenas tenía 14 años. Corría el año 1964. Proscripto Perón y el Peronismo, gobernaba el país un médico de Pergamino que durante muchos años fue médico en Cruz del Eje. Los caricaturistas de la época lo dibujaban dándole de comer a las palomas, o identificándolo como una tortuga. Su honestidad proverbial, sería reivindicada muchos años después, cuando esa virtud elemental pasó a ser un atributo exótico. Entre Enrique y Amanda, empezó a surgir una corriente de simpatía, que se convertiría en noviazgo, conforme a los parámetros rígidos de la época. Una relación difícil de perdurar, en el ambiente pueblerino. La hija de Juan Petroff, un comerciante de clase media próspera, con un joven marginal con algunos problemas de conducta. El romance se extendió entre julio y diciembre de 1964. Enrique recorría los 11 kilómetros, por el camino de tierra que separaban la Colonia Gutiérrez del Pueblo del Árbol. Lo hacía en un carro tirado por caballos. Pero el tiempo era escaso para los enamorados. Cuando el transporte a tracción a sangre lo tenía que trasladar nuevamente a La Colonia, una vez terminada la jornada escolar, Enrique se distraía y perdía el regreso. El banco de la Estación de Ferrocarril, ahí donde las sombras profundizaban la oscuridad, encontraba a la pareja en esas caricias y besos que el amor juvenil potencia. Gustavo Adolfo Bequer solía ingresar a través de sus poemas en las conversaciones cotidianas. Amanda sustraía comida de la heladera, de su casa, en complicidad con su hermana menor Graciela, para que Enrique tuviera algo para cenar, después de recorrer los once kilómetros del regreso en la oscuridad y muchas veces en el barro, cuando sus compañeros ya dormían. Al terminar cuarto año, a Enrique lo echan. El romance se interrumpe, con la alegría contenida de la familia Petroff, y del cura Wilmar O’ Loco que ponía sus mejores esfuerzos para frustrar el romance, desde su cargo de profesor de religión. El último año del secundario lo rinde libre en el Nacional Manuel Belgrano de Merlo. Se consigue una beca para estudiar Ingeniería Química en la Universidad de Buenos Aires y se traslada a la Capital Federal. Por la ley de probabilidades o por los misterios insondables que entrecruzan los caminos, también es becado un hermano de una amiga de Amanda. A través de él se entera que el rebelde, no la ha olvidado y que conserva una foto suya en su dormitorio de universitario. Cuando lo invade la nostalgia confiesa con una voz baja “ Un día voy a ir a golpearle la puerta al señor Petroff y voy a pedirle que Amanda se case conmigo”. Mientras sueña con la hija del comerciante, Enrique se va a vivir con una mujer que lo duplica en edad y que se constituye en su mecenas. Los años pasan y el almanaque marca el 25 de julio de 1968. Es el cumpleaños número dieciocho de Amanda Beatriz Petroff, que estudiaba en el Lenguas Vivas la carrera de profesora de inglés. Su amiga, Graciela Chaar le tiene preparado un regalo original, mientras en el país la dictadura de Onganía empieza a encontrar una oposición más orgánica en la CGT de Paseo Colón conducida por el dirigente gráfico, Raimundo Ongaro, cuyo memorable diario” la CGT de los argentinos” había salido el 1 de mayo de 1968, y cuyo histórico manifiesto fue escrito por el periodista Rodolfo Walsh. Graciela le dice :” Mi regalo lo tengo en casa, pero es tan grande que no lo puedo traer”. Cuando llegan a la casa de los Chaar, un Enrique radiante sale a su encuentro. Como lo había prometido tiempo atrás, ese mismo día le pidió la mano de Amanda a Don Juan Petroff. Trabajaba por entonces en el Laboratorio Carlo Erba.
Empieza el año 1970. La Argentina ha presenciado la insurrección popular del Cordobazo, que entierra las aspiraciones de Juan Carlos Onganía de permanecer dos décadas en el poder. Vastos sectores de la juventud se radicalizan, y sectores importantes de la clase media inician un proceso de acercamiento y comprensión del peronismo, Todo estaba en ebullición y efervescencia. La figura de Perón, el gran proscripto, se agiganta desde su exilio en Madrid. Los cambios llegan a todos los sectores al punto que Wilmar O’ Loco, se incorporó al movimiento de los curas tercermundistas. Enrique le lleva una tarjeta de participación. El 3 de enero de 1970 se casan Amanda y Enrique. Los novios entran juntos a la Iglesia. En el altar, los espera para realizar la ceremonia Wilmar O´Loco. Pero no aquel que se oponía desde una posición conservadora a la relación entre una señorita de clase media y un joven humilde. Desde su nueva visión de la sociedad y de Cristo, reconocía que nunca se puede luchar contra el amor. Amanda trabajaba entonces como maestra y era profesora de inglés del Colegio Nacional Marcos Paz. Enrique militaba en la juventud peronista, y Amanda en la Comisión de Cultura. En 1971, se van a Europa. Tal vez en busca de sus orígenes. En Bruselas, visitaron a los amigos de los abuelos, que conservaban cosas personales de la familia. Luego pasaron por Inglaterra, Holanda, Francia, e Italia. Unos años más tarde, llegan los hijos. Nicolás nace el 25 de diciembre de 1972 y Maximiliano Enrique, tres años más tarde, el 23 de diciembre de 1975. Enrique pasa por distintos laboratorios como Glaxo y Merck , y su actividad política la desarrolla como delegado de ATE entre los años 1974 y1976, cuando soñaba con ser Director de la Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez, el mismo establecimiento donde acunó sus sueños adolescentes, donde muchas noches se dormía sonriendo, después de robarle un beso a Amanda y caer rendido tras recorrer ciento diez cuadras. En su búsqueda de ingresos, fue distribuidor, para toda la zona oeste de los productos de Laboratorios Royal. El 24 de marzo de 1976 el país de despertó con marchas militares y comunicados. El invierno fue crudo y en el aire se dibujaba los perfiles de la muerte. En julio de 1976, se llevaron al Chango Aguilar y al Negro Guevara y las Fuerzas Conjuntas vinieron en la búsqueda de Enrique Sous en las primeras horas de ese día. La casualidad jugó a su favor, porque preocupado por el funcionamiento de su Citroen, salió antes de lo habitual por si tenía algún desperfecto. Cuando los intrusos se fueron, Amanda agarró a los chicos y corrió con la angustia atravesada en la garganta a la casa de Juan Takara que estaba a cuatro cuadras. Cuando golpeó la puerta, su mujer Norma le dijo que Juan había salido hacia la estación a tomar el tren que lo trasladaba al trabajo. Emprendió otra marcha desesperada y encontró a Juan en la estación, cuando el tren se acercaba. Agitada, le pidió que le comunicara a Enrique lo que había sucedido. Juan se encontró a almorzar con Enrique al mediodía de ese día. La incertidumbre fue el tercer invitado a ese encuentro. Dudas, cavilaciones, y la firme decisión de seguir adelante con la convicción de no haber cometido ningún delito. Era difícil imaginarse en ese invierno de 1976, que el horror había sacado ciudadanía argentina. Los meses siguientes transcurrieron con aparente normalidad, aunque no podía evitar la dolorosa e inquietante sensación de que era seguido. Había antecedentes para alarmarse. En 1977 se intensificaron las desapariciones y los trescientos cincuenta campos de concentración “trabajaron” las 24 horas, con sus esbirros demenciales. El 25 de marzo fue asesinado como tantos otros Rodolfo Walsh. Aquel que había escrito el 1 de mayo de 1968: “ El campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra”. Y había reafirmado el día de su muerte en “ Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar”:” El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva, lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martinez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron………lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades”. El 22 de febrero de 1977 había desaparecido Manuel Coria, un operario de la fábrica Metal Morón de esa localidad y luego corre la misma suerte, apenas dos meses más tarde, su hermana María que emprendió una desesperante búsqueda. El domingo 12 de junio, un grupo de quince militantes que respondían políticamente al hoy juez Eduardo Luis Duhalde fueron asesinados o desaparecidos en una casa quinta ubicada en Montesquieu y Alvear, cerca de la Capilla de Fátima y en distintos lugares del Gran Buenos Aires y la Capital Federal. Es el 17 de junio de 1977. Tal vez sumido en esos recuerdos se encuentra Enrique, preguntándose donde estaría en esos momentos Oscar Felipe Sánchez, el último intendente peronista, el amigo secuestrado la noche anterior, junto a Mirta Souza Pinto. El frío anticipa la llegada del invierno. Son las 0 horas, 15 minutos. El timbre es un rasguido en la quietud de la noche. Amanda se levanta inquieta y pregunta sobre quién llama a esa hora imprudente. Una voz destemplada grita “Fuerzas Conjuntas Abran o ametrallamos” Amanda abre. Los hombres armados hacen resonar sus armas y sus botas El mismo infierno se abate sobre el pequeño ambiente. Los gritos, los insultos, el terror ingresan a la casa de la calle Avellaneda al 1500. Cuando Enrique pide despedirse de Amanda se lo impiden. Lo arrastran hacía el exterior. La puerta es cerrada con violencia. Amanda está petrificada. De pronto un nuevo golpe en la puerta. Es Enrique que convenció a sus verdugos. Por la puerta entreabierta un beso sella la despedida. Un adiós que sería definitivo. Un beso arrancado a la muerte con el sabor de aquellos intercambiados en un banco de estación de ferrocarril. Veinticinco años más tarde, Mario Benedetti escribió estos versos que parecen describir la escena: “¿ Por qué será que uno fabrica sus recuerdos/ y luego los olvida?/¿ por qué será que uno procede de algún Dios/ para volverse ateo?/ ¿ por qué será que si beso tu beso/ me siento renovado?/ ¿ por qué será que me haces tanta falta?”. Al día siguiente, la barbarie se hace presente en la casa del contador Juan Takara, que trabajaba en la DGI, siendo un hombre de consulta permanente del gobierno municipal y en la de Olga Norma Souza Pinto, mientras era devuelta su hermana Mirta. Ambos ingresarán a las listas de detenidos- desaparecidos. Amanda empieza la búsqueda angustiosa. Recurre al Párroco Domingo J. Canegali, quien le dice: “ Hija mía, tenés que ir a la policía.” Las calles de la Ciudad del Árbol , fueron testigos mudos de una sociedad silenciosa con familiares desesperados. Después de una larga conversación, y cuando había logrado granjearse la confianza de las autoridades policiales, las mismas le confesaron a una Amanda perpleja: “ Encontrar a su marido es como ubicar un clavo en el Río de la Plata”. Y con voz queda agregó: “No intervino la policía porque pidieron zona liberada”. Han pasado veinticuatro años. El tiempo se ha llenado de ausencias. La desaparición de personas conocida en el mundo como “ la muerte argentina”, encoge el presente con la presencia viva del pasado. No hay una tumba donde poner una flor, un espacio para mitigar el dolor. Esta historia de amor, en un tiempo tormentoso, con un cielo de ideales y utopías, no está cerrada. Sólo la justicia puede ponerle un punto final. Pero al cabo de un cuarto de siglo, la historia empieza a reparar la soledad con que fueron aislados los familiares de las víctimas, y reivindicar a quienes fueron asesinados sin juicio y sin derecho de defensa, sacrificados en un plan criminal del cual ha perdurado entre otras cosas su orientación económica y la concentración de ingresos y riquezas de sus beneficiarios. A pesar de todo, la esperanza es difícil de ahuyentar, y como dice Pascual Guido Spinelli: “ Si todos juntos fuimos primavera/ sospecha mi tristeza y sabe tu alegría/ que más tarde inexorablemente/ llegará el verano”. O como afirma Mario Benedetti “ Y no quiero olvidarlos/ porque la vida es una/ y olvidada no sirve/ para nada.”

Hugo Presman


Y NO QUEREMOS OLVIDARLOS A : Manuel Cirilo Coria, María Josefa Coria, Juan Takara, Enrique Urbano Sous, Oscar Felipe Sanchez, Olga Norma Souza Pinto, José Voloch, Haroldo Logiurato, Fabián Logiurato, Luis Logiurato, Liliana Galetti, Héctor Bellingieri, Carlos Arias, Gloria Vainstein, Ignacio Ikonicoff, María Bedoyan, Blanca Altman, Gustavo Varela, Virginia Allende, José Tocco, Julio Issauralde.


23-03-2001
Extraído de la pagina  web www.marcospaz.com.ar , dirigida por el periodista  Bernardo Elffman y el ecologista Carlos Vicente.

30 marzo 2011

ALGUNAS COSAS CLARAS


Parece reiterativo afirmar, pero no por ello ocioso, que el multimedios Clarín tiene empresas que abarcan a la mayor parte de las áreas económicas, lo que vuelve vidrioso  determinar cuándo hace periodismo- pocas veces- y cuándo bajo esa envoltura defiende sus intereses y presiona para obtener beneficios.
Que a pesar de ello no tiene empacho en sostener que practica “periodismo independiente”. 
Que es poseedor de entre 240 y 260 medios en todo el país.
Que fue cómplice de la dictadura establishment- militar canjeando el silencio ante las atrocidades que se perpetraban, obtuvo el monopolio de Papel Prensa junto al diario La Nación. El papel es el principal insumo de un diario, por  lo  que el monopolio le permitió una posición dominante en el mercado lo que llevó al cierre y/o caída de la tirada de otros competidores y a la compra de muchos diarios en todo el país. La misma política adoptó con relación a la televisión por cable y a través del monopolio del  fútbol comprar numerosos prestadores de videocable de todo el país.
Que hay acusaciones de que los dos principales diarios del país obtuvieron el oligopolio de Papel Prensa en las mazmorras de la dictadura establishment- militar. Si finalmente se comprueba esta acusación, “el gran diario argentino” debería reemplazar el logotipo del hombre con el clarín por otro con la picana en la mano. 
Que en el diario Clarín no se permite la representación gremial, mientras la pregona en forma general.
Que su fundador Roberto Noble, de simpatías hacia el fascismo y luego hacia el desarrollismo,  y quien fuera autor de la ley de propiedad intelectual, resulta hoy negada en el diario que fundó, obligando a  los fotógrafos que trabajan en ese medio, a ceder la propiedad de su trabajo.
Que Clarín actúa como un partido político y cuando se le responde se parapeta detrás de la libertad de prensa.
Que el multimedio se niega a cumplir la ley de medios audiovisuales, no respetando incluso la disposición de la justicia sobre la grilla de canales.  
Que la viuda del fundador y principal accionista, Ernestina Herrera de Noble, está escamoteando desde hace 9 años mediante un ejército de abogados, la prueba para acreditar la verdadera identidad de sus hijos adoptivos, lo que podría llevarla a la cárcel.  
Que Héctor Magnetto, el mentor de su gran desarrollo oligopólico, se pavonea de “poner y sacar presidentes”, de considerar que los presidentes elegidos democráticamente ejercen “un puesto menor”, y que no hay gobierno capaz de soportar diez tapas contrarias de Clarín.
Que me solidarizo con todos los trabajadores del multimedio que son amordazados por sus dueños ante el silencio cómplice de todos los “medios independientes”, de políticos temerosos de enemistarse con el principal multimedios y ser ignorados por cámaras y micrófonos,  y por  periodistas “independientes” del gobierno pero arrodillados ante el poder económico.
Que  no está en peligro la libertad de prensa como expresan el coro de voces articuladas o coincidentes con los grandes medios.
Que me solidarizo con todos los trabajadores del multimedio que son amordazados por sus dueños ante el silencio cómplice de todos los “medios independientes”, de políticos temerosos de enemistarse con el principal multimedios y ser ignorados por cámaras y micrófonos,  y por  periodistas “independientes” del gobierno pero arrodillados ante el poder económico.
Que  no está en peligro la libertad de prensa como expresan el coro de voces articuladas o coincidentes con los grandes medios.
Que me solidarizo con todos los trabajadores del multimedio que son amordazados por sus dueños ante el silencio cómplice de todos los “medios independientes”, de políticos temerosos de enemistarse con el principal multimedios y ser ignorados por cámaras y micrófonos,  y por  periodistas “independientes” del gobierno pero arrodillados ante el poder económico.
Que  no está en peligro la libertad de prensa como expresan el coro de voces articuladas o coincidentes con los grandes medios.

Que los opositores, desde el PRO a Proyecto Sur,  expresan su incondicionalidad hacia el grupo periodístico hegemónico, sin el menor señalamiento crítico, en una nueva exhibición de sus relaciones carnales. 
Que una vez expresadas todas estas aclaraciones, sin las cuales se es funcional al grupo dominante, vale aclarar que el conflicto gremial en curso es de larga data y debió resolverse en la órbita del Ministerio de Trabajo.
Que impedir la salida del diario, es transformar al victimario en víctima y contradictoriamente  invisibilizar los reclamos gremiales en este escenario.
Que hay medidas como la que fue implementada que termina yendo contra los que la ejecutan.
Que no alcanza con que los trabajadores tengan razón, sino que los medios que se adoptan deben ir en consonancia con ese propósito.
Que el gobierno debe cumplir con las resoluciones de la justicia, primero porque es lo que corresponde, y segundo para tener autoridad de exigírselos a los ciudadanos y a las sociedades.
Que impedir la distribución de Clarín no corresponde y además es contraproducente.  Posiblemente sea similar a lo que dijo Charles Maurice de Talleyrand, ante la ejecución de Louis Antoine Henri de Bourbon-Condé, duque de Enghien por el ejército napoleónico: “Es peor que un crimen, es un error”.
Pero ante el coro uniforme de políticos, empresarios, periodistas alineados incondicionalmente con el grupo hegemónico que omiten todos los delitos y aberraciones del “gran diario argentino”   y que silencian las luchas gremiales y la prohibición de representación gremial, conviene recordar las palabras de Malcolm X: "Si no estás prevenido ante los medios de comunicación te harán amar al opresor y odiar al oprimido."

28-03-2011     
TODOS LOS LOS DERECHOS RESERVADOS . Hugo Presman.  
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24 marzo 2011

LA DERROTA Y SUS LECCIONES

A 35 años del 24 de marzo



Treinta y cinco años no son nada en la historia de un país y casi el 50% de la vida humana promedio. El 24 de marzo de 1976 implica el recuerdo doloroso del ingreso al horror, el día inicial que profundizó los años de plomo. La noche y niebla vernácula. El intento criminal de establecer un nuevo modelo económico implantado con tracción a sangre. El puntapié inicial de una enorme derrota cuyas consecuencias persisten en la vida cotidiana. El propósito eficaz de liquidar un modelo económico arrasando con las posibilidades de resistencia, para lo cual había que terminar con los delegados gremiales combativos, luchadores sociales, estudiantes radicalizados, jóvenes con inquietudes sociales, guerrilleros, simpatizantes, sospechosos de serlo, aplicando la metodología del asesinato encubierto baja la tenebrosa figura del “desaparecido”. El Estado se convirtió en terrorista, aplicando el secuestro y la tortura sistemáticos, y su justicia, sin posibilidades de defensa, se impartía en las mazmorras de los campos de concentración. Las sentencias eran cumplidas sepultando a los condenados en tumbas colectivas, quemando en otras los cadáveres o arrojándolos vivos al mar o al Río de la Plata.
Cualquier persona medianamente informada sabía que en caso de golpe, el futuro sería tenebroso. Circulaba un rumor que tenía envergadura de certeza: en el horizonte se avizoraba una réplica del pinochetazo, cuyas atrocidades eran ampliamente conocidas de este lado de la cordillera. El golpe se anunció con precisión matemática, noventa días antes de perpetrarse el asalto nocturno. Lo hizo Jorge Rafael Videla, desde Tucumán, en la Nochebuena de 1975. Con el mismo desparpajo, en una sociedad que había devaluado el valor de la vida, el futuro carnicero adelantó el 10 de octubre de 1975, desde Montevideo: “Si es preciso, en la Argentina deberán morir todas las personas que sean necesarias para lograr la paz del país”.

Los asesinos ejecutarían con precisión, luego del 24 de marzo, sus pronósticos y advertencias.


ANTES DEL 24 DE MARZO


La Argentina añorada por los sectores conservadores del país es la que se extiende entre 1880 y 1930. Esa especie de Arabia Saudita agropecuaria, con ganaderos que tiraban manteca al techo en París (y peones famélicos), que viajaban en barco a Europa acompañados de una vaca para alimentar con leche fresca a sus párvulos. En la ciudad que vale mucho más que una misa, se decía “Tan rico como un argentino”. Esa oligarquía era librecambista, anti industrial, xenófoba, capitalista, pero no burguesa, en la medida que no reinvertía el excedente; era profundamente dependiente de Inglaterra en lo económico y de Francia en lo cultural. Las crisis del capitalismo mundial (la primera guerra mundial, el crack de 1929) les obligó a adoptar medidas proteccionistas que les repugnaban desde el punto de vista ideológico. Demostrando un enorme pragmatismo no vacilaron en aplicarlas.
A la vera, entonces, de sucesos mundiales que no podían manejar, nació una incipiente industria de sustitución de importaciones. Con ella llegaron dos nuevos actores: una burguesía nacional endeble, ideológicamente alineada a la oligarquía, sin un proyecto integral de país; y una nueva clase obrera surgida de las inmigraciones internas. Perón consolidó el modelo, y al tiempo que realizaba una notable redistribución de ingresos, integraba a la clase obrera, fortificaba la industria con transferencias de ingresos del sector agropecuario y realizaba la política de una burguesía nacional cuya miopía le llevaba en franjas importantes a oponerse, irritados por la legislación laboral y por los límites al derecho de propiedad que le imponía el delegado obrero. Todo ello fue posible por la existencia de un Estado poderoso que actuaba como redistribuidor y mediaba en los conflictos.

Desde el 16 de septiembre de 1955 se intentó desmantelar este modelo. Que no se iban a reparar en los medios, quedó claramente reflejado en el bombardeo a Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955.
Los que se presentaban como democráticos, la oligarquía, sectores importantes de la burguesía nacional y sectores mayoritarios de la clase media y de las fuerzas armadas, no podían resolver la cuadratura del círculo: llamar a elecciones y que no ganara el peronismo.
El golpe del 28 de junio de 1966 fue otro intento serio de desmantelamiento del modelo, especulando con un gobierno a veinte años, período en que se suponía que la muerte acabaría con Perón exiliado en España. La intervención de la Universidad radicalizó a los estudiantes que fueron desalojados de su isla democrática. El cierre de los ingenios convirtió a Tucumán en un polvorín. Eran dos de los focos de conflicto que las torpezas de Onganía en representación de las Fuerzas Armadas potenció a niveles superlativos.
La destrucción del modelo de sustitución de importaciones tenía dos limitaciones importantes: las Fuerzas Armadas penetradas por el liberalismo las cuales conservaban fuertemente arraigada, la convicción que muchas empresas estatales era funcionales a la seguridad nacional y se oponían a la privatización. El otro bastión de resistencia eran las organizaciones sindicales.


La confluencia de los obreros mejores pagos de Córdoba con los estudiantes universitarios y la mayoría de la población cordobesa terminó con Onganía y mandó a la autodenominada Revolución Argentina a terapia intensiva. A Roberto Levingston lo desplazó un segundo cordobazo. Lanusse, su sucesor, intentó negociar con Perón en una partida de ajedrez histórica que concluyó con su amplia derrota. El país había cambiado. Manifestaciones inscriptas en una excepcional politización, traducidas en una sucesión de “azos”: “rosariazo”, “mendozaso”, “rocazo”, junto con la aparición de organizaciones guerrilleras, concluyeron en el triunfo de la fórmula Cámpora- Solano Lima. Alejandro Agustín Lanusse sólo pudo proscribir a Perón, por la cláusula de residencia, situación que se solucionó en las elecciones del 23 de septiembre.
El período que va del 25 de mayo de 1973 al 1 de julio de 1974, es el último intento de mantener la equidad en la distribución y la integración social en la sociedad más desarrollada y culta de América Latina.
El modelo de sustitución de importaciones exteriorizaba considerables grados de agotamiento. La capacidad productiva no acompañaba el proceso distributivo. La sociedad se había vuelto compleja, las tensiones sociales se agudizaron, los movimientos guerrilleros se convirtieron en patrullas perdidas y aisladas. La muerte de Perón marcó el final de la época iniciada en 1945.


LA PENDIENTE HACIA LA CATÁSTROFE


La violencia y los muertos se acumularon en un conflicto demencial entre La Triple A organizada por López Rega y las organizaciones guerrilleras. El gobierno de Isabel, en medio de un país que se incendiaba en una lucha por la distribución del ingreso, sancionó la Ley de Contrato de Trabajo y nacionalizó las bocas de expendio de los combustibles. A su vez, jaqueada por el establishment, implementaba la política exigida por este, mediante el Rodrigazo. La resistencia de los sindicatos y de la población en general, terminó con Rodrigo y López Rega. El Operativo Independencia para terminar con el foco guerrillero de Tucumán, adelantaría los métodos futuros: la escuelita de Famaillá sería el primer campo de concentración.


La clase media se espantó por la violencia y el desorden que se traducía en la violencia política, en la disparada de precios y el desabastecimiento. La ineptitud de Isabel acentuaba el cuadro. Sin embargo no sería derrocada por los numerosos defectos de su gobierno, sino por sus escasas virtudes y por el remanente de soberanía popular que representaba.


Durante este período se produjeron mil seiscientos asesinatos políticos.


El fantasma de control de los movimientos guerrilleros que se esgrimía en febrero de 1976 era falso. La guerrilla estaba militarmente derrotada al 24 de marzo luego de haberse auto aislado políticamente. En 1998 esta afirmación fue confirmada por Wayne Smith agregado de la Embajada Norteamericana en nuestro país en aquellos años, quien sostuvo: “La embajada jamás consideró que había una gran amenaza terrorista. Los militares argentinos eran quienes pensaban que estaban librando la primera batalla de la tercera guerra mundial. Para mi eso siempre fue una tontería”. Y de esto la Embajada Norteamericana sabe bastante. Horacio Verbitsky publicó en Página 12, el 4-12-2003, documentos desclasificados del Departamento de Estado: “El 7 de octubre, (1976) Guzzetti visitó a Kissinger en su suite del Waldorf Astoria de Nueva York. El clima fue de abierta camaradería y el embajador argentino ante las Naciones Unidas, Carlos Ortiz de Rosas, opinó incluso sobre el proceso electoral estadounidense, en favor de Ford y en contra de Carter. Kissinger criticó la posición de Carter, quien en un debate con Ford había objetado la ayuda de Estados Unidos a Arabia Saudita e Irán y se dirigió a Guzzetti en forma jocosa: “Tienen suerte que no mencionó a la Argentina. Ya los va a agarrar en el próximo debate. El consuelo es que sólo faltan tres semanas” (para las elecciones del 2 de noviembre). La trascripción del Departamento de Estado acota “Risas”. Guzzetti aprovechó para pasar su mensaje: “Recordará usted nuestra reunión en Santiago. En los últimos cuatro meses nuestra lucha ha tenido muy buenos resultados. Las organizaciones terroristas han sido desarticuladas. Si las cosas siguen en el mismo sentido, antes de fin de año habrá pasado el peligro. Siempre habrá intentos aislados, por supuesto”. Kissinger preguntó si para la próxima primavera boreal, que empieza a fin de marzo, todo habría terminado. Guzzetti le respondió que ello ocurriría “antes de fin de año”. La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas estableció que la mitad de los detenidos-desaparecidos fueron secuestrados después de esa fecha. Esto ratifica que la represión clandestina se abatió sobre un alto número de personas que no participaban en las organizaciones armadas, de acuerdo con la consigna del general Ibérico Saint Jean: “Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, luego a los indiferentes y por último a los tímidos”.


VOCES DEL 23 DE MARZO DE 1976


“Es inminente el final, todo está dicho”: titulo catástrofe del diario La Razón


“La culminación de un Proceso”: título interior Diario Clarín


“Mañana volveremos a encontrarnos con la presidente y el gabinete. Para mi todo es normal. El gobierno no se negocia. No es cierto que haya ultimátum. ¡Juéguense por nosotros! ¡Pagamos dos con diez!”: Dirigente metalúrgico Lorenzo Miguel.


El director del Cronista Comercial, el actualmente desaparecido Rafael Perrota, le advirtió a uno de los secretarios de redacción, el autor teatral Roberto Cossa, según cuenta Alberto 
Dearriba en su libro “El Golpe”: “Ustedes no tienen idea de lo que va a pasar en este país”.


“La posición de Estados Unidos es que éste debe ser el golpe más civilizado y mejor planeado de la historia argentina.” Embajador norteamericano Robert Hill. Cita extraída del libro del periodista Vicente Muleiro en su libro “1976 El golpe civil”


“Señora, las Fuerzas Armadas han decidido tomar el control político del país y usted queda arrestada” General Villareal. “Correrán ríos de sangre cuando el pueblo se entere y salga a defenderme” Isabel Perón.


VOCES POSTERIORES AL 24 DE MARZO


“Solo los corruptos, los criminales y los subversivos, tendrán que temer a la nueva autoridad”: comunicado oficial


“Un terrorista no es sólo el portador de una bomba o una pistola, sino también quien difunde ideas contrarias a la civilización cristiana y occidental”: Videla a The Times 4-01-1978


“Las guerras sucias nunca se pelean con guantes blancos....Hemos usado con los terroristas los mismos métodos drásticos que ellos habían empleado”: Alfredo Martínez de Hoz (extraído de Martín Andersen “Dossier Secreto: El mito de la Guerra Sucia”)


“Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a los simpatizantes, luego a los indiferentes; y por último a los tímidos”: General Ibérico Saint Jean, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Mayo de 1977.


“En la Perla, los subversivos estaban ahí para resguardarse de sus pares”: Luciano Benjamín Menéndez - Revista Gente 15-03-1984 .


“Los vuelos fueron comunicados oficialmente por Mendía (vicealmirante de la Armada), pocos días después del golpe militar de marzo de 1976. Se informó que el procedimiento para el manejo de los subversivos en la Armada sería sin uniforme y usando zapatillas, jeans y remeras. Explicó que en la Armada no se fusilarían subversivos ya que no querían tener los problemas sufridos por Franco en España y Pinochet en Chile. Tampoco “se podía ir contra el Papa” pero se consultó a la jerarquía eclesiástica y se adoptó un método que la Iglesia consideraba cristiano, o sea que la gente despega de un vuelo y no llega a destino.


Ante las dudas de algunos marinos, se aclaró que “se tiraría a los subversivos en pleno vuelo”. Después de los vuelos, los capellanes nos trataban de consolar recordando un precepto bíblico que habla de separar la hierba mala del trigal”: Arrepentido Adolfo Scilingo


“Entre esos cinco mil desaparecidos, puede haber errores. Aquí libramos una guerra y para vencer hubo que adoptar medidas drásticas. Quizás nos equivocamos, pero al final, y eso es lo que importa, vencimos”: General Ramón Camps a la revista La Semana enero de 1984.


“Tengo la sensación de que finalmente la Argentina tiene un régimen que comprende el sistema de empresa privada”: David Rockefeller


“Martínez de Hoz es el arquitecto de lo que puede llegar a ser una de las recuperaciones económicas más destacadas de la historia moderna”: Ronald Reagan.


“El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron. Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo….. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada… Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas. Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.” Rodolfo Walsh Carta Abierta a la Junta Militar 24-03-1977


LA DERROTA Y SUS LECCIONES


Un Perón viejo y enfermo, intentó -y durante su presidencia lo consiguió en gran medida-, contener una sociedad de elevada confrontación. El avance de masas fue decayendo. Su muerte desató una lucha que espantó a la clase media que se sumó decididamente al golpe. Los sectores económicos lo propulsaron en forma casi unánime para que cumpliera las tareas inconclusas de 1955 y 1966. Los Montoneros cometieron un grueso error de apreciación política y se fabricaron un Perón inexistente, soñándolo socialista. Sus padres, gorilas, lo habían denostado por fascista. El paso a la clandestinidad en septiembre de 1974, hoy ha sido reconocido como una equivocación trágica por algunos de los dirigentes montoneros sobrevivientes.
Se enfrentaron a Perón el 1º de mayo de 1974, siguiendo un mal diagnóstico, a sesenta días de su muerte. Antes lo habían provocado con el absurdo asesinato de José Rucci, a dos días de haber triunfado la fórmula Perón- Perón con el 62,7 % de los votos.
A medida que los fierros reemplazaban a la política, se sumergían en un aislamiento político y se convertían en una banda armada. Interiormente, los dirigentes más lúcidos políticamente eran relegados por los que manejaban mejor y más audazmente las armas. Sobrestimaron sus fuerzas, creyendo erróneamente que podían enfrentar en igualdad de condiciones a un ejército. La consigna de “cuanto peor, mejor” fue funcional a los intereses de los golpistas.
Esta vez el asalto al gobierno no tendría limitaciones en los medios utilizados. Como bien dice Pilar Calveiro en “ Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los 70”: “Era necesario emprender una operación de “cirugía mayor”, así la llamaron. Los campos de concentración fueron el quirófano, donde se llevó a cabo dicha cirugía; también fueron, sin duda, el campo de prueba de una nueva sociedad ordenada, controlada y, sobre todo aterrada”.
A treinta y cinco años de estos hechos, es importante cambiar el ángulo de análisis. Las Fuerzas Armadas no pusieron a José Alfredo Martínez de Hoz. Fue el bloque de intereses económicos que representaba Martínez de Hoz el que colocó a Videla de Presidente. Fueron los inspiradores intelectuales de las atrocidades cometidas por las Fuerzas Armadas. Los que usufructuaron los negocios, el desmantelamiento industrial, los que configuraron la Patria Financiera. Los que hipotecaron el país, dejando con la deuda externa, un ejército de ocupación que colocó una soga al cuello del país. A cambio, el dólar barato le permitió a gruesas franjas de las clases medias creer que accedían al primer mundo, aunque más no sea, en su condición de turistas.

Los ejecutores de la masacre fueron juzgados y su poder político quedó reducido a cenizas. Los autores intelectuales permanecieron detrás de la escena y nunca los alcanzó ni la justicia ni el juicio público. Por eso su poder continúa incólume. Se subieron al gobierno de Alfonsín, al que le estalló en las manos los retazos del modelo de sustitución de importaciones, inmovilizado por sus limitaciones, sus ingenuidades y un estado anémico y gordo corroído por la Patria Contratista.
La hiperinflación disciplinó a una sociedad que en sus genes le habían inoculado el miedo a la política, como instrumento modificador de la sociedad y los comportamientos sociales. Con Menem y Cavallo, se completaría, ahora con apoyo popular, todo lo que en economía dejó pendiente la dictadura criminal. Se aplicaría nuevamente “cirugía mayor, sin anestesia”.
Así en 1995, a cuarenta años de la Revolución Libertadora, se completaba la liquidación del modelo de sustitución de importaciones y se descuartizaba el Estado de Bienestar. Se archivaba el desarrollo industrial y con ello se reducía considerablemente “el monstruo que anidaba en sus entrañas”: la clase obrera.
Los ganadores siguen siendo los mismos, con beneficiarios alternativos dentro del bloque dominante.
El modelo de economía abierta, privatizaciones, empate monetario, reducción liliputiense del Estado, el mercado como distribuidor de ingresos, se agotó en una década, y concluyó en la mayor crisis económica de la historia argentina, que ha modelado una sociedad Belindia, con desigualdades desgarradoras y un alto grado de fragmentación social.
El costo infinito de la destrucción de un modelo y su reemplazo por otro depredador, queda reflejado con nitidez en el PBI per cápita: el del 2005 fue igual al de 1975.
Muchos de los integrantes del elenco estable del establishment hoy agachan la cabeza con Cristina Fernández (como lo hicieran con el desaparecido Néstor Kirchner), mientras sus bolsillos engordan desmesuradamente. Sin embargo, no les gusta ni el trato ni su discurso y esperan, pacientes, el momento de presentarle las facturas.
La dictadura criminal triunfó ampliamente y muchos de sus valores deleznables se incorporaron a la vida cotidiana. La mano dura, el desprecio hacia el otro, la discriminación, el miedo, la peregrina aseveración que defender la aplicación de la justicia para el que delinque es estar a favor de los delincuentes, la idea que los problemas sociales y de seguridad se los combate con el endurecimiento de las penas del código penal, la prefiguración de un orden basado en los silencios y la obediencia, el denuesto de la protesta. El privilegiar al consumidor sobre el ciudadano, y luego llevarlo a la condición de desocupado con lo que se redondea una exclusión total. La concepción que el derrotado en el mercado es alguien que merece su suerte y debe ser abandonado como exteriorización de su fracaso. El haber dejado como Caballo de Troya la deuda externa y los planes económicos de devastación y hambre, que vaciaron la democracia y pulverizaron las representaciones políticas. Una democracia edificada sobre una derrota bélica.
A treinta años y cinco años de esta tragedia, de la que posiblemente la mayor parte de la sociedad fue cómplice y víctima, el debate de los años de plomo se presenta como imprescindible. El mismo debe incluir los groseros errores del campo popular. Lentamente, se ha ido exponiendo la militancia de muchos desaparecidos, dejando de presentarlos como desaparecidos “apolíticos”. Su adscripción política permite colocarlo en la verdadera categoría de luchadores políticos y por lo tanto sujetos a una revisión de los métodos y fines que persiguieron y utilizaron.
Si estas líneas sirven como un disparador para ese debate, su escritura se habrá justificado.






La presente nota fue publicada el 20 de marzo del 2006, cuando se cumplieron 30 años del golpe establishment-militar. Se la reproduce, cambiando la cantidad de años transcurridos y con alguna actualización y agregado marginal.
24-03-2011








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22 marzo 2011

UN GRITO SILENCIOSO




Limpian las casas. Cuidan a los hijos de sus empleadores. Cocinan. Meten sus manos en el inodoro para que brille, planchan la ropa, riegan las plantas. Se las denomina empleadas domésticas, siervas, sirvientas, mucamas, shikse, muchachas. Tienen  un régimen especial, lejos de los derechos de los trabajadores amparados por la ley de contrato de trabajo. Son alrededor de un millón que tiene un grito silencioso atragantado. Vienen de las villas, de las pensiones precarias con alquileres desmedidos, de las provincias, del conurbano. Cabecitas negras, inmigrantes paraguayas, bolivianas o peruanas. Las que se emplean con cama adentro en exclusividad y las que por hora distribuyen sus energías y sus esfuerzos a varios empleadores. María Elena Walsh las describió con precisión a las primeras, en su poema La Juana: “Cuando una es de tierra adentro/también es de cielo afuera./Si viene pa’ Buenos Aires/un calabozo la espera/y pregunta dónde está/el cielo de la ciudá./ Señora dueña de casa/perdone el atrevimiento:/al pájaro en jaula de oro/le madura el sentimiento /de ponerse a curiosear/la tierra y también el mar./ Sé que ustedes pensarán/qué pretenciosa es la Juana,/cuando tiene techo y pan/también quiere la ventana./Soy como soy,/miro un poquito y después me voy.”
Cuando son muy jovencitas aceptan o sortean con dificultad los deseos sexuales de los adolescentes de la casa.
Las denominan principalmente empleadas domésticas. Fue una de ellas, Casimira Rodríguez Romero quien llegó a Ministra de Justicia de Bolivia en el gobierno de Evo Morales, la que se rebeló contra esa expresión peyorativa afirmando que “domésticos son los animales”. Si se desarrolla el contenido de la acepción, se puede comprender en toda su dimensión la humillación que contiene. La empleada es un animal que necesita ser “domesticado” es decir civilizado. Es el viejo axioma de civilización y barbarie: la empleadora representa a la civilización que a través de determinadas pautas culturales realiza un trabajo de domesticación que transforma a la cabecita negra en un ser parcialmente civilizado.  Por supuesto que se pueden encontrar casos en donde a la empleada del hogar se la trata y se la respeta como una trabajadora. Pero no es precisamente el caso de aquellas empleadoras que le colocan un uniforme y la envían a hacer las compras para que todos perciban que esa mujer es una empleada “doméstica”, un animal en proceso de domesticación.
La licenciada en filosofía Esther Díaz en su libro “Las grietas del control. Vida, vigilancia y caos”, donde analiza los guetos urbanos creados por las políticas neoliberales escribió: “La escena es paradisíaca. Sus protagonistas parecen ángeles solazándose entre el verdor y las flores. Revolotean las mariposas. Gorjean los pájaros. El espejo de agua de la piscina destella en una tarde que se arrastra entre mansiones y arboledas. “Juguemos a las visitas”, propone una nena dispuesta a repartir los roles, “seremos hombres, mujeres y mucamas”, indica. La madre, recostada en la reposera, levanta la vista del catálogo que está hojeando y aclara que “mucamas” entra en la categoría “mujeres”, es decir hombres y mujeres es suficiente. Pero esto no se condice con el imaginario de los pequeños niños-country. Finalmente juegan a ser hombres, mujeres y mucamas. Una aclaración lingüística no puede revertir años y años de prácticas sociales. Las diferencias entre los habitantes del barrio y quienes vienen de afuera para servirlos son tan marcadas que las mucamas, en el imaginario infantil, han perdido su condición de mujeres; son simplemente mucamas”.  
El poema de María Elena Walsh concluye: “Yo vivo en un cuadradito /de oscuridad recortada,/con un corazón de vidrio/por donde no se ve nada./Présteme el televisor/que se ve más y mejor.
Por esa ventana ajena/es propio lo que una mira./Está abierto al mundo entero/aunque sea de mentira,/y mi único balcón/es ver la televisión.”


 LA HISTORIA Y LA LUCHA DE CLASES
Lo contó en reiteradas oportunidades Ernesto Sábato. La derrota del peronismo y el triunfo militar de la Revolución Libertadora, lo encontró en Salta. Los anfitriones abrieron botellas de   champagne y celebraron con él entusiastamente el derrocamiento del “tirano”. Cuando Sábato se dirigió a la cocina en busca de más bebida, encontró a todas las empleadas llorando desconsoladamente. Una duda atravesó su alegría.
Sábato debería haber recordado en esa oportunidad, pero no lo hizo, aquella notable frase de Cesare Pavese: “Hay momentos en la historia que los que saben escribir no tienen nada que decir y los que tienen algo que decir no saben escribir.” El intelectual y escritor intuía que estaba en el lugar equivocado como en otras ocasiones le pasaría. Las empleadas desde sus vísceras comprendían que su vida volvería a cambiar. Que ya no sería factible que muchas de ellas se convirtieran en obreras textiles suplantando la explotación individual y solitaria por otra en donde la explotación colectiva tenía límites, con delegados de fábrica que las defendían de los abusos y abogaban por sus derechos. Las que estaban ahí, como en millones de hogares percibían que otra vez la relación de fuerza se les volvía absolutamente desfavorable. Tres años antes se sintieron huérfanas cuando murió Evita, a la que no había que explicarle nada en materia de pobreza, de exclusión y de discriminación. La padeció desde que nació y nunca lo olvidó porque la llevaba marcada en su notable sensibilidad.
Justamente lo que le sucedió en su casa ese 26 de julio de 1952, lo narra el ensayista José Pablo Feinmann en su libro “Peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina”:
“En mi casa, que estaba en Belgrano R, en Echeverría y Estomba, en diagonal a la Iglesia San Patricio, y que fue para mí, niño de los “años privilegiados”, el hogar más cálido que jamás haya tenido, había una joven de nombre Rosario. Rosario era lo que se llamaba “la sirvienta”. Era muy buena. Era la cocinera.  Otra señora se encargaba de la limpieza. Bien, voy a esto: el 26 de julio de 1952 se muere Evita. Rosario estaba en la cocina. Dan la noticia por radio. Rosario se pone a llorar.  Yo estaba jugando a no sé qué juego de la época en el comedor. Creo que estaba armando un Mecano o asaltaba un fuerte con unos soldaditos. Mi madre andaba por ahí. De pronto, no sé por qué alternativa del juego, yo me largo a reír. Y se oye la voz de Rosario: “ Que no se ría. ¡Que no le falte el respeto a la señora!” Mi madre me pega un mamporro  durísimo y, en voz baja pero imperativa, dijo: “¡Callate! Salió corriendo hacia la cocina. Me acerqué, paré la oreja y escuché el diálogo. Rosario lloraba y a la vez decía: “Su hijo se está riendo señora. Evita se murió  y él se ríe. Se está burlando.” Mi madre, con miedo trataba de calmarla.: “ Es un chico, Rosario. Está con sus juguetes. No sabe lo que pasa” La “patrona” tenía que darle explicaciones a la “sirvienta.” Eso era el nuevo país.”      


UN GRITO SILENCIOSO
 Limpian las casas. Cuidan a los hijos de sus empleadores. Cocinan. Meten sus manos en el inodoro para que brille, planchan la ropa, riegan las plantas. Las denominan empleadas domésticas, siervas, sirvientas, mucamas, shikse (en las familias argentinas de origen judío, expresión descalificatoria en idish).
Arrastran un grito silencioso de muchas décadas. Pero ahora su grito es sonoro porque la Presidenta de la Nación envió un proyecto de ley que ha sido aprobado por unanimidad en la Cámara de Diputados. La nueva legislación las equipara a todos los trabajadores. Ahora tendrán todos los derechos que los “republicanos y demócratas” le escamotearon con sus “olvidos”.
Y la ley les da la dignidad que los prejuicios y el poder le arrebataron. Lentamente irá penetrando la denominación al lenguaje cotidiano. No son empleadas domésticas, ni sirvientas, ni siervas. Son empleadas de casas particulares o empleadas del hogar. Algún día, cuando esta batalla cultural haya triunfado, argentinos jóvenes preguntarán con estupor cómo fue posible que una trabajadora pudiera haber sido denominada como doméstica o sirvienta. Evita sostenía que donde hay una necesidad hay un derecho. Este tardó demasiado, pero otra mujer, Cristina Fernández lo ha impulsado. 
Sólo queda su paso por el Senado.

Parafraseando a Carlos Marx: “La liberación de las mujeres será obra de las mujeres mismas”.
El peronismo, en sus mejores versiones, hace posible lo necesario. Encuentren ahí los sociólogos desorientados, los adversarios impenitentes,  la explicación al misterio de su perdurabilidad.


20-03-2011       
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16 marzo 2011

LA NOSTALGIA EN LA HISTORIA


Una cosa es leer la historia y otra haberla vivido. Resulta luego interesante cotejar los recuerdos con los testimonios de aquello que escriben acerca de lo que el autor de esta nota siguió de cerca como testigo y actor de reparto. Sobre el 11 de marzo de 1973 y los 49 días de Héctor J Cámpora. Sobre la evaluación actual y la presencia de la agrupación juvenil kirchnerista “ La Cámpora.”
La nostalgia es un almibar que suele derramarse sobre los recuerdos. Y como todo exceso de azúcar suele terminar empalagando.

El 11 de marzo de 1973 fue un día de enorme alegría cuya escenificación profunda fue el primaveral 25 de mayo cuando Alejandro Agustín Lanusse entregó la banda presidencial a Héctor J Cámpora en presencia de Salvador Allende y Osvaldo Dorticós representando como presidentes a Chile y Cuba.
Con los marinos repudiados y escupidos  por la multitud y con un cantito predominante “ Se van, se van y nunca volverán”. Con un helicóptero llevando a miembros de la Junta y saliendo por los techos de la Casa Rosada. Los hechos posteriores demostraron que era más un deseo que una realidad.  Y con un gran ausente, el General Perón, quien pronto volvería y ocuparía el lugar que las Fuerzas Armadas le habían impedido.


Todo había empezado con la derrota de 1955; los años de la heroica resistencia en la que quedaron los peronistas y se alejaron los chupamedias y alcahuetes y perduraron los oportunistas. Los largos años de la proscripción. El problema irresoluble para el establishment de llamar a elecciones y que el peronismo ganara. El Cordobazo, el más significativo de una sucesión de levantamientos populares provinciales, implicó una radicalización profunda de la sociedad argentina en donde confluían con la clase obrera las huestes nacionalizadas de las clases medias, constituyendo en las calles un frente plebeyo explosivo. Muchos de los hijos de los gorilas de 1955 encontraban en el líder proscripto el referente máximo en la lucha por la liberación nacional. Incluso, alentados por Perón, se ilusionaban con su retorno de acceder a la Patria Socialista.

El establishment decidió negociar con Perón, a través de un gorila conspicuo e inteligente como fue Alejandro Agustín Lanusse. Tanto habían sostenido que Perón era cobarde y corrupto que terminaron creyéndolo por lo que decidieron provocarlo y seducirlo. Le dijeron que no le daba el cuero y por eso no iba a venir antes del 25 de agosto de 1972, condición imprescindible y proscriptiva para participar en las elecciones del 11 de marzo del año siguiente. Y para “comprarlo” le devolvieron el cadáver ultrajado de Eva Perón cuyo destino hasta ese momento estuvo rodeado de  un profundo misterio; le retornaron su condición de general y le abonaron los sueldos caídos desde su derrocamiento. Alejandro Agustín Lanusse le envió al Coronel Cornicelli para negociar un acuerdo en donde a cambio de dinero y gloria, no debía presentarse como postulante y comprometiéndose a apoyar al candidato designado por el gobierno en lo que denominaba GAN (Gran Acuerdo Nacional). Perón lo rechazó a lo cual Lanusse respondió proponiendo una renuncia recíproca a la presidencia de él y de Perón. Con la ironía y picardía que lo caracterizaba, Perón afirmó que la renuncia a la Presidencia de Lanusse por vía electoral era equivalente a que él abdicara al trono de Inglaterra. Más adelante, y luego del regreso de Perón el 17 de noviembre se conformó un abrumador alineamiento de fuerzas a su favor.
Previo a su regreso a España, Perón propulsó la fórmula Cámpora- Solano Lima, ante el desconcierto de los sectores gremiales y políticos del peronismo que promocionaban a otros postulantes. Esto se expresó durante la campaña electoral en donde su participación fue mínima, quedando en la Tendencia Revolucionaria y la juventud peronista el peso de la movilización y la propaganda política. Cámpora, un hombre conservador y cuya virtud más destacable fue la lealtad a Perón y a Evita, fue recogiendo las propuestas y el discurso juvenil.
El locuaz Lanusse afirmó, ya aislado políticamente: “ Que sepan que las armas no las tenemos de adorno” lo que mereció una nueva respuesta del dos veces presidente hasta ese momento y nuevamente en España: “ No son las armas las que tienen de adorno sino la cabeza”

Cámpora pasó a ser “El Tío” porque era como si fuera “el hermano” de Perón según algunos, o porque Mario Campora, el sobrino del presidente que era el enlace con los dirigentes juveniles, los que solían hacerles solicitudes con el habitual: “Decile al Tío.” Estaba claro entonces que Cámpora iba a acceder a la Presidencia por la proscripción de Perón, reflejada en la consigna: “Cámpora al gobierno, Perón al poder.”
En una de las reuniones realizadas en Gaspar Campos entre Perón, Cámpora y todo su gabinete se produjo el siguiente diálogo, cuando Perón ya se había retirado a descansar según cuenta Miguel Bonasso en su libro “El Presidente que no fue” ( Página 565): “Apenas se sentaron en la sala de la planta baja, López Rega se dirigió a Cámpora y le preguntó brutalmente, delante de todos los ministros: - Quisiéramos saber  cuál va a ser el papel que va a jugar el General Perón en el país.- Cámpora sintió que se le arrebolaban las mejillas y respondió al mucamo con voz trémula de ira:- El papel que el Señor General desee tener. En nuestro gobierno la única posición que puede ocupar el General Perón es la de Presidente de la República”.     
Los 49 días de Cámpora fueron una primavera con ribetes de juvenilia. Las fuerzas desatadas eran incontenibles y sobre las mismas surfeaba el gobierno. Perón desde Madrid observaba el panorama con alarma y precaución. Su propuesta era el pacto social y un replay de sus gobiernos anteriores, con una apertura económica hacia el socialismo real. Su propuesta histórica fue un desarrollo capitalista con distribución del ingreso poniendo el énfasis en la justicia social. Fue en esos términos un revolucionario burgués y no estaba dispuesto a ir a los 80 años mucho más allá de lo que había hecho en sus dos primeras presidencias en un contexto diferente al de post-guerra. En ese sentido es posible deducir  el disgusto de Perón con la liberación intempestiva de los presos políticos, la toma de edificios, el clima de agitación permanente. Eso se tradujo en el último acto de gobierno antes de su muerte, que fue la aceptación de la renuncia de de Cámpora a su cargo de embajador, sin los agradecimientos de forma.   
Perón se encontró con una sociedad diferente a la que dejó 18 años atrás y con una salud muy disminuida y frágil. Creyó poder colocarse por encima de los sectores enfrentados y recibió un duro traspié a esa posibilidad cuando no pudo su avión aterrizar en el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini y se perpetró lo que luego se conocería como la Masacre de Ezeiza. Veintiún días después renunciaba Cámpora.
Perón se recostaría en los sectores que no le discutían su jefatura y le obedecían, mientras los juveniles afrontaban sucesivos desaires con la peregrina teoría que Perón estaba cercado por López Rega.
Perón fue siempre un durísimo contragolpeador, capaz de las más duras réplicas con pocos antecedentes mundiales, en la medida que las mismas fueron realizadas ante muchedumbres enormes. Eso no lo tuvo en cuenta la Tendencia Revolucionaria ni su brazo armado Montoneros siendo previsible el desenlace. Lo acaecido el 1 de mayo de 1974, con el abandono de las huestes juveniles de la histórica Plaza de Mayo ante la reacción intempestiva de Perón a algunas provocaciones juveniles recibidas, fue la crónica de una ruptura anunciada.  
Luego vendrían una sucesión de groseros errores por parte de Montoneros como el asesinato de Rucci, dos días después que la fórmula Perón- Perón triunfara con el 62% de los votos y luego el pase a la clandestinidad 67 días después de la muerte de Perón.
A la vera de la derrota política de Montoneros y luego la militar durante el gobierno de Isabel, continuada impiadosamente durante la dictadura establishment-militar donde fueron objeto de una cacería en medio de su profundo aislamiento , se ha elaborado una historia que no necesariamente se acerca a lo sucedido.
Ha habido un intento basado en el libro de Miguel Bonasso “El presidente que no fue”  de presentar un Cámpora revolucionario que estuvo lejos de serlo y un Perón conservador que no contempla indudablemente la totalidad de sus gobiernos bajo los cuales se realizó la mayor transformación en la historia argentina.
A su vez el enfrentamiento con el Perón vivo, llevó a levantar en contraposición la Evita muerta, atribuyéndole todas las virtudes revolucionarias que le retaceaban a Perón.
Los errores políticos de Montoneros, incluida la demencial contraofensiva de 1979/1980, han quedado diluidos en la brutal suerte de la mayor parte de sus militantes torturados y asesinados en los campos de concentración.

CAMPORA AHORA
Néstor Kirchner y Cristina Fernández fueron militantes con participación secundaria cuando estos hechos sucedían. Pero han recogido positivamente el desprendimiento, los ideales, el poner la vida al servicio de los mismos de aquella generación. En ese análisis, hasta ahí inserto en la realidad, participan de la visión de un Cámpora y de una Evita revolucionarios y un Perón en un segundo escalón que en alguna medida sienten que los traicionó.
Sin lugar a dudas el entramado de esta historia es mucho más compleja y aún espera un debate que no se ha dado.

La recuperación de la política, uno de los méritos innegables de la etapa histórica abierta en el 2003, ha permitido el arribo de una nueva juventud a la militancia, que por razones generacionales, es mucho más kirchnerista que peronista. Ha ingresado al escenario político y con su militancia y fervor va conquistando espacios de poder. Son inútiles y ociosas las comparaciones porque afortunadamente el tiempo no ha pasado en vano; las tragedias padecidas desde el terrorismo de estado a las políticas del fundamentalismo neoliberal, desde la hiperinflación, pasando por la convertibilidad, a la deflación y la peor crisis económica de la historia argentina, incluso con una guerra perdida como la de Malvinas. El período más largo de democracia en la historia argentina establece una experiencia diferenciadora con aquella generación que se crió con dictaduras oligárquicas y pro imperialistas, con proscripciones y persecusiones.
Hoy hay un hilo común entre la juventud peronista actual y la juventud sindical, enfrentadas visceralmente hace más de 37 años.    
Pero es imprescindible no almibarar la historia como en otro sentido  hizo la versión mitrista que entre otras falsedades, describió un San Martín y un Belgrano que parecen nacidos con escarpines de bronce. La generación del setenta de la que formo parte, tiene grandezas y miserias. Recoger lo mejor de aquella generación  y hacer un análisis crítico de aquel período, sin falsos maquillajes, es necesario para iluminar los senderos que hay que transitar y aquellos que hay que no hay  que recorrer. Y evitar como escribió en una de sus canciones Joaquín Sabina: “No hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió”.

La nostalgia mejora lo vivido pero no necesariamente se ajusta a la verdad.   Lo que se ha hecho hasta hoy es mucho pero debe ser tomado como un piso. Entre el NUNCA MÁS y el NUNCA MENOS, están las tareas pendientes de las nuevas generaciones que se incorporan a la política,  esa que según Foucault, es “la disputa por el sentido de una sociedad”



14-03- 2011
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