18 noviembre 2015

Política y Televisión Intratables





El programa televisivo Intratables, conducido por Santiago del Moro, es una suerte de circo descontrolado que representa como nadie el escenario político actual. Chicanas, gritos, frases cortas, títulos, políticos y temas políticos con el ritmo de la farándula. Polémica a veces y simulacros de confrontación muchas veces. Un programa que puede definirse como un diseño de twiter adaptado a la televisión.

Por Hugo Presman*
(para La Tecl@ Eñe)
Sin un rating importante, ha pasado a ser un fenómeno televisivo. Con las características de un programa de chimentos de la tarde trasladado a la política, todas las noches concentra el interés de los que circulan por la política y que se desviven por ser invitados. El grito y la superposición de voces, en muchas ocasiones transforman el debate en una ficción, en una representación de lo que quiere realizarse. En ocasiones, sobre todo cuando hay un invitado que fija previamente las reglas de juego como Ernesto Tenembaum para que pueda exponer brevemente pero sin interrupciones, el programa levanta vuelo, como cuando estuvo durante más de una hora Luis Moreno Ocampo.

No es una casualidad que el conductor venga de un programa de chimentos como Infama. Santiago del Moro se maneja bien en medio de un grupo de panelistas que como en un teatro, la mayor parte de ellos representa a un personaje, a lo que se suma una extensa lista de invitados, algunos también que por su frecuencia son una especie de panelistas ad-hoc, como el periodista Edi Zunino, que por la mesura que exhibe en el programa parece el hermano mayor del desmesurado, escandaloso y amarillento  director del mismo nombre de la revista Noticias de la editorial Perfil, cuyo slogan es “Periodismo puro”.  Del Moro corre de un lado para otro del estudio dando y quitando la palabra o silenciando los micrófonos. Joven, nació el 9 de febrero de 1978,  en un pequeño pueblo llamado Tres Algarrobos en la Provincia de Buenos Aires,  es un producto totalmente televisivo habiendo incursionado en la actuación. Sus carencias culturales la suple con un muy buen oficio en la conducción, aunque con demasiada frecuencia incurre en el autobombo del programa como un lugar único de debate; o como cuando amenazó a la legisladora Gabriela Cerruti sobre supuestos conocimientos íntimos sobre su vida cuando la misma ya se había retirado, después de esperar un tiempo que consideró prudencial para ingresar al programa. Es una cancha embarrada donde la desproporción de los que están en contra del gobierno habitualmente triplica a los que están a favor, habiéndose llegado a un extremo de desbalance el viernes 23 de octubre cuando en veda electoral trataron el tema de la grieta en el periodismo, un tópico recurrente, en donde más de una docena de panelistas e invitados con posiciones antikirchneristas atacaban como una jauría hambrienta a Camilo García, incluso con un insulto incluido del periodista  Gabriel Levinas, que parece un pariente lejano de aquel que creó y dirigió “El Porteño”.

El programa invoca un pluralismo desbalanceado que consiste en inclinar el escenario hacia el arco opositor. Ello en un canal como América, integrante del segundo grupo de medios del país, a cuyos dueños, Daniel Vila y José Luis Manzano (que han venido jugando a favor de Sergio Massa y ahora  de Mauricio Macri), les costaría mucho explicar cómo llegaron a su actual poderío económico. Quintaesencia de los típicos empresarios, luego de oponerse a la Ley de Medios terminaron jugando a favor del gobierno. Vila protagonizó dos situaciones que lo podrían incorporar al libro Guinness de los records: cuando se sancionó la Ley de Medios llegó a afirmar que “...esa ley es pésima, es de lo peor que he conocido…Tiene una gravedad institucional solamente comparable con el golpe de marzo de 1976”. Cuando se propuso ser presidente de la AFA, siendo presidente del club Independiente de Rivadavia de Mendoza, montó una escena en donde se proclamaba virtual presidente de dicha institución, denunciando que no lo dejaban entrar a la Asamblea. Era el 2011 y Julio Grondona fue reelecto como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), al recibir en asamblea la aprobación unánime de los 46 integrantes del Comité Ejecutivo que se hicieron presentes. 

De José Luis Manzano, diputado, Ministro del Interior de Carlos Menem, hombre brillante según la opinión casi unánime de quienes lo conocen, su nombre quedó asociado a aquella célebre frase de “Robo para la Corona”. Sería interesante que los panelistas que posan de impolutos como Jonatan Viale, Paulo Vilouta y el conductor Santiago del Moro que hasta ha llegado a decir “no hay persona más honesta que yo”, propongan a la producción hacer un programa sobre la fortuna de los dueños del medio. Una prueba para demostrar que el “periodismo independiente” del que hacen gala no es una mentira estruendosa.

PANELISTAS

Hay un grupo que permanece más allá de las bajas. Está compuesto por Silvia Fernández Barrios, uno de los rostros periodísticos de la dictadura establishment-militar, que luego de pasar recientemente por Infama aterrizó con el conductor en Intratables. De un conservadorismo añejado se declara periodista independiente, pero por las costuras de la impostura, se alcanza a apreciar su fe macrista. A su lado suele estar el buen relator deportivo Pablo Vilouta, que se viste con el ropaje de la ética para bajar una moralina presuntamente equidistante, en un tono de permanente enojo. Es la versión más joven de Nelson Castro. Liliana Franco, acreditada en Casa de Gobierno, con un presunto saber económico liberal, trabaja en Ámbito Financiero y dice en el programa lo que no se percibe que exprese en el medio oficialista en el que trabaja. A Carlos Campolongo se lo ve permanentemente contrariado y compite con Vilouta en el campeonato verbal de la ética. Jonatan Viale, el hijo de Mauro (éste favorecido con generosa pauta oficial), posa de periodista joven, muy informado e independiente, pero su corazoncito parece tenerlo ubicado a la derecha del arco ideológico. Débora Plager, de presentación impecable, como salida eternamente de una peluquería, de lenguaje fluido, es la versión parlante de los viejos manuales de instrucción cívica. Su discurso está poblado de estereotipos desde los cuales dispara contra el populismo y sus atropellos, todo eso cuando sus habituales gárgaras de republicanismo no se lo impiden. Lo acompaña Gabriel Levinas, que con gestos avinagrados, suele defender a los qom, orientar sus críticas en forma unilateral hacia el kirchnerismo para lo cual tiene un disciplinamiento diario en Radio Mitre, y durante meses, en esta mezcla de farándula y política, fue panelista de Gran Hermano. Seguramente todo esto lo lleva a olvidar, cuando es invitado el rabino del PRO Sergio Bergman y se trata la muerte de Nisman, preguntarle por qué el religioso que califica lo ocurrido al fiscal como un asesinato, es el mismo que un día afirmó que Memoria Activa debía concluir con sus actos de los lunes en Plaza Lavalle, donde debía enterrarse el caso AMIA. Levinas es un periodista que saca patente de independiente aunque diariamente sus actitudes lo desmienten, ya que si Bergman fuera kirchnerista recobraría rápidamente su espíritu crítico.

Suelen concurrir sin mayor brillo las periodistas de La Nación Adriana Balaguer y Mariana Verón. Juntos, defendiendo al gobierno, se encuentran el periodista deportivo Diego Brancatelli, luchando denodadamente de justificar al gobierno en una forma tan amplia que hasta sus variados errores los transforma en aciertos y Agustina Kampfer, la ex pareja de Amado Boudou  y actual de Jorge Rial, que a pesar de que su situación judicial la coloca en condiciones periodísticamente incómodas, defiende al gobierno con más recursos que los que se podía presumir. Últimamente se ha incorporado Mariano Obarrio del diario La Nación, cuyas ideas son copias de la línea editorial del diario y que hace un tiempo con un grupo de periodistas denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), encabezados por Joaquín Morales Solá y Magdalena Ruiz Guiñazú, “distintas acciones adoptadas por el Estado argentino que implican serios retrocesos en la vigencia del derecho de libertad de expresión”. También destacaron que "sólo el diligente actuar de ese organismo podrá poner límite a las condiciones de creciente hostilidad impulsadas por las autoridades gubernamentales nacionales, que afectan seriamente el ejercicio del periodismo independiente". Otra incorporación reciente es la de la periodista de Clarín, Natasha Niebieskikwiat, cuya prosa insidiosa trasladada a la expresión gestual sobradora puede acarrearle al programa un dolor de cabeza si accidentalmente se muerde la lengua, padezca un principio de envenenamiento y si al mismo finalmente se lo considera un accidente de trabajo. También ha ingresado Eduardo Anguita, cercano a las líneas ideológicas del kirchnerismo pero que nunca dejó de ejercitar la crítica y que en los últimos tiempos ha tomado cierta distancia. Entre las bajas se encuentran, entre otras, María Julia Oliván de la escuela de Jorge Lanata, que después de fuertes encontronazos con su mentor, cuando conducía 6-7-8, se ha reconciliado y pasó a trabajar en el grupo Clarín.

Varios de los panelistas le rinden pleitesía al periodismo militante empresarial de Jorge Lanata, que ellos insólitamente lo consideran independiente y que según el escritor venezolano, radicado hace años en la Argentina Emilio Modesto Guerrero, define  al lanatismo “como la enfermedad infantil del periodismo”. En el mismo sentido, el Dr. en Filosofía Tomás Borovinsky afirma que Jorge Lanata “es el paco de la clase media

Entre los defensores de las políticas del gobierno pasaron y se retiraron de la jaula de los leones, las periodistas Julia Mengolini y Sofía Caram. Integrando el banco de suplentes cuando se ausenta Brancatelli está Camilo García. Entre los invitados a defender al gobierno suelen encontrarse Fernando Braga Menéndez y Artemio López. Entre las deserciones anti K, está la de Ceferino Reato y sus ácidos comentarios.

El programa retrocede al año 1955, aunque la pantalla no torne al blanco y negro, con la presencia frecuente del panfletista Fernando Iglesias, que aunque resulte sorprendente no ingresa al estudio después de bajarse de un árbol comiendo bananas. Tributario de dos íconos del odio antiperonista, como Ernesto Sanmartino y su célebre “el aluvión zoológico”, y Américo Ghioldi y su “piadosa” aseveración “se acabó la leche de la clemencia”, el autor de “Es el peronismo, estúpido”, es el máximo testimonio público de que el hombre no sólo desciende del mono, sino que sigue descendiendo.   

           
MIRADA DE LA REVISTA MU
 
En la revista MU, el periódico de La Vaca, en el mes de abril puede leerse: “Podrá decirse de Intratables que es un circo descontrolado, que es un programa frívolo, que importa más el grito que una propuesta, que no se debaten ideas sino que se entrecruzan chicanas. Lo que no podrá negarse jamás es que representa como nadie el escenario político actual. No es que Intratables denigra a la política: fue la política la que se volvió Intratables. Y lo único que hizo Intratables fue entender el pulso de la política actual y llevarla a la pantalla”    

En la entrevista de MU, Santiago del Moro declaró: “Yo siempre fui un conductor de televisión y la política me encontró a mí.” Continúa la nota: “Santiago estaba haciendo Infama, un programa sobre farándula, que sigue estando (con otro conductor) por las tardes de América, cuando llamaron del canal. Le ofrecieron hacer un programa de actualidad y sólo por el verano, y agarró viaje, a pesar que esto significaba estar siete horas al aire, entre la radio y dos programas de tele. Pasó el verano, el programa siguió y pronto empezó a cambiar. “Empezaron a venir políticos, el programa funcionaba y se abrieron puertas a otros temas más profundos….Y quedaban relegados los temas frívolos del verano. El valor agregado que tuvo Intratables fue poner a un tipo que venía de otro palo. Yo le imprimí otro timing diferente del garrón del programa político. Porque toda la vida los programas políticos fueron un embole…..Este es un programa corto. Títulos, 140 caracteres. Es muy difícil ser preciso diciendo algo muy corto y contundente…” 

INTRATABLES

Chicanas, gritos, frases cortas, títulos, hablar mientras se expresa el otro, políticos y temas políticos con el ritmo de la farándula. Polémica a veces y simulacros de confrontación muchas veces.

Un programa con diseño de twiter.

Rechaza, al tiempo que atrae. La dureza de la crítica no invalida su seducción


Buenos Aires, 15 de noviembre de 2015

*Periodista
 



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