26 febrero 2015

El 13 de febrero se subió a EL TREN, el sociólogo Jorge Elbaum, que fue director ejecutivo de la DAIA y actualmente representante especial ante el Grupo de Trabajo Internacional sobre el Holocausto. Es promotor del manifiesto de los argentinos de origen judío donde se cuestiona la representación formal de la DAIA Y AMIA. Un viaje por esos territorios y por el más amplio de la realidad nacional. No dejes de escucharlo. Después deja tus comentarios al pie, ahí donde está el libro de quejas. 
 


El 17 de febrero se subió a EL TREN, en forma telefónica el periodista Víctor Hugo Morales, lo que impidió de alguna forma la posibilidad de repreguntas. En este momento que el notable relator carece de micrófono, por una larga negociación con Radio Continental de resultados inciertos, es interesante conocer sus opiniones que hasta fines de enero realizaba todas las mañanas por esa emisora. Un viaje con el pensamiento de Víctor Hugo de 45 minutos. ¿ Te lo vas a perder? Victor Hugo Morales arreglo con Radio Continental y a partir del Lunes 2-3 vuelve a su Programa "La Mañana"  de 9 a 13



25 febrero 2015

El 29 de enero, Hugo Presman fue entrevistado en el programa que se transmite por la Radio Pública de Marcos Paz, en el programa Revista Internacional con la conducción de Ernesto Nuñez Nicolay  y Marisa Asgrizze y la participación protagónica de Rita Merlo, Miguel Giannattasio y Miguel Gaburri. Una conversación distendida y con el tiempo necesario para  abordar en profundidad el caso AMIA,  la denuncia y posterior muerte del fiscal Alberto Nisman.

Entre a esta Revista Internacional y escuche como se puede hacer un buen programa de radio en la Ciudad del Árbol, como se la conoce a Marcos Paz. Y además en la Radio Pública    

24 febrero 2015

El 28 de enero Víctor Hugo Morales reporteó telefónicamente a Hugo Presman en su programa en Radio Continental   “La Mañana”. Un recorrido sobre los temas que siguen siendo actuales, porque la agenda no ha cambiado

20 febrero 2015

           LA MUERTE DE UN FISCAL
                  

               
Nos ha llegado una novela del género policial negro, de autor anónimo, ocurrido en un país imaginario llamado Kamchatka. Es desbordante la imaginación del autor, que encadena una serie de hechos que sólo pueden ocurrir en la ficción. Ese acercamiento al realismo mágico es poco frecuente en las novelas del policial negro. Trataré de hacer una síntesis del mismo, cuidando de no revelar el sorprendente final. En Kamchatka fue volada la embajada de Judaiké mediante el uso de explosivos; dos años más tarde una mutual de los kamchatqueños de origen judío. La versión oficial aseguró que  los dos atentados se hicieron utilizando sendas camionetas ( una pick-up en el primer caso y una camioneta en el segundo). Aunque no hay  certeza en ninguno de los dos casos, más bien todo lo contrario. En el caso de la embajada, la investigación  quedó a cargo del Tribunal Supremo de Kamchatka por tratarse de territorio extranjero. La integración del Tribunal Supremo de aquél entonces  era denominada  “la mayoría automática” ya que sus votaciones estaban alineadas sin fisuras a favor del gobierno de entonces. El expediente judicial se llenó centenares de folios sin mayor contenido y el caso está definitivamente cerrado sin que ni siquiera el país afectado, que no actuó como querellante, se interese en reactivarlo.
En los dos casos, ambos edificios estaban sujetos a refacciones. En el caso de la mutual, el presidente de Kamchatka de ese momento le pasó el pésame al presidente de Judaiké. Como se verá, el autor de la novela tiene una imaginación difícil de creer bordeando el ridículo. Además que la camioneta con la que supuestamente se perpetró el atentado sólo fue vista por una sola persona que era muy corta de vista, pero eso no le impidió describir con minuciosidad los aspectos fisonómicos del conductor suicida que nunca fue encontrado. El juez encargado de la investigación tenía como antecedente de su carácter riguroso el haberle iniciado una causa a un preso que en un momento de distracción en una audiencia le comió el sándwich que había encargado su Señoría.
En ayuda del juez de la causa y de los dos fiscales principales, generosa y desinteresadamente actuaron y direccionaron la investigación los servicios secretos del país más importante del mundo, los Estados Imperiales del Norte (EEII) y de su aliado histórico, justamente Judaiké, el país cuya embajada había sido violada. Ambos servicios secretos con ligazón más que estrecha con los de  Kamchatka.
A pesar del interés que despierta el argumento, la novela cae en precisiones poco creíbles: en ambos atentados a los policías de custodia de esos edificios, el autor de la novela los desplaza del escenario de los hechos. A pesar que el presidente de Kamchatka de entonces prometió que se investigaría hasta las últimas consecuencias, cuando el juez de la causa fue a verlo a la residencia presidencial, observó que estaba más interesado en saber quien reemplazaría al director técnico de la selección de fútbol que había tenido un traspié en el reciente campeonato mundial de fútbol, que en los avances de la investigación.


El juez del sándwich no sólo procesó a un “truchador” de autos imputándolo de haber armado la camioneta con la que sostuvo se habría perpetrado el atentado a la mutual, sino que luego le pagó 400.000 dólares aportados por la secretaría de inteligencia  con la finalidad que señale a policías de la principal provincia de Kamchatka, de pésima fama, como cómplices en la ejecución del atentado. Como el autor de la novelesca trama no quiere privarse de nada, la que cobra la cifra mencionada es la mujer del “truchador” que declaró dedicarse al comercio, aunque los rumores al respecto difieren en forma insidiosa.
Todo esto con el apoyo entusiasta de las autoridades formales representantes de los kamchatkeños de origen judío que incluso llegaron a homenajear, según el novelista de tropical imaginación, a uno de los policías encubridores   El presidente de la representación política de los kamchatkeños de origen judío, era a su vez el presidente de un conocido banco crecientemente endeudado. Cuando los familiares de las víctimas protestaron con un enérgico discurso en el tercer aniversario del atentado, el banquero y otros dirigentes fueron acongojados a pedirle disculpas al presidente deportista.
Cuando todas las falacias y falsedades de la investigación del juez y los fiscales llegaron a juicio oral, cuenta el autor anónimo de la novela, el reducidor de autos truchos y los policías, fueron absueltos.
El autor de la  imaginaria trama ubica la absolución en el año 2004, al tiempo que envía a juicio oral por encubrimiento al presidente del país de ese momento, a su ministro del interior, al jefe de los servicios de inteligencia, al presidente de la institución política de los kamchatqueños de origen judío, al juez y a los fiscales. Cuando el autor pone punto final a la novela, en el 2015, el juicio aún no se concretó, lo que revela que el libretista, en su amarillismo, derrapa en la racionalidad de la trama. Para agregarle un dato de color optimista, imagina que los “malos”, seguramente autores de infinidad de otros delitos como el “truchador” de autos y el policía de mayor responsabilidad se recibieron de abogados en sus años de cárcel.      
Como la investigación del atentado estaba a fojas cero con la absolución de los acusados, un presidente del mismo partido que el que fue procesado pero con orientación antagónica crea una unidad dedicada exclusivamente a la investigación del atentado, con recursos materiales y humanos inéditos, a cargo de un fiscal que ya había participado en la que terminó con su investigadores procesados. Habiendo contado, dice el novelista truculento, con la colaboración del hombre fuerte del servicio de inteligencia nacional.


Éste fiscal desechó cualquier otra pista que no fuera la que consideraba a los iraníkos como culpables, en alineamiento incondicional con la orientación del jefe operativo de la inteligencia de Kamchatka, que a su vez tributaba a los servicios secretos de EEII y Judaike. El fiscal era un habitué a la embajada EEII, que le indicaba imperativamente que pista había que seguir- la iráníka- y cual había que desechar: la complicidad local y la pista de los siriakos. El autor de esta novela que desborda imaginación, para intentar darle verosimilitud a esta trama truculenta, cita a los libros de un periodista que recogió los cables secretos que la embajada de EEII de Kamchatka  enviaba a su gobierno, los que  que demuestran en forma incontrastable la situación subordinada a intereses foráneos de la investigación del fiscal. Uno de los hechos curiosos de su investigación, que es la continuación de la que llevó a sus autores anteriores a juicio, es  que determina con una precisión envidiable como se elucubró el atentado a 13778 kilómetros de distancia, en un pueblo de Irániko, y no pudo encontrar un solo responsable local del atentado. En la novela pasan 10 años en que éste fiscal cuenta con recursos extraordinarios y una dotación personal importante, sin mayores avances.
Ya por entonces había muerto el presidente que impulsó la unidad de investigación a cargo de este curioso fiscal. Su esposa elegida dos veces en elecciones democráticas, da un giro y firma un tratado de entendimiento con el gobierno de los iránikos. El fiscal y el jefe de la inteligencia se oponen. Sin entrar en los múltiples vericuetos en que transita la novela, lo cierto que el fiscal presenta una denuncia estruendosa con sostenes débiles que implica a la presidenta, a su canciller y actores de reparto que los ubica como protagonistas centrales. Dice de ellos que son parte de un plan criminal para desincriminar a los imputados iránikos a cambio de oscuros intereses económicos. El día anterior en que debía defender sus acusaciones en el parlamento kamchatko, el fiscal aparece muerto. Previamente, su  principal sostén informativo, el jefe de la inteligencia había sido desplazado. Sin embargo, el jefe de la policía internacional de ese momento desmiente enfáticamente, a 48 horas de su denuncia, la viga central de la misma que es el levantamiento de las alertas rojas. Se desploman  sus otras dos hipótesis: el incremento del comercio con el país investigado a cambio de petróleo;  y la  de los fascistas locales se demuestran equivocadas. El juez de la causa minimiza la denuncia y la jueza de turno no levanta la feria para dar curso a la misma. El fiscal pide a un colaborador del trabajo, con funciones  poco claras y un sueldo injustificadamente elevado, un arma que este le entrega ese mismo día sábado y con la cual aparece muerto en su baño al día siguiente. El autor de la novela, como se ve, no ahorra golpes bajos y ubica al luctuoso hecho en el barrio presuntamente más seguro de la capital de Kamchatka   

 La presidenta desorientada comete varios errores políticos consecutivos, entre lo que el novelista destaca dos cartas por facebook inclinándose primero por el suicidio y luego en la segunda por el asesinato. Otra vez el autor se va a la banquina: resulta impensable a una presidenta, considerada una política inteligente y avezada, incurrir en errores de principiante. Ni siquiera se digna a dar el pésame a los familiares del fiscal. Insólitamente, para hacer más inverosímil la trama, imagina a un grupo de prestigiosos intelectuales que apoyan al gobierno, pero que afirma se fueron transformando en meros justificadores de las decisiones presidenciales a los que el novelista le atribuye un texto en forma de carta en que escribieron: “Con razón a muchos les gusta la cortesía y el ritual; se entusiasman con la crítica sobre un pésame, cuando en verdad todo el discurso de la Presidente fue un pésame bajo la forma de un reconocible lamento…..”
Los medios dominantes, visceralmente opositores, derraman un discurso republicano con editorialistas que se atribuyen la propiedad de la moral y la ética pública. Es llamativo porque como cuenta el novelista, el diario más antiguo fue fundado por el que escribió la historia oficial de Kamchatka, a posteriori de haber exterminado dos tercios de la población de un país vecino al frente de los ejércitos de tres países, y con la inocultable inspiración inglesa. Es el diario dispensador de prestigios y que apoyó todos los golpes militares, expresión permanente del establishment y socio del terrorismo de Estado. El otro, fue fundado en la segunda mitad del siglo XX,  por un abogado de simpatía fascista y también socio y beneficiario de la dictadura criminal más dura que padeció Kamchatka. Justamente uno de los editorialistas del diario más que centenario, un buen escritor y más que mediocre analista político, que siempre realiza sus notas con un puñal en la mano escribió al respecto: “Los opositores más enconados siguen apostando a su lento y progresivo desgaste, a que los oficialistas se vayan convirtiendo en verdaderos cadáveres políticos, y para eso faltan meses de gestiones fallidas……el fantasma del fiscal es el catalizador de los indignados” 
Todo se acelera. Uno pocos fiscales convocan a una marcha de silencio en homenaje del fiscal muerto, entre los cuales se encuentran dos que contribuyeron al encubrimiento de la verdad en la causa de la mutual. Primero habían agregado a los motivos de la marcha el exigir justicia, cuando cayeron en la cuenta en que solicitaban lo que ello debían garantizar  dejaron de mencionarla. 
 Detrás de la manifestación, escribe el autor, se alinean ciudadanos sinceramente interesados en que se encuentre la verdad, junto a viscerales opositores, a caceroleros que han llenado sus utensilios de odio, la fracción de la corporación judicial muy vinculada al poder económico y enardecido por reformas del gobierno que la tocan. Junto a dos fiscales convocantes y denunciados por obstaculizar las investigaciones de la mutual,  caminan, en otra manifiesta demostración de inverosimilitud, autoridades representativas formales de los judíos kamchatkeños que manifiestan sus deseos de justicia y exhortan a llegar a la verdad de lo ocurrido. Ninguna de las tres agrupaciones principales que reúnen a los familiares de las víctimas, manifiesta su adhesión.
Para darle mayor dramatismo a la marcha, el autor imagina una lluvia torrencial y un mar de paraguas.
En la trama del relato ficcional queda claro que la muerte del fiscal lleva a sectores interesados a catapultarlo a la categoría de héroe, cuando toda su historia demuestra que formó parte del problema y no de la solución. 
Y que más allá de una confluencia de intenciones, la marcha del silencio es un estruendo opositor, deja entrever el autor anónimo.


Para agregar ingredientes pirotécnicos a su farragoso relato, el escritor imagina que la ex esposa del fiscal muerto es jueza y ambos tenían relación estrecha con el jefe de la inteligencia desplazada.
Ambos habían concebido dos hijas, una adolescente de 15 años y otra de seis. La mayor junto a su madre y a la madre del fiscal el autor la coloca encabezando la marcha  
La presidente de Kamchatka, concreta actos transmitidos por Cadena Nacional donde sobreactúa su alegría y se manifiesta feliz. Otra muestra de lo poco creíble que resulta el entramado del autor de la “La muerte de un Fiscal”.
A esta altura del relato se pueden sacar algunas deducciones de muy dudosa racionalidad, a pesar que el autor afirma que lo narrado no está basado en hechos reales: los fiscales, desconocidos para la inmensa mayoría de los manifestantes, y varios de ellos obstaculizadores de la posibilidad de llegar a la verdad sobre lo ocurrido en la mutual, se dieron un baño de popularidad inédito e inimaginado. Los concurrentes los saludaban como vestales de la justicia. El fiscal muerto obtuvo una popularidad que deseaba, según su propia ex mujer, a costa de su vida, sin importar lo oscuro de su investigación, lo endeble de su denuncia, y siendo un ilustre desconocido para la inmensa mayoría de los que llevaban su foto en la pancartas hasta apenas treinta y cinco días antes en el que el novelista fija la fecha de su denuncia.   
La presidente de Kamchatka y sus más inmediatos colaboradores, con sus errores groseros, sus epítetos desafortunados y las omisiones irritantes, actuaron involuntariamente como jefes de prensa de la marcha legítima, a la que trataron de desalentar  más allá de la intencionalidad última  poco confesable de sus convocantes.        
La novela concluye dejando un final abierto. Con un presidente procesado por encubrir la pista siriaka y una presidente denunciada por encubrir la pista iránika, a pesar que fue una de las pocas políticas que siempre siguió de cerca el caso como diputada o senadora  y mantuvo una posición muy crítica con la investigación del juez procesado. Y con la denuncia aceptada por un nuevo fiscal, reemplazante del muerto,  que en la opinión de un periodista:  “…Significa dar por aceptado hechos que nunca se llegaron a configurar como  suponer  una Comisión de la Verdad que nunca existió, que era parte de un texto aprobado por el Congreso pero que nunca entró en vigencia, iba a presentar una pista falsa que nunca presentó y que de esa manera se iba a desvincular a iraníkes que nunca fueron desvinculados ni se les suprimieron las órdenes de captura con alertas rojas”
El escritor deja claro en el epílogo,  que la determinación de cómo murió el fiscal es imprescindible para la salud política de Kamchatka y amenaza con una segunda parte de este libro. 
A diferencia que las novelas del género donde se determina el autor del hecho y luego se busca al inspirador intelectual, en la causa de la mutual se determinó desde el inicio el autor intelectual y se desconoce a los ejecutores. A partir de ahí todo se vuelve inverosímil hasta culminar con la muerte del fiscal.
En esta trama,  el fiscal muerto fue enterrado en un cementerio de la colectividad muy próximo al monumento de recordación a los caídos por la defensa de  Judaiké.
“La muerte de un fiscal” es finalmente una novela que carece de coherencia, es fantasiosa y no puede aspirar a ningún premio literario, pero si a un notable nivel de ventas. Todos los trucos de los libros muy vendidos están incorporados, aunque haya que hacer un notable esfuerzo para considerarlo mínimamente creíble. 
Su autor anónimo, es altamente probable que no llegue nunca a salir del anonimato


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19-02-2015           

19 febrero 2015

El martes 10 de febrero se subió a EL TREN, el periodista y agudo analista político Alberto Dearriba. Un viaje sin paradas sobre la intensa realidad nacional, la situación económica, la denuncia y muerte del fiscal Alberto Nisman, el análisis de las perspectivas electorales.

Si Ud. eligió informarse, saque el pasaje y haga este recorrido de 58 minutos  

17 febrero 2015

Un grupo de intelectuales repudia la utilización política de la muerte de Nisman

Escritores, artistas y pensadores firmaron un texto por “la Constitución, la democracia, la justicia, los derechos humanos y la paz en Argentina” y en contra de “todo intento de desestabilización institucional”.


                                                        O´Donnel, Bayer, González, Paenza.

 Un grupo de intelectuales, escritores, artistas y militantes por los derechos humanos se pronunció contra “la parodia democraticista de un pequeño grupo de fiscales, desprestigiados casi todos, apadrinados por los medios hegemónicos en la convocatoria a una marcha a todas luces sectaria y provocadora” y “el siempre renovado oportunismo de dirigentes políticos capaces de todo tipo de inconductas y servilismos a gobiernos extranjeros, y a irritantes violencias verbales”.
De cara a la manifestación convocada para el próximo 18 de febrero por un grupo de fiscales, y a la que adhirieron un importante número de dirigentes políticos y sindicales de la oposición, este texto comenzó anoche a circular por las redes sociales y ya cosechó al menos un centenar de firmas.
Escrito por un colectivo integrado por Roberto Tito Cossa, Emilce Moller, Laura Conte, Mempo Giardinelli, Verónica Piccone, Alejandro Mosquera, Fortunato Mallimaci, las adhesiones al texto no tardaron en llegar. Algunas de ellas son:
El matemático Adrián Paenza, el director de la Biblioteca Nacional Horacio González, el sociólogo Luis Alberto Quevedo, los dramaturgos Susana Torres Molina, Mauricio Kartún, los escritores Osvaldo Bayer, Noé Jitrik, Pacho O`Donnell y Marcelo Figueras, la embajadora argentina ante la OEA Nilda Garré, el embajador argentino ante la UNESCO Miguel Ángel Estrella, los cantantes Guillermo Fernández y Liliana Herrero, el politólogo Guillermo Makin, la cineasta Albertina Carri, el secretario de Coordinación del Pensamiento Nacional Ricardo Forster, la directora del Museo del Libro y de la Lengua María Pía López, el ensayista Alejandro Kaufman, la dirigente sindical Mary López, la autora Gabriela Fiore, el coordinador del Grupo de Curas en Opción por los Pobres Eduardo de la Serna y el economista Abraham Gak, entre otros, son algunos de los firmantes.
También adhieren el decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba, Diego Tatián, las escritoras Florencia Abbate, Silvia Schujer, Liliana Heer, Elsa Osorio y Luisa Valenzuela, la poeta Diana Bellesi, el docente e historiador Federico Lorenz, el fiscal Félix Crous, el camarista Alejandro Slokar, los periodistas Sandra Russo, Liliana Hendel, Nora Veiras, Marta Dillon, Eduardo Blaustein, Pablo Zunino, Liliana López Foresi, Osvaldo Quiroga, María Seoane, Orlando Barone, Carlos Barragán, Hernán Brienza, Natalia Porta López, Ángel Berlanga, Jorge Bernetti, Eduardo Aliverti, Hugo Presman y Mariana Carbajal. Por los actores, se conocieron las adhesiones de María Fiorentino, Patricio Contreras, Verónica Cosse, Cristina Tejedor, Cristina Fridman, Villanueva Cosse, Claudio Da Passano, Malena Figó, Mónica Santibañez, Jorge Nolasco, el secretario general de la Asociación Argentina de Actores Luis Alí y Claudio Rissi, entre muchos otros.
A continuación, el texto completo:
Por la Constitución, la Democracia, la Justicia, los Derechos Humanos y la Paz en la República
Los abajo firmantes, argentinos y argentinas del campo intelectual, artistas, científicos, profesionales de las más diversas actividades, nos manifestamos en favor del estricto cumplimiento de la Constitución y por la salud de la Democracia, el saneamiento profundo de la Justicia, el respeto irrestricto de los Derechos Humanos y el imperio de la Paz en la República.
No
s manifestamos en contra de toda forma de violencia. Incluso la aparentemente sutil y subliminal, como la que se incita desde el terrorismo periodístico disimulado, la financiera, la empresaria y/o cualquier otra.
Repudiamos todo intento de desestabilización institucional, y exigimos que se cumplan las leyes, todas, sin chicanas ni cautelares como las que es costumbre político-judicial disponer en beneficio de los poderosos, sean personas o grupos empresariales.
Rechazamos la parodia democraticista de un pequeño grupo de fiscales, desprestigiados casi todos, apadrinados por los medios hegemónicos en la convocatoria a una marcha a todas luces sectaria y provocadora. Y rechazamos también el siempre renovado oportunismo de dirigentes políticos capaces de todo tipo de inconductas y servilismos a gobiernos extranjeros, y a irritantes violencias verbales.
La República Argentina necesita seguir trabajando en Paz, para avanzar aún más en las conquistas sociales y laborales ya logradas, la inclusión social, la defensa del patrimonio público, la independencia económica y la soberanía política que la ciudadanía ha recuperado después de la crisis terminal de 2001 y 2002.
Exigimos una investigación seria y honesta sobre la muerte del Fiscal Alberto Nisman.
La designación de una Corte Suprema de Justicia completa, como manda la Ley. Una transformación democrática y profunda de las estructuras de inteligencia.
En la República Argentina, a 10 de Febrero de 2015.
No a la mentira y el uso político de la muerte de Nisman.
No al golpe "suave".
Más democracia, Más Justicia.


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16 febrero 2015

Argentinos de origen judío cuestionan la representatividad de Amia y Daia
10:41 | El documento lleva la firma de dirigentes comunitarios, intelectuales, artistas, diputados y personalidades de la cultura, quienes proponen realizar un encuentro nacional que reivindique "las mejores tradiciones progresistas" heredadas de los inmigrantes judíos.

De la Redacción de Diario Registrado // Domingo 15 de febrero de 2015 | 10:41

A través de una solicitada publicada en diarios de tirada nacional, más de trescientos judíos argentinos, entre ellos dirigentes comunitarios, intelectuales, artistas, diputados nacionales y personalidades de la cultura, se distanciaron de los posicionamientos de las principales entidades judías locales “sustentadas en directivas exteriores”.
En este sentido, señalaron que las conducciones de la DAIA y de la AMIA “intentan erigirse como únicos representantes de miles de ciudadanos de ese origen”, representación que rechazaron dado que “muchos de ellos no se identifican con su discurso ni con sus posicionamientos en torno a los conflictos nacionales o internacionales”, al tiempo que cuestionaron que esas entidades actúen “como si fueran los depositarios del monopolio de 'lo judío'”.
“Quienes formulamos este llamamiento no pretendemos constituirnos en la voz de la totalidad de los argentinos de origen judío, pero les negamos a la DAIA y a la AMIA la atribución de hablar y de negociar en nuestro nombre”, prosigue la solicitada.
- La comunidad, en un acto en la sede de AMIA:
Los firmantes cuestionaron también el apoyo de AMIA y DAIA al fallecido fiscal Alberto Nisman, quien actuaba bajo “un vínculo de subordinación a la embajada de Estados Unidos”, según describieron, “pese a lo cual se lo siguió apoyando expresamente hasta el día de hoy”.
Otros de los puntos críticos de la solicitada, gira en torno al “brusco cambio de postura de la dirigencia AMIA-DAIA en torno al Memorándum Argentina-Irán” y la falta de debate en torno al conflicto palestino-israelí, “sin permitirse el más mínimo matiz de diferenciación”.
Entre las centenares de firmas se destacan el escritor Juan Sasturain; el secretario Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ricardo Forster; el integrante de la agrupación 18J, Sergio Burstein; los periodistas Jorge Halperín, Miriam Lewin, Adrián Korol y Hugo Pressman; el politólogo Carlos Escudé; los diputados nacionales Carlos Heller y Mara Brawer y el abogado Beinusz Szmukler.
Los adherentes al texto se definen como “herederos de las mejores tradiciones progresistas que están representadas, entre otras, por sus aportes en el surgimiento del movimiento cooperativo y en su activa participación en los inicios del movimiento obrero y estudiantil” y se mostraron “lejos” de sectores “que se han cobijado, en defensa de sus intereses, a la sombra del poder político y económico en distintas épocas nefastas para el país”.
Entre las principales preocupaciones de este sector de la colectividad judía mencionan la necesidad de “conservar y ampliar la democracia con justicia social, la eliminación de todo tipo de discriminaciones y la irrestricta vigencia de los Derechos Humanos Universales”.
En este marco, reclamaron garantizar “la verdad y justicia por la memoria de las 85 víctimas fatales de la masacre de la AMIA”.
Finalmente, como “parte integrante e indisoluble del destino de nuestro país”, llamaron a realizar durante 2015 un encuentro nacional del sector de la colectividad que adhiera a los postulados desarrollados en la solicitada



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13 febrero 2015

UN AÑO TUMULTUOSO


Era fácil de pronosticar que iba a ser un año difícil. Últimos once meses del único gobierno que en el siglo XX gobernó durante tres períodos, lo que es decir doce años, con medidas transformadoras trascendentales; que padeció distintos intentos desestabilizadores, arribando a su último año con una muy buena base electoral; con una economía que perdió impulso; con corridas cambiarias neutralizadas siempre a un alto costo; con un control de cambio extendido del cual era fácil entrar pero muy difícil salir; con una disminución creciente del superávit comercial; con una inflación alta, levemente superior al 30%; con la falta de creación de puestos de trabajo en el sector privado en los últimos años; con un déficit fiscal creciente; con la reaparición de la restricción externa, con los fondos buitres revoloteando, dificultando y obstruyendo; con una ofensiva mediática permanente y persistente; con un enfrentamiento creciente con sectores de la justicia; con buena parte del sector empresarial pasando claramente a la oposición; con buena parte de la dirigencia sindical rebelada; con la falta de un sucesor confiable como candidato oficial. Todo ello estaba en los ingredientes que incluía el vaticinio de “año difícil”.  
Se había superado un fin de año con pronósticos agoreros en los que coincidían el gobierno y la oposición. No hubo asalto a los supermercados, amotinamientos policiales o de otras fuerzas de seguridad. La presidenta mejoraba considerablemente su imagen y en la oposición cundía la desazón ante la posibilidad que alguna variante  kirchnerista podía ganar en octubre.
En ese escenario, con disminución de la actividad en varias ramas de la economía simultáneamente a un turismo importante y con incremento de las reservas del BCRA, la denuncia y posterior muerte del fiscal Nisman se constituyó en el hecho imprevisto y profundamente revulsivo en el marco del enfrentamiento y pase a retiro de la figura hasta entonces intocable del mandamás de la Secretaría de Inteligencia, Antonio “Jaime” Stiuso. En medio de la conmoción resultante se cerraron importantes acuerdos con China.


Esto ha acentuado y elevado el voltaje de la confrontación  y ruptura con  el sector de la justicia opositora, con un sector importante de los industriales prebendarios y con el hormiguero de los servicios, un subsuelo cloacal.
Del enfrentamiento con esos sectores del Poder Judicial, ha surgido la marcha de los fiscales opositores convocada bajo la bandera “Por la memoria de Nisman, por la verdad y la justicia” para el miércoles 18 de febrero.
Es fácil pronosticar que será una marcha importante fuertemente crítica al gobierno, con toda la oposición incluida y con buena parte de la base social de los cacerolazos presente. Tal vez el intento de una  remake, en un contexto muy diferente, casi 70 años después de aquella marcha “Por la democracia y la libertad” del 19 de septiembre de 1945 que provocó el desplazamiento de Perón del gobierno, prólogo del histórico 17 de octubre que lo repuso. Otros, más optimistas en sus deseos, porque sus consecuencias fueron irreversibles por décadas, encuentran su referencia y sus expectativas en la manifestación de Corpus Christi, que el 11 de junio de 1955 juntó a la Iglesia, el establishment y la izquierda tradicional, y creó el clima necesario, primero para el bombardeo de Plaza de Mayo, cinco días más tarde, y para el derrocamiento del gobierno en septiembre de ese mismo año.



Es irritante y de una hipocresía superlativa observar que los fiscales que promueven la marcha, Germán Moldes y Raúl Plee, han sido con Alberto Nisman los que alejaron, entre otros, la posibilidad de esclarecimiento del caso AMIA. Por otra parte, Ricardo Sáenz y Luis Osvaldo  Rodríguez militan activamente en la órbita de Clarín. Sáenz (Fiscal General) es el superior de la fiscal Viviana Fein quien tiene a su cargo la investigación de la muerte de Nisman.
Desde Clarín y su editorialista Alberto Amato y desde el fiscal Germán Molde se intenta establecer una identificación entre el segundo semestre de 1975 y la actualidad en materia de violencia y deslizamiento a la anarquía. La deducción es explicita: Cristina es Isabel, Capitanich es López Rega, y el final es conocido. 


    
Los acuerdos con China es al sector empresarial prebendario lo que el Memorándum de Entendimiento con Irán significó para las autoridades formalmente representativas de los argentinos de origen judío, es decir la ruptura en paralelo con el enfriamiento de las relaciones con EE.UU.
Lo refleja con claridad la nota del periodista Francisco Olivera en La Nación del 7 de febrero:
“No bien el avión tocó tierra, Héctor Méndez prendió el teléfono y se sorprendió con un mensaje de texto. Eran dos líneas que decían: "Héctor, llamaba para felicitarte. Enrique". El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) se quedó pensando. Seguía de vacaciones con su familia en los Estados Unidos y tenía la mente en cualquier otra cosa en ese momento. Le costaba además reconocer el número del remitente, que empezaba con el prefijo de Mendoza. Ató cabos recién horas después: el elogio era de Enrique Pescarmona, presidente de la metalúrgica Impsa, y el motivo del aplauso, el lapidario comunicado con que la UIA criticó esta semana los acuerdos comerciales que el Gobierno acaba de firmar con China y que someterá a aprobación del Congreso. Pescarmona, líder argentino en la fabricación de turbinas hidroeléctricas, tiene en el asunto un despecho particular. En 2010, junto con Corporación América, de Eduardo Eurnekian, y la brasileña Camargo Correa, había ganado la licitación para construir las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, proyecto que el Gobierno dio por fracasado por falta de financiamiento y decidió anular, para llamar a una nueva convocatoria en 2012. Quien se quedó finalmente con la obra fue el consorcio integrado por el grupo estatal chino Gezhouba, la mendocina Hidrocuyo SA y Electroingeniería, una compañía cordobesa de venturosas coincidencias aquí: tiene entre sus dueños a Gerardo Ferreyra, ex militante del ERP y compañero de cárcel de Carlos Zannini en los 70, empresa que cuadruplicó su facturación desde que el kirchnerismo está en el poder. Esta semana, en Pekín, Cristina Kirchner apuntaló la iniciativa: firmó el financiamiento para la obra, que contará con el aval del Banco de Desarrollo de China.
Internas del universo contratista: a las corporaciones les cayó casi como un segundo memorándum iraní. El reacomodamiento geopolítico, dicho en vocabulario cristinista, signará los negocios de la obra pública de aquí al futuro. Tanto, que en la UIA ya se quejan con sorna de lo que juzgan un reemplazo de los dictados de Washington, tan cuestionados en los 90, por los de oriente: "Es el consenso de Pekín", protestan.”
Está por verse si en la protesta empresaria hay alguna base de sustentación o sólo un prejuicio ideológico y económico de quienes adherían al Consenso de Washington.
El proyecto de ley que convierte a la inteligencia en una Agencia Federal, es una iniciativa importante que no debe ser un maquillaje y por su trascendencia para que  sea transformadora y permanente no debe tener un tratamiento exprés.
Mientras tanto en la oposición política partidaria, Macri y Massa se disputan al radicalismo que tiene lo que los dos candidatos presidenciales carecen: estructura nacional. A su vez el radicalismo carece de candidato presidencial taquillero. En esas carencias y virtudes complementarias radica la necesidad de las negociaciones. El temor que aún así no se pueda desplazar  al kirchnerismo, aunque se trate de su versión light y pasteurizada que representa Daniel Scioli, lleva a Techint y Clarín con su mandadero Ernesto Sanz, presidente del radicalismo, a proponer una interna abierta entre ellos, Macri y Massa para luego distribuirse los cargos, con la posibilidad cierta de triunfo en las elecciones nacionales. Esa entente tiene un solo objetivo: desplazar al kirchnerismo y un plan de gobierno mínimo consistente en restaurar a favor de los perjudicados lo que el kirchnerismo hizo bien.
Alguna parte de la tupacamarización del radicalismo podría alinearse detrás de la “divertida fórmula” Binner –Cobos.
Durante varias semanas, ham desaparecido de la agenda de la prensa opositora, la inseguridad, la inflación y los fondos buitres. Permanecen las denuncias de corrupción. A medida que la denuncia y la muerte de Nisman y la crisis política que tales hechos desató vayan cediendo, aunque sin lugar a dudas atravesará el año, volverán los temas eclipsados. El gobierno debería tener muy presentes las consideraciones del lúcido analista favorable al gobierno Alberto Dearriba: “Si Nisman pensó que los chismes que seguramente le pasaban los servicios que pretenden perjudicar al gobierno iban a herir al kircherismo, está claro que se equivocó. Ni los opositores pueden sacar roña de una denuncia que muchos juzgan inconsistente. Pero, en cambio, su muerte puede lastimar al gobierno de una manera todavía difícil de medir.  Todo depende de la investigación: si es rápida y con resultados certeros, el gobierno tendría un juicio relativamente benévolo de la sociedad. La conclusión de muchos será que a Cristina le tiraron un muerto. Si la investigación es morosa y confusa, buena parte de la sociedad puede condenar en cambio al gobierno. Y lo que es peor, a las instituciones. Esto no depende lamentablemente de los resultados objetivos de la investigación, sino del consenso social que irán construyendo los medios sobre la marcha de la investigación…. Sea como fuere, la Argentina ya no será igual que antes de Nisman. Ahora hay un cadáver en el camino a las urnas de octubre.  El futuro político del país estará en buena medida influido ahora por la investigación judicial. ¿Cuántos argentinos seguirán fieles al gobierno y cuántos mudarán de opinión al llegar a las urnas perturbados por la muerte de un hombre? Es un interrogante mayor aún que los que atormentan a los ciudadanos decentes, que lamentan la muerte de un hombre, más allá de sus efectos políticos y demandan la verdad.”
Un amplio espectro opositor poderoso debería obligar al gobierno a movilizar todos sus recursos humanos, recurrir a la imaginación creativa  y evitar los groseros errores propios, aquellos que en tenis se conoce como errores no forzados (los facebooks de la presidenta por la muerte del fiscal; el inapropiado discurso por cadena nacional sobre el tema; el humor improcedente desde China; el disparo en los pies de Capitanich rompiendo ante las cámaras de TV las páginas de Clarín; las desafortunadas expresiones de Aníbal Fernández sobre la fiscal Fein, y nuevamente la Presidenta en una inapropiada referencia eufemística pero clara al silencio de los que marchan, hablando a su tropa, en los patios interiores de la Casa Rosada). Cuanto más se cierre el discurso,  más se angosta la base de sustentación y por lo tanto se progresa en la debilidad. 
El gobierno deberá caminar por un estrecho desfiladero manteniendo siempre un buen termómetro de la realidad, en momentos que parece confundido y no encontrando la forma de recuperar la iniciativa. Equivocarse en aspectos elementales del enfoque del caso Nisman, descuidando los gestos más elementales de la convivencia, que se acentúa irritantemente cuando en el escenario se cruza una muerte, y encima en este caso de notable significación, es una torpeza inadmisible y sorprendente. Si la Presidenta lo niega o la minimiza y cree y acentúa su papel excluyente  de emisarias de buenas noticias,  las dificultades se potenciarán.



La posible imputación Cristina Fernández y a su Canciller por parte del fiscal Gerardo Pollicita, el cercano procesamiento del vicepresidente Amado Boudou, la misma posibilidad para el jefe del ejército César Milani, entre otras causas judiciales, y un posible intento de generación de desasosiego económico para el mes de marzo, son nubes que se ciernen sobre el escenario político. 

No es difícil vaticinar que nos esperan meses agitados de un año tumultuoso.
12-02-2015


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10 febrero 2015

El viernes 6 de febrero se subió a EL TREN, el Licenciado en Economía, docente universitario Horacio Rovelli.
Subite a EL TREN  y durante el viaje  podrás encontrar respuestas a  todas tus dudas acerca de los acuerdos firmados con China. Y como bonus truck, un análisis de la situación de la economía argentina actual.

No te quedes fuera del mundo.  El TREN hace el recorrido que tu interés y tu curiosidad reclama

08 febrero 2015

El martes  3 de febrero se subió a EL TREN, el abogado, defensor de presos políticos, veterano luchador  por los derechos humanos  Beinusz Szmukler Un diálogo atrapante sobre la denuncia del fiscal Nisman y su muerte.

No te quedes en el andén. Acomodá el equipaje que partimos

04 febrero 2015

FRENAR   LA LOCURA

La denuncia promovida por el fiscal Alberto Nisman y su posterior muerte, han producido un desenfreno verbal, una tergiversación de los hechos y una falta de mesura, en donde chapotean en el barro tanto el gobierno como la oposición;  como así también los editorialistas y columnistas de los medios dominantes con descripciones y vaticinios apocalípticos, y ausencia total de crítica en los medios oficialistas sobre los errores de la Presidenta (como si Cristina Fernández gozara para los seguidores y militantes de una  pretendida infalibilidad tan absurda como la papal).
A eso se agrega la hipocresía de muchos de los análisis de la prensa internacional, junto a la habitual subordinación de los dirigentes de las instituciones formalmente representativas de los argentinos de origen judío a la política exterior del Estado de Israel.
No hay que descartar,  sin caer en teorías conspirativas, que hay poderosos actores  económicos y mediáticos que están dispuestos a promover o subirse a situaciones que puedan llevar a que el gobierno transite sus meses finales en forma penosa.
Parece redundante y obvio aclarar que la muerte del fiscal Alberto Nisman es lamentable. A partir de ello es imprescindible señalar que su “investigación” es una continuación de la iniciada por el juez Galeano, y los fiscales Muller,  Barbacchia y también Nisman; y que los tres primeros están procesados y deberán comparecer en el juicio oral cuya elevación ya se dispusiera. De este proceso   fue salvado el fiscal que continuó esa investigación.
Esa investigación es de un sesgamiento inadmisible, y claramente responde a directivas de los servicios de inteligencia de EE.UU y de Israel de la que era tributaria la SIDE.
Todo indica que primero se determinó el culpable y luego se buscaron las pruebas que lo involucraran. No es reprochable contar con informaciones de servicios de inteligencia extranjera: lo que resulta inadmisible es subordinarse a las indicaciones de los mismos y aceptar sin beneficio de inventario la información suministrada y que el fiscal recibiera órdenes y direccionamiento desde “La Embajada”. Extraño caso de superposición: la SIDE, a través de su mandamás Stiuso  dirigía la investigación de Nisman y a su vez la SIDE (Stiuso) era instrumentada por la CIA y el MOSAD.  



Ninguno de “los republicanos” que sostienen que con el Memorándum de Entendimiento con Irán se entregó la causa AMIA a los presuntos responsables de “una investigación” amañada, formulan la menor crítica a las pruebas tangibles y concretas obtenidas en los cables de la Embajada Norteamericana remitidos hacia EE.UU, de los cuales surge inequívocamente la obediencia debida del fiscal muerto. Su genuflexión hacia el imperio les lleva a considerar estas actitudes del fiscal como perfectamente lógicas.
Nisman contó con recursos, tiempo y personal y el resultado es de una endeblez sorprendente tanto su investigación como su denuncia a la Presidente, el Canciller y demás imputados.
Más que buscar la verdad de lo sucedido se buscó culpables señalados desde el exterior. Esto no significa que Irán pueda realmente ser responsable, pero para eso se necesitan las pruebas que a Nisman siempre le faltaron. Por eso resulta sorprendente e hipócrita que quien no buscó la verdad sino sólo a los responsables que le señalaron, hoy hay quienes lo consideren un héroe. La muerte siempre merece respeto pero nunca puede ser un pretexto para cambiar la historia del muerto. Eso lo saben tres de las cuatro agrupaciones de familiares de víctimas de la AMIA, que fueron muy críticos de Nisman. Lo saben también las autoridades formales de los argentinos de origen judío, pero complicidades y ocultamientos heredados y propios, las llevan a igual que Nisman a señalar culpables en función de intereses políticos indicados desde la lejanía.
En síntesis: Nisman estaba mucho más cerca de recorrer al final del camino el itinerario de procesamiento de sus colegas Muller y Barbacchia que de la condición de héroe que por  motivos que hacen a la política menuda  quieren proyectarlo.   


Por su parte, las actuales autoridades de AMIA y DAIA nunca han hecho un repudio en el primer caso y una autocrítica en el segundo, en relación al homenaje dispensado al “Fino” Palacios; o el pedido de disculpas de la comisión presidida por Rubén Beraja a Carlos Menem por el certero y enjundioso discurso de Laura Ginsberg, el impactante “Yo acuso a los gobiernos de Menem y Duhalde”,  pronunciado en la calle Pasteur en la recordación del atentado en el año 1997.  


        
Una muestra en pequeño de una promiscuidad llamativa e irritante entre presuntos denunciadores y encubridores, puede observarse en el cumpleaños en enero de este año de Marta Nercellas, la abogada que comandó un equipo de abogados durante más de una década en representación de la DAIA y personalmente de su entonces presidente Rubén Beraja, que entre sus invitados contaba nada menos que con el procesado “Fino” Palacios, (imputado en el juicio de encubrimiento que con suerte se concretará en el segundo semestre de este año) información aparecida en Ámbito Financiero del martes 27 de enero y nunca desmentida. Para colmar el vaso, también estaba presente la actual jueza a cargo del caso Nisman, la Dra. Fabiana Palmeghini; el actual abogado de la DAIA Miguel Bronfman, el juez de la servilleta Claudio Bonadío, hoy puesto en un pedestal por la oposición, a pesar de haber cajoneado durante años la falsa denuncia de Telleldín contra los policías de la bonaerense; el ex presidente de la DAIA Jorge Kirszenbaum, quien en el 2006 recibió la justa crítica de Memoria Activa por haber dicho: “el procesamiento al Sr. Ruben Beraja constituye un ataque a la comunidad judía en su conjunto así como que la resolución judicial dictada por el Juez Ariel Lijo transforma a las víctimas en victimarios". Por si lo mencionado no fuera suficiente, también estaba presente el Fiscal General  Ricardo Sanz, el superior de la fiscal de la causa Nisman Viviana Fein.  
Nercellas no es otra que la abogada que acompañó a Rubén Beraja a una reunión de ex presidentes de AMIA y DAIA a la sede de la calle Pasteur para tratar la muerte de Nisman.  
Si a esto se suma la posibilidad, dada como concretada por la periodista Silvia Naisthat  de Clarín, que  DAIA y AMIA habrían ingresado en diciembre al Foro de Convergencia Empresarial, es fácil entender por qué muchísimos argentinos de origen judío sienten que estas instituciones se arrogan una representatividad muy cuestionable.   
GOBIERNO Y OPOSICIÓN 
La presidente ha actuado con una irresponsabilidad llamativa al dar a conocer sus dos cartas innecesarias e imprudentes con certezas sin pruebas, con imprecisiones y errores; y una semana más tarde, en una tardía cadena nacional, dando un largo rodeo personal para llegar al meollo de la cuestión de forma inapropiada.
Dar opiniones sobre si era suicidio u homicidio, con afirmaciones insólitas sobre una investigación judicial en pañales, resultan muy criticables en su doble condición, la primera y fundamental de cabeza del Poder Ejecutivo y  la segunda como abogada.
El señalamiento de sospechas hacia personas aún no procesadas resulta a todas luces un craso error superlativo.

Señalar que no tiene dudas que es un asesinato, la ubica desde una responsabilidad infinitamente mayor, en la misma vereda de irresponsabilidad que el habitualmente inimputable periodista Jorge Lanata que anunciaba, con su propia voz que “te haremos escuchar las grabaciones que llevaron al asesinato del fiscal Nisman”, o del autodenominado filósofo Santiago Kovadloff que en su discurso en el entierro de Nisman en el cementerio de la Tablada afirmó: “Se jugó la vida y pagó con ella para impedir en la medida de sus fuerzas, que el crimen se llevara por delante, sin costo alguno, la verdad, la ética y la República. Alberto Nisman murió en el intento de echar luz sobre la oscuridad……La República vuelve a estar de duelo con este asesinato” Este columnista de La Nación y redactor de los discursos del Presidente de la Sociedad Rural, sólo encuentra la República, palabra con la que se hace gárgaras,  en las páginas del diario fundado por un genocida y propulsor de todos los golpes, beneficiario y cómplice de la última dictadura establishment-militar y le pone la música y la letra a las habituales embestidas desde un predio usurpado a su presidente Luis Miguel Etchevehere.
La Presidente de la Nación debió formular un único discurso institucional por cadena nacional, sin tratar ningún otro tema que el vinculado a la denuncia y muerte de Nisman. Podía haber dicho:
El país y esta presidente se sienten profundamente conmovidos por la muerte de un fiscal de la Nación. Estoy como todos los argentinos deseosos que se haga justicia y que se sepa la verdad sobre la muerte de Alberto Nisman. En mi caso particular, quiero que no quede ninguna duda, porque pocos días antes de morir, el fiscal me imputó el encubrimiento de delitos gravísimos junto a mi Canciller. Dejo para otra oportunidad, rebatir públicamente y en lugar que corresponde la justicia, si finalmente ésta hace lugar a la denuncia, los cargos que el fiscal muerto ha formulado. Pongo a disposición de la fiscal todos los recursos materiales y humanos del Estado para que pueda llegar a la verdad de lo ocurrido. Hago llegar mis condolencias a la familia, en particular a sus dos hijas, una adolescente y otra pequeña, a su madre, a su ex mujer la jueza Arroyo Salgado, a las cuales las invito a concurrir cuando lo consideren oportuno y necesario a la casa de gobierno.  He decretado dos días de duelo nacional y dispuesto en señal de ello que la bandera nacional permanezca  a media asta en todos los edificios públicos durante estos dos días.”   
En este desenfreno demencial, el rabino Marcelo Polakoff, escribe en el diario mitrista: “El hombre que se había dedicado con absoluto compromiso a buscar justicia para descubrir a los responsables de aquel hecho tan atroz, había dado su vida, literalmente, por la causa.” 

 El escritor y periodista Jorge Fernández Díaz, que parece confundir ficción con realidad, escribió una columna de opinión como si fuera la continuación de su exitosa novela policial “El Puñal”,  un texto antológico, sin el menor apego por la verdad: “Un ejército de motos, policías a caballo e infantes con metralletas protegían tardíamente al muerto. Decenas de personas humildes y sollozantes salían al camino con carteles rudimentarios y flores, y le imploraban al filósofo, porque no tenían enfrente a nadie más, que por favor se hiciera justicia. Santiago Kovadloff iba aterido de frío dentro de ese cortejo fúnebre que desembocaría en el desolador cementerio de La Tablada.”
Al lado, en otra columna dominical,  Joaquín Morales Solá escribió sus deseos, como formando parte de la realidad: “El final de una era personalista y autoritaria no significa nunca una transición ordenada hacia un régimen distinto. Está marcado siempre por un escandaloso derrumbe, que amenaza los valores esenciales del sistema político. Y está impregnado por la degradación de la palabra, de la razón y de los sentimientos.”
El rabino Sergio Bergman, diputado del PRO, aliado a los sectores religiosos más retardatarios en la interna de la AMIA, que en su momento abandonó Memoria Activa para entrar al Partido cuyo jefe político está procesado por las escuchas denunciadas por el fiscal Nisman, entre otras, a Sergio Burstein, un familiar víctima del atentado donde murió su mujer, y que designó al frente de la Policía Metropolitana al Comisario Fino Palacios que va a juicio por encubrimiento. Este rabino de un oportunismo poco religioso, ahora propone una nueva Memoria Activa, como si no existiera la que continuó con coherencia de lucha de la que él desertó, escribió en la “Tribuna de Doctrina”:  “Nisman murió por denunciar con valor lo que las pruebas sostienen y el juez de la causa por encubrimiento deberá dictaminar. Murió en la soledad y el aislamiento de nuestra anómica anestesia de espectadores que observan la tragedia de una muerte anunciada; lo que no nos hace cómplices, pero sí partícipes en omisión por no tener como sociedad el valor y el coraje que sí tuvo él para denunciar a la presidenta de la Nación como culpable y responsable de no haberlo protegido. Así como Nisman no merecía la muerte, sí merece Cristina un juicio político. En la Argentina que nacerá cuando la denuncia de Nisman sea justicia, ya no sólo no podrán matar tan impunemente a un fiscal, sino que tampoco nos matarán de miedo ni nos paralizaremos expectantes al ver en los medios las noticias que van mutando día a día. Desde aquella infame sentencia de 24 horas en la que el Gobierno y su coro de obsecuentes sentenciaron suicidio hasta hoy, cuando pretende apoderarse del muerto al que no protegió, al que denostó, agravió y expuso al asesinato…. Mientras Nisman dio su vida para ir de cara a la verdad por la Argentina del porvenir, esta Argentina de hoy no hace futuro, sino que nos retrotrae al pasado en manos de un gobierno autocrático, unipersonal, que desgobierna arrojándonos al caos, donde imperan el sálvese quien pueda, el "no te metás", el "algo habrá hecho", donde somos derechos y humanos, y donde para sobrevivir hay que mentir, como nos acostumbran cuando sin vergüenza mienten cada día….. Esta presunta resurrección épica y mítica, que es una trágica caricatura camporista de montoneros devaluados e impostados, trae desde las cloacas de nuestras peores prácticas como sociedad el magnicidio y el crimen político. De eso se trata la muerte de Nisman. Como intentan darnos cátedra desde la "Universidad K" de La Plata, parece que el contexto genera condiciones para el terror. Y ese contexto es responsabilidad de la presidenta de la Nación….. Mientras la Justicia hace su trabajo investigando cómo murió, es decir, quién lo mató, no se pueden postergar las consecuencias políticas e institucionales que tendrá el saber por qué murió el fiscal. Y aquí está clara la respuesta: a Nisman lo mataron por su investigación. Murió por la causa AMIA, que ahora ya son tres causas: la masacre, su encubrimiento y el asesinato de Nisman.”
Como se puede observar, el piadoso y republicano rabino, que solicita a los demás una templanza y diálogo del que carece, seguramente por revelación divina, afirma categóricamente que a Nisman lo mataron.
Desde Clarín, el catedrático Luis Alberto Romero, bajo el título “El caso Nisman y el lado clandestino del Estado” intenta equiparar la situación de 2015 con la de 1975: “En su loca carrera final, hacia el poder total o simplemente la impunidad, el gobierno parece haber traspasado un límite. Después de exacerbar la violencia verbal, las “palabras que matan” parecen mutarse en muertes reales. Nos preguntamos cuántas armas tienen las “organizaciones populares” subvencionadas, y en qué circunstancias estarían dispuestas a usarlas. Es imposible no pensar en 1975. Entonces se decía que había que llegar a las elecciones “aunque sea con muletas”. Ojalá hubieran podido. Hoy tenemos el deber de desempeñarnos mejor que los dirigentes de entonces. Tenemos que llegar a las elecciones, pero para eso hay que salvar a la República. No se puede esperar mucho del equipo gobernante, ni de la presidenta, que parece conspirar contra ella misma. Toda la responsabilidad recae en el sector opositor de la sociedad…. Aquí está el ojo de la crisis: en el gradual derrumbe del Estado de Derecho. Más allá de su sentido general, quizás abstracto, tiene hoy un significado muy personal y directo para muchos, como el periodista del Herald que se fue del país. Luego de la muerte de Nisman todos nos sentimos amenazados de algún modo. Hasta ahora el problema eran los motochorros, los asaltantes o los narcos; ahora se le teme al gobierno y a su larga y pesada mano.”
Se puede escuchar o leer afirmaciones irresponsables como la del ferviente republicano Marcos Aguinis que no duda en afirmar que estamos en presencia de un crimen, del periodista Gabriel Levinas que sostiene que se armó el escenario del crimen y se sustrajeron carpetas, o la del escritor y periodista Jorge Asís que contradiciendo el informe conocido de la autopsia informada por la fiscal,  donde afirma como si hubiera accedido a fuentes ignotas que el disparo mortal fue en la nuca.  Algunas exteriorizaciones de salud periodísticas puede leerse en notas de dos periodistas antikirchneristas. Romina Manguel escribió: “La muerte del fiscal Alberto Nisman, titular de la unidad más equipada del Ministerio Público, creada para investigar el atentado, lo enluta todo….. Pero en cadena o en Facebook, la Presidenta también se defendía: Nisman la había denunciado, tomando al Gobierno por sorpresa, como partícipe de un encubrimiento que cobró forma en un Memorándum de Entendimiento con Irán. La sorpresa no se debió sólo al momento elegido, plena feria judicial de enero, sino a que el propio Nisman había reconocido el apoyo de la Presidenta desde los inicios de la causa. Como legisladora integrante de la comisión bicameral de seguimiento al atentado a la AMIA, en 1996, Cristina Fernández de Kirchner fue exceptuada de la acusación de encubrimiento porque no adhirió a los dictámenes de la mayoría y cuestionó con dureza la investigación. Nisman admitía que sólo durante el kirchnerismo se desclasificaron archivos secretos de la ex SIDE, la Policía, la Gendarmería y la Prefectura, se creó la Unidad AMIA y se levantó el secreto a los agentes de Inteligencia para que declararan en el juicio oral. ¿A esa misma Presidenta denunciaba? El principio del fin tiene nombre. Memorándum de Entendimiento con Irán.
"Nos jugamos la vida en esto, nuestras cabezas tienen precio, y ahora esos mismos que acusamos de ser los ideólogos del atentado se sientan a negociar", me dijo Nisman a días de haberse firmado el acuerdo. "Ni siquiera me llaman al Senado para preguntarme por qué esto es un disparate", continuó tiempo después.
El eje de la acusación de Nisman se desmoronaba con este hecho. No tenía nada más, ni nada menos, que la convicción de la responsabilidad de Irán en el atentado. Para Nisman, los autores ideológicos estaban identificados. Y cada aniversario, durante los años que encabezó la Unidad Especial, daba a conocer nuevas pruebas que a su entender respaldaban la hipótesis más fuerte sobre la que había trabajado casi obsesivamente junto con "Jaime" Stiusso, el hombre fuerte de Inteligencia, con la colaboración constante de las agencias de inteligencia de Estados Unidos e Israel. Desde el día en que se conocieron las negociaciones del canciller Héctor Timerman con Irán, Nisman se opuso a esa herramienta e hizo público su profundo malestar. Y empezó a darle forma a la idea de que alguien encubría algo como encubridora? ¿En qué momento se rompió la relación entre el fiscal y el Gobierno? Empezó por los que se arrogaron la diplomacia paralela con Irán, Luis D'Elía y Fernando Esteche. Apareció el diputado nacional Andrés Larroque en unas escuchas y no dudó en sumarlo. Y escaló hasta responsabilizar al principal promotor del Memorándum, el canciller, y a la misma Presidenta que lo había convertido en uno de los hombres más poderosos del escenario judicial con una unidad dotada de recursos y prácticamente sin controles….. El modo en que su muerte impacte en la investigación por el atentado a la AMIA será, si la tiene, otra respuesta a largo plazo. Para quienes cuestionaban su trabajo, es un buen momento para cambiar la dirección de la investigación tras diez años sin avances significativos. Una posibilidad de mirar más allá de Irán, de salirse de ese chaleco de fuerza que, para algunos, limitaba la investigación desde el primer día.” El periodista Jorge Urien Berry, fue un oasis de racionalidad en ese domingo  último de enero atravesadas por las columnas apocalípticas de sus periodistas estrellas. Escribió: “Todo parece valer en la puja de intereses que se libra en torno a la verdadera causa de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Hay mucho en juego y jugadores muy fuertes. Están los intereses contrapuestos del Gobierno y la oposición, y los de la familia judicial kirchnerista y antikirchnerista, pero también se juega la posibilidad o no de una investigación del atentado a la AMIA sin contaminaciones y, muy especialmente, la verdad de la turbia relación entre la ex SIDE y la Justicia no sólo en la causa AMIA.  Su muerte amplió el campo de batalla hasta el horizonte desplazando la denuncia endeble a un último plano. En cuanto se confirme alguna de las hipótesis, suicidio, suicidio inducido u homicidio, habrá ganadores y perdedores. El Gobierno es ya el gran perdedor en cualquiera de las alternativas. Las tres lo perjudican porque la sociedad cree en el homicidio y desconfiará si la Justicia se inclina, como la investigación parece indicar hasta ahora, por el suicidio.”


Entre los candidatos presidenciales, Daniel Scioli, como es habitual, se sumió en un silencio insondable, Sergio Massa, abogado novato, dio otra muestra que su ideología puede sintetizarse en una cuestión táctica: el más desfachatado oportunismo. Afirmó que se presentará como querellante para seguir de cerca la causa sabiendo que eso es imposible porque no es un particular damnificado. Mauricio Macri, denunciado por el fiscal Nisman en el caso de las escuchas, mostrando que su nueva política es un recetario de las peores taras de la vieja política, expresó: “que este caso sirva para desterrar una de las prácticas de la mala política, que es utilizar los servicios de inteligencia en forma facciosa. Los servicios de inteligencia tienen que estar al servicio de los intereses de la Nación y no de un partido ni en contra de otros dirigentes, como a mí me tocó sufrir ese sistema con la causa de las escuchas. La muerte del fiscal tiene que ser un antes y un después que de transparencia y claridad a los servicios de inteligencia en la República Argentina”.
Hermes Binner afirmó que lo que hay que cambiar “no son los servicios de inteligencia sino el gobierno.” Elisa Carrió, con su habitual impunidad y desmesura declaró: “Yo pensé que robaban, que mentían sistemáticamente, nunca pensé que pudieran matar. Terminó el relato. Toda la gente está clara en que fue un crimen o una instigación al suicidio y los únicos confundidos son ellos.”
FRENAR LA LOCURA
El kirchnerismo, como es tradicional, exhibiendo una cualidad inexistente en sus adversarios, que es su audacia fundamentalmente en situaciones complicadas, tomó una decisión trascendental de disolver la Secretaria de Inteligencia y enviar un proyecto de ley al Congreso creando una Agencia. Posiblemente sea tarde para el gobierno pero muy a tiempo para la democracia. Debe ser ampliamente discutida como una trascendental política de estado. Debe ser un barajar y dar de nuevo. Si sólo resulta un maquillaje será juego para la tribuna y el prólogo de una frustración de un costo enorme.
El gobierno no debe meramente imponer la razón del número y la oposición no puede reducir su participación a una negativa cerrada y caprichosa.
El tema y su tratamiento racional y maduro, sería un buen síntoma que se puede transitar por la cordura, frenando la locura. Lo conocido hasta este momento es lo opuesto.  En lugar de frenarla, a la locura se la incentiva.

 02-02-2015


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