24 junio 2013

EL ESTABLISHMENT TIENE SU CAPRILES




Desde los 148 kilómetros cuadrados de Tigre, de los cuales el 60% están cubiertos por clubes de campo, el intendente Sergio Massa se convirtió en la figura más buscada  de la política argentina y de cuya decisión estuvieron pendientes el gobierno y la oposición de cara a las internas de agosto y a las legislativas de octubre. Después de muchas marchas y contramarchas que incluyeron una posible alianza con Daniel Scioli, de quien parece el hermano gemelo con mayor audacia, Massa decidió enfrentar al gobierno con una lista que sintetiza la idea de una política de consenso, de representación del poder económico, evitando las confrontaciones e imitando a Capriles en Venezuela, intentando inteligentemente rescatar (por lo menos en lo discursivo), lo que considera avances importantes del kirchnerismo y separándose del mismo en aquellos aspectos de enfrentamiento con sectores del establishment. Esta idea -un verdadero oxímoron- tiene algunas reminiscencias del desarrollismo, aquel que se postulaba después del derrocamiento del peronismo como una versión del “peronismo bueno”, de modo tal que conservando sus avances, fuera republicano y democrático, manteniendo las conquistas sociales pero sin la presencia sindical fuerte, sustituyendo la expropiación de parte de la renta agraria para desarrollar la industria como hacía el peronismo, con la radicación de capitales extranjeros que terminaría desplazando a sectores de la burguesía nacional que el frondizismo intentaba representar. La lista que encabeza Massa lleva al intendente de Almirante Brown que obtuvo en las última elección nacional el 72% de los votos, seguido por Mirta Tundis, una periodista del grupo Clarín; el ex gobernador Felipe Solá, sobreviviente de distintos espacios con su autoproclamada táctica de “hacerse el boludo”; el empresario, ex presidente de la UIA y en su momento duhaldista José Ignacio de Mendiguren; Mónica López, la ex mano derecha de Francisco de Narváez, que hace un tiempo cambió de preferencia electoral;  Adrián Pérez, el antiguo alfil de Elisa Carrió que asumió la conducción de la Coalición Cívica después de la catástrofe electoral de su fuerza en las elecciones del 2011, hasta que las alianzas de su partido lo dejaron marginado; Soledad Martínez, diputada del PRO; Héctor Daer, jefe del gremio de  Sanidad de la CGT oficialista; la senadora provincial Azucena Ehcosor, integrante de La Juan Domingo, esposa del intendente de Hurlingham Luis Acuña, expulsada del Frente para la Victoria; el actor Fabián Gianola, simpatizante del PRO; y el empresario Jorge Garfunkel, socio de Sergio Spolski en la propiedad del conjunto de medios afines al gobierno.
Hasta este domingo era difícil saber qué opinaba el intendente de Tigre sobre cualquier tema político, económico y social. Forma parte de una generación de políticos que hacen de su indefinición, de sus silencios, del discurso light e intrascendente, su estrategia política.
En los reportajes que concedió este 23 de junio, se pronunció contra le re-reelección, describió a su lista como una muestra “de un país que debe comprendernos a todos”; afirmó con relación al gobierno que “hay cosas que comparto y otras no. Hay que dejar de lado la teoría de que la Argentina es Bagdad o es Disneylandia”. En uno de los reportajes, el de Clarín, en un momento habla en tercera persona y afirma: “Massa es un tipo que quiere que al país le vaya bien. No tengo aspiraciones. Ocupé un montón de lugares. Diputado a los 27 años. Director del ANSES. Jefe de gabinete. Hice todo lo que podía hacer. Además para el 2015 falta una eternidad……Nosotros queremos una alternativa de centro, una alternativa de futuro para la Argentina con la capacidad para convocar a sectores de centroderecha y de centroizquierda, con gente que viene del peronismo, del radicalismo, del Pro, siempre con anclaje en el peronismo.”
Al diario “Tiempo Argentino le declaró: “Tomamos la decisión de no ir contra nadie”
En cambio en privado, este precoz militante de la UCEDE, como Amado Boudou y Ricardo Echegaray, que entró al peronismo por la puerta de servicio del menemismo, no se anda con vueltas, como lo revelaron los cables de wikileaks. En los mismos refiriéndose a Néstor Kirchner y expresó según consignó Santiago O`Donnell en su libro “Los cables de Wikileaks sobre la Argentina”: “Fue despiadado en sus críticas a la pareja presidencial, especialmente a Néstor. Aunque ninguneó los informes de prensa que decían que él y Kirchner se habían agarrado a trompadas en el cuartel de campaña en la madrugada previa a la derrota en las elecciones de mitad de período en junio del 2009, llamó a Néstor “psicópata” y “cobarde”, y dijo que su actitud de matón en la política esconde una profunda sensación de inseguridad e inferioridad. (La esposa de Massa se alarmó a tal punto  por estos comentarios desinhibidos que él le pidió que “dejara de ponerle caras”). Massa cuestionó el argumento que Néstor merecía crédito por ser un táctico magistral, describiendo al ex presidente  como un torpe convencido de su propia brillantez que seguramente continuaría cometiendo errores….Dijo que Néstor no se podía relacionar con otro fuera del estrecho foco de sus propias ambiciones políticas: Kirchner no es un genio perverso”, concluyó Massa. “Sólo un perverso.”    
Como era esperable y especulaban los medios dominantes y el establishment económico, la alternativa al kirchnerismo debía surgir del interior del Frente para la Victoria, ya sea de Daniel Scioli o de Sergio Massa. El gobernador, después de intentar colocar sus candidatos en las lista de Francisco de Narváez, de aproximarse a romper en alianza con Massa, renunció a cualquiera de esas alternativas y se quedó en el Frente para la Victoria, sin colocar prácticamente a nadie en las listas, y posiblemente haya decidido, involuntariamente, arriar sus aspiración a ser candidato a presidente en el 2015.
El columnista Carlos Pagni en su columna del 24 de junio especula: “Scioli quedó instalado en un no lugar…. Cuando negoció con Massa, pidió por los candidatos de De Narváez, lo que lo vuelve un aliado inaceptable de la Presidenta. Sí, como cree Massa, el gobernador simuló un intento de acuerdo para presionar a la Casa Rosada, no tuvo éxito: ni siquiera logró introducir  a su jefe de Gabinete, Alberto Pérez, en la lista de diputados. Ofendido, el gobernador se refugió en la Ñata, para descargar su furia……”       
El poder económico que representa el diario “La Nación”, el que cuando Kirchner era un desconocido para la mayoría de los argentinos y había salido segundo en las presidenciales de abril del 2003, pero que preocupaba al diario fundado por Bartolomé Mitre, le presentó un ultimátum que implicaba mantener intactas las bases de sustentación de los noventa bajo la amenaza que en caso contrario el gobierno no duraría un año; ahora, con relación a Sergio Massa, escribió el 1 de junio a través de su columnista Francisco Olivera, este título revelador: El establishment quiere ver una luz en Tigre”.

PANORAMA ELECTORAL


La decisión de Sergio Massa produce un re alineamiento del tablero político. Para Francisco de Narváez, en cuya lista Hugo Moyano ha podido colocar varios de sus colaboradores,  es un contendiente que le morderá una parte de su base de sustentación. Para el gobierno, que necesita ganar con amplitud en la provincia de Buenos Aires para hacer una buena elección nacional dado que al día de hoy pierde en Capital Federal, Santa Fe, Córdoba y posiblemente Mendoza, el nuevo escenario fragmenta positivamente el frente opositor y al mismo tiempo, negativamente, le resta un porcentaje impredecible de su base electoral.
Está claro que estas no son meras elecciones legislativas, ya que composición parlamentaria no se verá afectada significativamente. Pero serán interpretadas como un plebiscito a favor o en contra del gobierno. Si Cristina Fernández no obtiene una cantidad de votos cercano al 40%, los dos años que le faltan para finalizar su mandato serán posiblemente potenciados en las complicaciones y con drenaje de sus filas hacia posibles ganadores en el 2015.  Hasta este nuevo panorama el gobierno estaba realizando una elección mejor que la del 2009  e inferior a la del 2011. Seguramente Massa perderá algún porcentaje del que le atribuían las encuestas mientras su itinerario se desplegaba en el Frente para la Victoria, de una magnitud imposible de prever. Su comportamiento electoral estará condicionado en poder arrastrar a la mayor parte del voto antikirchnerista bonaerense y representar algún porcentaje del voto kirchnerista crítico, como sucedió con De Narváez en el 2009. De hacer una muy buena elección, su candidatura para las próximas presidenciales estará allanado. Tendrá que caminar entre la acusación infundada de parte de De Narváez de ser una colectora de Cristina, a la del gobierno que lo denostará por su alejamiento del Frente para la Victoria, asimilado a la traición  
Con relación al gobierno, está claro que la presidenta ha decidido recostarse fundamentalmente a nivel nacional en “La Cámpora”, desplazando a lugares secundarios, en algunas provincias, a su otra base de sustentación que es el Movimiento Evita, con las inevitables heridas.
Las formas de construcción política del gobierno deja un amplio campo de dudas, cuya consistencia se dilucidará también en los próximos eventos electorales.
Con una lista encabezada por el intendente de Lomas de Zamora Martín             Insaurralde, con un nivel de conocimiento limitado a nivel nacional, seguido por  candidatos del núcleo duro cristinista, la presidenta tendrá que desplegar un accionar intenso que pudo omitir en las presidenciales del 2007 y 2011,  en el fundamental territorio de la provincia de Buenos Aires. El gobierno tiene que reacomodar su estrategia en una elección plebiscitaria, mucho más que legislativa, mientras los medios dominantes y franjas significativas del poder económico se ilusionan en haber encontrado su Capriles.

24-06-2013               
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente.


imprimir página

20 junio 2013


Diego Faur y Demian Paredes en "El Tren"

Mesa de Periodistas 19-06-2013

Gabriel Fernández y Hugo Presman
analizan las consecuencias del choque de trenes en Castelar.
 Y antes nos tomamos una licencia recordando 
a Mafalda, Fontanarrosa y demás.

17 junio 2013

EL DESPRECIO DE LA INDIFERENCIA




Su sentencia a siete años de prisión de cumplimiento efectivo por contrabando agravado,  quedó oculta entre un accidente de tren y el crimen brutal de una adolescente. Ese anciano de reflejos lentos, de caminar inseguro, atrincherado en una banca de senador, fue hasta hace una década figura principal de la política argentina. Ganó todas las elecciones en que se presentó, incluso las presidenciales de abril del 2003, pero no se animó a dirimir un ballotage que lo hubiera sepultado políticamente bajo una montaña de votos. Prefirió la escasa recompensa, finalmente un verdadero castigo, de retirarse ignominiosamente invicto, con la intencionalidad que el gobierno de Néstor Kirchner asumiera con la debilidad extrema de un 22% de los votos.
Fue condenado por contrabando agravado en la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, por contar con la participación de funcionarios públicos y por haber sido cometido por más de tres personas. Una traición inadmisible a Perú que había ofrecido sus pilotos y aviones para combatir en Malvinas. Argentina era garante de la paz entre Ecuador y Perú y le vendió armas a uno de los países en conflicto.
Carlos Menem es un especialista en traiciones y en contrabando. Traicionó al programa que enarboló para llegar a la presidencia basada en el salariazo y la revolución productiva. Enterró las banderas históricas del peronismo, la soberanía económica, la independencia política y la justicia social, y las reemplazó (o mejor dicho contrabandeó) por las neoliberales de la apertura indiscriminada de la economía, la privatización de los resortes básicos, el remate a precio vil de las empresas estatales; fomentó la desindustrialización,  la dependencia colonial de los EE.UU a través de la increíble fórmula de “las relaciones carnales”, potenció la ilusión de ingresar a los países del primer mundo por la puerta de servicio,  comiendo de las migas del festín de los poderosos y desplegó sus recursos de magia imponiendo la perdurabilidad del empate monetario de la convertibilidad cuyo explosión se produjo durante el gobierno que le sucedió, y que arrojó a la Argentina a su crisis más profunda y dramática.    


Desplegaba su afición a los deportes y a la farándula mientras el poder económico era el que gobernaba.
Fue exaltado por los organismos económicos internacionales que lo consideraron su “mejor alumno.”
Su primera campaña electoral de 1989 tuvo como financistas, entre otros, a Libia y Siria. Algunas promesas incumplidas precipitaron posiblemente dos atentados (la embajada de Israel y la AMIA) y tal vez un tercero (el helicóptero en que viajaba su hijo). Y es altamente probable que para encubrir uno de sus delitos, precisamente aquel por el que  finalmente fue condenado, se volara la Fábrica Militar de Río Tercero y varias manzanas de esa ciudad.
Político carismático y seductor, hábil y pícaro, determinó la política argentina durante una década, consiguiendo una aplastante reelección cuando los frutos de su política empezaban a exteriorizarse con un 18% de desocupación. La hiperinflación durante el gobierno de Raúl Alfonsín, provocada por un golpe de mercado que precipitó su entrega adelantada de la presidencia; la segunda hiperinflación durante los primeros meses de gobierno del riojano, produjeron una herida profunda en la memoria colectiva que disciplinaron a la sociedad argentina mediante el miedo, y facilitó la implementación de  las políticas de ajuste y rediseño regresivo de la matriz económica, vendidas en el envase atractivo de la estabilidad de precios de la convertibilidad. Un miedo que más atrás diezmó una generación en los altares del terrorismo de estado.      
Sus 10 años han dejado consecuencias cuya reversión demandará, en el mejor de los casos, medio siglo en muchas de sus consecuencias funestas. Está presente en las líneas férreas levantadas y en los pueblos fantasma; en miles y miles de argentinos convertidos en exiliados económicos; en generaciones de adolescentes que han visto a sus padres impedidos de reincorporarse al sistema productivo, después de haber sido arrojados al mar de la desocupación y de haber perdido sus capacidades profesionales devenidas en obsoletas ante la irrupción de las nuevas tecnologías; en las maquinarias arrumbadas, muchas de ellas vuelta a funcionar en los últimos años; en la oligopolización del mercado en la mayoría de sus ramas; en la desarticulación del estado, revertido luego parcialmente; en el endeudamiento externo a punto de ser una soga permanente en el cuello de la Argentina que se logró desatar mediante la quita y reprogramación concretadas durante el kirchnerismo. Continúa en las propuestas implícitas de los Mauricio Macri, de los Francisco de Narváez, de los Daniel Scioli o los Sergio Massa; en los cultores de la mano dura; en los que sostienen sin afirmarlo porque actualmente es políticamente incorrecto que “achicar el estado es agrandar la Nación”; en los que quieren que el mercado sea el que se encargue de la distribución del ingreso; en los que consideran un gasto a los planes de salud, la educación y la investigación; y sólo una variable de ajuste a los sueldos y las jubilaciones. 


Ha sido condenado Carlos Menem, 18 años después de los hechos en los que se lo involucra, en medio del silencio de sus admiradores vergonzosos y la indiferencia de sus víctimas. El que hoy sobrevive es una penosa sombra del que fue en su momento de gloria y de oprobio para el país.  Si lo contrario del amor no es odio sino la indiferencia, Carlos Menem ha podido apreciar en vida  el veredicto popular sobre su vida, mucho más difícil de levantar que la sentencia judicial.
16-06-2013

Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente.

imprimir página

15 junio 2013



Reportaje al periodista Jorge Lanata en el noticiero de la CNN


Reportaje al periodista a Victor Hugo Morales en el noticiero de la CNN

11 junio 2013


Imperdibles reportajes en el programa "El Tren" al Padre Fray Antonio Puigjané  y a Rodolfo Romero Garcerte, mentor y maestro de German Abdala, Victor de Gennaro y Juan Carlos Schmid

Horacio Fontova en "El Tren"20-05-13

10 junio 2013

LANATA: UN PROVOCADOR SUPERFICIAL


El sábado 8 de junio en su columna en el diario Clarín -que como es habitual lo anuncia en su primera página- Jorge Lanata descendió algunos escalones más en el chiquero en que se revuelca, presumiendo que ejercita un periodismo a secas oponiéndolo al periodismo militante, que sólo es tal en su interpretación pueril cuando se lo hace a favor del gobierno. La nota además está plagada de inexactitudes y de la superficialidad que es un sello en el mejor empleado de Clarín.
Tiene como título “Preguntar separa al periodista del militante.” Cualquiera que escuche su programa diario de Radio Mitre, con reportajes a distintos integrantes de la oposición, carentes de repreguntas y en un clima de afinidad propia de una conversación posterior a los postres de un asado, con lo cual se  puede deducir que contra lo que el título intenta insinuar falazmente, su comportamiento se inscribe superlativamente en su caracterización como militante
Comienza atribuyéndole a Cristina Fernández una interpretación de la historia en la formulación de Billiken. La Presidenta es la primera mandataria, que desde la Casa Rosada, reivindicó el  revisionismo histórico llegando a denostar tanto a la Guerra de la Triple Alianza como al que comandó los ejércitos aliados; y que fue precisamente el que escribió la primera versión oficial  de la historia y fundó el diario La Nación, creado éste como tribuna militante de los comerciantes del puerto de Buenos Aires y de los propietarios de la pampa húmeda.  Lanata, como divulgador histórico, parece en algunos casos no haber leído los libros que presuntamente escribió y algunas de cuyas páginas plagió; y quizás ocupado en filmar documentales omitió registrar cuando la Presidenta honró la Vuelta de Obligado, esa gesta que la historia oficial primero soslayó y luego minimizó. Así dice: Hace tiempo que sostengo que Cristina se ha creído su propia mentira: cree que está haciendo una Revolución, y actúa en consecuencia. No hace falta más que mirar los datos objetivos para advertir que no hay ninguna Revolución en marcha.” 
El kirchnerismo, como el  peronismo en otro envase, es la continuación de éste, y sus tres gobiernos son los mejores desde los  que tuvo a Perón como figura fundamental. Y eso a pesar que el kirchnerismo tiene cierto entripado con el caudillo popular fundador del movimiento y sólo recurre a invocarlo en circunstancias complicadas.
Ni el peronismo ni el kirchnerismo fueron revoluciones en el sentido original asignado a la bolchevique o a la cubana: fueron y son procesos de profundas transformaciones; de intentos de desarrollo capitalista con impulso estatal, ante una débil burguesía nacional (la misma que en su ceguera muchas veces se pasó a la vereda de enfrente, atentando contra sus propios intereses), con distribución del ingreso hacia los sectores populares y dignificando a los trabajadores; promoviendo el dictado de leyes a favor de los mismos; con promoción de la industria; estatizando resortes económicos fundamentales; imprimiendo una política exterior soberana con una visión latinoamericana. En el caso del primer peronismo, lo realizado en salud hace 60 años bajo la inspiración de Ramón Carrillo, nada tiene que envidiarle a la actual promocionada política de salud cubana; el deterioro posterior es el resultado, en buena parte, del odio de los gorilas y de las políticas neoliberales practicada por la dictadura y algunos gobiernos elegidos democráticamente. Dichos procesos de transformación fueron tan importantes, que Lanata podría verificarlo con la reacción que produjo en algunos de los sectores del poder económico que llegaron a bombardear Plaza de Mayo, fusilar clandestinamente, o brindar por la muerte de Evita y ahora de Néstor Kirchner. Perón fue proscripto durante 18 años, precisamente por todo lo positivo que hizo y no por sus errores que fueron invocados para derrotarlo. Casi una remake de la situación actual, con descalificaciones soeces e injuriosas, similares a las que hoy son aplicadas sin filtro alguno a Cristina Fernández.


Sigue diciendo el asalariado mejor remunerado de Clarín: “En ese imaginario, el gobierno ha cimentado la grieta social en el aparato de propaganda más grande que se ha creado en la Argentina desde los años cincuenta. Los trabajos de Pablo Sirvén (“Perón y los medios de comunicación”) y Silvia Mercado (“El inventor del peronismo”) son indispensables si se quiere analizar aquella época y compararla con ésta.” El primero toma los intereses del diario La Nación como propios, posiblemente porque su sangre pertenezca al mismo grupo y factor que el de la patronal. De ahí que denuesta desde esa “tribuna militante”, la misma que alentó todos los golpes militares, la que se opuso visceralmente a todos los gobiernos populares; la que fue socia del terrorismo de estado al que alentó con entusiasmo; esa cuyas páginas si se las estruja, no derramarán tinta sino sangre. Por su parte, el libro de Silvia Mercado es un canto a la irracionalidad: sostiene que el peronismo es solamente un relato creado por Raúl Apold, Secretario de Prensa y Difusión de Perón. Para ella el pueblo es una gigantesca manada que compró un relato que encubría un vacío de realizaciones. Sólo antiperonistas alienados que terminaron en la comisión de homenaje de la “Revolución Libertadora”, tuvieron una interpretación tan demencial. La biología los fue llevando al lado del Dios en que creían, ese al que adulteraron y desvirtuaron cuando en los aviones criminales inscribieron en sus alas la leyenda “Cristo vence”.
Esas son las fuentes elogiadas por el converso fundador de Página 12, el que en 1994 se alejó como director sosteniendo que lo hacía porque Clarín lo había comprado y asegurando que nunca trabajaría en esa empresa. 
El Borocotó periodístico continúa: “El problema de inventarse un pasado es qué hacer con el que queda abajo: muchos de quienes están hoy al otro lado de la grieta descubrieron –tarde, por lo que se ve– que el Grupo Clarín era su enemigo y el enemigo de la democracia. En el emblemático programa de propaganda “Seis, siete, rocho” hay varios: Carlos Barragán (libretista de Radio Mitre), Jorge Dorio (periodista de Badía y Compañía en Canal 13 y columnista de Convicción, el diario de Massera), Orlando Barone (colaborador de Clarín en los comienzos de la dictadura y entre 1978 y 1981, y luego diez años en La Nación), Sandra Russo (ex co conductora en Radio Mitre en 2006), Cynthia García (productora de María Laura Santillán en Causa Común), Edgardo Mocca (columnista de este diario entre 2003 y 2007).”
Lo dice el que fue un denunciador precoz de la empresa a la que hoy sirve con denuedo, lo que revela que su impudicia compite y se complementa con su superficialidad. Cualquiera de los periodistas mencionados se desempeñó como trabajador, sin puestos jerárquicos en Clarín. Acusarlos, es como imputar  a un obrero que trabajó en las empresas de Mauricio Macri de corresponsable del delito que lo llevó a su procesamiento por contrabando y luego absuelto por la Suprema Corte menemista, período que el actual Jefe de Gobierno añora y admira. Es cierto, también, que desde programas periodísticos militantes  del gobierno, en varias ocasiones se cometió un error similar.
La forma sesgada en que actúa Lanata, muy alejado de la más elemental honestidad periodística, lo lleva a omitir que su fuente Pablo Sirvén, trabajó en el diario “Convicción” de Massera y escribió columnas que le darían pudor desde su actual posición “republicana”, lo que demuestra que sus convicciones más profundas lo llevan ser un buen militante del que lo contrata.
Nuevamente la caradurez de Lanata lo impulsa a criticar en otros lo que él practica desde que accedió a la televisión. Escribe siguiendo con sus diatribas: “Luciano Galende (se vestía de payaso en Mañanas Informales por Canal Trece entre 2007 y 2008), Nora Veiras y Hernán Brienza (colaboradores de la revista Ñ)….” Es obvio que las responsabilidades e involucramiento con la línea editorial de Clarín, está corporizada en las columnas de Lanata y está muy lejos de ello, aquellos que fueron colaboradores de la revista cultural Ñ del grupo. Acusar a Galende porque se vestía de payaso, cuando el se disfraza de jugador de fútbol o se acostaba en un sofá a dormir,  caracterizando el accionar del Presidente Fernando de la Rúa, es claramente la demostración de la impudicia de su distinta vara. 
Agrega luego a la lista a los periodistas Carlos Ulanovsky, Pedro Brieger, Néstor Restivo, Thelma Luzzani por haber trabajado en algunos de los medios del gigante económico, a los cuales les cabe las mismas apreciaciones ya formuladas en cuanto a su ubicación no relevante.
Más adelante se pregunta: “¿Lo harán sólo por dinero y ejercicio del cinismo? ¿Se creerán, como Cristina, su propia mentira?” Lanata ha escriturado a su nombre el trabajo exclusivo por convicción, aunque, obviamente como todo trabajo, es remunerado. Pareciera que todos los demás sólo lo hacen por plata. Los demás son mercenarios que se venden por el vil metal. Pero es Lanata el que cambió, obsesionado por el dinero que ganan otros periodistas y rematando su mejor pasado a cambio del sueldo seguramente  más alto de la profesión, recibiendo las mieles de pertenecer  al grupo mediático más poderoso y el de estar en el canal de mayor audiencia. Arropado en el calor de los elogios que le brinda justificadamente el establishment, el antiguo joven transgresor se ha convertido en lo que su admirado Juan José Sebreli escribió en 1964, cuando todavía no había cambiado de vereda, y era un intelectual promisorio: en “Buenos Aires, vida cotidiana y alienación”, dijo: “Siempre habrá quien no pudiendo cambiar la sociedad de clase, decide entonces cambiar de clase”. La mención es aplicable al periodista, en la segunda parte, porque siempre fue un tenue progresista en una época propicia como el menemismo y nunca se propuso cambiar la sociedad de clases. 


Es lógico que Lanata admire a Sebreli, porque ambos han recorrido un camino similar, pero con la diferencia que Lanata lo ha hecho por dinero y por el prestigio que dispensa el poder económico, mientras Sebreli sólo por el reconocimiento académico que generosamente distribuyen los medios dominantes a quienes defienden claramente sus intereses.  

 
El hombre que pasó por el Maipo como intérprete de monólogos lamentables, lógicamente puede cambiar de opinión y eso no es lo reprochable. Lo reprobable es que lo niegue, que opere como militante y espada del medio más poderoso, y que enmascare su accionar bajo la figura del periodismo “profesional e independiente” y cubra de improperios a los que le señalan su falsedad.      
Aunque parezca mentira, un  provocador profesional, ejercitado cada vez con más frecuencia en la difamación,  ha acaparado la atención de buena parte de la sociedad desde el mes de abril. Salir del chiquero que propone, es una buena alternativa para oxigenarse.

9-06-2013                           
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente.

imprimir página