27 enero 2013

DOMICILIO DEL INFIERNO



Hacía muchos años que tenía el deseo de visitar Polonia. El 18 agosto del 2012 llegamos con mi mujer a Varsovia. Buscamos las calles donde un grupo de jóvenes protagonizó una batalla heroica, El Levantamiento del Ghetto  de Varsovia, sin ninguna posibilidad de triunfo, sólo para dejar un testimonio de resistencia y coraje. Sólo queda en el piso la señalización por donde pasaba el muro que encerraba en 400 hectáreas a 500.000 personas, transitoriamente como escala previa a los campos de concentración. Visitamos la calle Mila 18, un terreno baldío con algunos reconocimientos recientes, donde estaba el comando de la insurrección.


 En el 2003 escribí sobre el tema bajo el título “Un grito de dignidad”, y en un párrafo sostenía:
“El 8 de mayo 1943, después de diecinueve días de batalla, más que la resistencia de países como Bélgica, Yugoslavia o Grecia, los invasores llegaron a la calle Mila 18 donde estaba emplazada la comandancia general de la Resistencia. Mordejai Anilevich y Ringel Blum, símbolos de la gesta, con los pocos amigos sobrevivientes, se suicidaron antes de entregarse a los asesinos de su pueblo. Poco antes, Anilevich había escrito: “pude ver la defensa judía del ghetto, en toda su gloria y su grandeza.” El filosofo Michel Foucault ha dicho “El Levantamiento del Ghetto de Varsovia reivindica  la dignidad humana. Varsovia siempre tendrá su ghetto sublevado y sus cloacas pobladas de insurgentes”. Paradojas de las miserias humanas. Hubo que descender a esas cloacas para forjar esta historia de coraje, porque  la superficie estaba inundada por los detritos de la intolerancia, el racismo, el odio al diferente. En ese escenario, tan parecido al infierno tan temido, doscientos veinte seres humanos honraron a la vida, en nombre de los millones que no pudieron hacerlo con las armas en las manos,  en un estruendoso grito de dignidad.”
En la capital de Polonia visitamos el museo de la insurrección del pueblo polaco iniciada  el 1º de agosto de 1944 y finalmente derrotada al costo de la destrucción de un 75% de la ciudad capital.
Días después visitamos la hermosísima Cracovia, como paso previo a los campos de concentración emblemáticos. Tengo la fortuna de no tener familiares muertos en el genocidio. He visto y leído centenares de libros y películas, especialmente desde que nuestro país fue asolado por el terrorismo de estado y sus más de tres centenares de campos de concentración, de manera que culturalmente estaba preparado. Había visitado el Museo del Holocausto en Jerusalem y Berlín. Había estado en la ESMA. Pero cuando pasé la entrada de Auschwitz  bajo el arco emblemático de “El trabajo libera”, el impacto fue potente. Eso fue sobrepasado por la magnitud de Birkenau, donde la vista se pierde en esa inmensa  fábrica de la muerte.
Los hornos crematorios, los pequeños vagones donde hombres mujeres y niños viajaban hasta 8 días sin agua ni alimento, conviviendo con los muertos que se iban produciendo en medio de las deposiciones que tan bien narró el escritor español Jorge Semprún en “El largo viaje”.
No hay película que pueda dar testimonio de la amplitud de ese territorio donde se consumó una tragedia que avergüenza a la humanidad.
El 27 de enero del 2005 escribí el siguiente artículo, a 60 años de la entrada del ejército rojo en Auschwitz. Lo reproduzco textualmente.

A 60 años del ingreso del ejército rojo en Auschwitz

EL INFIERNO TERRENAL

El hombre no ha podido construir el paraíso social pero ha sido capaz de mejorar superlativamente los planos del infierno bíblico. Su instrumentación superó holgadamente la imaginación  de Dante Alighieri en la Divina Comedia. Su nombre fue Auschwitz en alemán y Oswiecim en polaco. Bajo esta denominación funcionaron otros lager (campos) como Birkenau o Auschwitz II, donde estaban cuatro cámaras de gas, Monowitz o Auschwitz III que explotaba a los prisioneros como mano de obra esclava en fábricas de la industria alemana.  Apenas tres nombres en ese  complejo del horror que bajo esa denominación genérica comprendía a más de cuarenta campos situados en territorio polaco.
El 27 de enero de 1945, cuando el ejército rojo entró en el infierno terrenal “el horror que se dibujó en los rostros de esos soldados cuando nos vieron, tampoco he de olvidarlos mientras viva. Era un horror que no tenía nombre cuenta la sobreviviente Mira Kniaziew, residente en nuestro país. “Nosotros no éramos conscientes de nuestro estado: allí no había espejos. Aunque mirábamos a los demás, cada uno pensaba que él, a lo mejor, aún no estaba así. Pero la cara de los rusos fueron el más atroz de los espejos".
Los calificativos son insuficientes para describir el grado de profundidad de la crueldad humana. Una vez detenidos, eran transportados en trenes cuyos vagones sellados encerraban parados a hombres, mujeres, niños a lo largo de cuatro o cinco días de viaje debiendo hacer sus necesidades básicas en ese lugar. Cuenta Primo Levi en su impresionante libro “Si esto es un hombre”: “Entre las cuarenta y cinco personas  de mi vagón tan sólo cuatro han vuelto a ver su hogar, y fue con mucho el vagón más afortunado. Sufríamos sed y frío: a cada parada pedíamos agua a grandes voces. O por lo menos un puñado de nieve, pero en pocas ocasiones nos hicieron caso…. Dos jóvenes madres, con sus hijos todavía colgados del pecho, gemían noche y día pidiendo agua. Menos terrible era para todos el hambre, el cansancio y el insomnio que la tensión y los nervios hacían menos penosos: pero las noches eran una pesadilla interminable…en la noche del cuarto día el frío se hizo intenso”.


La llegada a Auschwitz. El tren entrando al campo. La inscripción hipócrita en la recepción: “El trabajo libera”. Los soldados alemanes y sus perros. La selección. Los viejos y los niños enviados de inmediato a la muerte. Cuenta Primo Levi: “Hoy sabemos que con aquella selección rápida y sumaria se había decidido de todos y cada uno  de nosotros si podía o no trabajar útilmente para el Reich; sabemos que en los campos de Buna – Monowitz y Birkenau no entraron, de nuestro convoy, más de noventa y siete hombres y veintinueve mujeres  y que todos los demás, que eran más de quinientos, ninguno estaba vivo dos días más tarde”, iban a las cámaras de gas.
Despojados de todas sus pertenencias, rapados, con ropas entregadas al azar, incapaces de protegerlos del frío intenso, con zapatones de madera, sometidos a un régimen de trabajos forzados, con una comida única constituida por unas rodajas de pan y una sopa donde era difícil encontrar en el agua algo que no sea nabos, coliflores y excepcionalmente alguna papa. Primo Levi lo sintetiza así: “Entonces por primera vez nos damos cuenta que nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un hombre. En un instante, con intuición profética, se nos ha revelado la realidad: hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse, una condición humana más miserable no existe y no puede imaginarse….Nos quitarán hasta el nombre”. El número tatuado en el brazo izquierdo reemplazará la identidad.
La ignominia se perpetra en ese territorio cercado por doble hilera de alambres electrificados. Con sus casamatas y miradores. Y en algunos campos con sus crematorios. En Buchenwald, cerca de Weimar, el campo donde estuvo prisionero el escritor español Jorge Semprún, los pájaros del bosque de Ettersberg desaparecieron ahuyentados por el olor de carne quemada que salía por la chimenea del crematorio.
La brutalización, el instinto animal de supervivencia, se trasladaba a la relación de las víctimas.
El campo, escribiría André Malraux, “es la región crucial del alma donde el Mal absoluto se opone a la fraternidad.” Describe Primo Levi: “La confusión de las lenguas es un componente fundamental del modo de vivir aquí abajo; se está rodeado por una perpetua Babel en la que todos gritan órdenes  y amenazas en lenguas que nunca se han oído  y ¡ay  de quién no las coge al vuelo! Aquí nadie tiene tiempo, nadie tiene paciencia, nadie te escucha; los que hemos llegado últimos nos reunimos instintivamente en los rincones, contra las paredes, para sentirnos con la espalda materialmente resguardada…..Todos son aquí enemigos o rivales….EL lager es el hambre: nosotros somos el hambre, un hambre viviente…..la distribución del pan, el sagrado pedacito gris que parece gigantesco en manos de tu vecino y pequeño en las tuyas……Muchos chasquean los labios y baten las mandíbulas. Sueñan que están comiendo, esto es también un sueño colectivo. Es un sueño despiadado…no sólo se ven los alimentos, sino que se sienten en la mano distintos y concretos, se percibe su olor rico y violento, hay quien se los lleva a los labios…..Enciérrense tras las alambradas de púas a millares de individuos de diferentes edades, estado, origen, lengua, cultura y costumbres y sean sometidos aquí a un régimen de vida constante, controlable, idéntico para todos y por debajo de todas las necesidades: es cuanto de más riguroso habría podido organizar un estudioso para establecer qué es esencial y qué es accesorio en el comportamiento del animal – hombre frente a la lucha por la vida”.
En el interior del campo se crea un mercado con las rodajas de pan como moneda fundamental de cambio que se canjean por cucharas, fundamentales para ingerir la comida exclusivamente líquida o por alguna camisa o un calzado. Incluso hay intermediarios que comercian al exterior del campo  los robos de objetos de la enfermería.
La sustracción entre las víctimas hace a la ley darwiniana de la sobrevivencia del más fuerte. Si se pierde el plato o la cuchara hay que sacrificar las vitales rodajas de pan para obtener otras. Las chinches y las pulgas arrasan con los cautivos. La difteria, la disentería, la escarlatina arrebatan parcialmente materia prima a las cámaras de gas. Los enfermos tienen unos días en la enfermería para recuperarse. Pero si no se restablecen rápidamente en la próxima selección saldrán de Auschwitz a través del humo del crematorio.
Se intenta evitar la ducha porque es el momento que las pertenencias vitales quedan fuera de la vista. A la noche, en las cuchetas, la cara de un detenido queda pegada a los pies del compañero.
La brutalización en un contexto límite no conoce graduaciones. “Añadiendo a las cucharas de los curados las de los muertos y las de los seleccionados, los enfermeros llegan a percibir a diario las ganancias de las venta de una cincuenta cucharas……Todos saben que son los mismos enfermeros los que reincorporan al mercado, a bajo precio, la ropa y los zapatos de los muertos y de los seleccionados que parten desnudos para  Birkenau. Por el contrario, los enfermos dados de alta se ven obligados a reanudar el trabajo con la desventaja inicial de media ración de pan asignada a la adquisición de una nueva cuchara”
La estructura interna se ordena dando a algunos prisioneros el poder de decisión sobre los otros. Son los Kapos. Sobre esto dice Primo Levi: “Ofrézcase a algunos individuos en estado de esclavitud una posición privilegiada, cierta  comodidad y una buena probabilidad de sobrevivir; exigiéndole a cambio la traición a la solidaridad natural con sus compañeros y seguro que habrá quien acepte…..Cuando le sea confiado el mando de una cuadrilla de desgraciados, con derecho de vida  y muerte sobre ellos, será cruel y tiránico porque entenderá que si no fuese bastante, otro, considerado más idóneo, ocuparía su puesto. Sucederá  además que su capacidad de odiar, que se mantenía viva en dirección  a sus opresores, se volverá, irracionalmente, contra los oprimidos, y él se considerará satisfecho cuando haya descargado en sus subordinados la ofensa recibida de los de arriba…..Los Kapos, algunos nos golpean por pura bestialidad y violencia, pero hay otros que nos golpean cuando estamos ya bajo la carga, casi amorosamente, acompañando los golpes con palabras de exhortación y de ánimo, como hacen los carreteros con los buenos caballos.”

APENAS AYER
El 27 de enero de 1945 los espectros que recibieron al ejército soviético eran los enfermos que los nazis consideraban que no llegarían a sobrevivir al período entre su huida y la llegada de los ejércitos enemigos. Los que no estaban en la enfermería, fueron obligados  a emprender el 18 de enero la marcha de la muerte. Rumbo a los campos de concentración distribuidos en la geografía alemana. Caminando sobre la nieve, el hambre, la sed, el agotamiento produjo que quince mil de los sesenta y seis mil prisioneros perecieran antes de salir del territorio polaco.
Fue apenas ayer. Hace sólo sesenta años. Parece apropiada la frase de Federico Nietzsche: “Los monos son demasiados buenos para que el hombre pueda descender de ellos”. El escritor Elie Wiesel afirmó: “En Auschwitz murió el hombre y la idea del hombre”. El filósofo Theodor Wiesengrund Adorno de la escuela de Francfort, se preguntó “¿Como seguir escribiendo poesía después de Auschwitz?”
En estos sesenta años el horror volvió en un trágico replay. A mero título enunciativo, en las bombas atómicas arrojadas sobre dos ciudades japonesas, en los gulags soviéticos, en las bombas tiradas por la aviación norteamericana sobre Vietnam, superiores en número y potencia a las arrojadas sobre territorio europeo durante la Segunda Guerra Mundial,  las masacres de Pol Pot en Camboya, las torturas de los paracaidistas franceses en Argelia,  el Plan Cóndor en América Latina,  las atrocidades en los Balcanes, la invasión de Afganistán e Irak, la guerra entre los tutsis y los hutus en Ruanda, el derrumbe de las torres gemelas, la periodicidad de los actos de barbarie en Palestina, los campos de concentración en la Argentina.
Alemania y Argentina eran las dos sociedades de mayor desarrollo cultural en sus respectivos continentes, cuando la esquizofrenia se apoderó de su historia. La pregunta es ¿Cómo fue posible?
Primo Levi  reflexiona: “Es cierto que el terrorismo de Estado es un arma muy fuerte a la que es muy difícil resistir. Pero también es cierto que el pueblo alemán, globalmente, ni siquiera intentó resistir. En la Alemania de Hitler se había difundido una singular forma de urbanidad: “quien sabía no hablaba, quien no sabía no preguntaba, quien preguntaba no obtenía respuesta.”
Pilar Calveiro en su notable ensayo “Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina” sostiene: “Ya desposeído de su nombre y con un número de identificación, el detenido pasaba a ser uno más de los cuerpos que el aparato de vigilancia y mantenimiento del campo debía controlar….Es interesante observar que todos ellos necesitaban creer que los chupados eran subversivos, es decir menos que hombres. Según palabras del general Camps “no desaparecieron personas sino subversivos……Los mecanismos para despojar a las víctimas de sus atributos humanos facilitaban la ejecución mecánica y rutinaria de las ordenes. En suma, un dispositivo montado para  acallar conciencias, previamente entrenadas para el silencio, la obediencia y la muerte…..El campo está perfectamente instalado en el centro de la sociedad, se nutre de ella y se derrama sobre ella. Quizás el hecho de permanecer tan apartado, al mismo tiempo que está en el medio, lo que más enloquecedor resulta para el prisionero, lo que produce la sensación de irrealidad.”
La ESMA está ubicada sobre una de las avenidas de mayor circulación de la Capital. Con La Perla en Córdoba, sucede igual, según el testimonio de  Graciela Geuna: “Yo creía en principio que estaba ubicada en algún paraje remoto….Casi enfrente nuestro se levantaba la fábrica de cemento Corcemar, a solo 14 kilómetros de la ciudad de Córdoba, a unos cien metros de unas de las principales rutas de la provincia, que tiene una densidad de tránsito importante. Vi pasar varios coches y pensé si no nos verían. Estábamos tan cerca y sin embargo tan lejos”.
El hecho de que el campo es una realidad aparte constituye una ilusión. Es cierto que formó una red propia, pero esa red estuvo entretejida con el entramado social.
El infierno fue ejecutado por individuos comunes, no por monstruos, que sí realizaban actos monstruosos. Que acariciaban a sus hijos, amaban a su mujer, o sacaban a pasear al perro después de sus “jornadas” de trabajo. Franz Stangl, comandante del campo de concentración de Treblinka señalaba: “No podía vivir si no compartimentaba mi pensamiento”. O los capellanes que santificaban las torturas y asesinatos en los campos de concentración argentinos y luego celebraban misas y leían cada domingo los evangelios. Cuenta Pilar Calveiro: “El capitán Acosta, después  de exhibir frente a los prisioneros el cadáver acribillado de Maggio, seleccionó a  un grupo y los obligó a cenar con él como si nada hubiera ocurrido. El comandante Quijano que amaba a los animales, después de secuestrar a Graciela Geuna y participar en el asesinato de su esposo le dijo que ya se había encargado de colocar el gato y el perro, así que se quedara tranquila por los animales. ¿Actos de reparación? Bondad y maldad, superpuestas y separadas, sin posibilidad de una mínima congruencia.”

EL INFIERNO TERRENAL
Giuliana Tedeschi, sobreviviente de Birkenau, cuenta que desde la ventana de su barraca veía las llamas que salían por la chimenea. Apenas ingresada al campo preguntó a las veteranas “¿Qué es ese fuego? La respuesta fue lapidaria: Somos nosotras, que nos quemamos.
Más de un millón seiscientas mil personas murieron en Auschwitz. Cuando el final se acercaba, en agosto de 1944, en un solo día asesinaron a veinticuatro mil detenidos.
Apenas pasaron sesenta años. Los hechos son tan siniestros que cobran la dimensión de inverosímiles. Los sobrevivientes quedaron marcados definitivamente. Incluso un escritor con un testimonio tan elaborado y medular como el de Primo Levi  terminó suicidándose  en 1987.
Jack Fuchs, sobreviviente de varios campos de concentración, habitual columnista de Página 12 afirma con su habitual crudeza: “En el ’45 yo estaba en Dachau, providencialmente me habían llevado ahí desde Auschwitz, y ningún soldado americano vino a rescatarme, los alemanes nos metieron en un tren que después abandonaron a mitad de camino; literalmente, a mí me encontraron en el cobertizo de una casa de campo en Baviera. Cuando terminó la guerra me gustaba decir que los aliados me habían liberado de Dachau. La juventud es más épica. Tardé años en comprender que no había sido así. No hubo ninguna intención de terminar con los campos. Los sobrevivientes fuimos encontrados en la ruta de los distintos ejércitos, mientras cumplían el único objetivo que se habían propuesto: derrotar a Alemania. La prioridad, la única finalidad, diría, fue la de derrotar al nazismo, y nunca la de rescatar a las víctimas. Los aliados permitieron que durante toda la guerra la matanza se ejecutara sin obstáculos.”
Los fantasmas que salieron aquél 27 de enero de 1945, los que sobrevivieron para testimoniar sobre aquél infierno, aún nos siguen interrogando. Esas fotografías donde los ojos desmesurados y apagados  sobresalen en un esqueleto vivo, son el testimonio más espeluznante de hasta dónde pueden llegar a los seres humanos cuando dejan de serlo. Esos ojos son el fiscal más elocuente que acusan eternamente a una pesadilla  histórica. En palabras de Primo Levi: Cuánto en Auschwitz ha sido el hombre capaz de hacer con el hombre”.

Testimonio del sargento Yakov Vinnichenko, uno de los cinco sobrevivientes que quedan hoy de las divisiones soviéticas que liberaron el campo de concentración.
Fue entrevistado por Rubén Sergeyev. Gentileza de Julio Fernández. Lista Reconquista Popular.
“Cuando entramos al campo, dimos un grito: alambradas de púas por todas partes, todos con ropas a rayas y gorras. Los prisioneros apenas podían caminar: parecían sombras o fantasmas, de tan delgados que estaban. Algunos ni siquiera se podían mover, otros caminaban sostenidos por sus amigos. Trataron de hablar con nosotros, pero no los podíamos entender: era gente de diferentes países, incluyendo muchos judíos de Francia, Polonia e incluso Palestina. Al momento de nuestro asalto había entre 7.000 y 10.000 personas en el campo. Supe, después de la Guerra, que los alemanes habían embarcado cientos de miles de prisioneros para Alemania y continuaron usándolos como trabajo forzado. Pero los que quedaron atrás apenas estaban con vida. Al principio, cuando nos vieron, no podían creer que estaban libres. Pero cuando entendieron, algunos empezaron a reír, otros rompieron en llanto. Muchos trataban de besarnos, pero se veían tan horribles que nosotros los evitábamos para que no nos pasasen algún bicho. Muchos pidieron comida, pero no teníamos. Nuestras unidades de apoyo llegaron al día siguiente y estuvieron ocupadas con los prisioneros, alimentándolos y lavándolos. Pero nosotros nos quedamos tan solo un par de horas. Hubo una escena horrible. Entramos en una mugrienta barraca de mujeres, con camastros tipo marinero y cubiertos de manchas de sangre.
Los alemanes no se habían esperado que todo sucediese tan rápido: nosotros llevábamos adelante la operación muy velozmente. No tuvieron tiempo de hacer volar todo o plantar minas personales. Había una gran construcción al lado del campo: los prisioneros estaban construyendo una planta química. Había no sólo internados del campo trabajando en ella, sino también decenas de miles de civiles transportados desde la URSS.
Las lúgubres barracas estaban en hileras y, desde la distancia, parecían una fábrica, y en realidad era una fábrica de muerte. Yo he visto muchas cosas en la guerra, pero nada tan horrible o alucinante como este campo. La experiencia nos dio una nueva energía y determinación para poner fin a la abominación del nazismo. Nuestros hombres no ahorraron sus vidas, sabíamos que nuestra causa era justa. En unos pocos días nos movilizamos hacia el oeste y fui de nuevo gravemente herido, ahora en territorio alemán, en un lugar llamado Lonau.
No volví a Auschwitz hasta el año 2000, a invitación del presidente de Polonia Kwasniewski. Esta semana he vuelto por tercera vez. No creo que la humanidad pueda olvidar el sufrimiento de las víctimas de Auschwitz, ni la sangre derramada por sus liberadores. Todos los que hayan visto semejante pesadilla harán todo lo posible para prevenir de que vuelva a ocurrir.”
(27-01-2005) 






27-01-2013
Todos los derechos reservados. Hugo Presman. Para publicar citar fuente.

imprimir página

25 enero 2013

MACRI Y SUS EQUIPOS

Mauricio Macri ha declarado que está en condiciones de integrar el mejor equipo de colaboradores desde el gobierno de Arturo Frondizi, en el caso que acceda a la Presidencia de la Nación. Su  afirmación tiene una notable inconsistencia si se los compara con la mediocridad alarmante de los que ha conformado en sus dos mandatos y su precaria gestión al frente del gobierno, en un territorio que tiene la mayor renta per cápita. Sobre el frondizismo, enmarcado entonces en lo que se conocía como desarrollismo, hay cierta mitología acunada en una memoria selectiva surgida en cenáculos nostálgicos de clase media ilusionada con “un peronismo bueno”. El desarrollismo, el primer gobierno elegido después de la Revolución Fusiladora con la proscripción del Justicialismo, alentó la posibilidad de continuar al peronismo en una república que superara todos los aspectos considerados antidemocráticos del gobierno derrocado el 16 de septiembre. Cuestionada la sigla partidaria triunfante con el nombre de UCRI ( Unión Cívica Radical Intransigente) adoptó la de MID ( Movimiento de Integración y Desarrollo), que define perfectamente su programa: integración con la oligarquía y desarrollo para la industria. Es decir que cambiaba significativamente la metodología del desarrollo industrial peronista que expropiaba parte de la renta agropecuaria y la transfería a la industria. El frondizismo integraba a la oligarquía y reemplazaba esos recursos con la seducción al capital extranjero. Mientras el peronismo desarrollaba la débil burguesía con fuerte presencia del estado en los sectores básicos, el capital extranjero entraba en algunos casos como un competidor desigual del sector que el desarrollismo venía a representar, mientras el estado perdía el peso que tuvo en el período 1945-1955.
Ese intento de equilibrio sumamente inestable, con una base de sustentación endeble, concluyó cediendo el manejo de la economía al establishment económico fuertemente antiindustrialista e incumpliendo las promesas electorales (o peor aún: haciendo lo contrario de lo propuesto). Así es que, al amparo del Plan Conintes, movilizó con el ejército a los trabajadores en huelga; anuló las elecciones que ganó el peronismo, (sometiéndose a la voluntad de las fuerzas armadas que se oponían a su participación en las elecciones del 18 de marzo de 1962) lo que terminó precipitando su derrocamiento. Entre los equipos de Frondizi que añora Macri, los que se desempeñaron  en el área económica estuvieron: Emilio Donato del Carril ( 17-06-1958/ 24-06-1959); Alvaro Alsogaray ( 25-06-1959/ 26-04-1961) y su famoso “Hay que pasar el invierno”;  Roberto Alemann( 26-04-1961/ 12-01-1962); Carlos Coll Benegas (15-01-1962/26-03-1962); Jorge Webhe( 26-03-1962/ 6-04-1962).

Alsogaray, Alemann y Webhe fueron funcionarios de dictaduras establishment- militares. Todos fueron conspicuos referentes del neoliberalismo con excepción de Donato del Carril que fue hombre del desarrollismo y que sólo permaneció un año en su cargo, lo que demuestra la endeblez de los sostenes políticos de  Arturo Frondizi.
Era una época  en la que  el poder económico gobernaba con su equipo de servidores permanentes. Basta señalar que con el gobierno de su sucesor José María Guido, títere de las fuerzas armadas, fueron ministros de economía Federico Pinedo,  nuevamente Alvaro Alsogaray, Eustaquio Méndez Delfino y Alfredo Martínez de Hoz.
Observando ésta lista, se entiende fácilmente por que Mauricio Macri se referencia en este gobierno y en este contexto, recordando que con una coherencia irreprochable  ha elogiado al jefe de gobierno de la dictadura Osvaldo Cacciatore, consideró a Menem “el gran transformador” y Álvaro Alsogaray fue siempre uno de sus referentes económicos.

El 19 y 20 de diciembre estalló el modelo que abarca con escasas excepciones el período 1955 -2001. De ese clivaje se recogieron dos mensajes: uno que había que cambiar acciones, programas  y lenguaje que encarnó Néstor Kirchner;  y el otro, surgido de las características marcadamente antipolíticas de esas jornadas históricas que representa Macri.
El hijo de Franco, como Menem, no necesita gobernar, porque sólo actúan como el envoltorio del poder económico. Mauricio puede dedicarse a viajar, cuidar a Antonia como Menem jugaba al golf, al fútbol, al básquet o conducía la Ferrari. Sus equipos políticos y económicos son los testaferros de las empresas. Los que pondrán las caras son personajes poco relevantes como Miguel del Sel o el increíble diputado salteño Alfredo Olmedo, hijo del rey de la soja, o aquel marcador de punta aguerrido, Carlos Mac Allister. Como se puede apreciar, un zurdo tiene lugar en el espacio PRO, aunque sólo lo sea de su pierna izquierda. Y si faltaba algo para farandulizar la política al mejor estilo menemista, también intentan incorporar a la modelo Rocío Marengo.
Macri y sus equipos son un ingreso al túnel del tiempo. Un regreso a un pasado que arrojó a la Argentina a su crisis más profunda. A un país gobernado por quienes se creen sus dueños y que lo han escriturado a su nombre: Sociedad Rural, Unión Industrial, AEA, Iglesia, medios de comunicación dominantes y hasta 1990 las Fuerzas Armadas.
Cuando Macri afirma que “hay que dejar atrás al pasado”  se refiere a los juicios a los genocidas, a la aplicación de políticas populares, al Estado gestionador y controlador, a la política exterior con eje latinoamericano. Añora otro pasado, al cual dirige  su discurso de conciliación con el poder económico del que forma parte y de enfrentamiento con los sectores populares en aras de una pretendida racionalidad económica. En política exterior, aspira a una remake de las relaciones carnales con el imperio.
Los eternos modelos en pugna que se alternan cíclicamente en nuestro país vuelven a dirimirse en el 2013 como un ensayo previo a las decisivas elecciones del 2015.
A Macri, Menem y Martínez de Hoz no sólo los une la M. También debería condenarlos la MEMORIA.            


24-01-2013    
Hugo Presman. Para publicar citar fuente. Todos los derechos reservados.      

20 enero 2013

TIEMPO DE VERANO


          

 El calor provoca cortes de energía sin que el gobierno ni las empresas crean que tengan que dar ninguna explicación.
            Ante la falta de noticias, los medios hegemónicos acuden a su imaginación: Clarín da como primicia actual el secuestro y crimen de un empresario ocurrido en el 2007, donde se había pedido un rescate de quince mil pesos. Los periodistas del multimedio sin chequeo alguno le dieron la razón a Moreno y los índices del Indec: el monto del rescate se mantenía inalterable aunque el paso del tiempo lo había reducido significativamente.
            Horacio Tellechea, el intendente de Necochea a punto de ser desplazado por presuntas irregularidades y el accionar concreto y sesgado de concejales que responden al Momo Venegas con la promoción de Clarín, aparece fotografiado al lado de una pileta Pelopincho que habría inaugurado un año atrás. Más allá de la verosimilitud de la anécdota, es significativa como ejemplificación de  la tendencia de hacer actos grandilocuentes por motivos, que en muchos casos debería contar con la presencia de funcionarios de menor jerarquía de los que concurren. Ni hablar de aquellos que se inauguran cuando se anuncian, cuando se licitan, cuando se empiezan, cuando avanzan, cuando se vuelven a reiniciar y finalmente cuando concluyen. Una muestra de la actual forma de hacer periodismo es el tratamiento del caso citado: una radio oficialista entrevista al intendente cuestionado y una radio virulentamente opositora al concejal Alberto Esnaola del radicalismo que encabeza la ofensiva contra Tellechea. Difícil conocer la defensa y la acusación si uno se queda con un solo medio.
            Y ya que hablamos de cómo se hace periodismo:  Carlos Ares, quien está a cargo de todo el área de medios macristas, sin que se tenga noticias que haya renunciado, esconde tal condición y escribe una columna de opinión en el bisemanario Perfil, en un tono desconsiderado, bajo el título: “Mensaje a Cristina. Deje de mentir”.
            Una caracterización  de moda es la brecha social que  provoca el fogoneo del odio atribuido al gobierno. Al respecto contesta el periodista Carlos Barragán: “Lo interesante es que cuando Campanella le dice chupaculos (sic) a Barone, nadie lo acusa de agresivo. Cuando Darín acusa de chorra a la presidenta nadie lo acusa de agresivo. Cuando Lanata dice lo que dice cada vez que abre la boca a nadie, pero a nadie, se le ocurre comentarle que es un tipo violento. Cuando Birmajer o Borensztein hacen sus chistes cargados de ataques misóginos, racistas, cuando no fascistas, nadie les dice nada. Cuando Nelson Castro le habla a la presidenta como quien le habla a un delincuente, a un pelotudo, a un sarnoso, a un dictadorzuelo estúpido y autoritario, a nadie se le ocurre decirle a Nelson que hacer eso es de una bajeza y una impostura tal que debería evitarlo por su propia dignidad. Hablarle a un presidente con esa cara de asco, con esa pose de “se lo digo a usted, sorete” debería ser –diría Pino- un escándalo. En los posteos del diario Clarín digital se pueden ver día tras día comentarios donde tratan a la presidenta de chorra, de kretina y konchuda (con ese truco de la K que ya deprime) y de puta (todo esto es pura literalidad, sólo hace falta entrar y leer) mientras se quejan de la falta de libertad de expresión y de la violencia del gobierno. Pero Campanella (chupaculos es su palabra clave) se solidariza con Darín por el ataque que recibió de la presidenta….”
            Ricardo Darín,  su carta, y la contestación de la Presidenta han  sido otros de los hits de enero. Su publicación alineó a todos los medios hegemónicos atrás y la descalificación del actor en  los medios oficialistas. Luego Darín rectificó buena parte de sus  dichos, Justificó la respuesta de Cristina Fernández aunque le señaló algún error significativo y los alineamientos variaron: contra el actor los medios dominantes, a su favor los medios pro- gobierno.
            Como se ve todo el periodismo es militante. La diferencia está que los que apoyan al gobierno no lo ocultan y los que se oponen afirman descaradamente que son “profesionales” e “independientes”. En ese error cae el periodista Daniel Muchnik en su nota publicada en el diario La Nación del 17 de enero: “Para dar testimonio no se puede servir al poder político, ni ser un mensajero de comunicados oficialistas, ni simple observador con ausencia de compromiso, ni dejar de cuestionar, cuando fuera necesario, los actos del gobierno…..Los únicos “periodistas militantes” que he  conocido fueron los colegas peronistas revolucionarios que elaboraron, con el dinero de los Montoneros, el diario Noticias, en la década del sesenta (debió decir setenta). También, los integrantes del ERP que publicaban el diario El Mundo, cuando se jugaba la batalla por el cambio y la toma del poder.” Es llamativo que Muchnik, que sin ser economista se dedicó al análisis económico teniendo aciertos significativos con sus críticas certeras a la convertibilidad, como Licenciado en Historia no advierta que está escribiendo en el diario que nació militante y que ha mantenido esa línea imperturbable a lo largo de los 143 años de su longeva existencia. Al autor de “Aquel periodismo” le sucede lo que los autores de novelas policiales conocen hasta el hartazgo: el arma asesina debe estar a la vista para permanecer oculta.
            Un escritor prolífico, un intelectual ex peronista reconvertido al mitrismo, Alvaro Abos, desde las páginas ensangrentadas del matutino La Nación, donde columnistas y lectores escriben antológicas cartas atiborradas de odio, advierte bajo el título “Cuidado con el odio”: “El odio es un viento insidioso que envenena y fractura las sociedades. El odio K ha producido grietas. Amigos, colegas, instituciones y grupos lo han sufrido. La grieta ha alcanzado a familias, como la Darín. La sociedad está dividida.”
          Afortunadamente desde la izquierda llegan las recetas salvadoras: Hermes Binner elogia a Ghana como modelo de sociedad, porque allí, sostiene, rige la división de poderes. Victoria  Donda desde Libres del Sur, hace proselitismo hacia los sectores populares en las playas más aristocráticas de Mar del Plata, exhibiendo su bien dotado cuerpo en compañía de Alfonso Prat Gay, el hombre de las finanzas internacionales, ex funcionario del GP Morgan, proclamándose ambos de centro izquierda. No es de extrañar en un país donde el último ex presidente de facto de la autodenominada Revolución Argentina Alejandro Agustín Lanusse se atribuyó esa adscripción después de haber sido cómplice de la Masacre de Trelew. Entonces, ante su sorpresa, el Partido Comunista Revolucionario (PCR) lo etiquetó como pro-soviético.

Hoy este partido en el mes de enero sufre una fractura. Un sector ha decidido que ser revolucionario, propiciar la lucha de clases, pero ser aliado de la Sociedad Rural y de los pooles sojeros; haberse opuesto a la Resolución 125 y apoyar a los caceroleros, es una contradicción tan notable que violenta la lógica más elemental, sin necesidad de acudir a Marx, Engels, Mao o Trotsky. Los maestros del marxismo no tienen la responsabilidad de los que sosteniendo ser sus discípulos, usurpan y ensucian sus memorias. Marcelo Valko en su libro “ Los indios invisibles del Malón de la Paz” escribe que “Alfredo Palacios, el primer diputado socialista de América, saltaba de su banca del Congreso cada vez que Patrón Costa era criticado por “chupasangre” y salía en defensa del buen nombre y honor del ilustre magnate azucarero y político” (cita  a la revista Ahora del 3-08-1946). Recordemos que Patrón Costa fue “hacendado, ex senador y gobernador salteño, latifundista, gran industrial azucarero, socio de la Standard Oil, acusado de las más oscuras prácticas feudales”. El movimiento militar del 4 de junio de 1943 se realizó contra su candidatura que hubiera terminado en la presidencia gracias al fraude patriótico.

            El jefe político de Victoria Donda, el señor Humberto Tumini, que militó en el ERP, declaró a La Nación del 13 de enero: “Queremos constituir una nueva mayoría en la ciudad con Prat Gay, Donda, Gil Lavedra y Estenssoro.” Indudablemente, la revolución se ha extraviado y no se pagará recompensa por el rescate de quienes dicen que la escrituraron a su nombre.
            El calor de veranos cada vez más tórridos produce fantasías y espejismos. Hugo Moyano ha pasado a la política partidaria y decide sostener todo lo contrario de lo que afirmaba hasta hace un año. Su socio, el Momo Venegas, dirigente sindical de los peones rurales que es apoyado por las patronales campestres, sostuvo en La Nación del 15 de diciembre: “Tengo mucho para contar de la gran mujer que fue Isabel…….En la época de Isabelita estaban los Montoneros, había guerrilla, pero Isabel firmó el acta constitucional para eliminar la guerrilla. No es que nosotros dejamos que proliferara la guerrilla. Isabel firmó un acta para que se terminara, para que los guerrilleros depusieran sus armas a través de las Fuerzas Armadas. Hoy no tenemos Fuerzas Armadas, no hay policías, no tenemos nada. Hoy no tenemos guerrilleros, pero hay cosas peores. Si vos no podés salir a la calle, no podés retirar 10.000 pesos de un banco, creo que es peor…Vos hoy no sabés si te roban, si te han entregado; hoy nadie sabe nada…Vos te levantás un día y no sabés si va a estar la Presidenta, porque este es un gobierno que es un desgobierno.”
            Hasta el muy moderado ex Ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, Roberto Lavagna, quince meses después de las últimas elecciones, al mejor estilo apocalíptico de Elisa Carrió, sostuvo que “hubo niveles de fraude altísimos en las dos últimas elecciones.”
            Precisamente la diputada chaqueña que llegó a ser la principal figura de la oposición, hasta que sus desvaríos y pronósticos incumplidos la castigaron en las elecciones del 23 de octubre del 2011, sigue pelándose con la realidad y con su propia trayectoria, que en los últimos años discurre por los distintos medios del multimedios Clarín. Ahora sostiene que “Nunca hice política por los medios”
           Hasta el regreso de la Fragata Libertad es vivida por la oposición con desagrado, temerosa de celebrar un éxito, y sólo apuntan y se regodean con el posible error inicial del gobierno.   
            Es tiempo de verano. Un amplio repertorio de fuegos artificiales en donde el frío político se combate con declaraciones febriles y con calentamiento del dólar. Apenas una muestra de un amplio repertorio, que no incluye por razones de espacio la inexpresividad declarativa de Francisco de Narváez que se convierte en silencio profundo en el Congreso donde cobra un sueldo de diputado, algunas caídas en el cholulismo idiomático  de la presidenta, el castellano dificultoso de Mauricio Macri y sus declaraciones impúdicas, la obediencia verbal de Daniel Scioli y sus tenues gestos de diferenciación, las genuflexas afirmaciones de la diputada Diana Conti, las incertidumbres de romper o no con su partido del intendente de Tigre Sergio Massa.
El verano y los medios banalizan la política y la desprestigian con la complicidad de muchos políticos. Sería un buen momento para discutir el plan de transportes, la descentralización del mercado central por provincias y por barrios de las principales ciudades, una reforma impositiva integral, los pasos necesarios a concretar para superar el déficit energético, los borradores de una reforma impositiva integral, la continuación de lo iniciado hace un año acerca de los subsidios que lleguen discriminadamente  sólo a los que los necesiten. Apenas algunos temas de un menú amplio.
El gobierno, como siempre tomando la iniciativa y la oposición con propuestas alternativas y no meramente como comentarista crítico de los proyectos gubernamentales. 
Tiempo de verano. Que el agua llegue al tanque, para que no nos inunde la intrascendencia.



19-01-2013
Hugo Presman. Todos los derechos reservados. Para publicar citar fuente.

14 enero 2013

EL POPULISMO DESNUDA A LOS INTELECTUALES DEL SISTEMA


 El establishment lo detesta. El imperialismo, en palabras de George W. Bush, lo ubicaba apenas un escalón por debajo del terrorismo. Los diarios del sistema lo descalifican por irracional y demagógico. Los gestores de negocios disfrazados de economistas lo consideran poco serio por tener la mala costumbre de distribuir hacia abajo cuando en su lógica lo único científico es distribuir hacia arriba.
Las izquierdas latinoamericanas que no comprendieron la cuestión nacional de los países dependientes o semicoloniales lo critican por sus limitaciones.
El populismo sepultado en los 80 y 90 ha renacido desde hace una década, o un poco más en algunos casos, después que durante el período neoliberal se ejercitara la economía “científica”, el neoliberalismo salvaje, con libreto del Consenso de Washington, con aplicación disciplinada de las recetas de los organismos internacionales, con inspiración teórica de la Escuela de Chicago.
Si para John William Cooke, “el peronismo fue el hecho maldito del país burgués”, hoy podría extenderse el concepto sosteniendo  que el populismo es el fantasma que recorre la fragmentada nación latinoamericana y le arruina la digestión al poder continental.
El populismo desnuda a los intelectuales “progres”, a los pensadores superficiales, a los periodistas que se consideran fiscales y protagonistas. Los descoloca, los incomoda y como es tumultuoso, desordenado, poco convencional en las formas, se quedan con la anécdota que los perturba, mientras las transformaciones desaparecen de su ángulo de observación.
Para ejemplificar lo afirmado, tomaré los casos del escritor y periodista de la Nación Jorge Fernández Díaz, el escritor nicaragüense y ex vicepresidente de su país Sergio Ramírez y el español licenciado en filosofía Fernando Savater.

JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ 
Como escritor ha producido buenos libros como “Mamá. Una historia íntima”, “Fernández”, “La Logia de Cádiz”, “La hermandad del honor”, “Las mujeres más solas del mundo” entre otros.
Su exitosa carrera periodística transcurrió en lugares donde es difícil salir indemne: fue subdirector de dos productos de la abyecta editorial Atlántida: “Somos” y “Gente”; subdirector del diario Perfil en su primera etapa, que tiene como slogan “Periodismo Puro”; director de la revista Noticias de la misma editorial; secretario de redacción del diario La Nación; director de ADN (suplemento cultural del diario); y acaba de integrarse al equipo radial de Jorge Lanata en Radio Mitre, una de las patrullas del periodismo militante del grupo Clarín. Intenta ser equilibrado, pero con esa trayectoria y en esos medios su intento naufraga rápidamente. Su discurso moralista lo realiza desde las páginas ensangrentadas de La Nación. Hablar de republicanismo y división de poderes, de democracia y derechos humanos, de ética y moral desde “La tribuna de doctrina”, es como predicar la virginidad en un prostíbulo. En su columna editorial del domingo 6 de enero, bajo el título “Jugando a la revolución en democracia”, escribió: “Néstor Kirchner, en presencia del periodista Martín Granovsky, quiso un día ser didáctico y reveló con una mímica toda su estrategia. Fue cuando colocó el canto de su mano cerca del borde de la mesa larga de reuniones, en su despacho de la Casa Rosada. Escribe Granovsky: "¿Ves?, decía y movía la mano para adelante y para atrás. A la Argentina se la puede gobernar si uno se pone acá (el filo). Pero en el borde, ¿eh? Si te pasás y te caés del borde, eso no es democracia. O te caíste solo y te quedaste sin la gente. Ahora, si no trabajás en el borde no hacés nada. En este país para que las cosas mejoren un poquito más  hay que aplicar la misma energía que poníamos cuando pensábamos que íbamos a hacer la revolución".
Es interesante ese equilibrio, porque le permitió correr los límites de la política sin precipitarse en el autoritarismo. En cambio, este kirchnerismo de segunda generación, que quiere realizar con el peronismo muchos de los sueños que no pudo concretar a través del socialismo real, amenaza ahora ir por todo y cruzar esa línea que Kirchner cuidaba.
Esos nuevos revolucionarios de café viven en Puerto Madero y pululan por Palermo Hollywood. Debe de ser tan placentero posar como "revolucionario" kirchnerista en Honduras y Fitz Roy. Allí me cruzo siempre con funcionarios nacionales, orgullosos de encarnar sin riesgos la épica del pueblo peronista. Que está muy lejos de esas calles, hundido en sus trabajos mal pagos y luchando contra la inflación, o intentando vivir de la dádiva oficial. Pero los funcionarios son pobristas vintage y andan por Palermo sacando pecho y hablando de la revolución nacional. El otro día me detuve frente a un restaurante cuyo nombre sintetiza esa nueva tilinguería kirchnerista. "Chori and Wine", se llamaba. ¿No es precioso? ¿No es al cristinato lo que la "pizza con champán" fue para el menemismo?
Para los militantes del "chori and wine" la palabra "republicano", por la que murió mi abuelo en la Guerra Civil Española, resulta vomitiva, sinónimo de despreciable, de contrarrevolucionario, de decadente. La influencia de Laclau y de su esposa Chantal Mouffe, quienes recomiendan "latinoamericanizar Europa" para salvarla y erigen desde Londres a Venezuela como modelo mundial, sólo sirvió para certificar académicamente un giro antidemocrático. Ese giro se hace en nombre de la política, pero en realidad viene a devaluarla. Puesto que no puede concebirse una política que no prevea alternancia, discusión interna, negociación y parlamentarismo en serio. Ese sistema no es político sino hegemónico. "Un sistema hegemónico de dominación", como describía al PRI Octavio Paz. El populismo llega precisamente para destruir a la política y quitarle todo poder simbólico y concreto. Donde un líder único tiene el monopolio del poder no hay política: hay obediencia y militantismo seudorreligioso.”
Intentar ser progresista y republicano desde un puesto jerárquico en el diario que apoyó todos los golpes de estado, que fue cómplice del terrorismo estatal, cuyo fundador es el perpetrador del genocidio paraguayo y del asesinato de caudillos populares, el diario que canjeó negocios por silencio y es un deudor impositivo del Estado, es mucho más contrastante que “esos nuevos revolucionarios de café viven en Puerto Madero y pululan por Palermo Hollywood.”
El populismo en la medida que intenta un desarrollo capitalista con mejoría sustancial de la distribución del ingreso, con legislación social protectora para los sectores populares, con limitaciones del mercado por una presencia mucho más activa y potente del Estado, con política exterior soberana, con recuperación de resortes  fundamentales de la economía, pone a la política en primer plano. En la medida que afecta intereses, divide a la sociedad y la politiza. Donde Fernández Díaz ve destrucción porque no se respeta la hipocresía de los falsos diálogos y consensos, hay un reverdecer de la política.
Sus protagonistas suelen ser contradictorios, como los actores de  todos los procesos históricos tumultuosos.
Las instituciones que invocan los que nunca la han respetado,  no son otra cosa que la cristalización de una relación de fuerzas en un momento dado. Todo proceso de cambio implica que las mismas reflejen la nueva relación de fuerzas. Sólo en sociedades en que un sector de la misma ha obtenido un triunfo definitivo y tiene un proyecto que incluye a la mayoría, han cristalizado las instituciones y las mismas no se discuten. No es el caso de nuestro país donde hay un equilibrio inestable entre dos modelos en pugna, uno de los cuales es el que defiende La Nación, vinculado al modelo primario exportador  prolongado en el de rentabilidad financiera que impusieron la dictadura y el menemismo, prolongado en el gobierno de la Alianza.   
Cuando Kirchner sostenía: “Ahora, si no trabajás en el borde no hacés nada.”, significa la posibilidad de ir a lo máximo posible conforme a la relación de fuerzas  de un proyecto reformista que no es una revolución pero que es vivido como tal por los medios donde trabaja Fernández Díaz y que insólitamente éste parece no darse cuenta, o simula hacerlo para no tener que confrontar el discurso con la tribuna cloacal desde donde lo hace.  El periodista mitrista señala las limitaciones del kirchnerismo, lo corre por izquierda, mientras que cada línea editorial del diario o la radio se opone a todas las medidas transformadoras. Cumple así Fernández Díaz el pretendido papel de ser la izquierda del diario centenario, el equivalente al policía bueno de un interrogatorio ilegal, al oxímoron de pretender ser algo así como el ala “progresista” del “Tea Party” norteamericano.
Claro que hay farsantes e impostores dentro del kirchnerismo, pero a pesar de ello la Argentina de hoy es muy diferente a la que La Nación apoyó y que implosionó en el 2001.
Y si esa transformación fuera insustancial, como intenta explicar el improvisado analista, su empleador estaría apoyando al gobierno y no oponiéndose diariamente en forma pertinaz.
Los columnistas estrellas de La Nación hablan impúdicamente de ser medios independientes, como contrapartida profesional del periodismo militante. No hay periodismo más militante que el de La Nación a lo largo de sus 143 años, al punto tal que uno de sus directivos Claudio Escribano llegó, el 5 de mayo del 2003, a proponerle  una serie de medidas al presidente  Néstor Kirchner, que aún no había asumido, bajo el ultimátum que de no cumplirlo, la Argentina se habría dado un presidente por un año. Nunca leí que el periodista “independiente” Fernández Díaz se pronunciara sobre esta exteriorización de periodismo profesional e independiente. Y es interesante consignar que el santacruceño no aceptó ninguna de las imposiciones e hizo lo contrario.         
Como un mal prestidigitador Fernández Díaz traslada el escenario a la Guerra Civil Española y confunde los tantos. Aunque las comparaciones son cuestionables, las posiciones del kirchnerismo hoy y del peronismo histórico ayer, estaban mucho más cerca de las medidas adoptadas por la República Española que de la propuesta monárquica de Franco.
Tendenciosamente o tal vez más grave por ignorancia, escribe: “Los nacionalistas se decían a sí mismo "nacionales". Los "nacionales" vencieron con las armas a los "republicanos", e impusieron un sistema despótico con un líder absoluto. En la Argentina no estamos en presencia de un franquismo izquierdista, ni de una dictadura militar. Pero las ideas fuerza que chocan no son, al fin de cuentas, tan distintas. No importa si ahora los ropajes son progresistas o marketineramente izquierdosos; cuando se lleva el concepto "nacional" hasta las últimas consecuencias, cuando "se va por todo", la República pierde como en la guerra.”
Nada hay de común entre los republicanos españoles y la bandera de “la república en peligro” enarbolada por los que la han violado sistemáticamente.
Escribe el autor de Mamá: “La palabra "republicano", por la que murió mi abuelo en la Guerra Civil Española, resulta vomitiva, sinónimo de despreciable, de contrarrevolucionario, de decadente.” Tiene razón Fernández Díaz, pero con una pequeña aclaración: dicha expresión resulta despreciable enarbolada por medios y protagonistas políticos que sólo la recuerdan cuando las mayorías populares tienen un  gobierno que las representen.
Es posible que al editorialista de La Nación haya proyectado en otro periodista que no menciona, un espejo en el que se encuentra reflejado, cuando dice: “Un periodista sin preparación política”.

SERGIO RAMÍREZ

El ex vicepresidente de la revolución sandinista, autor entre otras novelas de “¿ Te dio miedo la sangre?” y “Margarita, está linda la mar”,  reconvertido en columnista de La Nación de los días sábados, escribió el 13 de enero: “Donde discrepo con el presidente Mujica, a quien admiro, es en su juicio acerca del origen del caudillismo que se basa en el apoyo de las fuerzas armadas y de las masas populares. Ese tipo de caudillismo no nació en el Caribe revuelto, sino muy cerca de Uruguay, al otro lado del río de la Plata, en la Argentina, con el advenimiento de la figura del general Juan Domingo Perón, quien empieza a escalar posiciones de poder a raíz del golpe de Estado de 1943, cuando convirtió una oscura dependencia, el departamento de Trabajo, en su plataforma populista para alcanzar su primera presidencia en 1946.
Las historias del general Perón y del coronel Chávez son muy parecidas. Conspiraciones dentro del ejército, golpes de Estado, contragolpes, uno y otro prisioneros, uno y otro sacados de la cárcel en medio del fervor popular, elecciones y reelecciones; pero este artículo no trata de sus vidas paralelas, sino del fenómeno del caudillismo populista, que nació en el Cono Sur y no en las tradicionales repúblicas bananeras del Caribe, donde, claro, hubo en los años de la Guerra Fría, y desde antes, numerosas dictaduras, pero los caudillos eran de otro corte, Trujillo, Somoza, Batista, Pérez Jiménez. Era una fauna de "hombres fuertes", según el eufemismo escogido entonces por la prensa de los Estados Unidos para nombrarlos, que no escatimaban la represión más violenta, asesinatos, cárcel, tortura, mientras Washington miraba hacia otro lado. Todos provenían de golpes de Estado, y gozaban del apoyo de las fuerzas armadas, pero no tenían arraigo en las masas, como Perón, y tampoco gobernaban con la mano abierta para repartir dádivas, techos de lámina, bonos a los empleados públicos, paquetes de alimentos, máquinas de coser, bicicletas, sillas de ruedas, juguetes a los niños, vestidos de primera comunión, una manera espuria de lograr la adhesión popular, que con el tiempo llega a rendir óptimos frutos.”
Un poco más adelante y exhibiendo un desconocimiento inconcebible en quien protagonizó un proceso revolucionario consignó: “La dádiva, como fundamento social y psicológico del populismo, la inventó Perón junto con su esposa, Evita, en una Argentina entonces dueña de recursos cuantiosos, con las reservas en oro más altas del mundo……..”
El peronismo histórico ha sido el populismo que llegó más lejos en sus transformaciones. Sus avances en salud se anticiparon en más de una década a lo que hizo más tarde Cuba. La legislación laboral, la dignidad concedida a los trabajadores, su participación nunca igualada en la distribución del ingreso, la política exterior soberana, la recuperación de los resortes básicos de la economía, no fueron dádivas sino expresiones concretas de una política revolucionaria en el marco de un nacionalismo burgués.
La nota concluye con un acierto que es al mismo tiempo una medida de su incomprensión de los populismos latinoamericanos: “Pero el peronismo como tal, esa extraña amalgama de concurrencias ideológicas y sentimentales, y no pocas veces esotéricas y religiosas, una devoción que se hereda de padres a hijos, sigue vivo, como sin duda seguirá vivo por muchos años el chavismo, mientras haya quien recuerde quién le regaló su primera bicicleta o su vestido de primera comunión.”
Obviamente los necios e insensibles que nunca tuvieron necesidades ni sufrieron hambre, no podrán comprender que aquellos que jamás tuvieron nada y ni siquiera recibían las migajas del festín de los poderosos, mantengan indeleble su agradecimiento eterno hacia quienes lo reconocieron y en el marco de políticas de reparación social recibieron “su primera bicicleta o su vestido de primera comunión”.

FERNANDO SAVATER
Prolífico autor, tuvo su cuarto de hora en nuestro país durante el menemismo. Es una mezcla potenciada y  muy mejorada  de Jorge Bucay y Alejandro Rozichner. En esos años tuvieron inserción sus libros “Etica para Amador” y “Política para Amador”.
En Clarín del 6 de enero y bajo el título de  “El populismo es una caricatura de la democracia” escribió: Algunos han dicho –yo, sin ir más lejos- que el populismo es la democracia de los ignorantes: añadamos, para ser justos, que es también la democracia de los decepcionados .”
“El populismo es el sueño de una democracia sin trabas ni remilgos, un sistema instantáneo en el que la voluntad generosa y solidaria del pueblo se realizase sin interferencias. Pero lo malo es que precisamente son las trabas (es decir, los procedimientos, garantías y contrapoderes) los que constituyen la democracia, mientras que la pretensión de que hay una sola voluntad popular (y que por tanto lo que piense cada ciudadano es irrelevante o nocivo salvo que coincida con ella) es la negación misma del sistema democrático.”
“Actualmente las instituciones democráticas dejan insatisfechos a los ciudadanos en bastantes países europeos y por tanto el populismo gana terreno en ellos, como viene ocurriendo una y otra vez en América latina.”
Savater no crítica al populismo real sino que lo caricaturiza para luego embestir contra su falsificada caracterización.
Por eso afirma: “…pretensión de que hay una sola voluntad popular (y que por tanto lo que piense cada ciudadano es irrelevante o nocivo salvo que coincida con ella) es la negación misma del sistema democrático.” Al español le resulta incomprensible el concepto de soberanía popular.
Como si fuera un gurú económico sostiene: “Mientras continúe el desasosiego laboral y los recortes en servicios públicos, la tentación populista seguirá activa. Y los ciudadanos tendremos que acostumbrarnos a vivir en peores condiciones políticas.”
Irreductible a comprender lo que sucede en su propio país, parece adherir a las políticas -no precisamente populistas- que han llevado a la actual situación dramática con record de desocupados.

EL POPULISMO DESNUDA A LOS INTELECTUALES DEL SISTEMA
El progresismo de ciertos intelectuales queda desnudo ante las políticas populistas y no hay fotoshop que mejore su imagen en el espejo.  Dos frases reflejan su anorexia intelectual: una es la de Williams James, el hermano de Henry, autor éste último, entre otras obras importantes de “Otra vuelta de tuerca” y “Las bostonianas”: "Un gran número de personas imaginan que están pensando, cuando no hacen más que reordenar sus prejuicios."
Otra es la del escritor italiano Cesare Pavese: “Hay momentos en la historia que los que saben escribir no tienen nada que decir y los que tienen algo que decir no saben escribir”



13-01-2013
Hugo Presman. Para publicar citar fuentes. Todos los derechos reservados.